Guerra de Iquicha (1825-1828) para niños
La Guerra de Iquicha fue un conflicto que ocurrió en Perú entre 1825 y 1828. Enfrentó al ejército de la recién formada República del Perú contra un grupo de indígenas y campesinos de la región de Huanta, conocidos como los iquichanos.
Los iquichanos defendían la idea de un gobierno basado en la monarquía, similar al que existía bajo el Imperio español. Creían que este sistema protegía sus costumbres y leyes tradicionales. No estaban de acuerdo con las nuevas ideas de la República, que consideraban que no respetaban sus instituciones y que eran demasiado centralistas. También veían esta lucha como una defensa de su fe católica frente a las nuevas ideas republicanas.
Datos para niños Guerra de Iquicha |
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Parte de Independencia de Perú | ||||
![]() Mapa de la Intendencia de Huamanga.
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Fecha | Marzo de 1825-junio de 1828 | |||
Lugar | Intendencia de Huamanga | |||
Resultado | Victoria republicana | |||
Combatientes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Contenido
¿Por qué ocurrió la Guerra de Iquicha?
La situación en Huanta
Huanta era una región con muchos habitantes indígenas y también personas de origen español. Aunque había diferencias, existía un equilibrio entre ellos. Las comunidades indígenas eran lideradas por sus curacas (jefes), quienes eran leales a la monarquía.
Se estima que en las comunidades rebeldes de Iquicha había entre 10,000 y 30,000 indígenas dispuestos a luchar. Algunos historiadores creen que los iquichanos eran parte de los chancas, un grupo antiguo que atacó Cuzco en el pasado.
Líderes de la rebelión
Los principales líderes de esta rebelión eran comerciantes y arrieros, no caciques. El más importante fue Antonio Huachaca, un arriero que no sabía leer ni escribir, pero era muy querido en su comunidad. Conocía bien los caminos y tenía muchos contactos.
Huachaca había servido en el ejército realista y llegó a ser general. Se destacó en 1814 al defender Huanta contra los rebeldes de Cuzco. Otros líderes fueron Tadeo Chocce, Nicolás Soregui, Francisco Lanche y Prudencio Huachaca (hermano de Antonio). También hubo sacerdotes que se unieron a la lucha.
Apoyo a la monarquía y la república
Durante la rebelión de Túpac Amaru II (1780-1783), los indígenas de Huanta ayudaron a las autoridades españolas a detenerla. Décadas después, en la rebelión de Cuzco (1814-1815), Huanta se mantuvo leal a la monarquía española.
Con el tiempo, Huanta se convirtió en un centro de apoyo a la monarquía, mientras que Huamanga (hoy Ayacucho) apoyaba a la República. Ambas ciudades eran muy importantes para las comunicaciones. Después de la independencia, Huamanga fue renombrada Ayacucho en honor a la victoria final sobre los realistas.
Razones del levantamiento
Los campesinos de Huanta, que cultivaban principalmente coca, no se vieron muy afectados por la guerra de independencia al principio. Algunas fuentes dicen que nunca pagaron impuestos y por eso apoyaron a la Corona española.
Después de la independencia, el nuevo gobierno republicano impuso un impuesto de 50,000 pesos a Huanta por haber apoyado a los monárquicos. Esto causó una crisis económica. Además, el liberalismo económico amenazaba las tierras comunales de los indígenas, lo que afectaba su forma de vida. El tributo colonial, que se había eliminado por un tiempo, fue restablecido en 1826.
Muchos opositores al nuevo sistema republicano, incluyendo españoles y soldados realistas, se refugiaron en Iquicha. También había peruanos que temían quedar bajo el control de la República de la Gran Colombia. Finalmente, la figura del rey era vista como un "Inca Católico" al que se debía lealtad. Los rebeldes de Huanta querían "expulsar a los opresores, rechazar el tributo y defender la religión católica".
El ejército rebelde
Cómo se organizaron
El movimiento rebelde estaba formado por arrieros, sacerdotes, campesinos y hacendados locales, con el apoyo de soldados y comerciantes españoles. Antonio Huachaca fue nombrado "Gran Jefe de la División Restauradora de la Ley". Su ejército intentó organizarse como el antiguo Ejército Real del Perú.
Su caballería era numerosa y usaba lanzas, hondas y boleadoras. Se llamaban los Lanceros de Santiago. Su infantería tenía pocos fusiles, pero usaban porras y otras armas tradicionales.
Número de combatientes
Se estima que entre 2,000 y 3,000 combatientes, en su mayoría indígenas, participaron en los ataques. Algunas fuentes mencionan cifras más altas, como 4,000 o incluso 15,000 indígenas. En 1821, Huanta había aportado 4,000 reclutas al ejército monárquico.
Años después, en la guerra civil de 1834, los iquichanos movilizaron 4,000 combatientes, lo que demuestra su capacidad de organización.
Comportamiento en la guerra
Se dice que el ejército iquichano trató de evitar daños a la población civil y se enfocó en combatir solo a los soldados. No saqueaban propiedades ni incendiaban pueblos, solo quemaban edificios que servían como cuarteles. Sin embargo, las tropas republicanas, llamadas "Pacificadores", fueron mucho más violentas, masacrando indígenas y fusilando prisioneros.
El conflicto
Primeros levantamientos
Los primeros levantamientos ocurrieron en marzo y diciembre de 1825, pero fueron rápidamente controlados por el ejército patriota. En ese momento, Perú vivía un caos político debido al descontento con el gobierno de Bolívar. Esto permitió a los campesinos de las punas (tierras altas) organizarse mejor.
Segunda rebelión
En enero de 1826, los indígenas se levantaron contra el cobro de impuestos a la coca. Ellos mismos organizaron su propio sistema de impuestos para financiar la rebelión. El 5 de junio, los rebeldes asaltaron Huanta, quemando el cabildo y otros edificios.
El 6 de julio, dos regimientos del ejército republicano se unieron a los rebeldes e intentaron tomar Ayacucho, pero fueron rechazados. El general Andrés de Santa Cruz viajó a Ayacucho para reprimir la rebelión. La represión fue muy dura, con ejecuciones, maltratos a mujeres, fusilamientos y quema de pueblos.
Tercera rebelión
Batalla de Huanta (1827)
Un tercer levantamiento comenzó en octubre de 1827. El 12 de noviembre, unos 1,500 indígenas atacaron Huanta. La guarnición republicana, de 175 soldados, sufrió bajas y tuvo que huir a Ayacucho. Los rebeldes quemaron el cuartel principal. Durante unos días hubo negociaciones, pero no llegaron a un acuerdo.
Huachaca estableció un tipo de gobierno en Huanta, organizando trabajos para reparar puentes y caminos, y cobrando impuestos.
Batalla de Ayacucho (1827)
El 29 de noviembre, los iquichanos atacaron Ayacucho. La defensa estaba a cargo del general Domingo Tristán y Moscoso, con unos 100 a 150 soldados y cañones. También se unieron milicias de la ciudad y grupos de morochucos.
Los iquichanos fueron derrotados y perseguidos. Sufrieron entre 200 y 300 muertos y muchos prisioneros, mientras que los defensores no tuvieron bajas. Esta derrota fue decisiva para los rebeldes, que no lograron tomar la ciudad. Su plan era cortar las comunicaciones entre Cuzco y Lima y esperar refuerzos de España.
Poco después, el 12 de diciembre, las tropas republicanas recuperaron Huanta.
Campaña de Pacificación
Después de la derrota, el general Francisco de Paula Otero dirigió una campaña de "pacificación" en las punas, que fue muy violenta. Las tropas republicanas saquearon casas e incluso iglesias.
Los iquichanos se refugiaron en las cumbres andinas, que usaron como fortalezas. El ejército republicano envió 1,200 soldados, pero el terreno difícil y la falta de recursos los afectaron. Los rebeldes usaban "galgas" (grandes rocas) que arrojaban desde las alturas.
Hubo combates feroces, como el de Combate de Uchuraccay el 25 de marzo de 1828, donde murieron 21 guerrilleros, incluyendo el hermano de Huachaca, Prudencio. Como no lograron capturar a Antonio Huachaca, el ejército tomó prisioneros a su esposa e hijos.
El último combate importante fue en Ccano en mayo de 1828, donde los rebeldes fueron derrotados. El 8 de junio, la mayoría de los líderes realistas fueron capturados y fusilados. La guerra terminó.
Huachaca se refugió en las selvas del Apurímac. Las campañas de castigo continuaron en 1829. La falta de control del gobierno sobre las selvas permitió a los guerrilleros resistir por años.
Consecuencias
Antonio Huachaca siguió viviendo como fugitivo. En 1834, apoyó al político Luis José de Orbegoso en otra guerra civil, y las fuerzas iquichanas lograron tomar Huanta y Ayacucho. En 1838, apoyó a la Confederación Perú-Boliviana, que veía como una continuación del Imperio español.
Los habitantes de Huanta mantuvieron su espíritu de lucha. La paz llegó el 15 de noviembre de 1839 con el convenio de Yanallay. El término "iquichano" se convirtió en un símbolo de orgullo para la región.
La guerra también dejó lecciones para el gobierno peruano, que entendió la necesidad de mantener un ejército fuerte para asegurar el orden.
¿Cómo se interpreta esta guerra hoy?
Algunos historiadores comparan la Guerra de Iquicha con otras resistencias campesinas en la historia, como las de Francia. Se ha debatido mucho sobre las razones de los iquichanos.
Al principio, algunos historiadores pensaban que los indígenas eran "ignorantes" y se oponían al progreso. Sin embargo, estudios más recientes, como los de Cecilia Méndez, sugieren que los campesinos de Huanta actuaron por sus propias motivaciones y buscaban defender un proyecto político que consideraban bueno para su comunidad. No eran personas pasivas, sino que tenían conciencia de lo que hacían.
Se discute si su apoyo a la monarquía era una convicción profunda o una forma de proteger sus intereses locales. Algunos creen que era más un rechazo a la República del Perú que un apoyo incondicional a la monarquía española.
En resumen, la Guerra de Iquicha fue un conflicto complejo donde los indígenas y campesinos de Huanta lucharon por sus tradiciones, su fe y sus derechos, frente a un nuevo gobierno republicano que percibían como una amenaza a su forma de vida.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Iquicha War of 1825–1828 Facts for Kids