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Diáspora sefardí para niños

Enciclopedia para niños

La diáspora sefardí se refiere a la dispersión de los judíos que fueron expulsados de España en 1492. Esta orden fue dada por los Reyes Católicos. Los judíos llamaban a la península ibérica "Sefarad", un nombre bíblico. Por eso, a los judíos de España se les conoce como sefardíes.

Además de su religión, los sefardíes mantuvieron muchas de sus costumbres españolas. También conservaron su idioma, el judeoespañol. Esta lengua proviene del castellano que se hablaba en el siglo XV. Los sefardíes siempre recordaron la tierra de sus antepasados. Sentían una mezcla de tristeza por lo ocurrido en 1492 y nostalgia por la patria que perdieron.

Al principio, la mayoría de los judíos expulsados se establecieron en el norte de África. Otros fueron a reinos cristianos cercanos, como Portugal, Navarra o los estados italianos. De Navarra fueron expulsados en 1498 y muchos se mudaron cerca de Bayona. Los que fueron a Portugal fueron obligados a cambiar de religión en 1497. Muchos de ellos terminaron en el norte de Europa, especialmente en los Países Bajos. Finalmente, la mayoría de los sefardíes se fueron a vivir a los territorios del Imperio otomano. Estos incluían los Balcanes y Oriente Próximo, después de haber pasado por Italia.

La expulsión de los judíos de España

Archivo:Alhambra Decree
Copia sellada del Edicto de Granada.

El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos firmaron el Edicto de Granada. Esto ocurrió poco después de terminar la guerra de Granada. Con esta guerra, el último reino musulmán de la península ibérica llegó a su fin. El decreto de expulsión de los judíos se hizo público a finales de abril.

La idea de la expulsión vino de la Inquisición española. El inquisidor general Tomás de Torquemada fue el encargado de redactar el decreto. Se dio un plazo de cuatro meses, hasta el 10 de agosto. Los judíos debían abandonar definitivamente la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. El decreto decía: "acordamos de mandar salir todos los judíos y judías de nuestros reinos y que jamás tornen ni vuelvan a ellos ni alguno de ellos".

Aunque el edicto no mencionaba la conversión, esta opción estaba implícita. Muchos judíos se bautizaron durante ese tiempo. Especialmente los más ricos y cultos, y la mayoría de los rabinos. Los judíos que no quisieron convertirse tuvieron que irse al exilio. Las condiciones eran muy difíciles. Tuvieron que vender sus bienes rápidamente y por precios muy bajos. No podían llevar oro ni plata fuera del reino. Los banqueros les cobraban intereses muy altos por las letras de cambio. También tuvieron problemas para recuperar el dinero que habían prestado a cristianos. Además, debían pagar todos los gastos de su viaje.

El decreto explicaba que la razón de la expulsión era que los judíos influían en los conversos. Se decía que los animaban a volver a sus antiguas prácticas religiosas. El texto decía: "Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la santa fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos".

Archivo:Expulsión judíos
Mapa de las expulsiones de judíos en Europa entre 1100 y 1600

Los historiadores han investigado si hubo otras razones para la expulsión. Se cree que la expulsión en España fue parte de una tendencia europea. Otros grandes estados ya habían expulsado a los judíos antes. Por ejemplo, Inglaterra en 1290 y Francia en 1394. El objetivo era lograr la unidad de fe en sus territorios. Esto significaba que los habitantes debían tener la misma religión que su gobernante.

Según Joseph Pérez, los reyes pensaron que la expulsión animaría a los judíos a convertirse. Creían que así el judaísmo desaparecería poco a poco. Pero se equivocaron. Una gran parte de los judíos prefirió irse. A pesar de los sacrificios y dificultades, se mantuvieron fieles a su fe. Rechazaron la opción de asimilarse.

Archivo:Jaén - Menorá de la Plaza de los Huérfanos K01
Menorá en Jaén, en homenaje a la diáspora sefardí.

El número exacto de judíos expulsados es un tema de debate. Las cifras varían entre 45.000 y 350.000. Sin embargo, las investigaciones más recientes, según Joseph Pérez, sugieren que fueron alrededor de 50.000. Esto incluye a miles de judíos que regresaron después de sufrir maltrato en algunos lugares de acogida, como Fez. Julio Valdeón estima la cifra entre 70.000 y 100.000. De estos, entre 50.000 y 80.000 eran de la Corona de Castilla.

La situación de los que regresaron se normalizó con una orden del 10 de noviembre de 1492. Esta orden establecía que las autoridades debían ser testigos de su bautismo. Si ya se habían bautizado antes de volver, se pedían pruebas. También pudieron recuperar sus bienes por el mismo precio al que los habían vendido. Hay registros de retornos hasta al menos 1499. Además, una orden del 24 de octubre de 1493 impuso castigos severos a quienes insultaran a estos nuevos cristianos.

Los sefardíes en Europa occidental

Reino de Navarra

Al principio, muchos judíos expulsados de la Corona de Castilla y Corona de Aragón fueron a los reinos vecinos. Estos eran Navarra, Francia y Portugal. Pero en 1498, el rey de Navarra decidió expulsarlos. Parece que fue presionado por los Reyes Católicos. Los que no se convirtieron cruzaron los Pirineos. Se establecieron en Bayona, Bidache, La Bastide-Clairence y Peyrehorade. Hubo pocos juicios de la Inquisición contra los conversos en Navarra. Esto sugiere que los judíos conversos de Navarra se integraron completamente.

Reino de Francia

En Bayona se formó una comunidad sefardí importante. Se ubicó en el barrio del Espíritu Santo, en la orilla derecha del río Adour. Las autoridades no les permitieron vivir dentro de la ciudad. La comunidad estaba formada por judíos expulsados de Navarra, Castilla y Aragón. También llegaron a Bayona judíos de origen portugués que huían de la persecución. Una vez allí, muchos de ellos volvían a practicar su fe judía.

Desde Bayona, muchos judíos se fueron a Burdeos. Esta era una ciudad con mucho comercio. Para poder vivir allí, se hacían pasar por católicos. Pero en secreto, seguían practicando su fe judía. Tenían sus lugares de culto en casas privadas. Las autoridades lo sabían, pero lo permitían. En 1550, el rey Enrique II de Francia les dio a estos judíos los mismos derechos que otros comerciantes extranjeros. Estos judíos también se establecieron en otros puertos franceses como La Rochelle, Nantes y Rouen. Las autoridades los toleraban mientras fingieran ser cristianos.

Reino de Portugal

Archivo:Massacre de lisboa
Grabado alemán sobre un evento en Lisboa de 1506.

El rey Juan II de Portugal pidió un pago a los judíos que llegaban de Castilla. Eran ocho ducados por persona, incluyendo niños, para poder quedarse. Sin embargo, este pago no los protegió de malos tratos. Algunos se fueron al reino de Fez en el norte de África. Allí les fue aún peor, y algunos regresaron a Castilla y se bautizaron.

El sucesor de Juan II, Manuel I, les dio a elegir en 1497. Podían bautizarse o ser expulsados. Pero les puso tantas dificultades para irse que la mayoría no tuvo más remedio que convertirse. Así surgió el fenómeno de los judíos portugueses que fingían ser cristianos. Como la Inquisición portuguesa no se estableció hasta 1536, muchos pudieron seguir practicando su antigua religión en secreto. También mantuvieron el castellano como su idioma familiar. Al mismo tiempo, aprovechaban las ventajas de ser cristianos para acceder a ciertos trabajos y beneficios. Algunos se hicieron ricos, lo que causó el odio de la gente. Esto se vio en un evento en Lisboa en 1506. Hubo ataques, saqueos y casi cuatro mil personas perdieron la vida.

Estados italianos

Archivo:Scola spagnola (Venice)
"Scola spagnola" ('Sinagoga española') en el gueto de Venecia (siglo XVIII)

Otro de los primeros destinos de los judíos expulsados fue Italia. Al Reino de Nápoles llegó un grupo de judíos. Entre ellos estaba Isaac Abravanel, uno de los pocos judíos ricos que no se convirtió. Encontraron protección del rey Ferrante. Pero cuando el reino pasó a manos de Fernando el Católico, fueron expulsados en 1510. La excusa fue que propagaban enfermedades. Entonces buscaron refugio en Roma. Allí pudieron vivir pagando altos impuestos. Había un lugar de culto para los sefardíes en el Trastévere. Pero en 1559, Pablo IV, que no quería a los judíos, comenzó las persecuciones. En 1569, Pío V ordenó la expulsión de todos los judíos de los Estados Pontificios. Sin embargo, hay indicios de que algunos judíos se quedaron en Nápoles y Roma después de las expulsiones.

Los judíos expulsados de Roma y Nápoles encontraron refugio más al norte. Fueron al ducado de Ferrara y a la República de Venecia. En Ferrara ya había una comunidad sefardí. Estaba formada por unas veinte familias de judíos expulsados en 1492. Habían conseguido la protección de los duques. La única condición era que no practicaran préstamos con intereses muy altos. Así, la comunidad sefardí de Ferrara se hizo muy próspera. Pero la presión de otros estados italianos casi la hizo desaparecer. En 1581, se denunció la presencia de judíos conversos que habían abandonado su nueva fe. La Inquisición romana intervino y hubo castigos severos. Entonces, la única comunidad judía próspera en Italia era la de Venecia.

En la República de Venecia, los judíos fueron obligados a vivir en un barrio separado. Este barrio se llamaba ghetto. Desde entonces, la palabra gueto se usa para referirse a los barrios donde se recluía a los judíos. También debían usar ropa que los identificara. Pagaban impuestos muy altos y no podían comprar propiedades. No podían prestar dinero con un interés superior al 12 por ciento. Además, no podían ejercer ciertos oficios. Varias veces se intentó expulsarlos, pero los judíos de Venecia siempre encontraron la manera de regresar. En el novissimo ghetto, uno de los tres que tuvo la ciudad, vivían probablemente los judíos sefardíes.

Países Bajos

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Pintura del interior de la sinagoga portuguesa de Ámsterdam de Emanuel de Witte (hacia 1680)

Al principio, los sefardíes no fueron al norte de Europa. Pero en la primera mitad del siglo XVI, algunos se establecieron en los Países Bajos. Primero en Amberes y, después de la rebelión contra Felipe II, en Ámsterdam. Allí también llegaron judíos de origen portugués que querían dejar de fingir que eran cristianos. Aprovecharon la libertad religiosa que había en los Países Bajos del norte.

En 1619, el consejo de la ciudad de Ámsterdam dio un paso importante. Autorizó formalmente a los judíos a trabajar, vivir y practicar libremente su religión. La única condición era que no atacaran la religión cristiana. A partir de ese momento, el número de judíos creció. Hacia 1650, ya eran unos dos mil. Veinte años después, comenzaron a construir la gran sinagoga portuguesa de Ámsterdam. Se terminó en 1675. Así, Ámsterdam se convirtió en el centro más importante de los sefardíes de Europa Occidental. Mantenía contacto con todas las comunidades judías de Europa. Se la consideraba la Jerusalén holandesa. Su fama llegó incluso a América.

El Magreb

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Sinagoga Ibn Danan de Fez (Marruecos, siglo XVII)

Los judíos que salieron de Cádiz en 1492 fueron llevados al otro lado del estrecho de Gibraltar. Allí ya vivían judíos de origen español que habían emigrado antes. A ellos se sumaron otros que venían de Portugal. Pero en general, en Marruecos, y especialmente en el reino de Fez, sufrieron muchos problemas. Fueron despojados de sus bienes, no solo por los musulmanes, sino también por judíos locales. Para algunos, los problemas empezaron durante el viaje en barco. Una crónica judía del siglo XVI cuenta: "Embarcaron confiadamente y se pusieron en marcha. Cuando estaban en camino, se sublevaron los marineros contra ellos, los despojaron, los ataron con cuerdas, maltrataron a sus mujeres a la vista de ellos y no hubo quien los salvara en el día de la cólera divina".

Ante estas dificultades, algunos decidieron regresar y bautizarse. Otros, a pesar de todo, decidieron quedarse en Marruecos. Formaron comunidades judías en las ciudades. Algunas de estas comunidades sobrevivieron hasta el siglo XX. En Fez, en el siglo XVI, había dos comunidades sefardíes, con unos mil miembros cada una. Allí pudieron practicar su religión libremente. Algunos se hicieron ricos con el cobro de impuestos y el comercio. Pero, según Joseph Pérez, siempre a cambio de discriminación y, a veces, persecuciones.

Otro lugar del Magreb al que fueron los judíos expulsados fue Argel. Desde 1516, Argel estuvo bajo la protección del Imperio Otomano. Allí formaron una comunidad próspera. Sin embargo, sufrieron el desprecio de los habitantes locales y de los turcos. A veces los llamaban "perros judíos". También eran despreciados por los cautivos cristianos debido a su participación en actividades marítimas de captura de barcos. Algunos judíos se convirtieron al islam para evitar estos problemas, pero siguieron practicando su fe judía en privado. Por otro lado, los frailes españoles que viajaban a Argel para liberar cautivos se alojaban en casas de judíos sefardíes. Probablemente porque hablaban castellano y árabe, lo que los hacía buenos intérpretes en las negociaciones.

También se establecieron en Orán. Pero esta ciudad fue conquistada por la Monarquía Hispánica en 1509. Sin embargo, la pequeña comunidad judía que vivía allí fue respetada. En 1512, el propio rey Fernando el Católico, que había ordenado su expulsión, pidió su ayuda. Quería que sirvieran de enlace e intérpretes con los musulmanes de Tremecén. La comunidad judía de Orán creció y se hizo importante durante el siglo XVI. A finales de siglo, tenían su lugar de culto, escuela y todo lo necesario para practicar su religión.

En el siglo XVII, Jacob Cansino, un miembro destacado de la comunidad judía de Orán, viajó a Madrid. Allí vivió mucho tiempo y se reunió con el conde-duque de Olivares. Le sirvió de intérprete de árabe. En 1669, la regente Mariana de Austria aceptó la propuesta de expulsar a los judíos de Orán. El gobernador de Orán, el marqués de los Vélez, argumentó que había conflictos por la hostilidad de los cristianos hacia la comunidad judía. Esta comunidad era relativamente grande, con unos quinientos judíos en una ciudad de seis mil habitantes. Tenían su lugar de culto y su escuela. El marqués también los acusó de ser poco confiables. Los judíos de Orán se embarcaron en un barco que los llevó a Liorna, donde ya existía una importante comunidad judía.

Imperio Otomano

Archivo:Jewottoman
Judío otomano (1779)

El Imperio Otomano fue el único gran estado que recibió bien a los judíos sefardíes. La mayoría llegó a los Balcanes y a Oriente Medio pasando por Italia. Se dice que el sultán Bayaceto II ordenó a los gobernadores que los recibieran bien. También se dice que facilitaran su establecimiento. Sin embargo, el documento que lo prueba no se ha encontrado. Pero sí se sabe que en 1501 ordenó que no se impidiera la entrada de judíos ricos de Italia.

Esta política fue continuada por Solimán el Magnífico (1520-1566). A él, o a su antecesor Bayaceto II, se le atribuye una frase sobre Fernando el Católico: "¿A este le llamáis rey político que empobrece sus estados para enriquecer los míos?". A un enviado de Carlos V, el sultán Solimán le dijo que "se maravillaba que hubiesen echado los judíos de Castilla, pues era echar la riqueza".

Los sefardíes encontraron en el Imperio Otomano "una segunda patria". Allí, aunque a veces sufrían malos tratos y altos impuestos, y eran menospreciados por los turcos, pudieron practicar su religión. Esto fue posible gracias a la tolerancia de los turcos en asuntos de creencias. Muchos pudieron vivir cómodamente. Se les permitía tener personas en servidumbre, lo cual no era común en esas tierras. Las comunidades más importantes fueron las de Estambul, con más de 150.000 sefardíes hacia 1600, y Salónica, llamada por un viajero "madre de Israel".

América

La presencia de judíos conversos que practicaban su fe en secreto en la América española se descubrió por juicios. Estos culminaron con ceremonias públicas en Lima en 1639 y en México en 1649. En Lima, seis personas fueron castigadas.

Por otro lado, los sefardíes que vivían en Holanda aprovecharon la Guerra de los Ochenta Años. Esta guerra era contra la Monarquía Hispánica, que desde 1580 también incluía Portugal. Así, emigraron a la parte de Brasil que fue ocupada por los holandeses. Así surgió la primera comunidad judía de América en Recife. Hacia 1650, estaba formada por casi cinco mil personas. Pero cuando Portugal, después de separarse de la Monarquía Hispánica, reconquistó estos territorios, los judíos sefardíes tuvieron que irse. Algunos se fueron a vivir a las islas de Curazao o Aruba, que eran colonias holandesas.

Durante la época colonial, los sefardíes de Curazao no podían establecerse ni comerciar con la Capitanía General de Venezuela. Por eso, siempre apoyaron a quienes estaban en contra de la realeza. Por esta razón, la comunidad judía de Curazao apoyó a Simón Bolívar y la causa republicana durante la Guerra de Independencia de Venezuela.

En 1827, un grupo de judíos de Curazao emigró a Coro. Querían fortalecer el comercio entre Holanda y Venezuela. Veintiocho años después, en 1855, la economía estaba en ruinas y el desempleo era muy alto. El rechazo y el resentimiento contra los extranjeros se apoderaron de los habitantes de la ciudad. Culparon a los comerciantes judíos de la crisis. Después de protestas violentas, los ciudadanos expulsaron a toda la población judía, 168 personas, de vuelta a Curazao. Fue la primera y única vez que un grupo de judíos fue expulsado de un territorio en América.

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Diáspora sefardí para Niños. Enciclopedia Kiddle.