Arquitectura mudéjar de Cuéllar para niños
Datos para niños
|
||
---|---|---|
|
||
|
||
País | ![]() |
|
Comunidad | ![]() |
|
Provincia | ![]() |
|
Municipio | Cuéllar | |
Coordenadas | 41°24′00″N 4°19′12″O / 41.40000, -4.32000 | |
|
||
Edificios | Iglesia de San Andrés (BIC) Iglesia de San Esteban (BIC) Iglesia de San Martín (BIC) Iglesia del Salvador Palacio de Santa Cruz Arco de San Basilio (BIC) |
|
Restos | Iglesia de Santa María de la Cuesta (BIC) Puertas y torreones de la muralla (BIC) Puerta sur del castillo (BIC) Iglesia de Santo Tomé Ábside de Santiago Ábside de la Trinidad Torre de Santa Marina Atrio de San Miguel |
|
|
La arquitectura mudéjar de Cuéllar es un conjunto de edificios construidos con el estilo arte mudéjar en la villa de Cuéllar, en la provincia de Segovia (España). Este lugar es uno de los más importantes para ver este estilo en la zona del Duero, junto con Arévalo y Sahagún. Es el lugar con más edificios mudéjares en toda Castilla y León, por eso se le llama la Capital del mundo mudéjar.
Por su importancia, y por estar en la comarca Tierra de Pinares, Cuéllar se ha promocionado turísticamente como "Isla mudéjar en mar de pinares".
Este estilo mudéjar en Cuéllar se desarrolló desde el siglo XII hasta el siglo XVII. Se puede ver en casi veinte edificios, tanto civiles como religiosos. Entre ellos, destacan las iglesias de San Andrés, San Esteban y San Martín.
Las características principales del mudéjar religioso de Cuéllar son:
- Las naves laterales de las iglesias son poco anchas.
- Los muros de mampostería protegen los ábsides de la humedad.
- La decoración de los ábsides es diferente a la de otras zonas de Castilla.
En cuanto a la arquitectura defensiva, se parece mucho al mudéjar militar de Toledo. En las casas populares, destacan los aleros de madera, que muestran una clara influencia de la cultura islámica.
Estos edificios fueron construidos por la comunidad de Cuéllar de origen musulmán. Su gran número de construcciones y los impuestos que pagaban muestran su importancia. También se encontró una necrópolis (cementerio) musulmana, la más grande de Castilla y León hasta ahora. La construcción de estos edificios coincidió con un periodo de gran riqueza en Cuéllar durante los siglos siglo XII y siglo XIII, gracias al comercio de lana.
Contenido
El mudéjar cuellarano: ¿Por qué es tan especial?
Cuando se repobló la zona, se construyeron muchas iglesias y monasterios cristianos en las nuevas Comunidades de Villa y Tierra. Cuéllar tuvo un gran crecimiento económico al final del reinado de Fernando III de Castilla y, sobre todo, durante el de su hijo Alfonso X el Sabio. Esto hizo que la villa fuera una de las ciudades más importantes de la meseta del Duero.
El rey Alfonso X, a quien le gustaba mucho Cuéllar, impulsó la ganadería en la zona. Además, las ventajas que dio en su Fuero Real ayudaron a que la economía basada en la producción de lana fuera muy próspera. Esta lana se exportaba desde el siglo XII a los telares de Flandes usando los puertos del Mar Cantábrico. Este crecimiento económico permitió construir muchas iglesias. Es sorprendente que, hasta el siglo XV, se conozcan los nombres de hasta veinticuatro iglesias, cuando la población de Cuéllar era de unos 1700 habitantes.
Arquitectura religiosa: Iglesias y sus secretos
El conjunto mudéjar de Cuéllar está formado principalmente por iglesias. Son construcciones sencillas con una clara influencia del estilo románico. Generalmente tienen una o tres naves, que originalmente estaban cubiertas con techos de madera. La mayoría datan del siglo XIII y son un buen ejemplo de cómo se mezclaron las culturas en la Edad Media en las zonas de frontera.
Estas edificaciones eran muy importantes para la vida de cada barrio en la Edad Media. No solo eran lugares de culto, sino también centros sociales y económicos. En sus atrios se hacían reuniones de vecinos, y tanto dentro como fuera se enterraba a la gente del barrio.

Además de las iglesias que aún existen, se sabe por documentos antiguos de Cuéllar que hubo muchas otras iglesias que ya no están. Es posible que algunas de ellas también fueran mudéjares. Algunos ejemplos son: San Roque, San Lázaro, Santa Lucía, San Cosme y San Damián, San Sebastián (1272), San Juan (1325), San Bartolomé (1356), Santo Domingo (1356), Santa Águeda (1404), San Nicolás (1471), San Cristóbal (1415), San Gil (1363) y San Julián. También había ermitas como Santa María de Luzmanes, del Henar, de la Encina y la Ventosilla. A esto se suman las iglesias de los conventos franciscanos masculino y femenino, y la capilla del hospital de la Magdalena. Fuera del centro urbano estaban los monasterios de Santa María de Contodo y la Trinidad.
También es posible que existieran otras iglesias cuyos nombres no se registraron. Por ejemplo, se encontró una iglesia mudéjar en el lugar de las necrópolis de Las Iglesuelas. Los pocos restos que se conservan confirman que era otro ejemplo mudéjar. En el mismo lugar se han descubierto otras necrópolis cristianas importantes, lo que sugiere que podría haber más restos de iglesias bajo el suelo de la ciudad.
Plantas: ¿Cómo se diseñaban las iglesias?
Las iglesias mudéjares de Cuéllar tienen una relación con la arquitectura románica. Cuentan con una o tres naves y todas terminan en un gran ábside central, y dos más pequeños si tienen naves laterales. Una característica especial de las iglesias de Cuéllar es que sus naves laterales son poco anchas y terminan en muros que no se ven por fuera. Estas naves se diseñaron para ayudar a soportar el peso de la nave central, en lugar de usar los contrafuertes que se veían en el románico de piedra.

Entre todas, destaca la iglesia de San Andrés. El arquitecto Vicente Lampérez y Romea dijo que tiene el mejor diseño de planta de iglesia de este estilo. Es un templo con tres ábsides en fila y tres naves divididas en cuatro partes. La parte oriental es más larga, creando un espacio que parece un crucero, aunque no se note en el plano. Esto también ocurre en San Martín y San Esteban, pero en menor medida. Sus naves están separadas por arcos dobles y triples de medio punto, que se apoyan en pilares de ladrillo.
Otro ejemplo importante es la iglesia de San Esteban. Tiene una planta basilical, con tres naves donde la central es casi cuatro veces más ancha que las laterales. Consta de cinco partes, siendo las de los extremos más cortas. A este cuerpo se une una cabecera ancha que sobresale de la nave central. Las iglesias de Santiago y Santa Marina eran similares.
Por su parte, la iglesia de San Martín, también con planta basilical, tiene tres naves algo irregulares, con cinco partes y tres ábsides. La de Santa María de la Cuesta sigue el modelo de una nave rectangular unida a la cabecera absidal, precedida por un presbiterio dividido en dos partes por un arco. Lo que más sorprende es la gran longitud de la nave, dividida en cinco partes por pilares, siendo la más destacada en este aspecto de todo el conjunto de Cuéllar.
Ábsides: La belleza del ladrillo
Los ábsides son poligonales y están cubiertos con una bóveda de cuarto de esfera, precedida por una sección recta con bóveda de cañón. Esta se apoya en varios arcos de ladrillo. Es en los ábsides donde los constructores mudéjares mostraron su gran habilidad con el ladrillo, creando muchas combinaciones diferentes. Estas decoraciones exteriores no solo son bonitas, sino que también ayudan a sostener y dar forma al grueso relleno de tierra y argamasa. Los espacios de las arquerías y los casetones están cerrados y rellenos de mampostería. En algunos casos, se abren pequeños huecos llamados saeteras.
Los ábsides tienen características comunes, aunque sean variados. Comienzan con un muro de mampostería para evitar que el ladrillo toque la humedad del suelo. Después, se suceden diferentes franjas o series de arquerías, casetones y otros motivos. En todos ellos, las dos primeras series son más anchas que las siguientes, a diferencia del mudéjar de Valladolid, donde la última franja de arcos es la más ancha. En los ábsides de Cuéllar, excepto en los laterales de la iglesia de San Andrés, los arcos están alineados. En Valladolid, no lo están, y los arcos superiores se apoyan en las claves de los inferiores, como en los ábsides laterales de la iglesia de San Andrés.
El ábside más importante de Cuéllar es el de la iglesia de San Esteban. El marqués de Lozoya dijo que, a pesar de su sencillez, es una de las obras más originales del estilo. Ha sido descrito como el más representativo, elegante y decorado del mudéjar. Es una construcción de trece lados, con una base sólida de piedra. Sobre ella, el cuerpo principal tiene dos franjas de arcos de medio punto dobles. Encima, hay otra franja con parejas de recuadros y un friso doble de ladrillos en zigzag. Termina con una franja de recuadros dobles. Este diseño se repite, con algunas variaciones, en San Andrés y San Martín de Cuéllar, y en otras localidades cercanas. Sin embargo, en San Esteban, el efecto decorativo es más fuerte debido a la gran cantidad de detalles.
Torres: ¿Por qué tienen almenas?
Una característica principal de las torres de las iglesias de Cuéllar, aunque no exclusiva, es que terminan con merlones o almenas. Esto simboliza la idea de "iglesia militante" en tiempos de conflicto entre cristianos y musulmanes. Las torres eran una parte clave de la defensa de la ciudad, sirviendo para proteger a sus habitantes. Tienen un antepecho o alero, generalmente de ladrillo en forma de nacela, aunque también se encuentran de teja vuelta en las iglesias de Santa Marina y San Martín.
Atrios: Espacios de encuentro
La iglesia de Santa María de la Cuesta conserva casi completo su atrio mudéjar. Está formado por varias arcadas de ladrillo que recorren la fachada norte, desde la torre hasta la fachada oeste, y giran hasta la puerta de San Isidro. Es posible que el atrio continuara por la fachada sur hasta la sacristía, y que Colmenares lo considerara un claustro.
Techumbres y decoración pictórica: Arte en el interior
Yeserías: Decoración en relieve
El ejemplo más importante de yesería mudéjar en Cuéllar se encuentra en la iglesia de San Esteban. A ambos lados del presbiterio, hay cuatro sepulcros gótico-mudéjares, dos a cada lado, que datan de principios y finales del siglo XV. Están decorados con diseños mudéjares, y cada uno tiene un busto de alabastro que representa a las personas enterradas allí. Estas personas pertenecían a la familia Hinestrosa, una familia noble de Cuéllar que tenía un vínculo con Alfonso IX de León.
El conjunto muestra veinte escudos con seis diseños diferentes. Destaca el escudo real sin corona, por la conexión con el rey leonés, y también los símbolos de Fernando de Antequera, que fueron colocados antes de que fuera elegido rey de Aragón. Durante la restauración de estos sepulcros, se encontraron varios cuerpos, cinco de ellos momificados de forma natural debido a la cal en las paredes de los nichos.
Arquitectura civil: Murallas y casas
Construcciones defensivas: Protegiendo la villa

La muralla de Cuéllar, que data del siglo XI y tiene origen románico, conserva varios elementos mudéjares. El más importante es el arco de San Basilio. Esta era una de las cinco puertas para entrar a la ciudadela y la principal de esta muralla. Está en la parte alta de la villa, junto al castillo, y mira hacia el camino de Valladolid, Olmedo y Medina del Campo.
Es una pequeña fortaleza flanqueada por un cubo redondo y un torreón de planta rectangular. Entre ellos se encuentra el adarve (pasillo superior), sobre un arco de triple anillo. Su construcción combina mampostería y ladrillo, con trabajos mudéjares en las arquerías y el torreón, que se parece al mudéjar de Toledo. Un gran cubo circular avanzado, que remataba la esquina de la muralla, también defendía el conjunto y conserva restos de este arte.
Dentro de la ciudadela, existió otra puerta mudéjar, el llamado arco de las Cuevas. Aunque fue derribado alrededor de 1895 y no se conoce su diseño, es muy probable que fuera mudéjar. Esto se debe al fuerte torreón cuadrangular que se conserva y que formaba parte de la defensa de la puerta, típico de este estilo. Se conservan dos torreones más con características similares. Además, a mitad del muro que conectaba este arco con el castillo, hay un pequeño portillo para jinetes que también tiene elementos de ladrillo.
En el segundo recinto de la muralla, el de la ciudad, se encuentra otra puerta mudéjar, una de las más esbeltas. Es la puerta de San Andrés, situada en el lado norte. Aunque hoy solo conserva uno de los dos arcos que la formaban, su abundante decoración de ladrillo, muy parecida a la de la puerta de San Basilio, confirma su estilo. También forma parte de este recinto el portillo de Santa Marina, una pequeña puerta de vigilancia con decoración mudéjar en su parte superior. No se conoce el diseño de las puertas de Carchena y de la Trinidad, que también pudieron ser de este estilo.
Una de las primeras puertas de entrada a la villa está unida al castillo. Esto se debe a que se aprovechó la esquina sureste para construir la fortaleza. Es la mejor puerta mudéjar del conjunto, ahora llamada torre-puerta. Se compone de dos torreones laterales ligeramente girados para evitar un ataque frontal directo y desviar los proyectiles. Sus muros están reforzados por fuera con filas de ladrillo para evitar que se desprendan, y los bordes se perfilan con pilares del mismo material, con cajas de mampostería. Debajo se abre un pasillo con doble puerta blindada, rastrillo y aberturas para defensa. En la parte superior de la puerta, en la tercera cámara, hay restos de un aljibe de ladrillo del siglo XIII, diseñado para recoger agua de lluvia. También en la misma torre, hay una galería mudéjar del siglo XIII. En realidad, era la escalera de acceso a una de las torres de la muralla urbana, donde Álvaro de Luna construyó después esta torre. Es probable que, al unir el castillo a la muralla, la galería quedara dentro de la fortaleza.
Construcciones populares: Casas con historia
La influencia mudéjar es clara en el diseño de las calles y la construcción de casas y edificios en Cuéllar. Esta influencia se ve en las calles estrechas y sinuosas. También hubo calles cubiertas, pasadizos, corredores, balcones y saledizos. Hay referencias a corrales que agrupaban dos o tres casas con una sola entrada desde la calle.
En cuanto a los elementos de las viviendas, es común el uso de voladizos en las fachadas, apoyados en soportes de madera. Su disposición en filas superpuestas y el acabado de sus extremos son soluciones típicas del mudéjar. Hay pocos restos de entradas mudéjares, que tenían arcos de herradura, marcos de ladrillo, ventanas dobles con arco de herradura y decoración de cintas y nudos (de influencia almohade). La decoración de esgrafiado, muy extendida en Segovia y su provincia, también se incluye en la tradición mudéjar. En Cuéllar y sus pueblos cercanos hay ejemplos de este tipo de decoración.
Donde mejor se observa la influencia de la cultura islámica es en el interior de las viviendas: la ubicación de la puerta de entrada, descentrada en un lado de la fachada, el zaguán (recibidor), y el tipo de patio, con galería solo en uno de los lados, son ejemplos de la influencia que el urbanismo medieval tuvo en Cuéllar.