Monasterio de San Francisco (Cuéllar) para niños
Datos para niños Monasterio de San Francisco |
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Localización | ||
País | ![]() |
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Comunidad | ![]() |
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Provincia | ![]() |
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Localidad | Cuéllar | |
Coordenadas | 41°24′08″N 4°18′36″O / 41.402172222222, -4.3100555555556 | |
El monasterio de San Francisco fue un antiguo monasterio de la Orden de San Francisco en la villa de Cuéllar (Segovia). Fue fundado en el siglo XIII, y más tarde, en el siglo XV, pasó a ser protegido por el Ducado de Alburquerque. Beltrán de la Cueva, el primer duque, construyó allí el lugar de entierro de su familia, la Casa de Alburquerque, en la capilla principal.
En el siglo XIX, el monasterio fue afectado por un proceso histórico que hizo que muchas de sus propiedades pasaran a manos del Estado. Parte de su estructura fue llevada al castillo de Viñuelas. Sus obras de arte se distribuyeron en varios lugares, como la catedral de Segovia, el Museo Federico Marés y la Hispanic Society of America.
Hoy en día, la iglesia del monasterio sigue en pie, aunque sin techo. Las capillas laterales y la sacristía pertenecen al Ayuntamiento de Cuéllar, que las usa para actividades culturales. También se conserva parte de las áreas del convento, como el claustro, que es de propiedad privada. El monasterio se encuentra en una zona conocida como el "triángulo franciscano", junto a otros conventos como el de Santa Ana y el de la Purísima Concepción.
Contenido
Historia del Monasterio de San Francisco
Orígenes y conexiones reales
No se sabe la fecha exacta de su fundación, pero se tiene constancia de su existencia en el año 1247. Esto se sabe gracias a un documento importante del Papa Inocencio IV. Después de esta fecha, el monasterio tuvo una relación cercana con la Corona de Castilla.
Por ejemplo, en 1313, el rey Alfonso XI de Castilla se quedó en el monasterio por cuatro días. En 1385, la reina Beatriz de Portugal, que era la señora de la villa, ordenó una reunión importante en la entrada del convento. Más tarde, Enrique III de Castilla creó un fondo para misas y oraciones, que fue ampliado por Juan II de Castilla. Esto ocurrió después de que su hija, la infanta María (1428-1429), fuera enterrada en la capilla principal de la iglesia.
Influencia de la nobleza y expansión
En 1413 y 1416, una figura religiosa importante de la época, Benedicto XIII de Aviñón, concedió permisos especiales al monasterio para cambiar sus reglas. Ese mismo año, Fernán Velázquez de Cuéllar, un alto funcionario del rey Fernando I de Aragón y gobernador de Sicilia, fue enterrado allí.
La villa de Cuéllar fue entregada por el rey Enrique IV de Castilla a Beltrán de la Cueva. En 1476, Beltrán de la Cueva se hizo cargo del apoyo y cuidado del monasterio para construir el lugar de entierro de su familia. Así comenzó la época de mayor esplendor del edificio. Beltrán de la Cueva y sus descendientes decoraron la capilla principal con un retablo (una estructura decorada detrás del altar) de Juan de Ureña. Este retablo incluía una gran imagen de la Virgen María hecha por Gil de Siloé.
Además, se construyeron tres tumbas de alabastro para Beltrán de la Cueva, sus tres esposas y otra para su hermano, Gutierre de la Cueva, que era obispo de Palencia. Estas obras fueron realizadas por Vasco de la Zarza. Con el tiempo, el monasterio se enriqueció con más obras de arte, como una colección de cuadros en el claustro (patio interior) pintados por Gil de Mena.
Construcción y tesoros
En la construcción de las nuevas partes del monasterio participaron arquitectos importantes como Hanequin de Cuéllar, hijo de Hanequin de Bruselas, y Rodrigo Gil de Hontañón. Los duques de Alburquerque que le sucedieron continuaron donando objetos y decoraciones para las ceremonias religiosas. Así se formó el llamado "Tesoro de San Francisco", una colección de cientos de piezas de oro, plata, coral y otros materiales valiosos.
Siguiendo el ejemplo de los duques, las familias más importantes de Cuéllar compraron capillas laterales para usarlas como lugares de entierro. Entre ellos estaban Gómez de Rojas, un capitán del rey Enrique IV de Castilla y padre de los exploradores Manuel y Gabriel de Rojas y Córdova, la familia Velázquez de Cuéllar y el deán Agustín Daza.
Declive y transformación
Durante la Guerra de la Independencia Española, el monasterio sufrió robos y daños. En 1809, fue cerrado. Fue en este momento cuando perdió la mayoría de sus obras de arte y riquezas, aunque volvió a funcionar como monasterio en 1815.
A partir de entonces, el edificio empezó a deteriorarse. Esto empeoró con un proceso histórico que hizo que muchas propiedades de la Iglesia pasaran a manos del Estado, y el monasterio fue cerrado definitivamente en 1835. A pesar de los esfuerzos por mantenerlo en pie, e incluso un intento fallido de que fuera declarado un monumento histórico, fue comprado por José Isidro Osorio y Silva-Bazán, duque de Alburquerque. Él vendió gran parte de sus instalaciones y trasladó los restos de sus antepasados al monasterio de Santa Clara de Cuéllar.
Los siguientes duques vendieron la iglesia y el convento a diferentes personas. En el lugar se instalaron una fábrica de harinas y otra de achicoria. Finalmente, en el siglo XX, la iglesia sufrió un incendio, y parte de las capillas laterales fue adquirida por el Ayuntamiento de Cuéllar.
Traslado de materiales y obras de arte
Después de que el monasterio pasara a manos del Estado, muchas de sus obras de arte fueron llevadas al Museo de Segovia, que se encargó de distribuirlas. La capilla principal y otras decoraciones fueron desmontadas y trasladadas al castillo de Viñuelas (Madrid), que fue reconstruido en el siglo XX.
El púlpito de mármol fue donado a la catedral de Segovia, donde se encuentra actualmente. Las tumbas del lugar de entierro ducal fueron vendidas a un comerciante de arte que trabajaba para Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America. Sin embargo, algunas piezas también se conservan en la catedral de Segovia, en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y en edificios municipales de Cuéllar.
El resto de las obras de arte se vendieron a anticuarios de toda España. Por ejemplo, la Virgen sentada que estaba en el altar mayor fue adquirida por Federico Marés y ahora forma parte de la colección de su museo. Los objetos restantes del Tesoro de San Francisco fueron devueltos a la Casa de Alburquerque. Las piezas de las capillas privadas se repartieron por las iglesias de Cuéllar. Entre ellas, un Cristo de la escuela de Gregorio Fernández, la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y la de Cristo atado a la columna de Pedro de Bolduque. Estas y otras imágenes que se usan en procesiones se conservan en la iglesia de San Miguel y participan en la Semana Santa de Cuéllar.
Galería de imágenes
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Crucificado del Calvario que coronaba el retablo mayor, en el Monasterio de Santa Clara (Cuéllar).
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Nuestra Señora de la Soledad, en la Iglesia de San Miguel (Cuéllar).
Véase también
- Ducado de Alburquerque
- Sepulcro de Gutierre de la Cueva
- Púlpito de la catedral de Segovia
- Virgen con el Niño (Cuéllar)