Historia de Bélgica para niños
La historia de Bélgica es un viaje fascinante a través del tiempo, que nos cuenta cómo los territorios que hoy forman este país se unieron y, finalmente, se convirtieron en una nación independiente en 1830. Antes de esa fecha, Bélgica no había sido un país independiente de forma estable, sino parte de imperios y reinos más grandes.
Contenido
- Un vistazo general a la historia de Bélgica
- ¿Cómo era Bélgica en la Prehistoria?
- Los periodos celta y romano en Bélgica
- La Edad Media en Bélgica
- Los Países Bajos: de 1384 a 1795
- La era de las revoluciones (1795-1830)
- La formación del estado belga (1830-1914)
- De la Primera a la Segunda Guerra Mundial
- Después de 1945
- Véase también
Un vistazo general a la historia de Bélgica
La historia de Bélgica está muy unida a la de sus vecinos, los Países Bajos y Luxemburgo, que juntos forman la región conocida como Benelux. Poco a poco, los diferentes territorios ubicados entre lo que hoy son Francia y Alemania se fueron uniendo bajo el control de los Duques de Borgoña. Esta unión comenzó en 1384 y terminó en 1443. A estos territorios se les llamó Países Bajos, un nombre que ya se usaba desde la época de los romanos.
En el siglo XVI, debido a la Reforma Protestante, las provincias del norte de los Países Bajos declararon su independencia. A partir de entonces, la región se dividió en dos:
- Los Países Bajos del Norte: Se convirtieron en un estado protestante e independiente, que hoy conocemos como los Países Bajos.
- Los Países Bajos del Sur: Permanecieron católicos y fueron gobernados por reyes de otros países hasta 1789. Primero estuvieron bajo el control de los españoles (la casa de los Habsburgos), y luego de los austríacos. Entre 1789 y 1830, los Países Bajos del Sur fueron ocupados por los franceses y luego por los neerlandeses, antes de lograr su independencia como el estado belga. Finalmente, en 1839, una parte de Bélgica formó un nuevo país: el Gran Ducado de Luxemburgo.
¿Cómo era Bélgica en la Prehistoria?
En el territorio que hoy es Bélgica, se han encontrado fósiles de neandertales que datan de hace mucho tiempo, incluso antes de nuestra era. Estos hallazgos se hicieron en lugares como Engis entre 1829 y 1830.
La agricultura llegó al este de Bélgica alrededor del 5000 a.C. con la llamada cultura LBK (Cultura de la Cerámica de Bandas), que fue una de las primeras en usar técnicas de cultivo en el norte de Europa. Esta cultura construía muros defensivos alrededor de sus aldeas. Más tarde, surgieron otras culturas neolíticas, como el "Grupo de Blicquy" en Valonia. Un lugar muy importante de esta época son las minas neolíticas de sílex de Spiennes, declaradas Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
La agricultura no se estableció de forma permanente al principio. Hubo un tiempo en que las culturas agrícolas desaparecieron, y luego apareció una nueva, la cultura Michelsberg. Los cazadores-recolectores de la cultura Swifterbant vivieron en el norte de Bélgica, y poco a poco fueron adoptando la agricultura y la cerámica.
Hacia finales del cuarto milenio a.C. y en el tercer milenio a.C., la región de Flandes muestra pocas señales de presencia humana. Más tarde, al final de la Edad del Bronce (alrededor del 1750 a.C.), la población de Bélgica comenzó a crecer. Llegaron culturas europeas como la de los campos de urnas, y luego, en la Edad del Hierro, las culturas de Hallstatt y La Tène. Estas últimas están relacionadas con las lenguas célticas.
Desde el 500 a.C., tribus celtas se asentaron en la región y comerciaban con el mundo mediterráneo. Alrededor del 150 a.C., comenzaron a usarse las primeras monedas, influenciadas por este comercio.
Los periodos celta y romano en Bélgica
Cuando el famoso general romano Julio César llegó a esta región, escribió en su libro De Bello Gallico que los habitantes de lo que hoy es Bélgica, el noroeste de Francia y la zona alemana del Rin, eran conocidos como los belgae. De ellos viene el nombre de la Bélgica moderna. César decía que los belgae eran diferentes del resto de la Galia por su idioma, leyes y costumbres, y que tenían antepasados germánicos.
Los romanos organizaron la región en provincias. La Gallia Belgica incluía varias ciudades importantes, y una de ellas, Atuatuca Tongrorum (Tongeren), se encontraba en la Bélgica actual. Más tarde, la parte noreste de esta provincia se unió a la frontera militar del Rin para formar una nueva provincia llamada Germania Inferior.
La Cristiandad llegó a Bélgica al final del periodo romano. El primer obispo conocido en la región, Servatius, enseñó en Tongeren a mediados del siglo IV.
La Edad Media en Bélgica


Cuando el Imperio romano de Occidente se debilitó en los siglos V y VI, varias tribus germánicas llegaron y se establecieron. Una de ellas, los francos, se asentó en la región y formó un nuevo reino que incluía toda la Bélgica actual y gran parte de Francia. Este reino fue gobernado por la dinastía merovingia, con su capital en Tournai. Clodoveo I, el rey más conocido de esta dinastía, se convirtió al cristianismo alrededor del año 500.
Más tarde, la dinastía carolingia tomó el poder. Su centro estaba en la parte oriental de la actual Bélgica. El rey Carlomagno (nacido cerca de Lieja) llegó a gobernar una gran parte de Europa y fue coronado emperador en el año 800. El valle del Mosa se convirtió en un centro importante de su imperio. Después de su muerte, el imperio se dividió.
Durante este tiempo, los vikingos realizaron incursiones, pero fueron derrotados en 891 en la batalla de Lovaina. Las tierras francas finalmente se dividieron entre Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico. La parte occidental del condado de Flandes pasó a Francia, mientras que el resto de Flandes y los Países Bajos se unieron al Sacro Imperio.
En la Edad Media, el norte de Bélgica (Flandes) hablaba lenguas germánicas, mientras que el sur (Valonia) seguía hablando lenguas derivadas del latín vulgar.
A partir del siglo X, las ciudades comenzaron a crecer, especialmente en Flandes. La industria de la lana fue muy exitosa, y el comercio marítimo prosperó con la Liga Hanseática. La región se convirtió en un motor económico de Europa.
Con el tiempo, los emperadores y reyes perdieron control, y el territorio de la actual Bélgica se dividió en varios estados feudales independientes, como:
- El condado de Flandes
- El condado de Luxemburgo
- El Principado-obispado de Lieja
- El condado de Namur
- El condado de Limburgo
- El condado de Henao
- El ducado de Brabante
Flandes, con ciudades como Brujas, Gante e Ypres, fue una de las regiones más ricas de Europa en la Edad Media. El arte también floreció, con el movimiento reno-mosano o mosano en ciudades como Lieja y Maastricht.
La expansión económica de las ciudades se detuvo en el siglo XIV debido a crisis y epidemias como la peste. La población se estancó o disminuyó.
A finales del siglo XIII, hubo batallas entre el rey de Francia y las ciudades de Flandes. Un evento importante fue la batalla de Courtrai en 1302, donde las milicias flamencas derrotaron al ejército francés. Esta batalla es vista hoy como el nacimiento de la nación flamenca.
Los Países Bajos: de 1384 a 1795
Los Países Bajos bajo Borgoña y España
Después de la guerra de los Cien Años, los territorios de la futura Bélgica (excepto el Principado de Lieja) y los actuales Países Bajos pasaron a manos de los duques de Borgoña. Tras la muerte de Carlos el Temerario en 1477, los Países Bajos borgoñones fueron controlados por los Habsburgo.
Carlos V, nacido en Gante en 1500, heredó los territorios de los Habsburgo y el trono español. Él se consideraba flamenco y borgoñón. Cuando dividió sus dominios, las Diecisiete Provincias de los Países Bajos pasaron a ser parte de la España de Felipe II, y se les llamó Países Bajos españoles.
En el siglo XV, Amberes reemplazó a Brujas como el puerto más importante de Europa occidental, convirtiéndose en un centro económico y financiero.
Bajo el reinado de Felipe II, los Países Bajos del Norte, que se habían convertido al calvinismo, se rebelaron y lograron su independencia, formando las Provincias Unidas. Los territorios que más tarde serían Bélgica siguieron siendo posesiones españolas. Estos conflictos hicieron que Amberes perdiera su importancia económica, y Ámsterdam tomó su lugar.
Durante el siglo XVII, las guerras entre Francia y España con las Provincias Unidas ayudaron a definir la frontera actual entre Francia y Bélgica.
Los Países Bajos bajo Austria
Por el tratado de Utrecht en 1713, la corona de España pasó a los Borbones. Los Países Bajos del Sur, que estaban bajo control neerlandés, volvieron a manos de los Habsburgo de Austria y se convirtieron en los Países Bajos austriacos.
Los Países Bajos españoles y austriacos eran vistos como un estado federal católico gobernado por reyes extranjeros. Este sentimiento de pertenencia a una nación "belga" comenzó a crecer. En 1757, se creó una "Oficina Belga" en Viena, lo que reforzó esta idea.
Es importante recordar que el término "belga" se refería a los Países Bajos del Sur, sin incluir el Principado de Lieja. Sin embargo, con el tiempo, los ciudadanos de Lieja también se considerarían belgas.
El Principado de Lieja: 970-1795
El territorio actual de Bélgica estaba formado por dos regiones principales: los Países Bajos del Sur y el Principado de Lieja.
La era de las revoluciones (1795-1830)
La Revolución de Lieja
La revolución de Lieja fue un periodo entre 1789 y 1795 que llevó a la desaparición del Principado de Lieja después de ocho siglos. Algunos historiadores la ven como un reflejo de la Revolución Francesa. Durante esta revolución, hubo eventos extremos, como la demolición de la catedral de Nuestra Señora y San Lamberto. En 1792, los diputados de Lieja fueron elegidos por sufragio universal, lo que era muy avanzado para la época. La revolución terminó en 1795 con la incorporación del principado a la República Francesa.
La Revolución Brabanzona
En 1789, las reformas del emperador José II provocaron una insurrección en los Países Bajos austriacos. Este levantamiento, conocido como la Revolución brabanzona, llevó a la creación de la Confederación de los Estados Belgas Unidos en 1790. Sin embargo, las divisiones entre los partidos católico y liberal causaron inestabilidad, y las autoridades austriacas recuperaron el control.
En este contexto, el periodista belga Louis de Potter, que estaba encarcelado, fue liberado y aclamado como líder. Se le atribuye la frase "La Unión hace la fuerza", que se convirtió en el lema de los belgas. De Potter fue nombrado jefe de un gobierno provisional, pero luego cayó en desgracia y se exilió en Italia.
Los Estados Unidos de Bélgica
Después de esta primera revolución, se formó un primer estado independiente llamado los Estados Unidos de Bélgica. Su bandera tenía tres franjas horizontales roja, negra y amarilla, colores que se usarían de nuevo en la revolución de 1830.
El periodo francés
En 1792, las tropas francesas llegaron a Bélgica. En 1795, los estados belgas y el Principado de Lieja se unieron a la República francesa. Durante este periodo, la Valonia experimentó su propia revolución industrial, convirtiéndose en una de las regiones más industrializadas de Europa.
Bélgica adoptó las instituciones de la Revolución francesa, como el Código Napoleón. Sin embargo, la población sufrió, especialmente por la conscripción (servicio militar obligatorio) y la represión del uso de lenguas locales como el flamenco. El periodo francés terminó en 1815 con la derrota de Napoleón en Waterloo.
El periodo neerlandés
En el congreso de Viena de 1815, los territorios de la futura Bélgica se unieron a los de los Países Bajos para formar el Reino Unido de los Países Bajos, bajo el rey Guillermo I.
La unión no fue bien recibida por todos. La mayoría de los belgas eran católicos, mientras que el rey y la población del norte eran protestantes. Esto causó un conflicto religioso. También hubo problemas económicos, ya que el gobierno favorecía las inversiones en el norte. Además, el gobierno se volvió más autoritario, limitando la libertad de prensa y del clero católico.
La oposición entre católicos y liberales, mayoritariamente belga, creció. La imposición del neerlandés como lengua oficial en algunas provincias también generó descontento.
La independencia de Bélgica
El 25 de agosto de 1830, Bruselas se levantó en una revolución. Los disturbios se extendieron por todo el país, y el 27 de septiembre, las tropas neerlandesas evacuaron la mayoría de las provincias del sur.
El 25 de septiembre se formó un gobierno provisional, que redactó la Constitución de Bélgica y decidió que el nuevo estado sería una monarquía. El 4 de octubre de 1830, se proclamó la independencia de Bélgica.
La formación del estado belga (1830-1914)
Un nuevo estado
El 3 de noviembre de 1830, se eligió el Congreso Nacional belga. El 7 de febrero de 1831, se aprobó la constitución. El francés fue elegido como único idioma oficial, ya que era la lengua de la élite.
El 4 de noviembre de 1830, una conferencia en Londres reconoció la independencia de Bélgica el 20 de enero de 1831. Se estableció una monarquía, y el príncipe alemán Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha se convirtió en Leopoldo I de Bélgica el 21 de julio de 1831. Bélgica declaró su neutralidad en la política internacional.
Las fronteras de Bélgica
Las fronteras de Bélgica se fijaron definitivamente en 1839. En ese momento, se dividió la provincia de Limburgo y Luxemburgo se convirtió en un Gran Ducado independiente.
La Revolución Industrial en Bélgica
En el siglo XIX, Bélgica, con sus reservas de carbón y hierro, inició su Revolución industrial. Por un tiempo, fue la segunda potencia industrial del mundo, solo después de Inglaterra. El centro industrial del país estaba en Valonia, con una larga tradición en la extracción de carbón y la metalurgia. Bélgica se convirtió en el segundo productor mundial de acero y carbón. Este crecimiento fue posible gracias al aumento de la población, la disponibilidad de transporte barato (ríos y canales), la abundancia de materias primas y el apoyo de bancos para las inversiones industriales.
El Congo Belga

El rey Leopoldo II, que reinó desde 1865, dirigió la colonización del Estado Libre del Congo como su posesión personal. Su objetivo era obtener una colonia importante para Bélgica. El territorio de la actual República Democrática del Congo se convirtió en su dominio personal. En 1908, debido a la presión internacional por los problemas sufridos por la población local, el rey cedió el Congo al gobierno de Bélgica.
La explotación de los recursos del Congo, como el caucho, rubíes, diamantes, oro y marfil, se realizó a través de trabajos forzados. Aunque no hay un número exacto, se estima que millones de personas sufrieron o murieron debido a estas condiciones.
En 1908, el gobierno belga asumió la administración del Congo. Durante 75 años, Bélgica convirtió la colonia en un gigante agrícola y minero, pero la mayoría de la población congoleña no se benefició del crecimiento económico. Los salarios eran muy bajos, y el sistema educativo tradicional fue reemplazado. Hubo críticas al sistema colonial, y figuras importantes, tanto blancas como negras, impulsaron la independencia del Congo.
En Bélgica, durante mucho tiempo, se promovió una visión paternalista del Congo, como se ve en obras como Tintín en el Congo (1931), que glorificaba la "misión civilizadora" de Bélgica.
De la Primera a la Segunda Guerra Mundial
Primera Guerra Mundial

En 1914, Alemania invadió Bélgica para atacar a Francia. Contrariamente a lo esperado, el ejército belga, liderado por el rey Alberto I, ofreció una fuerte resistencia, especialmente en las fortificaciones de Lieja. Esta resistencia inesperada retrasó los planes alemanes y dio tiempo a Francia para movilizar sus tropas. La violación de la neutralidad belga provocó la entrada del Reino Unido en la guerra.
A pesar de la resistencia, Bélgica fue ocupada durante toda la guerra. El gobierno belga se exilió en Francia. Después de la guerra, Bélgica obtuvo el control de Ruanda y Burundi de la Sociedad de Naciones.
Entre las dos guerras mundiales (1918-1939), Bélgica, como el resto de Europa, sufrió los efectos de una gran crisis económica.
Segunda Guerra Mundial
En 1940, Bélgica fue nuevamente ocupada por Alemania. Después de una fuerte resistencia de dieciocho días en la batalla de Lys, el rey Leopoldo III decidió rendirse, en contra de la opinión del gobierno exiliado en Londres. Esta decisión generó controversia. El rey permaneció en Bélgica como prisionero.
Durante la ocupación, la colaboración con los nazis estuvo marcada por divisiones entre valones y flamencos. En Flandes, algunos nacionalistas flamencos vieron la colaboración como una forma de avanzar en sus objetivos políticos. En Valonia, la resistencia belga era más fuerte.
En cuanto a las colonias belgas, el Congo se desvinculó del gobierno de ocupación y proporcionó materias primas a los Aliados, incluyendo el uranio usado para las bombas atómicas que terminaron la Segunda Guerra Mundial.
Después de 1945
Papel europeo e internacional
Después de la Segunda Guerra Mundial, Bélgica fue uno de los países fundadores de organizaciones importantes como la OTAN, la Comunidad Económica Europea y la Unión Europea.
La monarquía belga
Debido al papel del rey Leopoldo III durante la Segunda Guerra Mundial, su popularidad disminuyó. En 1950, un referéndum decidió que el rey podía volver, pero la mayoría de los valones se opusieron. Finalmente, Leopoldo III abdicó en favor de su hijo Balduino I, lo que permitió que la monarquía continuara y trajo calma al país.
La independencia del Congo
Después de años de movimientos nacionalistas, el gobierno belga anunció en 1959 que reconocería la independencia del Congo, fijando la fecha para el 30 de junio de 1960. El nuevo país, la República Democrática del Congo, enfrentó problemas internos. Bélgica intervino para proteger sus intereses económicos, apoyando la separación de algunas provincias mineras. Joseph-Désiré Mobutu tomó el poder y el primer ministro Patrice Lumumba fue asesinado. A partir de 1980, el régimen de Mobutu llevó al Congo a la pobreza y la guerra civil. Después de 2005, Bélgica ha trabajado para ayudar a la República Democrática del Congo a avanzar hacia la democracia.
Evolución económica
En Bélgica, las décadas de 1960 y 1970 vieron un cambio económico. Flandes se desarrolló y se convirtió en la región más productiva y próspera, mientras que Valonia sufrió crisis industriales.
Huelga de médicos en 1964
En 1964, hubo una huelga de médicos del 1 al 18 de abril. Protestaban contra la propuesta del gobierno de establecer un sistema de salud pública. La huelga tuvo repercusión internacional porque se produjeron algunas muertes debido a la falta de asistencia médica.
Federalismo y tensiones comunitarias
Debido a la presión de los nacionalistas flamencos y los regionalistas valones, Bélgica se ha vuelto un estado cada vez más federalista. Las reformas institucionales han transformado el antiguo estado unitario en una estructura federal. Las leyes lingüísticas de 1963 definieron el uso de las tres lenguas oficiales del país (francés, flamenco y alemán), creando un sistema complejo. La constitución de 1994 introdujo más reformas, y en 2004, los nacionalistas flamencos expresaron su deseo de modificar la constitución para crear un estado confederal.
Muerte de Balduino I de Bélgica
El 31 de julio de 1993, el rey Balduino I falleció en Motril, España. Su muerte conmovió a todo el país, y miles de personas visitaron el palacio de Bruselas para despedirlo. A su funeral asistieron muchos jefes de Estado y de gobierno.
Alberto II
Tras la muerte del rey Balduino I, su hermano se convirtió en rey de los Belgas con el nombre de Alberto II. Su esposa, Paola, se convirtió en reina. Tienen tres hijos: el príncipe Felipe, la princesa Astrid y el príncipe Lorenzo. El rey Alberto II modernizó la imagen de la monarquía belga, haciéndola más cercana y familiar.
Abdicación de Alberto II y ascensión de Felipe I
El 3 de julio de 2013, el rey Alberto II anunció que abdicaría en favor de su hijo, el príncipe Felipe. Esto ocurrió el 21 de julio, día nacional de Bélgica.
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Véase también
En inglés: History of Belgium Facts for Kids