Administración provincial romana para niños

La administración provincial romana comenzó cuando la primera guerra púnica hizo que Roma se expandiera más allá de Italia. Italia no era una provincia, sino el centro del poder romano. Las primeras provincias fueron islas del Mediterráneo.
Contenido
La Administración de las Provincias Romanas
¿Cómo Empezó la Administración Provincial?
Al principio, los dos cónsules de Roma eran los encargados de administrar los nuevos territorios. Los cuestores, que manejaban las finanzas en Italia, ayudaban a los cónsules.
Se intentó poner cuestores especiales en las islas como Cerdeña, Córcega y Sicilia. Sin embargo, este sistema no funcionó bien. Era necesario encontrar una nueva forma de gobernar los territorios provinciales.
El Papel del Procónsul: Un Gobernador Poderoso
Así surgió la figura del procónsul. Un procónsul tenía un cargo muy importante en Roma, justo después del cónsul. Su poder era similar al de un pretor, pero se aplicaba a un territorio específico llamado "provincia". Los pretores, en cambio, tenían funciones en toda la República.
El procónsul era como un gobernador completo en su provincia. Era el general del ejército, el administrador principal y el juez más importante. Tenía en sus manos casi todas las funciones que antes se repartían entre varios cargos en Roma.
Solo las finanzas de la provincia no estaban bajo su control directo. Para eso, se creó el puesto de cuestor provincial, que dependía del Senado. Se esperaba que los procónsules fueran honestos y responsables.
Un ejemplo de procónsul honesto fue Catón. Él administró la provincia de Hispania Citerior con gran cuidado y ahorrando mucho dinero. Viajaba a pie con un solo ayudante. Al terminar su servicio, vendió su caballo para no generar gastos al Estado. Sin embargo, pocos siguieron su ejemplo.
Desafíos y Abusos en las Provincias
Como los procónsules tenían mucho poder, a veces se volvían corruptos. Pedían "donativos voluntarios" a las ciudades y realizaban otras prácticas injustas. Cuando viajaban, podían pedir alojamiento gratis y provisiones, lo que llevaba a abusos.
También podían exigir granos a precios bajos para el ejército o sus necesidades. Esto se convirtió en una forma de obtener recursos de manera injusta. Además, los procónsules pedían dinero para financiar las fiestas populares en Roma. El Senado intentó poner límites en el año 171 a.C., pero los funcionarios corruptos rara vez eran castigados.
La Vida en las Ciudades Sometidas
Las ciudades que eran conquistadas por Roma perdían parte de su libertad. Ya no podían hacer tratados con otras ciudades o declarar la guerra o la paz. Sus ciudadanos no podían comprar tierras fuera de su ciudad. Tampoco podían llevar armas, a menos que el procónsul lo permitiera. La moneda romana no era obligatoria, pero se aceptaba.
En cada ciudad conquistada, Roma solía apoyar a las familias más ricas para que gobernaran los consejos locales. Roma podía enviar a sus propios ciudadanos o a personas de otros territorios a vivir en estas ciudades sin restricciones.
Se estableció un censo cada cinco años en todas las ciudades, similar al de Roma. Cada ciudad también debía proporcionar un número fijo de soldados al ejército romano de forma regular.
Impuestos y Recursos en las Provincias
Los impuestos principales eran el diezmo, que era el 10% de las cosechas y productos de la tierra. También se cobraba una veinteava parte (el 5%) del valor de las mercancías que entraban o salían del territorio (llamado postoria).
Algunas ciudades estaban libres de estos impuestos. A otras, además de la exención de impuestos, se les daba el estatus de ciudades sin sufragio (derecho a votar) o con otros derechos limitados.
Junto a las ciudades sometidas, existían las colonias romanas y las colonias de derecho latino. Los ciudadanos de estas últimas podían obtener la ciudadanía romana o latina, aunque con algunas limitaciones. También había ciudades con rango municipal.
Muchas colonias de derecho latino se fundaron en el norte de Italia. Esta región, conocida como Galia Cisalpina, fue administrada como provincia hasta el siglo I a. C.. Sin embargo, se consideraba parte de Italia y fue anexada definitivamente en el 42 a.C.
Los primeros procónsules en Hispania Citerior tuvieron la tarea de pacificar el territorio. Por eso, actuaron más como líderes militares que como gobernadores políticos.
La condición legal de una persona en el derecho romano no dependía de la provincia donde vivía, sino de su ciudad de origen. Roma hacía acuerdos, llamados foedus, con ciudades o grupos de ciudades. Estos acuerdos establecían la autonomía local y las obligaciones de la ciudad. Las ciudades coloniales se regían por una ley especial, la lex colonia.
La presencia romana en las provincias llevó a la creación de grandes extensiones de ager publicus (tierras públicas). En estas tierras se fundarían nuevas colonias más tarde. Parte de este ager provincial se arrendaba para pastos o cultivos. Los arrendatarios pagaban el 10% de lo que producían. Si el ager tenía bosques, minas o puertos, su explotación se encargaba a intermediarios llamados publicani. Las minas de Hispania, por ejemplo, se arrendaron a partir del 178 a.C.
Los habitantes de las provincias estaban exentos del servicio militar obligatorio, pero a menudo se unían al ejército como voluntarios. Los ciudadanos romanos que vivían en las provincias no pagaban impuestos individuales.
En las provincias, los habitantes de las ciudades conquistadas a veces eran vendidos como esclavos. Otros eran incluidos en los dominios de Roma como ciudadanos de ciudades aliadas. Estas ciudades mantenían cierta independencia y estaban libres de impuestos.
En algunas provincias como África, Sicilia, Córcega y Cerdeña, y las de Hispania, se recaudaban impuestos siguiendo los sistemas que ya usaban los cartagineses. En teoría, el dinero recaudado era para cubrir los gastos de administración y defensa de la provincia. Este sistema se extendió más tarde a provincias como Iliria y Macedonia, aunque Roma no siempre se encargaba de su defensa o administración municipal.
Galería de imágenes
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División provincial del imperio hacia el año 109 en su máxima expresión, durante el período del emperador Trajano. En rosa (fuera de Italia) las provincias senatoriales, donde el Senado nombraba a los procósules, generalmente, las incorporadas durante la República romana —excepto la mayor parte de Hispania y Galia—, que habían quedado pacificadas y lejos del limes, y por tanto tenían pocas o ninguna legión en ellas, y en verde las provincias imperiales, donde el Emperador nombraba a los legatus Augusti, generalmente las incorporadas durante el Imperio romano. La primera división entre provincias senatoriales e imperiales se realizó al comienzo del mandato de Augusto en el año 14 a. C.
Véase también
En inglés: Roman province Facts for Kids
- Anexo:Lista de provincias romanas
- Lex provinciae
- Provincia senatorial
- Provincia imperial
- Diócesis (Imperio romano)
- Municipium
- Colonia romana
- Organización política de Hispania