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Historia de la guitarra para niños

Enciclopedia para niños

La guitarra clásica (también conocida como guitarra criolla en algunos lugares de Hispanoamérica) es un instrumento musical de cuerda con una historia muy antigua. Aunque sus raíces se remontan a tiempos lejanos, empezó a ser muy importante a partir del Renacimiento. Fue en esta época cuando se desarrolló la música para instrumentos de cuerda que se tocan pulsando las cuerdas, como la guitarra en España y América, y el laúd en el resto de Europa. Esto dio origen a la guitarra clásica que conocemos hoy.

El nacimiento de la guitarra española: Del siglo XVI al XVIII

La guitarra española es un instrumento musical con un origen muy especial en España. Hay varias ideas sobre cómo nació. Aunque hubo contacto entre las culturas cristiana y árabe en la Edad Media que influyó en los instrumentos, el verdadero auge de la guitarra comenzó en el Siglo XV. Fue entonces cuando se empezaron a imprimir los primeros libros de música para un instrumento llamado vihuela, que se hizo muy popular.

En los reinos cristianos de España y Europa, existía un instrumento llamado guitarra con cuatro pares de cuerdas, de forma redondeada y caja abombada, parecida a la vihuela española. En los reinos musulmanes de España, había una guitarra o guitarra morisca con tres pares de cuerdas. Ambos pueden considerarse antepasados directos de la guitarra española.

El modelo de lo que hoy es la guitarra española, tal como la conocemos, apareció en el Siglo XIV. La gente común en España usaba este instrumento para acompañar canciones y bailes populares. Mientras tanto, la vihuela era el instrumento de cuerda preferido por los músicos de la corte, a diferencia de las cortes europeas donde el laúd era más popular.

La vihuela, que tenía seis pares de cuerdas, era bastante parecida a la guitarra. Contribuyó mucho al desarrollo de la guitarra en España, mejorando su técnica y haciendo que se compusieran obras más complejas para ella.

Un paso muy importante para que la guitarra avanzara musicalmente fue la adición de una quinta cuerda en el Siglo XVI. Durante mucho tiempo se ha dicho que el poeta andaluz Vicente Espinel, amigo de Miguel de Cervantes y gran aficionado a la guitarra, fue quien la añadió.

Las guitarras de cuatro y cinco cuerdas se usaron al mismo tiempo durante gran parte del Siglo XVI. Músicos como Alonso Mudarra y Miguel de Fuenllana compusieron obras para ambos tipos de guitarra.

Hoy en día, sobreviven muchas guitarras pequeñas en todo el mundo que son herencia de aquella guitarra de cuatro cuerdas, como el requinto aragonés, el guitarro de Castilla-La Mancha o el cuatro venezolano.

Finalmente, la guitarra de cinco cuerdas se hizo popular en toda Europa gracias a la obra "Guitarra española de cinco órdenes, la cual enseña de templar y tañer rasgado", publicada en 1596 por el catalán Juan Carlos Amat. Este libro tuvo un éxito enorme y ayudó a que el nombre "guitarra española" se extendiera.

El auge de la vihuela en la música española fue muy fuerte durante todo el Siglo XVI, en parte gracias al desarrollo de la imprenta en España, que permitió publicar y distribuir la música. Seis músicos importantes de esa época fueron Luis de Narváez, Miguel de Fuenllana, Luis de Milán, Enríquez de Valderrábano, Alonso Mudarra y Esteban Daza. A finales del Siglo XVI, cuando el Renacimiento dio paso al Barroco, la vihuela fue reemplazada por la popular guitarra en los salones en solo dos décadas.

Algunos creen que no había tanta diferencia entre la vihuela y la guitarra. En esa época, los instrumentos no estaban tan estandarizados como ahora. El teórico Juan Bermudo en su libro Declaración de instrumentos musicales (1555) decía que la guitarra era una vihuela pequeña y que bastaba con añadir o quitar cuerdas para transformarlas. Curiosamente, en algunas partes del norte de Argentina y en Brasil, todavía se le llama "vihuela" o "violão" a la guitarra.

Durante el Siglo XVII, la nueva guitarra española se convirtió en un instrumento común en los círculos musicales de toda Europa. Fue entonces cuando empezó a progresar de verdad.

Al principio, las composiciones estaban ligadas a las danzas y al uso rítmico del instrumento. Pero las técnicas heredadas de la vihuela, especialmente el uso del "punteado" (tocar las cuerdas una por una), favorecieron la aparición de obras más complejas y provocaron su gran desarrollo artístico.

La obra más destacada del Barroco español fue la de Gaspar Sanz (1640-1710), titulada Instrucción de música sobre la guitarra española. Este libro ayudó a que la guitarra entrara en los ambientes más cultos.

Aunque en España había grandes artistas de la guitarra como Luis de Briceño, Lucas Ruiz de Ribayaz, Francisco Guerau, Antonio de Santa Cruz y Santiago de Murcia, la mayor actividad guitarrística en el Siglo XVII tuvo lugar en países como Francia, donde era el instrumento favorito del rey Luis XIV, con compositores como Jean-Baptiste Lully. Pero sobre todo en Italia, con figuras como Francesco Corbetta (1615-1685), considerado el mejor guitarrista de la época.

A pesar de su popularidad, la guitarra aún no era aceptada en la música de cámara, donde el clave y los violines dominaban, ni tampoco en la música religiosa.

Aunque el laúd no fue tan importante en España durante el Renacimiento y el Barroco (quizás por su relación con instrumentos árabes), tuvo una influencia fundamental en la historia de la guitarra. Hoy en día, muchas obras escritas para laúd se interpretan en guitarras clásicas.

En el Siglo XVIII, después del brillante periodo barroco, aunque no hubo grandes avances musicales, sí se produjeron cambios físicos en el instrumento que mejoraron su sonido y técnica. La guitarra adquirió muchas de las características básicas de la guitarra actual.

Fue en el Siglo XVIII cuando se añadió la sexta cuerda a la guitarra. Se cree que fue en 1790 por Jacob Otto de Jena, en Alemania, a petición del músico Naumann. Otros dicen que fue el constructor italiano Gaetano Vinaccia alrededor de 1766. También en este siglo, los pares de cuerdas dobles empezaron a ser reemplazados por cuerdas simples, el tamaño del instrumento aumentó y las curvas de la caja disminuyeron. Se empezó a usar el clavijero metálico y los trastes se extendieron hasta la boca de la guitarra.

Estas innovaciones no ocurrieron al mismo tiempo, sino que se fueron extendiendo a lo largo del Siglo XVIII e incluso a principios del Siglo XIX.

Las nuevas posibilidades musicales y la creciente importancia de la guitarra española hicieron que, a finales de siglo, se empezara a usar en la música de cámara. Destacaron dos intérpretes: el francés Charles Doisy y el español Fernando Ferandiere.

Junto a ellos, sobresalieron dos compositores italianos que vivieron en España: Luigi Boccherini, que aunque era chelista, estuvo muy relacionado con la guitarra y la incluyó en algunos de sus quintetos, y Federico Moretti. También fue muy importante la figura del español Fray Miguel García, conocido como el Padre Basilio, cuya enseñanza musical influyó en muchos de los grandes guitarristas españoles del siglo siguiente.

La guitarra clásica se consolida: Siglos XIX y principios del XX

Durante la primera mitad del Siglo XIX, en el periodo pre-romántico, la guitarra finalmente fue aceptada como instrumento de concierto en toda Europa.

Uno de los músicos más famosos de su tiempo, el violinista Niccolò Paganini, compuso muchas obras para guitarra. Aunque se dice que Franz Schubert era un gran aficionado a la guitarra, hay indicios de que esto podría ser una leyenda.

En 1833, la guitarra llegó a Estados Unidos de la mano de un emigrante austriaco, Christian Frederick Martín. Allí, la guitarra evolucionó de otra manera, incorporando cuerdas de acero para adaptarse a la música popular de ese país.

En España, a principios de siglo, destacaron dos guitarristas fundamentales en la historia del instrumento: Fernando Sor y Dionisio Aguado.

Archivo:Fernando Sor
Fernando Sor

Fernando Sor (1778-1839) es considerado el compositor de guitarra más importante del Siglo XIX. Su trabajo como intérprete, compositor y maestro (con su libro "Méthode pour la guitare" de 1830) contribuyó mucho al prestigio de la guitarra en gran parte de Europa.

Nacido en Barcelona, Sor dejó España después de la ocupación francesa y vivió en París e Inglaterra, y temporalmente en Rusia.

Dionisio Aguado (1784-1849), nacido en Madrid, donde conoció a Sor, estudió con el Padre Basilio y también se estableció en París. Ambos artistas tuvieron una gran amistad que dio lugar a una obra de Sor titulada "Los dos amigos".

Sin embargo, tenían ideas opuestas sobre un gran debate de la época: si tocar las cuerdas de la guitarra con las uñas (Aguado) o con las yemas de los dedos (Sor).

De todos modos, ambos fueron grandes guitarristas. Aguado destacó especialmente en la enseñanza con la publicación de "Colección de estudios para guitarra" (1820), "Escuela de guitarra" (1825) y "Nuevo método para guitarra" (1843), que son los tratados más importantes sobre el instrumento del Siglo XIX.

Durante todo el Siglo XIX, los fabricantes de guitarras españoles experimentaron para crear instrumentos de mejor calidad y mayor volumen. La forma y el tamaño del instrumento comenzaron a estandarizarse. Algunos guitarristas andaluces como Manuel Soto y Solares empezaron a construir instrumentos de gran calidad y belleza. Sin embargo, fue el fabricante de guitarras Antonio de Torres (1817-1892) quien cambió para siempre la percepción de la guitarra. Nacido en Almería, su contribución fue tan grande que los fabricantes de guitarras de España y Europa adoptaron sus ideas, convirtiendo su modelo en el estándar de la guitarra clásica contemporánea.

Su mayor logro fue un sistema de refuerzo con varas de madera en forma de abanico en el interior. Esto lograba aumentar el tono y el volumen del sonido para conciertos en grandes auditorios, al mismo tiempo que aumentaba el tamaño de la guitarra y reducía el grosor de la tapa.

Torres Jurado no solo diseñó las bases de la guitarra clásica española, sino también de la guitarra flamenca.

El Siglo XIX termina con una figura clave en la guitarra española: Francisco Tárrega (1852-1909). Nacido en Villarreal, es considerado el padre de la guitarra clásica contemporánea. No solo compuso obras de extraordinaria belleza como "Capricho Árabe" o "Recuerdos de la Alhambra", sino que también adaptó obras de compositores como Beethoven, Mozart, Bach o Haendel.

Archivo:Francisco Tarrega
Francisco Tárrega

Además, su dedicación a la guitarra lo llevó a estudiar los detalles más pequeños: perfeccionó las reglas de la guitarra clásica, la forma de sujetar el instrumento, cómo pulsar las cuerdas, la postura ideal del músico, etc. Introdujo el uso de un pequeño banco para apoyar la pierna sobre la que descansa la guitarra, alcanzando la altura ideal para tocar. Francisco Tárrega tuvo muchos alumnos, entre los que destacan Salvador García (alias Pancha Verda), Estanislao Marco y Daniel Fortea, quienes a su vez fueron profesores de muchos guitarristas del Siglo XX.

El siglo de oro de la guitarra: El siglo XX

El Siglo XX es considerado la edad de oro de la guitarra clásica española. En este siglo, la guitarra alcanzó su madurez definitiva como instrumento y se establecieron las normas para tocarla. Grandes generaciones de compositores e intérpretes llevaron la guitarra a lo más alto.

Han sido casi seis siglos de evolución los que han llevado la guitarra de los lugares populares a los grandes escenarios, sin perder su carácter cercano a la gente. Hoy en día, no hay un instrumento más universal y versátil que la guitarra.

Los primeros grandes compositores españoles del Siglo XX, Isaac Albéniz (1860-1909) y Enrique Granados (1867-1916), se inspiraron en las raíces nacionales y, sobre todo, en la música popular andaluza, que estaba en pleno auge en esa época.

Más tarde, compositores como Manuel de Falla (1876-1946), Joaquín Turina (1882-1949), Federico Moreno Torroba (1891-1982), Joaquín Rodrigo (1901-1999) y Leo Brouwer compusieron numerosas obras sinfónicas o para guitarra solista.

Junto a ellos, destacaron intérpretes como Miguel Llobet (1878-1937), guitarrista y compositor catalán, alumno de Francisco Tárrega y uno de los creadores de la escuela moderna de guitarra. También la madurez del gran Andrés Segovia (1893-1987). La increíble naturalidad, estilo puro, elegante y refinado de Regino Sainz de la Maza (1897-1981). La excepcional técnica de Narciso Yepes (1927-1997), quien, buscando nuevas posibilidades, añadió cuatro cuerdas más a su guitarra.

Cada uno con su propio estilo logró superar la indiferencia del público que solo quería escuchar música española, de los músicos que rechazaban las adaptaciones, y de los conservatorios para los cuales un guitarrista no era un músico y la guitarra era un instrumento menor.

Es difícil destacar un solo nombre entre todos ellos, pero hay dos figuras particularmente brillantes en la composición y en la interpretación: Joaquín Rodrigo y Andrés Segovia.

Joaquín Rodrigo fue un compositor valenciano. Autor de varios conciertos para diferentes instrumentos y muchas canciones hermosas en catalán y castellano. Es uno de los representantes más importantes del neo-clasicismo musical español.

Sin embargo, su fama está muy ligada a la guitarra por su obra "Concierto de Aranjuez". Se estrenó en Barcelona el 9 de noviembre de 1940 con Regino Sainz de la Maza como solista. Es una de las obras de música española más exitosas y conocidas en todo el mundo.

Andrés Segovia es, sin duda, el guitarrista más famoso del Siglo XX. Su increíble técnica fue admirada en los grandes teatros y escenarios del mundo gracias a las interminables giras que realizó durante más de setenta años, con un promedio de cien conciertos al año. Su carrera internacional como intérprete fue decisiva. Su enorme esfuerzo dio a conocer la belleza de la guitarra al público, despertó el interés de los compositores por la guitarra, le dio un repertorio de calidad, impulsó la creación de cátedras en los Conservatorios y Academias de música (que hasta hace pocos años no existían) y dejó un legado de nuevos guitarristas en países tan diferentes como Estados Unidos, Australia o Japón.

"La guitarra es una orquesta en miniatura", decía Hector Berlioz.

"Su guitarra no suena fuerte, sino lejos", le dijo Ígor Stravinski a Andrés Segovia.

Y es que una sola guitarra es capaz de mantener cautivados, durante horas, a públicos muy numerosos y diversos.

La guitarra en América

La llegada de los conquistadores españoles a América extendió los instrumentos de cuerda, como guitarras y vihuelas, entre la población indígena y luego criolla del Nuevo Continente. Ellos adoptaron estos instrumentos en sus propias formas musicales.

Así surgieron una serie de instrumentos propios de la familia de la guitarra, como el tiple colombiano, la jarana mexicana, la mejoranera panameña, el charango peruano-boliviano, el tres cubano y el cuatro puertorriqueño. Con el tiempo, se convirtieron en un elemento fundamental de su propio folclore.

De esta forma, después de la independencia, la música culta de esos países, impulsada por el nacionalismo musical de finales del Siglo XIX, buscó inspiración en su propio folclore y encontró a la guitarra.

La importancia y el desarrollo de la guitarra clásica española en Latinoamérica durante el Siglo XX se demuestra en el hecho de que Andrés Segovia consideraba al mexicano Manuel M. Ponce (1882-1948) como el mejor compositor para guitarra de todos los tiempos. Ponce fue pianista, compositor, director de orquesta y crítico musical, y desempeñó un papel muy importante en la historia artística de su país. Su obra, tanto por su extensión como por su calidad, es hoy en día una parte fundamental del repertorio de los guitarristas de todo el mundo.

Junto a él, destaca el brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959). Formado también en París, su obra de inspiración brasileña es una contribución considerable a los valores americanos. Además de sus grandes obras, creó una importante colección de estudios y preludios para guitarra, instrumento que conocía muy bien, y que destacan por su desarrollo y la originalidad de sus temas.

También está el cubano Leo Brouwer (1939), director de orquesta, compositor y guitarrista. Es considerado, en el campo específico de la guitarra, el autor más importante de la actualidad.

Sin olvidar a intérpretes tan importantes como el venezolano Alirio Díaz (1923), alumno de Andrés Segovia y Regino Sainz de la Maza, y fundador de la escuela guitarrística venezolana; al argentino Ernesto Bitteti (1943); ni el virtuosismo del cubano Manuel Barrueco.

Y sobre todo, no podemos olvidar al incomparable guitarrista paraguayo Agustín Pío Barrios (1885-1944), considerado por muchos el mejor compositor de la mitad del Siglo XX. Fue una figura controvertida y original para su tiempo. Culto en idiomas, literatura y filosofía, místico y poeta. Se atrevió a cambiar su nombre por uno indígena y a actuar vestido con un traje típico guaraní. Fue un intérprete virtuoso y un compositor muy importante. Sus trescientas obras forman parte del repertorio de guitarristas actuales como David Russell y John Williams.

Su estilo era personal e innovador. Como intérprete, exploró muchas áreas de la técnica de la guitarra: arpegios, escalas, armónicos, trémolos. Como compositor, combinó las formas barrocas, clásicas y románticas con las melodías y los ritmos populares de los países de América del Sur, donde tantas canciones campesinas se han cantado con un simple rasgueo de guitarra.

Afinación de la guitarra

La afinación más común en la guitarra española tiene intervalos de cuartas entre sus cuerdas (excepto entre la tercera y la segunda cuerda, que es una tercera mayor). Las cuerdas se afinan de la siguiente manera, de la más grave a la más aguda: Mi (6.ª cuerda), La (5.ª cuerda), Re (4.ª cuerda), Sol (3.ª cuerda), Si (2.ª cuerda), Mi (1.ª cuerda). A veces se usan afinaciones diferentes, especialmente para tocar música antigua.

La afinación de la guitarra barroca era similar a la moderna, pero con cinco cuerdas. De la más grave a la más aguda: La (5.ª cuerda), Re (4.ª cuerda), Sol (3.ª cuerda), Si (2.ª cuerda), Mi (1.ª cuerda). A menudo, las cuerdas más graves eran dobles.

Hoy en día existen afinaciones alternativas, a menudo llamadas "open tuning", que permiten tocar un acorde completo con todas las cuerdas al aire. Algunas de estas afinaciones son:

  • Doble Drop D: DADgbd
  • Drop C: CGCfad
  • Drop D: DADgbe
  • Dsus4: DADgad
  • Full Step Down: DGCfad
  • Open C: CGCgce
  • Open D Mayor: DADf#ad
  • Open D menor: DADfad
  • Open G: DGDgbd
  • Open Open C menor: CGCgce(b)

Es bueno usar estas afinaciones alternativas cuando ya se domina la afinación normal, para entender mejor cómo funcionan.

Véase también

  • Guitarra latina
  • Guitarra inglesa
  • Guitarra portuguesa

Galería de imágenes

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