Langosta del desierto para niños
La langosta del desierto (Schistocerca gregaria) es un tipo de insecto que pertenece al grupo de los Ortópteros. Sus grandes grupos, llamados plagas, han sido una amenaza para los cultivos en África, Oriente Medio y Asia durante muchos siglos. La vida de una gran parte de la población mundial puede verse afectada por estos insectos.
Esta especie es una de las más peligrosas entre las langostas. Esto se debe a que pueden formar grandes grupos y volar muy rápido, cubriendo distancias enormes. Tienen entre dos y cinco generaciones cada año. Las zonas altas de Etiopía y Eritrea pueden frenar sus movimientos hacia las áreas donde se reproducen, cerca de la costa del mar Rojo. Si se actúa a tiempo, se puede evitar que se conviertan en una plaga en Eritrea y Sudán. Por ejemplo, en 2004, una plaga causó muchas pérdidas de cultivos en África Occidental, afectando la disponibilidad de alimentos en la región. Aunque la langosta no es la única causa de la escasez de alimentos, contribuye mucho a ella.
Contenido
¿Cómo vive la langosta del desierto?
La langosta del desierto vive sola hasta que llegan las lluvias. Las lluvias hacen que las plantas crezcan, lo que permite a la hembra poner sus huevos en la arena. La nueva vegetación sirve de alimento para las crías que nacen y les da protección mientras crecen hasta convertirse en adultos con alas.
Cuando hay mucha vegetación y han nacido muchísimos huevos, las crías, llamadas ninfas o saltadoras, se juntan para comer. El contacto físico constante entre ellas hace que sus patas se golpeen unas con otras. Este estímulo provoca una serie de cambios en su cuerpo y comportamiento. Pasan de ser solitarias a vivir en grupo, un fenómeno llamado polifenismo.
Cuando las ninfas se vuelven gregarias, cambian de color: de verde a amarillo y negro. Los adultos cambian de color marrón a rojo (cuando son jóvenes) o amarillo (cuando son maduros). Sus cuerpos se hacen más cortos y producen una sustancia química llamada feromona que las atrae entre sí. Esto hace que se agrupen y formen grandes enjambres. Es curioso que la feromona de las ninfas es diferente a la de los adultos. Si las ninfas se exponen a la feromona de los adultos, se confunden y desorientan. Esto podría ayudar a controlarlas en el futuro.
Durante los periodos de calma, la langosta se queda en un área de unos dieciséis millones de kilómetros cuadrados. Esta zona se extiende desde Mauritania, atraviesa el desierto del Sahara en el norte de África, y luego la península arábiga y la India en el noroeste.
Si las condiciones del clima y el ambiente son perfectas, nacen varias generaciones seguidas. Esto forma enjambres que pueden invadir países en todas las direcciones. Pueden llegar tan al norte como España y Rusia, tan al sur como Nigeria y Kenia, y tan al este como la India y el suroeste de Asia. Al menos sesenta países pueden verse afectados, cubriendo un área de treinta y dos millones de kilómetros cuadrados. Esto es aproximadamente el 20% de la superficie terrestre.
Las langostas vuelan con el viento, a una velocidad similar a la del viento. Pueden recorrer entre 100 y 200 kilómetros al día y subir hasta unos 2000 metros de altura. Sin embargo, se ha visto que pueden sobrevivir a mayores alturas, como en el valle de Zanskar (a 3500 metros), donde han estado presentes y formado enjambres en los últimos años.
Los enjambres no pueden cruzar montañas muy altas como el Atlas, el Hindú Kush o los Himalayas. Tampoco se adentran en las selvas tropicales de África ni en Europa central. Sin embargo, los adultos y los enjambres cruzan regularmente el mar Rojo entre África y la península arábiga. Incluso hay informes de que cruzaron el océano Atlántico desde África hasta el Caribe en diez días durante una plaga entre 1987 y 1989. Un solo enjambre puede cubrir más de 1200 kilómetros cuadrados y contener entre cuarenta y ochenta millones de langostas por kilómetro cuadrado. Una langosta puede vivir entre tres y seis meses, y de una generación a la siguiente, su número puede multiplicarse entre diez y dieciséis veces.
¿Qué daños causan en los cultivos?
Esta langosta come cada día una cantidad de vegetación verde equivalente a su propio peso (unos 2 gramos). Comen hojas, flores, corteza, tallos, frutos y semillas. Todos los cultivos y plantas no cultivadas están en riesgo. Esto incluye el mijo, arroz, maíz, sorgo, caña de azúcar, cebada, algodón, árboles frutales, palmeras datileras, verduras, pastos, acacias, pinos y plátanos. Además, los excrementos de este insecto son tóxicos, haciendo que el resto de la comida no sea apta para el consumo.
Las pérdidas de cosechas causadas por langostas se mencionan en textos antiguos como la Biblia y el Corán. Estos insectos han contribuido a la gravedad de varias situaciones de escasez de alimentos en Etiopía. En el Siglo XX, hubo grandes plagas en 1926-1934, 1940-1948, 1949-1963, 1967-1969 y 1987-1989. Las importantes pérdidas de cultivos causadas por sus enjambres empeoran los problemas de escasez de alimentos y son una amenaza para la seguridad alimentaria.
¿Cómo se controlan las langostas?
La estrategia principal para controlar las plagas de langostas en África y Asia es dar avisos tempranos y realizar controles preventivos. Esto ayuda a detener la plaga antes de que crezca y se extienda. El Servicio de Información de la Langosta del Desierto de la FAO (DLIS) en Roma, supervisa diariamente el clima, las condiciones ambientales y la situación de la langosta.
El DLIS recibe información de estudios y operaciones de control realizadas por equipos nacionales en los países afectados. Combina esta información con datos de satélites como MODIS, que estiman las lluvias y temperaturas estacionales. Con esto, pueden predecir dónde y cuándo se reproducirán y migrarán las langostas con hasta seis semanas o más de antelación. Todos estos pronósticos se publican mensualmente en boletines desde los años 70. También envían avisos y alertas a los países afectados y a la comunidad internacional. Desde los años 90, esta información está disponible en el sitio web "FAO Locust Watch". La FAO también ofrece información y capacitación a los países afectados, y coordina la financiación de agencias donantes en casos de emergencia y plagas.
La Schistocerca gregaria es una plaga difícil de controlar. Las medidas de control se complican por el gran tamaño de las áreas afectadas, que son remotas (entre 16 y 30 millones de km²). La falta de buenas infraestructuras en varios de los países afectados, con recursos limitados para el seguimiento y control de plagas, y las situaciones políticas inciertas dentro y entre los países, reducen aún más la capacidad de un país para llevar a cabo estas actividades de manera eficiente.
Un método de control natural es usar a sus enemigos, como avispas y moscas parásitas, larvas depredadoras, aves y reptiles. El problema es que estos enemigos naturales son fácilmente superados por el enorme tamaño de muchos enjambres si fueran la única defensa en epidemias graves. Sin embargo, pueden ayudar a los agricultores pobres a desviar la dirección de un enjambre. Otro método antiguo africano es colocar plantas tóxicas o aromáticas cerca de los cultivos para intentar protegerlos.
Actualmente, el método principal para controlar las infestaciones es con insecticidas aplicados en bajas concentraciones desde vehículos o aviones. El insecticida debe caer directamente sobre el insecto. Este tipo de control es supervisado por agencias gubernamentales en los países afectados o por organizaciones especializadas como la "Organización de Control de la Langosta del Desierto de África del Este (DLCO-EA)".
Biopesticidas: una opción más segura
Los biopesticidas son productos que usan seres vivos o sustancias naturales para controlar plagas. Incluyen hongos, bacterias, extractos de la planta Azadirachta indica (neem) y feromonas. Muchos biopesticidas son tan efectivos como los químicos tradicionales, pero tienen dos diferencias importantes. Los biopesticidas tardan más en matar al insecto (entre dos y diez días). Lo más importante es que, a diferencia de los pesticidas químicos que pueden causar envenenamientos, los biopesticidas suelen ser inofensivos para otras criaturas y para el medio ambiente.
Hay dos tipos de biopesticidas: bioquímicos y microbianos. Los bioquímicos son similares a los que se producen en la naturaleza y no son tóxicos, como las feromonas de insectos que se usan para atraer a los machos. Los biopesticidas microbianos, como Green Muscle®, son bacterias, hongos, algas o virus que se encuentran en la naturaleza o se producen mediante ingeniería genética. Generalmente, controlan las plagas produciendo una toxina específica para ellas o causándoles una enfermedad.
Desde finales de los años 90, se ha estado desarrollando un producto para el control biológico basado en un hongo natural que afecta a los insectos, llamado Metarhizium anisopliae var. acridum. La especie M. anisopliae está muy extendida por el mundo e infecta a muchos grupos de insectos, pero es inofensiva para los humanos, otros mamíferos y las aves. La variedad acridum se especializa en langostas, por lo que se elige como ingrediente activo del producto.
Este producto está disponible en África con el nombre Green Muscle® y en Australia como Green Guard®. Se aplica de la misma manera que los insecticidas químicos, pero no mata tan rápido. A las dosis recomendadas, el hongo puede tardar dos semanas en matar al 90% de los insectos. Por esta razón, se recomienda usarlo principalmente contra las ninfas o saltadoras, que son las etapas tempranas de la langosta sin alas. Se encuentran principalmente en el desierto, lejos de las áreas de cultivo, donde el retraso en su muerte no causa daños. La ventaja de este producto es que solo afecta a las langostas, siendo mucho más seguro que los insecticidas químicos. Específicamente, permite que los enemigos naturales de la plaga sigan viviendo y haciendo su trabajo beneficioso. Esto incluye aves, avispas parásitas y depredadoras, moscas parásitas y ciertas especies de escarabajos. Aunque los enemigos naturales no pueden evitar las plagas, pueden limitar la frecuencia de las epidemias y ayudar a controlarlas. Los biopesticidas también son seguros de usar en áreas sensibles para el medio ambiente, como parques nacionales o cerca de ríos y otros cuerpos de agua.
El Green Muscle® se desarrolló como parte del Proyecto LUBILOSA, que comenzó en 1989. Este proyecto fue una respuesta a los daños ambientales causados por el uso de insecticidas químicos fuertes para controlar langostas durante la plaga de 1987-89. El proyecto se centró en usar microorganismos que causan enfermedades en las plagas como agentes de control biológico. Se pensaba que estos insectos eran demasiado móviles y se reproducían muy rápido para ser controlados por los métodos biológicos tradicionales. Los agentes patógenos tienen la ventaja de que pueden producirse en grandes cantidades en cultivos artificiales y usarse con equipos de fumigación normales. Tradicionalmente, se creía que los hongos que afectan a los insectos necesitaban condiciones húmedas para funcionar bien. Sin embargo, el proyecto LUBILOSA encontró una manera de evitar esto rociando las esporas en aceite. Incluso en las condiciones secas del desierto, el Green Muscle® puede usarse para matar langostas. Durante pruebas recientes en Argelia y Mauritania (2005 y 2006), varios enemigos naturales, especialmente aves, fueron suficientes para eliminar grupos de insectos en solo una semana. Esto se debe a que la fumigación con esporas los hizo más fáciles de atrapar.
Resurgimiento de plagas: 2003-2005
Entre octubre de 2003 y mayo de 2005, el África occidental sufrió la peor epidemia de langosta del desierto en quince años. El problema comenzó con pequeñas epidemias en Mauritania, Mali, Nigeria y Sudán en el otoño de 2003. Dos días de lluvias intensas e inusuales, que cayeron desde Dakar, Senegal hasta Marruecos en octubre, permitieron que las langostas se reprodujeran rápidamente. Las condiciones favorables continuaron durante los siguientes seis meses, lo que llevó a una multiplicación muy rápida de las langostas. La falta de lluvia y las bajas temperaturas en el invierno de 2005, en el área de reproducción del noroeste de África, frenaron su desarrollo. Esto permitió que las agencias de control nacionales detuvieran el ciclo. Durante este resurgimiento, se trataron cerca de 130.000 kilómetros cuadrados por tierra y aire en más de veinte países. La FAO estimó que los costos para combatir esta casi epidemia superaron los 400 millones de dólares, y las pérdidas en cosechas se valoraron en 2500 millones. Esto tuvo efectos muy negativos en la seguridad alimentaria de África Occidental.
Los países afectados por la epidemia de 2004 fueron Argel, Burkina Faso, islas Canarias, Cabo Verde, Chad, Egipto, Etiopía, Gambia, Grecia, Guinea, Guinea Bissau, Israel, Jordania, Líbano, Libia, Malí, Mauritania, Marruecos, Nigeria, Arabia Saudita, Senegal, Sudán, Siria y Túnez.
Resurgimiento en 2020
Desde enero de 2020, debido a cambios en el clima, ha habido una nueva aparición de enjambres de langostas. Esto está causando una situación difícil en África Oriental, especialmente en Kenia, Etiopía, Somalia y Sudán del Sur. La FAO hizo un llamado internacional pidiendo fondos urgentes para enfrentar esta plaga. Informaron que esta es la peor plaga que ha afectado a Etiopía y Somalia en 25 años, y la mayor infestación que ha enfrentado Kenia en los últimos 70 años. Se espera que la disponibilidad de alimentos para casi 12 millones de personas se vea directamente afectada en los próximos meses. Además, el Observatorio de la Langosta de la FAO advirtió que su avance afectará a Sudán del Sur y Uganda. También es posible que se formen nuevos enjambres de langostas en Eritrea y Arabia Saudita, continuando su expansión habitual a ambos lados del mar Rojo.
En mayo de 2020, los enjambres de langostas llegaron a Pakistán y la India. La FAO los calificó como «la peor plaga en la India desde 1993».
Galería de imágenes
-
Nube de langostas sobre una formación de juncos marinos en la sebja de Imililik, Sáhara Occidental (abril de 1944).
Véase también
En inglés: Desert locust Facts for Kids