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Guerra de independencia española en Galicia para niños

Enciclopedia para niños

La Guerra de la Independencia española (1808-1814) fue un conflicto militar entre España y el Primer Imperio Francés. Comenzó porque Napoleón quería poner a su hermano José Bonaparte como rey de España, después de que el rey español renunciara al trono. Esta guerra también se conoce como "la francesada".

Al mismo tiempo, los historiadores de habla inglesa la llaman "Guerra Peninsular". Esta guerra empezó en 1807 cuando Francia y España le declararon la guerra a Portugal, que era un aliado del Reino Unido. Dentro de España, también hubo un tipo de guerra civil entre los "afrancesados" (que apoyaban a los franceses) y los "patriotas" (que defendían a España).

Este conflicto ocurrió durante un momento de grandes cambios en España. La gente empezó a sentir un fuerte sentido de identidad nacional. Además, las ideas de la Ilustración y la Revolución francesa, que hablaban de libertad y derechos, influyeron en los "patriotas", aunque paradójicamente, estas ideas también fueron difundidas por algunos "afrancesados".

El Tratado de Fontainebleau de 1807 permitía que las tropas francesas pasaran por España para invadir Portugal. El general Junot lideró a estas tropas, que entraron en España el 18 de octubre de 1807. Cruzaron el país rápidamente y llegaron a la frontera portuguesa el 20 de noviembre. Sin embargo, Napoleón tenía otros planes. Sus tropas, mucho más numerosas de lo acordado, tomaron posiciones en ciudades importantes. Quería quitar a la Casa de Borbón del trono y poner a su propia familia, creyendo que el pueblo lo apoyaría.

Pero la gente estaba molesta por tener que mantener a las tropas extranjeras, lo que causó muchos incidentes y violencia. Además, había mucha inestabilidad política por la disputa entre el rey Carlos IV de España y su hijo Fernando VII, una situación que los franceses habían provocado. Esto llevó a levantamientos en el norte de España y al famoso día del 2 de mayo de 1808 en Madrid. Cuando se supo de la dura represión y de las renuncias al trono en Bayona (el 5 y 9 de mayo), el llamado a luchar contra los franceses se extendió por toda España, empezando en Móstoles. La gente decidió ir a la guerra, a pesar de que la Junta Suprema de Gobierno, que gobernaba en ausencia del rey Fernando VII, no estaba de acuerdo.

Según el coronel Navas Ramírez-Cruzado, autor del libro "Victorias de Galicia. La Guerra de la Independencia", fue toda Galicia la que venció a las fuerzas de Napoleón. Él cree que no fue el ejército español ni el inglés, sino la dignidad del pueblo gallego la que los hizo levantarse y expulsar a los franceses de su tierra en solo seis meses, en una guerra que duró seis años.

¿Cómo era Galicia antes de la guerra?

A principios del siglo XIX, en Galicia, como en el resto de España, el poder político estaba en manos de la nobleza y el alto clero. Estas dos clases también tenían el poder económico y social. Parecía que había un equilibrio social: por un lado, las élites que recibían rentas y derechos, y por otro, los productores (campesinos).

Algunos campesinos ricos podían ascender a la nobleza comprando títulos o por servicios en la guerra. También algunos burgueses, que llegaron a Galicia en el siglo XVIII, intentaron demostrar su nobleza para mejorar su posición social. Este sistema se mantuvo hasta 1808, cuando el equilibrio se rompió.

La crisis política y las nuevas ideas

Antes de la guerra, en Galicia ya se pensaba en cómo mejorar la sociedad.

El pensamiento ilustrado en Galicia

Los pensadores ilustrados gallegos, como Sarmiento y Lucas Labrada, analizaron por qué Galicia no se desarrollaba económicamente como otros países. Sus soluciones no cuestionaban la estructura social del país. Creían que el clero y la nobleza debían seguir siendo las clases principales. Querían eliminar obstáculos como los impuestos excesivos o las dificultades para el comercio, pero sin cambiar el sistema de poder.

Los liberales gallegos

En 1789, ocurrieron eventos importantes en la historia:

En 1808, al inicio de la guerra, surgieron en Galicia grupos de intelectuales con ideas más radicales. Eran los liberales, que querían cambiar el país, no solo reformarlo. La invasión francesa y la nueva libertad de prensa les permitieron difundir sus ideas.

Estos liberales surgieron gracias a los avances económicos en Europa a finales del siglo XVIII. Una sociedad que se preocupa por la libertad, la igualdad y la democracia suele tener resueltos, al menos en algunas capas sociales, los problemas económicos más urgentes.

En Galicia, hubo señales de reactivación económica a finales del siglo:

  • Se extendió el cultivo del maíz, lo que aumentó la ganadería y mejoró la alimentación, llevando a un aumento de la población.
  • Se generalizó el cultivo de la patata en todas las comarcas.
  • Se asociaron nuevos cultivos, como las alubias con el maíz, sin agotar la tierra.
  • Aumentó la superficie cultivada en unas 200.000 hectáreas.
  • Los rendimientos agrícolas crecieron mucho, alcanzando niveles no igualados en el siglo XIX.
  • Los precios eran favorables, beneficiando a los campesinos con tierras.
  • La población respondió favorablemente, contribuyendo al crecimiento económico con su esfuerzo.

El levantamiento en Galicia

Durante la Guerra de Independencia, toda Galicia se convirtió en un campo de guerrilla contra los franceses. La Iglesia apoyó la lucha, y muchos clérigos tomaron las armas o ayudaron desde los púlpitos. Los hidalgos (nobles de menor rango) lideraron a los campesinos, y sus casas (pazos) se convirtieron en cuarteles y almacenes. La burguesía de las ciudades marítimas también aportó dinero y envió a sus hijos a las escuelas militares.

Pero, sobre todo, el campesinado (la mayoría de la población) estuvo en primera línea. Fue una guerra del pueblo.

Levantamiento de La Coruña

La Coruña fue la primera ciudad gallega en levantarse en armas en mayo de 1808. La gente estaba preocupada por los rumores de que las autoridades se entregarían a Napoleón. Poco después, Santiago se levantó, y luego todas las demás ciudades y villas siguieron su ejemplo. Formaron Juntas de gobierno que, a petición de La Coruña, se unieron para crear la Junta Suprema del Reino de Galicia. Esta Junta actuó como gobierno independiente durante unos seis meses, ya que el rey Fernando VII estaba prisionero en Francia.

Se dice que el malestar en La Coruña empezó con la llegada de un oficial francés, Mougat, que venía a inspeccionar los arsenales. El capitán general interino, Francisco de Biedma, intentó calmar los ánimos, pero sus acciones solo aumentaron la desconfianza. Circularon rumores de que Biedma enviaría soldados a Francia y que se reclutaría a la gente a la fuerza.

Un grupo de paisanos, incluyendo a Manuel Pardo de Andrade y Sinforiano López, se reunía en secreto con oficiales del ejército. También llegaron enviados de la Junta de Asturias pidiendo ayuda, pero las autoridades los expulsaron para evitar problemas.

La tensión aumentó con la llegada del capitán general Filangieri, quien, con una de sus medidas (enviar el regimiento de Navarra a Ferrol), exaltó aún más los ánimos.

El 29 de mayo, un estudiante de León llegó con noticias de levantamientos y pidió ayuda. Las autoridades lo encerraron, pero la gente lo supo y trató de liberarlo. El general Filangieri intentó dispersar a la multitud a bastonazos.

Estos eventos mostraron que la población no confiaba en sus autoridades, creyendo que estaban dispuestas a entregarse a los franceses. La chispa saltó los días 30 y 31 de mayo.

El 30 de mayo, una gran multitud se reunió frente al palacio de Capitanía. Pidieron que se izara la bandera y se hicieran salvas, lo cual se concedió. Esa misma tarde, ante rumores de que se estaban embarcando armas hacia Francia, la gente volvió a reunirse, invadió el palacio de Capitanía y apedreó las casas de Filangieri y Biedma. Asaltaron el parque de artillería, se llevaron los fusiles y sacaron en procesión un retrato de Fernando VII.

Al día siguiente, la presión popular continuó. La multitud pidió a gritos medidas contra los franceses, que se nombraran nuevos jefes militares y que se defendieran la religión, la libertad y la patria. Como resultado, se constituyó una Junta. Así fue como La Coruña se levantó en armas, siendo la primera ciudad en Galicia en hacerlo, a pesar de la poca voluntad de las autoridades del Antiguo Régimen. La desconfianza hacia Filangieri fue tal que, más tarde, sus propios soldados lo asesinaron.

Levantamiento de Santiago

El 30 de mayo, llegaron a Santiago las noticias del levantamiento de La Coruña. El arzobispo Rafael Múzquiz Aldunate, que apoyaba a Godoy, dudaba qué partido tomar. Se formó una "leyenda negra" sobre su posible colaboración con los franceses.

Aun así, el arzobispo constituyó una Junta de armamento y defensa esa misma noche. Se alertó a varias personas importantes y se incautaron armas. El 31 de mayo, una gran multitud se congregó en la plaza del Obradoiro, donde el arzobispo les habló. Las instituciones eclesiásticas también se reunieron en secreto para ayudar, entregando grandes sumas de dinero para el levantamiento.

Levantamiento en otras ciudades y villas de Galicia

Una vez que las dos ciudades más importantes de Galicia se levantaron, se creó un modelo de organización que se siguió en otras ciudades y villas. Cuando recibían la noticia, la gente se reunía, las campanas tocaban a rebato, y se obligaba a las autoridades a pronunciarse y a formar una Junta.

En pocos días, casi toda Galicia se había declarado a favor de Fernando VII y en contra de los franceses. Por ejemplo, en Tuy, el 1 de junio, la ciudad se llenó de alegría y proclamó a Fernando VII, con salvas de artillería y música. La ausencia del ejército francés facilitó este entusiasmo popular.

La organización del levantamiento

Después de cada levantamiento, se formaba una Junta, a menudo llamada Junta de armamento y defensa, para organizar la lucha. Estas Juntas estaban formadas por las fuerzas sociales más importantes del momento.

La primera Junta de La Coruña, por ejemplo, estaba compuesta por:

  • Representantes del Ejército: 11
  • Representantes de la Audiencia: 11
  • Representantes de la Iglesia: 9
  • Representantes del Ayuntamiento: 6
  • Representantes del comercio: 3
  • Otros: 6

Esta composición muestra que la Junta de La Coruña quería mantener el poder en manos de quienes siempre lo habían tenido. No hubo un cambio radical al principio.

En Santiago, la elección de representantes fue obra del arzobispo. Sus 19 miembros se distribuían así:

  • Clero: 6 (el arzobispo era el presidente)
  • Universidad: 3
  • Comercio: 3
  • Hidalgos rentistas: 3
  • Ayuntamiento: 1
  • Otros (militares y jueces): 3

En Vigo, la Junta, llamada subalterna y consultiva, tenía un predominio casi total del ejército y los funcionarios.

Una denuncia del ayuntamiento de Santiago reveló que la designación de los miembros de estas Juntas fue organizada por los líderes, no por una elección popular.

La Junta Suprema del Reino de Galicia

La Junta local de La Coruña quiso desde el principio convertirse en el centro de una futura Junta del Reino. El 31 de mayo, el presidente de la Junta de La Coruña, Francisco de Biedma, envió un comunicado a las siete ciudades con representación en la Junta del Reino, pidiendo que se reunieran en Cortes para decidir lo mejor para el Reino.

El 2 de junio, la Junta de La Coruña se autoproclamó "Suprema y Gubernativa en el Reyno de Galicia" en nombre de Fernando VII, sin esperar la reunión de las Cortes. Esto molestó a otras juntas locales, especialmente a la de Santiago, que se sentía despreciada.

El 5 de junio, se reunieron en La Coruña los representantes de las siete ciudades con voto en la Junta del Reino. Firmaron un manifiesto reafirmando su carácter soberano (por la ausencia de Fernando VII) y declarando que sus objetivos eran defender la religión, la patria y las vidas y bienes del pueblo.

¿Qué hizo la Junta Suprema?

La Junta Superior funcionó hasta la llegada de los franceses a Galicia en enero de 1809. En esos seis meses, realizó acciones importantes en tres áreas:

Acciones militares

La Junta asumió el poder militar, delegándolo en una Junta de Guerra. Promovió el alistamiento de voluntarios y reclutas forzosos, distribuyendo los efectivos según la población de cada provincia.

Efectivos movilizados por la Junta Suprema de Galicia
Provincias Hombres
Santiago 13 333
Lugo 6666
Orense 6666
Betanzos 3611
Mondoñedo 3611
Tuy 3611
La Coruña 2502
Total en el Reino de Galicia 39 400

A pesar del espíritu de lucha, muchos intentaron evitar el reclutamiento, incluso automutilándose. La Junta también nombró a los mandos superiores, como el reemplazo de Filangieri por Joaquín Blake. También se encargó de la logística del ejército y la organización de cuerpos como la reserva y las milicias urbanas.

Acciones económicas

La Junta no hizo grandes reformas en el sistema de impuestos. Se basó en:

  • El cobro de impuestos tradicionales.
  • La administración de bienes incautados a personas que huyeron o fueron acusadas de apoyar a los franceses.
  • Donaciones internas y externas.

Aunque no se tienen cifras exactas, se sabe de importantes ingresos:

  • Inglaterra: un préstamo de más de 30 millones de reales.
  • El clero: unos 2,5 millones de reales de los cabildos y más de un millón de los monasterios.
  • Instituciones: más de 300.000 reales del Real Consulado y de la Universidad de Santiago.
  • Particulares: casi un millón de reales.

Política internacional

La Junta actuó como un reino independiente en sus relaciones exteriores. Envió al brigadier Genaro Figueroa a Portugal para contactar con los patriotas portugueses. Firmaron un pacto en Oporto el 4 de julio de 1808 para luchar juntos contra los franceses y restaurar a sus monarcas. Galicia se comprometió a ayudar a Portugal, y Portugal a España. Pidieron a Inglaterra que garantizara el pacto. La Junta de Galicia se consideraba la única parte libre de España en ese momento y, por lo tanto, representaba la soberanía española.

También enviaron embajadores a Inglaterra el 16 de junio de 1808, Joaquín Freire de Andrade y Francisco Bermúdez de Castro y Sangro. Las peticiones de Galicia a Inglaterra eran:

  • Apoyo militar a Portugal.
  • Ayuda con municiones, víveres y dinero.
  • Libertad de comercio entre Galicia y América del Sur.
  • Liberación de prisioneros españoles en Inglaterra.
  • El regreso a Galicia del ejército del marqués de la Romana que estaba en Dinamarca.

El gobierno inglés respondió favorablemente. Se comprometió a enviar un ejército a Portugal bajo el mando del general Arthur Wellesley, a transportar al ejército de Dinamarca, liberó a los prisioneros, aseguró la libre navegación y empezó a enviar municiones y dinero, enviando también a sir Charles Stuart como embajador. A cambio, Inglaterra obtuvo libertad de comercio, lo que perjudicó a la burguesía gallega. Las remesas de dinero, sin intereses, estaban bien aseguradas con las rentas del tabaco y la sal de Galicia como garantía.

Relaciones con otras Juntas españolas

La Junta de Galicia también envió un delegado, el teniente coronel Manuel Torrado, para contactar con las principales Juntas de España. Su misión era evitar suspicacias y mostrar la buena organización de Galicia. Visitó Cádiz, Sevilla, Cartagena, Murcia y Valencia, y se reunió con autoridades militares inglesas en Gibraltar.

Hubo relaciones continuas con las Juntas de Asturias y León. La Junta de Galicia apoyó a León con municiones, hombres y dinero, ya que contener al enemigo allí era la mejor defensa para Galicia. Estas juntas sembraron la idea de una Junta Central, y firmaron el Tratado de Unión entre los reinos de Castilla, León y Galicia el 10 de agosto de 1808.

Este tratado establecía:

  • Reconocimiento de la soberanía de Fernando VII.
  • Compromiso de seguir la guerra contra Napoleón.
  • Mantenimiento de las leyes vigentes.
  • Los negocios serían decididos por los magistrados públicos.
  • En ausencia del rey, la autoridad recaía en la Junta Soberana.
  • La Junta tendría un presidente rotatorio y su sede inicial sería Lugo.
  • Las deudas y sacrificios serían compartidos.
  • Se invitaba a otros reinos a unirse.

Sin embargo, la aparición de la Junta Central hizo que este tratado fuera ineficaz.

Disolución de la Junta Suprema

La invasión francesa de Galicia y la ocupación de La Coruña disolvieron la Junta Suprema. En las zonas ocupadas, los franceses nombraron autoridades afines. En las zonas no ocupadas, las autoridades anteriores siguieron al mando y, a menudo, organizaron la resistencia.

La resistencia popular impidió que los franceses establecieran una administración municipal efectiva. La guerra exigió toda la atención de los invasores. A medida que la resistencia recuperaba territorio, se crearon nuevas Juntas locales (formadas por hidalgos, clérigos y, a veces, campesinos) que ejercieron el poder real en Galicia durante la guerra. Estas juntas tomaban decisiones económicas, pedían préstamos para armas, imponían impuestos y nombraban jefes militares.

La Junta de Lobera

Mientras las Juntas locales organizaban la resistencia, se pensó en crear un poder central gallego. Se consideró entregar el poder al marqués de La Romana, pero él se movía constantemente para evitar al enemigo. La segunda opción, crear una nueva Junta del Reino, era imposible con las ciudades ocupadas.

Así que se decidió elevar una de las Juntas comarcales a la cabeza de todas las demás: la Junta de Lobera, cerca de Bande. Esta Junta, gracias a José Joaquín Márquez, adquirió prestigio, especialmente cuando el obispo de Orense, Pedro Quevedo y Quintano, aceptó presidirla. También formó parte de ella Manuel García del Barrio, delegado de la Junta Central. Sin embargo, la Junta de Lobera solo controló directamente las juntas del sur de Orense y Pontevedra debido a la distancia.

Principales batallas en Galicia

Aunque muchos autores extranjeros no le dan mucha importancia a la campaña de Galicia en 1809, en solo cinco meses se expulsó a los mariscales Soult y Ney. Galicia demostró que el ejército francés no era invencible cuando se enfrentaba a un país dispuesto a luchar. Las acciones de los campesinos gallegos fueron cruciales, especialmente en combates como los de Casal del Eirigo, Valga, Las Galanas y Santiago, y la victoria definitiva de Puente Sampayo.

Batalla de Elviña

Archivo:Nicolas Jean de Dieu Soult
El mariscal Soult. Retrato de 1856.
Archivo:Battle of Corunna
Plano de la batalla de Elviña.

La batalla de Elviña ocurrió el 16 de enero de 1809 cerca de La Coruña. Las tropas francesas, lideradas por el general Soult, vencieron a las tropas británicas, comandadas por el general John Moore, quien murió en el combate. A nivel internacional, se conoce como la batalla de La Coruña.

Después de la derrota francesa en la batalla de Bailén en julio de 1808, Napoleón decidió entrar en España con su gran ejército. En Portugal, el general John Moore estaba al mando de las tropas británicas.

En noviembre de 1808, Moore entró en España por Salamanca, buscando aliviar la presión francesa sobre Madrid. No sabía que Napoleón ya había entrado en Madrid el 4 de diciembre. Moore fue perseguido por las unidades de Soult. Napoleón, queriendo un enfrentamiento directo con los británicos, se dirigió al noroeste para cazar a Moore.

Así comenzó la retirada del ejército inglés hacia Astorga, ya que no podían enfrentarse a fuerzas superiores. Se avisó a la flota británica para que los recogiera en Vigo o La Coruña. Moore llegó a Astorga el 24 de diciembre, donde se le unieron las tropas gallegas del marqués de la Romana. Moore y De la Romana hablaron sobre la posibilidad de luchar juntos, pero Moore se negó debido al agotamiento y la indisciplina de sus tropas.

Napoleón, que había llegado a Astorga el 1 de enero de 1809, se fue el día 3, dejando a Soult al mando de 25.000 hombres y 54 cañones para perseguir a Moore. El general Ney, con 25.000 soldados y 30 cañones, lo acompañaba para ayudar y asegurar la ocupación de Galicia.

Las tropas de Moore y De la Romana se dirigieron a Galicia, pero se dividieron en el Bierzo. De la Romana entró por Valdeorras, mientras que el grueso de las tropas de Moore entró por Pedrafita el 7 de enero de 1809, dirigiéndose a Lugo y Betanzos. Moore llegó a La Coruña el 14 de enero de 1809. Sin embargo, no pudieron embarcar de inmediato debido al mal estado del mar. Moore tomó medidas para dificultar el avance francés, volando el puente del Burgo sobre el río Mero. Pero los franceses cruzaron el río por un puente pequeño y repararon el puente del Burgo el 15 de enero.

Archivo:Monolito Moore (Front)
Monolito conmemorativo de la muerte de Moore. Campus universitario de Elviña, La Coruña.

La batalla fue inevitable. Moore dispuso sus 16.000 soldados con solo nueve cañones en tres líneas. Soult tenía 12.000 infantes y 4.000 jinetes, con 20 cañones. La batalla comenzó la tarde del 16 de enero. Los combates más duros fueron por la aldea de Elviña, que los franceses tomaron al anochecer. El general inglés Baird fue herido, y Moore fue gravemente herido por una bala de cañón, muriendo dos horas después. Esa misma noche, las tropas británicas embarcaron, aunque los barcos fueron cañoneados por la artillería francesa al amanecer del día 17. Ese día, Soult entró en La Coruña, que se rindió.

Los franceses perdieron unos 1.200 hombres y los británicos unos 900, pero estos últimos habían perdido unos 8.000 soldados en su retirada desde Castilla. La victoria de Soult dejó el camino libre para la ocupación de Galicia. En dos semanas, las ciudades más importantes se rindieron. Ney se encargó de controlar el norte de Galicia y Asturias, mientras Soult se dirigió a Oporto y el norte de Portugal.

Batalla del Valle de Monterrey

Después de intentar sin éxito cruzar el río Miño cerca de Tuy, el mariscal Soult retrocedió hasta Orense para cruzar a Portugal. El Marqués de La Romana, con unos 10.000 hombres, decidió organizar una defensa al recibir 4.000 hombres del ejército portugués.

El rápido avance francés el 6 de marzo hizo que el general español abandonara su primera línea de defensa, retrocediendo hacia el río Támega. Las fuerzas portuguesas se quedaron descolgadas y retrocedieron a la frontera, sin apoyar a los españoles. El Marqués de La Romana estableció una posición defensiva más fuerte en "Pozo do Demo", donde se enfrentó a los franceses. A pesar de ello, el ejército francés siguió avanzando y rompió la línea española. Para evitar una derrota total, el Marqués de La Romana ordenó la retirada. Soult se centró en el ejército portugués. El 7 de marzo, las tropas francesas expulsaron a las fuerzas portuguesas de las localidades fronterizas, abriendo el camino a Chaves, que fue tomada el 12 de marzo. Semanas después, el 28 de marzo, Soult entró en Oporto tras grandes bajas portuguesas.

Batalla de Casal del Eirigo

El 27 de abril de 1809, en Casal del Eirigo, Valga, el ejército gallego, con la ayuda de campesinos locales, luchó valientemente contra las tropas napoleónicas. Fue una batalla cuerpo a cuerpo, con armas rudimentarias contra sables y fusiles. Aunque no lograron una victoria completa, los campesinos hicieron retroceder a los franceses, lo que se sintió como un triunfo.

Las tropas gallegas se dirigieron a Iria al saber de una avanzadilla francesa en Padrón. En Casal del Eirigo, se situó el batallón de la Victoria, junto con la compañía de Tiradores del Miño y dos batallones de Lobeira, formados por reclutas mal entrenados y con pocos fusiles. Los franceses, unos mil hombres, atacaron, pero los campesinos los rodearon y atacaron por la retaguardia, mientras los soldados disparaban desde la colina. Los franceses tuvieron que retirarse.

La lucha tuvo un segundo asalto. Los franceses, mucho mejor armados y con artillería y caballería, lanzaron un ataque. El segundo batallón de Lobera huyó, pero los Tiradores del Miño ocuparon su lugar y lograron hacer retroceder al enemigo, causándoles muchas bajas. Otros batallones franceses y jinetes atacaron el batallón de la Victoria, que luchó heroicamente hasta que se ordenó una retirada. Los franceses sufrieron 400 muertos y mil heridos, mientras que los batallones locales tuvieron 60 muertos y 120 heridos. Los franceses no aprovecharon la retirada, sino que saquearon y quemaron casas. Al día siguiente, se les hizo creer que les cortarían el paso en Puentecesures y que había una sublevación en Padrón, por lo que se retiraron al valle.

Reconquista de Vigo

El 27 de marzo de 1809, los patriotas gallegos que asediaban Vigo proclamaron a Pablo Morillo coronel. En Vigo, Morillo intimidó al comandante francés y habló con el capitán de fragata británico que bloqueaba la ría. El 28 de marzo, los hombres de Morillo atacaron las puertas de Vigo y, en dos horas, los franceses entregaron la ciudad. El comandante francés, Chalot, 45 de sus oficiales y más de 1.200 soldados fueron hechos prisioneros. Morillo también se apoderó de los suministros y el dinero francés. Así, Vigo se convirtió en la primera ciudad de Europa en expulsar a un ejército de Napoleón.

Toma de Santiago

Después de Vigo, Morillo asedió Tuy (sin éxito), y luego luchó en la batalla de Puente Sampayo contra el mariscal Ney, causándole muchas bajas. Luego siguió hacia Santiago, venció en la batalla de Las Galanas (Teo) y tomó la ciudad en mayo de ese mismo año. Estas acciones fueron clave para expulsar a los franceses de Galicia.

Batalla de Puente Sampayo

Archivo:Puente Sampayo - panoramio (1)
El puente de Puente-Sampayo.

La batalla de Puente Sampayo tuvo lugar entre el 7 y 9 de junio de 1809, a orillas del río Verdugo. Tropas españolas y milicias populares gallegas se enfrentaron a las tropas francesas dirigidas por el mariscal Ney. La resistencia española impidió a Ney cruzar el río, obligándolo a retirarse.

Después de la batalla de Elviña y la caída de las ciudades gallegas, la gente de las comarcas gallegas empezó a organizarse. En marzo de 1809, Ney intentó someter la costa occidental gallega, pero no pudo acabar con las guerrillas. A finales de marzo, los gallegos recuperaron Vigo, Pontevedra y Tuy, lo que impidió la conexión de Ney con Soult en Portugal.

En mayo, Ney supo que el marqués de La Romana estaba en Asturias y fue a buscarlo, pero el español se había retirado a Galicia. El regreso de Soult desde Portugal a Orense fue difícil.

Archivo:Marechal Ney
El mariscal Michel Ney que, junto con Soult, dirigió las tropas francesas.

Soult y Ney se reunieron en Lugo el 29 de mayo y decidieron una nueva estrategia. Soult buscaría las tropas del marqués en el interior de Galicia, mientras Ney iría a Pontevedra y Vigo para recuperarlas. Querían el control definitivo de Galicia.

Ney salió de La Coruña, pasando por Santiago, con unos 8.000 infantes, 1.200 jinetes y 13 cañones. Las fuerzas españolas, al mando del conde de Noroña, esperaron a Ney en Puente Sampayo, un paso obligado.

A las fuerzas del conde se unieron batallones de milicias populares. Se defendieron dos puentes: el de Caldelas, bajo el mando de Pablo Morillo, y el de Sampayo, por el conde de Noroña. El 7 de junio de 1809, las tropas de Ney avistaron al enemigo. Intentaron tomar el puente de Sampayo con ataques frontales, pero fueron rechazados. Los franceses buscaron vados en el río Oitavén, pero sus ataques fueron inútiles. Las tentativas sobre el puente de Caldelas mostraron la misma determinación española. El día 9, Ney consideró que más ataques serían inútiles debido a las pérdidas, y ordenó la retirada a Compostela.

La batalla impidió el dominio francés sobre el sureste gallego. El fracaso de Soult en el interior de Galicia y nuevos acontecimientos en el centro de la península (donde Wellesley amenazaba Madrid) obligaron a ambos mariscales a salir de Galicia. Ney se fue por Piedrafita y el Bierzo, mientras Soult pasó por Valdeorras. En su camino, fueron atacados por guerrillas, pero sus tropas causaron mucho daño. Cuando se juntaron, solo les quedaban 18.000 de los 53.000 o 55.000 hombres con los que habían llegado en enero de 1809.

Morillo en Galicia

En febrero de 1809, Pablo Morillo, entonces capitán del ejército, fue enviado por la Junta Suprema del Reino de Sevilla a Galicia. Su misión era animar a la gente contra los franceses y organizar cuerpos de ejército para impedir que las fuerzas francesas se establecieran después de la batalla de Elviña. Morillo actuó en las comarcas de la actual provincia de Pontevedra, uniéndose a las guerrillas locales, con líderes como Bernardo González del Valle Cachamuíña.

Archivo:Bernardo González del Valle
Bernardo González del Valle, Cachamuíña. Grabado de la época.

Galicia libre de franceses

Archivo:Pedro Caro y Sureda, marqués de la Romana (Museo del Prado)
Teniente general Pedro Caro y Sureda, 3.º marqués de La Romana, capitán general de Galicia en 1809.

Una vez que los franceses se fueron de Galicia, el capitán general de Galicia recuperó el poder. Al terminar la guerra, había dos opciones: crear una nueva Junta del Reino de Galicia (preferida por las clases altas y, al parecer, apoyada por los ingleses) o devolver el poder al Capitán General.

El conde de Noroña, Gaspar María Nava y Álvarez de las Asturias, segundo comandante del Ejército del Reino de Galicia, dejó claras sus intenciones en un bando publicado en Santiago el 29 de mayo de 1809. En él decía que, con su llegada, cesaban todas las autoridades que no fueran legítimas. La única autoridad superior del Reino era la del Marqués de La Romana como Capitán General y presidente de la Real Audiencia.

Este bando era sorprendente, ya que el poder militar, que se había mantenido al margen durante la lucha popular y no había logrado victorias, ahora, al momento de la victoria, quería suplantar a todas las Juntas y concentrar el poder en el capitán general.

El marqués de La Romana, que era un absolutista, temía que las circunstancias políticas introdujeran nuevos poderes representativos del pueblo. No le gustaba la idea de juntas o asambleas populares. Por eso dio instrucciones a su segundo para que, al terminar la guerra en Galicia, el capitán general recuperara todo su poder, como se ejercía antiguamente.

La Junta Superior de subsidios, armamento y defensa de Galicia

Aunque Galicia ya estaba libre de franceses, su presencia en otras partes de España y la posibilidad de una nueva ofensiva hicieron que muchos pensaran en crear una Junta Superior. A pesar de que el conde de Noroña se oponía, el Gobierno español consideró oportuna su constitución. El conde argumentaba que las Juntas ya no eran útiles y que los tiempos eran diferentes.

Pero a pesar de esta opinión, las fuerzas vivas del país la solicitaron. La Junta se formó y el 17 de diciembre de 1809 se publicó su reglamento, que establecía sus condiciones y competencias:

  • Las Juntas se dedicarían exclusivamente al armamento y defensa del país, y a asuntos económicos relacionados con el ejército.
  • La Junta Superior estaría formada por 29 personas, presididas por el capitán general de Galicia, con representantes del Ejército, la Iglesia y las siete ciudades.
  • Las Juntas subalternas o de partido estarían formadas por 9 personas.

Las diferencias entre esta Junta Superior y la Junta Suprema del Reino de Galicia (que había desaparecido en diciembre de 1808) eran claras. La Junta Superior estaba subordinada a la Junta Central. No pretendía tener soberanía ni representar a Galicia como un organismo superior. Era simplemente una delegación de la Junta Central para asuntos de guerra y finanzas relacionadas con la guerra.

Véase también

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Guerra de independencia española en Galicia para Niños. Enciclopedia Kiddle.