Ciudadela de Carcasona para niños
Datos para niños Ciudad histórica fortificada de Carcasona |
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![]() ![]() Patrimonio de la Humanidad de la Unesco |
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![]() La Cité de Carcasona.
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Localización | ||
País | Francia | |
Datos generales | ||
Tipo | Cultural | |
Criterios | ii, vi | |
Identificación | 345rev | |
Región | Europa y América del Norte | |
Inscripción | 1997 (XXI sesión) | |
Sitio web oficial | ||
La ciudad histórica fortificada de Carcasona, conocida en francés como Cité de Carcassonne, es un impresionante conjunto de edificios y murallas antiguas. Es la parte más vieja de la ciudad de Carcasona, en Francia.
Gran parte de esta ciudad fortificada se ha conservado desde la Edad Media. Después de un tiempo en el que estuvo olvidada, fue restaurada en el siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc. En 1997, la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad. Hoy es uno de los lugares turísticos más visitados de Francia.
La ciudad fortificada se encuentra en una colina, junto al río Aude. A lo largo de su historia, ha sido un lugar importante para diferentes culturas. Fue un asentamiento antiguo, luego una ciudad galo-romana, una fortaleza visigoda y fue ocupada por los musulmanes. También fue capital de condados y vizcondados, y finalmente un cuartel general del ejército francés.
Está rodeada por una doble muralla de 3 kilómetros de largo. Dentro, parece una ciudad medieval europea, con calles estrechas y edificios antiguos. También alberga el castillo de los condes de Carcasona y la basílica de Saint-Nazaire.
Contenido
- ¿Dónde se encuentra la Cité de Carcasona?
- Un viaje por la historia de Carcasona
- La arquitectura defensiva de Carcasona
- La leyenda de la Dama Carcas: ¿de dónde viene el nombre?
- Carcasona en el cine
- Galería de imágenes
- Véase también
¿Dónde se encuentra la Cité de Carcasona?

La Cité está al sureste de la Carcasona moderna, en una pequeña colina. Desde allí se podía controlar un paso natural del río Aude. Esta ubicación era perfecta porque permitía acceder fácilmente al agua y controlar las rutas comerciales.
Junto a la Cité está la "ciudad baja" o "bastida de Saint-Louis". Es un barrio de la Carcasona actual, entre la Cité y el río Aude. El "Pont Vieux" (Puente Viejo) conecta esta zona con el resto de la ciudad.
El castillo, que es el centro de la fortaleza, está al norte, mirando hacia el río y el puente.
Un viaje por la historia de Carcasona
Desde la Edad del Hierro hasta los visigodos
Se han encontrado restos antiguos que muestran que en la colina del castillo existió una ciudad fortificada llamada Carcaso. Fue ocupada por los volcas tectósages, un pueblo celta, alrededor del año 3000 a.C. Ellos dominaban la región y extraían oro.
En el año 122 a.C., los romanos llegaron y la ciudad pasó a formar parte de la provincia de la Gallia Narbonensis. Bajo el emperador Augusto, se convirtió en una colonia romana llamada Colonia Julia Carcaso. La ciudad creció mucho gracias a su ubicación en una vía romana importante y a que el río Aude era navegable.
En el siglo III, debido a las incursiones de pueblos germánicos, los habitantes comenzaron a construir o ampliar las fortificaciones. En el año 333, ya existía un sistema de defensa fuerte. Las obras de esta época todavía se ven en algunas partes de la muralla actual. Estas fortificaciones protegían la ciudad, el paso del río y las rutas comerciales.
A mediados del siglo V, Carcasona pasó a formar parte del Reino visigodo de Tolosa. Se convirtió en una fortaleza clave en la frontera norte del reino. En el año 507, tras una derrota visigoda, Carcasona fue una de las pocas ciudades que los visigodos lograron conservar en la región.
En el siglo VI, los visigodos fundaron la diócesis de Carcasona y construyeron una catedral dentro de la ciudadela, que hoy ya no existe. En el año 713, el reino visigodo cayó ante la invasión musulmana.
La época feudal y los grandes cambios
En el año 725, Carcasona fue ocupada por los árabes. En el 752, un ejército franco liderado por Pipino el Breve la tomó, uniendo la ciudad al reino franco. La famosa leyenda de la Dame Carcas podría tener su origen en este evento.
Durante el feudalismo, la ciudad creció económicamente y sus defensas se hicieron más fuertes. En 1096, comenzaron las obras de la catedral de la ciudadela. Poco después, en el siglo XII, se empezó a construir un castillo como centro de defensa.
El condado de Carcasona se formó como una entidad política propia. El primer conde conocido fue Bellón. La familia de los condes de Carcasona se relacionó con los condes de Barcelona y Tolosa.
A partir del siglo IX, se empezó a usar la expresión latina Cives Carcasso, que significa "Ciudad de Carcasona". De ahí viene el nombre actual de "La Cité".
En 1082, la familia Trencavel tomó el control de Carcasona. Bajo el vizconde Bernardo Aton IV Trencavel, la ciudad vivió un nuevo período de construcción. En 1096, se autorizó la construcción de la catedral de Saint-Nazaire. También fue una época en la que una nueva creencia religiosa, el catarismo, se extendió por la región.
En 1130, Bernardo Aton ordenó construir un castillo, al que llamó palatium, y reparar las antiguas murallas. Esto mejoró mucho la defensa de la ciudad.
En 1137, el vizcondado de Carcasona se declaró vasallo de la Corona de Aragón. Carcasona era una ciudad próspera con una población de entre 3000 y 4000 personas. Tenía dos barrios fuera de las murallas, cada uno con su propio mercado. En 1192, se creó un consulado para administrar la ciudad.
El gran conflicto y la anexión a Francia
En 1208, el papa Inocencio III convocó una campaña militar debido a la expansión del catarismo. El conde de Tolosa y el vizconde de Carcasona fueron acusados, y sus tierras se convirtieron en el objetivo principal. El 1 de agosto de 1209, la ciudad fue asediada. Raymond Roger Trencavel se entregó el 15 de agosto para salvar a sus habitantes. Murió en prisión poco después.
La ciudad pasó a ser el cuartel general de las tropas de la campaña. Las tierras y la ciudad fueron entregadas a Simón de Montfort. Tras su muerte, su hijo, Amaury VI de Montfort, cedió sus derechos al rey Luis VIII de Francia. En 1224, Ramón Trencavel II recuperó la ciudad.
Luis VIII lanzó una segunda campaña en 1226, y Ramón Trencavel tuvo que huir. Carcasona pasó a formar parte de los dominios del rey de Francia y se convirtió en la sede de una senescalía (una división administrativa).
Luis IX de Francia ordenó construir la segunda muralla para que la ciudad pudiera resistir asedios largos. Trencavel, refugiado en Aragón, quería recuperar sus tierras. La ciudad se convirtió en parte del sistema defensivo de la frontera entre Francia y Aragón.
Las primeras construcciones se hicieron en el castillo condal. Se rodeó con murallas y torres, incluso hacia el interior de la ciudad, para proteger a los representantes del rey. Luego, se construyó una segunda línea de fortificaciones de un kilómetro con catorce torres.
En 1240, Ramón Trencavel intentó recuperar la ciudad con la ayuda de algunos señores de la región. Ocupó los barrios cercanos al Aude, pero el doble recinto defensivo detuvo su avance. La guarnición resistió eficazmente. Trencavel tuvo que retirarse cuando llegaron refuerzos del rey Luis IX. En 1247, renunció a sus derechos sobre la Cité, que fue anexada al reino francés de forma definitiva.
Carcasona bajo el dominio real
A partir de entonces, la Ciudadela no sufrió más ataques, ni siquiera durante la Guerra de los Cien Años. Se hicieron adaptaciones y ampliaciones en tres fases. Primero, se repararon las murallas, se nivelaron las lizas y se añadió la torre de la Justicia. La segunda fase, bajo el reinado de Felipe III el Atrevido, incluyó la construcción de la puerta de Narbona, la torre del Tesoro y la puerta de Saint-Nazaire. También se restauraron algunas torres antiguas y la barbacana del castillo. Los barrios cercanos a la fortaleza fueron destruidos para evitar que ayudaran a posibles atacantes. La tercera fase, bajo Felipe el Hermoso, modernizó la fortaleza con nuevas técnicas defensivas.
En 1258, el Tratado de Corbeil estableció la frontera entre Francia y la Corona de Aragón cerca de Carcasona. La ciudad se convirtió en una fortaleza clave en la defensa de la frontera, siendo la segunda línea de defensa tras los castillos de "los cinco hijos de Carcasona": Peyrepertuse, Aguilar, Quéribus, Puilaurens y Termes.
La Ciudadela no fue atacada y el número de tropas se redujo. A finales del siglo XIV, sus defensas medievales quedaron anticuadas frente a las nuevas armas de pólvora, pero su posición fronteriza siguió siendo estratégica.
En el siglo XV, la Cité se convirtió en prisión estatal para los enemigos del rey. La peste afectó a la población en 1557.
Entre 1560 y 1630, durante las Guerras de Religión en Francia, la ciudad fue un centro militar importante para los católicos. Sufrió ataques constantes de los protestantes, pero la guarnición resistió. En 1592, los habitantes de la Ciudadela finalmente aceptaron al nuevo rey, Enrique IV de Francia.
La Cité en el olvido
Después de que el Rosellón se uniera a Francia por el tratado de los Pirineos, la importancia militar de Carcasona disminuyó. La frontera con España se alejó, y el puesto de mando de defensa se trasladó a Perpiñán.
En 1657, la sede de la justicia se trasladó a la ciudad baja, y en 1745, la sede episcopal también. La ciudad baja prosperó gracias a la industria textil. La Cité se convirtió en un almacén de armas y alimentos. Entre 1804 y 1820, perdió su autonomía y se convirtió en un barrio de Carcasona. El castillo se usó como prisión, y el ejército pensó en demolerla. La Ciudadela se fue deteriorando rápidamente.
La población de la Cité disminuyó, y los habitantes más ricos la abandonaron.
Sin embargo, el romanticismo puso de moda el período medieval. Prosper Mérimée, inspector de Monumentos históricos, y Cros-Mayrevieille, historiador, se interesaron por las ruinas. Así, en 1844, se encargó la reconstrucción de la Ciudadela a Eugène Viollet-le-Duc.
La restauración de Viollet-le-Duc y sus debates

En el siglo XIX, el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc dirigió una gran restauración de las murallas, torres y el castillo de la ciudad.
Sin embargo, Viollet-le-Duc, acostumbrado a reconstrucciones en el norte de Francia, cometió algunos errores. Usó materiales que no eran típicos de la zona, como pizarra oscura en lugar de la tradicional teja ocre. Además, cambió la forma de las torres, cubriéndolas con cúpulas de pizarra en lugar de las terrazas originales de la región.
Esto ha llevado a intervenciones modernas para corregir estos cambios y hacer que la fortaleza se vea más acorde con su entorno original.
Desde el principio, la restauración de Viollet-le-Duc recibió críticas. Historiadores como Hippolyte Taine y políticos como Nicolas-Louis François de Neufchâteau expresaron su desacuerdo.
Las críticas de Hippolyte Taine se basaban en que las ruinas no debían reconstruirse, ya que eso le quitaría su encanto romántico.
Las críticas de François de Neufchâteau cuestionaban el estilo de las restauraciones, que tenían la marca personal de Viollet-le-Duc y su propia idea de cómo debía ser un castillo o una fortaleza, dándoles un estilo gótico reinterpretado.
También se han criticado detalles menores, como la reconstrucción del puente levadizo en la puerta de Narbona, que no existía originalmente.
A pesar de las críticas, gracias a la visión de Viollet-le-Duc, la Cité de Carcasona se conserva hoy de manera impresionante. Su reconstrucción se ha convertido en parte de la historia del monumento.
La Cité hoy y el turismo
La Cité de Carcasona es un lugar muy visitado por turistas de Francia y de toda Europa, gracias a su excelente estado de conservación. Por eso, muchas de las plantas bajas dentro de las murallas se han convertido en tiendas, restaurantes, joyerías y librerías para los visitantes.

La arquitectura defensiva de Carcasona
La arquitectura de la Cité muestra su largo pasado defensivo. Es una de las fortalezas más grandes y complejas de Europa, y está muy bien conservada.
Un plano para entender la fortaleza
El plano muestra las partes más importantes: las dos murallas y varios edificios. La muralla interior y las puertas están en rojo, la muralla exterior y las barbacanas en amarillo, el castillo en verde y la basílica en rosa.
- - Puerta de Narbona y barbacana de Saint-Louis.
- - Puerta y barbacana de Saint-Nazaire.
- - Puerta del Aude.
- - Puerta del Burgo y barbacana de Notre-Dame.
- - Castillo condal, rodeado por un foso y pegado a la muralla interior.
- - Barbacana del este, que protege la entrada del castillo.
- - Barbacana del Aude, que ya no existe.
- - Basílica de Saint-Nazaire.
Murallas y torres: la doble defensa
La ciudad está protegida por dos murallas concéntricas, separadas por un espacio llamado liza. Tienen 52 torres y suman 3 kilómetros de longitud. En la parte superior de las murallas hay un camino de ronda, protegido por almenas.
La muralla interna es la más antigua, con partes que datan de la época galo-romana (finales del siglo III). Fue usada por los Trencavel en la Edad Media y luego reconstruida por los reyes de Francia. Tiene un perímetro de 1.070 metros y está hecha de grandes piedras y mortero, con hileras de ladrillos para darle estabilidad. Sus torres tienen forma de herradura por fuera y son cuadradas por dentro.
Esta muralla interna fue reforzada por una segunda muralla exterior, construida en el siglo XIII bajo el reinado de Felipe III. El espacio llano entre ambas murallas, las lizas, era muy importante para la defensa antes de que existiera la artillería. Desde las dos murallas se podía disparar a los atacantes. Si lograban pasar la primera muralla, quedaban atrapados en las lizas, sin refugio y expuestos.
Elementos de la época galorromana

La primera muralla, construida en la época galorromana, dominaba el río Aude. Tenía un perímetro de 1.070 metros y protegía una ciudad de siete hectáreas. Sus cimientos están hechos de grandes bloques de piedra.
Todavía quedan 17 torres galorromanas, de las treinta originales. Tienen entre 11,65 y 13,70 metros de altura y están cubiertas con tejas planas. Todas tienen forma de herradura por fuera y son planas por dentro, excepto la torre Pinte, que es rectangular. La parte inferior de las torres es muy sólida. Los niveles superiores tienen grandes aberturas para disparar flechas, que protegían a los defensores.
Construcciones y mejoras en la Edad Media
A partir del siglo XIII, los reyes de Francia ordenaron construir una segunda muralla exterior, de entre 10 y 12 metros de altura, rodeada por un foso. Las torres de esta muralla son redondas y más bajas que las galorromanas, sin techo, para que los atacantes no pudieran refugiarse en ellas. El espacio entre las dos murallas, las lizas, se niveló.
Bajo los reyes Felipe III el Atrevido y Felipe el Hermoso, se construyeron elementos grandes y altos, como la puerta de Narbona, la de Saint-Nazaire y la torre del Tesoro.
También se añadieron otras mejoras defensivas. Por ejemplo, la base de las torres se hizo más ancha para que los proyectiles rebotaran contra los atacantes. Se construyeron cadalsos, estructuras de madera que sobresalían de las murallas para que los ballesteros pudieran disparar con más precisión.
Las puertas de acceso
Las murallas tienen cuatro puertas principales para entrar a la Cité, cada una en un punto cardinal.
La puerta de Narbona
Es la entrada principal, al este, mirando hacia la ciudad de Narbona. Fue construida alrededor de 1280. Tiene dos torres grandes con tres niveles, diseñadas para desviar proyectiles. La entrada está protegida por una doble reja y matacánes (aberturas para arrojar objetos) y troneras (para disparar). Las torres tienen techos abovedados en los niveles inferiores. La torre norte tenía una despensa y la torre sur una cisterna de agua para resistir asedios.
Una fortificación avanzada, llamada "Saint-Louis", está justo enfrente de la puerta. Está defendida por una pequeña torre desde donde se podía atacar a los enemigos. En la parte superior hay un pequeño altar con una figura de la Virgen María.
La restauración de Viollet-le-Duc en el siglo XIX añadió una imitación de puente levadizo que no existía originalmente.
La puerta del Aude
Esta puerta, al oeste, da al río Aude, una zona de difícil acceso. Está protegida por una barbacana y un gran matacán.
Cerca del castillo, la barbacana del Aude fue destruida en 1816. Solo queda la rampa de acceso.
La puerta tiene un sistema defensivo complejo, con arcos que parecen puertas pero no lo son, para confundir a los atacantes. También hay pasillos con curvas y cruces para atrapar a los enemigos y exponerlos a disparos desde diferentes ángulos.
La rampa de acceso subía en zigzag para que los atacantes tuvieran que pasar por dos puertas sucesivas.
Esta parte de la muralla es de origen visigodo, reforzada en el siglo XIII con tres contrafuertes. La puerta tiene sillares de piedra y ladrillos alternados para mayor resistencia.
El matacán que se ve hoy no es original, fue añadido por Viollet-le-Duc.
La puerta del burgo o de Rodez
Situada al norte, conectaba la ciudad con el antiguo barrio de Saint-Vincent. Estaba defendida por la barbacana Notre-Dame y la torre Mourétis.
Es una puerta sencilla entre dos torres. En la época visigoda, estaba protegida por un pabellón, que luego fue reemplazado por una barbacana avanzada.
La puerta de Saint-Nazaire
Esta puerta, al sur, está en la torre cuadrada del mismo nombre. Originalmente tenía un diseño defensivo muy complejo, pero fue modificado durante la restauración de Viollet-le-Duc. Permite el acceso a la muralla y a la Cité a través de un pasillo con un giro de 90 grados, protegido por matacanes y aberturas para disparar.
Las torres de Carcasona
La mayoría de las torres visigodas que aún existen se asientan sobre estructuras romanas. Sus bases son cuadradas o redondeadas. Las torres están separadas por unos 25 a 30 metros y son cilíndricas por fuera y cuadradas por dentro, unidas por las murallas.
La construcción visigoda está hecha de pequeñas piedras y hileras de grandes ladrillos. Tenían contraventanas de madera que funcionaban como aberturas para disparar.
Algunas torres importantes son:
- Torre de Saint Nazaire: Cuadrada, protege la basílica. Solo se accedía por una escalera de madera que se retiraba en caso de peligro. Tenía dos plantas para las guarniciones.
- Torre del Tresau (o del Tesoro): Al noroeste de la Cité. Con salas abovedadas y ventanas de estilo gótico.
- Torre de la Justicia: Redonda, con bóveda ojival. Fue un refugio de la familia Trencavel y luego reforzada. Probablemente albergó el tribunal y las mazmorras. Desde ella se accede a una galería que lleva a la puerta del Aude.
- Torre del Obispo: Cuadrada, construida en la liza entre las dos murallas. Impide la comunicación entre las murallas del norte y del sur. Tiene pequeñas torres en cada esquina.
El Castillo Condal: el corazón de la fortaleza
El castillo condal de la Cité está al oeste, pegado a la muralla más externa, en la parte más empinada de la colina. Fue construido en dos fases, con forma de paralelogramo.
Su construcción la inició Bernard Aton IV Trencavel alrededor de 1130. El castillo tiene dos edificios en forma de "L" y una torre principal, la torre Pinte. Una simple empalizada lo separaba del resto de la ciudad.
En la zona norte había una capilla dedicada a la Virgen María, construida en el siglo XI. Fue destruida durante la Revolución francesa. Hoy, unos marcadores en el suelo indican su ubicación original.
Durante el dominio francés (entre 1228 y 1239), el castillo fue rediseñado para ser una fortaleza dentro de la ciudad. Se construyó una barbacana con un camino de ronda y una muralla con parapeto para vigilar la entrada. Un foso rodea la pared interna. La entrada al castillo, entre dos torres, solo es accesible por un puente con una parte fija y otra levadiza. Las murallas reemplazaron la empalizada original y rodearon completamente los edificios.
El castillo y sus murallas tienen nueve torres. Dos son de la época visigoda: la torre de la capilla y la torre Pinte, que es la más alta de la ciudad. Las demás, construidas en el siglo XII, tienen tres pisos y una planta baja. Los pisos inferiores tienen techos abovedados.
Al entrar al castillo, se llega a un patio rectangular rodeado de edificios de diferentes épocas. El castillo se puede visitar pagando una entrada.
La Basílica de Saint-Nazaire: un tesoro histórico
La basílica de Saint-Nazaire, construida en gres (piedra arenisca), es una iglesia románica. Su parte más antigua es del siglo XI. Antes, en este lugar, había una catedral carolingia de la que no queda nada.
Fue consagrada por el Papa Urbano II en 1096. De este edificio solo quedan los dos primeros pilares de la nave y la cripta. En el siglo XII se construyó la nave actual. El portal románico fue reformado por Viollet-le-Duc en el siglo XIX.
La basílica fue ampliada entre 1269 y 1330, con un estilo gótico traído por los nuevos dueños de la región. Fue decorada con esculturas y vidrieras, que son de las más bonitas del sur de Francia. Un constructor, Pierre de Rochefort, financió gran parte de las obras.
La restauración de Eugène Viollet-le-Duc transformó el exterior de la basílica, pero en el interior se pueden ver los estilos gótico y románico mezclados en las vidrieras y decoraciones. Las fachadas tienen vidrieras de los siglos siglo XIII y siglo XIV que muestran escenas de la vida de Cristo y sus apóstoles. En 1801, la iglesia dejó de ser la catedral de Carcasona y ese título pasó a la iglesia de Saint-Michel, fuera de la Cité. En 1898, el papa León XIII la nombró basílica.
Cerca de la catedral vivía una comunidad de canónigos, pero sus edificios fueron demolidos en 1792.
El claustro, al sur, se convirtió en un teatro al aire libre, el Gran Teatro de la Cité, construido en 1908.
La leyenda de la Dama Carcas: ¿de dónde viene el nombre?
Una leyenda dice que el nombre Carcasona viene de una princesa sarracena llamada Dama Carcas. La historia se sitúa en el siglo VIII, durante la ocupación musulmana y el asedio del emperador Carlomagno. La fortaleza de Carcaso fue asediada por el ejército de Carlomagno durante cinco años. La Dama Carcas, cuyo esposo había muerto, estaba al frente de la defensa.
Al inicio del sexto año, las provisiones escaseaban. Carcas ordenó hacer un inventario y solo encontraron un cerdo y un saco de trigo. La Dama Carcas ideó un plan: ordenó alimentar al cerdo con todo el trigo y luego lanzarlo desde la torre más alta de la fortaleza.
Carlomagno y sus tropas, al ver el cerdo lleno de trigo, pensaron que los habitantes tenían muchísimas provisiones. Creyeron que el ataque era inútil y decidieron retirarse. Al ver al ejército imperial marcharse, Carcas ordenó que todas las campanas de la ciudad sonaran. Fue entonces cuando uno de los hombres de Carlomagno exclamó:
Carcasona en el cine
La ciudad histórica fortificada ha sido escenario de varias películas que han aprovechado su buen estado de conservación para recrear ambientes medievales.
En 1908, Louis Feuillade dirigió Le retour du croisé. Marc Allégret filmó Sans famille en 1934. Serge de Poligny dirigió La fiancée des ténèbres en 1944, sobre la historia de los cátaros.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Gérard Oury filmó en 1965 El Hombre del Cadillac (Le Corniaud), una comedia con Louis de Funès. Luego vinieron películas históricas internacionales como El león en invierno (The Lion in Winter) de Anthony Harvey en 1968, con Peter O'Toole y Katharine Hepburn. Más tarde, se filmó La prometida (The Bride) de Franck Roddam en 1985, una recreación de la obra Frankenstein con Sting y Jennifer Beals.
En los años 90, Carcasona fue escenario de dos grandes producciones exitosas: Robin Hood: príncipe de los ladrones de Kevin Reynolds en 1991, con Kevin Costner, y Los visitantes de Jean-Marie Poiré en 1992, con Jean Reno y Christian Clavier.
En 1997, el director egipcio Youssef Chahine realizó El destino (al-Massir), donde la ciudad sirvió para recrear un ambiente medieval, esta vez, de la época del filósofo Averroes.
Galería de imágenes
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Vista de la Ciudad fortificada de Carcasona y del Pont Vieux, construido en el siglo XIV, que atraviesa el río Aude.
Véase también
En inglés: Carcassonne Facts for Kids