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Antonio Beltrán Casaña para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Antonio Beltrán Casaña
Beltrbobiels1938.jpg
Información personal
Apodo L´Esquinazau
Nacimiento 8 de marzo de 1897
Canfranc (España)
Fallecimiento 6 de agosto de 1960
Ciudad de México (México)
Sepultura Panteón Español
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Político y militar
Lealtad Villistas
Estados Unidos
República Española
Rango militar General
Conflictos
Título Antonio Beltrán, hacia 1938.
Partido político Partido Comunista de España

Antonio Beltrán Casaña (nacido en Canfranc, España, el 8 de marzo de 1897 y fallecido en Ciudad de México, México, el 6 de agosto de 1960) fue un importante político y militar español. Se le conocía también por el apodo L’esquinazau.

Antonio Beltrán fue una figura destacada en la Sublevación de Jaca, un evento histórico en España. También tuvo un papel muy activo durante la Guerra civil española. En este conflicto, estuvo al mando de varias unidades del Ejército republicano, como el Batallón «Cinco Villas», la 72.ª Brigada Mixta y la 43.ª División. Con esta última unidad, tuvo una participación muy importante en la Bolsa de Bielsa.

Los primeros años de Antonio Beltrán

Antonio Beltrán Casaña nació el 8 de marzo de 1897 en Canfranc, un pueblo de la comarca de la Jacetania. Sus padres fueron Gregorio Beltrán Casajús y Anacleta Casaña Lacué. Su madre venía de una familia con ciertos privilegios, pero con pocos recursos económicos.

Antonio estudió en la Escuela Municipal de Canfranc. Sin embargo, pronto dejó la escuela porque su maestro consideraba que él ya sabía más que lo que le podían enseñar allí. Durante su infancia, se hizo muy amigo de Francisco Cavero, Hilario Borau, Ricardo Sánchez y Lázaro Beltrán. Juntos formaron un grupo conocido como "el quinteto de Canfranc".

Su experiencia como emigrante en América del Norte

En 1911, Antonio Beltrán, que siempre mostró un carácter muy independiente, fue enviado por su familia a vivir con unos parientes en Flagstaff, Arizona, en Estados Unidos. Allí estuvo unos pocos años.

En 1915, cruzó la frontera hacia México, que en ese momento estaba en plena Revolución mexicana. Se unió a los Dorados de Pancho Villa y participó en la batalla de Columbus, un ataque a la ciudad de Columbus, en Nuevo México, el 9 de marzo de 1916. Poco después, cuando Estados Unidos organizó una expedición militar para responder al ataque, Antonio Beltrán decidió dejar el ejército revolucionario. Se fue a Canadá, donde trabajó como leñador.

Cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, Antonio Beltrán regresó al país y se alistó como voluntario en las unidades militares americanas. Fue enviado al frente francés en el verano de 1917. A principios de 1918, recibió una medalla y un permiso. Aprovechó este permiso para regresar a su casa en Canfranc y retomar su vida civil.

La década de 1920 y su regreso a España

Junto a su amigo Francisco Cavero, Antonio Beltrán organizó varios negocios relacionados con el transporte de mercancías. También fundaron una empresa de transporte de pasajeros. Fue en esta época cuando empezó a relacionarse con grupos políticos republicanos.

El 22 de marzo de 1926, se casó con Teodora Bescós Jarne. Después de algunos problemas con la policía española por sus actividades comerciales, se mudaron a la localidad francesa de Etsaut, junto a Cavero y su esposa. En 1928, Antonio se trasladó a Buenos Aires y luego a Rosario, en Argentina. Allí vivió hasta 1930, cuando el Gobierno español anunció una amnistía (un perdón oficial). En ese momento, decidió regresar a España.

¿Qué fue la Sublevación de Jaca?

Al regresar a Jaca, Antonio Beltrán retomó sus contactos con grupos políticos republicanos. Fue entonces cuando adoptó el apodo de L'Esquinazau. Este apodo venía de uno de sus antepasados, quien solía decir en idioma aragonés lo esquinazau (cansado o con dolor de espalda) que estaba después de un día de trabajo.

Antonio se enteró de que se estaba preparando una sublevación republicana. Se puso en contacto con el capitán Fermín Galán Rodríguez, quien la estaba organizando, para ofrecerle su ayuda. Después de hablar por teléfono, se reunieron y Beltrán le ofreció su colaboración total. Se encargaría de conseguir camiones para transportar a la columna de sublevados hacia Huesca.

La sublevación tuvo lugar el viernes 12 de diciembre de 1930. Antonio Beltrán condujo uno de los camiones hacia Huesca. Sin embargo, el apoyo esperado de los sindicatos obreros no llegó, lo que permitió al Gobierno reaccionar. Otras guarniciones militares que habían prometido apoyo tampoco participaron.

La columna de Beltrán se encontró con un pequeño grupo militar cerca de Anzánigo. Hubo un breve tiroteo y el grupo gubernamental se dispersó. Mientras tanto, la guarnición de Huesca estableció una defensa en Cillas, bloqueando el acceso a la ciudad. La columna sublevada llegó a Ayerbe y luego a Cillas por la mañana. Creyendo que las tropas de Huesca se unirían a ellos, Antonio Beltrán llevó a los capitanes Ángel García Hernández y Luis Salinas a hablar. Sin embargo, fueron hechos prisioneros por orden del general Ángel Dolla, quien también ordenó disparar contra los sublevados. Esto hizo que la columna se dispersara y sus miembros fueran capturados.

Antonio Beltrán, junto a los capitanes Salinas y García Hernández, fue llevado a las instalaciones militares de Huesca y detenido. El 14 de diciembre, se inició un juicio rápido contra los militares sublevados. Los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández fueron juzgados y fallecieron poco después. Antonio fue trasladado a la Ciudadela de Jaca, junto con otros 138 civiles detenidos. Su juicio se pospuso hasta después de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931.

La Segunda República Española

Después de la victoria de los partidos republicanos en las elecciones municipales del 12 de abril, la Segunda República Española fue proclamada el 14 de abril de 1931. Esa misma noche, Antonio Beltrán fue liberado y recibido como un héroe en las calles de Jaca, junto con los demás presos. El 19 de abril, los participantes de la sublevación de Jaca, tanto militares como civiles, recibieron un homenaje en Barcelona. Fueron recibidos en el Palacio de la Generalidad de Cataluña por Francesc Macià, su presidente provisional.

En las primeras elecciones a Cortes, el 28 de junio de 1931, Antonio Beltrán apoyó la candidatura "Insurrección de Jaca". Esta candidatura estaba liderada por los capitanes Francisco Galán (hermano de Fermín), Salvador Sediles y Luis Salinas, junto con algunos civiles que participaron en la sublevación. Aunque no lograron ser diputados, obtuvieron buenos resultados en varias zonas del distrito de Jaca. Antonio Beltrán volvió a su vida civil y trabajó para el nuevo Gobierno republicano en el ferrocarril de Canfranc, como delegado en el poblado de los Arañones. Durante este período, no tuvo mucha actividad política.

La Guerra Civil Española

El 17 de julio de 1936, una sublevación militar comenzó en el norte de África español y se extendió a la península el día 18, dando inicio a la Guerra civil española. El 19 de julio, la guarnición de Jaca se unió a la sublevación, y hubo enfrentamientos en las calles. Antonio Beltrán, que estaba en Canfranc, decidió cruzar la frontera hacia Francia. Mientras tanto, su esposa y sus padres fueron detenidos.

Antonio Beltrán regresó a España por Cataluña, dirigiéndose a Barcelona. Allí, aunque era miembro de Izquierda Republicana, se unió al Partido Socialista Unificado de Cataluña para evitar problemas en los controles. Después de conseguir algunas armas, se dirigió a Aragón, llegando a Barbastro. Allí contactó con grupos de milicias de la Confederación Nacional del Trabajo que habían salido de Barcelona para recuperar las zonas de Aragón que se habían sublevado.

El Frente de Aragón

Antonio y su grupo, al que se unían constantemente personas de la Jacetania y las Cinco Villas que huían de las zonas controladas por los sublevados, se dirigieron al Serrablo oscense con la idea de llegar a Jaca. Su grupo, junto con nacionalistas catalanes de Estat Català, milicianos de Sabadell y aragoneses al mando del comandante Mariano Bueno Ferrer, lograron estabilizar el frente en Huesca. Esto impidió que los sublevados avanzaran hacia Barbastro y la retaguardia republicana en Cataluña.

En febrero de 1937, se abrieron oficinas de reclutamiento en Caspe y en el Centro Aragonés de Barcelona para una nueva unidad militar. Esta unidad, llamada Batallón Cinco Villas o 2.ª Brigada aragonesa, agruparía a los que habían huido de la comarca de las Cinco Villas. A ella se unieron algunos que luchaban en el frente de Madrid. Esta unidad pronto se unió al grupo de Antonio Beltrán, que empezó a ser conocido como Batallón Alto Aragón o 1.ª Brigada aragonesa. A ambas unidades se sumó el Batallón FETE UGT, formado por maestros con ideas republicanas.

Todas estas unidades, que se fueron formando desde cero, fueron el origen de la futura 130.ª Brigada Mixta. Esta, a su vez, fue el núcleo de la futura 43.ª División del Ejército Popular, junto con la 72.ª Brigada Mixta. Antonio Beltrán recibió el mando de la 72.ª Brigada Mixta, poco después de haber estado al mando del Batallón Cinco Villas.

Mientras Antonio Beltrán organizaba la resistencia en la zona, con varios combates contra los sublevados, llegaron refuerzos para los republicanos. Eran unidades de la 102.ª Brigada Mixta, formadas en Albacete en abril de 1937. Las propuestas de Antonio de avanzar hacia Huesca y Jaca, zonas que conocía bien y con poca presencia de sublevados, no fueron autorizadas. Un avance allí habría puesto en peligro las posiciones de los sublevados en Zaragoza. El 11 de septiembre de 1937, Antonio fue nombrado mayor de Milicias y se le dio oficialmente el mando de la 72.ª Brigada Mixta.

En marzo de 1938, las tropas sublevadas, al mando del general Francisco Franco, atacaron el sur del Frente de Aragón después de haber terminado la batalla de Teruel. Su objetivo era conquistar el territorio al sur del Ebro que estaba en manos de la República. El siguiente paso sería avanzar en el norte del mismo frente hasta llegar al río Segre. Aunque las unidades de la 43.ª División resistieron en general, el sur de las líneas republicanas se derrumbó. El 29 de marzo de 1938, la ciudad de Barbastro, que estaba justo detrás de la 43.ª División, cayó. Ante la amenaza de ser rodeadas, las unidades comenzaron a retirarse, realizando acciones para contener a los sublevados y permitir una retirada ordenada.

La Bolsa de Bielsa: Un ejemplo de resistencia

Archivo:Bolsbielsajun1938
El ministro Manuel de Irujo visita la Bolsa de Bielsa (junio de 1938). Beltrán es el 3.º por la derecha, junto a Irujo.

El 3 de abril de 1938, la ciudad de Lérida también cayó en manos de los sublevados. Esto hizo aún más necesaria la retirada de la 43.ª División, que estaba en grave peligro de ser rodeada. Entonces, el jefe de la división, el militar profesional Antonio Escassi Cerrada, huyó. Antonio Beltrán asumió temporalmente el mando de toda la unidad y se preparó para defender las líneas republicanas. La División quedó finalmente acorralada contra la frontera francesa en el Pirineo, en la zona de Bielsa. Esto dio origen a lo que se conoció como la bolsa de Bielsa.

Los franquistas reunieron muchos recursos, preparando una ofensiva para acabar rápidamente con la división rodeada. Sin embargo, la división resistió los primeros ataques, a pesar de la gran superioridad de medios de los atacantes y la escasez de suministros para los republicanos. La frontera estaba cerrada por orden del Gobierno francés, y la artillería republicana se quedó sin municiones. Los atacantes, en cambio, contaban con mucho apoyo aéreo.

El 16 de junio, las últimas unidades de la 43.ª División cruzaron la frontera francesa, después de evacuar a la población civil por el paso del Puerto Viejo de Bielsa, donde aún había nieve. Los franceses organizaron una votación entre los soldados para que decidieran si querían regresar a la España republicana o pasar a la España de los sublevados. 411 hombres y 5 enfermeras eligieron la segunda opción, mientras que 6.889 hombres pidieron regresar a las líneas republicanas. Esto muestra la excelente moral de la unidad.

El 17 de junio, los hombres comenzaron a cruzar la frontera por la localidad de Port-Bou.

La Batalla del Ebro

La 43.ª División fue reorganizada en Figueras y Gerona. Fue asignada de inmediato al Ejército del Ebro, que los mandos republicanos estaban organizando para preparar una ofensiva, lo que sería la Batalla del Ebro. En agosto, fue enviada al Ebro como reserva. El 25 de agosto, fue desplegada en el frente, en la zona de la Sierra de Cavalls. Había recibido armamento capturado a unidades enemigas durante el avance republicano, debido a la falta de recursos.

El 1 de septiembre de 1938, la división recibió un homenaje especial del Gobierno de la República. Se emitió una serie de sellos en su honor, en recuerdo de su actuación en la Bolsa de Bielsa. El 30 de octubre de 1938, los sublevados lanzaron un fuerte ataque contra la Sierra de Cavalls, ocupada por la 43.ª División. Después de un intenso bombardeo, cinco divisiones atacaron las posiciones republicanas. La 130.ª Brigada Mixta, que ocupaba el sector, perdió a su jefe, a su comisario político y a casi todos los comandantes de batallón. Al anochecer, después de haber perdido al 70% de sus miembros, la Brigada recibió la orden de retirarse. El 12 de noviembre, Antonio Beltrán resultó herido por un proyectil de artillería.

La Campaña de Cataluña

El 23 de diciembre de 1938, los sublevados lanzaron un ataque en la zona de Serós, justo al norte del sector defendido por la 43.ª División. Esta división se vio obligada a retirarse al ser nuevamente amenazada de ser rodeada, y todo el frente republicano comenzó a ceder. Todas las unidades retrocedieron combatiendo, pero quedaron completamente desorganizadas, haciendo imposible una resistencia organizada. Antonio Beltrán se retiró con los restos de su unidad hacia Reus, y luego llegó a Tarragona y Barcelona por la costa. Al pasar lista en Montjuïc, la 43.ª División solo tenía unos 300 hombres. Antonio intentó colaborar en la defensa de Barcelona organizando a los grupos de soldados en retirada, pero fue imposible. El 26 de enero de 1939, Beltrán abandonó Barcelona, dirigiéndose a El Masnou y Mataró, de nuevo por la costa. Se organizó una unidad improvisada, la 19.ª Brigada, al frente de la cual fue nombrado Antonio. Él organizó un frente defensivo en Arenys de Mar. Sin embargo, el 8 de febrero, el general Modesto dio la orden definitiva de retirarse a Francia. Beltrán cruzó la frontera y fue internado en el campo de refugiados de Saint-Cyprien.

El exilio de Antonio Beltrán

Su etapa en la Unión Soviética

En abril de 1939, gracias a su afiliación al Partido Comunista de España, Antonio Beltrán consiguió un pasaporte que le permitió viajar a la Unión Soviética. Desembarcó en Leningrado y fue trasladado rápidamente a Moscú.

Durante su estancia en la URSS, junto a otros antiguos mandos del Ejército Popular Republicano, fue enviado a la Academia Militar Frunze para ampliar sus estudios. Cuando la URSS entró en la Segunda Guerra Mundial tras la invasión alemana el 22 de junio de 1941, Antonio Beltrán y otros españoles pidieron unirse al frente. Sin embargo, las autoridades soviéticas rechazaron su petición, diciendo que debían reservarse para su lucha en España. En febrero de 1946, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Antonio Beltrán fue autorizado por Moscú para ir a Francia.

Su etapa en Francia

Así, después de un breve paso por Yugoslavia, Antonio llegó a Francia y se estableció en la ciudad de Toulouse. Allí se le encargó organizar el sistema para que los guerrilleros españoles pudieran cruzar a España. Rápidamente organizó una red formada principalmente por anarquistas. Esto no gustó a los líderes del Partido Comunista, quienes rápidamente iniciaron una campaña en su contra. Esta campaña terminó con su expulsión del Partido Comunista en octubre de 1947, aunque Antonio Beltrán ya había criticado duramente la política oficial de dicho Partido.

En septiembre de 1950, fue detenido por las autoridades francesas en una operación contra los comunistas franceses y españoles, a pesar de que él ya no pertenecía al partido. Fue deportado, junto con varios comunistas españoles, a la isla de Córcega. No regresó al continente hasta junio de 1952, vía Marsella. A partir de este momento, parece que colaboró con los servicios secretos de la República española en el exilio, aunque hay pocos datos al respecto. El Partido Comunista llegó a acusarle de espionaje a favor de los servicios secretos estadounidenses.

Su etapa en Latinoamérica

En 1953, Antonio Beltrán cruzó el Océano Atlántico y comenzó un viaje por varios países de Latinoamérica, como Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú y Cuba. Después de eso, viajó al Reino Unido, donde a principios de 1955 solicitó asilo político, pero le fue denegado. Se dirigió a Bélgica y finalmente regresó a Francia. Allí consiguió un visado para México, donde se estableció en 1956, en la ciudad de Puebla de Zaragoza.

Enfermo, fue trasladado al Sanatorio Español de México, D.F., donde fue cuidado por Carmen Parga, esposa del también militar republicano Manuel Tagüeña. Antonio Beltrán falleció el 6 de agosto de 1960. Fue enterrado en el Panteón Español de México, con su ataúd cubierto por la bandera tricolor republicana.

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Antonio Beltrán Casaña para Niños. Enciclopedia Kiddle.