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Segundo bombardeo de Buenos Aires para niños

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Datos para niños
Segundo bombardeo de Buenos Aires
Guerra de Independencia de la Argentina
1831Pellegrini.jpg
Pueblo y rada de Buenos Aires
Fecha 19 de agosto de 1811
Lugar Bandera de Argentina Buenos Aires, Provincias Unidas del Río de la Plata
Coordenadas 34°36′13″S 58°22′54″O / -34.60361111, -58.38166667
Resultado Bandera de Argentina Victoria de las Provincias Unidas del Río de la Plata
Beligerantes
Bandera de Argentina Provincias Unidas del Río de la Plata Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Imperio español
Comandantes
Bandera de Argentina Hipólito Bouchard Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Juan Ángel Michelena
Fuerzas en combate
4 cañoneras. 2 Bergantínes, 1 Sumaca
2 Balandras bombarderas
2 Faluchos, 1 Lancha.
Bajas
3 heridos Desconocidas

El segundo bombardeo de Buenos Aires fue un ataque naval que ocurrió el 19 de agosto de 1811. Fue ordenado por el gobierno de Montevideo, que apoyaba a la corona española, y llevado a cabo por una flota de barcos pequeños al mando del capitán Juan Ángel de Michelena.

El objetivo de este ataque era obligar a la Junta Grande, el gobierno revolucionario de Buenos Aires que se había formado el 25 de mayo de 1810, a retirar sus tropas de la Banda Oriental (hoy Uruguay). También querían que dejaran de apoyar a los grupos rebeldes de esa región. Esto se buscaba hasta que el Consejo de Regencia de España decidiera quién representaría los intereses del rey Fernando VII en el Río de la Plata.

Estas condiciones ya habían sido propuestas y rechazadas en julio de ese mismo año, después de un primer ataque a la ciudad. Es importante saber que este segundo bombardeo ocurrió incluso mientras se estaban llevando a cabo negociaciones de paz en Montevideo.

¿Por qué ocurrió el segundo bombardeo?

Los inicios de la Revolución

Desde el 25 de mayo de 1810, un movimiento revolucionario en Buenos Aires había quitado del poder al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y había formado un nuevo gobierno, la Primera Junta. Sin embargo, la ciudad de Montevideo, que en ese momento dependía de Buenos Aires, decidió no unirse a esta revolución. En cambio, Montevideo reconoció al Consejo de Regencia de España e Indias, que estaba en Cádiz.

Después de un levantamiento conocido como el Grito de Asencio, la zona rural de la Banda Oriental se rebeló. La ciudad de Montevideo fue rodeada por tierra por grupos liderados por José Gervasio Artigas y por tropas de Buenos Aires, al mando de José Rondeau.

A pesar de este cerco, la flota de Montevideo aún controlaba el Río de la Plata y los ríos Uruguay y Paraná. Esto significaba que el bloqueo no era completo. La primera flota de barcos de los revolucionarios fue destruida el 2 de marzo de 1811 en el Combate de San Nicolás.

Así, Montevideo pudo evitar ser tomada y, a su vez, bloquear por mar el puerto de Buenos Aires. También realizaban ataques en los ríos cercanos para molestar a los pueblos de la costa y conseguir suministros para la ciudad.

El primer ataque a Buenos Aires

Archivo:BuenosAires Mynssen 1829 MHN
Puerto de Buenos Aires en 1829.

En julio de 1811, el virrey Francisco Javier Elío de Montevideo envió una pequeña flota de cinco barcos ligeros, dos barcos bombarderos y una lancha. Esta flota, al mando del capitán Juan Ángel Michelena, tenía órdenes de atacar Buenos Aires sin avisar. Después del ataque, debían presentar un acuerdo para que fuera aceptado sin discusión.

El 15 de julio, Michelena llegó cerca del puerto de Buenos Aires. Entre las 9 y las 10 de la noche, comenzó el bombardeo, que duró hasta la una de la madrugada del 16 de julio. El ataque fue principalmente realizado por el bergantín Belén.

La única defensa de Buenos Aires fue una lancha con un cañón, al mando de Hipólito Bouchard. Esta lancha disparó hasta que su cañón se dañó. Los edificios de la ciudad no sufrieron grandes daños, y solo dos personas resultaron heridas.

La mañana del 16, Michelena envió sus exigencias: que las tropas de Buenos Aires se retiraran de la Banda Oriental, que se levantaran los bloqueos, que hubiera perdón para todos, que se respetaran los bienes y que la gente pudiera viajar libremente de Montevideo a Buenos Aires. También pedía que se desmovilizaran las tropas en la Banda Oriental. Todo esto se mantendría hasta que España se recuperara o el rey Fernando VII fuera restaurado.

Archivo:Cornelio Saavedra - 1810
Cornelio Saavedra.

La forma en que se presentó el mensaje, sin permitir discusión y después de un ataque sin aviso, hizo imposible que la Junta de Buenos Aires aceptara las condiciones. Aunque algunos en el gobierno podrían haberlo considerado, la población estaba muy enojada por el ataque a una ciudad sin defensas y sin previo aviso.

Después de la respuesta negativa de la Junta, Michelena recibió órdenes de volver a atacar. Sin embargo, aprovechando la noche, la flota de Montevideo se retiró a su base en la Isla Martín García.

El segundo ataque a Buenos Aires

Mientras la gente de Buenos Aires, indignada, reunía dinero para armar una pequeña fuerza para el esperado regreso de Michelena, el virrey Elío invitó a la Junta a negociar en un lugar neutral. Propuso usar un barco británico frente a Montevideo. El gobierno revolucionario aceptó, y el 12 de agosto, envió a Montevideo a los diplomáticos Gregorio Funes, José Julián Pérez y Juan José Paso.

Sin embargo, ese mismo día, la flota de Michelena apareció de nuevo para bombardear la ciudad. El ataque se detuvo gracias a la intervención del comandante británico y debido a las negociaciones que ya habían comenzado.

El 15 de agosto, mientras las negociaciones seguían, Elío envió una orden a Michelena para que continuara atacando Buenos Aires. Le dijo que debía avisar a la Junta, pero que no debía detener el ataque por las negociaciones, a menos que la Junta aceptara las condiciones del 15 de julio.

El 18 de agosto, Michelena recibió sus órdenes y las comunicó directamente a la Junta. La Junta, desde su sede en la Real Fortaleza, respondió que, como las negociaciones estaban en curso, la exigencia de aceptar las condiciones del 15 de julio era injusta e irracional. No les dejaba otra opción que mantener su respuesta anterior.

En la madrugada del 19 de agosto, a las 00:45, la flota española comenzó a acercarse lentamente. A las 7 de la mañana, se colocaron en posición de combate, pero con tanta precaución que no abrieron fuego sostenido hasta seis horas después. Disparaban desde muy lejos, sin cruzar un banco de arena, lo que hacía que sus disparos fueran inútiles.

Desde los cuatro pequeños botes cañoneros de Buenos Aires, al mando de Bouchard, que protegían la zona, "como por burla y menosprecio... se les contestó a los tiros suyos con tiros de pistolas".

Finalmente, los botes de Buenos Aires dispararon sus cañones de vez en cuando para ahorrar munición y mostrar que podían defenderse. El único avance de los barcos españoles fue el de un falucho que se acercó un poco, intercambió disparos y luego regresó a su posición inicial.

A las 5:30 de la tarde, los barcos españoles se retiraron río adentro. Los únicos heridos entre los defensores de Buenos Aires fueron tres hombres, y fue por un cañón que se movió mal al disparar.

Un cronista de la época, Juan Manuel Beruti, escribió que el tiroteo fue una "diversión para el vecindario", que se reía de los enemigos que solo hacían ruido desde lejos. Otro testigo, Juan Parish Robertson, contó que las lavanderas en la playa se burlaban a gritos de los atacantes.

Archivo:General Francisco Javier de Elío (Museo del Prado)
General Francisco Javier de Elío.

En el periódico Gazeta, el Dr. Pedro José Agrelo escribió con ironía que los barcos españoles disparaban "contra el río", donde mucha gente observaba su "ridículo combate". Mencionó que los marineros de Buenos Aires les respondían con disparos de pistola, y que los barcos grandes españoles se mantuvieron a una distancia donde no podían ser alcanzados por los disparos de Buenos Aires, ni tampoco podían dañar los barcos de los revolucionarios.

Agrelo concluyó con humor que el fuego fue "incesante y sostenido por cinco horas consecutivas contra estos pacíficos animales" (refiriéndose a los peces del río).

¿Qué pasó después?

Archivo:Jose primo de rivera
José Primo de Rivera.

Después de que se rompiera un acuerdo de paz en octubre de 1811, el nuevo gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, ordenó al capitán José Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo que reiniciara los ataques a Buenos Aires.

El 4 de marzo de 1812, la flota española bombardeó el muelle y algunos barcos de Buenos Aires durante cincuenta minutos. Al igual que en los ataques anteriores, la gente de la ciudad mostró mucho ánimo, y los daños materiales fueron mínimos.

Este fue el último bombardeo. Los ataques navales habían sido un fracaso total. Ni el primer bombardeo, que buscaba asustar a la población, ni los siguientes, que también intentaban destruir las pocas fuerzas navales de Buenos Aires, lograron sus objetivos. De hecho, fueron contraproducentes: los daños fueron mínimos, el patriotismo de los ciudadanos se fortaleció, y los españoles mostraron falta de respeto a las reglas de guerra al atacar sin aviso una ciudad indefensa.

Como no tenía recursos y no podía pedirlos a España, que estaba invadida, Vigodet tuvo que solicitarlos al Virrey del Perú, José Fernando de Abascal y Sousa. Las autoridades españolas decidieron entonces concentrar sus esfuerzos en ataques más pequeños y en conseguir suministros navegando por los ríos.

Mientras tanto, el gobierno de Buenos Aires se hizo más fuerte. El 20 de mayo, ya pudo conseguir suficientes armas. Aprovechando un acuerdo de paz firmado el 24 de mayo con el enviado de Portugal, Juan Rademaker, que establecía la retirada de las fuerzas portuguesas de la Banda Oriental, Buenos Aires pudo reiniciar el avance de sus tropas y comenzar el segundo sitio de Montevideo.

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Segundo bombardeo de Buenos Aires para Niños. Enciclopedia Kiddle.