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José Manuel Estrada para niños

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Datos para niños
José Manuel Estrada
José Manuel Estrada.jpg

Coat of arms of Argentina.svg
Diputado de la Nación Argentina
por la provincia de Buenos Aires
1886-1890

Información personal
Nacimiento 13 de julio de 1842
Bandera de Argentina Buenos Aires, Argentina
Fallecimiento 17 de septiembre de 1894
Bandera de Paraguay Asunción, Paraguay
Sepultura Cementerio de la Recoleta
Nacionalidad argentino
Familia
Padres Rosario Perichón de Vandeuil
José Manuel Estrada Barquín
Cónyuge Elena Esteves Saguí
Hijos José Manuel, Miguel, Alberto, María Elena y María Cecilia
Información profesional
Ocupación Profesor, escritor, político
Empleador Universidad de Buenos Aires

José Manuel Estrada (nacido en Buenos Aires, el 13 de julio de 1842, y fallecido en Asunción, Paraguay, el 17 de septiembre de 1894) fue un importante profesor, escritor, político y orador argentino. Representó una forma de pensar basada en las ideas católicas.

Escribió muchos libros sobre educación, historia y la política de su país. Fue diputado nacional por un partido llamado Unión Católica. También fue rector del Colegio Nacional de Buenos Aires. Se destacó por no estar de acuerdo con algunas ideas de su tiempo, como el laicismo (separación de la religión del Estado) y el liberalismo (una forma de pensar sobre la libertad y el gobierno). Estas ideas eran comunes en la época de la generación del 80, que gobernó Argentina a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En Argentina, el 17 de septiembre se celebra el Día del Profesor en su honor.

Una placa conmemorativa en la Asociación Católica de Buenos Aires lo describe como un "infatigable defensor de la fe y de la patria". Dice que su palabra era muy fuerte en las reuniones y que sus ideas eran sabias. También menciona que su vida fue un gran ejemplo para las personas de su tiempo y para el futuro.

La vida de José Manuel Estrada

Archivo:Buenos Aires - Casa de Santiago de Liniers - 20051212
Casa de la familia Liniers. José Manuel Estrada fue educado aquí por Manuel Pinto.

Cuando su madre, Rosario Perichón, falleció en 1851, José Manuel y sus hermanos quedaron al cuidado de su abuela, Carmen de Liniers. Ella era hija de Santiago de Liniers, una figura importante de Buenos Aires. En esa casa, José Manuel fue educado por Manuel Guillermo Pinto, un hombre influyente que había perdido gran parte de su fortuna. A los 12 años, Estrada comenzó sus estudios secundarios en una escuela de los padres franciscanos. Allí asistió a las clases del fraile Buenaventura Hidalgo.

Sus primeros escritos

En 1858, a los 16 años, José Manuel Estrada publicó Al descubrimiento de América. Con esta obra, ganó un concurso organizado por el Liceo Literario de Buenos Aires.

También empezó a trabajar en el periodismo. Entre noviembre de 1858 y marzo de 1859, dirigió el semanario La Guirnalda junto a su hermano Santiago. Además, colaboró en el semanario La Religión.

En 1859, publicó Signum Foederis - efectos sociales y religiosos de la armonía. En esta obra, escrita a los 17 años, pedía que el Estado de Buenos Aires se uniera a la Confederación Argentina. Creía que esto ayudaría a restablecer la paz en el país.

En 1861, creó la Sociedad San Francisco Javier. Su objetivo era unir a los artesanos de Buenos Aires y difundir entre ellos la cultura católica. Esta iniciativa fue un paso previo a los Círculos Católicos de Obreros. Mostró la preocupación de Estrada por los temas sociales, algo que luego se conocería como la Doctrina social de la Iglesia.

En 1862, en su escrito Cristianismo y Democracia, Estrada respondió a la idea de Francisco Bilbao. Bilbao decía que el cristianismo y la democracia no eran compatibles. Estrada afirmó: «somos republicanos y amamos la libertad, porque somos cristianos y amamos la dignidad del hombre». En otra obra, El génesis de nuestra raza, refutó a Gustavo Minelli, profesor de historia. En este libro, Estrada sostuvo que la raza humana es una sola.

En 1864, a los 22 años, fundó el Círculo Literario junto a Lucio V. Mansilla. A la primera reunión asistieron importantes figuras como Valentín Alsina y Dardo Rocha. El Círculo se dedicó al estudio de la Historia argentina, un tema propuesto por el presidente Bartolomé Mitre. Ese mismo año, Estrada publicó Ensayo histórico sobre la revolución de los comuneros del Paraguay en el siglo XVIII.

Estrada como educador

En octubre de 1865, Luis José de la Peña, director de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, invitó a Estrada a dar un curso de Historia argentina. Este curso se dictó en la nueva Escuela Normal de Profesores. Estrada preparó 30 lecciones que se daban en dos conferencias públicas por semana. Rápidamente, estas clases captaron el interés de la gente, ya que en ese momento no era común estudiar la historia del país.

En 1868, debido al éxito de sus cursos, publicó el libro Lecciones de Historia argentina. Este libro incluye 21 de las 30 lecciones, desde la conquista hasta el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Más de la mitad de ellas tratan el período anterior a la Revolución de Mayo.

El presidente Domingo Faustino Sarmiento valoraba a Estrada, a pesar de sus diferencias de ideas. En 1869, Sarmiento fundó una cátedra de Instrucción Cívica en el Colegio Nacional de Buenos Aires y nombró a Estrada como profesor titular. Ese mismo año, Emilio Castro, gobernador de Buenos Aires, lo nombró jefe del Departamento de Escuelas. Estrada ocupó este cargo hasta 1870. En esa época, los maestros no tenían título ni eran evaluados. Estrada organizó cursos para su desarrollo profesional y propuso remover a los menos competentes. El gobernador aplicó estas reformas solo en parte, por lo que Estrada renunció al año siguiente.

Su participación en la política

En 1871, Estrada fue elegido para la asamblea que redactaría la nueva constitución de la Provincia de Buenos Aires. La constitución anterior, de 1854, necesitaba adaptarse al nuevo contexto del país. Estrada contribuyó en la regulación del derecho a enseñar. También apoyó que las universidades pudieran otorgar títulos y tener sus propios bienes. Defendió el sistema de votación proporcional, pero no logró que se implementara el voto secreto. Ese año, publicó un artículo llamado La Iglesia y el Estado, que generó algunas críticas de otros católicos. En este período, Estrada defendió la idea de «Iglesia libre en el Estado libre».

En 1873, Estrada fue elegido diputado provincial. Participó en el debate sobre la ley de educación provincial y preparó un proyecto de ley para las escuelas. Fue diputado provincial hasta 1876. Sus clases sobre Instrucción Cívica en el Colegio Nacional de Buenos Aires se publicaron bajo el título La política liberal bajo la tiranía de Rosas. En este libro, analizó la obra de Esteban Echeverría y desarrolló sus ideas sobre la sociedad y la política.

En 1874, fue nombrado jefe de la Dirección General de Escuelas Normales. En 1875, aunque no tenía título universitario, el presidente Nicolás Avellaneda le pidió que diera clases de Derecho constitucional y administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Estrada se dedicó mucho a su trabajo como profesor y escribió varios artículos sobre el tema, ya que no había muchos libros de derecho argentino. Destacan sus artículos Sufragio y Representación de las minorías.

Archivo:Colegio Nacional de Buenos Aires antiguo
Imagen del antiguo edificio del Colegio Nacional de Buenos Aires, donde José Manuel Estrada fue rector.

Estrada aceptó la propuesta de Nicolás Avellaneda para ser rector del Colegio Nacional de Buenos Aires. Fue nombrado el 16 de julio de 1876. Como rector, hizo cambios en el plan de estudios. Agregó temas de Historia argentina para fomentar el patriotismo en los alumnos. También incluyó el estudio de las instituciones del federalismo. Impulsó un aumento en el salario de los profesores, diciendo que su vocación no debía confundirse con la de un mártir. Entre sus muchos discursos, que mostraban su habilidad para enseñar y su pasión al hablar, se conservan los que dio a los alumnos del Colegio Nacional. Uno de ellos fue sobre la muerte de Juan Manuel de Rosas, a quien describió como «dos hombres: el caudillo y el tirano». Una frase de ese discurso, «¡Desgraciados los pueblos que olvidan!», se volvió muy importante en la historia política y constitucional de Argentina. Después de la conferencia, los alumnos lo acompañaron a su casa, aplaudiéndolo por la calle.

¡Desgraciados los pueblos que olvidan! Aquellos de cuyo corazón desaparece la memoria de sus bienhechores, como inscripciones sepulcrales que borran los vivos al pasar; aquellos de cuya conciencia desaparece el odio hacia los grandes malvados, como el fuego de una antorcha apagada en la onda abominable! ¡Demos gracias al cielo, porque sabemos glorificar a San Martín; démosle gracias porque sabemos execrar a Rosas, y levantemos al pie del altar la plegaria cristiana por todos los que resistieron a la corrupción y cayeron bajo el puñal! [...]
¡Ah! Si me fuera dado infundir en vuestro espíritu esas verdades, como una luz para las horas congojosas de la incertidumbre, como una fuerza para las horas a ciegas de la tentación y de la lucha; si pudiera devolveros a la familia, y entregaros a la vida impregnados en estos sentimientos que empalidecen y se enfrían en mis labios, yo también exclamaría: non omnis moriar: ¡no, no moriré del todo!
José Manuel Estrada, 24 de abril de 1877.
Del comienzo y final de su discurso a los alumnos del Colegio Nacional
con motivo de la muerte de Juan Manuel de Rosas y
los funerales celebrados en Buenos Aires por las víctimas de la tiranía

En la política nacional

A finales de la década de 1870 y principios de la de 1880, Estrada cambió su forma de ver el liberalismo. Mantuvo sus ideas sobre la libertad individual y la democracia. Sin embargo, rechazó el nombre de liberal, porque creía que el liberalismo político estaba unido a ideas que él consideraba incorrectas. En 1880, volvió a publicar la Revista Argentina. En su primer número, la revista decía que sería "cristiana" y su lema era una frase de San Pablo: instaurare omnia in Christo (Efesios 1:10).

Fue muy importante su participación en el Congreso Pedagógico de 1882. Allí defendió que la escuela pública debía ser católica. Tuvo un fuerte debate con Leandro N. Alem. En ese momento, se permitía que los alumnos no recibieran enseñanza religiosa si sus padres lo pedían. El 1 de agosto, se fundó el diario La Unión, con la colaboración de Estrada. Este diario buscaba ofrecer una visión diferente a la de los periódicos liberales.

En 1883, se fundó La Asociación Católica, presidida por Estrada. Esta asociación buscaba influir en el debate público sobre si la enseñanza debía ser laica o católica. Un año después, la Asociación se convirtió en un partido político, Unión Católica. Con este partido, Estrada fue elegido diputado nacional. En julio, el presidente Julio Argentino Roca y su ministro de educación Eduardo Wilde reemplazaron a Estrada como rector del Colegio Nacional. Esto fue un antecedente de los conflictos entre el gobierno y la Iglesia católica al año siguiente.

Archivo:José Manuel Estrada en 1884
José Manuel Estrada, en 1884.

A principios de 1884, el gobierno contrató a maestras estadounidenses de religión protestante para la nueva Escuela Normal de Córdoba. Un sacerdote instó a los católicos a no enviar a sus hijos a esa escuela. El gobierno lo acusó de causar problemas. Un grupo de católicos, incluyendo profesores universitarios, defendió al sacerdote. Por esta razón, los profesores fueron despedidos de sus cátedras. Estrada y otras personas intercedieron por ellos, pero un decreto presidencial también expulsó a Estrada de su cátedra de Derecho constitucional en la Universidad de Buenos Aires. También se expulsó al representante del Papa y se intervinieron algunas diócesis. Fue entonces cuando, ante muchos alumnos que lo visitaron para mostrarle su apoyo, Estrada pronunció uno de sus discursos más conocidos.

En 1886, fue elegido diputado por la Unión Católica, junto a Pedro Goyena. Desde su puesto, intentó evitar que el gobierno entregara tierras en el canal del Beagle a un ciudadano británico. Esto fue aprobado y llevó a la fundación de la ciudad de Ushuaia. También se opuso a la intervención federal de la provincia de Tucumán, que el Congreso nacional ordenó a pesar de que el gobernador había sido elegido legalmente. Estrada también se opuso a la ley de matrimonio civil sancionada en 1888. Consideraba que era una intromisión del Estado en un asunto que no le correspondía. También se opuso a la Ley de enseñanza 1420 porque estableció la escuela laica. A pesar de su oposición, no pudo evitar que se aprobaran las leyes de educación laica, el matrimonio civil y el paso del Registro civil a manos del Estado.

Sus últimos años

Archivo:Recoleta 006
Su tumba en el cementerio de la Recoleta es monumento histórico nacional.

En 1890, al terminar su período como diputado, fue uno de los oradores en una importante reunión en el Frontón Buenos Aires. Allí se fundó la Unión Cívica de la Juventud, que luego se convertiría en la Unión Cívica Radical. Esa noche, Estrada sufrió un desmayo y vómitos, lo que preocupó a sus médicos, quienes le recomendaron descansar. Su participación en la política y el periodismo disminuyó. La Unión Cívica llevó a cabo una revolución en julio de 1890, pero Estrada no participó porque estaba en Rosario de la Frontera recuperándose. En octubre de 1893, el presidente electo Luis Sáenz Peña le ofreció un puesto en su gobierno, pero Estrada lo rechazó. En cambio, aceptó ser nombrado representante de Argentina ante el gobierno de Paraguay. Pensaba que allí encontraría un clima mejor para su salud. En Paraguay, el ministro de Relaciones Exteriores era un exalumno suyo, Venancio López, lo que facilitó su trabajo. La salud de Estrada no mejoró, y falleció la tarde del 17 de septiembre de 1894.

Sus restos llegaron a Buenos Aires en la fragata La Argentina. Por orden presidencial, fue velado en la Catedral Metropolitana con honores militares. El canónigo Juan Nepomuceno Terrero, amigo de Estrada, pronunció el discurso fúnebre. Miles de personas asistieron a su funeral, incluyendo el presidente Luis Sáenz Peña. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta. Su tumba fue declarada monumento histórico en 1946.

En conmemoración de su muerte, el 17 de septiembre se celebra el Día del Profesor en la República Argentina.

Estampad en vuestra alma dos nombres, divisa y enseña de las supremas victorias ¡Dios y la Patria!
José Manuel Estrada, a los alumnos del
Colegio Nacional de Buenos Aires.

Las ideas de José Manuel Estrada

La ley moral y el orden natural

Estrada creía que todas las personas tienen una dignidad especial. Pensaba que esta dignidad viene de un "orden natural". Por eso, consideraba que la ley moral era esencial para que cualquier sistema de leyes fuera justo. Decía que ninguna ley o acción de la humanidad puede cambiar la importancia de la ley moral. Esto se oponía a ideas como el utilitarismo, que se enfocaba en lo útil. También rechazaba el relativismo moral, que él veía como algo "variable" y "corruptible".

Según Estrada, la ley moral es lo que realmente hace iguales a las personas. Los seres humanos son iguales por naturaleza, no porque el gobierno decida que lo sean. La ley moral es independiente de lo que digan las leyes civiles, que pueden cambiar. Ante la ley moral, todas las personas deben comportarse de forma correcta. Sin la ley moral del cristianismo, se podría negar la dignidad humana, que para él se basa en la moral. Por eso, Estrada afirmaba la importancia de la religión en la sociedad y en los asuntos públicos.

Existe una soberanía superior a todas las que se han disputado el dominio de la sociedad y los honores de la historia. En medio de las vicisitudes humanas y de la extrema movilidad de las pasiones, permanece inmutable con aquella augusta identidad de lo absoluto. Esta soberanía es la del bien moral ... De consiguiente ... las relaciones sociales del hombre están regidas por el bien moral, y se profiere una horrible blasfemia cuando se afirma que la política puede prescindir de sus reglas. ... Así pues, ni los gobiernos ni los pueblos lo pueden todo. El capricho de los tiranos y el entusiasmo o la medrosidad de las muchedumbres tienen un límite que no les es dado salvar. Ese límite son los principios morales fundamentales.

La democracia

Estrada era un defensor de la democracia y la república. Sostenía que la base de una república estaba en la moralidad de sus gobernantes. Creía que los gobernantes sin moral terminarían siendo injustos. No le gustaba la democracia de partidos, ya que la veía como un obstáculo para que la gente se expresara de verdad. Siguiendo las ideas de Santo Tomás de Aquino (que a su vez seguía a Aristóteles), Estrada pensaba que una sociedad justa podría existir sin democracia. Sin embargo, consideraba que la democracia era el mejor camino para los argentinos. Sus ideas republicanas implicaban un sistema de leyes que respetara la ley moral. También buscaba que se respetara la libertad de las minorías. No buscaba una igualdad total ni despreciaba los logros individuales. Estrada reconocía cuatro principios fundamentales para una democracia:

  • El orden social con equilibrio de derechos, donde cada grupo social tenga un rol y los derechos de cada persona sean justos.
  • La importancia de la ley, siendo las leyes decisiones razonables para el bien de todos, no solo de un grupo.
  • Que las personas no sean egoístas, para que todos trabajen por el bien común, sin ignorar la iniciativa privada o los derechos individuales.
  • El respeto a las instituciones que moderan, como la Justicia y la Iglesia.

Estrada también diferenció los conceptos de masa y pueblo al hablar de la necesidad de la educación escolar. Fue un firme defensor del voto para todos, rechazando las propuestas de voto limitado a ciertas personas.

La ciudad, el campo y la inmigración

Estrada notó las dificultades de la vida en el campo. El gaucho no tenía hogar ni propiedades, y le era difícil conseguirlas por la falta de un trabajo fijo. La alta tasa de analfabetismo y la lejanía de los centros de poder impedían que tuvieran representación política. Su artículo La Campaña, de 1869, fue pionero en estas denuncias. En el campo, solo el juez de paz y el comisario eran realmente libres. Los gauchos, en cambio, eran oprimidos por la forma "arbitraria y cruel de aplicar las leyes". Según Estrada, la verdadera igualdad democrática solo se lograría "elevando el nivel intelectual y moral" de la gente del campo a través de la educación pública.

La inmigración a la Argentina, según Estrada, no ayudó a resolver el problema de la exclusión política de la gente del campo. Esto se debía a que la mayoría de los inmigrantes se instalaron en las ciudades, especialmente en Buenos Aires y la zona costera. A diferencia de otros pensadores de su época, Estrada no se preocupó tanto por este tema. Por ejemplo, Sarmiento buscaba atraer muchos inmigrantes blancos para reducir la influencia de los criollos, negros e indígenas. Estrada, en cambio, solo observó el fenómeno y comentó que muchos inmigrantes no querían obtener la ciudadanía argentina. Por eso, propuso la posibilidad de que alguien pudiera tener varias nacionalidades.

El papel del Estado

Estrada temía que Argentina volviera a una situación similar a la del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Por eso, siempre defendió la libertad individual y la iniciativa privada. Según su pensamiento, el Estado no debería prohibir nada que las personas pudieran hacer. La autoridad de decisión siempre debería estar lo más cerca posible de las personas (mejor municipal que provincial, mejor provincial que nacional). Estas ideas son similares a las que luego expondrían los Papas en la Doctrina Social de la Iglesia. Aunque al principio de su juventud se acercó al liberalismo francés, luego leyó a Alexis de Tocqueville y adoptó un liberalismo más parecido al estadounidense. Así, el pensamiento de Estrada buscaba que la sociedad civil fuera más importante que el Estado. En los debates políticos de 1880, el liberalismo se asoció con el laicismo, y Estrada se alejó de esa forma de pensar.

En cuanto a las relaciones del Estado con la Iglesia, Estrada no aceptaba que se la dejara solo en el ámbito privado. Sin embargo, sí apoyaba la libertad religiosa. Esto significaba que el Estado no debía regular la religión personal ni el funcionamiento de las órdenes religiosas y de la Iglesia. En un período temprano de su juventud, aceptó las ideas del catolicismo liberal francés. Pero cambió su postura después de estudiar las enseñanzas del Papa y los documentos del Primer Concilio Vaticano.

Me sedujo durante algún tiempo el espíritu, bien intencionado pero paradojal, de los que en Bélgica y en Francia se llamaron, antes del Concilio Vaticano, católicos liberales. Doy gracias a Dios que me abrió los ojos y disipó de mi alma estas ilusiones ... El cristianismo es el Reino de Cristo sobre las almas y las sociedades. Qué idea tan sencilla, tan luminosa, y tan difícil de percibir, sin embargo, cuando se envenena desde la niñez en una atmósfera de filantropía, que es una verdadera antropolatría.

Según Estrada, el cristianismo pone un énfasis especial en la conciencia de la persona, algo que otros pensadores no hacen. Por eso, rechazaba la influencia del Estado en los temas morales, que según él debían estar en manos de la Iglesia.

La libertad y el liberalismo

En una conferencia de 1878, Estrada explicó parte de sus ideas sobre la libertad y el liberalismo. Como católico, defendía el libre albedrío de las personas. Pero insistía en que el pensamiento moderno tenía un concepto de libertad que él consideraba equivocado, al que llamó "libertad materialista". Interpretó que desde la revolución francesa en adelante se intentó ampliar el concepto de libertad sin buenos resultados. En su opinión, esto llevó al industrialismo, donde las empresas separaban el trabajo de las responsabilidades morales del empleador. En un libro sobre Estrada, Héctor Tanzi interpreta su pensamiento como que "las libertades liberales trajeron la explotación del asalariado". La verdadera libertad, según Estrada, sería la que surge del orden natural y de la moral.

Estrada defendía la libertad de enseñanza. En su artículo Reforma Universitaria, publicado en 1873, sostenía que la existencia de universidades independientes no era incompatible con las universidades estatales. Creía que parte del derecho de un profesor a enseñar era poder hacerlo en una universidad no controlada por el gobierno. Además, sostenía que, aunque el profesor es libre para enseñar, tenía la obligación moral de mantener la neutralidad política y religiosa en el aula.

Respecto del padre, la libertad de la enseñanza consiste en el pleno derecho según el cual puede escoger las doctrinas bajo las cuales sus hijos han de ser educados y los maestros a los cuales ha de ser confiada su educación. Respecto de los profesores, consiste en el derecho de derramar las doctrinas que forman el fondo de su carácter científico y moral, sin ser trabados por la censura del Estado.

Estrada propuso la instrucción pública como solución a las grandes diferencias culturales entre los grupos de la sociedad. Creía que esto fomentaba las capacidades intelectuales de los niños, ayudando a su desarrollo social. Sin embargo, Estrada rechazaba la gratuidad de la enseñanza pública. Pensaba que esto haría a las familias dependientes del Estado y aumentaría los impuestos. También rechazaba que fuera obligatoria por la fuerza del Estado, prefiriendo estímulos indirectos.

La educación es primitivamente un ministerio paternal, subsidiariamente una función social.

La familia

La familia era muy importante para el pensamiento de Estrada. Según él, la intervención del Estado en los lazos familiares no era legítima. Por este motivo, se opuso a la creación del registro civil, a la idea del matrimonio como un contrato y a su disolución, el divorcio. Definió familia como «una asociación puramente de amor». Además, sostuvo que corresponde a las familias decidir sobre la educación de sus hijos y cómo manejar sus bienes. Resaltó la importancia de la libertad para hacer un testamento. En el derecho de herencia, Estrada rechazaba la idea de una parte de la herencia establecida por ley. La consideraba una intromisión arbitraria del Estado en los asuntos familiares.

En buena hora que se repudien los modelos de la institución patriarcal ... las sociedades liberales debieran estudiar el modelo de la sociedad doméstica autonómica y vigorosa por la solidez de la propiedad e imperio del testamento.

Solución a los problemas sociales

Estrada creía que la solución a los conflictos sociales no podía venir ni del liberalismo ni del socialismo. Rechazaba ambas propuestas como materialistas. Afirmaba que la solución debía venir de la moral cristiana. Esta moral busca integrar a todas las clases sociales en una sociedad unida y sin conflictos. En El génesis de nuestra raza, cita a Juan Donoso Cortés al decir que en toda gran cuestión política hay una gran cuestión teológica. Esta idea sigue presente en algunos grupos católicos argentinos. Estrada propuso las siguientes ideas para mejorar la situación social:

  • Fomentar la propiedad privada, evitando que se concentre en pocas manos. Buscaba que cualquier persona pudiera ser dueña de tierras o lotes urbanos.
  • Fomentar el derecho de asociación obrera.
  • Dejar de considerar el trabajo como una simple mercancía.
  • Evitar las ideas de odio y conflicto entre clases sociales.
Organizaciones económicas que aglomeran los capitales en las manos de un señorío opresor del pobre, del dependiente y del obrero, llevan en su seno principios mortíferos ... Distribuir la propiedad territorial, haciéndola accesible en cuanto dependa de la ley ... es la manera de extirpar la herencia de la economía colonial.

La propiedad de la tierra

Estrada afirmaba que los problemas de despoblación de Argentina y el abandono de los habitantes del campo se originaron en la temprana conquista y la concentración de grandes extensiones de tierras. En su Curso de Derecho Constitucional, comparó diferentes formas de generar y transmitir la propiedad. Describió tres categorías principales: el sistema feudal, donde la mayor parte de la tierra se obtenía por conquista y estaba concentrada en una minoría; el sistema francés, donde la tierra se trataba como una mercancía y los bancos y el Estado intervenían; y el sistema angloamericano, con la ley de apropiación original (homestead), que entregaba lotes de tierras públicas a quienes se comprometieran a habitarlas y cultivarlas por un tiempo.

Aportes a la Educación

Estrada propuso ideas innovadoras para la Educación en Argentina. A diferencia de otros intelectuales de la generación del 80, como Domingo Faustino Sarmiento y Eduardo Wilde, Estrada se opuso a que el Estado controlara toda la educación. Favoreció que tanto el Estado como las familias de los alumnos compartieran el gobierno de la educación. Él preveía una educación más descentralizada que garantizara el derecho a la educación y la libertad de enseñanza.

La escuela primaria

Archivo:Stamp commemorating the centenary of the birth of José Manuel Estrada
Sello postal argentino de 1942. Conmemora el centenario del nacimiento de José Manuel Estrada.

En el pensamiento de Estrada, el objetivo de la escuela primaria era formar el carácter de las personas y enseñarles valores morales. Así, buscaba que la sociedad en su conjunto fuera más moral y apta para la democracia. Esta forma de gobierno, según él, exige preparación cultural e intelectual. Esta educación primaria dependería de dos instituciones: la escuela y la biblioteca popular. Con una población así educada, se evitarían tanto el despotismo (gobierno autoritario) como los gobiernos de grupos pequeños o de mayorías sin educación. En su libro Memoria para la Educación Común en la Provincia de Buenos Aires, Estrada trata de forma organizada los aspectos de la educación. Distingue la educación física de la educación espiritual. Dentro de esta última, diferencia los aspectos de la vida social (educación para relacionarse con otros, para la vida familiar y para la ciudadanía) y la vida individual (control de la voluntad, control de los sentimientos y educación intelectual, tanto para aprender información como para formar la moral).

Estrada consideraba que quienes apoyaban la enseñanza obligatoria tenían una buena razón, pero él nunca la aceptó del todo. Pensaba que debían buscarse métodos que no usaran la fuerza para lograr el mismo resultado. Sobre la gratuidad de la educación, el autor la veía como un engaño. Argumentaba que las familias en realidad sí pagaban la educación estatal a través de impuestos, por lo que no se podía llamar "gratuita". Además, a Estrada no le gustaba la idea de que la única educación gratuita fuera la que ofrecía el Estado, haciendo imposible la educación católica para las familias más pobres. En cambio, Estrada proponía que el Estado y otros agentes educativos compartieran el financiamiento de la educación. Un tercer punto que examinó Estrada fue la religiosidad de la escuela. Él creía que sin religión no hay una base suficientemente sólida para la moral, es decir, para saber qué es el bien y el mal. Se enfrentó a dos problemas: primero, la contradicción que la enseñanza religiosa traería para la escuela estatal, que debía gobernar a personas de diferentes creencias; y segundo, el método anticuado que había adoptado la Provincia de Buenos Aires, que hacía que los alumnos simplemente memorizaran el catecismo.

Educación para la libertad, o simplemente educación, porque no puede menos de ser libre un pueblo compuesto de hombres que se conocen y se moderan.
José Manuel Estrada

Educación secundaria y universitaria

Siguiendo las ideas de su época, Estrada consideraba que la educación secundaria tenía como objetivo formar a los líderes: «La instrucción secundaria, unida a la superior, profesional y facultativa, prepara a la clase gobernante en las naciones organizadas bajo el principio de la igualdad política». Dado que se trata de una formación de líderes, el autor pensaba que la motivación no debía ser el dinero, sino el crecimiento del espíritu y de las capacidades humanas. Estrada afirmó que lo mejor sería que las universidades controlaran a los colegios secundarios y dictaran sus planes de estudio. También creía que tanto universidades como colegios debían tener personalidad jurídica para ser dueños de sus bienes.

Familia de José Manuel Estrada

José Manuel Estrada era hijo de José Manuel Estrada Barquín y Rosario Perichón de Vandeuil.

Por parte de su padre, era nieto de Juan Bautista Estrada, de Santander. Juan Bautista tuvo a José Manuel Estrada Barquín, quien fue diputado y fundó la primera planta de gas para el alumbrado público de Buenos Aires. Él fue el padre de José Manuel Estrada.

Por parte de su madre, sus abuelos maternos eran Juan Bautista Perichon de Vandeuil y María del Carmen de Liniers Sarratea. María del Carmen era hija de Santiago de Liniers. Después de que Liniers fuera fusilado, muchos de sus hijos se fueron a España. María del Carmen se quedó en Argentina. Por eso, la casa del virrey y los terrenos cercanos fueron el lugar donde el hermano de José Manuel, Ángel, fundó la conocida editorial Estrada.

José Manuel tuvo ocho hermanos, incluyendo a Ángel, Santiago, Narciso, Eduardo, Juan Bautista y Enrique. Otros dos hermanos murieron muy jóvenes.

Estrada se casó el 14 de marzo de 1868 con Elena Esteves Saguí. Sus hijos fueron: José Manuel, Miguel, Alberto, María Elena y María Cecilia. La familia vivía en una quinta ubicada en la esquina de Juncal y Suipacha, que llegaba hasta el Río de la Plata. Entre sus nietos se encuentra María Elena Olazábal Estrada de Hirsch.

Algunas de sus obras

  • El génesis de nuestra raza, 1861.
  • El catolicismo y la democracia, 1862.
  • Ensayo histórico sobre la revolución de los comuneros del Paraguay en el siglo XVIII, 1865.
  • Lecciones sobre la Historia de la República Argentina (Recopilación de sus clases en el Colegio Normal)
  • Curso de derecho constitucional (Recopilación de sus clases en la Universidad de Buenos Aires)
  • La política liberal bajo la tiranía de Rosas.

Véase también

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José Manuel Estrada para Niños. Enciclopedia Kiddle.