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Historia de Castellón de la Plana para niños

Enciclopedia para niños

La actual ciudad de Castellón de la Plana nace en 1251, gracias a un documento otorgado por el rey Jaime I de Aragón permitiendo trasladar la villa a la llanura que rodeaba el Cerro de la Magdalena, que ha estado habitado permanentemente desde el neolítico.

Orígenes

Archivo:Grao de Castellón Pujol de Gasset Seccion
Sección de la lámina de plomo ibero del Pujol de Gasset.

El término municipal de Castellón parece reunir las condiciones idóneas para ser habitado desde tiempos remotos. Varios historiadores han tratado de buscar orígenes griegos a la ciudad, basándose en la geografía de Estrabón, que indicaba una ciudad denominada "Castalia" en la zona entre Sagunto y Tortosa. La descripción de esta ciudad y sus parajes coincidiría básicamente con los del Castellón situado en el monte de la Magdalena: un monte coronado por un castillo con una fuente a sus pies (El Molí La Font, donde se situaría la fuente de las musas griegas). Los restos arqueológicos encontrados en las sierras del Desierto de las Palmas, indican que esta zona ha estado habitada permanentemente al menos desde el Neolítico. Sin embargo, en el actual emplazamiento de la ciudad no se han encontrado restos que confirmen un asentamiento anterior a la fundación de la ciudad. De la época íbera se han encontrado varios restos, de entre los que destacan diversas láminas de plomo encontradas en el Grao con inscripciones aún no descifradas y los restos de un poblado en la zona de la Fuente de la Reina. Pocos son los restos encontrados de la época romana, aunque puede que fuera en esta época cuando se asentó la población de forma permanente, primero en núcleos diseminados y luego en el monte de la Magdalena protegidos por un castillo, gracias a la explotaciones mineras en busca de plata de Borriol.

Edad Media

Archivo:El Cid-estatua-(Parque de Balboa)
El Cid llegó a tierras castellonenses

La época musulmana se caracterizó por una diseminación de la población por toda la plana, destacando un grupo de alquerías denominadas Fadrell. En los años de El Cid, el Reino de Aragón conquistaría las tierras situadas hasta el río Mijares, convirtiéndose Castellón en un importante punto estratégico, dado que eran los primeros territorios costeros conquistados por los aragoneses. El rey de Aragón Sancho Ramírez, se llegaría a proclamar “Rey de Aragón, Pamplona, Sobrarbe, Ribagorza, Guelga, Oropesa y Castellón”. Después de muerto Sancho Ramírez en 1094, su hijo Pedro I, vendría a Castellón para entrevistarse con El Cid, aunque posteriormente, ordenaría abandonar estos territorios para volver a su reino a protegerse de los musulmanes. De esta época son los primeros documentos que nombra Castellón, con el nombre de “Kastilgón”, “Castilgone ripa de mare” o “Castilion”. En el año 1181, el rey Alfonso II el Casto, considerando inminente la conquista de las tierras del margen derecho del río Ebro, dona los actuales términos municipales de Castellón y Almazora al Obispado de Tortosa.

Reconquista y fundación de la villa

Archivo:Jaime1aragonimagen
Jaime I de Aragón, el Conquistador

Sin embargo, tendrían que pasar 52 años para que, en 1233, las tropas del rey Jaime I que habían conquistado Burriana, conquistasen los territorios castellonenses y se repartiesen en señoríos. El obispo de Tortosa reclamó el pacto hecho con Alfonso II, originándose una larga discusión que fue resuelta en 1242 por un tribunal, denominado “laudo de los Tres Obispos” compuesto por el arzobispo de Tarragona y los obispos de Valencia y Huesca, donando el castillo de Castellón al rey. Desde la época de la conquista por Jaime I, estos territorios, pertenecían a su tío abuelo Nuño Sancho, que murió poco después del edicto del Laudo de los Tres Obispos, entonces, el castillo pasó cedido por el rey, a su otro tío abuelo por parte de su mujer, el Infante Pedro de Portugal, y poco después a la Orden de Santiago. Los musulmanes se sublevaron a mediados de 1247, fueron rápidamente sofocados y obligados a abandonar las tierras de la Plana para refugiarse en la Sierra de Espadán. Después de estas revueltas, el rey arrebata las tierras a Pedro de Portugal y las dona a los habitantes cristianos, que empiezan a interesarse por bajar a la Plana para cultivar las tierras que les habían sido donadas.

Los cristianos, en 1248, sin los permisos necesarios, comienzan a bajar para habitar las alquerías abandonadas de la Plana. Pedro de Portugal, decide elevar su queja al rey, que deseando alejar de estas tierras al Infante, decide que su mujer Violante de Aragón dictara sentencia. Esta sentencia fue dictada el 27 de febrero de 1249, donde la reina dispone que acepte la población hecha por el rey pero que mantenga a su familia y 35 soldados en el Castillo de Castellón. Posteriormente, en 1250, el rey otorga los permisos necesarios para la donación de casas y tierras en la Plana a los habitantes, estableciéndose el principal núcleo de población en la alquería de Benárabe. Pero el Infante, no se contentó con la sentencia, por lo que Jaime I incautó el castillo de Castellón y se lo entregó a su lugarteniente Ximén Pérez de Arenós, quién el 8 de septiembre de 1251 fue autorizado mediante Carta Puebla otorgada en Lérida, a trasladar la villa a cualquier lugar apropiado dentro de su término. Tradicionalmente, se sitúa la fecha del traslado en el tercer domingo de Cuaresma de 1252, celebrándose desde entonces la romería que sería después el origen de las actuales fiestas de la Magdalena. La nueva villa, presumiblemente, sería fundada sobre un camino ya existente, que vendría a ocupar el trazado de la actual Calle Mayor y rodeada por una acequia que repartiría el agua entre las huertas. En 1272, perteneciendo la villa al Monasterio de San Vicente de la Roqueta de Valencia, se decide reamurallar la villa para incorporar su principal arrabal. En 1281, el rey Pedro III, otorga a la villa los mismos privilegios que disfrutaba la ciudad de Valencia para elegir Justicia, Jurados, Escribano, Mustasaf y Acequiero. En 1296, el rey Jaime II, decide devolver la villa de Castellón a la Corona. A principios del siglo XIV, la villa fue elegida capital de la “Sotsgovernació dellà Uxó”, territorio coincidente con la actual provincia de Castellón salvo por la comarca del Alto Palancia y el Condado de Almenara.

Conflictos señoriales

Señorío de Leonor de Castilla

En 1329, el hijo del rey Jaime II, Alfonso IV, entrega como dote de boda la villa a su futura esposa Leonor de Castilla, provocando el rechazo por parte de la población castellonense a este señorío, la reina se ve obligada a trasladar la residencia del gobernador primero a Villareal y después a Burriana, aún presionada por el heredero al trono, que en 1335 ordena que el gobernador resida de nuevo en Castellón, pero no lo hace definitivamente hasta 1366. Tras la huida de doña Leonor a Castilla, el rey Pedro IV, se ve obligado a restablecer la ciudad a la corona.

Señorío de Enrique de Trastamara

Tan pronto como pudo, el rey restituyó el señorío, esta vez en favor del Conde de Trastamara Enrique.

Archivo:Enrique II
Enrique II de Castilla fue señor feudal de la villa

Las disputas entre la reina doña Leonor con su hijastro Pedro IV acerca de la herencia de su marido y padre no se resolvían, convocándose un parlamento en Castellón donde se reuniesen los tres reinos de la Corona de Aragón. El parlamento que duró de carnavales de 1337 hasta el día de la Asunción del mismo año, reunío en la villa a representantes aragoneses, catalanes y valencianos, prelados, nobles, síndicos de las ciudades, infantes aragoneses y castellanos y dos legados pontificios. A causa de este parlamento, Castellón se puso del bando unionista durante las Guerras de la Unión, siendo asaltada la villa en 1347 por las tropas reales. En esta época, la peste negra arrasaba Europa alcanzando también a la Corona de Aragón, a la que unió sus estragos junto con los de la guerra. En 1336, el conde de Trastamara fue proclamado rey de Castilla, vendiendo la villa al Patrimonio Real. El 20 de marzo de 1341, el Infante don Pedro dictó la sentencia sobre el reparto de las aguas del río Mijares que habían pedido las villas de Castellón y Villarreal y los lugares de Almazora y Burriana determinándose que las aguas del río serían divididas en 60 partes, de las cuales catorce y media pertenecían a Castellón. En 1366, el labrador Perot de Granyana encontró la estatuilla de la Virgen de Lidón, a la que pronto se la rendiría culto y se le construiría una ermita en el lugar donde fue encontrada.

Último señorío sobre la villa

En 1368, el Rey Pedro IV proclama a su segundo hijo Martín Conde de la Plana, dándole varias villas, entre ellas las de Castellón, como señorío. La villa se opone a volver a formar parte de un señorío y cierra las puertas de sus murallas el día que Martín va a tomar posesión de la misma. Don Martín desiste en su empeño de entrar en la ciudad y concede perdón a la villa por el hecho sucedido, volviendo la villa a ser incorporada a la Corona.

Edad Moderna

Pronto, la villa alcanza los 1100 “fochs”, que tras las enfermedades transmitidas por la plantación de arroz, se vieron reducidos en 1435 a 569 y en 1463 a solo 687 vecinos. Solamente alcanzado el siglo XVI, la ciudad comenzó a recuperar población hasta llegar a los habitantes con los que cuenta hoy en día. Para evitar la propagación de enfermedades, el Rey prohibió en 1388 plantar arrozales. Con la subida al trono de Martín, proclamado como Martín I, decide, que la villa pasase a depender eclesiásticamente de la Cartuja de Vall de Crist, situada en Altura. La lejanía y la pertenencia de esta a otra diócesis episcopal provocó el rechazo de la villa, pero tuvieron que pasar cuatrocientos años para que la ciudad consiguiera independencia eclesiástica. A la muerte de Martín I, la villa se declara partidiaria del Conde de Urgel, aún después de la firma del Compromiso de Caspe. Ante esta situación, el nuevo Rey Fernando I, envía a varias tropas, comandadas por Antonio de la Cerda para la conquista de la villa, pero, estas tropas fueron derrotadas por las huestes castellonenses. Pasados pocos días de este suceso, la villa reconocía como rey a Fernando I, recibiendo el perdón de este. Ya en el siglo XV, las enfermedades del arroz y un nuevo azote de la peste negra azotan a la villa, impidiendo la construcción de la nueva iglesia mayor. Empezando el siglo XVI, se autoriza el uso de las playas como puerto de mercancías. En la Guerra de las Germanías, el gobernador de la villa Ramstón de Viciana, se pone en contra del Rey Carlos I, enfrentándose con las localidades vecinas de Burriana y Morella, defensoras del Rey. En 1521, el Duque de Segorbe, toma Castellón y saquea la villa. En 1533, se presenta ante el Rey Carlos I un proyecto para construir una albufera que sirviera para sanear las marjales, y aunque el proyecto fue aprobado, nunca llegó a realizarse. Mientras tanto, en 1534, el pirata Barbarroja llega a Oropesa, y saquea la villa de Castellón llevándose cautivos a varios de sus vecinos. El incremento de invasiones berberescas, se edifican torres por toda la costa, e incluso, Felipe II, llegó a plantearse convertir a la ciudad en una plaza fuerte, que proyectó su ingeniero Antonelli en 1562, pero con la victoria en la Batalla de Lepanto, las incursiones piratas decrecen y se desecha esta idea.

Reformas urbanísticas y llegada de órdenes religiosas

El 3 de marzo de 1549 es inaugurada la nueva iglesia parroquial, mientras se inicia la construcción del convento de las clarisas, del de San Agustín y el de los dominicos, además de un nuevo hospital. Felipe II, inicia la retirada de poderes al jurado de la villa, cosa que acrecentó que en 1616 Felipe III con la imposición de las autoridades reales sobre las forales, ordenara a su yerno, Carlos de Borja, gobernador del reino, el traslado del justicia y los jurados de la villa como presos a Valencia donde serían liberados tras una reprimienda del Rey. El siglo XVII, se inició con la culminación de las obras del campanario, de la Lonja del Cáñamo, de la iglesia parroquial y del monasterio de los capuchinos, así como de la ampliación de la ermita del Lledó y la construcción de la iglesia de San Agustín, y con el proyecto de una capilla de la comunión de la iglesia mayor que traería consigo una importante reforma urbana. En esta época, también se concluyó la construcción del azud compartido entre Castellón y Almazora en el río Mijares. En 1632, el paso del rey Felipe IV en su camino hacia Barcelona trae consigo el rechazo a la lengua valenciana, prohibiéndose su uso en la iglesia mayor en 1638. Junto a las repercusiones que tuvo en la villa la Guerra de los Segadores, se le unió a esta un nuevo azote de la peste negra en 1647, que causó gran mortandad hasta el año 1653 en que remitió. Las incidencias causadas por la peste, provocaron gran número de acciones delictivas, teniéndose que crear en la villa un ejército de 200 hombres comandados por el Duque de Arcos. Durante el reinado de Carlos II los jurados empiezan a plantearse su traslado a una nueva sede, también de esta época, es el asentamiento del convento bajo patronato real de las monjas capuchinas.

Guerra de Sucesión

Durante la Guerra de Sucesión, Castellón dio su apoyo al Archiduque Carlos de Austria, siendo atacada por las tropas del Duque de Berwick, que entra en Castellón en 1707, exigiendo el pago de 8840 libras y el derribo de las murallas. Ese mismo año, se publica el Decreto de Nueva Planta, que abole los fueros del Reino de Valencia, y el 26 de febrero del año siguiente, se establece el nuevo Ayuntamiento formado conforme a las leyes castellanas. El 2 de febrero de 1717, esta nueva corporación se traslada al nuevo Palacio Municipal. En esta época, también se empiezan a redactar las actas del Ayuntamiento en Castellano.

Desarrollo de la ciudad
Archivo:Huertosogueros
Monumento al "menaoret", trabajador en el "Hort dels Corders" en la Plaza Huerto Sogueros

En 1731, el futuro rey Carlos III, realiza un viaje a Barcelona, que en su transcurso por Castellón inaugura el nuevo Camino Real a Barcelona. Es en este tiempo durante el cual Antonio Bermúdez de Castro fue Gobernador del corregimiento de Castellón, que proyecta la creación de la Plaza Nueva, un nuevo hospital y un nuevo cementerio en el Calvario, haciendo cubrir el “Fosar” que desde la fundación de Castellón se encontraba en el centro de la villa.. De esta época, son también la Capilla de la Sangre, el nuevo ermitorio de Lledó y un nuevo cuartel militar junto a la puerta de Valencia.

En 1747, se creó el llamado Huerto Sogueros (Hort dels Corders) al oeste de la villa, dónde se instaló la industria del cáñamo. En 1786, Castellón ya sumaba los 12000 habitantes, de los cuales, la mitad vivían extramuros. Este hecho provoca que en 1796 se derriben las murallas de la villa, lo que permitió la expansión urbana absorbiendo los arrabales de San Félix y la Trinidad.

Edad Contemporánea

Archivo:Francisco Javier de Burgos (Ministerio del Interior)
Javier de Burgos creó la actual división en provincias de España, entre las que creó la de Castellón

Durante la Guerra de la Independencia, Castellón fue sitiada en 1811 por tropas francesas, comandadas por el mariscal Suchet, que no abandonaron la villa hasta 1814. Durante la ocupación francesa, Castellón fue incorporada a la Prefectura de Guadalaviar Bajo, cuya capital era Valencia. Durante el Trienio Liberal, en 1822 Castellón pasa a ser capital de la provincia homónima, pero en 1823, este proyecto, olvidado, hasta el año 1833, cuando Javier de Burgos, crea la actual división provincial española, donde Castellón pasa a ser capital de la provincia homónima.

Guerras Carlistas
Archivo:Ramón Cabrera
Ramón Cabrera "El tigre del Maestrazgo", fue el principal comandante del ejército Carlista en la zona de Castellón

En 1837, durante la Primera Guerra Carlista, la villa que es partidiaria de los liberales, es asediada por el Ejército carlista los días 7, 8 y 9 de julio, provocando el levantamiento de una nueva muralla para proteger a la villa. Los sucesivos asedios ocurridos durante las diferentes Guerras Carlistas, no permitieron derribar la muralla hasta 1882. A causa de la resistencia de la ciudad ante los diversos asedios carlistas, la reina regente María Cristina y las Cortes españolas, otorgaron el 6 de noviembre de 1837 a Castellón de la Plana el título de fiel y leal ciudad, junto a un nuevo escudo de armas que sería finalmente aprobado el 15 de febrero de 1843.

Crecimiento económico y urbano
Archivo:Orange Tree
El cultivo del naranjo ha sido el motor tradicional de la economía castellonense

Fue a partir de 1882, cuando la ciudad pudo comportrase de acuerdo a su nuevo rango, años antes, en 1802, se terminó el nuevo Camino Real de Valencia a Barcelona, y se construyó el nuevo Camino del Mar, En 1862, llegó el ferrocarril de Valencia, y en 1868 el de Barcelona. En 1888, se inaugura el ferrocarril, conocido popularmente como “La Panderola”, que uniría la ciudad con el Grao y luego con Almazora, Villarreal, Burriana y Onda. Un año antes, la ciudad superaba ya los 25000 habitantes. Pero el verdadero motor del progreso económico, no vino hasta que a principios de siglo, cuando Villarreal decidiera empezar a cultivar naranjos, extendiéndose su cultivo rápidamente por toda la comarca.

Con la desamortización eclesiástica desaparecen los conventos de la ciudad, desapareciendo el núcleo cultural que durante siglos había permanecido en la ciudad.

El nombramiento como capital de provincia y el fin de las Guerras Carlistas, motivaron un gran auge constructivo, construyéndose en 1861 el Parque Ribalta, en los terrenos del antiguo Cementerio del Calvario, en 1881, el Hospital Provincial, obra del arquitecto Manuel Montesinos, el mismo arquitecto que en 1887 construyó la nueva cárcel y la nueva Plaza de Toros. En 1894, se inauguró el Teatro Principal, construido por el arquitecto Godofredo Ros de Ursinos., en 1913, el arquitecto Francisco Tomás Traver, construyó el nuevo Instituto del Estado, y se comenzó la urbanización del barrio de “l'Armelar”. En 1891, comienzan las obras del nuevo puerto en el Grao, propiciadas por la creciente exportación de cítricos, cerámica y algarrobos. Con el siglo XIX, comenzó el renacer cultural de la ciudad, se creó el Ateneo Obrero, el Casino de Artesanos, se iniciaron diversas excavaciones arqueológicas, se dio un fuerte impulso a la cerámica decorativa, nacieron nuevos artistas, bandas y coros de música y finalmente se fundó el Círculo Artístico y Literario. También fue la época del nacimiento del periodismo en la ciudad, con periódicos como “Heraldo de Castellón” y revistas como “Ayer y Hoy”. A principios del siglo XX, en 1910, la ciudad alcanzaba los 32000 habitantes. Con la consiguiente expansión urbana, que en 1925 ya llegaba al límite de las vías del ferrocarril. Con la inauguración ese mismo año del Embalse de María Cristina, el cultivo de la naranja llegó a su máxima expansión. En 1924, se proclamó a la Virgen de Lidón patrona de la ciudad, coronándose el 4 de mayo de ese mismo año en la actual Plaza de la Independencia. Junto a San Cristóbal, nombrado patrón en 1703 y San Blas, nombrado en 1717, es una de los tres patronos de Castellón.

Guerra Civil y Franquismo

Con la llegada de la Guerra Civil en 1936, la ciudad pasó al bando republicano, hasta el año 1938 en que entraron las tropas franquistas en la ciudad. En 1936, el Ayuntamiento ordena el derribo de la Iglesia de Santa María, con el pretexto de iniciar una expansión urbana en el centro de la ciudad. Las obras de reconstrucción de la nueva Iglesia, no culminaron en su parte principal hasta 1999, dándose por acabadas en 2009. Entre las décadas de 1930 y 1960, la ciudad alcanzó los 60.000 habitantes. Después de la guerra, se llevaron a cabo una serie de reformas urbanas interiores, en 1947, se construyó el Mercado Central en la Plaza Mayor, la urbanización del “Hort dels corders” y la creación de la Plaza Cardona Vives, uniendo la Calle Colón con la Avenida del Mar. En 1945, se oficializaron las fiestas de la Magdalena, cuyo acto principal era la tradicional “Romería de les Canyes”, que seguía recordando la bajada de los habitantes del Castillo de la Magdalena a la Plana, a la que se añadieron diversos actos festivos. De 1960 a 1981, la población se duplicó, superando los 126000 habitantes, que se instalaron en los más de 100 grupos de población dispersos que se contabilizaron esos mismos años. En 1960, se creó la Diócesis de Segorbe-Castellón, convirtiéndose por primera vez en la historia en sede diocesana y su Iglesia Mayor en Concatedral. En 1961, se inauguró en el Grao una importante refinería de petróleo, y 10 años después se construyó una central eléctrica de ciclo combinado. Las décadas de 1960 y 1970, fueron de una gran catástrofe urbanística, se derribaron diversos monumentos, se construyó en altura en el casco histórico y no se construyó ninguna zona verde.

Actualidad

Con la recuperación de la democracia, la ciudad experimentó un notable crecimiento económico, demográfico y urbano, la industria cerámica y la construcción, vivieron una época de prosperidad, llegaron a la ciudad inmigrantes extranjeros, procedentes mayoritariamente de Rumanía, Marruecos y Colombia, superando la ciudad en 2004 los 166000 habitantes; la ciudad, comenzó a crecer hacia la marjalería, se construyeron rondas de circunvalación y se soterraron las vías de ferrocarril y el río Seco.

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