Historia de Castellón de la Plana para niños
La ciudad de Castellón de la Plana en España comenzó su historia en el año 1251. Fue gracias a un permiso especial del rey Jaime I de Aragón que se pudo trasladar la villa desde el Cerro de la Magdalena a la llanura cercana. El Cerro de la Magdalena había estado habitado por personas desde hace muchísimo tiempo, incluso desde el neolítico.
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Los primeros habitantes: Prehistoria y Edad Antigua
La zona de Castellón ha sido un buen lugar para vivir desde hace miles de años. Los primeros rastros de vida se encontraron en la Cueva de la Seda, donde se cree que hubo un asentamiento entre los años 3500 y 2000 antes de Cristo. Más tarde, esta cueva se usó como lugar para enterrar a los muertos.
Cerca de allí, en el Desierto de las Palmas, se halló un poblado de la Edad del Bronce llamado Les Serretes. Este lugar era complejo, con tres zonas fortificadas y posibles restos de murallas y torres. Otros sitios importantes de la prehistoria local incluyen la Cueva de la Joquera, con pinturas en las rocas, y el Castellet d'en Nadal, que pudo ser un taller de sílex.
La costa de Castellón, que antes era una albufera y humedales, tenía pequeños montículos llamados pujols. Al desmontarlos en los siglos XIX y XX para secar la zona, se hicieron muchos descubrimientos arqueológicos.
El lugar con más hallazgos es el Pujol de Gasset, en el Grao de Castellón. Aquí se encontraron restos desde la prehistoria hasta la Alta Edad Media, siendo su época de mayor esplendor la íbera. En 1851, se descubrió una lámina de plomo con una escritura ibérica nororiental, la primera de su tipo en España. Este poblado se dedicaba a la pesca y al comercio por mar.
También se encontraron otros asentamientos íberos, como el Pujol de la Torre y restos cerca de la ermita de San José del Censal. En el Cerro de la Magdalena, se hallaron más restos de un poblado íbero con cerámica ática de los siglos V y IV antes de Cristo.
La influencia romana en Castellón
La cultura romana llegó con fuerza a las tierras de Castellón. En esta época, la gente bajó de las montañas para vivir en la llanura. Se construyeron los primeros caminos y se crearon grandes granjas para la agricultura y la ganadería. Se han encontrado restos de hasta 15 posibles asentamientos romanos, algunos sobre poblados más antiguos.
Una de las vías más importantes era la Vía Augusta, un camino romano que pasaba por Castellón. Se han encontrado pruebas de su recorrido, como un miliario (una columna que marcaba las distancias) en la zona del Bovalar. Otro camino importante era el de Borriol a la Costa, que pudo usarse para el comercio de plata. También existía la Vía de la Costa o litoral, conocida como el Caminás, que era más antigua que los romanos.
Se han descubierto varias villas romanas en la zona. La más grande excavada hasta ahora es la Villa romana de Vinamargo, fundada en el siglo I después de Cristo y habitada por más de 500 años. Tenía zonas lujosas, áreas de trabajo con baños y talleres de cerámica y textiles. Se encontraron monedas, joyas, objetos de hueso y vidrio, y el enterramiento de un bebé.
La mayoría de los asentamientos romanos fueron abandonados durante una crisis en el siglo III. Es interesante que muchas de las ermitas actuales de Castellón se encuentran en lugares donde hubo asentamientos romanos.
Todavía se discute a qué provincia romana pertenecía Castellón. Algunos creen que era parte de Dertosa (la actual Tortosa) por los hallazgos de inscripciones y monedas. Otros piensan que pudo pertenecer a otra ciudad romana aún no descubierta.
La Edad Media: Cambios y traslados
Durante la época musulmana, la ciudad de Burriana fue muy importante. Castellón formaba parte de un distrito llamado Ḥiṣn, con su centro en el Castell Vell.
En 1093, el castillo de Montornés y el de Castellón se rindieron al rey Sancho Ramírez de Aragón. Sin embargo, los almorávides (un grupo musulmán) recuperaron el control de la zona alrededor del año 1103.
En 1178, el rey Alfonso II de Aragón donó el castillo y la villa de Khadrell (Fadrell) a la diócesis de Tortosa. Fadrell era una importante alquería (un pequeño pueblo) musulmana, con un mercado semanal y un taller de cerámica.
Los primeros restos medievales del Castell Vell o de Fadrell son de finales del siglo XI y principios del XIII. Era un castillo andalusí con tres partes: la alcazaba (fortaleza), la albacara (patio) y el arrabal (poblado).
La Reconquista y el traslado de la villa
En 1233, el rey Jaime I de Aragón conquistó Burriana. Después, el castillo de Fadrell se rindió sin lucha, y una guarnición cristiana se instaló allí.
En 1251, el rey Jaime I dio permiso para trasladar la villa de Castellón de la Plana a un lugar más adecuado en la llanura. Este documento no era una fundación de una nueva ciudad, sino una autorización para mover las oficinas y la gente de la antigua ubicación en el Castell Vell a la nueva.
La tradición dice que el traslado de Castellón ocurrió en la noche del tercer fin de semana de Cuaresma de 1252. Este evento dio origen a la leyenda fundacional de Castellón y a las actuales Fiestas de la Magdalena, que celebran este traslado cada año.
El lugar elegido para la nueva villa fue la alquería de Benirabe. Esta zona era saludable, lejos de los humedales costeros, pero cerca de las tierras de cultivo regadas por un sistema musulmán. Benirabe fue fortificada por los cristianos, manteniendo su diseño árabe.
En 1255, la iglesia de San Vicente de la Roqueta pasó a la Orden de la Merced por un tiempo. En 1269, el rey Jaime I dio a Castellón el privilegio de celebrar una feria anual.
En 1272, se autorizó la construcción de un recinto amurallado con foso y torres. Esto permitió que la villa creciera, absorbiendo los barrios que estaban fuera de las murallas. La nueva villa se organizó con calles que formaban una cuadrícula irregular, con la Calle Mayor como eje central.
La Baja Edad Media: Crecimiento y desafíos
La organización municipal de Castellón comenzó en 1284, cuando el rey Pedro III de Aragón le dio los mismos privilegios que a Valencia. Esto significaba que la villa podía elegir a sus propios gobernantes.
En 1287, el rey Alfonso III de Aragón donó la villa de Castellón al Monasterio de Poblet. Los monjes de Poblet fueron los señores de la villa durante 10 años. Pero en 1297, debido a deudas, el monasterio vendió Castellón al rey Jaime II de Aragón. Por primera vez, Castellón quedó libre de señores feudales y pasó a ser parte del patrimonio real, con la promesa de que nunca más se separaría de la Corona.
En 1290, se menciona por primera vez el Hospital de la Villa. En 1297, se amplió el recinto amurallado hacia el norte.
El rey Alfonso IV de Aragón intentó donar Castellón a su esposa Leonor de Castilla y a sus hijos, pero la ciudad de Valencia protestó y el rey no pudo hacerlo. Más tarde, tras la muerte de Alfonso IV, su hijo Pedro IV de Aragón recuperó Castellón para la Corona en 1336.
En 1339, las murallas se ampliaron de nuevo. También en esta época, el comercio marítimo en las playas del Grao empezó a crecer. Entre 1330 y 1340, la iglesia principal se incendió y se comenzó a construir una nueva, además de un edificio para las autoridades locales.
En 1347, estalló la guerra de la Unión. Castellón apoyó al principio al rey, pero luego se unió a los rebeldes. La villa fue sitiada por las tropas del rey y, al final, se rindió. El rey castigó a Castellón por su apoyo a los rebeldes.
En 1356, comenzó la guerra de los Dos Pedros. Castellón pasó a ser señorío de Enrique II de Castilla por un tiempo. En 1366, Enrique II se convirtió en rey de Castilla y Castellón volvió a la Corona.
La leyenda dice que en 1366 se encontró la imagen de la Virgen de Lidón bajo un árbol. Las primeras noticias de una ermita en ese lugar son de 1370, y pronto se amplió para acoger a los muchos peregrinos.
El rey Pedro IV intentó de nuevo separar Castellón de la Corona en 1368, donándola a su hijo Martín. Pero los habitantes de Castellón se opusieron y cerraron las puertas de las murallas. Finalmente, el rey revocó la donación y Castellón no volvió a ser separada de la Corona.
En 1367, se celebraron las Cortes del Reino de Valencia en Castellón. Hacia 1386, se realizó la última ampliación de las murallas. En 1391, se sabe de la existencia de un segundo hospital en Castellón.
En 1387, se intentó que la parroquia de Castellón pasara a depender de la Cartuja de Vall de Cristo, un monasterio. La villa se opuso firmemente, pero la situación duró casi 5 siglos.
La muerte del rey Martín I en 1410 causó un periodo de incertidumbre. Castellón se mantuvo neutral al principio, pero luego fue atacada por tropas de un bando. En 1412, Castellón ganó una gran batalla contra las tropas atacantes.
En 1350, Castellón tenía unos 3850 habitantes. La peste negra llegó en 1348, pero no hay mucha información sobre su impacto en Castellón. Sin embargo, la población disminuyó en el siglo XV debido a enfermedades, malas cosechas y altos impuestos. Para atraer a nuevos habitantes, Castellón intentó atraer a cristianos y proteger a las minorías religiosas.
La ciudad tenía una red de acequias (canales de riego) que tomaban agua del río Mijares. Los principales cultivos eran la viña, la cañamiel, el cáñamo y el lino. El cultivo del arroz causó muchos problemas y fue prohibido varias veces. La ganadería también fue importante.
En 1444, la reina María concedió a Castellón permiso para celebrar una nueva feria comercial. A finales del siglo XIV, Castellón ya tenía su propia flota y comerciaba con otras ciudades.
La Edad Moderna: Cambios y desafíos
A principios del siglo XVI, se permitió usar las playas como puerto para mercancías.
Durante la Guerra de las Germanías, Castellón se opuso al rey Carlos I de España. En 1521, el Duque de Segorbe tomó y saqueó la villa.
En 1534, el pirata Barbarroja atacó Castellón y se llevó a varios vecinos como prisioneros. Debido al aumento de los ataques piratas, se construyeron torres en la costa. El rey Felipe II de España incluso pensó en convertir la ciudad en una fortaleza, pero la idea se abandonó tras la victoria en la Batalla de Lepanto.
Reformas urbanísticas y órdenes religiosas
El 3 de marzo de 1549, se inauguró la nueva iglesia parroquial. También se iniciaron las construcciones de conventos y un nuevo hospital.
Los reyes Felipe II y Felipe III fueron quitando poder a las autoridades locales. En 1616, el rey Felipe III ordenó el arresto de los gobernantes de la villa.
El siglo XVII vio la finalización de importantes obras como el campanario, la Lonja del Cáñamo y la ampliación de la ermita del Lledó. También se construyó una presa compartida con Almazora en el río Mijares.
En 1632, el rey Felipe IV prohibió el uso del valenciano en la iglesia principal.
La guerra de los Segadores y una nueva epidemia de peste negra en 1647 causaron muchos problemas en la villa.
La Guerra de Sucesión y el desarrollo de la ciudad
Durante la Guerra de Sucesión, Castellón apoyó al Archiduque Carlos de Austria. En 1707, las tropas del Duque de Berwick atacaron Castellón, exigiendo dinero y el derribo de las murallas. Ese mismo año, se publicó el Decreto de Nueva Planta, que eliminó las leyes propias del Reino de Valencia. El Ayuntamiento se reorganizó según las leyes castellanas y sus actas comenzaron a escribirse en Castellano.
En 1717, el nuevo Ayuntamiento se trasladó al Palacio Municipal.
En 1731, el futuro rey Carlos III inauguró el nuevo Camino Real a Barcelona. En esta época, se proyectó la creación de la Plaza Nueva, un nuevo hospital y un nuevo cementerio.
En 1747, se creó el Huerto Sogueros, donde se instaló la industria del cáñamo.
En 1786, Castellón ya tenía 12.000 habitantes, la mitad viviendo fuera de las murallas. Por ello, en 1796, se derribaron las murallas para permitir la expansión de la ciudad.
La Edad Contemporánea: Modernización y crecimiento
Durante la Guerra de la Independencia, Castellón fue sitiada por tropas francesas entre 1811 y 1814.
En 1822, Castellón se convirtió en capital de su propia provincia, aunque este proyecto se olvidó hasta 1833, cuando Javier de Burgos creó la actual división provincial española.
Las Guerras Carlistas y el título de ciudad
En 1837, durante la Primera Guerra Carlista, Castellón, que apoyaba a los liberales, fue asediada por el ejército carlista. Se construyó una nueva muralla para proteger la villa, que no se derribó hasta 1882. Debido a su resistencia, la reina regente María Cristina otorgó a Castellón el título de "fiel y leal ciudad" en 1837, junto con un nuevo escudo de armas.
Crecimiento económico y urbano
A partir de 1882, la ciudad pudo crecer. Se construyeron nuevos caminos y llegó el ferrocarril en 1862 (desde Valencia) y 1868 (desde Barcelona). En 1888, se inauguró el ferrocarril "La Panderola", que unía la ciudad con el Grao y otros pueblos cercanos. En 1887, la ciudad ya superaba los 25.000 habitantes.
El motor del progreso económico fue el cultivo de naranjos, que se extendió rápidamente por toda la comarca.
La desamortización eclesiástica (venta de bienes de la Iglesia) hizo desaparecer los conventos de la ciudad.
El nombramiento como capital de provincia y el fin de las guerras carlistas impulsaron la construcción. Se construyeron el Parque Ribalta (1861), el Hospital Provincial (1881), la nueva cárcel y la Plaza de Toros (1887), y el Teatro Principal (1894). En 1891, comenzaron las obras del nuevo puerto en el Grao, para exportar cítricos y cerámica.
El siglo XIX también vio un renacer cultural, con la creación de ateneos, casinos, excavaciones arqueológicas y el nacimiento del periodismo local.
A principios del siglo XX, en 1910, la ciudad tenía 32.000 habitantes. La expansión urbana continuó, y en 1925, el cultivo de la naranja alcanzó su máximo desarrollo con la inauguración del Embalse de María Cristina.
En 1924, la Virgen de Lidón fue proclamada patrona de la ciudad.
Guerra Civil y franquismo
Con la Guerra Civil en 1936, Castellón estuvo en el bando republicano hasta 1938. En 1936, se ordenó el derribo de la Iglesia de Santa María para una expansión urbana. Su reconstrucción no terminó hasta 2009.
Entre 1930 y 1960, la ciudad alcanzó los 60.000 habitantes. Después de la guerra, se hicieron reformas urbanas, como la construcción del Mercado Central en la Plaza Mayor.
En 1945, se oficializaron las fiestas de la Magdalena, con la tradicional "Romería de les Canyes" que recuerda el traslado de los habitantes.
De 1960 a 1981, la población se duplicó, superando los 126.000 habitantes. En 1960, se creó la diócesis de Segorbe-Castellón, convirtiendo a la Iglesia Mayor en Concatedral.
En 1961, se inauguró una importante refinería de petróleo en el Grao, y diez años después, una central eléctrica. Las décadas de 1960 y 1970 vieron la demolición de monumentos y la construcción en altura, con poca creación de zonas verdes.
Actualidad
Con la recuperación de la democracia, la ciudad experimentó un gran crecimiento económico, demográfico y urbano. La industria cerámica y la construcción prosperaron. Llegaron muchos inmigrantes extranjeros, principalmente de Rumanía, Marruecos y Colombia. En 2004, la ciudad superó los 166.000 habitantes. La ciudad creció hacia la marjalería, se construyeron rondas de circunvalación y se soterraron las vías del ferrocarril y el río Seco.