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Falacias

En lógica, una falacia (del latín fallacia, que significa ‘engaño’) es un tipo de argumento que parece correcto y lógico, pero en realidad no lo es. Es como un truco en el razonamiento.

A veces, las personas usan falacias a propósito para convencer o manipular a otros. Otras veces, las cometen sin querer, por descuido o porque no saben que están usando un argumento incorrecto. Las falacias pueden ser difíciles de detectar, por eso es importante prestar mucha atención.

Que un argumento sea una falacia no significa que las ideas que presenta sean falsas. Un argumento puede tener ideas verdaderas y aun así ser una falacia si la forma en que se llega a la conclusión es incorrecta. Si alguien dice que una idea es falsa solo porque el argumento que la apoya es una falacia, ¡eso también es una falacia! Se le llama argumento ad logicam.

El estudio de las falacias es muy antiguo. Aristóteles, un filósofo griego, ya identificó y clasificó trece tipos de falacias en su libro Refutaciones sofísticas. Desde entonces, se han descubierto muchas más.

Las falacias son importantes no solo para la lógica, sino también en áreas como la política, la ciencia, el periodismo y la mercadotecnia. En general, son relevantes en cualquier campo donde se usen argumentos para persuadir a otros.

¿Qué son las falacias?

No hay una única definición de "falacia" que todos acepten. Sin embargo, la idea principal es que una falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es.

Algunas definiciones se centran en los errores lógicos de las falacias. Por ejemplo, se pueden ver como argumentos que no tienen un apoyo lógico fuerte. El problema es que algunas falacias pueden parecer lógicamente correctas, pero el error está en otra parte, como en un falso dilema o una petición de principio.

Las falacias lógicas son formas de razonamiento que casi siempre llevan a una conclusión incorrecta. Esto ocurre por un error en la estructura del argumento. A menudo, las falacias lógicas se aprovechan de nuestros prejuicios o formas de pensar para parecer lógicas. A veces, un error inconsciente se convierte en una manipulación intencionada.

Los argumentos con falacias no siempre son fáciles de identificar. Muchas veces, las falacias se esconden en ideas que no se dicen claramente o en suposiciones que no son obvias.

Ejemplos de falacias

Aquí te mostramos algunos ejemplos comunes de falacias:

Afirmación del consecuente

En lógica, la afirmación del consecuente, también llamado error recíproco o error converso, es una falacia formal. Esta se comete al tomar una afirmación condicional verdadera "Si A, entonces B", e incorrectamente afirmar su recíproca o conversa "Si B, entonces A". Esto es un error, porque el consecuente B puede tener otras razones para ocurrir aparte de A.

El error converso es común en el pensamiento diario incluso de gente de alto cociente intelectual, llevando a problemas de comunicación, argumentos erróneos, y pérdida de productividad, entre otros. Aunque la afirmación del consecuente es un argumento erróneo, la negación del consecuente si es, en cambio, una forma de argumento válida.

Argumento ad hominem

En lógica, se denominan como argumento ad hominem (del latín ‘contra el hombre’) o falacia ad hominem varios tipos de argumentos, muchos de los cuales considerados falacias informales, que consisten en refutar una afirmación en función del carácter o de algún atributo del emisor de la afirmación, en lugar de analizar el contenido sustancial del argumento en sí mismo. Generalmente sigue la siguiente estructura: «A afirma x; B afirma que A tiene algo cuestionable; luego, por extensión, B afirma que x es cuestionable». La conclusión también suele indicar que lo que afirma A no merece ser tenido en cuenta.

Es una de las falacias lógicas más conocidas. Tanto la falacia en sí misma como la acusación de haberse servido de ella (argumento ad logicam) se utilizan como recursos en discursos reales. Como técnica retórica es efectiva, y tiene como objetivo persuadir de una idea a personas que se mueven más por sentimientos que por la lógica; se atacan, así, no los argumentos propiamente dichos, sino a la persona que los produce y algunas de sus circunstancias, como origen, etnia, educación, riqueza (o pobreza), estatus social, moral, familia, etcétera.

Petición de principio

En retórica y lógica clásicas, la petición de principio o presuponer la conclusión (del latín petitio principii, «suponer el punto inicial») es una falacia informal que se produce cuando la proposición que se pretende probar se incluye implícita o explícitamente entre las premisas del argumento, que asumen la verdad de la conclusión, en lugar de respaldarla. La primera definición conocida en Occidente de esta falacia fue acuñada por Aristóteles en su obra Primeros analíticos.

Históricamente, esta falacia se refiere a un fallo en un argumento dialéctico en el que el orador asume alguna premisa que no se ha demostrado que sea cierta. En el uso moderno, ha llegado a referirse a un argumento en el que las premisas asumen la conclusión sin apoyarla. Esto lo convierte en un ejemplo de razonamiento circular.

Ejemplo, el siguiente argumento es una petición de principio:

  1. Yo siempre digo la verdad.
  2. Por lo tanto, yo nunca miento.

En este argumento, la conclusión está contenida en la premisa, pues decir la verdad es antónimo de mentir. Las peticiones de principio resultan más persuasivas cuando son lo suficientemente largas como para hacer olvidar al receptor que la conclusión ya fue admitida como premisa.

Otros ejemplos son:

  • «Se sabe desde hace miles de años que la Tierra es redonda. Por lo tanto, la Tierra es redonda».
  • «Ciertos productos son ilegales, por lo que deben ser perjudiciales. Por lo tanto, no deberíamos legalizar esos productos porque son perjudiciales».

Asimismo, la afirmación: «El verde es el mejor color porque es el más verde de todos los colores» afirma que el color verde es el mejor porque es el más verde, lo que presupone que es el mejor. Otro ejemplo puede encontrarse en uno de los argumentos sobre la existencia de Dios basados en la revelación:

  1. Las sagradas escrituras (biblia, corán, vedas, etc.) afirman que Dios existe.
  2. Las sagradas escrituras son verdaderas porque fueron escritas por Dios o por personas inspiradas por Dios.
  3. Dios es la fuente y la garantía de la verdad.
  4. En conclusión, Dios existe.

Sin embargo, en el uso vernáculo moderno, la petición de principio se usa a menudo para significar «plantear la pregunta» o «sugerir la pregunta». A veces se confunde con «eludir la pregunta», un intento de evitarla, o tal vez más a menudo rogar la pregunta significa simplemente dejar la pregunta sin respuesta.

La falacia es un tipo de razonamiento circular: un argumento que requiere que la conclusión deseada sea verdadera. Esto ocurre a menudo de manera indirecta, de modo que la presencia de la falacia está oculta, o al menos no es fácilmente evidente.

Formalmente, las peticiones de principio son argumentos deductivamente válidos, pues es deductivamente válido que de A se sigue A. Existe desacuerdo acerca de por qué algunos argumentos deductivamente válidos se consideran peticiones de principio y otros no. Una propuesta es que la diferencia es psicológica: si la conclusión nos parece demasiado obvia con respecto a las premisas, entonces consideramos que el argumento es una petición de principio; de lo contrario, no.

Esta denominación no se suele aplicar a la falacia más general que resulta cuando la evidencia dada para una proposición necesita tanta prueba como la proposición misma. La denominación más usada para una argumentación semejante es la de falacia de las muchas preguntas.

Toda petición de principio tiene esta característica: que la proposición por ser probada (como conclusión) se asume en algún punto anterior, se asume en alguna de las premisas. Debido a lo anterior, esta falacia fue clasificada por Aristóteles como una falacia material, en vez de como una falacia lógica.

La petición de principio es una forma de razonamiento circular y, como tal, puede dejar de ser falaz si es lo suficientemente amplia. Por ejemplo, en los diccionarios las definiciones son siempre circulares (pues definen palabras a partir de más palabras), pero no por eso dejan de ser informativas y por lo tanto no se consideran problemáticas. Del modo, una petición de principio lo suficientemente amplia puede dejar de ser un círculo vicioso para pasar a ser un círculo virtuoso.

Tipos de falacias

A lo largo de la historia, se han propuesto varias formas de clasificar las falacias. Aquí te presentamos algunas de las más importantes:

La primera clasificación la hizo Aristóteles. Él dividió las falacias en dos grupos: las que dependen del lenguaje (como las que usan palabras con doble significado) y las que no dependen del lenguaje (como la petición de principio).

Otra clasificación común es entre falacias formales e informales:

  • Falacias formales: Son aquellas cuyo error está en la estructura o forma del argumento. Su invalidez se puede demostrar con métodos lógicos.
  • Falacias informales: Son aquellas cuyo error no está en la forma, sino en el contenido del argumento o en la intención de quien lo usa.

También se pueden clasificar como falacias deductivas e inductivas:

  • Falacias deductivas: Son las que intentan ser lógicamente válidas, pero fallan. Un ejemplo es la afirmación del consecuente.
  • Falacias inductivas: Son las que solo buscan dar un apoyo probable a la conclusión, pero tampoco lo logran. Un ejemplo es la generalización apresurada.

Falacias formales

Las falacias formales tienen un error en su estructura lógica. Aquí tienes algunos ejemplos:

  • Negación del antecedente:

* Si bebo un litro de refresco, entonces me siento lleno. * No he bebido un litro de refresco. * Por lo tanto, no me siento lleno. Este argumento es una falacia porque puedo sentirme lleno por muchas otras razones, como haber comido mucho. La forma del argumento es: Si P, entonces Q. No P. Por lo tanto, no Q.

  • Afirmación del consecuente:

* Si María estudia, entonces aprobará el examen. * María aprobó el examen. * Por lo tanto, María estudió. Esta falacia es clara porque María pudo haber aprobado por otras razones (tuvo suerte, copió, ya sabía el tema). El error está en la forma del argumento, no en el ejemplo. La forma es: Si P, entonces Q. Q. Por lo tanto, P.

  • Falso silogismo disyuntivo:

* Juan siempre va con el pasaporte o con otro documento que lo identifique. * Juan va con el pasaporte. * Por lo tanto, no va con otro documento que lo identifique. Esta falacia ocurre porque Juan puede llevar el pasaporte Y otros documentos. Llevar el pasaporte no significa que no lleve otros. La forma es: P o Q. P. Por lo tanto, no Q.

* Todas las personas altas que conozco son rápidas. * Por lo tanto, todas las personas altas son rápidas. Es difícil distinguir esta falacia de un razonamiento inductivo válido, que sí usa ejemplos para llegar a una conclusión general, pero con más cuidado.

Falacias informales

Las falacias informales tienen un error que no está en la estructura, sino en el contenido o en cómo se usa el argumento.

  • Falacia ad hominem: En lugar de atacar la idea de alguien, se ataca a la persona que la dice.

* Ejemplo: "Usted dice que copiar está mal, pero usted también lo hizo cuando era estudiante." Aunque la persona sea hipócrita, eso no cambia si copiar está bien o mal.

  • Falacia ad verecundiam: Se apela a la autoridad o al prestigio de alguien para defender una idea, sin dar razones lógicas.

* Ejemplo: "Debes comprar este producto porque tu artista favorito lo usa."

  • Falacia ad ignorantiam: Se dice que algo es verdadero o falso porque no se ha podido demostrar lo contrario.

* Ejemplo: "Nadie ha demostrado que los extraterrestres no existen, así que deben existir."

  • Falacia ad baculum: Se defiende una idea usando la fuerza o una amenaza.

* Ejemplo: "Si no estás de acuerdo con mi plan, tendrás problemas."

  • Falacia circular: La conclusión del argumento ya está incluida en las premisas.

* Ejemplo: "La Biblia es la palabra de Dios porque lo dice la Biblia."

  • Falacia del hombre de paja: Se distorsiona la idea de otra persona para que sea más fácil de atacar, y luego se refuta esa versión distorsionada.

* Persona A: "Creo que deberíamos invertir más en energías renovables." * Persona B: "Así que usted quiere que volvamos a la Edad de Piedra y vivamos sin electricidad." La persona B ha exagerado y distorsionado la idea de la persona A.

Historia de las falacias

En los diálogos de Platón ya se pueden ver ejemplos de falacias. Sin embargo, el primer estudio detallado sobre ellas lo hizo Aristóteles en su obra Refutaciones sofísticas, donde identificó y clasificó trece tipos.

Falacias en los medios y la política

Las falacias se usan mucho en los artículos de opinión y en la política. Por ejemplo, cuando un político le dice a otro: "No tienes la autoridad moral para decir X", puede estar usando una falacia ad hominem. Esto significa que está atacando a la persona en lugar de discutir si la idea X es verdadera o falsa.

Otro ejemplo común es la falacia de autoridad (argumentum ad verecundiam). Un ejemplo antiguo es el ipse dixit (‘él mismo lo dijo’), usado para mantener sin cambios el pensamiento de Pitágoras. Hoy en día, se ve en anuncios donde un famoso recomienda un producto.

Una referencia a un experto en un tema puede ser un argumento válido, pero solo si el experto es reconocido y ambas partes están de acuerdo en que su opinión es relevante.

Otra falacia muy usada en política es el argumentum ad populum o falacia populista. Consiste en decir que una idea es cierta porque la mayoría de la gente la cree. Se basa en la idea falsa de que "tanta gente no puede estar equivocada". A menudo se oye con frases como "todo el mundo sabe que..." o "la mayoría de la gente desea...".

Los argumentos con falacias lógicas no son válidos. El reto es encontrar la parte del argumento que es falsa o incorrecta.

Sofisma

Un sofisma es un razonamiento o argumento que parece verdadero, pero es falso, y se usa con la intención de engañar.

Los sofismas en la Antigua Grecia

La palabra "sofista" viene de "sophia" y "sophos", que significan "sabiduría" o "sabio". Al principio, se usaba para describir a alguien experto en un conocimiento o profesión. Con el tiempo, también se usó para la sabiduría general, especialmente en temas humanos como la política. Platón decía que los sofistas no buscaban la verdad, sino que querían que todos estuvieran de acuerdo con ellos.

Algunos de los sofistas más conocidos fueron Protágoras y Gorgias.

Protágoras enseñaba a sus alumnos habilidades para tener éxito, sobre todo en la política. Les enseñaba a discutir desde diferentes puntos de vista, porque creía que la verdad no se limita a un solo lado de un argumento. Él es famoso por la frase: El hombre es la medida de todas las cosas. También enseñaba a hacer que el argumento más débil pareciera el más fuerte.

Gorgias fue otro sofista importante. Él argumentaba que no existe nada y que el pensamiento y la existencia son diferentes. Decía que lo importante es convencer, no enseñar lo justo o lo injusto.

Los sofismas en la lógica

Los sofismas han sido un tema de estudio para los lógicos. Desde Aristóteles, se les ha considerado parte de la ciencia de la lógica.

Sin embargo, no todos los expertos han estado de acuerdo. Algunos, como Pierre de la Ramée, pensaban que no se puede describir un razonamiento incorrecto de la misma manera que uno correcto.

Más tarde, Gerald Massey argumentó que no existe una teoría de las falacias porque las formas válidas de razonar son diferentes de las inválidas. Él decía que un discurso puede parecer una falacia, pero para que sea realmente incorrecto, debe demostrarse que nunca podría tener una forma válida.

Rolf George no está de acuerdo con Massey. Él cree que para saber si un razonamiento es válido o inválido, hay que entender qué tipo de argumento quiere hacer la persona. Según George, dos argumentos con las mismas ideas iniciales y la misma conclusión pueden ser diferentes.

Tipos de sofismas

Hay muchas formas de clasificar los sofismas. Aristóteles los dividió en los que dependen del lenguaje y los que no.

Sofismas que dependen del lenguaje

  • Equivocación: Cuando una palabra tiene doble significado y se usa de forma confusa.

* Ejemplo: La palabra "banco" puede ser un asiento o una institución financiera.

  • Anfibología: Cuando una frase tiene un doble sentido por su estructura.

* Ejemplo: "El libro de Laura." ¿Laura lo escribió o es su dueña?

  • Falsa conjunción: Error por falta de signos de puntuación que cambian el sentido.

* Ejemplo: "Caminé hacia la mesa me senté y tomé el teléfono." (Falta una coma después de "mesa").

  • Falsa disyunción: Error por no separar bien los términos.

* Ejemplo: "Siete es igual a tres y a cuatro." (Debería ser "Siete es igual a tres más cuatro").

  • Falsa acentuación: Se comete al confundir palabras que se escriben igual pero se pronuncian diferente (y tienen significados distintos).

* Ejemplo: "Caminó" (pasado) y "Camino" (presente o sustantivo).

  • Falsa forma de expresión: Cuando un argumento se basa en una semejanza que no es relevante o ignora diferencias importantes.

* Ejemplo: "Ana y Pedro son niños pequeños. Si Ana es traviesa, entonces Pedro también."

Sofismas que no dependen del lenguaje

  • Falacia del consecuente: Se cree que si una consecuencia es verdadera, la causa también lo es.

* Ejemplo: "Cuando llueve, el río crece. Como el río creció, entonces está lloviendo." (El río pudo crecer por otras razones).

  • La petición de principio: La conclusión ya está incluida en las ideas iniciales, aunque esté disfrazada.

* Ejemplo: "Yo siempre digo la verdad; por lo tanto, yo nunca miento."

  • Círculo vicioso: Es una variante de la petición de principio, donde el argumento da vueltas sin probar nada nuevo.

* Ejemplo: "Lo castigaron porque hizo algo malo; y si hizo algo malo está bien que lo castigaran."

  • El sofisma de la falsa causa: Se relaciona algo como causa y efecto cuando no tienen nada que ver.

* Ejemplo: "Observo que cuando el cielo se oscurece, llueve. Entonces, que el cielo esté oscuro hace que llueva." (La oscuridad es una señal, no la causa de la lluvia).

  • Ignorancia del asunto: Se desvía la discusión del tema principal.

* Ejemplo: "Las vacunas no son buenas, pues a algunas personas les produce malestar." (Ignora los beneficios generales de las vacunas).

  • Falsa ecuación del sujeto y el accidente: Se toma una característica no esencial como si fuera fundamental.

* Ejemplo: "Cortar a una persona con un cuchillo es un crimen. Los cirujanos cortan personas con cuchillos." (El contexto y la intención son diferentes).

  • Confusión de lo relativo con lo absoluto: Se saca una conclusión universal de algo que solo es cierto en un caso específico.

* Ejemplo: "Está permitido conducir, luego está permitido conducir a todas las edades." (Ignora las restricciones de edad).

  • Ignorancia del consecuente: Similar a la falacia del consecuente, se afirma la verdad de una idea inicial basándose en una conclusión.

* Ejemplo: "Cuando llueve, el río crece. Como el río creció, entonces está lloviendo."

Diferencia entre falacia y sofisma

A menudo, las palabras "falacia" y "sofisma" se usan como si fueran lo mismo, pero hay una diferencia importante.

Una falacia es un razonamiento incorrecto que parece correcto. Es un argumento engañoso, pero que intenta ser convincente.

Un sofisma es un razonamiento que parece verdadero, pero su propósito es engañar. La diferencia principal es la intención: un sofisma se usa para engañar a propósito, mientras que una falacia puede cometerse sin intención. Sin embargo, ambos son argumentos falsos.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Fallacy Facts for Kids

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