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Damnatio memoriae para niños

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Damnatio memoriae es una expresión en latín que significa literalmente 'condena de la memoria'. Era una costumbre en la Antigua Roma que consistía en borrar el recuerdo de una persona que había sido considerada un enemigo del Estado después de su muerte. Cuando el Senado romano decidía oficialmente aplicar la damnatio memoriae, se eliminaba todo lo que recordara a la persona condenada: sus imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se prohibía usar su nombre. Muchos emperadores también sufrieron esta práctica.

La frase Damnatio memoriae es un término moderno que no se usaba en la Antigüedad. El primer documento académico conocido que utiliza esta expresión es de 1689, una tesis escrita en Leipzig por Christoph Schreiter llamada De Damnatione Memoriae.

¿Qué era la Damnatio memoriae en la Antigua Roma?

En la Antigüedad, la única forma de alcanzar algo parecido a la inmortalidad era la gloria eterna. Por eso, eliminar el legado de alguien de la Historia era uno de los mayores castigos. Sin embargo, la efectividad real de la damnatio memoriae era dudosa, especialmente porque es muy difícil borrar la existencia de alguien muy importante y conocido en su época. Era aún más complicado si esa persona había sido emperador, ya que de alguna manera siempre estaría presente en la memoria de la gente. No obstante, si se trataba de familiares o personas cercanas al emperador, podía ser más fácil, sobre todo si la condena la imponía el propio emperador.

Hoy en día, debemos entender esta condena dentro de las costumbres y la cultura de ese tiempo. Los romanos, al igual que los griegos, creían que una persona fallecida podía disfrutar de una vida después de la muerte si su memoria se mantenía viva gracias a sus familiares o por el impacto cultural e histórico que había causado. Por esta razón, entre otras, podemos encontrar muchos monumentos funerarios que recuerdan al difunto, sin importar su posición social.

Las sanciones de memoria surgieron de una serie de eventos sociales y políticos. Por un lado, se desarrolló la humillación pública en los discursos y en la escritura de la historia. También influyó el conocimiento de algunos castigos que se realizaban en la Antigua Grecia y la sensación de dominio romano sobre el Mediterráneo, que se acercaba cada vez más a lo que sería el Imperio. Por otro lado, estaban las estrategias de algunas personas poderosas para destacar en la oligarquía (gobierno de unos pocos) y así mantenerse en el poder político.

Aunque la tradición romana era estricta con lo sagrado y se debía dar un entierro digno a una persona, esta idea no se aplicaba a quienes eran considerados traidores. Al haber desobedecido la ley, el infractor no recibía las mismas consideraciones que un ciudadano común. Cuando el traidor era una figura importante, existían varias formas de eliminarlo de la Historia después de muerto. Una de las más impactantes era dañar sus retratos. Así se mostraba cómo la persona había caído en desgracia, reflejando la deshonra y el daño a la reputación del condenado.

¿Cómo se aplicaba la Damnatio memoriae?

El balance del gobierno de un emperador romano se hacía después de su muerte. El Senado convocaba una reunión y decidía si el gobernante fallecido se había convertido en un dios y merecía ser adorado públicamente. En algunos casos, se aceptaba la divinización del emperador y se le rendía homenaje. En otros, simplemente se hacían oraciones en su honor y se permitía su culto dentro de su familia, como parte del culto a los antepasados en Roma. Pero en casos especiales, cuando el emperador muerto era muy impopular o si el sucesor quería dar una imagen muy negativa del fallecido, el Senado decretaba la damnatio memoriae. Entonces, el nombre del afectado se borraba de monumentos, pinturas, monedas, edificios, etc. Este acto se llamaba abolitio nominis (borrar su nombre de las inscripciones).

Las estatuas y cualquier otra representación física del condenado se destruían. Sus leyes y decisiones se anulaban o se consideraban como si hubieran sido emitidas por su sucesor. Las obras que había construido, si no eran destruidas, se atribuían a sus sucesores. Esta práctica ya existía en el mundo helenístico y llegó a Roma después de la muerte de Julio César. Algunos emperadores recibieron la damnatio memoriae casi por el deseo unánime del pueblo, aunque sin la aprobación oficial del Senado romano, como ocurrió con Calígula y sus familiares directos. En realidad, solo tres emperadores romanos sufrieron oficialmente la damnatio memoriae: Domiciano, Geta y Maximiano. Esta práctica podía extenderse a personas que nunca habían sido emperadores, pero que habían sido condenadas por crímenes muy graves como la traición. Un ejemplo fue Sejano, un importante oficial de la guardia pretoriana de Tiberio, acusado de planear un complot contra el emperador.

La damnatio memoriae era lo opuesto a la apoteosis, que significaba que el emperador fallecido se convertía en un dios y recibía honores públicos, al considerarse que había "ascendido al cielo de los dioses". Sin embargo, se duda si la damnatio memoriae lograba su objetivo. En la práctica, era muy difícil borrar todo recuerdo de un romano importante, y menos aún de un emperador. Esto se debía a que se les mencionaba en crónicas e historias, a la imposibilidad física de controlar la difusión privada de su recuerdo, y al hecho de que la damnatio memoriae era un castigo para impresionar al pueblo de Roma, y para ello, era necesario mantener el recuerdo del condenado.

¿Qué emperadores romanos fueron condenados?

Estos son algunos de los emperadores romanos que sufrieron esta condena:

¿Dónde se menciona la Damnatio memoriae en textos antiguos?

  • Institutiones 3, 1, 5; 4, 18, 3.
  • Digesto 24, 1, 32, 7; 28, 3, 6, 11; 31, 1, 76, 9.
  • Codex Iustinianus 9, 8, 6.

¿Hubo prácticas similares en otras épocas?

Archivo:AE1993,91
Inscripción honoraria romana de Mérida dedicada al emperador Galieno, cuyo nombre fue borrado por orden del usurpador Póstumo, cuando las provincias hispanas juraron lealtad al Imperio Gálico en 260.
  • El faraón Semerjet de la Dinastía I de Egipto borró todos los datos de su predecesor, Adyib, eliminando su nombre de archivos y monumentos.
  • Uno de los casos más importantes de una práctica similar, pero mucho más severa, fue la aplicada a Akenatón (1353-1336 a.C.), 10° faraón de la XVIII dinastía. Su ciudad de Tell El Amarna fue completamente destruida y partes de los muros se llevaron a otras ciudades para construir otros muros. Se intentó borrar todo su recuerdo por haberse opuesto al sistema religioso de adoración a Amón.
  • Los registros de la reina faraón Hatshepsut (ca. 1490-1468 a.C.) fueron sistemáticamente eliminados después de su muerte por su sobrino y sucesor Tutmosis III, debido a la supuesta toma del trono por parte de ella.
  • Cuando el pastor Eróstrato incendió el Templo de Artemisa en 356 a.C. para volverse famoso, los gobernantes de Éfeso intentaron evitar actos similares en el futuro. Por ello, decretaron que el nombre de Eróstrato fuera borrado de toda memoria humana y que jamás debía mencionarse ni registrarse en ningún documento, bajo pena de muerte.
  • En 897, el papa Esteban VI aplicó la damnatio memoriae a su antecesor, el papa Formoso, durante el Concilio Cadavérico. Los restos de Formoso fueron desenterrados, vestidos con ropas de sacerdote, y sometidos a un juicio donde fue declarado culpable de varios delitos. Como resultado, sus decisiones y nombramientos fueron declarados inválidos, y se le cortaron los tres dedos de la mano con los que daba la bendición. Sus restos fueron arrojados al Tíber. Esteban VI decretó que debía considerarse como si Formoso nunca hubiera sido papa. Según la leyenda, su cuerpo se enredó en las redes de un pescador, quien lo sacó del agua y lo escondió. Después del tiempo en que Sergio III fue papa, los restos de Formoso fueron llevados al Vaticano, donde se encuentran desde entonces.
  • En 1355, el líder veneciano Marino Faliero intentó tomar el control de la República de Venecia mediante una revuelta armada contra sus instituciones políticas. La conspiración fue descubierta rápidamente, por lo que Faliero fue juzgado y ejecutado por orden del Consejo de los Diez. Después de su muerte, Faliero fue condenado a una efectiva damnatio memoriae. En la Sala del Maggior Consiglio, donde se colocaban retratos de todos los dogos (líderes) que gobernaron Venecia, su imagen se cubrió con un manto negro.
  • En la Unión Soviética, desde 1934 hasta 1953, el gobierno de Stalin solía aplicar la damnatio memoriae contra sus oponentes políticos. Prohibió bajo severas penas cualquier mención de sus nombres y los eliminó de la prensa, los libros, los registros históricos y los documentos. Esta medida incluía los escritos de estas personas, que se retiraban de circulación y se destruían. Incluso las fotografías oficiales eran retocadas por la censura del gobierno para eliminar a las "personas incorrectas". Víctimas de esta práctica fueron León Trotski, Nikolái Bujarin, Grigori Zinóviev y muchos otros líderes políticos que en algún momento perdieron el favor de Stalin. La práctica de no mencionar a León Trotski, a pesar de su gran importancia en los primeros años de la Unión Soviética, continuó incluso después de la muerte de Stalin.
  • Después del cambio de gobierno en 1955 en Argentina contra Juan Perón, el gobierno que siguió prohibió que se mencionara públicamente el nombre del presidente anterior, tanto de forma hablada como escrita. Se cambiaron los nombres de los edificios públicos y otros lugares nombrados en honor a Perón y a su esposa Eva Perón. A Juan Perón no se le mencionaba por su nombre en escritos oficiales, sino con la denominación de "el líder depuesto".
  • Los nombres de Hosni Mubarak y de su esposa Suzanne, después de que él fuera depuesto por la revolución egipcia de 2011, se eliminaron de lugares públicos como calles, parques, edificios e instalaciones de cualquier tipo.
  • En febrero de 2013, la página web de la Casa Real Española añadió una entrada en el archivo robots.txt, que incluía el apellido de Iñaki Urdangarin, eliminando con la sintaxis de este archivo los resultados de búsquedas realizadas en esa página por Google que incluyeran esta palabra.

¿Cómo aparece la Damnatio memoriae en la cultura popular?

En la novela 1984 (1949), de George Orwell, Oceanía, una superpotencia con un gobierno que controla todo, a menudo usa contra sus enemigos la «vaporización». Esto consiste en eliminar a la persona físicamente y, además, borrar todo recuerdo de ella en periódicos y registros. Es algo similar a la damnatio memoriae:

En la mayoría de los casos no había juicio alguno ni se daba cuenta oficialmente de la detención. La gente desaparecía sencillamente y siempre durante la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros, se borraba de todas partes toda referencia a lo que hubiera hecho y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamás hubiera existido. Para esto se empleaba la palabra vaporizado.
George Orwell. 1984.

En la película 300 (2006), dirigida por Zack Snyder, Jerjes amenaza a Leónidas I:

Borraré incluso la memoria de Esparta de las historias. Cada pedazo de pergamino griego será quemado. A cada historiador griego y a cada escriba se les arrancarán los ojos y se les cortará la lengua mientras que honrar el nombre de Esparta o de Leónidas será castigado con la muerte. El mundo ni siquiera sabrá que ustedes existieron.
Zack Snyder. 300.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Damnatio memoriae Facts for Kids

  • Memoria histórica
  • Ren (usos similares en la civilización egipcia)
  • Ley de Memoria Histórica
  • 1984 (1949), novela de George Orwell
  • Fotografías trucadas en la Unión Soviética
  • Desnazificación
  • Desestalinización
  • Cultura de la cancelación

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