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Caza y recolección para niños

Enciclopedia para niños

Se conoce como caza y recolección a una forma de vida en la que las personas obtienen sus alimentos y materiales cazando animales y recolectando plantas. Esto incluye cazar animales para comer, usar sus pieles para ropa y sus huesos para herramientas. La recolección consiste en buscar y recoger frutos, semillas, raíces y otros vegetales.

Este sistema fue la primera forma exitosa en que los seres humanos se organizaron para sobrevivir. Fue el modo de vida principal durante el Paleolítico y el Mesolítico, épocas muy antiguas de la historia. Aunque hoy en día es menos común, algunos pueblos en el mundo todavía practican la caza y recolección.

Plantilla:Ficha de concepto

Historia de la caza y recolección

Desde que los seres humanos aparecieron en la Tierra, hace unos 300.000 años, y hasta hace aproximadamente 10.000 años, nuestra especie sobrevivió principalmente cazando y recolectando. Los grupos eran pequeños, de unas treinta personas, a menudo unidas por lazos familiares. Cazaban animales como rumiantes y recolectaban frutos y semillas silvestres. Esta forma de vida era similar a la de otros mamíferos que cazan para alimentarse.

Durante esos 300.000 años, una característica muy importante fue el crecimiento del cerebro humano. Esto significó que las personas podían almacenar y compartir más información, lo cual fue clave para su supervivencia. Los humanos con cerebros más grandes eran mejores organizando grupos para cazar, avisando sobre posibles peligros y planeando cómo defenderse o atacar. Esta capacidad de entender y comunicarse es algo que ha llegado hasta la forma en que nuestras sociedades y economías se organizan hoy en día.

¿Qué significa ser cazador-recolector?

El concepto de cazador-recolector es más profundo de lo que parece. No solo se refiere a cómo obtenían comida, sino también a cómo se organizaban social y económicamente. Las actividades diarias, las creencias espirituales y las formas de organización interna de los cazadores-recolectores a menudo eran diferentes de las sociedades que se establecieron en un lugar y comenzaron a cultivar la tierra.

Cazadores-recolectores de antes y de ahora

La forma de vida de cazadores-recolectores ha existido por mucho tiempo. Hasta hace unos 10.000 años, todos los seres humanos eran cazadores-recolectores. Incluso hoy, existen sociedades que, hasta hace poco o aún ahora, viven de esta manera para subsistir. Por lo tanto, no es una actividad exclusiva de la prehistoria, sino que ha continuado, aunque de forma más limitada, en el mundo moderno.

Los grupos de cazadores-recolectores actuales pueden tener algunas similitudes con los grupos prehistóricos. Por ejemplo, suelen ser grupos pequeños, a menudo unidos por lazos familiares, y tienen redes sociales con otros grupos para encontrar parejas o hacer alianzas. Sin embargo, es importante tener cuidado al comparar directamente los pueblos cazadores-recolectores de hoy con los de la prehistoria, ya que las condiciones y el entorno han cambiado mucho.

Los alimentos más comunes eran los vegetales (recolectados) y la carne (cazada o de animales muertos). Hoy en día, quedan pocos grupos nómadas que viven de la caza, la pesca, la recolección de frutos, semillas, setas, raíces, tubérculos y miel. Estas actividades rara vez aportan más del 50% de su alimentación. Algunos de los grupos más conocidos son los aborígenes de Australia, los esquimales de Groenlandia, Canadá, Alaska y Siberia, y varias comunidades de la selva amazónica. Los san de Botsuana, Namibia y el sur de Angola han perdido gran parte de sus tierras y muchos trabajan como jornaleros. Algunos pigmeos siguen siendo cazadores activos.

Condiciones de vida generales

Los estudios de los antropólogos sobre estos pueblos han sido muy importantes. Investigaciones en los años 60 con los San mostraron que, a diferencia de lo que se creía, sus condiciones de vida no eran peores que las de los pueblos que adoptaron la agricultura y la ganadería. Su esperanza de vida era incluso mayor y su salud mejor, ya que no sufrían las epidemias que afectaban a las aldeas más grandes, aunque sí podían tener enfermedades relacionadas con parásitos.

También se observó menos diferencia social y más igualdad entre hombres y mujeres. Es sorprendente encontrar similitudes entre grupos muy lejanos, lo que sugiere a algunos antropólogos que los antepasados de las sociedades que luego desarrollaron la agricultura podrían haber vivido de manera similar.

Ted C. Lewellen (1970) descubrió que la caza y recolección en estos pueblos no era algo que agotara los recursos, sino un verdadero sistema de producción. Los pueblos que basan su economía en la caza (y la pesca) y la recolección de vegetales casi siempre permiten que los animales y plantas se reproduzcan para asegurar su futuro.

Impacto en el medio ambiente

Durante un tiempo, se pensó que los cazadores-recolectores no tenían ningún impacto en el medio ambiente, porque no cultivaban ni criaban animales y su tecnología era limitada. Además, al moverse de un lugar a otro, su influencia en un punto específico era menor. Sin embargo, se ha sugerido que pudieron haber tenido un papel importante en la desaparición de grandes animales y en la transformación de los ecosistemas por el uso del fuego. Todavía hay un debate entre los científicos sobre la evidencia de estos impactos y la responsabilidad de los cazadores-recolectores en ellos.

El ecosistema y los cazadores-recolectores

El término ecosistema fue creado en 1935 por el ecólogo inglés A. G. Tansley. Se refiere a la unidad fundamental de la Ecología, donde interactúan los seres vivos (biocenosis) y el medio físico (biotopo). Es decir, un ecosistema está formado por un lugar físico, los seres vivos que habitan en él (plantas y animales) y cómo se relacionan entre sí.

La Tierra es un gran ecosistema que se divide en acuático (ríos, lagos, mares y océanos) y terrestre (desiertos, praderas y bosques). Dentro de un ecosistema, muchas poblaciones interactúan formando comunidades. El lugar donde se desarrollan se llama hábitat, y el papel que cada especie juega en la comunidad para sobrevivir se llama nicho ecológico.

Paleoantropología y el estudio de los cazadores-recolectores

En los años 60, la antropología veía a los cazadores-recolectores como una especie de "fósiles vivientes", es decir, como personas que vivían igual que en la Edad de Piedra. Pero en los años 80, los investigadores empezaron a cuestionar esta idea.

La idea de que estas poblaciones vivían completamente aisladas de los pueblos que ya producían sus alimentos y que solo consumían lo que la naturaleza les daba, contradecía algunas teorías aceptadas hasta ese momento.

Para estudiar a los pueblos antiguos, la etnografía se usaba para analizar y obtener información sobre su vida social. La diferencia entre etnografía y Prehistoria es que la etnografía obtiene su conocimiento observando y teniendo contacto directo con el pueblo estudiado. En cambio, la Prehistoria obtiene su conocimiento de los restos y objetos que se encuentran.

Cultura de los cazadores-recolectores

La palabra "cultura" a menudo se confunde con la forma de vida social. Los antropólogos la definen como el proceso por el cual una persona aprende y se relaciona con otras personas, objetos, conocimientos, habilidades, ideas, creencias, gustos y sentimientos.

Hay varias definiciones de cultura, pero todas coinciden en que es algo que se aprende y que ayuda al ser humano a adaptarse a su entorno natural. Por ejemplo, E. B. Tylor la definió como "el conjunto complejo que incluye conocimiento, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad". Otra definición dice que cultura es "la parte del ambiente hecha por el hombre", lo que implica que la vida humana se desarrolla en dos escenarios: el natural (o hábitat) y el social.

En algunas sociedades, este conocimiento se transmite de generación en generación a través de la tradición cultural. La forma de entender el mundo, el uso del lenguaje y las ideas también se transmiten.

En este sentido, la cultura es un sistema de normas de conducta aprendidas que son propias de los miembros de una sociedad. Es el modo de vida de los grupos sociales y, por lo tanto, es un fenómeno humano. De todas las criaturas del reino animal, solo el ser humano es capaz de crear, mantener y transmitir la cultura.

A lo largo de millones de años, los humanos desarrollaron culturas más complejas para mejorar sus condiciones de vida. Los lugares donde vivieron nos dan información sobre el tamaño de los grupos sociales gracias a los restos de huesos, herramientas o cenizas. Esto nos ayuda a entender cómo vivían los pueblos antiguos, pero no nos dice mucho sobre sus costumbres, actitudes o creencias. Los pueblos que aún viven de forma tradicional hoy en día sí pueden darnos información sobre su cultura, gracias a que podemos comunicarnos con ellos.

Características de los cazadores-recolectores

A mediados del siglo XX, la etnografía comparada (el estudio de diferentes culturas) se desarrolló mucho y se publicaron muchos estudios. Esto llevó a intentar entender cómo pudieron ser las sociedades del Paleolítico basándose en los resultados de estos estudios. Esta forma de investigar es un tema de debate en el estudio de la prehistoria.

Algunos investigadores han criticado la tendencia a usar estudios de sociedades actuales de caza y recolección para compararlas con los grupos prehistóricos, asumiendo que las similitudes son la clave para entenderlos. Esta práctica, muy común en los años 60 y 70, se ha ido ajustando, ya que es arriesgado asumir que estas comparaciones son totalmente ciertas. Hoy en día, este tipo de investigaciones se consideran un complemento a la arqueología.

El riesgo es que, en primer lugar, desconocemos muchos aspectos de los grupos paleolíticos con seguridad científica. Aunque los estudios comparados pueden aportar datos útiles, no debemos olvidar que la arqueología es una ciencia que interpreta, especialmente cuando no hay textos escritos que la apoyen.

El conocimiento más completo de las poblaciones paleolíticas se ha logrado a través de la arqueología prehistórica, es decir, interpretando restos materiales como herramientas de piedra, estructuras de viviendas y enterramientos. Además, los estudios sobre el hábitat, el clima, la fauna y otros aspectos de los ecosistemas paleolíticos han proporcionado un marco esencial para entender las actividades de estos grupos. El clima en el que vivían, los recursos de las diferentes zonas y su alimentación (comparando la información sobre la fauna con los restos encontrados en los yacimientos) son una parte esencial para conocer estas sociedades, debido a su fuerte dependencia del medio ambiente al no producir sus propios alimentos.

Economía de los cazadores-recolectores

El sistema económico de caza y recolección ha perdurado hasta comunidades recientes. Por ejemplo, los habitantes de la Patagonia usaron puntas de flecha de sílex sin pulir hasta el siglo XIX. A lo largo del siglo XX, se han descubierto poblaciones que no conocían o limitaban voluntariamente las técnicas agrícolas. Diferentes grupos han estado aislados geográficamente durante los últimos diez mil años.

Es probable que las tareas se dividieran por sexo y edad. Por ejemplo, los hombres cazaban y las mujeres y los niños recolectaban. También es posible que las personas con más habilidad manual dedicaran más tiempo a fabricar herramientas o a tratar pieles. Además de estas actividades, se han encontrado minas excavadas con instrumentos paleolíticos e intercambios de materiales como la obsidiana o conchas marinas en enterramientos a miles de kilómetros de su origen.

El nomadismo es necesario para los cazadores-recolectores, ya que deben moverse para asegurar la disponibilidad de recursos básicos, evitar agotarlos y seguir los ciclos de las estaciones y de las especies que aprovechan. El tamaño de los grupos varía según la situación y pueden unirse o separarse según la estación, pero siempre son relativamente pequeños.

Quizás la característica más importante de estos grupos es su sistema económico, que no se basaba en producir más de lo necesario (un cambio fundamental con la llegada del Neolítico para los grupos prehistóricos). En cambio, aprovechaban los recursos de un lugar específico sin agotarlos, usando estrategias basadas en un profundo conocimiento de su entorno. La ayuda mutua y los lazos familiares extendidos por alianzas matrimoniales eran las bases de sus relaciones sociales, la cooperación y el intercambio de bienes. Si a alguien le faltaba algo para vivir, podía esperar recibirlo de sus parientes más afortunados, y todos estaban dispuestos a ayudar a quienes lo necesitaban, lo que hacía que estas sociedades fueran muy igualitarias.

A pesar de las limitaciones en los estudios, especialmente para los grupos paleolíticos, las comparaciones con grupos actuales sugieren que el consumo de vegetales era más importante que el de carne. Sin embargo, otros autores señalan que las necesidades de calorías de un grupo pueden cambiar según el clima o la actividad. Por lo tanto, los factores ambientales influyen en la proporción de carne y vegetales en la alimentación. Estudios recientes indican que los cazadores-recolectores actuales en climas cálidos pueden tener hasta un 80% de vegetales en su dieta, pero en climas más fríos, el porcentaje de carne aumentaría (por la necesidad de más calorías). Además, en general, los estudios han mostrado que los cazadores-recolectores satisfacen todas sus necesidades con una media de trabajo semanal inferior a 35 horas.

En cuanto a los grupos prehistóricos, algunos aspectos de su subsistencia no están del todo claros, y los estudios comparados no logran resolverlos debido a las diferencias con los grupos actuales. Sin embargo, sí se conoce bien el camino que siguieron estas estrategias a lo largo del Paleolítico. Al principio, durante el Paleolítico Inferior, había pequeños grupos que practicaban una caza sencilla, combinada con la recolección de alimentos y el aprovechamiento de animales muertos. Estos primeros grupos eran muy oportunistas. Durante el Paleolítico Medio, las técnicas de caza se hicieron más complejas y se diversificaron los recursos que explotaban, mostrando una gran capacidad de adaptación y conocimiento del medio. Ya en el Paleolítico Superior, se añadieron nuevos recursos, como la pesca y la recolección de mariscos.

Organización social de los cazadores-recolectores

La vida social de los cazadores-recolectores actuales es muy compleja y diferente en muchos aspectos a la de las sociedades modernas. En general, los estudios etnográficos (especialmente los realizados con los San) muestran que estos grupos tienden a tener relaciones sociales flexibles, de apoyo mutuo y con pocos conflictos.

Por ejemplo, en el caso de los San, el sistema de propiedad privada es muy distinto al que conocemos hoy. Si un cazador atrapa una presa, se considera suya, pero una vez que él y su familia han comido, cualquier otro miembro del grupo puede aprovechar el resto. Se valora mucho la idea de compartir todo para que nadie en el grupo pase necesidad; las reservas de cosas no esenciales no suelen existir.

También tienen relaciones sociales complejas, como la separación de parejas (que generalmente se hace de mutuo acuerdo, con solo uno de los cónyuges dejando el hogar). Es interesante cómo se consideraban las uniones a prueba y cómo el esposo pasaba un período en el que debía demostrar que era capaz de alimentar a su familia.

Un aspecto general de estas sociedades es su poca tendencia a la violencia. Los San, por ejemplo, le tienen mucho respeto y siempre buscan soluciones alternativas, como que una de las partes en conflicto abandone el poblado. Además, si hay situaciones de conflicto, suelen estar muy controladas por rituales. La educación de los niños se basa en el ejemplo, con la guía de sus padres o de otros familiares si es necesario.

Los estudios también muestran que el prestigio y la posición social son muy importantes, a menudo más valorados que la propiedad privada. Una buena posición social a menudo implica influencia sobre los demás (a mayor prestigio, más valiosos se consideran los consejos). El prestigio en estas sociedades se suele ganar con el esfuerzo, la dedicación y ayudando a los demás.

Es muy común que estos grupos tengan un conocimiento muy profundo de su entorno y de las limitaciones de los recursos. Esto a menudo lleva a prácticas sociales para controlar el tamaño de la población, con mucha variedad. Es habitual la presencia de reglas sociales para controlar la demografía (por ejemplo, una regla que implicaba no tener más hijos por un tiempo después de un nacimiento). La identificación más profunda con su entorno se da entre los aborígenes australianos, quienes se consideran parte del paisaje.

En general, la familia es muy importante en estas sociedades. Es necesaria para criar y educar a los niños, preparándolos para su papel en la vida social como futuros adultos. También suelen implicar obligaciones mutuas entre sus miembros, e incluso estas se extienden a toda la comunidad, como en el caso de los niños y los ancianos, que en la mayoría de estas sociedades nunca son desatendidos.

En cuanto a las sociedades prehistóricas de cazadores-recolectores, nuestro conocimiento es más limitado. Basándonos en algunas pruebas sólidas, se cree que la densidad de población era baja (unas 40-60 personas en promedio), organizada en pequeños grupos familiares, relacionados entre sí y con otros grupos para evitar que se casaran solo entre ellos. Parece evidente una fuerte unión grupal basada en la necesidad de obtener alimentos y de sobrevivir. Basándose en elementos del arte paleolítico, se tiende a asumir cada vez más la presencia de prácticas espirituales de tipo chamánico entre estos grupos prehistóricos, pero hoy en día sigue siendo un tema de debate entre los investigadores. La recolección de plantas era tarea de las mujeres, quienes con el tiempo acumularon conocimientos sobre sus ciclos de crecimiento y las partes más útiles, ya que ellas preparaban los alimentos. Esta manipulación selectiva, como la recolección de granos de teocintle (ancestro del maíz), llevó a cambios en la planta de maíz, haciendo que los granos no estuvieran cubiertos por membranas gruesas, sino por hojas, y no se desprendieran solos. Además, el tamaño de la mazorca era mayor y tenía más granos. El hecho de que los granos no se desprendan solos de la mazorca hace que la reproducción de la planta dependa de la intervención humana, que debe sembrarla y cuidar su crecimiento.

División de tareas por género

La teoría que dominó por muchos años sobre los cazadores decía que los hombres salían a cazar y las mujeres y los niños recolectaban. También se pensaba que la prioridad principal de las mujeres era criar a los hijos, por lo que no podían cazar, ya que era peligroso y menos eficiente para ellas.

En 2018, nuevos descubrimientos pusieron en duda la idea de que en las primeras comunidades humanas ya existía una división de tareas por género. Estudios realizados en enterramientos a 3.995 metros de altura, en el distrito de Puno, en los Andes peruanos, demostraron que más de un tercio de los cazadores eran en realidad cazadoras. En uno de los hallazgos, se analizaron los huesos de un esqueleto de hace aproximadamente 8.000 años, cuyas características correspondían a una mujer de entre 17 y 19 años. Junto a ella se encontraron armas de caza como puntas afiladas, pequeñas lanzas y cuchillos de pedernal. Cerca también había restos de tarucas (venado andino) y vicuñas.

Véase también

Galería de imágenes

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Caza y recolección para Niños. Enciclopedia Kiddle.