Anton van Dyck para niños
Datos para niños Anton van Dyck |
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![]() Autorretrato con un girasol (1632, Reino Unido, colección particular).
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Anthonio | |
Nombre en neerlandés | Anthonio van Díjck | |
Nacimiento | 22 de marzo de 1599 Amberes, Países Bajos españoles |
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Fallecimiento | 9 de diciembre de 1641 Londres, Reino Unido |
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Sepultura | Catedral de San Pablo de Londres | |
Nacionalidad | Flamenco | |
Familia | ||
Padres | Franchois Van Dyck Maria Cuypers |
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Cónyuge | Mary Ruthven (desde 1640) | |
Pareja | Margaret Lemon | |
Educación | ||
Alumno de | Peter Paul Rubens | |
Información profesional | ||
Área | Pintura | |
Cargos ocupados | Pintor de cámara de Carlos I de Inglaterra (desde 1632) | |
Movimiento | Barroco | |
Géneros | Retrato pictórico, pintura religiosa, pintura mitológica, alegoría, pintura de historia, retrato y pintura animalista | |
Obras notables |
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Distinciones | ||
Firma | ||
Anton van Dyck (Amberes, 22 de marzo de 1599-Londres, 9 de diciembre de 1641) fue un pintor y grabador flamenco. Se dedicó especialmente a hacer retratos. Alcanzó gran fama en muchos países, por eso su nombre se adaptó a diferentes idiomas. En inglés se le conoció como sir Anthony van Dyck, y en español como Antonio o Antón van Dick.
Llegó a ser el pintor principal de la corte en Inglaterra, después de vivir un tiempo en Italia. Es muy conocido por sus retratos de la nobleza de Génova y del rey Carlos I de Inglaterra y Escocia. También pintó a los miembros de su familia y a la gente de su corte. Su estilo de pintura, elegante y relajado, influyó en otros retratistas ingleses. Además de retratos, que eran muy apreciados, también pintó escenas de la Biblia y de la mitología.
Van Dyck fue alumno de Hendrick van Balen en Amberes entre 1609 y 1610. Más tarde, fue asistente de Rubens, de quien aprendió mucho sobre técnica y estilo. En 1618, fue aceptado como maestro en el gremio de San Lucas. Después de su juventud en Amberes, viajó a Italia para seguir formándose, como hacían muchos pintores flamencos. Allí pudo ver y copiar grandes obras del Renacimiento, especialmente de su pintor favorito, Tiziano. Al regresar de Italia, se mudó a Inglaterra, a la corte del rey Carlos I, donde se dedicó casi solo a los retratos. Falleció en Londres a los 42 años y fue enterrado en la Catedral de San Pablo.
Contenido
Biografía de Anton van Dyck
Primeros años y su formación artística
Anton van Dyck nació en una casa llamada Den Berendans, en el centro de Amberes. Su abuelo, Anton, se dedicó al comercio de la seda. Cuando él falleció, su esposa Cornelia Pruystinck continuó el negocio. Este trabajo era muy rentable, con clientes en París, Londres y muchas ciudades flamencas.
El padre de Anton, Franchois, se casó por segunda vez en 1590 con Maria Cuypers. Tuvieron 12 hijos, y Anton fue el séptimo. Como la familia creció, compraron una casa nueva, grande y bien amueblada, llamada De Stadt van Ghendt. Esta casa tenía algo poco común para la época: un baño.
Anton mostró su talento muy pronto y fue considerado un niño prodigio. En 1609, lo enviaron al taller de Hendrick van Balen, uno de los mejores pintores de la ciudad. Allí aprendió los principios de la pintura y ganó experiencia. Su primera pintura conocida de esta época es el Retrato de un hombre de setenta años, de 1613. En ella se notan las enseñanzas de Van Balen.
Con solo 16 años, Anton abrió su propio taller con su amigo Jan Brueghel el Joven. Juntos dejaron la escuela de su maestro. En esos años, Anton recibió el encargo de pintar una serie de obras que representaban a Los doce apóstoles y un Sileno ebrio. De este período es también su autorretrato de 1613–1614.
Desde 1617 hasta 1620, Van Dyck trabajó muy de cerca con Rubens como su ayudante. Rubens lo consideraba su mejor alumno. Incluso después de ser aceptado como maestro en el gremio de San Lucas en 1618, Van Dyck colaboró con Rubens en obras como Decio Mus despide a los lictores y Aquiles entre las hijas de Licómedes (Museo del Prado). En el taller de Rubens, que ya era famoso en toda Europa, Van Dyck se dio a conocer entre la nobleza y la burguesía. Aprendió a imitar el estilo de Rubens, como se ve en la pintura El emperador Teodosio y san Ambrosio.
En 1620, Rubens firmó un contrato con los jesuitas de Amberes para decorar su iglesia. Van Dyck fue el encargado de ejecutar los diseños de Rubens. Además, Anton recibió muchos encargos de clientes privados para hacer retratos. De estos años son pinturas como el Retrato de Cornelius van der Geest y Maria van der Wouwer-Clarisse.
Su primera etapa en Inglaterra
En octubre de 1620, con 21 años, Van Dyck se mudó a Londres. Fue a la corte del rey Jacobo I de Inglaterra. Lo convencieron George Villiers, I duque de Buckingham y Thomas Howard, conde de Arundel. Este último era un gran amante del arte y amigo de Rubens.
Durante su estancia en Londres, Van Dyck recibió una pensión anual del rey. Sin embargo, no logró ser presentado al monarca. Pronto, el conde de Arundel le dio permiso para viajar al extranjero por ocho meses. No regresó hasta once años después.
Las obras que Van Dyck hizo en esta primera etapa en Inglaterra eran diferentes de las que había hecho en Flandes. En Amberes, que se había vuelto católica, solo podía pintar temas religiosos o retratos. En Londres, tenía más libertad para elegir los temas. Por ejemplo, en el cuadro Sir George Villiers (futuro duque de Buckingham) y su mujer Lady Katherine, como Venus y Adonis, Van Dyck representó a los novios como personajes mitológicos. La pintura tiene un estilo alegórico, inspirado en Tiziano. Otras obras conocidas de este período son La continencia de Escipión y un retrato del conde de Arundel.
Al volver a Amberes, se quedó allí unos ocho meses. En este tiempo, mientras Rubens estaba fuera, pintó algunos de sus retratos más brillantes, como el Retrato de Isabel Brant, la primera esposa de Rubens, y el Retrato de Frans Snyders y de su mujer Margarita de Vos. Aunque Rubens y Van Dyck competían por los mejores encargos, mantuvieron su amistad. Cuando Van Dyck decidió ir a Italia, Rubens le regaló un caballo para el viaje y le dio muchas cartas de presentación.
Viaje y éxito en Italia
En 1621, Van Dyck decidió viajar a Italia, un viaje tradicional para los pintores flamencos. Permaneció allí durante seis años, estudiando y analizando las obras de grandes artistas de los siglos XV y XVI. Fue en Italia donde su fama como retratista creció mucho.
El 3 de octubre de 1621, llegó a Génova. Se quedó en la casa de los pintores flamencos Lucas y Cornelis de Wael. Cuando llegó a Génova, Anton ya había pintado unas 300 obras, lo que era mucho más que otros pintores como Rubens o Nicolas Poussin a su llegada a Italia.
Fue presentado a la alta sociedad de la ciudad y logró retratar a miembros de las familias más importantes de Génova (Spinola, Durazzo, Lomellini, Doria, Brignole, etc.). Su éxito inicial se debió a la fama de Rubens, quien había vivido y trabajado mucho en Génova. Van Dyck fue visto como un nuevo talento que continuaba su estilo. Sin embargo, Van Dyck creó un nuevo tipo de retrato, con figuras elegantes y expresiones serias, que se diferenciaba del estilo de Rubens.

Después de su exitosa experiencia en Génova, Van Dyck viajó a Roma en febrero de 1622. Allí se quedó hasta agosto de ese año y gran parte de 1623. En esta época pintó su autorretrato que se encuentra en San Petersburgo. Fue bien recibido en Roma y se relacionó con la alta sociedad. Durante su segunda estancia, el cardenal Guido Bentivoglio le encargó dos obras importantes: una Crucifixión y un retrato de cuerpo entero del cardenal. Además del retrato del cardenal Bentivoglio, uno de los más famosos de Van Dyck, también retrató al cardenal Maffeo Barberini, quien más tarde sería el papa Urbano VIII.
A diferencia de su maestro Rubens, a Van Dyck no le interesaban mucho las obras antiguas de Grecia y Roma. Prefería estudiar a los maestros del siglo XVI. Su Cuaderno italiano, un diario de bocetos y diseños de obras que estudió en Italia, lo demuestra. En Roma, pudo observar y copiar obras maestras del Renacimiento, que estaban principalmente en el palacio Ludovisi y en la Villa Borghese.
Desde Roma, se trasladó a Florencia, donde conoció a Lorenzo de Médici, un gran amante del arte. Probablemente le hizo un retrato, que luego se perdió. De camino a Véneto, se detuvo en Bolonia y Parma, donde admiró los frescos de Correggio. Finalmente llegó a Venecia, donde pasó el invierno de 1622. En Venecia, la ciudad de uno de sus artistas favoritos, Tiziano, fue guiado por el sobrino de Tiziano, César Vecellio. Anton pudo ver y analizar las obras de Tiziano y Paolo Veronese. En su Cuaderno italiano hay diseños de obras de Giorgione, Rafael, Guercino, Annibale Carracci, Giovanni Bellini, Tintoretto, Leonardo, pero la mayoría son de Tiziano, a quien dedicó 200 páginas.
Fue en Italia donde desarrolló un estilo refinado y elegante que marcó toda su obra. Creó un tipo de retrato "inmortal" donde los nobles aparecen con una postura orgullosa y una figura esbelta. Este estilo de retrato se convirtió en un modelo para la pintura occidental, especialmente en Inglaterra, donde Thomas Gainsborough se inspiró en él.
De Mantua a Palermo
Desde Venecia, Van Dyck fue a Mantua, donde fue presentado en la corte de los Gonzaga. Allí conoció a Fernando Gonzaga y a Vincenzo II Gonzaga, quienes habían sido protectores de Rubens. Su estancia en Mantua le permitió ver la colección de los duques antes de que se vendiera a varios coleccionistas, como el rey Carlos I de Inglaterra. En 1623, regresó a Roma.

Desde Roma, pasó a Génova, deteniéndose antes en Milán y Turín, donde fue recibido por la familia Saboya. En abril de 1624, Emanuel Filiberto de Saboya, virrey de Sicilia, lo invitó a Palermo para que le hiciera un retrato. Anton aceptó y se trasladó a Sicilia, donde retrató al virrey. Poco después, Palermo sufrió una terrible epidemia que causó la muerte del propio Emanuel Filiberto. A pesar de la epidemia, Van Dyck permaneció en la ciudad hasta septiembre de 1624.
Aquí conoció a la anciana pintora Sofonisba Anguissola, de 90 años, quien falleció al año siguiente. Anton le hizo un retrato. Durante su encuentro, la anciana, casi ciega, le dio valiosos consejos y le contó historias de su vida. El retrato de Sofonisba Anguissola se encuentra en el Cuaderno italiano. Después del hallazgo de las reliquias de Santa Rosalía, patrona de la ciudad, Van Dyck recibió encargos para pintar a la santa. Al ver que la epidemia seguía creciendo, Anton regresó a Génova. Allí terminó la obra La Virgen del Rosario, considerada su mayor obra religiosa, que luego fue enviada a Palermo.
En los años siguientes, hasta 1627, Van Dyck vivió casi siempre en Génova. Solo tuvo una breve estancia en 1625 en Provenza, donde fue huésped del humanista Nicolas-Claude Fabri de Peiresc. Durante su tiempo en Génova, Van Dyck se dedicó a hacer retratos. Aunque no dejó de pintar temas religiosos o mitológicos, se concentró en los retratos. Sus obras eran de grandes dimensiones y representaban a personajes de la nobleza, a menudo de cuerpo entero. Los retratos destacan por su majestuosidad y por la forma en que muestran la personalidad de las personas.
Van Dyck prestó especial atención a los retratos de grupo, como La familia Lomellini, y a los retratos de niños. Aunque Rubens seguía siendo su referencia, Van Dyck logró que sus personajes transmitieran una mayor distinción y el sentido de grandeza que las grandes familias ricas de la ciudad deseaban mostrar. Los niños son representados con gran habilidad, ya sea solos, como en el Retrato de Filippo Cattaneo y el Retrato de Magdalena Cattane, o acompañados por sus padres, como en el Retrato de una mujer noble genovesa con el hijo (1625).
El regreso a Flandes
En septiembre de 1627, regresó a su ciudad natal, Amberes, debido al fallecimiento de su hermana Cornelia. Los primeros meses se caracterizaron por una gran producción de obras religiosas. Anton, un católico devoto, se unió a una hermandad de jesuitas en Amberes, quienes le encargaron dos retablos, que realizó entre 1629 y 1630. En este período, los retratos mitológicos (como Sansón y Dalila) son escasos, mientras que abundan los temas bíblicos y religiosos, entre los que destacan el Éxtasis de san Agustín y la Adoración de los pastores. Además, Van Dyck pintó seis Crucifixiones, un Llanto sobre Cristo muerto y una Coronación de espinas. Todas estas obras están llenas de un sentimiento profundo y místico.
La fama de gran retratista con la que regresó de Italia le permitió trabajar para la archiduquesa Isabel Clara Eugenia de Habsburgo, hija de Felipe II y gobernante de los Países Bajos. Pintó un retrato de la archiduquesa y recibió a cambio una cadena de oro. Con su entrada en la corte, su fama como retratista creció aún más. Recibía muchos encargos de las grandes familias nobles de Flandes y Brabante. Uno de los trabajos más importantes de esta época es el Retrato de María Luisa de Tassis, quien pertenecía a una de las familias más ricas del norte de Europa. La dama aparece segura de sí misma, con un vestido precioso y elaborado.
En septiembre de 1631, Van Dyck recibió en su taller a la reina de Francia María de Médici, junto a su hijo menor Gastón de Orleans, quienes estaban en el exilio y querían ser retratados. La reina contó que vio en la colección de Van Dyck varias obras de Tiziano. De hecho, Anton había logrado reunir una gran cantidad de obras de pintores italianos: 17 de Tiziano, 2 de Tintoretto, 3 de Jacopo da Bassano, y otras, además de 3 del neerlandés Antonio Moro.
Además de retratos de nobles, Van Dyck también pintó a sus amigos artistas, como el grabador Karel van Mallery, el músico Henricus Liberti y el pintor Marin Rijckaert. Aunque Flandes y Holanda estaban en guerra, Van Dyck logró llegar a la corte de La Haya, donde hizo un retrato de Federico Enrique de Orange con su esposa y su hijo Guillermo II de Orange. Para el príncipe, también realizó dos obras con temas de la literatura italiana, Amarillis y Mirtillo y Rinaldo y Armida. Cerca de la ciudad de Haarlem, conoció a Frans Hals. Durante una segunda estancia en Holanda, entre 1631 y 1632, también conoció a Federico V, exrey de Bohemia en el exilio, quien le encargó los retratos de sus dos hijos, Carlos Luis y Rupert.
Desde 1629, Van Dyck comenzó a tener relación con el rey inglés Carlos I. A través de su intermediario Sir Endymion Porter, el rey compró la obra mitológica Rinaldo y Armida. Los historiadores creen que esta pintura motivó al rey a querer contratar al pintor.
Su etapa en Londres
Carlos I de Inglaterra fue uno de los reyes ingleses que más valoró el arte. Fue un gran protector de artistas, compitiendo con Felipe IV de España. El pintor favorito del rey era Tiziano, y en Van Dyck veía a su sucesor. Antes de que Van Dyck llegara a Londres, ya trabajaban en la corte de Carlos varios pintores, como Marcus Gheeraerts el Joven y Daniel Mytens. Con la llegada de Van Dyck, estos pintores perdieron importancia porque su estilo se consideraba anticuado. Carlos había encontrado por fin al pintor de corte que deseaba.
Algunos años antes, en 1628, Carlos había comprado al duque de Mantua una gran colección de pinturas. Además, desde que subió al trono, Carlos I había buscado traer a su corte a artistas de diferentes países, especialmente italianos y flamencos. En 1626, había convencido a Orazio Gentileschi para que se mudara a Londres. Gentileschi fue nombrado pintor de corte y trabajó en la decoración de la Casa de las Delicias, residencia de la reina Enriqueta María de Borbón. Pocos años después, en 1638, logró traer a Inglaterra a la hija de Orazio, Artemisia Gentileschi.
En abril de 1632, Van Dyck llegó por segunda vez a Inglaterra. Fue recibido con todos los honores y presentado al rey, a quien ya había conocido años antes como Príncipe de Gales. Se alojó en Londres, en la casa de Edward Norgate, un escritor de arte pagado por la corona. Luego se mudó a Blackfriars, lejos de la influencia de la Worshipful Company of Painter-Stainers, una importante organización de pintores de Londres. En esta gran casa, que le regaló el rey, con un jardín junto al río Támesis, recibía a sus invitados y a menudo pintaba sus obras. Pocos meses después, el 5 de julio de 1632, Carlos I le dio el título de baronet, lo nombró miembro de la Orden del Baño y le garantizó una renta anual. También hizo oficial su nombramiento como primer pintor de la corte.
En 1634, Van Dyck decidió ir a Amberes y Bruselas por un año para visitar a su familia. En abril, fue llamado a Bruselas. Allí presenció la entrada del Cardenal-Infante Fernando de Habsburgo, hermano del rey Felipe IV de España, quien era el nuevo gobernante de los Países Bajos españoles. Van Dyck hizo muchos retratos del nuevo gobernante y de varios miembros del clero y la nobleza. Uno de los retratos de grupo más ambiciosos de estos años es el Retrato del conde Johannes de Nassau y su familia.
Durante su estancia en Bruselas, se encontró con Tomás Francisco de Saboya, primer príncipe de Carignano, y comandante de las fuerzas españolas en los Países Bajos. Le hizo un gran retrato ecuestre, donde el príncipe aparece majestuoso, controlando un espléndido caballo mientras se pone el sombrero. Este retrato sirvió de modelo para el Retrato del conde-duque de Olivares a caballo de Diego Velázquez. Poco antes de regresar a Inglaterra, Van Dyck recibió el encargo de hacer un gran retrato de grupo de todos los miembros del consejo de la ciudad y del burgomaestre de Bruselas. La pintura estaba destinada a la sala del tribunal del Grand Place de Bruselas. Lamentablemente, fue destruida durante un bombardeo francés en 1695.
De vuelta en Londres, Van Dyck se unió al grupo de cortesanos católicos leales a la reina Enriqueta María. El rey le encargó innumerables retratos de sí mismo, solo o con la reina y sus hijos. La obra más famosa de Carlos con su familia es el Greate Peece, un cuadro enorme que muestra al rey y la reina sentados. Junto al rey está de pie el pequeño Carlos II, mientras que entre los brazos de la reina está sentado Jacobo II. La reina también pidió varios retratos, entre los que destaca La reina Enriqueta María con el enano Jeffrey Hudson, donde la reina aparece vestida de caza con su enano. Van Dyck mejoró la forma de la nariz y la mandíbula de la reina, que era más bien baja de estatura, y resaltó la blancura de su piel. Carlos también encargó pinturas de sus hijos, como Los tres hijos mayores de Carlos I, un retrato muy logrado, y Los cinco hijos mayores de Carlos I.
Además de pintar, Anton abría su casa a la nobleza y los entretenía con músicos y bufones. Ofrecía banquetes y tenía sirvientes, carrozas y caballos. Uno de los visitantes más frecuentes de la casa de Van Dyck era el propio rey, quien incluso mandó hacer cambios en el jardín para poder llegar más fácilmente por el río.
En 1640, Anton decidió casarse y, a los 40 años, contrajo matrimonio con Mary Ruthven, una dama noble escocesa y dama de compañía de la reina. Su única actividad en Londres era la de retratista, pero él soñaba con un proyecto más grande: un ciclo de pinturas históricas. Había comenzado una serie de tapices sobre la antigua Orden de la Jarretera, pero no la terminó.
Cuando Rubens falleció en mayo de 1640, le ofrecieron a Van Dyck regresar a Amberes para dirigir el taller de su maestro. Mientras se preparaba para partir, le informaron que el rey de Francia, Luis XIII, buscaba un artista para decorar las salas principales del Palacio del Louvre. Esto era justo lo que Van Dyck había esperado durante años. En enero de 1641, se trasladó a París y regresó a Londres en mayo. En esta ocasión, pintó el doble retrato Retrato de Guillermo II de Nassau-Orange y la princesa María, para celebrar el matrimonio de los dos príncipes. En octubre, fue a Amberes y luego de nuevo a París, donde le informaron que la decoración del Louvre había sido encargada a Nicolas Poussin y a Simon Vouet. Allí tuvo que rechazar el encargo de un retrato de un cardenal.
Por motivos de salud, tuvo que regresar rápidamente a Londres. El rey le envió a su médico personal, ofreciéndole una gran suma si lograba salvar la vida de su pintor. El 1 de diciembre de 1641, lady Van Dyck dio a luz a su primera hija, Justiniana. Días después, Anton hizo su testamento a favor de su hija, su esposa, sus hermanas y otra hija que había tenido en Amberes. El 9 de diciembre, Anton van Dyck falleció en su casa de Blackfriars y fue sepultado en la Catedral de San Pablo, con la presencia de la corte.
El artista y sus obras destacadas
La vida de Van Dyck se puede comparar con la de Rafael en algunos aspectos: ambos fallecieron jóvenes. Van Dyck murió antes de que su rey enfrentara un destino trágico. Después de la muerte del monarca, su colección de arte, que incluía muchas obras de Van Dyck, se dispersó. Entre los principales compradores estuvieron Felipe IV de España y el cardenal Giulio Mazzarino.
Van Dyck pintó temas religiosos y mitológicos. Su trabajo como grabador también fue muy importante, siendo su obra más famosa la Iconografía, una serie de retratos grabados de personas famosas de su tiempo. Él comenzó a grabar algunas planchas hacia 1631, y las demás fueron hechas por otros artistas siguiendo sus bocetos. La serie no estaba terminada cuando falleció, aunque ya se estaba distribuyendo. La primera edición completa se publicó después de su muerte, en 1645. Muchas de las planchas originales de cobre se conservan en el Louvre.
La relación entre Rubens y Van Dyck
Los primeros contactos entre Rubens y el joven Van Dyck se dieron en 1615, cuando Anton abrió su propio taller. Muchos pintores importantes de Amberes, como Frans Snyders, visitaban su taller para darle consejos o simplemente para ver el trabajo del joven talento. Años después, Anton entró a trabajar en el taller de Rubens, cuyas grandes obras ya admiraba en las iglesias de la ciudad.
Durante los años de colaboración, trabajaban así: Rubens buscaba los encargos, preparaba los bocetos y diseños, pero luego era Van Dyck quien ejecutaba la pintura. Esto se puede ver en muchas obras de ese período, como las Historias de Decio Mus, de tema no religioso, y la decoración del techo de la Iglesia de San Carlos Borromeo de Amberes, de tema religioso.
Según algunas fuentes, Van Dyck era admirador y alumno de Rubens, pero también su asistente y amigo. Prueba de ello es el Retrato de Isabel Brant, la primera esposa de Rubens, que Anton le regaló al gran pintor. También están los retratos de Van Dyck hechos por Rubens, quien lo consideraba el mejor de sus alumnos. Otras fuentes, sin embargo, sugieren que Van Dyck, aunque al principio admiraba a Rubens, con el tiempo sintió que la presencia de Rubens era demasiado fuerte en Flandes. Esto lo llevó a buscar fortuna primero en Inglaterra y luego en Italia. Incluso Rubens, al darse cuenta del talento de su joven alumno, que podría opacar su propio nombre, hizo todo lo posible para que se alejara de Amberes, dándole cartas de recomendación y asegurándole la ayuda de personas ricas en Inglaterra e Italia.
Pinturas religiosas de Van Dyck
Al principio de su formación, en el taller de Van Balen, el joven Anton se dedicó principalmente a obras religiosas. En Amberes, que acababa de volver a ser católica, el tipo de pintura más solicitado era el religioso y bíblico. El primer gran encargo que recibió Van Dyck fue precisamente el de pintar a los doce apóstoles. Después de unirse al taller de Rubens, los encargos religiosos aumentaron mucho.
Una obra representativa de las pinturas religiosas de Van Dyck es El emperador Teodosio y san Ambrosio de 1619–1620. Esta pintura muestra el encuentro entre el emperador Teodosio I y el arzobispo de Milán, Ambrosio. Para esta obra, Van Dyck se basó en una pintura similar que Rubens había hecho años antes. Sin embargo, las diferencias son claras: en la pintura de Van Dyck, que está en Londres, el emperador no tiene barba, el fondo arquitectónico es más marcado y se ven armas en el cielo. Mientras que en la obra de Rubens (en Viena) la capa del obispo tiene retratos de Cristo y San Pedro, en la de Van Dyck la capa muestra su gran habilidad para pintar telas. Otro detalle añadido por Van Dyck es el perro a los pies del emperador. Las pinceladas en la obra de Londres son enérgicas, mientras que las de Viena son más suaves.
Pinturas históricas y mitológicas
Aunque no tan frecuentes como las pinturas religiosas o los retratos, las representaciones mitológicas e históricas están presentes en toda la obra de Van Dyck. Durante su colaboración con Rubens, a Van Dyck se le encargó un ciclo de pinturas que contaran y celebraran la vida de Decio Mus, un romano. Entre sus pinturas más famosas están La continencia de Escipión y Sansón y Dalila. Después de regresar de Italia y ver muchas obras de Tiziano, la forma en que Van Dyck pintaba estos temas cambió debido a la influencia del maestro italiano. La pintura mitológica más famosa es sin duda Amor y Psique, hecha para el rey Carlos I y que ahora pertenece a la reina Isabel II (Royal Collection).
En esta pintura, y en muchas otras de tema mitológico, se ven claras referencias a la pintura renacentista italiana de Tiziano y Dosso Dossi. Se puede comparar con el Baco y Ariadna de Tiziano. Los temas están representados con gran delicadeza, con pinceladas suaves y líneas bien definidas. También hay un fuerte significado simbólico: Cupido llega para salvar a Psique, después de que ella cae en un sueño profundo. Detrás del cuerpo de Psique, que descansa suavemente sobre una roca, hay dos árboles: uno frondoso que simboliza la vida, y otro seco y sin hojas, que simboliza la muerte. Esta obra se caracteriza por un fuerte sentimiento de participación, en una atmósfera delicada y poética.
Retratos del período italiano
La actividad principal de Van Dyck en Italia, especialmente en Génova, fue la de retratista. La nobleza genovesa, que ya conocía la habilidad de Rubens, no quiso perder la oportunidad de ser retratada por el mejor alumno del maestro flamenco. Por eso, Van Dyck recibió muchísimos encargos de retratos, individuales o de grupo. Fue en esta época cuando Van Dyck demostró su habilidad para retratar a niños, a familias y a hombres a caballo. Entre los retratos de grupo del período genovés, el más conocido es La familia Lomellini.
Como en la mayoría de los retratos de este período, no se conocen con certeza los nombres de las personas retratadas. Se cree que son la segunda esposa, los dos hijos mayores y los dos hijos menores de Giacomo Lomellini, gobernante de la República de Génova. Giacomo, que no podía ser retratado durante su mandato, habría encargado esta obra. Es el retrato más complejo de su etapa italiana: el hijo mayor, Nicolò, aparece bajo un arco triunfal, vestido con armadura y sosteniendo una lanza rota, símbolo de la defensa de la ciudad. La mujer y los niños están representados bajo una estatua de Venus púdica, que simboliza la protección de la familia.
Retratos del período inglés
Durante su estancia en Londres, Van Dyck retrató a muchas personas de la corte y de la nobleza, así como a los miembros de la familia real. Esta producción fue tan grande que Van Dyck tuvo que trabajar con ayudantes, quienes generalmente pintaban los elementos secundarios como fondos y ropajes. Las personas que encargaban las obras eran representadas a menudo de cuerpo entero, como en el Retrato de Lord John y Lord Bernard Stuart o el Retrato de Thomas Wentworth, primer conde de Strafford. También los pintaba sentados o solo de medio cuerpo, como en el retrato Dorothy Savage, vizcondesa de Andover y su hermana Elizabeth, lady Thimbleby.

Uno de los trabajos más importantes e interesantes de su período inglés es el retrato Carlos Ludovico y Rupert, príncipes palatinos. La pintura muestra a los dos hijos del rey Federico V, quienes llegaron a la corte de su tío Carlos I buscando ayuda para su padre, que estaba en el exilio. Carlos I, a la derecha, es el hermano mayor, mientras que Rupert, a la izquierda, es el menor. Carlos I sostiene un bastón de mando militar y mira al espectador con una expresión que mezcla resignación y determinación. Rupert, más impulsivo que su hermano, mira al horizonte con ojos cansados y no apoya la mano en la espada, sino que la acerca al pecho con despreocupación. El primero hará todo lo posible por recuperar la dignidad de su padre, incluso luchando contra su tío, Carlos I, quien se había negado a darle apoyo militar. El segundo se quedará en la corte inglesa y luchará durante la guerra civil.
Retratos del rey Carlos I
El personaje que más veces aparece en los retratos de Van Dyck es, sin duda, Carlos I Estuardo, rey de Inglaterra y su protector. Van Dyck lo representó con su familia, con su esposa Enriqueta y, sobre todo, solo. Las pinturas son de diferentes tamaños y el rey aparece en varias poses: a caballo, como en el Carlos I a caballo; de cuerpo entero, como en el Retrato de Carlos I cazando; de medio busto, como en Rey Carlos I y la reina Enriqueta María; y también en otras posiciones, como en el Triple retrato de Carlos I, que luego fue enviado a Roma. El más ambicioso de los retratos de Carlos I es el retrato ecuestre en el que el rey aparece con su maestro de equitación.
En este cuadro, Van Dyck crea el más solemne de los retratos ecuestres del rey: Carlos atraviesa un arco triunfal, del que cuelgan pesados paños verdes. Viste armadura y sostiene el bastón de mando mientras cabalga un espléndido caballo blanco. Si la descripción terminara aquí, parecería la pintura de un general victorioso. Pero para resaltar que se trata del rey, Van Dyck incluye a la izquierda de Carlos a su maestro de equitación, quien lo mira desde abajo con una expresión de respeto. A la izquierda, hay un gran escudo con los símbolos de la dinastía real y una imponente corona. Además de su amor por el arte, Carlos I lo veía como una forma de propaganda política, especialmente en los años difíciles antes de la guerra civil.
Obras de Van Dyck en museos de España
Los museos españoles tienen una gran colección de obras de este artista. El Museo del Prado posee unas 25 obras, como Autorretrato con Endymion Porter, La serpiente de metal, Cristo coronado de espinas, El Prendimiento y Retrato de Mary Ruthven, esposa del pintor.
El Museo Thyssen-Bornemisza exhibe un Retrato de Jacques Le Roy. La Colección Carmen Thyssen-Bornemisza tiene un Cristo crucificado. El Museo de Bellas Artes de Bilbao posee una gran Lamentación ante Cristo muerto. En 2008, el Patrimonio Nacional de España recuperó un Martirio de san Sebastián y lo devolvió al Monasterio de El Escorial, dos siglos después de haber sido sustraído.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ha identificado como suya una pintura que estuvo guardada mucho tiempo, sumada a otra, La Virgen y el Niño con los pecadores arrepentidos. Además, la institución tiene un boceto original del maestro. En 2012, después de una restauración, una obra de Van Dyck, Cristo y la Mujer..., fue fechada en 1621, cuando el artista estaba en Italia. Formó parte de la Colección Real y estuvo en el Monasterio de El Escorial hasta la invasión napoleónica. Actualmente se encuentra en el Hospital de la Venerable Orden Tercera de San Francisco en Madrid. Otra versión de esta obra se conserva en la Colección BBVA.
En diciembre de 2017, una Virgen con Niño que se conserva en el Museo Cerralbo y que se creía obra de Mateo Cerezo, fue reconocida como original de Van Dyck después de un estudio y restauración. Finalmente, el Museo de Bellas Artes de Valencia cuenta con el Retrato Ecuestre de Don Francisco de Moncada.
Galería de imágenes
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Antoon van Dyck, por Peter Paul Rubens (1627-1628), en la Royal Collection.