Historia de Bruselas para niños
La historia de Bruselas es un viaje fascinante que comienza hace mucho tiempo, cerca del río Senne, antes del año 1000. Desde sus inicios, la ciudad creció y se convirtió en un lugar muy importante, especialmente bajo el emperador Carlos V. Con el tiempo, se expandió más allá de sus antiguas murallas y se transformó en una gran ciudad multicultural con más de un millón de habitantes.
Bruselas ha sido la capital de muchos territorios a lo largo de la historia, como el ducado de Brabante, las Diecisiete Provincias, los Países Bajos Meridionales, el Reino Unido de los Países Bajos y, por supuesto, Bélgica. Hoy en día, también es la capital de la Comunidad Flamenca, la Comunidad Francesa y, muy importante, de la Unión Europea.
Contenido
Orígenes de Bruselas
Primeros habitantes y asentamientos
Los primeros rastros de personas en la región de Bruselas se encuentran en el Neolítico, una época muy antigua. Se han descubierto señales de actividad humana en el bosque de Soignes. Estos primeros habitantes eligieron las zonas más altas y secas, lejos del valle pantanoso del río Senne, para vivir.
Durante la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, la agricultura creció en la región. Las primeras comunidades de agricultores se establecieron en las áreas más secas, donde habían talado árboles.
En los siglos I y II después de Cristo, cuando los romanos ocupaban la zona, se construyeron villas (casas de campo) a ambos lados del río Senne. Estas villas eran el centro de una vida agrícola organizada. También se construyeron dos montículos funerarios, lo que muestra la importancia de la zona en ese tiempo.
En los siglos VI y VII, bajo los merovingios, surgieron pequeñas aldeas agrícolas en las colinas cercanas al río Senne. Estas comunidades se dedicaban a la agricultura y la ganadería, sentando las bases para lo que sería la ciudad.
Nacimiento de la ciudad
Hacia el año 1000, Bruselas empezó a convertirse en un centro urbano. Varias aldeas a lo largo del río Senne se unieron, atrayendo a comerciantes y artesanos. Este primer centro urbano se conocía como "portus" y se benefició de la agricultura y de su ubicación en una ruta comercial importante.
La ciudad fue parte de una ola de crecimiento urbano en el noroeste de Europa. Su desarrollo se debió al aumento de la agricultura y a la importancia del comercio, que conectaba a Bruselas con ciudades como Brujas y Colonia.
Bruselas formó parte de la segunda ola de crecimiento urbano medieval en Europa Occidental en los siglos X y XI. La ciudad estaba en un lugar estratégico, en una importante ruta comercial de este a oeste. Alrededor del año 1015, el nombre "Bruselas" apareció por primera vez en documentos como Brosella. En la lengua local, se la llamaba Bruocsella, que significa “casa en el pantano”.
Bruselas pertenecía a la región de Brabante, bajo la diócesis de Cambrai. A finales del siglo X, el condado pasó a manos de los condes de Lovaina, quienes construyeron un castillo en Koudenberg. Este castillo fue un centro de poder, y su administración estaba a cargo del vizconde de Bruselas.
En el siglo XI, el conde Lamberto II Balderik fundó el capítulo de Santa Gúdula, que fue el centro religioso de la ciudad. La sede de este capítulo era la iglesia de San Miguel, en la colina de Treurenberg.
Con el tiempo, Bruselas se consolidó como un centro comercial importante. A principios del siglo XII, comenzó a construir su primera muralla, lo que mostraba su crecimiento y la necesidad de protegerse.
Bruselas en la Edad Media
Durante la Edad Media, Bruselas se convirtió en un centro comercial clave gracias a su ubicación estratégica a lo largo del río Senne, que era navegable. Entre los siglos XI y XII, fue un punto importante en la ruta comercial entre Brujas y Colonia.
Desde el siglo XI, Bruselas estuvo bajo el control de los duques de Brabante, quienes construyeron el primer castillo en la colina de Koudenberg en el siglo XII. Esta fortaleza era vital para la defensa de la ciudad. A finales del siglo XIII, el ducado de Brabante era uno de los más poderosos de Europa, controlando ciudades como Lovaina, Amberes y Breda.
En el siglo XIII, Bruselas construyó su primera muralla de piedra. Esta muralla, de unos cuatro kilómetros, protegía la ciudad y su comercio. También incluía edificios importantes como el castillo de Koudenberg y la Iglesia de San Miguel. En este tiempo, el duque Juan I de Brabante decidió que el neerlandés reemplazaría al latín en los documentos oficiales.
El poder de la ciudad estaba en manos de siete jueces de familias importantes. Sin embargo, en 1303, los comerciantes y los gremios (asociaciones de artesanos) lograron participar brevemente en el gobierno de la ciudad. Pero en 1306, las familias poderosas y el duque recuperaron el control.
En 1356, el conde de Flandes, Luis de Male, ocupó Bruselas y cambió el idioma oficial a francés. Pero el 24 de octubre de ese mismo año, un grupo de ciudadanos de Bruselas, liderados por Everard t'Serclaes, recuperó la ciudad y restableció el neerlandés como idioma oficial.
En el siglo XV, Bruselas creció bajo el dominio de los duques de Borgoña. En 1420, se terminó la construcción del Ayuntamiento en la Plaza Mayor, un símbolo del creciente poder económico de la ciudad. Durante este periodo, Bruselas también construyó una segunda muralla, expandiendo su territorio.
La industria textil fue muy importante para la economía de Bruselas en la Edad Media, especialmente la producción de tapices que se vendían en ciudades como París y Venecia. La ciudad también tenía poderosos gremios, organizados en las Nueve Naciones de Bruselas, que desde 1421 compartieron el poder con las familias importantes en el gobierno de la ciudad.
En 1430, Bruselas se unió al Ducado de Borgoña bajo el gobierno de Felipe el Bueno. Él convirtió la ciudad en su capital administrativa, ampliando el castillo de Koudenberg y construyendo la Aula Magna, lo que consolidó a Bruselas como un centro de poder.
Bruselas en la Edad Moderna
Durante la Edad Moderna, Bruselas se convirtió en una ciudad muy importante en política y administración, especialmente bajo el dominio de la dinastía de los Habsburgo.
Carlos de Habsburgo, nacido en Gante, trasladó a Bruselas el centro de poder de Brabante Flamenco. Esto atrajo a muchas personas, haciendo que la ciudad superara en importancia a otras grandes urbes de la región, como Lovaina, Amberes y Malinas.
Desde el inicio de su reinado, Carlos V tomó medidas contra los protestantes en los Países Bajos. El 1 de julio de 1523, dos monjes agustinos, Henricus Vos y Johannes van den Esschen, fueron ejecutados en Bruselas.
En 1556, ocurrió una de las ceremonias más importantes en la historia de Bruselas: la abdicación de Carlos V en el Aula Magna del Palacio de Coudenberg. En este acto, el emperador cedió el poder a su hijo, Felipe II, quien heredó los territorios de los Países Bajos, España y el Nuevo Mundo.
Durante el reinado de Felipe II, la Inquisición española aumentó su control en los Países Bajos, lo que causó descontento. En 1566, unos doscientos nobles marcharon ante el palacio de Margarita de Parma en Bruselas para pedir el fin de la Inquisición.
Por un tiempo, Bruselas fue una ciudad calvinista, uniéndose a la Unión de Utrecht, una alianza de provincias que se oponían a España. Sin embargo, en 1585, la ciudad se rindió ante las tropas de Alejandro Farnesio, y Bruselas volvió al control español y al catolicismo.
El 13 de agosto de 1695, durante la guerra de la Liga de Augsburgo, las tropas francesas bombardearon Bruselas. El ataque fue devastador: destruyó gran parte de la ciudad, incluyendo casi toda la Plaza Mayor, excepto el Ayuntamiento. Entre 3830 y 5000 edificios fueron afectados, un tercio de la ciudad. Este acto causó protestas de otros gobiernos europeos.
A pesar de la destrucción, Bruselas fue reconstruida rápidamente. La Plaza Mayor se convirtió en un símbolo de la capacidad de recuperación de la ciudad, restaurando sus edificios y manteniendo su papel central.
El siglo XVIII
Después de la muerte de Carlos II de España en 1700, comenzó la guerra de sucesión española. Bruselas fue afectada cuando los ejércitos aliados entraron en la ciudad en 1706. Los Tratados de Utrecht de 1713 terminaron la guerra y entregaron los Países Bajos Españoles al emperador Carlos VI. Así, Bruselas quedó bajo el control de la monarquía de los Habsburgo como parte de los Países Bajos Austríacos.
Los Países Bajos Austríacos sufrieron económicamente por la guerra. En 1716, el gobierno de Bruselas impuso nuevos impuestos, lo que causó disturbios en varias ciudades en 1717. El líder de los gremios, Frans Anneessens, se opuso al gobierno y fue ejecutado.
En 1731, el Palacio de Coudenberg, una de las principales residencias reales de Bruselas, fue destruido por un incendio. La corte tuvo que mudarse temporalmente. El palacio no fue reconstruido y parte de sus restos fueron demolidos.
En 1740, tras la muerte de Carlos VI, su hija María Teresa tomó el control. Durante la guerra de sucesión austriaca, las tropas francesas ocuparon Bruselas en 1746. Sin embargo, la Paz de Aquisgrán en 1748 devolvió la ciudad a María Teresa. Bajo su reinado, Bruselas tuvo estabilidad y crecimiento, con la creación de nuevas plazas como el Koningsplein y el Warandepark.
El emperador José II, sucesor de María Teresa en 1780, hizo reformas para modernizar la administración. Estas medidas causaron gran descontento. En 1789, estalló la Revolución Brabanzona, en la que Bruselas y otras regiones se rebelaron. El 18 de diciembre de 1789, las fuerzas rebeldes entraron en Bruselas, declarando la independencia como parte de los Estados Unidos de Bélgica.
En 1792, durante las guerras revolucionarias francesas, las tropas francesas invadieron los Países Bajos Austríacos. Aunque los austriacos recuperaron el control temporalmente, las fuerzas francesas volvieron a ocupar Bruselas en 1794. Con la anexión de los Países Bajos Austríacos por la República Francesa en 1795, Bruselas fue degradada a capital del Departamento de la Dyle.
Durante el periodo de Napoleón, se hicieron reformas en Bruselas, como la eliminación de los gremios y la introducción del francés como idioma oficial. También se fundaron nuevas instituciones educativas y culturales. La dominación francesa terminó en 1815 con la derrota de Napoleón en la batalla de Waterloo, iniciando una nueva etapa para Bruselas bajo el control del Reino Unido de los Países Bajos.
Bruselas en la Edad Contemporánea
El siglo XIX
El siglo XIX fue un periodo de grandes cambios en Bruselas. La ciudad pasó a formar parte del Reino Unido de los Países Bajos, luego obtuvo la independencia de Bélgica y se modernizó bajo los reyes Leopoldo I y Leopoldo II.
En el Congreso de Viena en 1815, se decidió que los Países Bajos del Sur, incluida Bruselas, formarían parte del nuevo Reino Unido de los Países Bajos bajo el rey Guillermo I. Bruselas y La Haya compartieron el papel de capital. En 1820, se inició la remodelación de dos residencias para convertirlas en el Palacio Real de Bruselas. Ese mismo año, se construyó el Palacio de la Nación, que hoy alberga el parlamento belga.
El rey Guillermo I intentó imponer el neerlandés como idioma oficial en Flandes, lo que generó resistencia. Esta oposición llevó a la Revolución Belga.
El 25 de agosto de 1830, influenciada por la Revolución de Julio en Francia, durante una ópera en el Teatro Real de la Moneda, el público se emocionó con una canción que llamaba a la rebelión. Esto provocó disturbios en Bruselas que llevaron a la Revolución Belga. Después de días de enfrentamientos, la ciudad quedó bajo el control de los rebeldes, y el 4 de octubre de 1830, el gobierno provisional proclamó la independencia de Bélgica.
El 21 de julio de 1831, Leopoldo I fue coronado como el primer Rey de los Belgas. Este nuevo estado aceleró el crecimiento y la modernización de Bruselas. En ese momento, el idioma principal en Bruselas era una variante del neerlandés. Sin embargo, después de la independencia, la ciudad recibió mucha gente de Francia y Valonia, lo que inició un aumento en el uso del francés en la administración y la vida pública.
Durante el siglo XIX, Bruselas también experimentó una rápida industrialización. En 1832, se abrió el Canal de Bruselas-Charleroi, y en 1835, se inauguró la primera línea de ferrocarril del continente europeo entre Bruselas y Malinas. La ciudad también creció territorialmente con la anexión de nuevos barrios y la construcción de grandes infraestructuras.
Durante el reinado de Leopoldo II, conocido como el "rey arquitecto", Bruselas fue transformada con grandes proyectos urbanísticos. Se construyeron edificios importantes y avenidas amplias como la Avenida de Tervuren y la Avenida Anspach. También se cubrió el río Senne, que había causado problemas de salud. Bajo su reinado, se construyeron monumentos emblemáticos como el Palacio de Justicia y se creó el Parque del Cincuentenario.
Durante el siglo XIX, Bruselas experimentó un aumento en el uso del francés debido a la llegada de funcionarios y a las políticas del nuevo estado belga, que favorecían el francés. Esta tendencia continuó hasta mediados del siglo XX. La expansión urbana también implicó la anexión de municipios cercanos.
El siglo XX
Durante el siglo XX, Bruselas experimentó importantes cambios políticos, sociales y urbanísticos. Se consolidó como una ciudad internacional y bilingüe, con eventos importantes como ferias mundiales y un papel destacado durante las dos guerras mundiales.
Durante gran parte del siglo XX, la población de Bruselas hablaba mayoritariamente neerlandés. Sin embargo, hasta 1921, el francés fue el único idioma oficial de la administración. En 1921, Bélgica se dividió formalmente en tres regiones lingüísticas: Flandes (donde se habla neerlandés), Valonia (donde se habla francés) y la Bruselas bilingüe.
Bruselas fue sede de varios eventos internacionales importantes, como la Conferencia Solvay de 1927, que reunió a grandes científicos, incluido Albert Einstein. Además, la ciudad albergó dos ferias mundiales: la Expo'35 y la Expo'58, que mostraron su importancia global.
Durante la Primera Guerra Mundial, Bruselas fue ocupada por tropas alemanas, pero no sufrió grandes daños. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial fue más destructiva. Bruselas fue ocupada nuevamente el 17 de mayo de 1940 por el ejército alemán. Durante la ocupación, se impusieron leyes que afectaban a las personas de origen judío. Miles de personas fueron deportadas.
La liberación de Bruselas ocurrió el 3 de septiembre de 1944 por tropas británicas. Justo antes de la liberación, las tropas alemanas incendiaron el Palacio de Justicia.
Después de la guerra, Bruselas se modernizó con obras importantes como la conexión norte-sur entre las principales estaciones de tren, terminada en 1952, y el sistema de metro, cuya primera línea se inauguró en 1976. Sin embargo, este rápido desarrollo llevó a un fenómeno de urbanización descontrolada, donde muchos edificios históricos fueron demolidos para dar paso a construcciones modernas.
Desde los años 60, Bruselas se convirtió en la capital de la futura Unión Europea, atrayendo numerosas instituciones internacionales y consolidándose como un centro político clave en Europa. Esto implicó la construcción de modernos edificios administrativos.
El 18 de junio de 1989, tras una reforma constitucional en 1988, se creó la Región de Bruselas-Capital, una de las tres regiones federales de Bélgica, junto con Flandes y Valonia. Bruselas tiene un estatus bilingüe y es la sede de su propio Parlamento y gobierno regional.
A partir de los años 60 y 70, Bruselas recibió más personas de otros países, especialmente trabajadores de Europa del Sur, Marruecos y Turquía. En los años 80 y 90, esta tendencia continuó con la llegada de inmigrantes de Europa Central, como Polonia. La ciudad también atrajo a muchos ciudadanos de la Unión Europea por su función como capital de Europa.
El siglo XXI
En el año 2000, Bruselas fue oficialmente designada como la "Capital de Europa", reconociendo su papel como sede de la Unión Europea y otras instituciones internacionales. Ese mismo año, la ciudad también fue declarada Capital Europea de la Cultura, celebrando su diversidad y patrimonio.
En 2009, se completó la conexión de la línea circular del metro, lo que mejoró el transporte público. Además, en 2015, se inauguró la Red de Expresos Regionales de Bruselas alrededor de Bruselas.
Bruselas fue afectada por ataques el 22 de marzo de 2016, cuando dos ataques casi simultáneos ocurrieron en el aeropuerto de Zaventem y la estación de metro Maalbeek. Estos ataques causaron la muerte de 32 personas y dejaron aproximadamente 200 heridos.
Un año más tarde, el 20 de junio de 2017, hubo otro intento de ataque en la Estación Central de Bruselas. Un atacante intentó detonar un explosivo, pero el dispositivo falló. El atacante fue neutralizado por la policía.