Judaísmo ultraortodoxo para niños
El judaísmo ultraortodoxo es una rama del judaísmo ortodoxo. A quienes pertenecen a esta corriente se les llama jaredíes (que en hebreo significa "los que temen a Dios"). Son judíos ortodoxos que practican su religión con mucha devoción. Los jaredíes, al igual que todos los judíos ortodoxos, creen que la Torá (los primeros cinco libros de la Biblia hebrea) fue entregada por Dios en el Monte Sinaí. Para ellos, la Torá y sus leyes son como un "manual de instrucciones del mundo", que guía cómo deben vivir las personas para estar en armonía con la creación y alcanzar una conexión profunda con Dios.
Aunque otros grupos judíos ortodoxos (como los jasídicos o los ortodoxos modernos) también creen esto, los jaredíes se diferencian en su forma de vida diaria y en su visión del mundo, más allá de las leyes religiosas.
Los jaredíes suelen vivir de forma separada de las sociedades que los rodean, incluso de otras comunidades judías. Esto se debe a que buscan practicar los preceptos bíblicos en un ambiente que consideran puro y sin influencias negativas. Hoy en día, tienen una fuerte presencia en Israel, donde cuentan con sus propios barrios, ciudades, partidos políticos, tiendas y escuelas. También hay comunidades jaredíes en muchos lugares fuera de Israel, especialmente en Estados Unidos y Europa Occidental. Los jaredíes tienen sus propios periódicos, siendo uno de los más importantes Hamodia (que significa "El Anunciador").
Desde finales del siglo XIX, el grupo jaredí en Israel ha rechazado en parte la "modernidad" occidental, tanto en costumbres como en ideas. Sin embargo, esta postura no es igual en todo el mundo jaredí. Por ejemplo, los jaredíes de Estados Unidos suelen tener una visión más abierta hacia la modernidad que los de Israel.
Contenido
- ¿Qué diferencia a los ortodoxos de los ultraortodoxos?
- ¿Cómo surgió la diferencia entre ortodoxos y ultraortodoxos?
- ¿Cómo es la vida de los jaredíes?
- Divisiones dentro del mundo jaredí
- El crecimiento de la población jaredí
- ¿Cómo ven los jaredíes a los demás?
- ¿Cómo ven los demás judíos a los jaredíes?
- Resumen
- Medios de comunicación
- Véase también
¿Qué diferencia a los ortodoxos de los ultraortodoxos?
Los expertos en sociología en Israel suelen clasificar a los judíos en diferentes grupos:
- Laicos: No están muy interesados en la religión.
- Tradicionalistas: Practican la religión solo en parte.
- Ortodoxos: Practican la religión de forma estricta, pero están integrados en el mundo moderno.
- Ultraortodoxos o jaredíes: Practican la religión de forma muy estricta y rechazan ciertas partes de la modernidad. Buscan vivir de forma separada, con su propia vestimenta, barrios e instituciones religiosas.
Los jaredíes no se llaman a sí mismos "ultraortodoxos", sino "judíos ortodoxos jaredíes". La palabra jaredí viene de jarada, que en hebreo significa un miedo muy fuerte. Esto indica que un jaredí siente un gran temor a desobedecer cualquiera de las 613 mitzvot (mandamientos) de la Torá.
Los ortodoxos "modernos" y los jaredíes no tienen diferencias en sus creencias religiosas principales, pero sí en su estilo de vida y en sus ideas políticas.
¿Cómo surgió la diferencia entre ortodoxos y ultraortodoxos?

Durante muchos siglos, no existía el concepto de "judaísmo ortodoxo" porque no había una corriente principal de judaísmo que se considerara "no ortodoxa". Aunque existían grupos diferentes (como los caraítas), no eran tan importantes como para crear una división clara.
En el siglo XIX, la llegada de la modernidad a Occidente provocó grandes cambios en el judaísmo, primero en Alemania y luego en toda Europa. En Alemania, surgió el Judaísmo reformista, que defendía que cada persona podía interpretar los mandamientos religiosos a su manera. Esto hizo que el "judaísmo ortodoxo" tuviera que definirse para proteger lo que consideraba la "tradición religiosa" frente a estas nuevas ideas.
Pero la división no fue solo por la modernización de la religión, sino también por la modernización de las comunidades judías en general (sus estructuras sociales, el poder y la relación con el Estado). Las respuestas entre los diferentes grupos ortodoxos no fueron las mismas.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, una corriente llamada neoortodoxa alemana, liderada por el rabino Samson Raphael Hirsch, propuso una adaptación moderada a la tecnología y la sociedad moderna. Creían que los judíos podían participar en la vida social sin abandonar sus valores. Sin embargo, a diferencia de los reformistas, que veían la religión como algo privado, los neoortodoxos afirmaban que los judíos debían seguir siendo una comunidad organizada y rechazar los aspectos del mundo moderno que fueran contra los 613 mandamientos.
Otra corriente, especialmente en el este de Europa, rechazó por completo la entrada en las sociedades occidentales, ya que las consideraban opuestas a la tradición judía. Aceptaron algunos avances tecnológicos, pero rechazaron casi todos los aspectos de la "modernidad" social o política, como el nacionalismo, la democracia o la salida de los guetos.
Al principio, los ortodoxos se mantuvieron bastante unidos. La nueva ortodoxia alemana y los conservadores del este de Europa fundaron juntos el movimiento Agudat Israel en 1912 en Polonia. Se unieron por el peligro que sentían los judíos religiosos. Ambos grupos rechazaban el sionismo, la asimilación, el socialismo y otras ideas modernas. Pero entre las dos guerras mundiales, las diferencias entre los ortodoxos "modernos" (influenciados por Samson Raphael Hirsch) y los conservadores se hicieron más grandes. En ese momento, ya se podía hablar de la existencia de una rama específica: la ultraortodoxia. Los ortodoxos "modernos" dejaron Agudat Israel en esa época.
¿Cómo es la vida de los jaredíes?
El mundo jaredí tiene muchas características especiales, tanto en comparación con las personas no judías como con los judíos laicos y los judíos ortodoxos "modernos".
La importancia de la Torá y los rabinos
En el mundo jaredí, hay dos principios muy importantes: Daat Torah ("lo que dice la Torá") y Emunat Jajamim ("la fe en los sabios"). Esto significa que todos sus pensamientos y acciones se rigen por los textos sagrados. No aceptan otras fuentes de inspiración o filosofías. La ley religiosa no solo regula una parte de la vida, sino la vida en su totalidad.
Esto tiene varias consecuencias:
- La Torá debe ser la base de todas las leyes. Por eso, no creen que el Estado judío deba tener una constitución, ya que la Torá es su guía principal.
- La democracia es un sistema donde la opinión de la mayoría está por encima de Dios. Para los jaredíes, esto no es un problema para las personas no judías, pero entre los judíos, es como cuestionar la autoridad de la Torá y los sabios.
- Todo judío devoto debe tener un rabino que guíe su vida, incluso en los detalles más pequeños. Estos rabinos son considerados "sabios" o "grandes de la Torá" y tienen una gran influencia sobre sus seguidores. A menudo se les admira mucho porque se cree que tienen acceso a un "conocimiento superior" y saben lo que pasará a largo plazo.
En las comunidades jasidíes (una de las dos corrientes principales jaredíes), el líder supremo es el admor o rebbe. Los rabinos jaredíes de la corriente "lituana" siguen a su jefe de yeshivá (escuela de estudios religiosos). Estos líderes suelen ser ancianos y viven aislados, sin leer periódicos ni ver televisión. Su información sobre el mundo exterior les llega a través de un grupo pequeño de personas, lo que les da poder. Los rabinos más importantes viven en Israel y Estados Unidos. Debido a su influencia en los partidos religiosos israelíes, los políticos de Israel siempre buscan su apoyo.
Por encima de estos "grandes" rabinos no hay nadie, excepto en cierta medida, el "consejo de los grandes" de los tres partidos religiosos (cuando se unen). El gran rabinato israelí no tiene verdadera influencia sobre ellos. Esta falta de una autoridad suprema puede llevar a conflictos, a veces violentos, entre los seguidores de diferentes rabinos, ya que cada uno está convencido de que su "sabio" tiene la razón absoluta.
Los ortodoxos "modernos" también creen en Daat Torah y Emunat Jajamim, pero el poder de su rabino se limita más al ámbito religioso, no a todos los aspectos de la vida. En Israel, los ortodoxos "modernos" suelen reconocer la autoridad del gran rabinato israelí.
La vida separada

El ideal de los jaredíes es vivir una vida judía centrada en los rabinos. Por eso, rechazan muchos aspectos del mundo moderno (especialmente la televisión). Viven en barrios separados de los no judíos y de los judíos laicos. Físicamente, su vestimenta negra (los "hombres de negro", como se les llama en Israel) los hace fáciles de reconocer. Sin embargo, no rechazan la modernidad de forma tan radical como los Amish: aceptan la electricidad, el automóvil, el ordenador y el avión.
La idea principal de los jaredíes es que el mundo que los rodea es una fuente constante de influencias negativas. La televisión o la publicidad, por ejemplo, pueden mostrar imágenes que consideran inapropiadas. También promueven valores como la independencia individual, el relativismo de ideas o la igualdad de sexos o religiones, que ellos no comparten. Creen que es imposible vivir en ese mundo y al mismo tiempo respetar estrictamente los 613 mandamientos. La amenaza es constante, y para no caer en ella, es necesario vivir en grupo, en barrios separados y bajo la estricta guía de los rabinos.
La forma de ver las relaciones entre hombres y mujeres es un punto clave en el rechazo de los jaredíes al mundo moderno. El temor a las tentaciones es constante. No solo la mujer jaredí debe ser "modesta" (lo que implica, por ejemplo, cubrir su cabello), sino que cualquier mujer que entre en los barrios jaredíes debe hacer lo mismo. Esta necesidad de control social es una de las razones por las que eligen vivir en barrios separados. En estos barrios, han creado una sociedad aparte, con sus propias tiendas, escuelas e instituciones.
¿Dónde viven los jaredíes?
Las comunidades jaredíes están mucho más concentradas que la población judía en general, debido a su deseo de vivir separadas de las sociedades modernas.
Hoy en día, los jaredíes son numerosos principalmente en Israel y Estados Unidos. Pero también hay comunidades importantes en los Países Bajos, Zúrich (Suiza), Reino Unido y Francia, especialmente en Estrasburgo.
En Israel, las tres comunidades más grandes son:
- La zona de Jerusalén, con el barrio de Mea Shearim.
- Bnei Brak, cerca de Tel Aviv.
- Modi'in Illit, una ciudad creada a mediados de los años 1990, que a finales de 2005 tenía más de 30.000 habitantes.
También hay muchos jaredíes en las ciudades santas de Safed y Tiberíades.
En Estados Unidos, los jaredíes se concentran sobre todo en la ciudad de Nueva York (especialmente en Brooklyn). Algunas comunidades han creado sus propios municipios judíos en ese país, como los jasidíes de Satmar, que se han agrupado en Kiryas Joel en el condado de Orange (Estado de Nueva York).
La relación con el sionismo

La relación entre los jaredíes y el sionismo (el movimiento para crear y apoyar un estado judío en Israel) siempre ha sido complicada. Antes de la creación del Estado de Israel, la mayoría de los judíos jaredíes se oponían al sionismo. Según una idea común entre los religiosos, Dios destruyó el antiguo reino de Israel como castigo, y solo el Mesías puede volver a crearlo. Creían que vivir en Tierra Santa era posible, pero cualquier intento de crear un estado por sí mismos era una rebelión contra Dios. Sin embargo, después del Holocausto y la fundación del estado moderno de Israel, los diferentes movimientos ultraortodoxos han adoptado diversas posturas, desde la oposición radical de los Neturei Karta hasta una aceptación crítica de la mayoría. Los partidos que los representan incluso tienen ministros en el gobierno, pero creen que la admiración excesiva por el Estado, propia de los sionistas, es una forma de idolatría que la Biblia prohíbe.
La ciencia y el pensamiento lógico
Los jaredíes no le dan un valor especial a la ciencia. A veces muestran cierta desconfianza o desinterés hacia ella. El periódico jaredí Yated Neeman usa los errores científicos como argumento para decir: "¿Por qué deberíamos perder el tiempo estudiando cosas que la mitad de las veces serán consideradas falsas en diez años?". Los avances e inventos de la ciencia, como las máquinas o los tratamientos médicos, no son rechazados, pero los inventos o ideas que puedan ir en contra de la ley religiosa judía, como internet o la televisión, son rechazados por sus imágenes que consideran "inapropiadas".
La teoría de la evolución es especialmente rechazada. Por ejemplo, un líder del Shas (un partido jaredí) dijo que "una mujer sefardita que besa con devoción un rollo de la Torá es preferible a cincuenta profesores enseñando que el hombre desciende del mono". El nivel de rechazo varía entre las comunidades.
Los jaredíes son bastante indiferentes al pensamiento lógico moderno y creen en la posibilidad de maldiciones. Por ejemplo, "unos rabinos organizaron una oración colectiva en las oficinas de la Seguridad Social israelí en Tel-Aviv para anular una maldición que supuestamente había sido lanzada a sus empleados". En 1985, un ministro del Interior jaredí "explicó un terrible accidente de tren como la venganza de Dios por la falta de respeto al Shabat (día de descanso) al abrir cines el viernes por la noche".
La importancia del estudio religioso
El estudio de los textos religiosos en una yeshivá (escuela talmúdica) es el objetivo principal de cualquier hombre jaredí. También hay cursos de estudios religiosos para mujeres, aunque no con la misma intensidad. Siempre que sea posible, el hombre jaredí intentará dedicar todo su tiempo al estudio, evitando perder el tiempo (Bitul Torah). Si no es posible, intentará combinar su trabajo con el estudio.
Los estudios no religiosos, en cambio, no son muy valorados. Creen que son una pérdida de tiempo, ya que quitan tiempo al estudio religioso. Por eso, hay pocos médicos, abogados, ingenieros o incluso fontaneros entre los jaredíes de Israel. Hay más en las comunidades fuera de Israel.
En Israel, los jaredíes reciben importantes ayudas del Estado para sus actividades, lo que permite a muchos hombres adultos dedicarse por completo al estudio. Sin embargo, las estadísticas muestran que la situación económica de muchos jaredíes los obliga a trabajar. Fuera de Israel, estas ayudas son escasas, y el tiempo de estudio debe complementarse con un trabajo remunerado para poder vivir.
A finales de 2005, el actual líder de la dinastía jasídica de Belz, Yissachar Dov Rokeach II, sorprendió al animar a sus seguidores israelíes a estudiar profesiones, no solo religión, para mejorar su situación económica. Anunció que las yeshivot de Belz reservarían "algunas horas por semana por las tardes" para estas formaciones. Este cambio, aunque limitado, muestra los problemas económicos que enfrentan los jaredíes israelíes que se centran en el estudio y dependen mucho de las ayudas del Estado.
La vida familiar
Los jaredíes se casan jóvenes. Las bodas a menudo son arregladas por un casamentero (Shadkhanim), y el objetivo principal de todo matrimonio es tener el mayor número posible de hijos. Salvo por razones médicas, las familias suelen tener entre 5 y 10 hijos (con un promedio de 7 hijos por familia en Israel en 2005). Para los jaredíes, esto es un mandamiento religioso importante: "creced y multiplicaos" (Génesis 1:28, 9:1,7).
En la mayoría de los grupos jaredíes (aunque no en todos), entre los años 1970 y 1980, se notó un aumento del trabajo de las mujeres. Las familias grandes tienen muchas necesidades económicas, especialmente cuando el esposo no trabaja y se dedica al estudio de los textos sagrados (sobre todo en Israel). El trabajo de las mujeres, aunque limitado, ha fortalecido su posición. Sin embargo, no se trata de igualdad. Algunos jaredíes (Edah Haredit) consideran que esta evolución es un error grave. El trabajo de las mujeres está limitado por dos factores: no pueden trabajar en ambientes mixtos, lo que reduce mucho las opciones de empleo; y los embarazos frecuentes dificultan que los empleadores las contraten.
Los hijos deben ser educados, si es posible, en escuelas religiosas específicas. Esto es bastante fácil en Israel, pero a veces más difícil fuera de Israel, especialmente en comunidades pequeñas. Esto fomenta que se agrupen en comunidades unidas, con sus propias escuelas.
Las relaciones entre personas del mismo sexo o vivir juntos sin casarse están completamente rechazadas.
La situación económica
Como se ha mencionado, los jaredíes tienen familias numerosas, estudian poco en el ámbito "moderno" que podría darles empleos bien pagados, y (especialmente los hombres en Israel) intentan evitar el trabajo para dedicarse al estudio religioso. Estos tres factores hacen que su nivel económico sea bastante bajo, sobre todo en Israel. En 2005, las cifras oficiales indicaban que el 21,3% de los jaredíes vivían por debajo del umbral de pobreza. Las comunidades jaredíes de Israel dependen mucho de los fondos educativos del Estado y de las ayudas sociales, lo que refuerza el papel de los partidos políticos jaredíes (que distribuyen algunas ayudas o presionan para obtenerlas) y su aceptación del Estado de Israel, que les proporciona fondos.
El rápido crecimiento de la población jaredí hace cada vez más difícil depender solo de los fondos del Estado, que no pueden aumentar indefinidamente. Por eso, cada vez más hombres jaredíes en Israel buscan un empleo remunerado. Fuera de Israel, el trabajo remunerado es mucho más común, ya que no hay tantas ayudas, y los jaredíes suelen tener una situación económica más favorable que en Israel.
Un sector económico donde hay muchos jaredíes es el de la talla de diamantes.
La política

La sociedad jaredí en general no se interesa mucho en la política, ya que su prioridad es el estudio religioso. Sin embargo, para defender sus intereses, se vieron obligados a crear partidos políticos religiosos (Agudat Israel en sus orígenes, y luego Shas y Degel HaTorah). Agudat Israel fue activo al principio fuera de Israel, pero este partido y sus divisiones se encuentran sobre todo en Israel. Estos partidos específicos, que reflejan las divisiones internas en el mundo jaredí israelí, tienen dos funciones. Desde un punto de vista ideológico, buscan apoyar leyes que obliguen a respetar los mandamientos y, en general, defender una visión religiosa del mundo en las instituciones políticas. Desde un punto de vista práctico, buscan defender los intereses de los jaredíes, especialmente conseguir fondos del Estado para las familias numerosas y las instituciones religiosas. En resumen, buscan que el mayor número posible de hombres pueda estudiar el mayor tiempo posible, dedicando el mínimo tiempo a otras actividades, como el trabajo remunerado. La política de reducción de ayudas sociales del gobierno israelí desde 2001 provocó una fuerte oposición.
Siguiendo el principio de Emunat Jajamim (fe en los sabios), cada partido está dirigido por un "consejo de los sabios de la Torá" que no es elegido, sino que sus miembros son seleccionados. El primero fue el de Agudat, creado en Katowice en 1918. Un consejo no se mete en la política diaria, pero define las grandes líneas de su partido.
En Israel, Agudat Israel representa sobre todo a los jasidíes de origen europeo. Degel HaTorah representa sobre todo a la corriente llamada "lituana" (mitnagddim) de origen europeo (excepto los jasidíes de Belz, que apoyan a Degel HaTorah). Finalmente, el Shas representa sobre todo a los jaredíes de origen oriental (mizrahíes). A diferencia de los dos primeros partidos, también atrae a votantes que no son jaredíes: ortodoxos y tradicionalistas mizrahíes. Pero el partido está bajo el estricto control de los jaredíes.
Agudat y Degel suelen unirse en una coalición electoral llamada "Judaísmo unificado de la Torá". Sin embargo, esta coalición ha tenido algunas crisis y ha dejado de funcionar en ciertos momentos.
En las elecciones parlamentarias israelíes de marzo de 2006, Shas obtuvo el 9,5% de los votos (12 escaños de 120) y "Judaísmo unificado de la Torah" el 4,7% de los votos (6 escaños).
Resumen de características
En comparación con otros judíos ortodoxos, los jaredíes tienen estas características:
- Separación social: Tienen sus propias escuelas, tiendas, barrios separados (a veces cerrados físicamente durante el Shabat) y una vestimenta distintiva (ropa negra). Los ortodoxos "modernos" son mucho menos particulares y no tienen barrios reservados ni vestimenta especial (salvo el uso de la kipá y ropa "modesta" para las mujeres).
- Fe muy profunda: En Israel, las ayudas estatales a las yeshivot permiten a muchos hombres jaredíes estudiar el Talmud toda su vida, sin necesidad de un trabajo remunerado. Los ortodoxos "modernos", en cambio, realizan estudios no religiosos y trabajan en sectores económicos normales.
- Relación con el sionismo: Va desde la oposición abierta de los Neturei Karta (un grupo muy pequeño) hasta una visión positiva (también minoritaria), pasando por una neutralidad interesada pero crítica (la mayoría). Los ortodoxos "modernos" son casi todos favorables al sionismo hoy en día.
- Rechazo de la "modernidad" social: No aceptan la mezcla entre hombres y mujeres en ciertos contextos, la admiración excesiva por el Estado o ciertas libertades. En este aspecto, los ortodoxos "modernos" son más abiertos.
- Indiferencia hacia la ciencia: La ciencia es mucho más valorada entre los ortodoxos "modernos".
- Situación económica: En Israel, su nivel económico es claramente inferior al de los ortodoxos "modernos".
Divisiones dentro del mundo jaredí
Aunque desde fuera los jaredíes pueden parecer un grupo muy unido, en realidad tienen muchas divisiones internas y no tienen una única dirección.
Divisiones entre mitnagdíes y jasidíes
El jasidismo surgió en Europa oriental a mediados del siglo XVIII. A diferencia de otros jaredíes, los jasidíes se enfocan en una conexión alegre con Dios, a menudo a través del canto y la danza. Dan mucha importancia a la oración de cada persona, incluso si no es un gran estudioso, y se organizan en comunidades dirigidas por un Admor (o Rebbe) hereditario.
Desde sus inicios, muchos rabinos se opusieron fuertemente al jasidismo, por eso se les llamó "mitnagdíes", que significa "opositores". También se les conoce como "lituanos". Los jasidíes se inclinan más hacia una forma de misticismo basada en las emociones religiosas, mientras que los mitnagdíes, que en su mayoría provienen de las escuelas talmúdicas de Lituania, practican un judaísmo más austero. Los mitnagdíes critican que los jasidíes pongan la mística judía (Cábala) por encima de la ley religiosa (Halajá), y les reprochan su "alegría de vivir", que consideran incompatible con el estudio de la Torá. Además, el culto a la personalidad de los líderes jasídicos siempre hizo temer a los "lituanos" la aparición de un nuevo falso mesías, recordando el caso de Sabbatai Zevi.
Esta hostilidad disminuyó en la segunda mitad del siglo XIX ante el avance del sionismo, la asimilación y el socialismo. Sin embargo, no desapareció. El gran líder de los mitnagdíes hasta su muerte en los años 1990, el rabino Eleazar Shaj, llegó a dudar si los jasidíes de Lubavitch seguían siendo judíos. Sin embargo, no extendió esta duda a las demás comunidades jasídicas.
Los mitnagdíes se centran en sus jefes de yeshivot, mientras que los jasidíes se centran en sus Admorim o Rebbe (líderes religiosos carismáticos y hereditarios).
Hoy en día, esta diferencia no solo se ve en las autoridades religiosas internas del mundo jaredí, sino también en la política: los jasidíes suelen apoyar al partido Agudat Israel en Israel, mientras que los mitnagdíes askenazíes votan preferentemente a Degel HaTorah, y los orientales a Shas. Los jasidíes de fuera de Israel rara vez tienen relación con los partidos.
Divisiones entre jasidíes
Existen decenas de grupos jasídicos. Cada uno tiene su propio Admor o Rebbe, y a veces tienen conflictos fuertes, aunque sus diferencias religiosas reales son muy pequeñas. Los jasidíes de Belz y los de Satmar se han enfrentado a veces en grandes peleas en sus barrios de Jerusalén y Brooklyn, debido a sus diferencias sobre el sionismo (tolerado por los Belz, y rechazado radicalmente por los Satmar), y por los conflictos entre sus líderes. Sin embargo, lo más común es que las relaciones entre comunidades jasídicas sean buenas.
En cambio, el mundo de los mitnagdíes está más unido, alrededor de un pequeño número de líderes de grandes y prestigiosas yeshivot.
Divisiones sobre la "modernidad"
Aunque la desconfianza hacia la "modernidad" es general, el grado de esta desconfianza varía bastante.
Los jaredíes que viven fuera de Israel suelen tener un trabajo (asalariados o profesionales independientes), y por ello, las realidades económicas los obligan a aceptar cierto grado de apertura al mundo. Los expertos han notado que quienes emigraban a Israel (decenas de miles en los últimos 30 años) a veces tenían tensiones con los jaredíes israelíes en este punto. También los jasidíes de Lubavitch muestran cierta apertura y no temen aparecer en la televisión, al igual que los jaredíes mizrahíes del Shas.
Muchas corrientes jaredíes israelíes (sobre todo asquenazíes) son más reservadas. Aceptan la tecnología moderna, pero la televisión y la mezcla de sexos siguen siendo vistas con desconfianza o rechazadas. Sin embargo, se ha notado que la educación de las chicas jóvenes se ha desarrollado mucho en estos grupos en comparación con principios del siglo XX.
Finalmente, una tercera corriente, muy minoritaria, rechaza ampliamente la modernidad y considera que los jaredíes clásicos se han vuelto demasiado permisivos. Estos grupos son principalmente los de la Edah Haredit. Por ejemplo, la educación de las chicas se mantiene voluntariamente en un nivel muy básico.
En resumen, la desconfianza común hacia la modernidad (especialmente social y política) lleva a adoptar posturas que van desde algunas adaptaciones cómodas hasta una fuerte hostilidad.
Divisiones entre orientales y occidentales
Históricamente, la ultraortodoxia es askenazí (de origen europeo). A partir de los años 1950, los mizrahíes (judíos de origen de países de Oriente Medio y África del Norte) comenzaron a unirse a la red escolar de Agudat Israel, y surgieron jaredíes mizrahíes. Estos permanecieron en Agudat hasta 1984. Pero al sentirse apartados de los centros de poder, se creó el partido Shas en 1984. Los jaredíes mizrahíes tienen hoy sus propios líderes religiosos (Ovadia Yosef), su partido, y defienden los intereses de su comunidad. Pero no hay una ruptura total, especialmente con la corriente mitnagdí, ya que a menudo provienen de sus yeshivot. Las diferencias entre jaredíes orientales y occidentales se refuerzan por las existentes entre mitnagdíes ("lituanos") y jasidíes.
A menudo se nota una sensibilidad más "moderna" en los mizrahíes (en cuanto a la televisión o la participación en el gobierno israelí). Esta corriente es principalmente israelí y no se encuentra fuera de Israel.
Divisiones sobre las obligaciones religiosas
A partir de 1977, los partidos religiosos en Israel tuvieron un papel clave en la política, y usaron esta posición para fortalecer las leyes religiosas obligatorias (como la prohibición de vender cerdo o el respeto al Shabat...). Esta orientación se explica por dos razones:
- Algunos mandamientos no pueden respetarse fácilmente de forma individual. Por ejemplo, la prohibición de ver ciertas imágenes, ya que estas se encuentran en la publicidad o en las portadas de revistas. De ahí el intento de prohibir la presencia de cualquier imagen de mujeres en esos medios (en Israel), al menos en los barrios jaredíes.
- Existe una tradición que dice que todo judío es responsable del comportamiento de los demás. Esto explica el castigo colectivo de Dios, al destruir el antiguo Israel por las faltas de algunos. El "buen comportamiento" de los demás judíos (los no judíos no están afectados) también es importante para los jaredíes.
Algunos líderes religiosos, como el rabino Elazar Shach, se opusieron en parte a los intentos de imponer la religión en Israel. Para ellos, aumentar el conflicto con los judíos laicos no impide que estos cometan sus errores en privado, por lo que no los libran del castigo divino. Además, pedir a una Knesset (parlamento) que incluye a laicos, personas con ideas diferentes y árabes, que decida sobre la mejor manera de seguir la ley religiosa, les parecía poco serio.
En realidad, este debate nunca se ha cerrado, pero la tendencia a pedir un refuerzo de la legislación religiosa en Israel es mayoritaria.
Divisiones políticas
El partido Agudat Israel es el partido histórico de los jaredíes (creado en 1912), tanto en Israel como en el mundo. Entre los años 1920 y finales de los 1980, tuvo una división más "nacionalista" y "modernista", el Poale Agudat Israel. Esta división ya no existe hoy. Pero surgieron nuevos partidos.
Son el Shas, en 1984, que representa las opiniones de los jaredíes mizrahíes, y que ha logrado, algo excepcional para un partido jaredí, atraer a muchos votantes no jaredíes. Luego surgió Degel HaTorah, creado en 1988, que expresa las opiniones de los jaredíes mitnagdíes asquenazís.
Degel HaTorah y Agudat se han enfrentado a veces violentamente (especialmente en las elecciones israelíes de 1988). Pero también han presentado un frente electoral común a partir de los años 1990: "Judaísmo unificado de la Torah".
La actitud general de los jaredíes hacia la política suele ser bastante distante. Participar en las elecciones no es realmente una prioridad: solo el estudio religioso lo es. Se nota que existen actitudes diferentes según las comunidades: los jasidíes de Gur, muy involucrados en Agudat Israel, participan más que los jasidíes de Lubavitch, que están fuera del partido. Al final, la participación depende mucho de las instrucciones dadas por los rabinos de cada grupo. La Edah Haredit rechaza cualquier participación electoral en las instituciones del Estado.
En resumen, las divisiones entre partidos son reales, pero sus bases siguen siendo muy parecidas. La lucha por la asignación de fondos del Estado a las instituciones educativas y religiosas de los diferentes grupos es un objetivo fundamental de estos partidos, y a veces lleva a conflictos políticos.
El crecimiento de la población jaredí
Hoy en Israel y en las comunidades fuera de Israel, la población jaredí está creciendo bastante rápido. En 2002, el 6% de los judíos israelíes eran jaredíes; en 2004, el 8%; y en 2006, el 13% de los judíos nacidos en Israel.
Desde un punto de vista económico, su rechazo (relativo) a la educación moderna y su deseo de priorizar el estudio talmúdico sobre un trabajo en el sector productivo (especialmente si implica interactuar con el mundo laico) los lleva a tener un nivel de vida bastante modesto. Esta situación es especialmente marcada en Israel, donde las comunidades son más cerradas en estos aspectos.
Pero a pesar de esta situación económica, los jaredíes son una población con un gran crecimiento. Las mujeres se casan jóvenes y tienen entre 5 y 10 hijos (el 27% de los jaredíes israelíes dicen vivir en casas con mucha gente, frente al 2% de los judíos laicos). Además, algunos judíos ortodoxos o tradicionalistas se unen a la Teshuvá (un movimiento de retorno a la fe) y se convierten en jaredíes.
Este crecimiento a veces muy rápido provoca tensiones con los vecinos. El objetivo de los jaredíes es conseguir barrios homogéneos y relativamente cerrados. Cuando los jaredíes se establecen en gran número en un nuevo barrio, tienden a imponer sus reglas (con más firmeza en Israel, pero también ocurre fuera de Israel: en Canadá, decisiones judiciales permitieron el cierre físico de barrios jaredíes durante el Shabat).
Para evitar conflictos, las autoridades israelíes han intentado crear nuevos barrios o ciudades para los jaredíes, evitando así una presión excesiva sobre los barrios "laicos". En Jerusalén, se crearon muchos barrios para ellos. Lo mismo ocurrió en Bné Brak, la segunda ciudad jaredí de Israel, cerca de Tel-Aviv, y con la importante comunidad de Modiin Illit, la tercera comunidad del país.
Este rápido crecimiento de la población y de los barrios a veces se percibe (especialmente en Jerusalén, donde los jaredíes representan casi la mitad de la población judía) como una "invasión" por parte de los vecinos. Regularmente, surge el temor de una Jerusalén no sionista (dominada por árabes y jaredíes). De hecho, en 2003, un jaredí, el rabino Uri Lupolianski, fue elegido alcalde de Jerusalén. Padre de 12 hijos, considerado moderado, intentó prohibir la celebración de un evento en Jerusalén, pero la Justicia no se lo permitió.
En Israel, en 2004, los jaredíes representaban alrededor del 8% de la población judía (13% entre los judíos nacidos en Israel).
¿Cómo ven los jaredíes a los demás?
Debido a que el mundo jaredí está dividido en muchas comunidades, es imposible dar una única visión. Sin embargo, se pueden identificar algunas ideas generales.
Personas no judías: La tradición judía ortodoxa indica que cada pueblo define su propia relación con Dios, pero que los judíos tienen un papel especial en los planes de Dios. Por lo tanto, no intentan convertir a las personas no judías (aunque las conversiones son posibles si hay una solicitud expresa). En general, los jaredíes son bastante indiferentes a lo que piensan o hacen las personas no judías. Debido a persecuciones pasadas, hay cierta desconfianza y a veces un deseo de no "provocar a las naciones".
Judíos laicos: "Los jaredíes y los judíos no religiosos en Israel son hoy dos naciones separadas. [...] Esta situación solo podrá cambiar con la Techuva (arrepentimiento) de quienes se alejaron de la Torá. [...] En presencia de judíos no religiosos, preferimos comportarnos como si ni siquiera estuvieran allí". La idea es que el mundo de los judíos laicos es peligroso y que hay que separarse de ellos y vivir en barrios reservados. Sin embargo, hay que destacar que los jasidíes de Lubavitch sí buscan activamente que los judíos laicos se acerquen a la religión, mientras que otras comunidades prefieren mantenerse más separadas.
Judíos reformistas y judíos conservadores (masortim): Estas corrientes, que surgieron en el siglo XIX y son muy fuertes hoy en Estados Unidos, cuestionan en parte la Halajá (ley religiosa judía ortodoxa). Los jaredíes los consideran judíos, aunque peligrosamente alejados de la ortodoxia. Sus rabinos no son reconocidos, al igual que sus conversiones. Como el estado de Israel sí reconoce las conversiones de estos rabinos, existen israelíes reconocidos como judíos por Israel, pero no por los ultraortodoxos (ni tampoco por los religiosos ortodoxos "modernos"). Una de las luchas políticas constantes entre los partidos jaredíes de Israel y los de Estados Unidos desde los años 1980 es modificar la ley del retorno israelí para excluir a estos conversos. El Estado siempre se ha negado a esta reforma, que sería un gran conflicto con el judaísmo estadounidense, dominado por estas corrientes.
Beta Israel (judíos de Etiopía): Los jaredíes seguidores del rav Yosef (Shas), el antiguo gran rabino sefardí de Israel que los reconoció como judíos en 1973, los aceptan sin problema. Otros grupos jaredíes son mucho más reacios. Algunos no los aceptan como judíos completos hasta que no se someten a una conversión rápida mediante un baño ritual (lo que los Beta Israel generalmente rechazan). Los ortodoxos "modernos" los reconocen como judíos completos.
Samaritanos y caraítas: Son grupos muy diferentes (desde el punto de vista jaredí), pero reconocidos como judíos por Israel. Son totalmente rechazados por los jaredíes, y se les acusa de diversas cosas, a veces muy fuertes, como ser paganos o enemigos de los judíos.
¿Cómo ven los demás judíos a los jaredíes?
- Ortodoxos "modernos": La legitimidad de los jaredíes es ampliamente aceptada. Se observa, especialmente en Israel, una tendencia a inspirarse en sus prácticas más estrictas. Sin embargo, su rechazo al sionismo, al ejército (Tsahal) y al trabajo productivo se considera excesivo. Pero también se les ve como los guardianes de la tradición.
- Tradicionalistas (judíos cuya práctica religiosa es parcial): Ven a los jaredíes de manera similar a los ortodoxos, aunque con más reservas. Sin embargo, muchos tradicionalistas mizrahíes y sefardíes votan hoy a Shas, el partido mizrahí jaredí.
- Laicos: Los jaredíes son vistos de forma menos favorable. Por un lado, representan una tradición a la que muchos judíos, incluso los no practicantes, siguen unidos. Pero por otro, su crecimiento de población genera preocupación. Su deseo de reforzar las leyes religiosas obligatorias (al menos en Israel) es rechazado. Su negativa a hacer el servicio militar se considera un peligro para Israel. Su amplio rechazo a trabajar y su demanda de fondos del Estado (también en Israel) para compensar ese rechazo, a menudo se perciben mal. A veces se usan términos como "parasitismo" en la prensa. Por ejemplo, el partido Shinui basó su éxito electoral de 2003 en una fuerte crítica a las leyes religiosas obligatorias y a las ayudas financieras a los jaredíes.
Resumen
Hoy, los jaredíes son un grupo en crecimiento dentro del judaísmo mundial. Su tasa de natalidad es muy alta (salvo por razones médicas, todas las familias son muy numerosas) y su capacidad para atraer a algunos ortodoxos, e incluso a laicos, explica este crecimiento.
Su tendencia a vivir separados es relativa (depende del grupo), pero real. Son una de las comunidades religiosas más particulares que existen hoy, y sus relaciones con otros judíos (al menos los laicos) a veces son difíciles.
Medios de comunicación
Los jaredíes tienen estrictamente prohibido ver la televisión, aunque sí pueden tener internet en casa, siempre que usen un filtro parental. Sus principales medios de comunicación son los periódicos, pero no pueden leer cualquier periódico, ya que los jaredíes tienen los suyos propios, que están de acuerdo con sus creencias. Estos periódicos deben cumplir ciertos requisitos, como no mostrar fotografías de mujeres en sus páginas. Los periódicos jaredíes más importantes son Hamodia (El Anunciador), Yated Neeman (Base Leal), Mishpacha (Familia) y Bakehilla (En la Comunidad).
Otros periódicos dirigidos a un público religioso judío son Yom Hadash, Yom Leyom, Kfar Jabad, o los gratuitos B’Sheva, Makor Rishon o Hatzofeh.
Al mismo tiempo, hay emisoras con meditaciones religiosas y música jasídica, así como un portal de noticias para judíos ultraortodoxos, Ladaat.net.
Véase también
En inglés: Haredi Judaism Facts for Kids
- Judaísmo ortodoxo
- Neturei Karta
- Sionismo