Francisco Savalls para niños
Datos para niños Francisco Savalls |
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Información personal | ||
Nacimiento | 29 de enero de 1817 La Pera (España) |
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Fallecimiento | 20 de noviembre de 1885 Niza (Francia) |
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Sepultura | Cementerio de Caucade | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Cónyuge | Pellegrina Antoinette Vivaudo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar y carlista | |
Seudónimo | general Savalls | |
Lealtad | Carlos María Isidro de Borbón, Carlos Luis de Borbón y Braganza, Francisco V de Módena, Pío IX y Carlos de Borbón y de Austria-Este | |
Rango militar | Mariscal de Campo | |
Conflictos | Primera guerra carlista, segunda guerra carlista, Expedición de los Mil, Toma de Roma y Tercera Guerra Carlista | |
Partido político | Carlismo | |
Firma | ||
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Francisco de Paula Savalls y Massot (nacido en La Pera, España, el 29 de enero de 1817 y fallecido en Niza, Francia, el 20 de noviembre de 1885) fue un importante militar español. Participó en las tres guerras carlistas en España, apoyando la causa de los carlistas. También combatió en Italia, sirviendo en el ejército del duque de Módena y en el de los Estados Pontificios, en un periodo de grandes cambios en ese país.
Savalls se hizo muy conocido en Cataluña durante la Tercera guerra carlista. Lideró un grupo de combatientes con mucha energía, convirtiéndose en una figura destacada para otros grupos carlistas. A pesar de algunos desacuerdos con el infante Alfonso, hermano del pretendiente Carlos VII, Savalls mantuvo su posición. Después de la victoria carlista en la Batalla de Alpens en 1874, el pretendiente le dio el título de marqués de Alpens. En 1874, logró tomar la ciudad de Olot. En 1875, Don Carlos lo nombró capitán general de Cataluña. Sin embargo, después de que la ciudad de Seo de Urgel fuera sitiada y capturada, Savalls fue relevado de su cargo y se fue a vivir a Niza en octubre de 1875.
Contenido
Biografía de Francisco Savalls
Francisco Savalls nació en una familia de propietarios de tierras en la región del Ampurdán. Fue el quinto hijo de Joan Savalls y Joaquina Massot. Su familia paterna era de agricultores, mientras que por parte de su madre, descendía de importantes familias de la zona de Gerona.
Primeros años y participación en conflictos
Cuando tenía solo dieciocho años, Savalls y dos de sus hermanos se unieron a la lucha en Cataluña para apoyar a Carlos María Isidro de Borbón. Sirvió bajo las órdenes de su padre y fue ascendiendo hasta capitán por sus méritos en el campo de batalla. Su padre, Joan Savalls, que era coronel, fue herido en combate el 11 de abril de 1838 y falleció al día siguiente.
Después de esta guerra civil, Savalls se fue a Francia. Regresó a España en 1842, durante la regencia de Espartero, y se unió a un grupo liderado por su primo, Juan Massot de Soler. Por estas acciones, fue juzgado y condenado en su ausencia.
La Segunda Guerra Carlista
En 1848, Savalls volvió a Cataluña para luchar por Carlos Luis de Borbón y Braganza (conocido como Carlos VI). Se unió a grupos liderados por mosén Benito Tristany y Ros de Eroles. Se destacó en varias victorias carlistas, como las de Hostal del Coll David, Fornells y El Pasteral. Llegó a comandar el Batallón de voluntarios de Hostalrich y obtuvo el grado de teniente coronel.
Servicio en el extranjero: Módena y los Estados Pontificios
Una vez más en el exilio, Savalls sirvió en el ejército del duque de Módena. Más tarde, fue capitán de los Zuavos pontificios, un cuerpo militar que defendía al Papa. Se distinguió en la famosa Batalla de Castelfidardo, donde fue hecho prisionero. Al ser liberado, volvió a servir al Papa Pío IX, quien le dio el mando de un batallón.
Savalls ganó el respeto de sus superiores en el ejército del Papa. Incluso el Papa Pío IX le mostró un afecto especial. Fue uno de los pocos líderes que se negaron a rendirse en Civitavecchia cuando los italianos sitiaron la ciudad. El general pontificio Kanzler lo elogió mucho por su valentía.
Según algunos relatos, Savalls estuvo entre los defensores de la Puerta Pía en 1870 contra las tropas del rey Víctor Manuel de Italia.
Cuando el ejército del Papa fue disuelto, Savalls ofreció sus servicios a Carlos de Borbón y Austria-Este (conocido como Carlos VII), quien tenía muchos seguidores en España. El pretendiente lo nombró segundo comandante general de los carlistas de Gerona. Antes de iniciar la campaña, Savalls fue a Roma para pedir la bendición del Papa Pío IX. El Papa lo abrazó y le dijo: "Id, hijo mío; marchad confiado y nada temáis por vuestra alma ni por vuestro cuerpo". Después de esta bendición, Savalls llegó a creerse invulnerable.
La Tercera Guerra Carlista: Liderazgo y batallas
Savalls conocía muy bien el país y a su gente. Era un líder ideal para los voluntarios carlistas. Cuando el brigadier Estartús se unió al bando contrario, Savalls se convirtió en el comandante general de los carlistas de Gerona. En 1872, a pesar de tener pocas fuerzas y municiones, logró mantenerse firme. Fue perseguido por varias brigadas enemigas, pero organizó a su gente y se enfrentó a un ejército mucho más grande.
En 1872, el general Nouvilas habló en el Congreso de los Diputados sobre la guerra en Cataluña. Dijo que Savalls, con solo cuatrocientos hombres en Gerona, controlaba la situación y cobraba impuestos incluso en pueblos donde los carlistas nunca habían estado.
Durante 1872, el brigadier Savalls participó en numerosos combates en lugares como Llorá, Riudarenas, Arbucias, San Pedro de Torelló, San Feliu de Guíxols, y Vidrá, donde el general Hidalgo resultó herido.
La Junta Central carlista de Cataluña le entregó a Savalls una espada de honor. Don Carlos también le escribió una carta elogiando sus acciones, que comenzaba diciendo: "Querido Saballs: ¡eres un héroe! propios y extraños, amigos y enemigos te admiran. Yo bendigo una y mil veces la santidad de una causa que sabe inspirar y sostener tanto heroismo."
A principios de 1873, Savalls ya había organizado en Gerona cuatro batallones, un escuadrón y dos compañías especiales para observar al enemigo y asegurar el territorio.
Ese año, Savalls publicó un manifiesto en Madrid explicando las razones de su lucha. Mencionaba la causa dinástica, la importancia de la religión, un gobierno fuerte, la protección de la familia y la educación. También hablaba de reducir impuestos y eliminar gastos innecesarios. En el folleto, narraba su campaña militar y justificaba el cobro de impuestos de guerra y la destrucción de vías de tren y cables de telégrafo. Afirmaba que los pueblos de montaña de Cataluña protegían a sus tropas.
Para Savalls, la causa carlista era la única esperanza para España. Creía que la opinión de toda España, especialmente la parte católica, estaría con ellos.
Después de participar en los combates de Alpens y San Pedro de Osor, la toma de Ripoll y la derrota del general Martínez Campos en Campdevánol, Savalls fue nombrado comandante general carlista de Barcelona y Gerona a principios de marzo de 1873, con el rango de mariscal de campo.
El general Savalls ayudó a tomar Berga, atacó Puigcerdá y luchó en Montseny y San Hilario de Sacalm. Entró en Mataró y volvió a combatir en Viladrau y Alpens. Cuando el capitán general de Cataluña, José María de Velarde, intentó organizar una milicia popular contra los carlistas en mayo de 1873, Savalls emitió una orden desde La Sellera amenazando con la pena de muerte a quienes se unieran. Esta orden fue más obedecida que la del capitán general, lo que aumentó el prestigio de Savalls y del carlismo en Cataluña.
En San Quirse de Besora, Savalls capturó dos compañías enemigas el 7 de julio de 1873. Dos días después, en Alpens, derrotó a la división del brigadier Cabrinetty, quien falleció en el combate. Los carlistas capturaron su artillería, caballos y 800 prisioneros. Para celebrar esta victoria, Don Carlos le concedió a Savalls el título de marqués de Alpens y creó una medalla para los carlistas que participaron.
El general Savalls venció a las columnas enemigas en Gironella el 16 de agosto de 1873, capturando un cañón. Debido a algunos problemas en el bando carlista, Savalls viajó al norte para hablar con Don Carlos.
A su regreso, Savalls tomó Granollers (cerca de Barcelona), rindió a los voluntarios que defendían Cardedeu y venció a las tropas que intentaron ayudar a esa población. Entró en Bañolas y se enfrentó a las columnas que intentaron socorrerla. Intentó sin éxito tomar Olot y luego la sitió. Volvió al Norte, llamado por Don Carlos, debido a una acusación de su hermano Don Alfonso de Borbón y de Austria-Este contra Savalls. Don Carlos lo arrestó por desobedecer a Don Alfonso, pero lo liberó pocos días después y le ordenó regresar a Cataluña para encargarse de nuevo de la Comandancia General de los carlistas de Barcelona y Gerona.
Poco después de regresar a Cataluña, el general Savalls obtuvo otra importante victoria. El 14 de marzo de 1874, en la sierra de Toix (Castellfullit), derrotó a la división del general Nouvilas, capturando a 2300 prisioneros (incluido el general), cuatro piezas de artillería y más de cien caballos. Dos días después, la ciudad de Olot se rindió al general Savalls, entregándole seis piezas de artillería y quinientos fusiles. En Blanes, capturó otros dos cañones, y en Tordera obtuvo otra victoria, tomando más de mil fusiles al enemigo. En solo nueve días, Savalls logró cuatro victorias y capturó doce cañones, más de cinco mil fusiles y muchos caballos. La derrota del general Nouvilas causó pánico en los pueblos de Cataluña, y muchos voluntarios abandonaron las armas.
A mediados de julio de 1874, sitió Puigcerdá. El 24 de ese mes, rechazó en Castellfullit a la división del general Merelo, que intentó levantar el cerco. Para lograrlo, el capitán general de Cataluña, Serrano Bedoya, tuvo que acudir con veinte batallones.
A finales de agosto de 1874, Savalls volvió a sitiar Puigcerdá. El capitán general del Principado, López Domínguez, se puso al frente del ejército. Aprovechando la niebla, logró que gran parte de sus tropas superaran la línea carlista. Savalls se vio obligado a retirarse al quedar entre dos fuegos cuando la niebla se disipó.
A principios de octubre, el general Savalls combatió contra la guarnición de Vich. Los días 3 y 4 de noviembre, al frente de sus tropas, logró la famosa victoria de Castellón de Ampurias. En este combate, la división del brigadier Moya fue derrotada, y él se entregó prisionero con dos cañones, varios oficiales y soldados.
Don Carlos premió esta victoria del general Savalls con la Gran Cruz Roja del Mérito Militar y el ascenso a teniente general. Esto restauró el prestigio de Savalls, que se había visto afectado por el fracaso de sus operaciones en Puigcerdá.
El 26 de marzo de 1875, Savalls se reunió en el Hostal de la Corda, cerca de Olot, con el general Martínez Campos, quien había apoyado a Alfonso XII poco antes. Acordaron un mejor trato para los prisioneros y un alto el fuego, aunque la guerra continuó. Algunos historiadores sugieren que esta reunión hizo que el conflicto perdiera intensidad.
En 1875, el general Savalls fue nombrado General en Jefe del Ejército carlista de Cataluña. Derrotó a varios brigadieres enemigos en diferentes lugares, como entre Bañolas y Cornellá, y en San Miguel del Monte (Olot). También tuvo acciones exitosas en Santa Coloma de Farnés, Bruch y Blanes, y entró en Molins de Rey, capturando a su guarnición.
Según algunos relatos, la toma de San Martín de Maldá, las derrotas enemigas que le siguieron, el nuevo sitio a Puigcerdá y la acción de Breda contra el general Weyler demuestran que el general Savalls no dejó de luchar. Además, al saber que algunos agentes enemigos intentaban causar problemas en el bando carlista, Savalls emitió una orden general contundente en San Pedro de Torelló el 25 de julio. A pesar de esto, fue criticado por no haber podido evitar que el general Martínez Campos sitiara Seo de Urgel ni obligarlo a levantar el sitio.
Sobre su actuación en esas fechas, se ha dicho que el general Savalls pudo haber tenido aciertos o errores en sus operaciones de julio y agosto de 1875. Sin embargo, se cree firmemente que no fue desleal. Sus críticos deben considerar que Savalls no podía evitar que los enemigos usaran el territorio francés para frustrar los planes carlistas, obligándolos a abandonar posiciones que se volvían insostenibles. Tampoco era posible exigir grandes éxitos a un general como Francisco Savalls, que solo disponía de unos nueve mil hombres (con escasez de municiones y dinero) y poca artillería, para enfrentarse a los cincuenta y cinco mil hombres que los liberales llegaron a reunir en Cataluña al final de la guerra.
Don Carlos de Borbón llamó al general Savalls al Norte el 3 de septiembre de 1875. Savalls entregó el mando al general Castells y viajó por Francia a Navarra. Se dice que no se guardó ningún documento al entregar el mando y que le faltaba tanto dinero que tuvo que vender dos mulas para cubrir los gastos de su viaje.
Se inició una investigación sobre el general Savalls para aclarar responsabilidades, y estuvo incomunicado. Aunque tuvo acusadores importantes, también tuvo defensores entusiastas. Nada se pudo probar en contra de su lealtad. Según el fiscal de la causa, el brigadier Enrique Chacón, a Savalls "se le podía tildar de desobediente, de indisciplinado... de cualquier cosa menos de desleal". Incluso el general carlista Lizárraga, que defendió heroicamente la plaza de Seo de Urgel, le dijo a Don Carlos el 3 de septiembre de 1875 que, desde que los ejércitos enemigos se unieron en Cataluña, consideraba imposible que Savalls, Castells y Dorregaray pudieran romper la línea enemiga para socorrerlo o levantar el sitio de Seo de Urgel.
Vida en el exilio
El general Savalls se exilió al finalizar la última guerra carlista y vivió en Francia. Mantuvo su lealtad hasta el final de su vida, como escribió en una carta a un periódico de la época.
Durante una visita de Savalls a Don Carlos en Venecia, un antiguo capitán carlista lo llamó desleal. Según Juan María Roma, Don Carlos le respondió con energía: "Guárdate, delante de mí, de calificar a Savalls de esta manera".
Savalls se estableció en Niza, de donde era su esposa Pellegrina Antoinette Vivaudo. Allí trabajó como comerciante de vinos. Falleció en Niza en 1885. Actualmente, está enterrado en el cementerio de Caucade, junto con cuatro de sus hijos.
Según una noticia de 1910, un hijo del general Savalls, llamado Juan, estuvo presente cuando muchos españoles visitaron el castillo de Frohsdorf para mostrar su apoyo a Don Jaime de Borbón. En 1913, un periódico publicó una fotografía de ambos en Niza.
Se dice que una docena de miembros de la familia de Savalls lucharon en las guerras carlistas.