El robo de arte llevado a cabo por las tropas francesas de Napoleón Bonaparte y el gobierno de José Bonaparte durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814) fue el saqueo cultural más grande que ha sufrido España en su historia.
¿Por qué los ejércitos roban arte?
Desde hace mucho tiempo, los ejércitos que ganan batallas han tomado objetos de valor de los países vencidos. Esto se hace por varias razones:
- Para conseguir tesoros y dinero para financiar las guerras.
- Para castigar a los vencidos.
- Para dañar la cultura y las ideas del enemigo.
Napoleón empezó a llevarse obras de arte de otros países en 1794, comenzando por Bélgica y Holanda. Su idea era crear un gran museo en París, el Museo Napoleón, que mostraría el arte de todo el mundo. Esto simbolizaba su poder y la cultura francesa.
Después, en 1796, hizo lo mismo en Italia y en sus campañas en Egipto (1798-1801), donde consiguió objetos importantes como la piedra de Rosetta. Aunque perdió algunas batallas y tuvo que devolver objetos, Francia se quedó con muchos. Napoleón fue el primero en organizar este tipo de robo de arte de forma sistemática en la época moderna.
El proceso que usaban era el siguiente:
- Los generales del ejército tomaban las obras bajo amenaza.
- Luego, se decía que las obras se tomaban oficialmente para un Museo Nacional.
- Expertos en arte elegían las mejores obras.
- Las obras seleccionadas se enviaban a París.
- Finalmente, se exhibían en el Museo del Louvre o se vendían a coleccionistas.
Algunos pensadores franceses decían que estas obras de arte debían estar en Francia, porque era el "país de la libertad". Creían que el arte era un bien público que debía servir al Estado, y como Francia era el país más poderoso de Europa, las obras debían ir allí.
El robo de arte en España
Caricatura inglesa que muestra a los ayudantes de
José Bonaparte tomando objetos de valor antes de salir de
Madrid en 1808.
Cuando las tropas de Napoleón llegaron a España, ya llevaban diez años tomando arte de otros países de Europa. En 1809, se publicó un decreto que decía que los bienes de las órdenes religiosas, incluyendo sus obras de arte, pasaban a ser propiedad del Estado. También se confiscaron las colecciones de arte de los nobles que apoyaban al rey Fernando VII.
El robo de arte en España ocurrió de varias maneras:
El Museo Josefino
La idea principal era crear un gran museo nacional en Madrid, llamado Museo Josefino, similar al Museo del Louvre. Este museo sirvió de excusa para tomar muchísimos cuadros y guardarlos en almacenes. Allí, muchas obras se dañaron por la humedad o se perdieron debido a la falta de cuidado y a la deshonestidad de algunos funcionarios y militares franceses.
Un ejemplo fue Frédéric Quilliet, encargado de buscar y tomar cuadros, quien fue tan deshonesto que lo quitaron de su puesto en 1810. Después, se formó una comisión de expertos, incluyendo a Francisco de Goya, para seleccionar obras. Más tarde, el director del Louvre, Vivant Denon, eligió personalmente 250 pinturas adicionales como "compensación por la campaña militar en España".
Se llevaron más de 1500 cuadros de Madrid y sus alrededores, y unos 1000 de Sevilla. Algunas ciudades tuvieron más suerte, como Valencia, donde casi no se perdieron cuadros. En mayo de 1813, 300 de esos cuadros y el Tesoro del Delfín fueron enviados a París.
Regalos y ventas de arte
Jean Barthélemy d'Armagnac
Armand Augustin Louis de Caulaincourt
Philippe-Gaétan Mathieu de Faviers
Horace Sebastiani de la Porta
La deshonestidad era común. José Bonaparte usaba la gran cantidad de arte acumulado como regalos para sus seguidores, especialmente para los generales que estaban en España, como Darmagnac, Caulaincourt, Eblé, Faviers, Sebastiani y Desolles. También Manuel Godoy usó estos cuadros para decorar sus casas y regalarlos.
Los generales no se conformaban solo con los regalos. Algunos usaban libros especializados para ir a monasterios o iglesias, elegir los cuadros más valiosos, cortarlos de sus marcos con un cuchillo y llevárselos. También usaban la intimidación para conseguir arte, oro, plata y joyas. Por ejemplo, un militar francés relató que un mariscal, al no poder llevarse un cuadro de Velázquez de la Catedral de Toledo, exigió un millón de monedas de oro en dos horas o volaría el puente romano. A pesar de que se prohibió la exportación de obras de arte en 1810, el envío de cuadros a Francia continuó.
Comerciantes de arte y vandalismo
Otros responsables del robo fueron los comerciantes de arte, como Quilliet, Lebrun, Maignain, Nathan, Wallis y Coesvelt. Estos seguían a las tropas francesas para aprovecharse de la guerra. Compraban cuadros en subastas o en operaciones secretas, como la venta de la Venus del espejo. A veces, las órdenes religiosas vendían sus bienes para evitar que se los robaran.
Finalmente, hubo mucho vandalismo por parte de las tropas francesas. A menudo, los soldados se alojaban en monasterios y conventos, que convertían en cuarteles o establos. Esto causó la destrucción de gran parte de los edificios. Era común que robaran cualquier objeto de valor, incluso abriendo tumbas en busca de oro.
En Zaragoza, los soldados arrancaron pinturas de Goya de los altares de una iglesia para protegerse de la lluvia y el frío, aunque es más probable que quisieran los marcos dorados y usaran los lienzos para cubrirse. Otro ejemplo es el convento Madre de Dios de Córdoba, donde quemaron imágenes, rompieron otras y cortaron cabezas de ángeles. También rompieron altares y lápidas de tumbas.
El arte hecho de plata sufrió un robo extremo, ya que los objetos pequeños y medianos eran fáciles de transportar y podían fundirse en lingotes sin dejar rastro. En Zaragoza, se llevaron imágenes de plata de procesiones y la rica cama de plata del Cristo Yacente. Gran parte del tesoro de la Basílica del Pilar desapareció. Esto ocurrió en muchas ciudades de España.
El mariscal Soult
Jean-de-Dieu Soult fue un militar muy exitoso. En 1810, fue nombrado Gobernador militar de Andalucía. Durante este tiempo, reunió una impresionante colección personal de más de 180 cuadros.
Soult usó varias formas para conseguir su colección:
- Recibía regalos de José Bonaparte o de personas que querían su favor.
- Aprovechaba las dificultades económicas de la gente para comprar arte a precios muy bajos. Algunas de estas ventas no fueron del todo voluntarias. Se dice que Soult comentó sobre un cuadro que "salvó la vida de dos personas".
- Se benefició del decreto imperial de 1809 que cancelaba las órdenes religiosas y declaraba que sus bienes pasaban a ser propiedad del Estado.
Solo de Sevilla, Soult se llevó unos 1000 cuadros. Su ambición fue tan grande que el mismo Napoleón dijo que debería haberlo castigado por ser "el mayor saqueador entre ellos".
Entre 1809 y 1812, Soult envió diez carruajes llenos de pinturas a París. Su esposa clasificaba y restauraba las obras, que luego colgaban en su casa. Cuando Soult falleció, su famosa colección fue subastada. Museos y casas reales de todo el mundo compraron sus cuadros, que ahora están repartidos por muchos países.
Selección de arte robado en España de la colección personal del mariscal Soult |
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Inmaculada Concepción y retrato de Hernando de Mata de Juan de Roelas
Actualmente en la Gemäldegalerie de Berlín
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La comunión de la Virgen de Alonso Cano
Actualmente en el Museo Nacional de San Carlos (Ciudad de México)
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San Gil en éxtasis ante Gregorio IX de Murillo
Actualmente en el North Carolina Museum of Art
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La huida a Egipto de Murillo
Actualmente en la Galleria di Palazzo Bianco (Génova)
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La Virgen y el Niño de Ribera
Actualmente en el Philadelphia Museum of Art (EE. UU.)
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San Mateo de van Dyck
Actualmente en el Museo Boijmans Van Beuningen (Rótterdam, Holanda)
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El equipaje del rey José
Subasta del botín entre los soldados tras la batalla
Después de que los franceses perdieran la Batalla de los Arapiles en 1812, José Bonaparte decidió irse de Madrid hacia Francia. Llevaba una enorme caravana de más de 2000 carros, conocida como el "equipaje del rey José". La Batalla de Vitoria impidió que esta caravana llegara a Francia, y José Bonaparte tuvo que huir a caballo, dejando todo su equipaje atrás.
Los soldados, la mayoría británicos, se lanzaron a los carros para tomar lo que encontraran, olvidándose de perseguir a José Bonaparte. Esto hizo que muchas obras de arte se perdieran.
Sin embargo, los cuadros más grandes y las esculturas se salvaron porque el general Maucune se había adelantado a la caravana del rey y los objetos llegaron a París sin problemas. Estos cuadros fueron algunos de los que se pudieron recuperar más tarde.
El general Wellington logró salvar el carro donde Bonaparte había guardado unos 200 cuadros de artistas famosos como Juan de Flandes, Brueghel, Van Dyck, Tiziano, Rubens, Teniers, Guido Reni, Ribera, Correggio, Murillo y Velázquez. Todos estaban sin marco y enrollados para ocupar menos espacio. Wellington envió estas 300 obras a su hermano en Inglaterra.
Al regresar a Gran Bretaña, Wellington decidió devolver los cuadros a España. Su hermano, que era embajador en Madrid, informó al rey Fernando VII en 1814 que tenía el tesoro artístico. Como no recibió respuesta, lo intentó de nuevo en 1816. La respuesta del embajador español fue que el rey Fernando VII, agradecido por su gesto, no quería quitarle lo que había obtenido de forma justa. Así, Fernando VII dejó los cuadros en manos de Wellington, quien los colgó en su casa, Apsley House, que hoy es un museo donde se puede ver este "regalo español".
Selección de arte robado en España por José Bonaparte, actualmente en el Museo Wellington |
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San Juan Bautista de Ribera
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Santiago el Mayor de Ribera
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Retrato de caballero español de Velázquez
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Retrato del papa Inocencio X de Velázquez (atribuido)
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San Francisco recibiendo los estigmas de Murillo
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Isaac bendiciendo a Jacob de Murillo
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Santa Catalina de Alejandría de Coello
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La Sagrada Familia de Mengs
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La recuperación de algunas obras
Cuando Fernando VII regresó a Madrid, intentó recuperar los bienes que las tropas francesas habían tomado y que estaban en Francia. Como el embajador español no lograba un acuerdo, se pidió ayuda al general Álava, quien había participado en la Batalla de Vitoria y era embajador en los Países Bajos.
El general Álava fue encargado por el gobierno de Fernando VII de recuperar las pinturas robadas por los generales franceses. Después de varias solicitudes, en una reunión con el rey Luis XVIII de Francia, este le dijo: "ni los doy, ni me opongo". Al día siguiente, el 23 de septiembre, el ayudante de Álava, Nicolás Minussir, junto con el pintor Francisco Lacoma y 200 soldados ingleses armados, fueron al Museo del Louvre para recuperar los cuadros.
Hubo una fuerte oposición del director del museo, Vivant Denon, que se negó a entregar las pinturas, y también de la gente de París. A pesar de la tensión, lograron sacar 12 pinturas. Al día siguiente, fueron temprano y consiguieron sacar otras 284 pinturas y 108 objetos diversos. Estos objetos se guardaron en la embajada española en París y luego se enviaron por barco a Cádiz, para evitar problemas al pasar por Francia. Llegaron a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid el 30 de junio de 1816. Años después, se incluyeron en el Museo del Prado.
La hazaña del general Álava en el Louvre fue reconocida. Se calcula que se devolvieron un total de 2065 cuadros a varios países. España recuperó 284 pinturas y 108 objetos. Sin embargo, aproximadamente la mitad de las obras robadas no regresaron a sus lugares de origen; la mayoría se quedaron en Francia.
Debido a la mala gestión en el Congreso de Viena, no se pudieron recuperar más cuadros. Lo que recuperó Álava fue casi todo lo que regresó, excepto dos cuadros de Tiziano que llegaron en 1817. Las colecciones de Soult y otros generales no fueron recuperadas, y muchos cuadros de Velázquez, Murillo, Ribera, Tiziano, Van Dyck, entre otros, se quedaron en Francia y luego se vendieron a museos de todo el mundo. Por ejemplo, de los cientos de cuadros que salieron del Monasterio de El Escorial, solo regresaron 20.
Selección de cuadros recuperados en el Louvre por el general Álava (o llegados posteriormente) |
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La circuncisión de Zurbarán
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La batalla de Jerez de Zurbarán
Recuperado y llevado a la Real Academia de San Fernando, fue posteriormente vendido en Jerez y actualmente se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York.
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La apoteosis de Santo Tomás de Aquino de Zurbarán
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Fray Pedro Machado de Zurbarán
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Venus recreándose en la música de Tiziano
Este cuadro no fue recuperado por el general Álava, sino que fue uno de los dos cuadros enviados por Francia en 1817.
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Ventas y subastas (1830-1852): el arte español se dispersa
A partir de la década de 1820, se empezaron a vender los cuadros robados en España. Había varias razones: España siempre podía reclamar las obras, y no estaba bien visto tener cuadros robados. Además, los herederos a menudo preferían el dinero a las obras de arte.
El gobierno español intentó recuperar algunos cuadros, incluso comprándolos, pero no fue posible con muchos. Por ejemplo, Soult se negaba a vender nada si no era por precios muy altos, y mucho menos a entregarlos. Ni siquiera el rey Luis Felipe de Orleans logró que vendiera su colección al estado francés por un precio razonable. No fue hasta la muerte de Soult en 1851 que sus hijos decidieron vender la colección: 163 cuadros, de los cuales 110 eran españoles. En las subastas de mayo de 1852, donde compitieron el Museo del Louvre, la National Gallery, el zar de Rusia y la reina de España, se consiguió una enorme suma de dinero.
Casas de subastas y particulares continuaron vendiendo cuadros de origen español. Todavía en 1857 se vendía la colección del general d'Armagnac, y en 1868 la del general Lejeune. La mayoría de estos cuadros terminaron en el Louvre, la National Gallery de Londres, el Ermitage de San Petersburgo y el Museo de Bellas Artes de Budapest. Otros pocos acabaron en la Colección Wallace, la Walker Art Gallery de Liverpool, el Palazzo Bianco de Génova y las galerías nacionales de Washington y Ottawa.
Curiosamente, el robo y la posterior venta de cuadros de artistas españoles ayudaron a que la pintura española fuera más conocida en el resto de Europa, ya que antes era poco valorada.
Selección de cuadros robados en España y vendidos después de la guerra |
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La escuela del amor de Correggio
Originalmente de la duquesa de Alba, el general Murat lo tomó de la residencia de Godoy; vendido por la viuda de Murat en 1822. Actualmente en la National Gallery de Londres.
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El socorro de Génova por el marqués de Santa Cruz de Pereda
Vendido por el general Sebastiani a Marcell Nemes, quien lo donó al Prado, donde se encuentra actualmente.
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Curación del paralítico en la piscina de Murillo
Vendido por Soult al coleccionista de arte inglés Buchanan; actualmente en la National Gallery de Londres.
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La dama del abanico de Velázquez
Su origen es desconocido, pero fue documentado por primera vez por Lucien Bonaparte, quien lo consiguió posiblemente en 1801; actualmente en la Colección Wallace de Londres.
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Véase también
- Expolio napoleónico
- Anexo:Pinturas perdidas de la Colección Real española
- Museo del Louvre
- Anexo:Tesoros desaparecidos
- Anexo:Cuadros robados