Bloqueo del estrecho de Gibraltar para niños
Datos para niños Bloqueo del Estrecho de Gibraltar |
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Parte de Guerra naval - Guerra Civil Española | ||||
![]() El estrecho de Gibraltar con las principales ciudades portuarias.
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Fecha | 17 de julio - 29 de septiembre de 1936 | |||
Lugar | Estrecho de Gibraltar | |||
Resultado | Victoria decisiva sublevada | |||
Beligerantes | ||||
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El bloqueo del Estrecho de Gibraltar fue una serie de operaciones militares en el mar y en el aire que ocurrieron al inicio de la Guerra Civil Española en 1936. El objetivo principal era controlar el paso de tropas y suministros a través del estrecho de Gibraltar, un punto clave entre el norte de África y la península ibérica.
Cuando el levantamiento militar comenzó el 17 de julio de 1936 en el Protectorado español de Marruecos, el gobierno de la Segunda República Española ordenó a sus barcos de guerra bloquear el Estrecho. Querían impedir que las tropas del bando sublevado, que estaban en Marruecos, llegaran a la península. También se planeó bombardear las posiciones de los sublevados en ciudades como Ceuta y Melilla.
Al principio, el bando sublevado tuvo dificultades porque las tripulaciones de muchos barcos de la marina se rebelaron contra sus oficiales, que apoyaban el levantamiento. Esto impidió que el Ejército Español de África (formado por la Legión Española y los regulares, tropas marroquíes con oficiales españoles) cruzara el Estrecho. Este ejército era muy importante para los sublevados.
Sin embargo, el bando sublevado recibió ayuda rápida de Alemania e Italia. Estos países les proporcionaron aviones de transporte, cazas y bombarderos. Con esta ayuda, lograron establecer un "puente aéreo" para llevar tropas a la península. También consiguieron la superioridad aérea en el Estrecho. Esto permitió que el 5 de agosto de 1936 una pequeña flota, llamada el "Convoy de la Victoria" por la propaganda sublevada, pudiera cruzar.
El control total del Estrecho por parte de los sublevados no se logró hasta finales de septiembre. En ese momento, el gobierno republicano decidió enviar la mayor parte de sus barcos de guerra al norte de España. Esta decisión fue un error importante, ya que permitió que los cruceros del bando sublevado, el Canarias y el Almirante Cervera, llegaran al Estrecho. Estos cruceros hundieron el destructor republicano Almirante Ferrándiz y obligaron a huir al Gravina. Así, el bando sublevado tomó el control del Estrecho, asegurando el paso continuo de sus tropas y suministros.
Contenido
¿Por qué era importante el Estrecho de Gibraltar?
El plan inicial del levantamiento militar
El general Emilio Mola fue uno de los principales organizadores del levantamiento militar de julio de 1936. Su plan era que las guarniciones militares de toda España se levantaran al mismo tiempo. El Ejército Español de África, que estaba en el Protectorado español de Marruecos, era una pieza clave en este plan.
Se esperaba que el levantamiento en Madrid fuera difícil de lograr por sí solo. Por eso, se planeó que una columna de tropas, dirigida por el propio Mola, avanzara desde el norte hacia Madrid para apoyar a la guarnición de la capital.
Además, si todo lo anterior fallaba, el general Francisco Franco tenía un papel importante. Después de iniciar el levantamiento en las Islas Canarias, debía viajar en un avión llamado Dragon Rapide hasta el Protectorado de Marruecos. Allí, se pondría al mando de las tropas coloniales para cruzar el estrecho de Gibraltar y avanzar sobre Madrid desde el sur.
El 19 de julio, el levantamiento en Madrid fue detenido. Al mismo tiempo, varias columnas de milicianos y soldados leales al gobierno salieron de Madrid hacia la sierra de Guadarrama. Allí lograron impedir que las tropas del general Mola llegaran a la capital. Esto estabilizó el frente norte de Madrid. A partir de ese momento, el éxito del levantamiento dependía de que el ejército colonial pudiera cruzar desde Marruecos a la península.
¿Cómo se desarrolló el bloqueo?
La Marina Republicana bloquea el Estrecho
El 17 de julio por la tarde, cuando se supo que el levantamiento militar había triunfado en el Protectorado español de Marruecos, el ministro de Marina, José Giral, dio órdenes claras. Quería que varios barcos de guerra se dirigieran al estrecho de Gibraltar para bloquear el paso de las tropas sublevadas hacia la península. También ordenó que bombardearan las posiciones de los sublevados en el norte de África.
Los aviones disponibles también participaron en los bombardeos. Aviones comerciales como los Douglas DC-2 y Fokker F.VII fueron adaptados rápidamente para esta misión. Despegaron del aeródromo de Tablada (cerca de Sevilla) y realizaron ataques el 17 y 18 de julio sobre Melilla, Ceuta, Larache y Tetuán. En Tetuán, la capital del Protectorado, las bombas cayeron cerca del Alto Comisariado, pero también afectaron a la mezquita y sus alrededores, causando muchas víctimas. Estos bombardeos, en lugar de debilitar a los sublevados, hicieron que los marroquíes se unieran más a ellos.
En la madrugada del 18 de julio, el general Franco envió un mensaje de felicitación desde Canarias a Melilla por el éxito del levantamiento. Este mensaje también llegó a las bases navales. En la base de Cartagena, un oficial radiotelegrafista llamado Benjamín Balboa López, que sospechaba de la lealtad de sus superiores, informó directamente a un ayudante del ministro Giral. Cuando recibió la orden de transmitir el mensaje de Franco a las guarniciones, Balboa se negó y arrestó a su jefe. Luego, contactó a todos los barcos de la Armada para alertar a los radiotelegrafistas sobre posibles levantamientos de sus oficiales.
Los comandantes de algunos destructores, como el Almirante Valdés y el Sánchez Barcáiztegui, obedecieron la orden de bombardear las posiciones sublevadas en Marruecos. Sin embargo, después de atacar Ceuta, decidieron entrar en Melilla, lo que significaba unirse al levantamiento. Por otro lado, el destructor Churruca y el cañonero Dato no solo desobedecieron la orden, sino que transportaron tropas sublevadas desde Ceuta a Cádiz.
En la noche del 18 de julio, las tripulaciones de los destructores Almirante Valdés y Sánchez Barcáiztegui se amotinaron, arrestaron a sus oficiales y se dirigieron a la base naval de Cartagena. Al día siguiente, el 19 de julio, la tripulación del Churruca también se amotinó y detuvo a sus oficiales. Lo mismo ocurrió en otros barcos, como los guardacostas Uad-Lucus y Uad-Muluya, el cañonero Laya, el acorazado Jaime I y los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes. Las tripulaciones de varios submarinos también se amotinaron.
De esta manera, la orden de bloquear el Estrecho de Gibraltar se cumplió. Después de los primeros días, solo dos pequeñas embarcaciones con 150 hombres lograron cruzar el Estrecho en la noche del 24 al 25 de julio, gracias a la niebla. Estos fueron los únicos barcos que lograron pasar el bloqueo republicano.
En cuanto a los bombardeos, el 25 de julio, el acorazado Jaime I y los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes bombardearon Ceuta de nuevo. Al día siguiente, atacaron Melilla, siendo hostigados por aviones del bando sublevado. El 2 de agosto, volvieron a bombardear Ceuta, además de Algeciras y Tarifa.
El puente aéreo y el primer cruce del Estrecho por los sublevados
Para superar el bloqueo, el bando sublevado organizó un "puente aéreo" rudimentario. Utilizaron dos hidroaviones Dornier Wal y tres aviones Fokker F.VII. Estos aviones transportaban entre 10 y 15 legionarios en cada vuelo desde Tetuán a Tablada (Sevilla).
Después de los amotinamientos en la flota republicana, los sublevados no tenían barcos de guerra importantes en el Estrecho. En cuanto a la aviación, solo contaban con algunos biplanos Breguet 19, cazas Nieuport 52 e hidroaviones. Aunque estos aviones eran lentos y antiguos, lograron hostigar a la flota republicana, que tenía la moral baja y estaba dirigida por oficiales jóvenes y sin mucha experiencia.
Además, una flota naval alemana, compuesta por acorazados, cruceros y destructores, operaba en la zona del Estrecho, dificultando el control de la costa por parte de la Armada republicana. A partir del 3 de agosto, seis de los nueve bombarderos italianos Savoia-Marchetti S.M.81, enviados por el líder italiano, ya estaban operativos en Tetuán para apoyar a los sublevados.
La superioridad aérea permitió al general Franco ordenar el cruce del Estrecho a una pequeña flota que transportaba unidades del Ejército Español de África. Esta flota logró cruzar el 5 de agosto y fue conocida como el "Convoy de la Victoria".
En respuesta, la flota republicana demostró que aún controlaba el Estrecho. El 7 de agosto, el acorazado Jaime I y el crucero Libertad, junto a dos destructores, atacaron en la bahía de Algeciras las baterías costeras y el cañonero Eduardo Dato, la principal unidad naval sublevada en la zona. El Eduardo Dato quedó inutilizado por un incendio. El crucero Miguel de Cervantes bombardeó Cádiz, y el destructor Almirante Valdés atacó Larache. Sin embargo, el 13 de agosto, dos bombarderos alemanes Junkers Ju 52 alcanzaron al acorazado Jaime I, causándole daños.
Como el gobierno republicano seguía controlando el paso del Estrecho, los sublevados organizaron un puente aéreo más grande. Recibieron veinte aviones de transporte alemanes Junkers Ju 52, que podían convertirse en bombarderos, junto con cazas. Entre finales de julio y finales de octubre de 1936, este puente aéreo transportó a más de 13.000 legionarios y regulares del Ejército Español de África entre Marruecos y la península.
La flota republicana se dirige al norte
La flota republicana había enviado cinco submarinos al Mar Cantábrico para intentar detener el dominio del bando sublevado en esa zona, pero no fueron muy efectivos. Por ello, el 21 de septiembre, el gobierno decidió enviar la mayor parte de su flota de superficie (el acorazado Jaime I, los cruceros Miguel de Cervantes y Libertad, y seis destructores) al norte. El objetivo principal era detener el avance de las tropas sublevadas por la costa, después de que hubieran tomado Irún y San Sebastián.
Una de las razones de esta decisión fue la creencia de que el crucero Canarias tardaría mucho en terminarse en el astillero de Ferrol debido a supuestos daños por una bomba (aunque en realidad la bomba había caído al agua sin causar daños). También había un motivo político: apoyar la autoridad del gobierno en el País Vasco, donde se estaba formando un gobierno autónomo. Además, se confiaba en que los cinco destructores que se quedaban en el Estrecho de Gibraltar serían suficientes para mantener el bloqueo.
Otro factor importante fue la negativa de Gran Bretaña a que el gobierno republicano detuviera el tráfico de barcos neutrales que se dirigían a territorio enemigo. Esto significaba que los barcos de guerra republicanos no podían impedir que los barcos mercantes alemanes e italianos desembarcaran material de guerra en los puertos controlados por los sublevados.
El 23 de septiembre, la escuadra republicana llegó a Gijón, y tres destructores continuaron hacia Santander. La presencia de la flota republicana en el Cantábrico logró paralizar o retrasar las operaciones terrestres de los sublevados. El general Mola tuvo que suspender el ataque a Vizcaya y Bilbao, y el avance de las columnas gallegas hacia Oviedo se retrasó. La superioridad naval republicana en el Cantábrico era total, y la marina sublevada permaneció refugiada en la base naval de Ferrol. Sin embargo, esta decisión dejó el Estrecho de Gibraltar vulnerable.
El desbloqueo por las fuerzas sublevadas
Los dos cruceros del bando sublevado, el Canarias y el Almirante Cervera, llegaron al Estrecho en la madrugada del 29 de septiembre de 1936. A las 5:30 de la mañana, el Canarias avistó al destructor republicano Almirante Ferrándiz. El Canarias disparó su artillería y lo impactó desde una gran distancia. El destructor recibió seis impactos que lo dejaron inmovilizado y en llamas, sin poder responder al ataque. El Almirante Ferrándiz se hundió a 18 millas náuticas al sur de la Punta de Calaburras, con casi toda su tripulación de 160 personas.
Mientras tanto, el Almirante Cervera encontró a otro destructor republicano, el Gravina. Después de muchos disparos, logró impactarlo dos veces, y el Gravina tuvo que buscar refugio en el puerto de Casablanca.
El jefe de la flota republicana, el capitán de corbeta Miguel Buiza, protestó ante el ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, por la falta de información aérea que tenían los barcos. Buiza argumentó que esta falta de información había llevado al "sacrificio inútil" del destructor. Prieto respondió defendiendo a las fuerzas aéreas, diciendo que, a pesar de sus pocos recursos, demostraban un gran espíritu de sacrificio.
Consecuencias del desbloqueo
En la tarde del mismo 29 de septiembre, los dos cruceros del bando sublevado comenzaron a escoltar los primeros transportes de soldados desde Ceuta a la península. En los primeros días, entre 6.000 y 8.000 hombres con su equipo pudieron cruzar a la península, y a partir de entonces, el paso de tropas no encontró oposición.
Después de escoltar los convoyes, el Canarias y el Almirante Cervera realizaron la primera incursión de la flota sublevada por el Mediterráneo. Su primer objetivo fue bombardear los depósitos de petróleo de Almería. El 9 de octubre, el Almirante Cervera hundió los guardacostas Uad-Muluya y Uad-Lucus mientras bombardeaba la costa de Málaga. Ni la aviación republicana ni los submarinos de la zona respondieron.
A principios de noviembre de 1936, los sublevados reforzaron el Estrecho con pequeñas embarcaciones armadas y mejoraron las baterías de costa en Ceuta, Algeciras y Tarifa. Con esto, el estrecho de Gibraltar quedó definitivamente bajo su control, impidiendo el paso de barcos enemigos.
El control del Estrecho por parte del bando sublevado fue de gran importancia. Les dio una posición central, controlando una ruta marítima clave y las bases de apoyo en la zona. Dominar el Estrecho también les permitió establecer una base avanzada en Palma de Mallorca, lo que fue muy significativo para los meses siguientes de la guerra.
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