Francisco de Ribera y Medina para niños
Datos para niños Francisco de Ribera y Medina |
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Información personal | ||
Nacimiento | Hacia 1582 Toledo |
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Fallecimiento | 1646 Desconocido |
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Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Personal de la Armada | |
Lealtad | ![]() |
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Rama militar | Real Armada Española | |
Rango militar | Almirante | |
Conflictos |
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Francisco de Ribera y Medina (nacido en Toledo hacia 1582 y fallecido en 1646) fue un importante almirante español. Aunque venía de una familia sencilla, se hizo muy conocido en el Mediterráneo bajo las órdenes del Duque de Osuna. Después, fue llamado al Atlántico, donde ayudó a organizar la Armada de Flandes junto a los corsarios dunkerqueses.
A lo largo de su carrera, Ribera nunca fue derrotado. Participó con mucho éxito en casi todas las zonas marítimas donde España tenía intereses. Luchó contra turcos, piratas berberiscos, venecianos, holandeses e ingleses. Logró victorias impresionantes, incluso cuando sus fuerzas eran mucho menores que las del enemigo. Aunque no es muy conocido en la historia, algunos lo consideran el almirante más brillante y eficaz del siglo XVII.
Contenido
¿Quién fue Francisco de Ribera y Medina?
Francisco de Ribera y Medina era hijo de Pedro Fernández de Rivera, de León, y de Isabel de Medina, de Mascaraque, Toledo. Su padre falleció cuando él era muy joven, y su madre no tenía muchos recursos para darle una buena educación. Por eso, Francisco tuvo que buscar su propio camino en la vida, dedicándose a la carrera militar.
Se sabe que tuvo algunos problemas que le obligaron a huir a Cádiz. Allí, en 1603, comenzó su vida en el mar, sirviendo en la armada de Luis Fajardo y Chacón.
Los primeros pasos de Ribera en el mar
Solo un año después de unirse a la flota, la armada de Fajardo venció a un grupo de barcos otomanos. En esa ocasión, Ribera logró una gran hazaña al capturar un barco turco completo, por lo que Fajardo lo recompensó generosamente.
En 1605, Ribera estaba de nuevo con Fajardo cuando cruzaron el Atlántico hacia las Indias. Allí, lucharon contra piratas y corsarios extranjeros que atacaban las posesiones españolas y portuguesas. Se enteraron de que una flota holandesa solía atacar Cumaná y la Isla de Margarita. Fajardo los encontró cerca de las salinas de Araya. Con sus 14 galeones, derrotó a 19 barcos holandeses que intentaban robar sal. Después de esta acción, también venció a otros 16 galeones holandeses.
Es probable que Ribera también estuviera en la Batalla del Cabo de San Vicente en 1606, cuando la flota de Fajardo venció a una holandesa al regresar a España. También pudo participar en la operación de Túnez en 1609, donde Fajardo y su hijo Juan atacaron el puerto de La Goleta. En algún momento, Ribera ascendió al rango de alférez. Sin embargo, poco después, tuvo otro problema que lo obligó a huir de nuevo. Cuando se firmó la tregua de los doce años con los holandeses, Ribera se unió a la armada del Duque de Osuna, ya que era uno de los pocos lugares donde aún había mucha acción.
Las armadas de Sicilia y Nápoles
Pedro Téllez-Girón, el tercer duque de Osuna, conocido como el Grande Osuna, había creado su propia armada. Desde sus virreinatos de Sicilia y luego de Nápoles, mantenía el poder de España en el mar Mediterráneo. A Osuna no le importaba mucho el pasado de sus hombres si eran buenos luchando. Por eso, incluyó a Ribera entre sus "bravos", manteniéndolo como alférez y dándole el mando del galeón San Juan Bautista, un barco de 36 cañones.
En diciembre de 1615, la flota de Pedro de Gamboa y Leyva capturó un grupo de barcos turcos. Ribera salió a ayudarlos con su galeón y una tartana de abordaje. Llegó a tiempo para repeler a dos grandes barcos berberiscos. Estos barcos se refugiaron en el puerto tunecino de La Goleta, y Ribera fue a Trapani para reabastecerse. Sin embargo, tan pronto como estuvo listo, Ribera atacó La Goleta, capturando cuatro barcos locales antes de que la artillería del puerto pudiera alcanzarlo. Después de esta acción, el duque lo ascendió a capitán.
Su mayor éxito militar ocurrió el 14 de julio de 1616, en la Batalla del Cabo Celidonia, cerca de la costa sur de Turquía. Ese día, cinco galeones españoles se enfrentaron a cincuenta y cinco galeras turcas. A pesar de que los turcos tenían muchos más hombres y cañones, no lograron vencer a los barcos de Ribera y perdieron ocho de sus naves. Al día siguiente, aunque se acercaron, fueron rechazados de nuevo, perdiendo o dañando diez galeras más. El tercer día, los turcos intentaron una vez más tomar los barcos españoles, pero fracasaron de nuevo.
La noticia de esta victoria, la más grande de los cristianos sobre los turcos desde la batalla de Lepanto, se extendió por toda Europa. Osuna pidió de inmediato al rey Felipe III que nombrara almirante a Ribera, lo cual hizo. Además, se le concedió a Ribera la Orden de Santiago, un honor muy grande. Aunque había un requisito especial para esta orden, el propio Papa Urbano VIII intervino en 1624 para que se le concediera. Luis Vélez de Guevara escribió una obra de teatro llamada El asombro de Turquía y valiente toledano en honor a esta batalla.
Las siguientes campañas de Ribera fueron en 1616 contra la República de Venecia, que a menudo conspiraba contra España. Ribera y su compañero Octavio de Aragón atacaron los barcos venecianos, causando muchos problemas a su comercio. En el encuentro más grande, cerca de Ragusa, Ribera venció a una flota veneciana mucho más grande, comandada por el almirante Lorenzo Venier. Esta batalla se conoce como la Batalla naval de Ragusa.
En 1619, debido a la gran cantidad de piratas berberiscos alrededor de Sicilia, Malta y Cerdeña, el duque envió a Ribera con seis de sus galeones para limpiar las aguas. Ribera lo hizo muy bien en tres meses. Luego, fue a Túnez y destruyó sus flotas, entrando en La Goleta dos veces y quemando los barcos locales. Después, ahuyentó a una flota de cinco barcos de Argel. El pirata berberisco más importante de la época, Solimán Sansón, se refugió en Susa y no se atrevió a salir por mucho tiempo para no encontrarse con Ribera.
En 1620, con la llegada al poder del Conde-duque de Olivares, el Duque de Osuna perdió su puesto en Nápoles. La última misión de Ribera bajo su mando fue con 10 galeones, junto a Agustín de Silva con 6 galeras, para atacar barcos en la Creta veneciana. Allí capturaron una docena de barcos mercantes y los enviaron a Nápoles. Ribera siguió hacia Alejandría para saquear el tráfico musulmán, mientras Silva se dirigía al canal de Sicilia. Aunque se separaron, el almirante veneciano Federico Nani intentó detener a Silva con 8 galeones. A pesar de la gran diferencia de fuerzas, Silva luchó y logró escapar, perdiendo solo una galera.
En 1621, Ribera transportó tropas a Génova que iban a Milán. Después, destruyó una flota de piratas berberiscos en La Goleta. Protegió las costas de Sicilia hasta que en 1623 se le ordenó regresar a España y no volver al Mediterráneo.
La Armada del Océano
El 2 de febrero de 1624, el Rey finalmente le concedió el hábito de Santiago, por sus méritos en la batalla de Celidonia. También recibió la encomienda de Castilleja de la Cuesta en la misma Orden de Santiago, como compensación por el tiempo que tardaron en entregarle el hábito.
En octubre de ese año, Ribera comandaba seis galeones de Nápoles en una flota de 25 barcos a cargo de Juan Fajardo, hijo de Luis. Después de capturar algunos barcos en Berbería, la flota se encontró cerca de Málaga con una gran flota holandesa de 88 barcos. Aunque no lograron impedirles el paso al Mediterráneo, sí hundieron o capturaron 22 de ellos. Aunque el barco de Ribera sufrió daños, Alonso de Contreras elogió el liderazgo de Ribera. Poco después, Ribera y Contreras escoltaron a la Flota de Indias.
La flota de Nápoles, donde Francisco de Ribera era almirante, se unió a la armada de Fadrique de Toledo para luchar contra los holandeses en las costas de Brasil. Después de vencer a la armada holandesa en la histórica Jornada del Brasil, donde se recuperó Salvador de Bahía, la flota llegó a Cádiz en 1626 con muchas dificultades debido a las tormentas, que les hicieron perder muchos barcos y hombres. A pesar de separarse de la flota, Ribera logró salvar dos galeones y un patache. Poco después de su llegada, tuvo que participar en la Defensa de Cádiz en 1625 contra una flota inglesa y holandesa.
La Armada de Flandes
En 1626, Ribera tomó el mando de la Armada de Flandes para el capitán general Ambrosio Spínola. En mayo, Spínola le ordenó salir con todos los barcos posibles. Junto a los corsarios dunkerqueses, Ribera interrumpió el comercio de la poderosa marina holandesa, que hasta entonces se creía invencible. En octubre, Ribera logró un gran éxito al hundir con 12 galeones más de 140 barcos pesqueros holandeses cerca de la costa de Escocia. Junto con una tormenta que dispersó 20 galeones holandeses que habían sido enviados para bloquear Dunkerque, el año terminó muy mal para las Provincias Unidas. Llegaron a ofrecer hasta 40.000 florines de recompensa por cada barco de Dunkerque que capturaran.
En octubre de 1627, se le pidió que ayudara a los franceses del Cardenal Richelieu en el Asedio de La Rochela. Salió tarde con 14 galeones y 3 pataches, pero al ver que los ingleses, que eran enemigos de Francia, habían abandonado el asedio, se desvió para atacar barcos enemigos. Tuvo que interrumpir su trabajo para ir a ayudar a Gravelinas, que barcos de guerra holandeses querían tomar. Una vez que los holandeses fueron ahuyentados con la ayuda del corsario Adriaan van der Walle, Ribera dividió su flota en dos, bajo su mando y el de Jacob Collaert. Juntos, lograron una exitosa caza, hundiendo y capturando más de 90 barcos holandeses. Ribera llegó a capturarlos en los mismos puertos de Inglaterra, tomando también algunos barcos ingleses. Esto causó un gran revuelo en el Parlamento inglés y con el rey Carlos I.
Al año siguiente, Alberto de Wallenstein pidió ayuda a la armada de Flandes, necesitando que entraran en el Báltico para capturar puertos de los daneses y suecos. Sin embargo, esto no fue posible debido a que las fuerzas ya estaban muy dispersas.
En 1631, la armada de los Países Bajos planeaba un ataque masivo contra el comercio español. Por eso, Ribera y Carlos de Bourgoigne, conde de Wacken, colocaron sus flotas en Dunquerque y Ostende. Sin embargo, los holandeses no se atrevieron a atacar, y con la victoria de Carlos Coloma al impedirles tomar Brujas, los corsarios volvieron a salir. En otoño, Ribera también ayudó al famoso Michel Jacobsen, que intentaba pasar el bloqueo naval holandés al mando de una flota de 24 barcos que transportaban 4000 tropas y más de 200.000 ducados en plata desde La Coruña. Engañando la vigilancia enemiga, Jacobsen y Ribera finalmente entraron en Fort-Mardyck, cerca de Dunquerque. Wacken falleció al año siguiente, pero Ribera continuó en sus funciones hasta 1635. Fue reemplazado por otro gran almirante, Juan Claros de Guzmán, marqués de Fuentes.
¿Cuándo y cómo falleció?
Gracias a un documento escrito por su hijo Pedro en 1646, en el que solicita la encomienda de Castilleja de la Cuesta, sabemos que Francisco de Ribera y Medina falleció alrededor de ese año. Dejó pocas propiedades y su esposa, Olimpia Campilongo, de Nocera, quedó viuda.