Diego Centeno para niños
Datos para niños Diego Centeno |
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Información personal | ||
Nacimiento | 1516 Ciudad Rodrigo, Provincia de Salamanca, España |
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Fallecimiento | 9 de julio de 1549 Potosí, Charcas (actual Bolivia) |
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Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Explorador | |
Años activo | 1535 – 1549 | |
Lealtad | ![]() |
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Rango militar | Capitán de los ejércitos reales | |
Conflictos | Conquista del Imperio Inca Guerra civil entre los conquistadores del Perú |
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Título | Conquistador y Explorador | |
Diego Centeno (nacido en Ciudad Rodrigo, España, en 1516 y fallecido en Potosí, actual Bolivia, en 1549) fue un conquistador español. Participó en la conquista del Perú y en los conflictos entre los propios conquistadores. Siempre fue muy leal a la Corona española.
Centeno organizó la resistencia en el sur del Perú contra la rebelión de Gonzalo Pizarro. Aunque fue derrotado en la batalla de Huarina, se unió después a las tropas de Pedro de La Gasca. Estuvo presente en la batalla de Jaquijahuana en 1548, donde los seguidores de Gonzalo Pizarro fueron vencidos. Por su lealtad, fue nombrado Gobernador del Paraguay, pero no llegó a asumir el cargo. Falleció poco después, posiblemente por enfermedad. Se le recuerda por su gran lealtad y por ser amable y respetuoso con todos, especialmente con los pueblos indígenas, quienes lo apreciaban mucho.
Contenido
Los primeros años de Diego Centeno
Diego Centeno era hijo de Diego de Caravedo y Marina de Vera y Centeno. Se cree que tuvo una buena educación. Llegó a América en 1535 con el capitán Felipe Gutiérrez. Intentaron una expedición en Veragua, pero no tuvieron éxito.
Después de esto, Centeno y sus compañeros viajaron al Perú, llegando en 1536. Allí se unió a Francisco Pizarro y lo acompañó hasta Nasca. Luego fue al Cuzco. El cronista Antonio de Herrera y Tordesillas menciona que Centeno participó en la batalla de las Salinas en 1538. En esa batalla, estuvo bajo las órdenes de Hernando Pizarro y fue uno de los oficiales que protegían el estandarte real.
Más tarde, Centeno acompañó al capitán Peránzurez de Camporredondo en una expedición a la región de los Chunchos. También estuvo en la expedición a Charcas, que llevó a la fundación de la villa de La Plata o Chuquisaca (hoy Bolivia). Allí recibió un terreno y se convirtió en un vecino importante. Luego, acompañó al capitán Diego de Rojas en una expedición a la zona de los Chiriguanos, al este de Charcas.
Se decía que Diego Centeno era una persona de buena familia, valiente y generosa. Tenía una gran fortuna, que aumentó mucho con el descubrimiento de las minas de Potosí, ya que sus tierras estaban cerca de ellas.
Participación en la batalla de Chupas
Cuando Francisco Pizarro falleció en 1541, Diego de Almagro el Mozo tomó el poder. El gobierno de La Plata se mantuvo leal a la Corona española y decidió luchar contra los seguidores de Almagro. Formaron un ejército liderado por el capitán Peránzurez, gobernador de Charcas.
Diego Centeno se unió a estas fuerzas y llegaron a Arequipa, y luego al Cuzco. Allí se encontraron con las tropas de Perálvarez, quien también apoyaba al Rey. Peránzurez se puso a las órdenes de Perálvarez, y juntos marcharon hacia el norte hasta Huaylas (actual Áncash). Allí se unieron a las tropas del licenciado Cristóbal Vaca de Castro, quien era el gobernador del Perú por orden del Rey.
Centeno participó en la batalla de Chupas en 1542, donde el grupo de Almagro fue derrotado. Una vez que la paz regresó al país por un tiempo, Centeno volvió a sus propiedades en Charcas. Comenzó a explotar una de las ricas minas de plata que se habían descubierto recientemente en la región, lo que le permitió acumular una gran fortuna.
Las Leyes Nuevas y la rebelión
En 1544, Centeno fue elegido alcalde ordinario de La Plata y representante de la ciudad junto con Pedro de Hinojosa. Ambos viajaron a Lima para expresar su desacuerdo con las Leyes Nuevas y pedir beneficios para su ciudad. El virrey Blasco Núñez Vela los recibió amablemente y les prometió que no tomaría decisiones sobre las leyes hasta que se estableciera la Real Audiencia de Lima. Dijo que su principal interés era que su autoridad fuera reconocida en todo el virreinato. Por ello, le pidió a Centeno que, al regresar, llevara las órdenes a Huamanga y al Cuzco.
Centeno cumplió con su tarea en Huamanga sin problemas. Sin embargo, en el Cuzco se encontró con Gonzalo Pizarro, quien ya estaba planeando su rebelión. Gonzalo le quitó los documentos que Centeno llevaba para el gobierno del Cuzco. Mientras tanto, en Lima, el virrey publicó las leyes, rompiendo su promesa. Por un momento, Centeno apoyó a los descontentos liderados por Gonzalo, pero luego se arrepintió. Le escribió una carta al virrey pidiéndole perdón por su momento de duda. Gonzalo se dio cuenta de su cambio de opinión y ordenó que lo arrestaran, pero tuvo que liberarlo al no encontrar pruebas de que lo había traicionado.
A pesar de todo, Centeno acompañó a Gonzalo cuando entró en Lima en octubre de 1544. Actuó como uno de los representantes que lograron que Gonzalo fuera reconocido como gobernador del Perú. Después, regresó a Charcas con el capitán Francisco de Almendras, a quien Gonzalo había enviado como su representante y juez principal en esa provincia.
La lucha contra Gonzalo Pizarro
Almendras, el seguidor de Gonzalo Pizarro, cometió varias injusticias en La Plata. Quitó tierras a varios vecinos para dárselas a Pizarro, desterró a Diego Centeno y Lope de Mendoza, y causó la muerte de Gómez de Luna, entre otras acciones. Cuando llegaron noticias de que el virrey Blasco Núñez Vela estaba en la región de Quito organizando un gran ejército contra los rebeldes, Centeno se reunió con otros vecinos leales al Rey, como Lope de Mendoza, Alonso Camargo y Alonso Pérez de Esquivel. Juntos decidieron quitarle el poder a Almendras. Entraron en su casa, lo arrestaron y, después de un juicio, lo ejecutaron el 16 de junio de 1545.
El gobierno de La Plata nombró a Centeno Capitán General y Juez Principal. Reunió un grupo de 180 hombres leales al Rey y con ellos tomó fácilmente Arequipa. Luego se preparó para tomar el Cuzco, que estaba defendido por Antonio Robles, seguidor de Gonzalo. Pero no logró su objetivo y tuvo que huir, perseguido por su enemigo. Para entonces, ya sabía de la derrota y muerte del virrey en Iñaquito.
Centeno abrió un nuevo frente de batalla en Charcas. Gonzalo Pizarro envió contra él a su leal líder militar, Francisco de Carvajal. Carvajal dejó su campaña contra el virrey y viajó desde Quito, pasando por Lima y Cuzco, donde reforzó sus tropas. Luego persiguió a Centeno y su pequeño ejército, quienes evitaban los enfrentamientos directos. Pero finalmente se encontraron en Paria (cerca de Oruro). Centeno intentó sin éxito convencer a las tropas de Carvajal de unirse a él, y decidió huir.
Pasando por Chayanta y Sica Sica, llegó a Zepita. Luego, dirigió a sus cansadas y escasas tropas en una larga y difícil marcha hasta Arequipa (1546), que tomó sin resistencia. Pronto dejó esa ciudad y bajó a la costa con la intención de tomar un barco que lo llevara a Nicaragua o México. Pero al llegar a Quilca, no encontró ninguno. Entonces decidió disolver sus fuerzas. Junto con Luis de Ribera y su sirviente Juan Guaso, se internó en la sierra, en la región de Condesuyos. Allí se escondió en una cueva durante un año y tres días, viviendo de la ayuda de los pueblos indígenas.
Tiempo después, llegaron noticias de que el Pacificador Pedro de la Gasca había llegado al Perú y estaba reuniendo a las tropas leales al Rey para luchar contra Gonzalo. Centeno pensó que era el momento de reaparecer. Salió de su escondite y reunió en Arequipa un grupo de 48 hombres. Con ellos, marchó contra el Cuzco, defendido por el capitán Antonio Robles, seguidor de Gonzalo. Con un ataque audaz y sorpresivo, y después de una dura lucha, tomó la antigua capital de los incas el 10 de junio de 1547. Robles fue capturado y ejecutado. Este fue el mayor triunfo de Centeno y puso a los seguidores de Gonzalo entre dos frentes, lo que cambió el rumbo de la guerra, ya que muchos soldados de Gonzalo comenzaron a desertar. Pronto, Centeno logró reunir un poderoso ejército de 1000 soldados, con los que se dirigió al altiplano, a orillas del lago Titicaca.
La batalla de Huarina
Gonzalo Pizarro decidió ir en persona a luchar contra Centeno. Salió de Lima y llegó a Arequipa, logrando reunir con dificultad unos 400 hombres. Intentó negociar con Centeno, pero este le respondió reafirmando su lealtad al Rey. Le pidió a Gonzalo que dejara su rebelión, pues solo así obtendría el perdón real. Furioso, Gonzalo arrojó la carta y, junto con su líder militar Carvajal, comenzó la campaña contra Centeno.
Centeno decidió enfrentarse a los seguidores de Gonzalo, confiado en que su ejército era más grande: tenía 1000 hombres frente a los 400 de su rival. Ambas fuerzas se encontraron en Huarina (al este del lago Titicaca) el 20 de octubre de 1547. Centeno avanzó primero y atacó. Carvajal, mostrando su gran habilidad militar, dejó que su rival se cansara con sus movimientos. Luego, hizo que su numerosa tropa de arcabuceros entrara en acción. Él mismo los había equipado y entrenado con mucho cuidado. Sus disparos causaron grandes daños en las tropas de Centeno: en la primera descarga, mataron o hirieron a 150 adversarios. Inmediatamente hicieron una segunda descarga igual de potente, sin dar tiempo a sus enemigos para reaccionar. La infantería de Centeno quedó casi destruida.
Mientras tanto, la caballería de Centeno había vencido a la caballería de Gonzalo, llegando a entrar en el campamento de Gonzalo, donde comenzaron a saquear, creyéndose ya ganadores. Fue entonces cuando llegó la victoriosa infantería de Gonzalo para ayudar. Con esto, la caballería de Gonzalo recuperó fuerzas, y apoyados por el fuego constante de sus arcabuceros, finalmente derrotaron a las tropas de Centeno. Hubo muchas muertes: 350 leales al Rey y 100 seguidores de Gonzalo murieron en el campo de batalla.
Centeno, que estaba enfermo de pulmonía, presenció la batalla desde una litera. Luego huyó con algunos capitanes, con la intención de seguir resistiendo, a pesar de la gran derrota que había sufrido. Después de un viaje largo y difícil a caballo, llegó a Lima, donde se recuperó con éxito.
En Jaquijahuana
Apenas recuperado, Centeno regresó a la sierra y se unió a las fuerzas de La Gasca. Lo acompañó durante toda la campaña hasta la batalla de Jaquijahuana (9 de abril de 1548). Esta batalla puso fin a la rebelión de Gonzalo Pizarro, y en ella fueron capturados Gonzalo y Carvajal.
Centeno, queriendo mostrarse generoso, se acercó a Carvajal, quien antes lo había perseguido sin descanso. Centeno impidió que otros le hicieran daño. Carvajal se lo agradeció, pero fingió no conocerlo. Centeno, sorprendido de que no lo reconociera, le dijo: "¿No conoce su merced a Diego Centeno?". Carvajal le respondió con ironía: "Por Dios, señor, como siempre vi a su merced de espaldas, ahora teniéndolo de cara no lo conocía". Sin molestarse, Centeno insistió en ser amable y le preguntó si necesitaba algo. Pero Carvajal lo rechazó, diciéndole: "Señor Diego Centeno, no soy tan niño para que por miedo a la muerte cometa la debilidad de rogarle que haga algo por mí. Y no recuerdo, hace mucho tiempo, tener tanta ocasión de reírme como de la oferta que su merced me hace".
Centeno también trató a Gonzalo Pizarro con respeto, mostrándole el aprecio que le tenía. Sabía que las circunstancias difíciles y los malos consejos lo habían llevado a esa situación. Con permiso de La Gasca, Centeno alojó al desafortunado líder en su tienda y lo atendió en todo lo que pudo. No permitió que nadie lo ofendiera ni molestara, hasta el momento en que fue llevado al lugar de su ejecución.
El Cerro Rico de Potosí
El descubrimiento de la montaña de plata
Se cuenta que Juan de Villarroel tenía un sirviente indígena llamado Huallpa. Un día, Huallpa fue al monte a buscar una llama que se le había escapado. Después de encontrarla, como se hizo de noche y hacía mucho frío, el indígena encendió una fogata para calentarse. Con el calor del fuego, una veta de plata se derritió. A la mañana siguiente, descubrió que unos hilos de metal brillante bajaban por la ladera del cerro. Días después, el indígena le contó a Villarroel que había descubierto un lugar con plata con un amigo, a unas 6 leguas de Porco, y que lo estaban explotando en secreto.
Al saber de este hallazgo, Juan de Villarroel convenció al sirviente para que le mostrara el lugar. Después de explorar las faldas del cerro de Potosí durante varios días, descubrió con gran alegría que había grandes cantidades de plata por todas partes en esa montaña. Entonces, Villarroel se convenció de que se haría muy rico. El 21 de abril de 1545, registró la explotación minera en sociedad con el sirviente que le reveló el secreto. La imaginación popular y las características del cerro dieron lugar a muchas leyendas como esta.
Sin embargo, la realidad histórica se impuso. Los documentos de la época del descubrimiento del "Cerro Rico" muestran que, además de Diego Centeno, varios conquistadores se unieron legalmente para explotar el cerro de forma organizada.
Un documento dice: "Yo don Diego de Centeno, Capitán de S. M. I. Señor Don Carlos V en estos reinos del Perú, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y a nombre del muy Augusto Emperador de Alemania, de España y de estos Reinos del Perú, Señor Don Carlos V y en compañía y presencia de los capitanes Don Juan de Villarroel, Don Francisco de Centeno, Don Luís de Santandía del Maestre de Campo Don Pedro de Cotamito y de otros Españoles y naturales que aquí en número de 65 habemos, tanto señores de vasallos como vasallos de señores, posesióname y estaco de este Cerro, y sus contornos y de todas sus riquezas, nombrado por los naturales este Cerro Potosí y haciendo las primeras casas para nos habitar en servicio de Dios nuestro Señor en provecho de su muy Augusta Majestad Imperial señor Don Carlos V”. A primero de abril de este año del Señor de Mil e Quinientos y Cuarenta y Cinco: Capitán Don Diego de Zenteno, Capitán Don Juan de Villarroel, Capitán Don Francisco de Centeno, capitán Don Luís Santandia, maestre de campo, Don Pedro de Cotamito. No firman los demás, por no saberlo hacer, pero lo signan con este signo "+" . Pedro de Torres. Licenciado”.
Con este documento oficial, el 21 de abril se registró la primera mina en la zona, llamada "La Descubridora". Más tarde, cambió su nombre a "Centeno", en honor a Diego Centeno, quien era juez en Chuquisaca. Poco después, se descubrieron nuevas vetas, siendo las primeras cuatro: La Centeno, la Estaño, la Rica y la Mendieta. Con el tiempo, llegaron a ser miles de entradas de minas que perforaron el Cerro Rico en todas direcciones. Dos años después, Carlos I concedió un documento real nombrando a Juan de Villarroel descubridor del cerro de plata y fundador de la Villa Imperial de Potosí.
En pocos años, este enorme cerro dio trabajo a miles de personas de todas las clases sociales que acudían atraídas por el brillo de la plata. A principios del siglo XVII, Potosí se convirtió en una de las ciudades más grandes del mundo, llegando a tener 160.000 habitantes. En esta gran ciudad, donde todos obtenían buenas ganancias, se veía lujo por todas partes. También había intrigas y conflictos entre los miembros de esa sociedad que competían por mostrar sus riquezas.
Fallecimiento de Diego Centeno
Una vez que la paz regresó al Perú, La Gasca repartió las tierras y propiedades de los vencidos entre sus capitanes y soldados. Sin embargo, a Centeno solo le devolvió sus antiguas propiedades, sin darle nada más. Descontento por lo que consideraba una gran injusticia, Centeno pensó en ir a España para reclamar directamente al Rey. Por el momento, decidió regresar a Charcas, donde tenía sus propiedades y donde era Corregidor (un tipo de gobernador).
Por esa época, llegó a Charcas un grupo de españoles del Paraguay, liderado por Ñuflo de Chaves. Había sido enviado por Domingo Martínez de Irala para pedir que lo nombraran gobernador de la provincia de Río de la Plata. La Gasca ordenó a Ñuflo regresar de inmediato y nombró a Centeno gobernador del Paraguay. En ese tiempo, Paraguay era una gobernación muy grande que se extendía desde los límites de Cuzco y Charcas hasta la frontera con Brasil, establecida por el Tratado de Tordesillas. Las instrucciones del 20 de diciembre de 1548 le encargaban a Centeno fundar varias poblaciones, asegurar el buen trato a los pueblos indígenas y evitar que lo acompañaran soldados que hubieran participado en la rebelión de Gonzalo Pizarro.
Centeno no quiso aceptar el cargo, ya que implicaba grandes esfuerzos que su delicada salud no le permitía afrontar. Por eso, se retiró a Charcas, decidido a explotar sus minas de plata. Pero una orden muy clara de La Gasca le exigió marchar al Paraguay, bajo amenaza de confiscarle sus bienes. Para evitar esto, Centeno hizo una venta simulada de todas sus propiedades a su sirviente Juan Guaso. Luego, hizo preparativos para ir a España, donde esperaba ser recompensado definitivamente, sin adquirir más compromisos al servicio de la Corona.
Pero un día, enfermó de repente y se puso muy grave. Después de tres días de sufrimiento, falleció el 9 de julio de 1549, en su casa en Potosí.
Según una carta del Licenciado La Gasca al Consejo de Indias, enviada desde Lima el 21 de noviembre de 1549, informa que "el día nueve de julio había fallecido en Potosí Diego Centeno de una fiebre, que en cuatro días lo acabó, habiendo venido para tomar su parte de plata, vinieron muchos a gran prisa a pedir sus indios".
Debido a que fue una muerte repentina, se llegó a decir que fue víctima de un envenenamiento durante un banquete. Lo cierto es que su sirviente Guaso se quedó con los bienes de su amo, apoyándose en el documento que este había firmado. El cronista Garcilaso dice que su muerte "se sintió y lloró en todo el Reino, por la bondad y amabilidad de Diego Centeno, que fue un caballero de los más queridos que hubo en aquella tierra…". Dejó dos hijos: Gaspar Centeno, con la indígena Elvira, y María Centeno, con la indígena Bárbola.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Diego Centeno Facts for Kids