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Haiku para niños

Enciclopedia para niños

El haiku (se pronuncia "jáiku") es un tipo de poema muy corto que viene de Japón. Es como una pequeña ventana a un momento especial, a menudo relacionado con la naturaleza.

Tradicionalmente, un haiku tiene diecisiete sílabas o "moras" (que son unidades de sonido en japonés, parecidas a las sílabas). Estas se distribuyen en tres versos: el primero tiene cinco sílabas, el segundo siete y el tercero cinco. Aunque esta es la forma más común, algunos expertos dicen que hay más variedad en cómo se reparten las sílabas en los haikus japoneses.

Un haiku suele tener dos partes: una que describe el lugar y el momento (como el otoño o un ruiseñor), y otra que añade un detalle sorprendente o activo. La magia del haiku surge de la unión de estas dos ideas, creando una imagen clara y emotiva en la mente del lector.

La idea principal detrás del haiku es la sorpresa y la emoción que siente el poeta al observar la realidad, especialmente la naturaleza. Es común que los haikus incluyan una palabra que se refiera a una estación del año, llamada kigo. Existen listas especiales, llamadas saijiki, con muchas de estas palabras para ayudar a los poetas.

Originalmente, el haiku busca mostrar una escena "cortada" o dividida en dos imágenes, unidas por una palabra especial llamada kireji (que significa "palabra cortante"). Esta palabra actúa como una pausa o un separador, como un punto o una coma.

Aunque la Real Academia Española acepta la palabra "haiku", a veces se puede ver escrita como "jaiku".

Orígenes del Haiku

El Haiku y la Naturaleza

Mucha gente relaciona el haiku con el budismo zen, una filosofía japonesa. Es cierto que el zen usó el haiku para compartir sus ideas, pero el haiku no nació del zen. Ya en el siglo VIII, en una antigua colección de poemas llamada Man'yōshū, había poemas que mostraban la misma actitud del haiku: la naturaleza no era solo un fondo para los sentimientos humanos, sino el tema principal del poema. Esto significa que el poema nacía de la sorpresa y admiración de los japoneses por lo que veían en la naturaleza.

El poeta Matsuo Bashō, que fue un monje budista en el siglo XVII, ayudó a que el haiku se hiciera muy popular en Japón. Más tarde, en el siglo XX, un gran maestro budista zen, Daisetsu Teitaro Suzuki, explicó el haiku como una forma poética del zen. Gracias a la obra de Reginald Horace Blyth, el haiku y esta visión se hicieron conocidos en el mundo de habla inglesa.

Algunos poemas chinos antiguos, llamados jueju, también se consideran un antecedente del haiku. Eran poemas cortos que hablaban de capturar el instante, la unión con la naturaleza y el presente.

De Poemas Cortos al Haiku

El haiku es parte de una familia de poemas japoneses que combinan versos de cinco y siete sílabas. La forma de 5-7-5 sílabas, que es la del haiku, ya existía en el siglo VIII con el nombre de katauta. Dos katauta podían formar un mondoo, que era un diálogo poético.

Más tarde, a finales del siglo VIII, la forma más común era el tanka, una canción corta con dos partes. La primera parte, llamada hokku, tenía el patrón 5-7-5 (como el haiku), y la segunda tenía dos versos de siete sílabas. El tanka era tan importante que también se le conocía como waka, que significa "canción".

A menudo, los tanka se unían en una cadena más larga llamada renga, donde varios poetas podían añadir sus respuestas. Si el renga era divertido, se le llamaba haikai renga.

En el siglo XVII, Matsuo Bashō no solo escribía haikai renga, sino que también empezó a escribir hokku como poemas independientes. Les dio un nuevo significado poético, influenciado por el budismo zen y la admiración por la naturaleza.

Fue el poeta y crítico Masaoka Shiki (1867-1902) quien le dio el nombre de haiku a estos hokku independientes y con gran valor poético. A través de su revista literaria Hototogisu, el término se hizo famoso en Japón y en el resto del mundo. Desde entonces, el haiku se convirtió en una forma de poesía propia, con sus propias reglas.

Características del Haiku

Formales

El haiku tradicional tiene 17 moras (unidades de sonido) distribuidas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima. Aunque, como ya se mencionó, algunos haikus pueden tener una distribución de sílabas más variada.

En ocasiones, un haiku puede tener entre 16 y 23 moras, y se le llama hachô (haiku de metro roto). También existen haikus de 1, 2 o 4 versos. El haiku moderno es más libre, pero siempre mantiene su brevedad, y a veces no incluye un kigo.

Contenido

El haiku suele describir la naturaleza, los cambios de las estaciones y la vida diaria. Su estilo es natural, sencillo (pero no simplista), sutil y austero. Busca sugerir libertad y eternidad.

La base del haiku es una observación directa de las cosas, sin ideas abstractas ni metáforas. Es una "nada" que, sin embargo, tiene un significado inolvidable.

El aware es una emoción profunda que se siente al contemplar la naturaleza. A menudo es una emoción melancólica, donde el poeta siente la tristeza de los seres vivos, pero también puede ser una alegría inmensa. Es una conmoción espiritual que es a la vez bella y sentimental.

Para que el aware se transmita, el haijin (el poeta de haikus) debe "desaparecer" del poema, dejando que la emoción hable por sí misma. El haiku busca una comunicación sin palabras, clara y directa.

Después de Bashō y Ueshima Onitsura (siglo XVII), el haiku se vio como una herramienta para el crecimiento personal y espiritual.

Jisei: El Haiku de Despedida

En la cultura japonesa, es común que las personas escriban un poema de despedida antes de morir, llamado jisei. Estos poemas reflejan el legado espiritual de quienes los escriben.

Un ejemplo es el jisei del monje poeta Issa:

Tarai kara tarai ni utsuru chimpunkan
De un barreño,
a otro
¡tonterías!

La palabra Chimpunkan se refiere a sonidos que no se entienden, como si fueran palabras de otro idioma.

Haiga

Archivo:A little cuckoo across a hydrangea(Haiga) by Yosa Buson
Un pequeño cucú atravesando una hortensia. Haiga realizado por Yosa Buson (1716-1784).

Para acompañar sus haikus, muchos poetas también hacen una pintura, a menudo sencilla. Matsuo Bashō fue el primero en combinar el haiku con la pintura, creando lo que se conoce como haiga.

Haijin o Haikista

El autor de un haiku se llama "haijin" o haikista. Algunos de los haijin más importantes de Japón son:

Matsuo Bashō (1644-1694)

Archivo:Poet-Basho-and-Moon Festival-Tsukioka-Yoshitoshi-1891
El poeta Matsuo Bashō se encuentra con dos granjeros que celebran el festival de la luna a mediados de otoño en un grabado de los Cien aspectos de la luna de Tsukioka Yoshitoshi (1891). El haiku dice: "Desde la luna creciente, he estado esperando esta noche".

Bashō fue un monje budista del siglo XVII que hizo muy popular el haiku. Le dio un toque de bella melancolía y un significado espiritual. Uno de sus haikus más famosos dice:

Kono michi ya yuku hito nashi ni aki no kure
Nadie que vaya
por este camino.
Crepúsculo de otoño.

Ueshima Onitsura (1661-1738)

Onitsura también vivió en el siglo XVII y fue monje budista. Se dice que a los siete años compuso uno de sus haikus más notables:

Koi koi to iedo hotaru ga tonde yuku
«Ven, ven», le dije,
pero la luciérnaga
se fue volando.

Yosa Buson (1715-1783)

Buson vivió en el siglo XVIII y fue un pintor y poeta de haikus muy reconocido. Se consideraba seguidor de Bashō. Sus poemas se centran en momentos que parecen sencillos, pero que esconden una gran belleza. Un haiku suyo es:

Mijika-yo ya ashi-ma nagaruru kani no awa
Noche corta de verano:
entre los juncos, fluyendo,
la espuma de los cangrejos.

Kobayashi Issa (1763-1827)

Issa vivió entre los siglos XVIII y XIX. Fue un monje budista con una vida personal difícil. Su poesía muestra sus sentimientos, lo que lo hizo muy querido en Occidente. Se le compara con Francisco de Asís por su amor a los animales, como se ve en este haiku:

Kuchi akete oya matsu tori ya aki no ame
Abriendo los picos,
los pajaritos esperan a su madre:
la lluvia de otoño.

Masaoka Shiki (1866-1902)

Shiki vivió en el siglo XIX. Ayudó a que el haiku saliera de un momento de estancamiento y tomó a Buson como su modelo. Shiki quería que el haiku volviera a la belleza, sin tanto misticismo. Uno de sus haikus más famosos dice:

Nureashi de suzume no ariku rôka kana
Andando con sus patitas mojadas,
el gorrión
por la terraza de madera.

Taneda Santôka (1882-1940)

Santôka fue un autor del siglo XX. Transformó sus experiencias difíciles en oportunidades para crecer. Uno de sus haikus más conocidos es:

Akikaze no ishi o hirou.
Con viento de otoño
recojo una piedra.

Mujeres Haijin

A principios del siglo XVIII, varias poetisas aprendieron haiku de Bashō o sus alumnos. Entre ellas destacan nombres como Den Sute-jo, Sonome, Shushiki, y especialmente Chiyo-Ni.

  • Chiyo-Ni (1701-1775) fue una religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda pronto. Tuvo dos maestros que fueron alumnos de Bashō. Sus versos están llenos de sentimientos. Un ejemplo de su obra es:
Koborete wa kaze hiroi-yuku chidori kana
De la bandada de los mil pájaros,
uno va perdiendo fuerzas
y el viento lo recoge.

Según D. T. Suzuki, este haiku muestra cómo la meditación ayudó a Chiyo a expresar sus sentimientos más profundos sin centrarse en sí misma.

Otro de sus haikus dice:

Hototogisu hototogisu tote akenikeri
Diciendo «cuco» «cuco»
durante toda la noche
¡al fin la aurora!

Este es uno de sus haikus más famosos, que nació de la tristeza por la pérdida de su hijo pequeño.

Y otro ejemplo más:

Tombo tsuri kyoo wa doko made itta yara
El cazador de libélulas,
¿hasta qué región
se me habrá ido hoy?

También escribió su haiku Jisei poco antes de morir:

Seisui suzushi hotaru no saete nanimo nashi
el agua se cristaliza
las luciérnagas se apagan
nada existe
  • Nakamura Teijo (siglo XX) fundó la revista Kazahama. Era una poeta tradicional que respetaba el uso del kigo.

Uno de sus haikus dice:

La flor de loto
Sus hojas y las marchitas
Flotando en el agua
  • Hoshino Tatsuko (siglo XX) fundó una revista de haiku solo para mujeres y colaboró en la prestigiosa Hototogisu.

El siguiente es uno de sus haikus:

Blancos los rostros
Que observan
El arco iris.
  • Kakimoto Tae (siglo XX) era hija de un sacerdote budista.

Uno de sus haikus dice:

Un ruido
Cavan una fosa
Detrás de las camelias
  • Suzuki Masajo (siglo XX) fue una mujer que tuvo un bar en Ginza. Ella defendió que el haiku podía hablar de sentimientos profundos, lo que no siempre era bien visto por los más puristas. Cuando Masajo escribía haikus más tradicionales, lograba una gran belleza:

Este es uno de sus haikus más famosos:

Onna hitori mezamete nozoku hotaru kago
Una mujer sola.
Se despierta y mira
la caja de las luciérnagas
  • Kamegaya Chie (siglo XX) fue una japonesa que emigró a Canadá. Su haiku fue influenciado por la poesía occidental.

Este es una muestra de sus obras:

Oi ware no shinkei nibuku gan to shiru
Tan vieja estoy…
Ni me inmuté al saber
que tengo una enfermedad.
  • Nisiguchi Sachiko (siglo XX) es una mujer mayor que ha vivido toda su vida en una aldea de Shikoku, cultivando su huerto y escribiendo haikus sencillos y directos.

Este es uno de sus haikus:

Hitosuji no tsurô nokoshite bancha hosu
Entre las hojas de té
puestas a secar,
solo un sendero.

El Haiku en la Literatura Occidental

El haiku fue muy usado por el budismo zen para enseñar sus ideas, y su influencia llegó al mundo occidental, marcando a poetas famosos del siglo XX.

Entre los poetas occidentales que han escrito haikus están Antonio Machado, los estadounidenses Ezra Pound y Jack Kerouac, el irlandés Seamus Heaney y el británico W. H. Auden. Roland Barthes, después de visitar Japón, escribió que el haiku es como el gesto de un niño que señala algo y dice: "¡esto!", "¡mira allá!". Reginald Horace Blyth lo llama "la poesía de la sensación", porque busca iluminar algo sin complicarlo con muchas palabras.

Más recientemente, se ha sabido que el Presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy también disfruta escribiendo haikus.

El Haiku en la Literatura Hispana

En Andorra

El poeta Mario Chimenea, de origen español, ha escrito parte de su obra en Andorra. En 2021, publicó el libro Camino en verso. De nieves a tormentas en el Pirineo, que explora los cambios de las estaciones en los valles de los Pirineos.

En Argentina

En Argentina, poetas como Jorge Luis Borges (que incluyó 17 haikus en su libro La Cifra de 1981), Álvaro Yunque con 100 haicais y un soneto (1966), y Javier Adúriz también escribieron haikus.

En Colombia

En Colombia, el haiku se ha explorado en la música, como en la composición Koi no uta: tres haikus para voz cantada y cordófono pulsado (2002) de Johann Hasler. El trompetista de jazz Don Ellis lanzó un disco llamado Haiku (MPS, 1973). El escritor Umberto Senegal también ha contribuido a difundir el haiku en las letras colombianas, e incluso creó el término "Haikuento" para narraciones muy breves.

En Chile

En Chile, Álvaro Patricio Robles (o Álvaro Rovles) desarrolló los "Neohaikus" o "Nanopoemas", textos poéticos cortos incluidos en la antología "Tótem" de 2012.

En Ecuador

Jorge Carrera Andrade usó el haiku en su libro Microgramas (1940) para describir la fauna, flora y el folclore ecuatoriano. Su poesía fue llamada "indofuturista" por la poeta chilena Gabriela Mistral. Carrera Andrade usaba el haiku para crear reflexiones filosóficas sobre la naturaleza y el universo.

En España

En España, importantes poetas del siglo XX se interesaron por el haiku. Antonio Machado lo introdujo en español a principios de siglo. Fue importante para la poesía de Juan Ramón Jiménez, Juan José Domenchina, Jorge Guillén, Federico García Lorca y Emilio Prados. También influyó en la "greguería" de Ramón Gómez de la Serna. En catalán, Joan Alcover, Joan Salvat-Papassait, Rosa Leveroni, Joana Raspall, Salvador Espriu y Llorenç Vidal también lo han cultivado.

En la segunda mitad del siglo XX, el haiku se integró completamente en la poesía española. Muchos autores lo han escrito, como Eulogio Díaz del Corral, José María Sánchez Sánchez, Francisco Herrera de la Torre, Francisco Acuyo, Jesús Munárriz, Fernando Menéndez, Felipe Benítez Reyes, Beatriz Villacañas y Susana Benet.

El profesor Jaime Lorente fue pionero al crear una Escuela de Haikus permanente en un colegio de Toledo en 2013, que sigue funcionando.

El periodista y escritor Fernando Olmeda publicó en 2020 el libro de haikus contemporáneos ÁMBAR.

En México

En México, destaca José Juan Tablada con sus obras Al sol y bajo la luna (1918) y Un día… poemas sintéticos (1919). Fue el primer poeta en español en escribir un libro completo de haikus, mezclando temas japoneses con ideas modernas y americanas.

Octavio Paz también fue muy importante para el haiku en español al traducir Sendas de Oku de Matsuo Bashō en 1957. Según Paz, el haiku es "un organismo poético muy complejo" porque, al ser tan corto, obliga al poeta a decir mucho con muy pocas palabras.

Otros poetas mexicanos que escribieron haikus son Efrén Rebolledo, Rafael Lozano, José Rubén Romero, Francisco Monterde y José María González de Mendoza.

En Perú

Perú fue el país de Latinoamérica con más inmigrantes japoneses, por lo que el haiku tuvo una presencia importante en la obra de poetas como Alberto Guillén, Javier Sologuren, Alfonso Cisneros Cox, Carlos Zúñiga Segura, José Watanabe, César Toro Montalvo, Cronwell Jara, Fanny Jem Wong, Enrique Verástegui, Ricardo González Vigil, Gladys María Pratz y Max Dextre. También destacan los poetas e investigadores de la Escuela de Haiku Retama: Gonzalo D. Marquina Arcos, Alonso Belaúnde Degregori, Diego Alonso Sánchez Barrueto y Rubén Silva Pretel.

En Venezuela

En Venezuela, el libro Poemas Sintéticos de José Juan Tablada (1919) influyó mucho en el desarrollo del haiku. Destaca Wafi Salih, quien se ha dedicado casi por completo a este género, con muchas obras como El dios de las dunas y Caligrafía del aire. Luz Marina Almarza y Federico Pacanins también han escrito haikus.

En Uruguay

El representante más conocido en Uruguay es Mario Benedetti, quien publicó en 1999 su Rincón de haikus.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Haiku Facts for Kids

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Haiku para Niños. Enciclopedia Kiddle.