Jorge Carrera Andrade para niños
Datos para niños Jorge Carrera Andrade |
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Canciller de la República del Ecuador |
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21 de noviembre de 1966-12 de junio de 1967 | ||
Presidente | Otto Arosemena Gómez | |
Predecesor | Jorge Salvador Lara | |
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Información personal | ||
Nacimiento | 18 de septiembre de 1903 Quito, Ecuador |
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Fallecimiento | 7 de noviembre de 1978 (75 años) Quito, Ecuador |
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Nacionalidad | Ecuatoriana | |
Educación | ||
Educado en | Instituto Nacional Mejía | |
Información profesional | ||
Ocupación | Poeta, historiador, diplomático y escritor | |
Movimiento | "La Idea" | |
Género | Vanguardismo Creacionismo Indofuturismo |
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Obras notables |
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Miembro de | Francmasonería | |
Distinciones | Premio Eugenio Espejo | |
Jorge Carrera Andrade: (Quito, 18 de septiembre de 1903 - Ibídem, 7 de noviembre de 1978) fue un escritor y poeta ecuatoriano. Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
Su obra se considera la superación del modernismo y la iniciación de las vanguardias en su país. Cosmopolita en su formación y en sus planteos estéticos, trascendió ampliamente las fronteras locales y ejerció la traducción, el ensayo y la diplomacia, con el mismo ahínco con el que escribió poesía.
Contenido
Biografía
Nació en Quito, a las afueras de esa ciudad en Sangolquí. Su abuelo Abraham Carrera, posiblemente descendió del noble español Sancho de la Carrera. Su abuela fue Genoveva Andrade. Juntos tuvieron un hijo, Abelardo y se esforzaron por darle la mejor educación posible, dadas las posibilidades que tenía Abraham como administrador de hacienda. Abelardo estudió en el colegio San Gabriel de Quito, y a pesar de su educación religiosa, empezó a inclinarse más bien por el liberalismo político. Se casaría con Carmen Amelia Baca Andrade y juntos tendrían a Jorge. Durante su infancia, el gobierno empezó, a propósito de sus proyectos de mejora de la ciudad, a expropiar casas en la ciudad. La casa de Abelardo fue una de ellas y fruto de esto tuvieron que ir a vivir al norte de la ciudad en la zona de "El Batán" que en esos años se encontraba completamente despoblada, lo que significaría para Jorge vivir y disfrutar del campo que tanto le marcaría el resto de su vida. Cursó la enseñanza media en Quito, en el pensionado Borja, el Normal Juan Montalvo y finalmente en el Colegio Mejía. A pesar de las creencias de su padre, al estudiar en el pensionado Borja recibió asimismo educación religiosa donde absorbió la riqueza de los símbolos que se usa para transmitir la religión y que sobrevivirían la pérdida de fe de Jorge y se mostrarían dentro de su poesía. Su ingreso al Colegio Mejía se dio en los inicios de esa institución, poco tiempo después de su fundación a cargo de ex estudiantes del colegio San Gabriel. El fervor liberal y el esfuerzo por ofrecer una educación laica de buena calidad caracterizó al Colegio Mejía y lo aprovechó Jorge. Desde el colegio descubrió su excepcional aptitud para el verso. Con otros dos jóvenes igualmente dotados; Gonzalo Escudero y Augusto Arias, formó el grupo literario "La Idea". Posteriormente viajó a Europa, donde estudió Filosofía y Letras en Barcelona, España, después estudió la carrera diplomática en Francia, que a lo largo de su vida lo llevaría a conocer en profundidad ciudades de todo el mundo. Sus relaciones se encuentran detalladas dentro del libro Correspondencia de Jorge Carrera Andrade con Intelectuales de lengua francesa. El impacto que el mundo francés tuvo sobre la obra de Jorge no puede ser ignorado, realizó amplias traducciones de 54 autores por lo que además recibió el premio Isla de San Luis, y además se vio fuertemente influenciado por Francis Jammes y su enfoque hacia las cosas. Residió por algún tiempo en Inglaterra y Alemania. A su retorno ejerció la función pública, posteriormente fue designado Ministro de Relaciones Exteriores.
También fue delegado permanente del Ecuador ante la UNESCO, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, vicepresidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, director de la revista Letras del Ecuador (que también la dirigió Isaac J. Barrera), director de la Biblioteca Nacional en Quito, secretario general del partido socialista Ecuatoriano (1927-1928), secretario del Senado y del Congreso, cónsul de su país en Paita (Perú), El Havre (Francia) y San Francisco (EE. UU.), secretario de Embajada en Venezuela y ministro plenipotenciario en Gran Bretaña.
Jorge Carrera Andrade falleció el 7 de noviembre de 1978 en Quito.
Carrera literaria
Aunque desde los comienzos de su actividad literaria asimiló la estética de los movimientos vanguardistas de la época, nunca dejó de tomar como inspiración el espíritu y el paisaje de su tierra ecuatoriana. La naturaleza dual de sus inquietudes vanguardistas e indígenas, quedó reflejada en la primera etapa de su obra poética, que fuera calificada como indofuturista por la poetisa chilena Gabriela Mistral, en sus primeros libros ya se veían los sentimientos del indio nativo y la protesta por su condición social.
En poemas posteriores se aproximaba más al creacionismo, doctrina literaria iberoamericana que propugnaba la autonomía de la composición poética y la completa libertad de la inspiración creativa. Gracias a sus viajes, como diplomático ecuatoriano, su obra ganó en sobriedad expresiva y evolucionó hacia una singular forma de universalidad poética.
Boletines de mar y tierra
En 1930 escribió Boletines de mar y tierra, obra escrita bajo la influencia de las vanguardias hispanoamericanas del período. Gracias a la metáfora del viaje marino, Carrera empieza a crear en su poesía una sensación de universalismo que, si bien al principio es geográfico, pronto produce un redimensionamiento del lugar geográfico como sitio de enunciación del arte del poeta. De 1945 data Lugar de origen, libro en el que se van hallando nuevas claves que buscan conjugar una proclama de la tierra junto a una posición de universalismo cósmico. El poema que da título al libro insiste en esta línea de impresiones metafóricas ligadas a la tierra.
Microgramas
En 1940 escribió Microgramas obra en la cual adaptó el estilo de la poesía Haikú al español, usando como temática, la fauna, flora y folclore ecuatoriano, donde también se demuestra una gran influencia del poeta Haikú Matsuo Bashō. En el ensayo introductorio a su publicación Carrera Andrade hace un recuento de esta forma de escribir poesía anclándola en la tradición de lengua castellana desde las publicaciones de Francisco de Quevedo por su Boda y acompañamiento del Campo donde escribe epigramas castellanos que a su juicio conforman los abuelos de los microgramas que el ahora escribía. De esta manera llegaba a definirlos como:"El micrograma no es sino el epigrama español, despojado de su matiz subjetivo".
La necesidad surgió pues, a juicio de Carrera Andrade, a partir de que el carácter unilateral y el enfoque evocativo de los antiguos microgramas no eran suficientes para los espíritus que se vuelcan más bien hacia las cosas, el espectáculo del mundo. De esta manera se ve la síntesis que hace por un lado de la forma castellana del epigrama que tomaba de Quevedo, con el fondo francés del enfoque hacia las cosas que tomaba de Jammes.
Continua la genealogía con las saetas y cantares. En el caso del primero, cuando el epigrama bajó de la meseta castellana hacia el sur andaluz, su subjetividad personal se transformó en expresión mística y se convirtió en la hija mayor de los cantares españoles. Carrera Andrade nombra ahora a Manuel Machado y Antonio Machado como grandes ejemplos de esta expresión.
Concluye su análisis con la que considera la cuarta hermana exótica de los microgramas, el Haikai, también conocido como Haikú. Traza la influencia japonesa en Hispanoamérica en la poesía de Gutiérrez Nájera y su poema "La misa de la huerta", José Juan Tablada también con su publicación "Nao de la China", Flavio Herrera y Gilberto González Contreras. De todas estas fuentes, eran en realidad, para Carrera Andrade, caminos hacia el poema sintético y la expresión quintaesenciada.
Como un breve ejemplo de micrograma encontramos:
NUEZ
Nuez: sabiduría comprimida,
diminuta tortuga vegetal,
cerebro de duende
paralizado por la eternidad.
No todos son cuartetos, ni constan de una estrofa, pero si comparten el vuelco hacia las cosas y la brevedad de su definición.
Registro del mundo
En 1945 apareció la recopilación de lo más destacado de su creación con el título de Registro del mundo, obra considerada como una de las más bellas muestras de la lírica hispanoamericana. Fue una antología poética desde 1922 hasta 1939, donde se recopilan varios poemarios como Estanque inefable, Guirnalda del silencio, La hora de las ventanas iluminadas, Rol de la manzana, Boletines de mar y tierra, El tiempo manual, Biografía para uso de los pájaros y País secreto. Es una obra que se extiende por más de una década en la vida del autor, lo que nos permite ver su evolución estética a lo largo de sus poemas que llenan 326 páginas y se despliegan a lo largo y ancho del mundo durante su dilatada carrera diplomática para registrar las cosas, viajes y espíritu. Es un libro que, como diría Carrera Andrade en su poema "Filosofía del humo": una cosa con ventanas al campo y ocultos corredores; el postigo cerrado aguarda, para abrirse, el rose de una mano. Es en ahí también donde el poeta muestra su forma de ver al mundo en su famoso poema "El objeto y su sombra" donde afirma la realidad de lo concreto como superior al sueño, y la clave para el entendimiento como limpiar al mundo de sus sombras, que no tienen la fuerza para modificar la esencia de las cosas, y que son capturadas por los sentidos, en especial los ojos. Allí se encuentra su conocida cita:
Las cosas. O sea la vida.
Todo el universo es presencia.
La sombra al objeto prendida
¿modifica acaso su esencia?
El Camino del Sol
Esta obra forma parte del proyecto más general de Carrera Andrade por intentar divulgar la realidad de su país a través de sus obras, para lo cual hizo uso de la prosa. Está dividido a su vez en dos libros, el primero llamado El fabuloso Reino de Quito, donde presenta las tribus autóctonas, la conquista incáica, y la llegada de los españoles. A su vez, el libro dos está titulado La Tierra Siempre es Verde, que trata sobre los 300 años de la Real Audiencia de Quito y como El Ecuador era visto por los cronistas de Indias, los corsarios y los viajeros ilustres. A juicio de Enrique Ojeda, uno de los académicos más importantes en los estudios carreristas, el objetivo de esta obra no era la crítica histórica sino la divulgación cultural en Europa, puesto que Carrera Andrade había encontrado una situación incómoda: Ecuador no era conocido en el exterior, había poca o mala información, y los esfuerzos de ese país por difundir su historia eran insuficientes.
Hombre planetario
En los años 1957 y 1959 publicó Hombre planetario, obra clave para entender la maduración de su palabra poética, pues los textos de Carrera radicalizan el proceso de evidenciar la imposibilidad de la palabra para captar la totalidad de la realidad. El texto del segundo volumen de Hombre planetario, de 1959, con un proyecto distinto y de más largo aliento que el primero, exige, incluso formalmente, un solo plan poético que no se dispersa en varios poemas, sino que es una secuencia de veinte poemas integrados temáticamente por esta búsqueda del único habitante universal. La obra poética de Carrera Andrade expresa una estética de la percepción del mundo que va de lo grande a lo pequeño o del ser a las cosas, siempre en relaciones duales: eternidad-tiempo, industria-naturaleza, rosa-mundo o guerra-sacrificio. Se divide en veinte etapas haciendo un recorrido poético universal.
Crítico literario
Carrera Andrade también dedicó publicaciones a la crítica, particularmente de la literatura ecuatoriana. Un breve recuento de la situación a su momento de la poesía en ese momento se encuentra en Destino de la poesía Ecuatoriana de nuestro tiempo, donde hace un recuento de los principales poetas de los primeros años del siglo XX, desde los modernistas, también conocidos como "la generación decapitada", así como Alfredo Gangotena, Jorge Reyes, Abel Romeo Castillo, G. h. Mata y Joaquín Gallegos Lara. Además en 1939 publicó la Guía de la joven poesía ecuatoriana donde critica a varios autores jóvenes con el fin de impulsar su obra, se encuentra en la lista Gonzalo Escudero, Remigio Romero y Cordero, José Rumazo González, José Alfredo Llerena, entre otros.
Reconocimientos y actualidad
El 21 de octubre de 1977, el Consejo Supremo de Gobierno presidido por el Calm. Alfredo Poveda Burbano le otorgó la máxima presea a las letras ecuatorianas: el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo.En la actualidad existe el Premio Jorge Carrera Andrade entregado por el municipio de Quito al mejor libro de poemas de cada año.
César Dávila Andrade, uno de los poetas más importantes de Ecuador que a pesar de compartir apellido, no fue familiar, le dedicó un hermoso ensayo titulado Teoría del titán contemplativo, donde detalla la vida de Carrera Andrade, su melancolía, su intento de llegar a la realidad a través de las cosas después de su intento fallido de abrazar el cielo, durante su juventud. Explica el rol de la soledad y la migración sobre su poesía, algo que él compartía en carne pues vivía también fuera, en Venezuela.
Fue uno de los autores del famoso poema Vasija de barro junto a Jorge Enrique Adoum, Hugo Alemán y Jaime Valencia, durante una velada con el pintor Oswaldo Guayasamín. Posteriormente fue musicalizado y es una de las canciones más importantes de ese país.
Obras
Durante su vida, Jorge Carrera Andrade publicó las siguientes obras:
Poesía
- Estanque Inefable (1922)
- La guirnalda del silencio (1926)
- Mademoiselle Satán (1927), poema individual
- Boletines de mar y tierra (1930)
- El tiempo manual (1935)
- La hora de las ventanas iluminadas (1937)
- Biografía para uso de los pájaros (1937)
- País secreto (1940)
- Microgramas (1940)
- Lugar de origen (1945)
- El visitante de niebla y otros poemas (1947)
- Familia de la noche (1953)
- Hombre planetario (1957-1959)
- Floresta de los guacamayos (1964)
- Vocación terrena (1972)
Ensayos, diarios e historia
- Cartas de un emigrado (1933), ensayos
- Latitudes (1934), diario de viajes
- La tierra siempre verde (1955)
- Viajes por países y libros (1961), ensayos
- Crónica de las Indias (1965), historia
- Interpretaciones hispanoamericanas (1967), ensayos
- El volcán y el colibrí (1970), autobiografía
Véase también
- César Dávila Andrade
- Jorge Enrique Adoum
- José Rumazo
- Premio Jorge Carrera Andrade
- Vasija de barro