Hécate para niños
Hécate (en griego antiguo: Ἑκάτη, Hekátē) es una titánide importante en la antigua religión griega y en la mitología. A menudo se la representa con un par de antorchas o una llave. En épocas posteriores, se la muestra con tres formas o tres cabezas.
Hécate estaba asociada con las encrucijadas (lugares donde se unen varios caminos), las entradas, la luz, la magia, el conocimiento de hierbas y plantas, los espíritus y los encantamientos. Aparece en el himno homérico a Deméter y en la Teogonía de Hesíodo, donde se la presenta como una diosa poderosa.
El filósofo Cornuto explicó que Hécate se representa con tres figuras (trímorphos) porque la luna tiene tres fases principales: creciente, luna llena y menguante. Por eso, también se la llamaba "la de los tres caminos" (triodîtis) y se la consideraba guardiana de las encrucijadas (triódon). Se la describe como una diosa de la noche y de la tierra, y se creía que cooperaba con quienes hacían magia y protegía los hogares.
Hécate fue una de las principales diosas adoradas en los hogares de Atenas. Se la consideraba una diosa protectora que traía prosperidad y bendiciones diarias a las familias. En escritos posteriores, como los Oráculos caldeos (siglos II-III), se le atribuyeron dominios sobre la tierra, el mar y el cielo, y un papel más amplio como salvadora (Soteira).
Las inscripciones más antiguas sobre Hécate se han encontrado en Mileto, cerca de Caria, donde era protectora de las entradas.
Contenido
Origen de Hécate
El origen de Hécate no está del todo claro. Algunos investigadores creen que esta diosa proviene de Anatolia, específicamente de Caria. Su culto pudo haber llegado a Grecia a través de Tracia y luego a Tesalia, donde se mezcló con otras divinidades. Otros estudiosos notan diferencias entre la Hécate descrita por Hesíodo y la de épocas posteriores. Sugieren que la primera, por su parecido con una Potnia Theron (Señora de los Animales), podría ser la misma divinidad que aparece en un ánfora de Tespias del siglo VIII a. C., y que sería de origen micénico.
Cómo se representaba a Hécate

Las primeras representaciones griegas de Hécate eran sencillas, no triples. Lewis Richard Farnell explica que antes del siglo V a. C., Hécate se representaba de una forma simple, como la mayoría de las otras divinidades. El poeta Hesíodo la imaginó así, sin mencionar una diosa triple.
El monumento más antiguo conocido es una pequeña figura de terracota encontrada en Atenas con una dedicatoria a Hécate del siglo VI a. C.. La diosa aparece sentada en un trono con una corona de flores, sin atributos especiales. Esto demuestra que su forma simple fue la original y que ya era conocida en Atenas antes de la invasión persa.
El viajero Pausanias, en el siglo II d. C., afirmó que Hécate fue representada en forma triple por primera vez por el escultor Alcámenes a finales del siglo V a. C.. En el arte griego, era difícil representarla con tres caras, por lo que una escultura votiva del siglo III a. C. de Ática la muestra como tres imágenes diferentes junto a una columna, alrededor de la cual bailan las Cárites. Algunas representaciones clásicas la muestran como una diosa triple sosteniendo una antorcha, una llave y una serpiente. Otras continuaron mostrándola en su forma simple.
En escritos antiguos de inspiración egipcia, se la describía con tres cabezas: una de perro, otra de serpiente y otra de caballo. La forma triple de Hécate también se expresaba con tres cuerpos en lugar de cabezas, como se ve en el gran friso del altar de Pérgamo (actualmente en Berlín), donde participa en la Titanomaquia (la batalla con los Titanes).
Un relieve de mármol del siglo IV a. C. en Cranón (Tesalia) la muestra con un perro a su lado, poniendo una corona sobre la cabeza de una yegua. Su animal asociado era la perra, y la ofrenda más común era dejar carne en las encrucijadas.
En las Argonáuticas, una epopeya del siglo III a. C., Jasón realiza un ritual para honrar a Hécate, siguiendo las instrucciones de Medea, su sacerdotisa. Este ritual incluía bañarse a medianoche, cavar un pozo y ofrecer una libación de miel y sangre de oveja, quemada en una pira. Luego, Jasón se retiraba sin mirar atrás. Todos estos elementos indican ritos dedicados a una deidad de la tierra.
Lugares de culto
El santuario más importante de Hécate estaba en Lagina, una ciudad-estado donde la diosa era atendida por sacerdotes especiales. Lagina, con su famoso templo, atraía grandes reuniones festivas cada año y estaba cerca de Estratonicea, ciudad de la que Hécate era patrona. En Tracia, Hécate tenía un papel similar al de Hermes, como guardiana de los límites y de lo salvaje. También ayudaba a las mujeres en los partos y en la crianza de los jóvenes.

También había un templo dedicado a Hécate en el recinto del templo de Artemisa en Éfeso, donde oficiaban sacerdotes especiales.
Además, uno de sus nombres, "Cerintia", está relacionado con el culto que se le rendía en la cueva de Cerinto, en la isla de Samotracia.
Hécate en la Mitología
Hesíodo, en la Teogonía, le atribuyó a Hécate poderes tan amplios que parece una figuración de la Gran Diosa. Aunque Hesíodo era un poeta que escribía sobre los dioses olímpicos, atribuyó los poderes de Hécate a un "regalo" de Zeus:
"Hécate, a la que Zeus Crónida honró sobre todos y le dio espléndidos regalos, la suerte de participar en la tierra y el mar estéril. Ella también obtuvo en lote la dignidad que confiere el estrellado cielo y es especialmente respetada por los dioses inmortales. [...] En nada la maltrató el Crónida ni tampoco le quitó nada de lo que recibió en suerte entre los primeros dioses, los Titanes; sino que sus atribuciones son las mismas que tuvo desde el principio."
Según Hesíodo, los regalos de Hécate a los humanos eran muy variados:
"Al que ella quiere, grandemente le asiste y ayuda; en el juicio se sienta junto a los venerables reyes, y en el ágora hace destacar entre la gente al que ella quiere. O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la guerra, allí la diosa asiste a los que quiere concederles la victoria y encumbrarles de gloria. Es capaz de asistir a los nobles que quiere y con igual capacidad, cuando los jóvenes compiten en juegos, allí los asiste y ayuda la diosa; y el vencedor en fuerza y capacidad, fácilmente y contento se lleva un magnífico premio y proporciona gloria a sus padres. A los que trabajan en el mar y elevan sus súplicas a Hécate y al resonante Ennosigeo, fácilmente la ilustre diosa les concede pesca abundante y fácilmente se la quita cuando parece segura si así lo desea su corazón. Es capaz de aumentar el ganado en los establos junto con Hermes, y en cuanto a las manadas de bueyes, los extensos rebaños de cabras y las majadas de lanudas ovejas, si así lo desea en su corazón, multiplica los pequeños y disminuye los numerosos."
Hesíodo también destacó que Hécate era la única hija de Asteria, una diosa de las estrellas y hermana de Leto, madre de Artemisa y Apolo. La abuela de estos tres primos era Febe, la antigua titánide que representaba la luna. Hécate era vista como una reaparición de Febe, y por lo tanto, una diosa lunar que se manifestaba en la oscuridad de la luna.
La inclusión y el gran elogio a Hécate en la Teogonía han sido un tema de debate para los investigadores, ya que Hesíodo parece darle demasiada importancia a sus atributos y responsabilidades en el antiguo cosmos, a pesar de que en esa época era una diosa relativamente menor y de origen extranjero. Se ha sugerido que en la región de origen de Hesíodo, Hécate era muy venerada, y su inclusión en la Teogonía fue su manera de promover a esta diosa local entre un público menos familiarizado.
A medida que su culto se extendió a otras zonas de Grecia, surgió un problema, ya que el papel de Hécate ya estaba cubierto por otras deidades más importantes del panteón griego, especialmente Artemisa, y por personajes más antiguos como Némesis. Otras divinidades asociadas a Hécate por sus funciones eran Selene, Perséfone, Hermes y Deméter.
Así, surgieron dos versiones de Hécate en la mitología griega. Una versión menos conocida la presenta como una sacerdotisa mortal, a menudo asociada con Ifigenia, que desprecia a la diosa y termina quitándose la vida. Artemisa entonces adorna su cuerpo y hace que su espíritu se eleve para convertirse en la diosa Hécate, quien actúa como un espíritu vengador, pero solo para mujeres que han sido lastimadas. Este tipo de mitos, donde una deidad local "crea" a una deidad extranjera, era común en las culturas antiguas para integrar cultos de otros lugares. Además, a medida que la adoración de Hécate crecía, su figura fue incorporada al mito posterior del nacimiento de Zeus como una de las ayudantes que escondieron al niño mientras Crono devoraba la roca falsa que le había dado Rea.
La segunda versión ayuda a explicar cómo Hécate obtuvo el título de "Reina de los Espíritus" y su papel como diosa de la magia. De manera similar a como las hermas (tótems de Hermes) se colocaban en las fronteras para protegerse del peligro, las imágenes de Hécate, como diosa de los límites, también podían tener un papel protector. Se hizo común colocar estatuas de la diosa en las puertas de las ciudades y, finalmente, en las puertas de las casas. Con el tiempo, la asociación con la protección contra los espíritus malignos llevó a la creencia de que ofender a Hécate también los atraía. Así surgieron las invocaciones a Hécate como la gobernante suprema de los límites entre el mundo normal y el mundo de los espíritus.
La evolución de la figura de Hécate se puede seguir hasta la Atenas del siglo V a. C.. Aparece como una gran diosa en dos fragmentos de Esquilo. En las obras de Sófocles y Eurípides, ya se ha convertido en la señora de la magia y las Keres (espíritus de la muerte).
El poder de Hécate se asemejó al de la magia. Medea, que era una de sus sacerdotisas, conocía conjuros para honrar a la diosa y así lograr pociones con propiedades especiales. Diodoro Sículo la presenta como un personaje que disfrutaba de la caza y, si no tenía éxito, dirigía sus flechas a los hombres. Además, su gran habilidad para crear pociones la llevó a descubrir el acónito y a experimentar con él, mezclándolo con la comida de los extranjeros. Añade que sucedió a su padre en el trono después de asesinarlo con una poción y que construyó el templo de Artemisa donde se hacían sacrificios. En la tradición relatada por este autor, Hécate era la esposa de Eetes y madre de Circe, Medea y Egialeo.
A la poderosa Hécate se la ha llamado "la de tierno corazón", quizás para resaltar su preocupación por la desaparición de Perséfone cuando se dirigió a Deméter con dulces palabras en un momento de aflicción. Más tarde, se convirtió en la asistente de Perséfone y su compañera cercana en el Inframundo.
Aunque nunca fue incluida entre los dioses olímpicos, la comprensión moderna de Hécate proviene de la cultura helenística de Alejandría. En los papiros mágicos del Egipto ptolemaico, se la llama la Perra, y su presencia se indicaba por los ladridos de los perros. Mantuvo un gran número de seguidores como diosa de la protección y los partos. En la imaginería posterior, también tiene dos perros fantasmales como sirvientes a su lado.
El nombre de Hécate se usó como nombre para personas (en masculino, Hecateo), asignando así a la persona la protección de la divinidad.
Familia de Hécate
Hécate es una diosa de la tierra anterior a los olímpicos y no fue fácilmente integrada en el panteón posterior de la Grecia clásica. Más allá de la Teogonía, las fuentes griegas no ofrecen una historia clara sobre su parentesco o sus relaciones en el panteón. A veces se la considera una titánide, hija de Perses y Asteria, y una poderosa ayudante y protectora de los humanos. Precisamente por su relación con Perses, también se la llama Perseide. Su presencia continua se explicaba diciendo que, como fue la única titánide que ayudó a Zeus en la Titanomaquia, no fue desterrada al Inframundo después de la derrota de los Titanes por los olímpicos. Esto es otra señal de la persistencia de los cultos donde era adorada.
También se decía que era hija de Deméter, o de Aristeo (hijo de un tal Peón), o incluso de la propia Noche. Hécate, como Deméter, era una diosa de la tierra y la fertilidad. Una versión menos conocida la hacía incluso la hija menor de Zeus, un rasgo que comparte con Atenea y Afrodita, como aspectos de antiguas deidades que tampoco pudieron ser opacadas por los olímpicos debido a que su adoración era muy fuerte. Otras versiones también coinciden en que Zeus era el padre, pero la madre es citada como Asteria o Ferea, una hija de Eolo. Incluso se dice que pudo ser hija de Leto o Tártaro. O que Zeus y Hera fueron sus padres.
Un mito cuenta que había robado el tarro de carmín de su madre y huido a una casa donde una mujer estaba de parto. Zeus la envió al reino de Hades para ser purificada. Allí tenía gran autoridad, pues era conocida como la reina invencible y presidía las ceremonias de purificación de las almas, donde se permitía perdonar las malas acciones de sus vidas pasadas. En esta versión, Hécate se asocia con Angelos.
Por lo demás, su papel en los mitos es secundario: ayudó a Deméter cuando Perséfone fue raptada (en algunas versiones del mito, fue ella quien la rescató del Inframundo) y se opuso a Heracles cuando este intentó enfrentarse a Cerbero.
Como muchas antiguas diosas de la tierra, Hécate permaneció sin casarse y no tuvo un compañero habitual, diciéndose a menudo que se reproducía por partenogénesis (sin necesidad de un padre). Se consideraba que todos los grandes magos y personas con poderes especiales de la mitología eran descendientes suyos. Algunos autores sostenían que Hécate era una diosa que permaneció siempre virgen. Sin embargo, dos fuentes nos hablan de su descendencia. Diodoro Sículo imaginó a Hécate como hija de otro Perses, el hijo de Helio; luego se casó con Eetes y tuvo dos hijas, Circe y Medea (ambas con poderes mágicos), y también un hijo, Egialeo (llamado en otras fuentes Apsirto). En las Grandes Eeas se nos dice que Hécate fue la madre de la monstruosa Escila, después de unirse con un tal Forbante, que algunos leen como Forcis. Semos de Delos dice que Cratéis era hija de Hécate y Tritón, y que Cratéis, unida a Deimos, engendró a Escila. Por otra parte, es la madre de muchos otros monstruos que representaban los aspectos temibles de la naturaleza que producían miedo, por ejemplo, las Empusas.
Otros nombres y títulos
- Audnea (en una invocación)
- Brimo (‘aterradora’)
- Cerintia (en relación con la ciudad y la cueva de Cerinto, en Tracia, dedicada a ella)
- Ctonia (‘de debajo de la tierra, del submundo’)
- Crateis (‘poderosa’)
- Enodia (‘de los caminos’)
- Antania (‘enemiga de la humanidad’)
- Curótrofa (‘niñera de los jóvenes’)
- Artemisa de las encrucijadas (‘de los cuatro caminos = de las encrucijadas’)
- Ferea (‘de la ciudad de Fere en Tesalia’)
- Propilea (‘[la que está] delante de la puerta’)
- Propolos (‘la que dirige’)
- Fósforo (‘que trae la luz’)
- Soteira (‘salvadora’)
- Pritania (‘reina de los muertos’)
- Trioditis (griego) o Trivia (latín) (‘de la encrucijada de tres caminos’)
- Cliduco (‘guardiana de las llaves’)
- Tricéfala o Tríceps (‘de tres cabezas’)
- Trinacia (‘de la isla homónima de Trinacia’)
- Triforme (‘de tres formas’)
Diosa de las encrucijadas
Hécate era invocada como protectora de los caminos y encrucijadas. Tenía un papel especial en las encrucijadas de tres caminos, donde los griegos colocaban postes con máscaras de cada una de sus cabezas mirando en diferentes direcciones.
La función de Hécate en las encrucijadas proviene de su esfera original como diosa de las tierras salvajes y las zonas inexploradas. Esto llevaba a realizar ofrendas para viajar con seguridad por estos territorios. Por lo general, se le ofrecían perros negros o, a veces, pescado. Este papel tiene relación con el de Hermes, dios de las fronteras.
Hécate es la versión griega de la Trivia ("tres caminos") de la mitología romana.
Hécate era la diosa que aparecía con más frecuencia en textos mágicos como los papiros mágicos griegos y las defixios (tablillas de maldición), junto con Hermes.
Reina de los espíritus
"Reina de los Espíritus" es un título asociado con Hécate debido a la creencia de que podía tanto evitar que el mal saliera del mundo de los espíritus, como también permitir que entrara. En un Himno órfico se menciona entre sus características que era "sepulcral, que se agita delirante entre las almas de los muertos".
Las hojas del álamo blanco son oscuras por una cara y claras por la otra, lo que simboliza el límite entre los mundos. El tejo ha estado asociado desde tiempos remotos con el Inframundo.
Animales asociados a Hécate
La perra es el animal más comúnmente asociado a Hécate, a quien a veces se la llama la "perra negra". Se la invoca como protectora de los perros y alguna vez se le ofrecieron perros negros en rituales de purificación. En Colofón (Tracia), Hécate podía manifestarse como perro. Los ladridos de los perros eran la primera señal de su cercanía en la literatura griega y romana. En un mito poco conocido, Hécuba, reina de Troya, es convertida por Hécate en una de sus perras negras.
La rana, una criatura que puede vivir en dos elementos (tierra y agua), también estaba dedicada a Hécate.
Como diosa triple, aparece a veces con tres cabezas: de perro, caballo y oso, o de perro, serpiente y león.
Se creía que Hécate era adorada por personas que practicaban magia, quienes adoptaban partes de su mito como su diosa de los encantamientos. Debido a que Hécate ya había sido malinterpretada a finales del periodo romano, a los cristianos de la época les resultó fácil distorsionar su imagen. De esta forma, todas sus criaturas también fueron consideradas "criaturas de la oscuridad". Sin embargo, la historia de animales como cuervos, búhos nocturnos, serpientes, escorpiones, asnos, murciélagos, caballos, osos y leones como criaturas suyas no es siempre oscura y aterradora.
Gala (Γαλῆ), que significa "comadreja", era en otro tiempo una mujer que fue transformada en este animal por la ira de Hécate. Otra versión nos dice que Hécate, apiadándose de Galintíade, que había sido transformada en comadreja por las Moiras, se compadeció de ese animal y lo hizo desde entonces su servidora sagrada.
Lugares asociados a Hécate
En diversos momentos se han asociado con Hécate las zonas salvajes, bosques, fronteras, murallas y puertas de las ciudades, encrucijadas y cementerios.
A menudo se afirma que la luna está dedicada a Hécate. Sin embargo, en los papiros mágicos del Egipto grecorromano se conservan varios himnos que identifican a Hécate con Selene y la luna, elogiándola como diosa suprema, madre de los dioses. De esta forma, como diosa triple, Hécate sigue teniendo seguidores en algunas tradiciones modernas.
Fiestas en honor a Hécate
Hécate era adorada tanto por los griegos como por los romanos, y en ambas culturas había fiestas dedicadas a ella. Según Ruickbie, los griegos celebraban dos días en honor a Hécate, uno el 13 de agosto y otro el 30 de noviembre, mientras que los romanos consideraban el día 29 de cada mes como dedicado a ella.
Paralelismos en otras culturas
La figura de Hécate puede relacionarse con la Isis egipcia debido a su papel como diosa de la magia y los encantamientos. Ambas eran símbolos de los puntos de transición o límites. Apuleyo asocia a Hécate con Isis en su obra El asno de oro:
"Aquí me ves, Lucio, en respuesta a tu plegaria. Sepas que yo soy madre y naturaleza de todas las cosas, señora de todos los elementos, principio y generación de los siglos, la mayor de los dioses y reina de todos los difuntos, primera y única de todos los dioses y diosas del cielo, que dispenso con mi poder y mando las alturas resplandecientes del cielo, y las aguas saludables de la mar, y los secretos del infierno. A mí sola y una diosa honra y sacrifica todo el mundo, en muchas maneras de nombres. [...] Otros me llaman Juno, otros Bellona, otros Hecates, otros Ranusia. Los etíopes, iluminados por los hirvientes rayos del sol, cuando nace, y los arrios y egipcios, donde nació mi doctrina, cuando me honran y sacrifican con mis propios ritos y ceremonias, me llaman mi verdadero nombre, que es la reina Isis."
Por otra parte, Plutarco en Isis y Osiris asocia a Hécate con Anubis. Este último es representado con un perro que ve tanto de día como de noche, mientras que a Hécate se la representa acompañada de perros y portando antorchas.
Hécate en la literatura
Hécate es un personaje de la tragedia de William Shakespeare Macbeth, representada por primera vez hacia 1606. En la obra, ella manda sobre las tres personas con poderes especiales, aunque no se sabe si ella misma es una de ellas, un espíritu o una diosa. Hay algunas pruebas que sugieren que el personaje y las escenas en las que aparece (acto III, escena V y una parte del acto IV, escena I) no fueron escritas por Shakespeare, sino añadidas durante una revisión de Thomas Middleton, quien usó material de su propia obra The Witch, producida en 1615. La mayoría de las ediciones modernas de Macbeth indican estas adiciones.
Véase también
En inglés: Hecate Facts for Kids
- Empusas, criaturas asociadas a Hécate.
- Mormo, una especie de espíritu femenino en el folclore griego antiguo.
- Lámpades, las ninfas del Inframundo.
- Aclis, la personificación de las tinieblas.
- Aglaonice, considerada como una de las personas con poderes especiales de Tesalia.