Pío XII para niños
Datos para niños Pío XII |
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Pío XII fotografiado hacia 1951
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Papa de la Iglesia católica |
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2 de marzo de 1939-9 de octubre de 1958 | ||
Secretario personal | Robert Leiber | |
Predecesor | Pío XI | |
Sucesor | Juan XXIII | |
Información religiosa | ||
Ordenación sacerdotal | 2 de abril de 1899 por Francesco di Paola Cassetta |
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Ordenación episcopal | 13 de mayo de 1917 por Benedicto XV |
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Proclamación cardenalicia | 16 de diciembre de 1929 por Pío XI |
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Culto público | ||
Beatificación | En proceso Declarado Venerable por Benedicto XVI en 2009 |
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Información personal | ||
Nombre | Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli | |
Nacimiento | 2 de marzo de 1876 Roma, Italia |
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Fallecimiento | 9 de octubre de 1958 (82 años) Palacio de Castel Gandolfo, Castel Gandolfo, Italia |
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Alma máter | Pontificia Universidad Gregoriana Universidad de Roma La Sapienza |
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Firma | ||
Opus iustitiae pax
(La paz, obra de la justicia) |
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Pío XII (en latín, Pius PP. XII), de nombre secular Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli (Roma, 2 de marzo de 1876-Castel Gandolfo, 9 de octubre de 1958), fue el 260.o papa de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 2 de marzo de 1939 hasta su muerte en 1958. El papa Benedicto XVI lo declaró venerable el 19 de diciembre de 2009 junto a Juan Pablo II.
Antes de su elección al papado, Pacelli se desenvolvió como secretario de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, nuncio apostólico y cardenal secretario de Estado, desde donde pudo alcanzar la conclusión de varios concordatos internacionales con estados europeos y americanos, entre los que destacó el Reichskonkordat con la Alemania nazi, firmado en 1933 y aún en parte vigente. Por otra parte, tuvo un influjo decisivo en la redacción de la carta encíclica de Pío XI titulada Mit brennender Sorge a los obispos alemanes, del 14 de marzo de 1937, que significó una advertencia severa al régimen del Adolf Hitler.
Su gestión como nuncio en Alemania y como cabeza de la Iglesia católica durante la Segunda Guerra Mundial sigue siendo motivo de análisis y controversia, principalmente en lo que respecta a la intensidad de su reacción frente a los crímenes del régimen nazi contra millones personas en Europa por cuestiones étnicas o ideológicas.
Pío XII murió en su residencia de verano de Castel Gandolfo el 9 de octubre de 1958, a los 82 años, tras sufrir una insuficiencia cardíaca aguda causada por un infarto de miocardio.
Biografía
Primeros años
Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli nació en Roma el 2 de marzo de 1876, en el seno de una familia aristocrática cuya historia los unía al papado, ya que pertenecían a la llamada nobleza negra.
Era el tercero de los cuatro hijos de Filippo Pacelli, príncipe de Acquapendente y de Sant'Angelo in Vado, y de su esposa la nobildonna Virginia Graziosi.
Su abuelo paterno, Marcantonio Pacelli, fue secretario segundo en el Ministerio de Finanzas de los Estados Pontificios, y luego, secretario de Interior durante el pontificado de Pío IX (a quien acompañó al exilio de Gaeta) desde 1851 hasta 1870; fundó el periódico de la Ciudad del Vaticano, L'Osservatore Romano en 1861. Su primo Ernesto fue uno de los más importantes consultores financieros del papa León XIII, su padre fue decano de la Rota Romana, y su hermano Francesco fue un renombrado abogado especializado en derecho canónico, conocido por las negociaciones en los Pactos de Letrán en 1929, que significaron la conclusión de la Cuestión Romana. Más tarde, Francesco sería nombrado marqués por Pío XI.
A la edad de doce años, anunció sus intenciones de ingresar en un seminario en lugar de ser abogado. La mayoría de la información biográfica que existe sobre la infancia de Pacelli proviene de la obra de la hermana Margherita Marchione.
Hizo sus primeros estudios en una escuela católica privada. Después de terminar sus estudios primarios, Pacelli emprendió sus estudios secundarios clásicos en el liceo Ennio Quirino Visconti, de Roma, una escuela con tendencias anticlericales y anticatólicas.
En 1894, con dieciocho años, ingresó en el seminario de Capranica, para prepararse a la ordenación sacerdotal. Sin embargo, no soportó el internado, por lo que en el verano de 1895 abandonó el seminario y se matriculó para el siguiente año en el Instituto Apollinare. En el seminario había recibido una dispensa especial para vivir en su casa, debido a problemas de salud. Desde 1895 hasta 1896, estudió filosofía en la Universidad de Roma La Sapienza.
Funciones eclesiásticas
Sacerdote y monseñor
Pacelli fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1899, (Domingo de Resurrección) por el obispo Francesco Paolo Cassetta —viceregente de Roma y amigo de la familia— y recibió su primera asignación como encargado en Chiesa Nuova, donde había servido como acólito.
Ese mismo año, se matriculó en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Instituto Apollinare de la Pontificia Universidad Lateranense. Además de doctorarse en teología y en derecho civil y canónico (in utroque iure).
En 1901, ingresó en la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, una suboficina de la secretaría de Estado vaticana, en donde se convirtió en un minutante, gracias a la recomendación del cardenal Vannutelli.
En 1904, Pacelli fue nombrado chambelán y en 1905 prelado doméstico de Su Santidad. Entre 1904 y 1916, asistió al cardenal Pietro Gasparri en su codificación del derecho canónico en el Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. También, en 1901, fue elegido por León XIII para entregar, en nombre de la Santa Sede, las condolencias al rey Eduardo VII del Reino Unido por la muerte de su madre, la reina Victoria. En 1908, sirvió como representante del Vaticano en el Congreso Eucarístico Internacional en Londres, donde conoció a Winston Churchill. En 1911 representó a la Santa Sede en la coronación del rey Jorge V.
En 1908 y 1911, Pacelli rechazó ser profesor en derecho canónico de la Universidad La Sapienza de Roma y en la Universidad Católica de América, respectivamente.
En 1911, se convirtió en subsecretario y, al año siguiente, en secretario-adjunto –posición que mantuvo durante el papado de Benedicto XV– y en 1914 fue secretario del Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios como sucesor de Gasparri, quien fue promovido a cardenal secretario de Estado. Como secretario, Pacelli concluyó un concordato con Serbia cuatro días antes del asesinato de Francisco Fernando de Austria en el atentado de Sarajevo, que desencadenó la Primera Guerra Mundial. Durante el desarrollo de la contienda, llevó el registro vaticano de los prisioneros de guerra. En 1915, viajó a Viena para asistir al nuncio apostólico de dicha ciudad, monseñor Scapinelli, en sus negociaciones respecto a Italia con el emperador Francisco José I de Austria.
Arzobispo y nuncio
El papa Benedicto XV designó a Pacelli como nuncio apostólico en Baviera el 23 de abril de 1917, consagrándolo obispo titular de Sardes e inmediatamente elevándolo a arzobispo el 13 de mayo de ese año, antes de que partiera a Baviera donde, quince días después, se reuniría con el rey Luis III y, más tarde, con el káiser Guillermo II de Alemania. Como por esa fecha no había nuncio en Prusia, Pacelli fue, por motivos prácticos, nuncio de toda Alemania, teniendo su nunciado extendido oficialmente el 23 de junio de 1920 y en 1925 al Imperio y a Prusia respectivamente. Muchos de los ayudantes de Pacelli en Múnich seguirían con él hasta el final de su vida, incluyendo a la hermana Pascalina Lehnert, ayudante, amiga y consejera de Pacelli durante 41 años.
Cardenalato
El 19 de diciembre de 1929, fue designado cardenal presbítero del título de Ss. Giovanni e Paolo por el papa Pío XI y, el 7 de febrero de 1930, sustituyó al cardenal Gasparri como secretario de Estado. Pesaron los años de servicio al dicasterio regido por este cardenal, pero además Pacelli era sin duda el mejor experto en política alemana y era este país el que marcaba el ritmo de la época.
Negoció y firmó los concordatos de la Santa Sede con el ducado de Baden (1932), la república de Austria (1933) y el reino de Yugoslavia (1935). Destaca históricamente la firma del Reichskonkordat entre la Santa Sede y Alemania, con el apoyo de los dirigentes conservadores y católicos alemanes Franz von Papen y Ludwig Kaas. Este concordato sigue vigente en la actualidad.
Por otro lado, una de sus actuaciones más importantes como secretario de Estado fue dar forma a la que luego sería la encíclica Mit brennender Sorge, que supuso una dura condena de las políticas del régimen nazi. Esta encíclica se escribió a iniciativa de los obispos alemanes, redactada en Roma en un primer borrador por Michael von Faulhaber, cardenal del título de Santa Anastasia y arzobispo de Múnich y Frisinga. Pacelli fue el redactor del texto definitivo. Fechada el 14 de marzo de 1937, fue leída en todas las iglesias de Alemania el 21 de marzo (Domingo de Ramos), lo que provocó la ira de Hitler. Fue respondida por el aparato de propaganda del régimen a cargo de Joseph Goebbels. En su presentación de la encíclica, Pacelli comparó al Führer alemán con el diablo y advirtió proféticamente su temor de que los nazis lanzaran una «guerra de exterminio».
En 1938, bautizó en la capilla de la Orden de Malta al futuro rey Juan Carlos I de España.
Durante la permanencia en el segundo cargo vaticano, viajó a Estados Unidos, Argentina, Hungría y Francia y se reunió con sus respectivos mandatarios, lo que le comenzó a otorgar gran proyección internacional.
Pacelli acumuló a la secretaría de Estado –cargo que mantuvo incluso después de ser elegido papa– los cargos de arcipreste de la Patriarcal Basílica Vaticana (1930), de gran canciller del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana (1932) y de camarlengo de la Iglesia católica (1935).
Papado
Elección
A la muerte de Pío XI en febrero de 1939, la organización de la sede vacante correspondió a Pacelli por su cargo de camarlengo. Él, precisamente, era el candidato favorito. El 2 de marzo de 1939, tras un cónclave que duró solo dos días y a la tercera votación, fue elegido papa y, en honor a su predecesor, eligió el nombre de Pío XII. Diez días después fue coronado por el cardenal protodiácono de Santa Maria in Domnica, Camilo Caccia-Dominioni.
Antes y durante la Segunda Guerra Mundial
Pío XII fue un papa sin experiencia pastoral directa, ni en parroquias ni en diócesis, puesto que toda su carrera se había desarrollado en la administración vaticana. Fue, en cambio, un perfecto conocedor de la curia romana, en la que se movió prácticamente toda su vida. Antes de su coronación y como medida preventiva, redactó ante notario una carta de renuncia en el caso de que fuese hecho prisionero por los nazis, de forma que no ocurriera lo mismo que había acontecido con el apresamiento de Pío VII por Napoleón en 1809.
El 11 de enero de 1940 convocó al representante del Reino Unido ante la Santa Sede, Francis D'Arcy Osborne, para ponerle al corriente de que un grupo de generales alemanes querían derrocar a Hitler y buscar un acuerdo de paz que incluía la liberación de Polonia y Checoslovaquia, pero no de Austria. El mensaje fue transmitido al gabinete de la guerra en Londres, que a mediados de enero decidió no tomar parte.
En su editorial de Navidad de 1941, el New York Times elogió a Pío XII por «oponerse plenamente contra el hitlerismo» y por «no dejar duda de que los objetivos de los nazis son irreconciliables con su propio concepto de la paz cristiana».
Varios historiadores judíos, como Joseph Lichten, de B'nai B'rith (organización judía dedicada a denunciar el antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi), han documentado los esfuerzos de la Santa Sede en favor de los hebreos perseguidos. Según el mismo Lichten, en septiembre de 1943, el papa ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia, siguiendo instrucciones de Pío XII, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en el palacio de Castel Gandolfo, así como en templos y conventos. En el boletín del Jewish Antidefamation League –Liga judía contra la difamación– de 1958, Lichten declaró que:
La oposición [de Pío XII] al nazismo y sus esfuerzos para ayudar a los judíos en Europa eran bien conocidos al mundo que sufre.
Según algunas fuentes, los nazis tenían un plan avanzado para secuestrar al papa, y otras fuentes afirman que Pío XII apoyó tres complots para derrocar a Hitler.
En 1944, en plena Segunda Guerra Mundial y con Benito Mussolini al frente de la República Social Italiana, su radiomensaje navideño llamado Benignitas et humanitas dio un impulso decisivo a la corriente política denominada Democracia Cristiana para el mundo entero por valorar, aunque con cierta cautela, la forma democrática de gobierno:
Manifestar su parecer sobre los deberes y los sacrificios que se le imponen [sic - participación política]; no verse obligado a obedecer sin haber sido oído [sic - libertad de expresión]: he ahí dos derechos del ciudadano que encuentran en la democracia, como lo indica su mismo nombre, su expresión. Por la solidez, armonía y buenos frutos de este contacto entre los ciudadanos y el gobierno del Estado se puede reconocer si una democracia es verdaderamente sana y equilibrada, y cual es su fuerza de vida y de desarrollo.Pío XII
Fragmento de Benignitas et humanitas, 24 de diciembre de 1944
Después de la guerra, organizaciones y personalidades judías reconocieron varias veces oficialmente la sabiduría de la diplomacia del papa.
El Congreso Judío Mundial agradeció en 1945 la intervención de Pío XII, con un generoso donativo al Vaticano. En el mismo año, el gran rabino de Israel, Yitzhak Herzog, envió al pontífice una bendición especial «por sus esfuerzos para salvar vidas judías durante la ocupación nazi de Italia».
Finalizada la guerra, Israel Zolli, gran rabino de Roma, quien como nadie pudo apreciar los esfuerzos caritativos del papa por los judíos, se convirtió al catolicismo y, en señal de gratitud, tomó en el bautismo el nombre de pila del pontífice, Eugenio. Zolli escribió un libro sobre su conversión ofreciendo numerosos testimonios sobre la actuación de Pío XII.
El 7 de septiembre de 1945, Giuseppe Nathan, comisario de la Unión de Comunidades Judías Italianas, declaró:
Ante todo, dirigimos un reverente homenaje de gratitud al Sumo Pontífice y a los religiosos y religiosas que, siguiendo las directrices del Santo Padre, vieron en los perseguidos a hermanos, y con valentía y abnegación nos prestaron su ayuda, inteligente y concreta, sin preocuparse por los gravísimos peligros a los que se exponían.Giuseppe Nathan
L'Osservatore Romano, 8 de septiembre de 1945
El 21 de septiembre del mismo año, Pío XII recibió en audiencia a A. Leo Kubowitzki, secretario general del Congreso judío internacional, que acudió para presentarle, en nombre de la Unión de las Comunidades Judías, su gratitud por los esfuerzos de la Iglesia católica en favor de la población judía de toda Europa durante la guerra.
El 29 de noviembre de 1945, el papa recibió a cerca de ochenta delegados de prófugos judíos, procedentes de varios campos de concentración en Alemania, que acudieron a manifestarle «el sumo honor de poder agradecer personalmente al Santo Padre la generosidad demostrada hacia los perseguidos durante el terrible período del nazi-fascismo» (L'Osservatore Romano, 30 de noviembre de 1945, p. 1).
En 1958, al morir Pío XII, Golda Meir (Ministra de Asuntos Exteriores de Israel) envió un elocuente mensaje:
Compartimos el dolor de la humanidad (...). Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la voz del papa se elevó en favor de sus víctimas. La vida de nuestro tiempo se enriqueció con una voz que habló claramente sobre las grandes verdades morales por encima del tumulto del conflicto diario. Lloramos la muerte de un gran servidor de la paz.Golda Meir
El presidente de Estados Unidos, Eisenhower, al enterarse de la muerte del pontífice, declaró que «el mundo ahora es más pobre después de su muerte».
El diplomático israelí Pinchas Lapide calculó que Pacelli fue responsable por salvar personalmente al menos 700 000 judíos. El historiador judío Richard Breitman ha escrito un libro sobre el holocausto. Como consultor del Grupo de trabajo para la restitución de los bienes a los judíos –grupo que ha obtenido la desclasificación de los dossieres del OSS–. En una entrevista al Corriere della Sera, del 29 de junio del 2000, Breitman –el único autorizado a ver los documentos del espionaje estadounidense en la Segunda Guerra Mundial– ha explicado que lo que más le ha impresionado ha sido la hostilidad alemana hacia Pío XII y el plan de germanización del país de septiembre de 1943. Breitman ha encontrado también «sorprendente el silencio aliado sobre el holocausto».
En otro ámbito, tras el descubrimiento en 1938 de una necrópolis bajo la basílica de San Pedro, Pío XII mandó realizar excavaciones que luego servirían para estudiar si la basílica había sido construida sobre la auténtica tumba del apóstol. Se hallaron varias tumbas antiguas y una de ellas tenía una inscripción (datada alrededor de los años 270-290 d. C.) representando dos cabezas, una sobre la otra. A la izquierda de la cabeza inferior aparecía la inscripción PETRU, y a la derecha una S, junto a una oración dirigida a Pedro para que intercediera por todos los cristianos sepultados cerca de su cuerpo. El descubrimiento fue descrito por Margherita Guarducci. En una alocución radiofónica ofrecida el 23 de diciembre de 1950, Pío XII dio por buenos los hallazgos aunque reconoció que los restos óseos no podían atribuirse a Pedro con certeza. En 1964, Pablo VI confirmaría que se trataba de los restos del apóstol y, en 2006, Benedicto XVI volvió a confirmar este hecho.
Después de la Segunda Guerra Mundial
Las actitudes anticomunistas del papa se volvieron más fuertes después de la guerra. En 1948, Pío XII declaró que cualquier italiano católico que apoyara a los candidatos comunistas en las elecciones parlamentarias de ese año sería excomulgado e instó a Azione Cattolica para que apoyara a la Democracia Cristiana. En 1949, autorizó a la Congregación para la Doctrina de la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al Partido Comunista. También condenó públicamente la Revolución húngara de 1956.
Le tocó ser el papa de la Guerra Fría, y en este contexto su opción fue clara: ferviente anticomunismo y aproximación a la nueva potencia emergente, los Estados Unidos. En este sentido, resultó determinante su amistad personal con Francis J. Spellman, arzobispo de Nueva York y vicario militar de las fuerzas norteamericanas, al cual nombró cardenal del título de Ss. Giovanni e Paolo (1946).
Terminada la guerra, Pío XII también fue el vocero para instar a la clemencia y al perdón de todas las personas que participaron en la guerra. Así también intercedió, mediante el nuncio apostólico en Estados Unidos, para conmutar las sentencias de los alemanes convictos por las autoridades de ocupación. El Vaticano solicitó el perdón para todos aquellos que estaban condenados a muerte en 1948. Una red de conventos e instituciones religiosas católicas, junto con la Cruz Roja, ayudaron a numerosos nazis a evadirse de la justicia, entre ellos figuras tan relevantes como Eichmann, quienes se dirigieron a países como Argentina, España, Australia o EE. UU.
Reconoció explícitamente el régimen surgido en España de la guerra civil (1936-1939). En 1953, firmó con el general Franco un concordato que daba base jurídica al llamado «Nacional-catolicismo» español, que otorgaría notables ventajas a la Iglesia a cambio de la legitimación de aquel sistema.
Pío XII también realizó el concordato con Rafael Trujillo de la República Dominicana en 1954. En este país, los derechos de la Iglesia católica fueron violados por los regímenes represivos. Pío XII también excomulgó a Juan Perón en 1955 por sus arrestos a sacerdotes de la Iglesia.
Dentro de la Italia de posguerra, a pesar de la tutela y el favorecimiento al partido de la Democracia Cristiana, llegó incluso a enfrentarse con su líder, Alcide de Gasperi, por el rechazo de este a cualquier pacto con la extrema derecha y en cambio por su interés en colaborar con la izquierda dentro de un espíritu democrático. Pío XII movilizó todas sus fuerzas para impedir el acceso de un socialista a la alcaldía de Roma en 1952, pero no lo consiguió.
El 1 de noviembre de 1950 y mediante la constitución apostólica Munificentissimus Deus, promulgó la doctrina de la Asunción de la Virgen como dogma de fe católica. Es el último dogma que la Iglesia católica ha definido hasta hoy.
Uno de sus últimos documentos fue la encíclica Fidei donum (1957), por la que invitaba a toda la Iglesia a reactivar el espíritu misionero, especialmente en África.
Últimos años
Los últimos años del pontificado de Pío XII comenzaron a finales de 1954 con una larga enfermedad, durante la que se llegó a considerar su renuncia. Posteriormente, los cambios en su hábito de trabajo se hicieron notar. El papa empezó a evitar las largas ceremonias, las canonizaciones y los consistorios, además de mostrar vacilaciones en asuntos personales.
Durante sus últimos años, empezó a demorar las designaciones de personal dentro del Vaticano, encontrándose cada vez más difícil sancionar a los subordinados y designados como Ricardo Galeazzi-Lisi (su médico personal), que después de numerosas indiscreciones, fue excluido del servicio papal en los últimos años de Pío XII, pero manteniendo su título, fue capaz de entrar en los apartamentos papales para fotografiar al pontífice moribundo; vendiendo luego las instantáneas a revistas francesas.
Pío XII tenía la costumbre de elevar a jóvenes sacerdotes como obispos, como Julius Döpfner (35 años) y Karol Wojtyła (38 años), siendo este uno de sus últimos nombramientos en 1958. Además, tomó una posición firme contra los experimentos pastorales, tales como los «sacerdotes obreros», que trabajaban a tiempo completo en las fábricas y se unían a los partidos políticos y sindicatos. Continuó la defensa de la tradición teológica del Tomismo como digno de una reforma continua, y como superior a las tendencias modernas como la fenomenología o el existencialismo.
Enfermedad y muerte
Desde su enfermedad de 1954, el papa dirigía personas laicas y grupos sobre una gama de temas sin precedentes. Con frecuencia, se dirigió a los miembros de los congresos científicos, explicando la doctrina cristiana a la luz de los resultados científicos más recientes. A veces debió contestar preguntas específicas sobre moral, que se dirigían hacia él. Para las asociaciones profesionales específicas, explicó la ética profesional a la luz de las enseñanzas de la Iglesia. Pío XII concedió a la Universidad de Santo Tomás en Manila, la más antigua existente en Asia, el apelativo de «la Universidad Católica de Filipinas».
Antes de 1955, Pío XII trabajó durante muchos años con Giovanni Battista Montini. El papa no tenía un asistente a tiempo completo. Robert Leiber le ayudó en ocasiones con sus discursos y publicaciones. Augustin Bea era su confesor personal. Pascalina Lehnert fue su asistente y ama de llaves durante cuarenta años. Domenico Tardini, probablemente era el más cercano a él.
Pío XII murió el 9 de octubre de 1958 en el palacio de Castel Gandolfo, la residencia de verano del papa, a los 82 años, tras sufrir una insuficiencia cardíaca aguda provocada por un infarto de miocardio súbito.
Su médico dijo después: El Santo Padre no murió a causa de alguna enfermedad específica. Estaba agotado por completo. Tuvo un exceso de trabajo más allá del límite. Su corazón estaba sano, sus pulmones estaban bien. Pudo haber vivido otros veinte años, si se hubiera salvado a sí mismo.
Fallido embalsamamiento
El médico de Pío XII, Ricardo Galeazzi-Lisi, informó que el cuerpo del pontífice fue embalsamado en la sala donde murió mediante un nuevo proceso inventado por un embalsamador de Nápoles, el profesor Oreste Nuzzi.
A diferencia de todos los papas anteriores a él, Pío XII no quería que sus órganos vitales fueran extraídos, exigiendo que se le mantuviera en la misma condición «en la cual Dios lo creó». Según Galeazzi-Lisi, esta fue la razón por la que él y Nuzzi utilizaron un nuevo método de embalsamamiento.
En una controvertida conferencia de prensa, Galeazzi-Lisi describió en detalle el embalsamamiento del cuerpo del difunto pontífice. Afirmó que utilizaría el mismo sistema de aceites y resinas con el que se ungió el cuerpo de Jesucristo. Galeazzi-Lisi afirmó que el nuevo proceso podía «preservar el cuerpo indefinidamente en su estado natural». Sin embargo, el embalsamamiento para preservar eficazmente el cadáver resultó impedido por el intenso calor de Castel Gandolfo durante el proceso.
A pesar de todos los intentos de reconstituir el rostro, la situación requirió que se recurriera a la aplicación de una máscara de cera.
Funeral
Su cortejo fúnebre en Roma fue la mayor congregación de los romanos a partir de esa fecha. Los romanos lamentaron la muerte del papa, el cual había nacido en esa ciudad, aparte de su recuerdo como héroe en tiempos de guerra. El cardenal Angelo Roncalli escribió en su diario el 11 de octubre que, probablemente, ningún emperador romano había disfrutado tanto de un triunfo, que él consideraba como un reflejo de la grandeza espiritual y la dignidad religiosa de Pío XII. Fue finalmente sepultado en las grutas vaticanas.
Testamento
Su testamento fue publicado inmediatamente después de su muerte.
Causa de canonización
La causa de Pío XII fue abierta el 18 de noviembre de 1965 por el papa Pablo VI. Para el estudio de la actuación de Pío XII durante la guerra fue nombrada una comisión de cuatro eminentes historiadores formada por Pierre Blet (Francia), Angelo Martini (Italia), Burkhart Schneider (Alemania) y Robert A. Graham (Estados Unidos). En marzo de 2007, la congregación recomendó que Pío XII debería ser proclamado venerable. El papa Benedicto XVI lo hizo el 19 de diciembre de 2009, al mismo tiempo que Juan Pablo II.
El inicio de la causa de beatificación provocó una reacción negativa de rabinos que calificaron a la decisión como «insensible». Riccardo Di Segni, rabino en jefe de Roma se opone a la beatificación diciendo: «A nivel humano, puedo aceptar la debilidad de Pacelli, pero su beatificación podría hacer de él un ideal para futuras generaciones. Para mi, la beatificación sería un impedimento para el diálogo.» El Estado de Israel también se opone a la canonización de Pío XII hasta que no se hayan abierto los archivos del Vaticano referidos a su pontificado.
En la cultura popular
- En la película The Scarlet and the Black (Escarlata y negro), de 1983, John Gielgud protagoniza a un Pío XII que avala la labor de monseñor Hugh O'Flaherty, quien ocultó judíos y prisioneros de guerra en la Roma ocupada por los nazis.
- En la cinta Amen., de 2002, Pío XII es interpretado por Marcel Iureș como un pontífice que sufre por lo que le ocurre a los judíos, pero también se siente impotente por su suerte.
- También es interpretado por el actor James Cromwell en la miniserie de televisión Bajo el cielo de Roma (Sotto il cielo di Roma), un filme del 2010 que refiere la actitud de la Santa Sede, en especial del papa, frente a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, con un énfasis hacia la intención de los nazis de raptar a Pío XII y de las acciones tomadas por él durante este difícil período de la historia.
- La poderosa sierva de Dios, una serie de televisión alemana de 2011, que relata la vida de la monja y asistente personal Pascalina Lehnert, mostrando también la labor de Pío XII (interpretado por el actor italiano Remo Girone) durante la época nazi.
- La película Shades of Truth (Sombras de la Verdad), es una producción estrenada en el 2015 que defiende la figura de Pío XII, basado el trabajo secreto que realizó para salvar a los judíos.
- En 2016, la National Geographic Channel emitió el docudrama El Papa vs. Hitler (Pope vs Hitler) en el que se detalla la colaboración que prestó Pío XII en los complots contra Adolf Hitler.
Véase también
En inglés: Pope Pius XII Facts for Kids
- Enseñanzas sociales de Pío XII
- Carlos Baca Flor y Francis Bacon, pintores que retrataron a Pío XII.
- Anexo:Encíclicas de Pío XII
- Anexo:Documentos por Pío XII
- Anexo:Bibliografía sobre Pío XII
- XXXV Congreso Eucarístico Internacional