Revueltas antiseñoriales durante la Guerra de las Comunidades de Castilla para niños
Durante la guerra de las Comunidades de Castilla, entre 1520 y 1521, ocurrieron varios movimientos y revueltas antiseñoriales. Estas revueltas se concentraron principalmente en el reino de Castilla, pero también hubo levantamientos en el sur de la sierra del Guadarrama, en lugares como Chinchón, Orgaz, Moya o Cazorla.
Es importante no confundir estas revueltas contra los señores con el movimiento de los Comuneros en sí. Lo que sucedió fue que las comunidades locales, es decir, los habitantes de las villas y ciudades que estaban bajo el poder de un señor (un noble o un obispo), aprovecharon el momento de conflicto para pedir volver a estar bajo el control directo del rey. Esto se llamaba "volver al realengo".
No todas las ciudades que se rebelaron apoyaron a los Comuneros, pero muchas sí lo hicieron. Entre ellas estaban las siete Merindades de Castilla la Vieja, Palencia, Dueñas, Chinchón y Moya.
Estos movimientos tuvieron dos efectos importantes:
- Primero, preocuparon a la nobleza y la obligaron a apoyar activamente al rey.
- Segundo, hicieron que los Comuneros tuvieran que definir mejor sus ideas y objetivos.
Así, lo que al principio parecía un conflicto político entre las ciudades y el rey, se convirtió también en una lucha social. Los Comuneros acusaron a la nobleza de defender solo sus propios intereses y no el bien común del reino. Eventos como la campaña del obispo Antonio de Acuña en Tierra de Campos en enero de 1521 y las condenas a algunos señores, muestran cómo el movimiento Comunero se hizo más radical.
Contenido
- Revueltas Antiseñoriales en las Regiones de Castilla
- Galicia: Agitación y Resistencia
- Reino de Castilla: Focos de Rebelión
- Reino de Toledo: Chinchón, Orgaz y Moya
- Andalucía: Cazorla y Villacarrillo
- Galería de imágenes
Revueltas Antiseñoriales en las Regiones de Castilla
Galicia: Agitación y Resistencia
Galicia no participó directamente en la revuelta de los Comuneros, pero sí tuvo su propia agitación contra los señores. Por ejemplo, los habitantes casi tomaron por la fuerza una fortaleza del conde Fernando Andrade. Además, la gente no quería pagar los impuestos y tributos a sus señores.
Un documento de la época, del 15 de abril de 1521, decía:
Comienzan a gustar de no pagar a sus señores ni las rentas reales.
Para enfrentar esta situación, los señores de la región se reunieron en Mellid a principios de diciembre de 1520. Allí escribieron un manifiesto para proteger sus tierras y su poder de estas revueltas.
Reino de Castilla: Focos de Rebelión
La Rioja: Haro y Nájera
En La Rioja, hubo dos puntos principales de rebelión contra los señores: Haro, que era propiedad del Condestable, y Nájera y sus alrededores, que pertenecían al duque de Nájera. La villa de Robles no se levantó, pero sí aprovechó la situación para denunciar los abusos de su señor, Juan de Lezana.
Haro: Una Rebelión Corta
La rebelión en Haro no duró mucho. El Condestable pidió ayuda a la ciudad de Vitoria el 13 de septiembre y controló la situación rápidamente. Para evitar más problemas, el 17 de septiembre ordenó que no se celebraran reuniones generales sin permiso de las autoridades. Al día siguiente, decretó que quien causara el menor alboroto sería castigado severamente.
Nájera: Levantamiento y Represión
Nájera se levantó el 14 de septiembre. Los vecinos enojados castigaron a un sirviente del duque y causaron daños en las casas de sus seguidores. Inmediatamente, proclamaron una Comunidad, expulsaron a las autoridades del señor y, días después (entre el 16 y 17 de septiembre), tomaron una de las fortalezas de la ciudad y el alcázar. Los defensores del alcázar se retiraron a otro castillo.
El 17 de septiembre, Nájera pidió apoyo a Navarrete y a otras localidades cercanas, que pronto se unieron a la rebelión: Uruñuela, Huércanos, Camprovín y Matute.
El duque de Nájera se enteró de la situación el 15 de septiembre. El 18 de septiembre, llegó cerca de la ciudad con un ejército. Envió un mensaje a Nájera, diciendo que si no regresaban a su obediencia en una hora, atacaría la ciudad.
El duque prometió ser clemente si se rendían, pero los rebeldes no lo hicieron. En cambio, atacaron la fortaleza que seguía leal y dispararon artillería contra el duque y su ejército. Un intento de mediación por parte de Logroño no tuvo éxito.
Ante la resistencia de los vecinos, el duque ordenó atacar la villa y recuperar los castillos. Hubo grandes daños a las propiedades, calculados en más de 70.000 ducados. Se dice que el Condestable evitó que el duque destruyera la villa por completo. Solo dos personas murieron en el enfrentamiento, pero luego se ejecutó a otras cuatro, incluyendo a un hombre llamado Castillo, por su participación en la rebelión.
El 22 de septiembre, el duque se fue a Pamplona, dejando sesenta soldados y caballería en Nájera por seguridad.
Arévalo, Olmedo y Madrigal: Vuelta al Realengo
A finales de junio de 1520, las villas de Arévalo, Olmedo y Madrigal (esta última el día 20) se rebelaron contra su señora, Germana de Foix. Expulsaron a las autoridades que ella había nombrado.
Enseguida, enviaron representantes al cardenal Adriano para pedirle que nombrara nuevos funcionarios reales. Como tardaba, el 11 de julio, las tres villas le advirtieron que si no se les permitía volver al realengo, pedirían justicia a los Comuneros. El Consejo Real decidió aceptar y pidió al rey que confirmara sus privilegios. Así fue, y el 9 de septiembre, Carlos I firmó el documento que devolvía formalmente estas tres villas al control directo del rey.
Desde entonces, estas villas no apoyaron a los Comuneros. Arévalo se negó a recibir al capitán Juan de Padilla y expulsó al corregidor nombrado por la Santa Junta. Madrigal impidió dos veces la entrada de Padilla. Solo Olmedo pareció un poco más flexible con los rebeldes, pero sin comprometerse.
Palencia: Contra el Poder Eclesiástico
Palencia es un caso especial, porque aquí el poder lo ejercía un miembro de la Iglesia, el obispo. El 23 de agosto de 1520, al llegar las noticias del levantamiento en Valladolid, los vecinos intentaron atacar a Francisco, sobrino del obispo Pedro Ruiz de la Mota, y a otros miembros de la Iglesia Mayor.
Además, destituyeron a los regidores nombrados por el obispo anterior y nombraron nuevos regidores. Estos juraron servir "a Dios, a la Reina y al Rey, como señores naturales, y a la Ciudad".
La ciudad comenzó su camino hacia la revuelta, pero la Comunidad no se estableció del todo hasta noviembre-diciembre de 1520, con la llegada de Antonio de Acuña. Antes de eso, el 13 de septiembre, hubo otra gran revuelta. Vecinos de Villamuriel protestaron por el abandono de la fortaleza de la villa. Al día siguiente, la campana sonó y los vecinos se reunieron, exigiendo tomar el castillo de Villamuriel. Los agitadores, cansados de esperar, llevaron a la multitud al castillo e incendiaron la casa episcopal, derribando gran parte de la torre.
Dueñas: Captura de los Condes
En Dueñas, la rebelión ocurrió pocos días después. En la medianoche del 1 de septiembre, un grupo de vecinos armados, liderados por Pedro Niño, entró por la fuerza en el palacio del conde y la condesa de Buendía. Los condes fueron hechos prisioneros y obligados a firmar una carta para que el alcaide entregara la fortaleza a los rebeldes. La Comunidad confió la fortaleza a Gaspar de Villadiego.
Pedro Niño fue nombrado alcalde y eligió nuevos funcionarios. Prohibió pagar rentas a los condes y publicó nuevas reglas sobre impuestos. Finalmente, expulsó a los condes de la villa.
Desde la casa de un escribano de la Comunidad, se enviaron cartas a ciudades importantes como Palencia y Valladolid, pidiendo ayuda y explicando que el levantamiento se debía a los abusos de su señor, Juan de Acuña Enríquez.
Consecuencias en Dueñas
Lo que pasó en Dueñas causó gran impacto en Castilla. El conde de Benavente intentó negociar con los rebeldes. Aunque estos aceptaron el regreso de los condes y el pago de tributos, no quisieron entregar la fortaleza, lo que impidió un acuerdo.
El 4 de septiembre, el conde de Benavente escribió a Palencia pidiendo que no apoyara a los rebeldes, ya que Valladolid no lo haría. Dijo que cualquier problema debía resolverse por la vía legal. Otros nobles también expresaron su indignación y pidieron ayuda para sofocar el levantamiento.
La Santa Junta (el gobierno de los Comuneros) se encontró en una situación difícil. Dudaba entre apoyar a los rebeldes y ganarse la enemistad de la nobleza, o ayudar a los señores, lo cual no sería fácil. Temiendo que la nobleza se les opusiera, la Junta aseguró a los nobles que mediaría entre Dueñas y el conde.
Los eventos en Dueñas y otros lugares hicieron que la nobleza dejara su actitud pasiva y se uniera al bando del rey.
Años después, el conde de Buendía afirmó que la rebelión de Dueñas había sido planeada por los Comuneros, pero los acusados lo negaron. En 1524, las penas para los implicados fueron leves.
Castromocho y Portillo: Represión y Resistencia
Las tierras del conde de Benavente también tuvieron problemas. Cuando supo de intentos de rebelión en Castromocho, fue de inmediato y aplicó una represión muy dura, destruyendo casas y castigando a los agitadores. Sin embargo, esto no evitó que pocos días después Portillo también comenzara a agitarse en sus tierras.
Las siete Merindades: Desafío al Condestable
Las siete Merindades de Castilla la Vieja fueron muy influenciadas por el movimiento Comunero. La Santa Junta pudo establecer su propia administración allí, reemplazando la del Condestable, que ejercía derechos señoriales sin una base legal clara.
En septiembre de 1520, estas jurisdicciones invitaron a Burgos a unirse a la causa Comunera. El 5 de noviembre de 1520, el representante de las Merindades, Diego Alonso, pidió al rey que no se ejecutara una orden del Condestable de enviar 300 hombres de combate. Esto era una forma de rebelión.
El 6 de noviembre, la notificación de esta respuesta fue entregada a varios funcionarios, quienes se negaron a recibirla. El 13 de noviembre, los representantes de las Merindades se reunieron y rechazaron dos órdenes del Condestable que les prohibían nombrar oficiales de justicia o cobrar rentas reales. Argumentaron que estas órdenes iban en contra de los derechos reales de las Merindades.
El 14 de noviembre, la Santa Junta publicó un manifiesto para las Merindades. Explicó las razones de su rebelión contra Carlos I y las felicitó por su resistencia al Condestable, invitándolas a unirse a su causa.
Por lo tanto, no es de extrañar que cuando se notificaron órdenes reales a los representantes de las Merindades, estos las rechazaran.
Respuesta de los Realistas
El Condestable ordenó a varios capitanes que se presentaran en Burgos. Pero ninguno quiso ir personalmente, enviando a un sirviente en su lugar, alegando miedo a represalias y tareas importantes.
El hijo del duque de Nájera, Manrique de Lara, entró en Medina de Pomar con 4000 soldados. Estuvo allí seis días, intentando convencer a algunas personas de las Merindades de que obedecieran al rey y no se unieran a los Comuneros.
Respuesta de los Comuneros
Las Merindades colaboraron mucho con el rebelde Pedro López de Ayala, conde de Salvatierra, manteniendo un foco de tensión al norte de Burgos. El 29 de febrero, enviaron un documento a la Junta, declarando su rebelión y pidiendo varias autorizaciones, como impedir que los clérigos obedecieran órdenes en su contra, usar dinero de impuestos para reclutar tropas, y no obedecer órdenes de los regentes o del rey.
El 3 de abril, la Junta nombró a Diego Ramírez de Guzmán gobernador de las siete Merindades y otras regiones. El 9 o 10 de abril de 1521, se nombró al licenciado Urrez como corregidor y a Gómez de Hoyos como capitán general. Ambos lograron formar un ejército de hasta 8000 campesinos, que se dirigieron a Medina de Pomar para enfrentar a las tropas del rey. Sin embargo, las tropas del Condestable y el duque de Nájera ya se habían ido, por lo que el ejército fue disuelto.
Urrez vio que los valles de la provincia de Cantabria y el marquesado de Santillana querían unirse a la Comunidad y liberarse de sus señores. Detuvo a un oficial de justicia nombrado por el Condestable y arrestó a seis personas que habían redactado documentos en apoyo del Condestable.
El 8 de abril, la Junta pidió a las Merindades que, junto con el conde de Salvatierra, impidieran el paso de las tropas del Condestable, que se dirigían al sur para unirse a otras fuerzas.
La Represión
El Condestable impuso una represión muy dura en sus tierras y en las Merindades. También pidió una indemnización por los daños causados por los Comuneros en Medina de Pomar: 1.800.000 maravedíes, más 1.125.000 por otros gastos. Sin embargo, el 6 de noviembre de 1524, los rebeldes de las Merindades fueron perdonados por la justicia real, que fue más indulgente que la justicia señorial.
Reino de Toledo: Chinchón, Orgaz y Moya
Chinchón y Ciempozuelos: Levantamiento y Consecuencias
En la región de Chinchón, que antes pertenecía a Segovia, el foco de la revuelta se centró en las tierras del conde de Chinchón, Fernando de Cabrera y Bobadilla. Los vecinos de Chinchón, Ciempozuelos y otras zonas tomaron la artillería, destituyeron a los oficiales de justicia y derribaron los símbolos del poder señorial.
Aunque el conde pidió ayuda a Valladolid y el duque de Albuquerque también lo hizo, los Comuneros de Segovia apoyaron a los rebeldes. Enviaron tropas que, bajo el mando de Antonio de Mesa, sitiaron las fortalezas de Chinchón y Odón. El Condestable ordenó liberar la fortaleza de Chinchón en noviembre de 1520.
El 13 de septiembre, el conde pidió refuerzos. A principios de 1521, la situación parecía controlada, pero el 9 de abril de 1521, el rey dio libertad al prior de San Juan, capitán realista, para someter esas tierras. Un mes después, el 21 de mayo, se pidió a todas las autoridades que ayudaran al conde en esta tarea.
En Ciempozuelos, el campesino más rico del lugar se convirtió en líder de los rebeldes, animando a sus vecinos con estas palabras:
Ea, hombres, todos procuremos por la libertad y viba el rey e la reyna e muramos todos contra Fernandillo (el conde de Chinchón) y veamos qué nos hará.
Finalmente, el conde recuperó la aldea y castigó severamente al campesino que había liderado la rebelión.

Años después, la viuda del conde de Chinchón pidió una gran suma de dinero como compensación por los daños causados por sus súbditos y los segovianos a sus castillos y propiedades. En 1524, los jueces le concedieron una parte de lo que pedía, aunque las víctimas ya habían recuperado una cantidad considerable por su cuenta. Muchas localidades fueron condenadas a contribuir a esta indemnización.
Orgaz: Fin de la Rebelión
Los habitantes de Orgaz también se rebelaron contra su señor Álvaro Pérez de Guzmán. El 13 de septiembre, este señor fue incluido en una lista de "traidores" que la Comunidad de Toledo animó a castigar y a tomar sus bienes. El 30 de agosto, el castillo de la villa fue incendiado, lo que puso fin al levantamiento.
Moya: Conflicto y Recuperación

En la comarca de Moya, en la provincia de Cuenca, la rebelión ocurrió en octubre. El marqués Juan Pérez de Cabrera Bobadilla tuvo que huir con su familia mientras su palacio era dañado.
A finales de octubre, Cuenca ordenó al marquesado de Villena no ayudar a los rebeldes de Moya. En noviembre, Requena se levantó, tomó el control de la fortaleza y envió un mensaje a la Santa Junta, que la animó a extender la rebelión.
La regencia encargó la recuperación de Moya a Jorge Ruiz de Alarcón. Hubo dos batallas en noviembre en Carboneras, la segunda de las cuales, el 14, terminó con la rebelión en el marquesado. Hubo muchos muertos y prisioneros del lado rebelde.
Antes de que Moya fuera recuperada, su ayuntamiento había escrito a Cuenca diciendo que estaban dispuestos a morir por volver al realengo. Enviaron representantes a Flandes (donde estaba el rey) con documentos. Sin embargo, la aparente sumisión del marquesado no duró mucho. Los líderes Comuneros de Requena, La Motilla e Iniesta comenzaron a reclutar tropas y obtuvieron artillería. Las fuerzas Comuneras llegaron a Moya a finales de enero o principios de febrero, sitiaron el alcázar y expulsaron a su señor. Requena tomó el control de la administración.
Pero el marqués no tardó en recuperar sus tierras. El corregidor de Cuenca, Rodrigo Cárdenas, reunió un ejército. El 26 de marzo, Moya volvió a manos del marqués, mientras que Requena cayó en mayo. Cuando el representante de Moya en la Junta regresó, fue detenido. Se inició un proceso judicial y en Moya 804 personas fueron condenadas, 88 de ellas a muerte y confiscación de la mitad de sus bienes.
Los conflictos del marquesado de Moya con su señor no terminaron con la revuelta Comunera. Las tensiones continuaron por muchos años.
El Provencio y Santa María del Campo: Denuncias y Resistencia
En El Provencio, el 17 de agosto de 1520, Alonso de Catalayud fue expulsado de la villa y sometido a un juicio popular por los habitantes que se habían organizado en comunidad. La villa se puso bajo la protección real, sin obedecer a su señor.
Hasta ochenta personas denunciaron los abusos de su señor. El 22 de septiembre, la comunidad envió un documento al Consejo Real y al regente Adriano de Utrecht, pidiendo la incorporación total de la villa al patrimonio real. Esta gestión no sirvió de mucho, y el documento fue enviado a la Junta, que lo recibió el 1 de octubre. Ese mismo día, la Junta apoyó a la villa y declaró nulas las órdenes del Consejo Real.
En Santa María del Campo Rus, los habitantes se negaron a obedecer a su señor Bernardino del Castillo Portocarrero, destituyeron a sus autoridades y le quitaron sus bienes. Diego Esteban Blanco se convirtió en capitán de los levantados, con la ayuda de otras villas Comuneras como San Clemente, El Provencio y El Cañavate. Hubo combates duros en El Cañavate en febrero de 1521.
Portocarrero pidió al rey la restitución de su señorío y el castigo de los responsables. No se conocen todos los detalles de la represión, pero debió ser dura.
Andalucía: Cazorla y Villacarrillo
En Andalucía, Cazorla y sus alrededores (provincia de Jaén) fueron los únicos lugares con rebeliones antiseñoriales. En agosto de 1520, el adelantado García de Villarroel, señor de la comarca, tuvo que refugiarse en el castillo para escapar de la ira de sus habitantes. El marqués de Mondéjar logró solucionar el problema temporalmente, pero poco después, parte de los vecinos de Villacarrillo se rebelaron. El adelantado inició una represión, pero entonces toda la aldea se levantó, pidiendo ayuda a los Comuneros de Úbeda y Baeza.
Una vez restablecido el orden, Villarroel acusó a los Comuneros de sus problemas. Sin embargo, estos eventos fueron más una respuesta a un señor impulsivo que un intento de rebelión Comunera. Aunque un representante de la villa fue a la Junta para explicar las razones del levantamiento, Cazorla también envió un documento al rey, declarándose leal a la Corona.
El hecho de que los rebeldes castellanos nombraran adelantado a Juan de Padilla (reemplazando a Villarroel el 10 de enero de 1521) podría sugerir que los Comuneros intentaron aprovechar la situación. Sin embargo, la derrota de Villalar puso fin a estas intenciones.
Galería de imágenes
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Palacio de los condes de Buendía, en Dueñas.
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Castillo de Villaviciosa de Odón.
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Mapa que representa los enfrentamientos y levantamientos antiseñoriales sucedidos en el marquesado de Moya durante 1520 y 1521.