Período de las grandes migraciones para niños
Las "invasiones bárbaras" o "grandes migraciones" fueron un periodo de grandes movimientos de pueblos en Europa y Asia, que ocurrieron principalmente entre los siglos IV y VI. Estos movimientos cambiaron la forma del Imperio romano y dieron origen a muchos de los países que conocemos hoy.
Hoy en día, los historiadores prefieren llamarlos "migración de pueblos" o "periodo de migraciones". La palabra "bárbaro" se usaba en la Roma Antigua para referirse a quienes no hablaban latín o griego, y no vivían como los romanos. Con el tiempo, esta palabra adquirió un significado negativo, pero en historia se usa para referirse a los pueblos que vivían fuera del Imperio romano.
Estos movimientos de pueblos no fueron un evento único, sino un proceso largo y complejo. A veces, las poblaciones locales se mezclaron con los recién llegados, adoptando sus costumbres o, al revés, enseñándoles las suyas.
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¿Qué causó estas grandes migraciones?
Algunos historiadores creen que uno de los motivos de estas migraciones pudo ser una serie de cambios en el clima en algunas partes de Europa y Asia, que hicieron más difícil la vida en esas zonas. Esto llevó a muchos pueblos a buscar lugares con mejores condiciones, como el Imperio romano, que tenía un clima más favorable y tierras fértiles.
Estos movimientos no solo afectaron a Europa, sino también a grandes imperios en Asia, como el Imperio sasánida en Persia y el Imperio gupta en la India, e incluso a China.
Primeros movimientos de pueblos (Siglo III)
Mucho antes de que los pueblos germánicos entraran en el Imperio romano, ya había movimientos. En el siglo II, pueblos como los cuados, marcomanos y lombardos aparecieron cerca del río Danubio e invadieron algunas provincias romanas.
Durante el crisis del siglo III, el Imperio romano tuvo muchos problemas internos. Hubo muchos emperadores en poco tiempo, y las guerras civiles debilitaron las defensas de las fronteras. Esto permitió que varias tribus, como los alamanes y los francos, entraran en el Imperio.
Al principio, algunos de estos pueblos se asentaron de forma pacífica, con permiso de los romanos, para trabajar la tierra y ayudar a proteger las fronteras. Sin embargo, esta paz terminó cuando los hunos, un pueblo misterioso de jinetes, comenzaron a presionar a los pueblos germánicos, empujándolos hacia el Imperio romano.
Los romanos intentaron fortalecer sus defensas construyendo murallas y reorganizando su ejército. A pesar de los esfuerzos, la llegada de los hunos cambió todo. El ejército romano ya no era tan flexible ni tan fuerte como antes para enfrentar a estas tribus, que cada vez eran más grandes y poderosas.
Las grandes migraciones de los siglos IV y V
La llegada de los hunos y sus consecuencias
Los hunos, un pueblo nómada de Asia, llegaron a Europa alrededor del año 375. Eran conocidos por su habilidad con el arco y por ser jinetes muy rápidos. Su llegada causó un gran revuelo y provocó que muchas tribus germánicas y sármatas huyeran hacia el sur y el oeste de Europa.
Una de las consecuencias más importantes fue la huida de los godos. Estos pidieron permiso al emperador romano Valente para refugiarse dentro del Imperio. En el año 376, miles de godos entraron en territorio romano. Sin embargo, la administración romana no estaba preparada para recibir a tanta gente. Hubo problemas con los alimentos y los godos se rebelaron.
En el año 378, tuvo lugar la batalla de Adrianópolis. El emperador Valente y una gran parte de su ejército murieron en esta batalla contra los godos. Esta derrota fue un golpe muy duro para el Imperio romano de Oriente y mostró la nueva fuerza de los pueblos migrantes.
Los godos se asientan en el Imperio romano
Después de la batalla de Adrianópolis, el Imperio romano se dividió en dos partes: el Imperio romano de Occidente, con capital en Roma, y el Imperio romano de Oriente, con capital en Constantinopla.
En el año 382, se firmó un tratado importante con los godos. Este acuerdo les permitía establecerse dentro del Imperio romano, mantener sus propias leyes y estar exentos de impuestos. A cambio, debían servir como aliados militares del Imperio. Este tratado fue un precedente, ya que por primera vez un pueblo germánico obtenía tanta autonomía dentro de las fronteras romanas.
Los godos, ahora llamados visigodos, jugaron un papel importante en la política romana. A veces eran aliados y otras veces enemigos. En el año 410, los visigodos, liderados por Alarico I, saquearon la ciudad de Roma. Aunque Roma ya no era la capital, este evento fue un gran impacto para la gente de la época.
Después de este saqueo, los visigodos se asentaron en la región de Aquitania, en el suroeste de la Galia (actual Francia).
El cruce del Rin en 406 y sus consecuencias
En el año 406, varias tribus como los vándalos, suevos y alanos cruzaron el río Rin, que estaba congelado. Esto marcó un momento clave, ya que estas tribus saquearon la Galia y luego se dirigieron a Hispania (actual España).
Los suevos se establecieron en el noroeste de Hispania, fundando uno de los primeros reinos en Europa. Los vándalos cruzaron el estrecho de Gibraltar y conquistaron las ricas provincias romanas del norte de África, incluyendo Cartago. Desde allí, se dedicaron a la piratería, amenazando las rutas marítimas del Mediterráneo.
El Imperio romano de Occidente tuvo que pedir ayuda a los visigodos para intentar recuperar el control de estas provincias. Los visigodos lograron imponerse a los invasores, pero a su vez establecieron su propio reino independiente en la Galia.
El Imperio huno y el fin del Imperio romano de Occidente
Los hunos, bajo el liderazgo de su famoso rey Atila, se hicieron muy poderosos. Atila atacó tanto el Imperio romano de Oriente como el de Occidente. En el año 451, un ejército formado por romanos y pueblos germánicos se enfrentó a Atila en la batalla de los Campos Cataláunicos en la Galia. Aunque no fue una victoria total, Atila se vio obligado a retroceder.
En el año 452, Atila invadió Italia, pero finalmente tuvo que retirarse debido a enfermedades y falta de suministros. Murió repentinamente en el año 453, y su imperio se desintegró rápidamente.
La muerte de Atila y la debilidad del Imperio romano de Occidente llevaron a un periodo de inestabilidad. Los emperadores se sucedían rápidamente y el poder real estaba en manos de generales militares, muchos de ellos de origen germánico.
En el año 476, el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto por Odoacro, un líder germánico. Este evento se considera tradicionalmente como el "fin del Imperio romano de Occidente". Sin embargo, el Imperio romano de Oriente (conocido como Imperio bizantino) continuó existiendo por muchos siglos más.
Del Imperio a los nuevos reinos
La caída del Imperio romano de Occidente no significó el fin de la civilización. En su lugar, surgieron nuevos reinos, conocidos como "reinos romano-germánicos". Estos reinos combinaron elementos de la cultura romana y germánica.
- Reino Ostrogodo: Los ostrogodos, otro grupo godo, se asentaron en Italia bajo el liderazgo de Teodorico el Grande. Teodorico intentó mantener un equilibrio entre los godos y los romanos, conservando muchas de las estructuras administrativas romanas.
- Reino Visigodo: Después de ser derrotados por los francos en la Galia, los visigodos se trasladaron a Hispania, donde establecieron el reino visigodo de Toledo. Este reino fue muy importante en la historia de España.
- Reino Vándalo: Los vándalos establecieron un reino en el norte de África. Eran conocidos por su flota y por controlar gran parte del Mediterráneo occidental.
- Reino Franco: Los francos se asentaron en la Galia. Su rey más famoso, Clovis I, se convirtió al catolicismo, lo que le ayudó a ganar el apoyo de la población galorromana. El reino franco se convirtió en uno de los más poderosos y sentó las bases de lo que hoy es Francia y Alemania.
- Reino de los Burgundios: Los burgundios establecieron un reino en la región de lo que hoy es Suiza y el este de Francia. Se adaptaron bien a la cultura romana y convivieron pacíficamente con la población local.
- Reinos Anglo-Sajones: En Britania (actual Gran Bretaña), la retirada de las tropas romanas dejó la isla vulnerable. Tribus como los anglos, sajones y jutos llegaron y se asentaron, dando origen a los reinos anglosajones.
Los eslavos en el Imperio de Oriente
Mientras tanto, en el este de Europa, los eslavos comenzaron a expandirse. En los siglos V y VI, llegaron a las fronteras del Imperio romano de Oriente (Bizancio) y se asentaron en los Balcanes, llegando incluso a Grecia.
Los eslavos se organizaron en pequeñas comunidades y, a menudo, se aliaron con otros pueblos como los ávaros. Su llegada marcó el final de las grandes migraciones y la formación de nuevos estados en los Balcanes.
Segundas invasiones (Siglo IX)
Después de las grandes migraciones, Europa experimentó un nuevo periodo de inestabilidad en el siglo IX, conocido como las "segundas invasiones".
- Vikingos: Procedentes de Escandinavia, los vikingos eran excelentes navegantes. Los noruegos exploraron el Atlántico, los daneses saquearon y se asentaron en Inglaterra (creando el "Danelag"), y los suecos (varegos) comerciaron y sirvieron como mercenarios en el este de Europa.
- Magiares: También conocidos como húngaros, eran jinetes nómadas de Asia central. Saqueaban territorios en Italia, Alemania y Francia en busca de botín, incluyendo personas para trabajar sus tierras. Fueron derrotados en el año 955.
- Piratas Sarracenos: Grupos de piratas musulmanes del norte de África se asentaron en las costas de Italia y Provenza, desde donde realizaban saqueos y capturaban personas.
Fechas importantes
- 375: Los hunos someten a los alanos y greutungos.
- 376: Los godos llegan al Imperio romano huyendo de los hunos.
- 378 (9 de agosto): batalla de Adrianópolis; el emperador Valente muere en combate.
- 332: Tratado con los godos; el emperador Teodosio I permite el establecimiento de comunidades godas.
- 395: División del Imperio romano en Occidente y Oriente.
- 406/407: Cruce del Rin; vándalos, suevos y alanos saquean la Galia.
- 409: Vándalos, suevos y alanos se dirigen a Hispania.
- 410: Saqueo de Roma por los visigodos de Alarico I.
- 418: Establecimiento de los visigodos en Aquitania.
- 429: Los vándalos desembarcan en el África romana.
- 439: Los vándalos capturan Cartago.
- ca. 440: Anglos, sajones y jutos se establecen en Gran Bretaña.
- 451: Expedición de Atila contra el Imperio occidental; batalla de los Campos Cataláunicos.
- 453: El imperio huno se desintegra tras la muerte de Atila.
- 455: Saqueo de Roma por los vándalos.
- 466: El rey visigodo Eurico inicia una política de expansión.
- 476: Destitución del último emperador occidental, Rómulo Augústulo, por Odoacro; fin político del Imperio de Occidente.
- 486/487: Destrucción del reino de Siagrio por los francos de Clovis I.
- 489: El rey ostrogodo Teodorico el Grande invade Italia.
- 493: Teodorico el Grande toma Rávena, capital de su reino en Italia.
- 507: El reino visigodo se retira al suroeste de la Galia.
- 533/534: Destrucción del reino de los vándalos por el general bizantino Belisario; el reino de Burgundia cae en manos de los francos.
- 535-552: Guerra gótica en Italia.
- 545-577: Invasión de los eslavos en el Imperio romano de Oriente.
- 568: Invasión de los lombardos en el norte de Italia. Fin de las grandes migraciones.
Galería de imágenes
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Reproducción datada en 1533 de uno de los libros de Amiano Marcelino cuyas memorias son una fuente preciosa de informaciones sobre las grandes migraciones.
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Teodosio, que firmó el tratado de 382 con los godos, fue también quien impuso el cristianismo como religión de Estado.
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Díptico que muestra al generalísimo Estilicón con su esposa Serena y su hijo Eucherius (c. 395).
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Los vándalos dirigidos por Genserico cruzaron el estrecho de Gibraltar y desembarcaron en la costa de Mauritania (actual Marruecos) en 429.
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Los hunos surgiendo sobre Italia, lienzo de Ulpiano Checa, 1887.
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Atila y sus hordas invadiendo Italia, obra de Eugène Delacroix (1798-1863).
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El encuentro entre León el Grande y Atila, obra de Rafael.
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Rómulo Augústulo coloca la insignia imperial frente a Odoacro (impresión de artista, 1880).
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Mapa del reino vándalo en su apogeo tras la muerte de Genserico.
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En violeta, el reino de los lombardos a la muerte de Alboino (572).
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Alboino y Rosemonda: representa a Alboino ordenando servir vino a Rosamunda en el cráneo de su padre.
La monarquía germánica era en origen una institución estrictamente temporal, vinculada estrechamente al prestigio personal del rey, que no pasaba de ser un primus inter pares (primero entre iguales), que la asamblea de guerreros libres elegía (monarquía electiva), normalmente para una expedición militar concreta o para una misión específica. Las migraciones a que se vieron sometidos los pueblos germánicos desde el siglo III hasta el siglo V (encajonados entre la presión de los hunos al este y la resistencia del limes romano al sur y oeste) fue fortaleciendo la figura del rey, al tiempo que se entraba en contacto cada vez mayor con las instituciones políticas romanas, que acostumbraban a la idea de un poder político mucho más centralizado y concentrado en la persona del emperador romano. La monarquía se vinculó a las personas de los reyes de forma vitalicia, y la tendencia era a hacerse monarquía hereditaria, dado que los reyes (al igual que habían hecho los emperadores romanos) procuraban asegurarse la elección de su sucesor, la mayor parte de las veces aún en vida y asociándolos al trono. El que el candidato fuera el primogénito varón no era una necesidad, pero se terminó imponiendo como una consecuencia obvia, lo que también era imitado por las demás familias de guerreros, enriquecidos por la posesión de tierras y convertidos en linajes nobiliarios que se emparentaban con la antigua nobleza romana, en un proceso que puede denominarse feudalización. Con el tiempo, la monarquía se patrimonializó, permitiendo incluso la división del reino entre los hijos del rey.
El respeto a la figura del rey se reforzó mediante la sacralización de su toma de posesión (unción con los sagrados óleos por parte de las autoridades religiosas y uso de elementos distintivos como orbe, cetro y corona, en el transcurso de una elaborada ceremonia: la coronación) y la adición de funciones religiosas (presidencia de concilios nacionales, como los Concilios de Toledo) y taumatúrgicas (toque real de los reyes de Francia para la cura de la escrófula). El problema se suscitaba cuando llegaba el momento de justificar la deposición de un rey y su sustitución por otro que no fuera su sucesor natural. Los últimos merovingios no gobernaban por sí mismos, sino mediante los cargos de su corte, entre los que destacaba el mayordomo de palacio. Únicamente tras la victoria contra los invasores musulmanes en la batalla de Poitiers el mayordomo Carlos Martel se vio justificado para argumentar que la legitimidad de ejercicio le daba méritos suficientes para fundar él mismo su propia dinastía: la carolingia. En otras ocasiones se recurría a soluciones más imaginativas (como forzar la tonsura —corte eclesiástico del pelo— del rey visigodo Wamba para incapacitarle).
Los problemas de convivencia entre las minorías germanas y las mayorías locales (hispanorromanas, galo-romanas, etc.) fueron solucionados con más eficacia por los reinos con más proyección en el tiempo (visigodos y francos) a través de la fusión, permitiendo los matrimonios mixtos, unificando la legislación y realizando la conversión al catolicismo frente a la religión originaria, que en muchos casos ya no era el paganismo tradicional germánico, sino el cristianismo arriano adquirido en su paso por el Imperio Oriental.
Algunas características propias de las instituciones germanas se conservaron: una de ellas el predominio del derecho consuetudinario sobre el derecho escrito propio del Derecho romano. No obstante los reinos germánicos realizaron algunas codificaciones legislativas, con mayor o menor influencia del derecho romano o de las tradiciones germánicas, redactadas en latín a partir del siglo V (leyes teodoricianas, edicto de Teodorico, Código de Eurico, Breviario de Alarico). El primer código escrito en lengua germánica fue el del rey Ethelberto de Kent, el primero de los anglosajones en convertirse al cristianismo (comienzos del siglo VI). El visigótico Liber Iudicorum (Recesvinto, 654) y la franca ley sálica (Clodoveo, 507-511) mantuvieron una vigencia muy prolongada por su consideración como fuentes del derecho en las monarquías medievales y del Antiguo Régimen.
Véase también
En inglés: Migration period Facts for Kids