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Historia de los judíos en Francia para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Estrella de David Judíos en Francia Bandera de Francia
יהדות צרפת (en hebreo)
Juifs français (en francés)
Napoleon stellt den israelitischen Kult wieder her, 30. Mai 1806.jpg
Napoleón Bonaparte garantiza la libertad de culto para los judíos en Francia.
Población censal 480.000 - 550.000
Población estimada 600.000
Cultura
Idiomas francés, yidis, hebreo, ladino
Religiones judaísmo
Principales asentamientos
Isla de Francia
Provenza-Alpes-Costa Azul
Asociaciones civiles destacadas
Conseil Représentatif des Institutions juives de France

La historia de los judíos en Francia es muy antigua, comenzando casi al mismo tiempo que el inicio de la era común. Algunas personas importantes de Judea llegaron a la región de Galia (lo que hoy es Francia) en esa época. Se sabe que hubo presencia judía en la Galia romana gracias a escritos antiguos y descubrimientos arqueológicos.

Durante la Edad Media, los radhanitas, que eran comerciantes judíos, ayudaron mucho al comercio internacional. En el siglo XI, Francia se volvió un lugar importante para la cultura judía. En el norte vivían los Tzarfatim, que eran askenazíes, y en el sur, en Provenza, había otras comunidades judías. Sin embargo, después de este periodo, llegaron momentos difíciles como las Cruzadas en el siglo XII, juicios contra el Talmud en el siglo XIII y expulsiones temporales en el siglo XIV. Estas medidas afectaron a casi toda la comunidad judía, excepto a los judíos de Condado Venaissin, que estaban protegidos por el Papa.

En el siglo XVI, llegaron a Burdeos personas de Portugal que se llamaban "nuevos cristianos". Aunque algunos se hicieron católicos, la mayoría siguió practicando el judaísmo en secreto.

En el siglo XVIII, la Revolución francesa trajo un cambio muy importante para los judíos de todo el mundo. Francia fue el primer país de Europa en darles los mismos derechos que a otros ciudadanos. En 1791, se convirtieron en ciudadanos franceses con todos los derechos. Sin embargo, esta igualdad también trajo consigo nuevos desafíos. Un ejemplo de esto fue el Caso Dreyfus a finales del siglo XIX, un momento de mucha tensión. Más tarde, en el siglo XX, durante la Segunda Guerra Mundial, la comunidad judía en Francia enfrentó grandes dificultades y muchos perdieron la vida. A pesar de esto, la tasa de supervivencia fue mayor que en otros países de Europa que también estuvieron bajo ocupación. La comunidad judía en Francia comenzó a recuperarse y a recordar su historia a partir de los años 1970.

En las décadas de 1950 y 1960, muchos judíos sefardíes llegaron a Francia. Esto cambió la comunidad judía francesa, que antes era principalmente askenazí. Los judíos conocidos como "pieds-noirs" tuvieron que dejar sus hogares en África del Norte después de que Marruecos y Túnez se independizaran en los años 50, y tras la Crisis de Suez con Egipto en 1956, y especialmente después de la independencia de Argelia en 1962. La mayoría de ellos, que hablaban francés, se fueron a Francia y a Israel.

Hoy en día, la comunidad judía de Francia tiene alrededor de 488.000 personas, según la Agencia Judía. Esto la convierte en la comunidad judía más grande de Europa. Los judíos franceses viven principalmente en ciudades como París, Marsella, Lyon, Niza, Tolosa y Estrasburgo. Esta comunidad, que en las últimas décadas es mayormente sefardí, es muy diversa en sus tradiciones, desde los judíos muy tradicionales hasta los que están más integrados en la sociedad.

Primeros tiempos: Galia romana y merovingia

El primer judío conocido que vivió en Galia fue Herodes Arquelao, hijo de Herodes I el Grande. Fue enviado al exilio por César Augusto a Vienne en el año 6. Diez años después, su hermano Herodes Antipas también fue exiliado a Lyon en el año 39. Aunque no se conocen otros exiliados, se sabe que había judíos en la región desde finales del siglo I. Esto se confirma por descubrimientos arqueológicos, como una lámpara de aceite con una menora (candelabro de siete brazos) encontrada en 1967 en Orgon. Una tradición dice que los primeros visitantes judíos notaron un parecido con Sarepta (en hebreo bíblico, Tzarfát), y por eso Galia, y luego Francia, recibieron ese nombre en hebreo moderno.

La Enciclopedia Judía menciona que en el siglo IV, Hilario de Poitiers, un obispo, fue elogiado por haberse alejado de la sociedad judía. Un decreto de los emperadores Teodosio II y Valentiniano III en el año 425 prohibió a judíos y paganos ser abogados, jueces o funcionarios públicos. En el funeral de Hilario, arzobispo de Arlés, en 449, judíos y cristianos se unieron en el luto, y los cristianos cantaron salmos en idioma hebreo. Sin embargo, en el año 465, en el Concilio de Vannes, la Iglesia católica pidió a sus sacerdotes no compartir comidas con judíos.

En el siglo VI, se encontraban judíos en varias ciudades como Marsella, Arlés, Uzès, Narbona, Clermont-Ferrand, Orleans, París y Burdeos. Estas ciudades eran importantes centros romanos en rutas comerciales, y los judíos tenían sinagogas allí. Los judíos eran principalmente comerciantes, pero también trabajaban como recaudadores de impuestos, marinos y médicos. Al principio, tenían los mismos derechos que otros ciudadanos. En el año 321, el emperador Constantino I el Grande les pidió participar en la administración de las ciudades, lo que implicaba un impuesto. Parece que sus relaciones con los ciudadanos no judíos eran buenas, incluso después de que el cristianismo se estableciera en Galia. Se sabe que el clero cristiano participaba en sus fiestas, y a veces había matrimonios entre judíos y cristianos. El judaísmo ganó seguidores, y sus costumbres religiosas se adoptaron tan libremente que, en el tercer Concilio de Orleans (539), las autoridades cristianas tuvieron que advertir a los fieles contra las "costumbres judías" y pedirles que no cambiaran el domingo como día de descanso.

Archivo:Inscription de Narbonne
Inscripción funeraria de Narbona (689), conservada en el Museo Arqueológico de Béziers.

A finales del siglo VI, los judíos vivieron situaciones muy diferentes. Gregorio de Tours cuenta que en 576, una revuelta destruyó la sinagoga de Clermont, y los judíos de la ciudad aceptaron el bautismo. Por otro lado, Priscus, un judío de París, era consejero del rey Chilperico I y se negó a convertirse sin sufrir ningún daño por ello.

En 591, los judíos expulsados de Orleans se refugiaron en Provenza. Sobre este tema, una carta del papa Gregorio Magno regañó al Arzobispo de Arlés por quejas sobre conversiones forzadas.

En 629, Dagoberto I propuso expulsar a todos los judíos de sus tierras que no aceptaran el cristianismo. Desde su reinado hasta el de Pipino el Breve, hay pocas referencias. Sin embargo, en el sur de Francia, en la región de Septimania, que dependía de los reyes visigodos de España, los judíos continuaron viviendo y prosperando. De esta época (689) data la inscripción funeraria judía más antigua conocida en Francia, la de Narbona. Los judíos de Narbona, que eran principalmente comerciantes, se llevaban bien con el resto de la población.

El periodo carolingio

La comunidad judía creció mucho durante el reinado de Carlomagno, y sus derechos fueron establecidos por ley. Los judíos podían hacer juramentos especiales y llevar a cabo juicios contra cristianos. En sus relaciones con los cristianos, solo tenían que respetar el día de descanso dominical. No debían comerciar con monedas, vino o trigo. Lo más importante era que eran juzgados directamente por el emperador. Se dedicaban a los negocios internacionales. Por ejemplo, Carlomagno empleó a un judío para traer objetos valiosos de Palestina. Otro judío, Isaac, fue enviado por Carlomagno en 797 como embajador ante el califa abasí Harún al-Rashid. Fue Isaac quien, al regresar a Aquisgrán en 802, entregó a Carlomagno los regalos de Harún al-Rashid, incluyendo un elefante. Parece que el reinado de Carlomagno fue favorable a la presencia judía, aunque en los juicios, los judíos debían presentar más testigos que los cristianos para ganar sus casos. Incluso se habla de una familia de príncipes judíos en Narbona.

Ludovico Pío (814-833), siguiendo los principios de su padre, protegió a los judíos. Les prestó especial atención por sus actividades comerciales. En una carta a Ludovico Pío, Agobardo (778-840), arzobispo de Lyon, hizo varias quejas sobre los judíos: decía que compraban personas para venderlas en España; que eran supersticiosos y tenían creencias extrañas; y que influían mucho en los cristianos. Agobardo no logró convencer a Ludovico Pío, pero sus quejas muestran la prosperidad de los judíos de Lyon. Sin embargo, la actitud de este obispo, que era hostil a la comunidad judía de Lyon protegida por el rey, hizo que muchos judíos emigraran a Arlés y a las ciudades del sur de Francia, lo que indica que ya había una comunidad judía importante en el sur a principios del siglo IX.

Henri Pirenne notó que en el siglo VIII, el comercio entre Occidente y Oriente era realizado principalmente por comerciantes judíos. Ellos eran el único enlace entre el Islam y la Cristiandad. Es posible que los comerciantes judíos del valle del Ródano fueran radhanitas, grandes viajeros, muy cultos y que hablaban varias lenguas gracias a sus contactos entre Oriente y Occidente.

Los primeros Capetos (987-1096)

Archivo:Expulsión judíos
Mapa de las expulsiones de judíos en Europa entre 1100 y 1600. En naranja la expulsión de judíos de Francia.

Primeros desafíos

La vida relativamente tranquila de los judíos bajo los carolingios permitió el desarrollo de nuevas comunidades, especialmente en Tolosa, Carcasona, Chalon-sur-Saône, Sens y Metz. Pero la caída de los carolingios fue rápida, y la situación de los judíos pasó a depender de la voluntad de los líderes locales. En 987, Hugo Capeto fue el primer rey de la Dinastía de los Capetos en subir al trono de Francia.

La primera cruzada

En el siglo XI, el relato del cronista Raoul Glaber, que hablaba de una historia sobre los judíos de Orleans y la destrucción de un lugar sagrado, tuvo graves consecuencias para los judíos, a pesar de que la historia era poco probable. Aunque los judíos de Francia parecen haber sufrido un poco menos por las Cruzadas que los de Alemania, la primera cruzada, impulsada por Pedro el Ermitaño, fue un desastre para ellos. Los cruzados encerraron a los judíos de Ruan en una iglesia y atacaron a todos los que se negaron a ser bautizados, sin importar su edad. Estos eventos se recuerdan en la liturgia judía como Gzeirot Tatnav (גזירות תתנו). Los judíos de Orleans y Limoges también fueron expulsados de sus ciudades.

Los ataques más grandes ocurrieron en el valle del Rin: miles de judíos fueron atacados por los cruzados y comunidades enteras desaparecieron. En Estrasburgo, los judíos fueron atacados en 1146 después de que un monje llamado Radulph predicara la cruzada.

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Véase también

  • Apellidos judíos
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Historia de los judíos en Francia para Niños. Enciclopedia Kiddle.