Directorio civil de Primo de Rivera para niños
El Directorio civil fue la segunda y última etapa del gobierno de Miguel Primo de Rivera en España. Este periodo comenzó en diciembre de 1925, cuando Primo de Rivera formó un gobierno con civiles, reemplazando al Directorio militar que había tomado el poder en septiembre de 1923.
El objetivo de Primo de Rivera era que su gobierno fuera más estable y tuviera más apoyo de la gente. Sin embargo, este plan no funcionó. En enero de 1930, Primo de Rivera renunció a su cargo ante el rey Alfonso XIII, quien también le había retirado su apoyo. Esto dio paso a un nuevo periodo de gobierno.
Contenido
¿Cómo surgió el Directorio Civil?
Después de que el parlamento se disolviera en noviembre de 1923, la idea de un gobierno provisional de pocos meses se descartó. En abril de 1925, Primo de Rivera ya pensaba en formar un nuevo gobierno una vez que se resolviera la situación en Marruecos.
Tras el éxito del desembarco de Alhucemas, Primo de Rivera decidió crear el Directorio Civil. Gracias a la popularidad que ganó por la campaña en África, pudo avanzar en su gobierno. Así, el ejército regresó a los cuarteles y comenzó una fase más civil de su mandato.
El 3 de diciembre de 1925, Primo de Rivera formó su primer gobierno civil. Sin embargo, él mismo mantuvo la Presidencia. Los puestos clave, como la Vicepresidencia y Gobernación, y el Ministerio de Guerra, fueron ocupados por militares. En la presentación del gobierno, Primo de Rivera anunció que la Constitución de 1876 seguiría suspendida y que no habría elecciones.
El objetivo del nuevo Directorio Civil era transformar la economía y preparar leyes. Con esto, esperaban restablecer la normalidad legal en España después de un tiempo.
El Directorio Civil recuperó el Consejo de Ministros con las áreas de gobierno tradicionales. Estaba compuesto por civiles y militares. Los civiles eran miembros de la Unión Patriótica. Entre ellos destacaron José Calvo Sotelo en Hacienda, Eduardo Aunós en Trabajo y el conde de Guadalhorce en Fomento. Otro ministro importante fue José Yanguas Messía en el Ministerio de Estado. Sin embargo, Primo de Rivera solo discutía las decisiones políticas importantes con el general Severiano Martínez Anido.
Según la historiadora Genoveva García Queipo de Llano, al nombrar el Directorio Civil, Primo de Rivera mostraba su intención de seguir en el poder. No indicaba un camino claro para terminar con su gobierno.
La búsqueda de estabilidad del gobierno

El primer paso para dar estabilidad al gobierno fue la creación del partido Unión Patriótica en abril de 1924. El segundo fue la formación del Directorio Civil. Los siguientes pasos incluyeron la creación de la Organización Corporativa Nacional y la convocatoria de la Asamblea Nacional Consultiva. Esta Asamblea tenía la tarea de elaborar un proyecto para una nueva Constitución.
La convocatoria de la Asamblea Nacional Consultiva en septiembre de 1927 y la elaboración del proyecto de Constitución marcaron un cambio. El gobierno se alejó definitivamente del sistema parlamentario que había sido suspendido. A partir de entonces, la Unión Patriótica rechazó la Constitución de 1876. En su lugar, buscó un sistema donde las diferentes profesiones y oficios tuvieran representación.
La Organización Corporativa Nacional (OCN)
La Dictadura buscó un camino intermedio entre los sindicatos libres y los sindicatos únicos. Primo de Rivera quería que los sindicatos se enfocaran en ayudar a sus miembros, en su educación y en la disciplina. También quería que sirvieran de intermediarios para elegir a los representantes de los trabajadores en los comités de las diferentes profesiones.
Este proceso culminó en noviembre de 1926 con la creación de la Organización Corporativa Nacional (OCN). Su objetivo principal era mantener la paz social. La OCN tenía varios niveles:
- Un primer nivel con comités paritarios (grupos con igual número de representantes de trabajadores y empresarios).
- Un segundo nivel con Comisiones Mixtas provinciales.
- Un tercer nivel con los consejos de cada profesión, que eran el órgano superior.
Primo de Rivera ofreció a la Unión General de Trabajadores (UGT), un sindicato socialista, participar en la OCN. Esto causó una división dentro de la UGT. Algunos, como Francisco Largo Caballero, estaban a favor de colaborar. Otros, como Indalecio Prieto, estaban en contra. Ganaron los que querían colaborar, y la UGT se unió a la OCN. Justificaron su decisión diciendo que la OCN no limitaba el derecho a la huelga y que la elección de representantes era democrática. La UGT ocupó alrededor del 60% de la representación de los trabajadores en los comités.
El sistema de Comités Paritarios redujo los conflictos laborales. Sin embargo, en los últimos dos años del gobierno, la situación económica empeoró y las huelgas reaparecieron. El gobierno respondió con medidas de control.
A partir de 1928, los empresarios comenzaron a criticar la OCN. La consideraban demasiado controlada por el Estado. A finales de ese año, las organizaciones empresariales pidieron que se disolvieran los Comités Paritarios o que se limitaran a la conciliación y el arbitraje. Así, la OCN perdió el apoyo de las clases conservadoras.
La Unión Patriótica

En julio de 1926, se celebró en Madrid la Asamblea Nacional de Uniones Patrióticas. Allí se aprobaron los estatutos del partido y se eligieron a los miembros de sus órganos. Primo de Rivera fue confirmado como Jefe Nacional. Se creó un Consejo Directivo Nacional y una Junta Directiva Nacional. Sin embargo, esta Junta solo se reunió una vez. A nivel provincial y local, la estructura era similar, pero los gobernadores civiles controlaban la organización.
En febrero de 1927, Primo de Rivera ordenó a los gobernadores civiles que nombraran a miembros de la Unión Patriótica para cargos en los ayuntamientos y diputaciones. Esto fue visto con desconfianza por algunos miembros del Directorio Civil.
El número de afiliados a la Unión Patriótica alcanzó su máximo en julio de 1927, con más de 1.3 millones. Después, el número disminuyó. El diario del partido, La Nación, tuvo una tirada modesta, lo que muestra que el proyecto no tuvo una gran acogida entre la población.
La Unión Patriótica se convirtió en una herramienta de propaganda del gobierno. Siempre obedecía las órdenes de su Jefe Nacional. En febrero de 1929, Primo de Rivera la convirtió en una organización de apoyo al gobierno. Le dio funciones de investigación e información en colaboración con el Somatén. Ambas organizaciones formaron una especie de "liga patriótica".
La participación de la gente
El gobierno de Primo de Rivera fue el primero en España en usar prácticas de propaganda masiva, similares a las de otros países europeos de la época. El régimen entendió que era fundamental guiar a las personas que empezaban a participar en la vida pública. Sin embargo, esta participación no adoptó los rituales de otros movimientos políticos. En España, siempre estuvieron presentes instituciones tradicionales como la Iglesia y el Ejército. Se exaltaron valores tradicionales, especialmente los religiosos.
La participación de la gente se manifestó en grandes desfiles y reuniones de apoyo al gobernante. Estas eran organizadas por la Unión Patriótica junto con el Estado. Por ejemplo, en 1924 se organizó una gran reunión en Madrid. En ella, se entregó a Primo de Rivera un álbum con más de tres millones y medio de firmas de apoyo.
Una de las manifestaciones más importantes fue la del 13 de septiembre de 1928, en el quinto aniversario del inicio del gobierno de Primo de Rivera. El objetivo era mostrar la fuerza de la Unión Patriótica. Hubo desfiles en ayuntamientos y capitales de provincia, con actos culturales y de propaganda. El 13 de septiembre por la mañana, grupos de las provincias desfilaron con trajes típicos y música. Después, hubo una gran reunión en la Plaza de Oriente con unas 100.000 personas.
Otros instrumentos para educar a la población fueron las ceremonias organizadas por los delegados del gobierno, que eran militares. Estas se realizaban en fechas importantes como la Fiesta de la Raza o el homenaje a las tropas. También se daban conferencias donde se promovían las virtudes y tradiciones españolas, el amor a la patria y el respeto a la autoridad. Estas conferencias se hacían los domingos en los ayuntamientos.
Para la educación de los niños en las escuelas, se publicó el Catecismo del Ciudadano. Este libro buscaba mejorar la educación patriótica y práctica de la juventud.
En enero de 1929, se creó el Servicio Nacional de Educación Física, Ciudadana y Premilitar (SNEFCP). Su objetivo era preparar a los jóvenes antes del servicio militar. Buscaba crear un "nuevo ciudadano" con valores militares y mejorar la condición física. El SNEFCP se encargaba de la enseñanza de deberes ciudadanos y la instrucción física y premilitar para jóvenes a partir de los 19 años.
Los gobiernos locales y ayuntamientos debían facilitar lugares para el SNEFCP. Sin embargo, muchos alcaldes dijeron que no tenían fondos. Por ello, el gobierno tuvo que cambiar el plan. Los maestros fueron los encargados de impartir la educación física y premilitar. Las actividades del SNEFCP terminaron en enero de 1931, y la Segunda República Española lo eliminó.
La Asamblea Nacional Consultiva
El 4 de septiembre de 1926, la Unión Patriótica pidió que se realizara una consulta popular. Querían que la gente expresara si era conveniente crear una Asamblea Suprema Nacional para ayudar al gobierno.
La consulta se llevó a cabo entre el 11 y el 13 de septiembre. No hubo muchas garantías, ya que las mesas estaban controladas por miembros de la Unión Patriótica. Las personas mayores de 18 años que participaron no votaban, sino que firmaban actas de apoyo al gobernante. Participó algo más de la mitad de la población con derecho a participar.
El mismo 13 de septiembre de 1926, Primo de Rivera anunció la creación de un parlamento. Su misión principal sería preparar leyes en un plazo de tres años. Estas leyes se someterían a la opinión pública y al rey. Entre ellas, destacó un "proyecto de leyes constituyentes".
Según la historiadora Genoveva García Queipo de Llano, con esta consulta, Primo de Rivera quería demostrar que tenía apoyo popular. Así, buscaba presionar al rey para que aceptara su propuesta de convocar una Asamblea Consultiva no elegida. El rey Alfonso XIII se resistió durante un año, pero en septiembre de 1927, firmó la convocatoria de la Asamblea Nacional Consultiva.
El decreto de 12 de septiembre de 1927 decía que la Asamblea "no sería un Parlamento, no legislaría, no compartiría soberanías". Sería un "órgano de información y asesoramiento que colaboraría con el Gobierno". Era una asamblea dependiente del gobierno. Sus miembros eran elegidos por ayuntamientos, diputaciones, la Unión Patriótica y representantes del Estado, el ejército, la justicia, la Iglesia, el trabajo, el comercio y la cultura.
La negativa de los socialistas a participar en la Asamblea fue un problema para Primo de Rivera. Las universidades, cada vez más en desacuerdo con el gobierno, tampoco enviaron representantes.
El reglamento interno aseguraba un control estricto de la Asamblea por parte del gobierno. El gobierno, a través de la Mesa de la Asamblea, fijaba el orden del día y los temas de debate. La Asamblea no controlaba al gobierno, y las pocas críticas no se hicieron públicas debido a la censura de prensa.
El proyecto de Constitución de 1929
En los debates para elaborar el proyecto de Constitución, hubo una división. Algunos defendían mantener parte de la Constitución de 1876. Otros, como Ramiro de Maeztu, querían una Constitución completamente nueva. Entre estos últimos estaban José María Pemán y los seguidores de Antonio Maura.
Primo de Rivera también apoyaba una nueva Constitución, sin tener en cuenta la de 1876. Esta nueva Constitución se basaría en la idea de la "soberanía del Estado", donde el Estado tiene el poder principal. El Ejército sería el "brazo del Estado", por encima de las Cortes. Las Cortes tendrían una sola Cámara y serían elegidas por un sistema de representación de profesiones. La Unión Patriótica sería el único partido del nuevo gobierno.
La posición de los seguidores de Maura, apoyada por Primo de Rivera, se impuso. Se elaboró un proyecto de Constitución completamente nuevo, que se hizo público el 5 de julio de 1929.
Este proyecto fue rechazado por conservadores, liberales, republicanos y socialistas. También recibió críticas dentro de la propia Asamblea Nacional Consultiva.
En realidad, el proyecto no satisfizo a nadie, ni siquiera a Primo de Rivera. Esto se debía a los amplios poderes que se daban al Consejo del Reino y, sobre todo, al Rey, en detrimento del Gobierno. El 13 de septiembre de 1929, Primo de Rivera expresó sus reservas sobre el proyecto, señalando un "desequilibrio de poderes" a favor de la Corona.
Así, pocos meses después de su presentación, el proyecto estaba estancado. El debate político se centró entonces en la necesidad de un verdadero "periodo constituyente". La incapacidad del gobierno para encontrar una nueva forma de organización política fue lo que finalmente lo debilitó. Esto, junto con problemas políticos y una crisis económica, llevó al fin del gobierno.
Las acciones del Directorio Civil
La educación
El Directorio Civil continuó con la política educativa iniciada por el Directorio Militar. Tenía dos objetivos: reducir el analfabetismo y "nacionalizar la escuela". En cuanto al primer objetivo, el gobierno tuvo éxito. La tasa de analfabetismo se redujo del 52.35% en 1920 al 42.33% en 1930. Esto fue posible gracias al aumento del presupuesto del Ministerio de Instrucción Pública. Se construyeron 8.000 nuevas escuelas, que acogieron a 300.000 nuevos alumnos. También se aumentó el número de maestros de primaria.
Respecto al segundo objetivo, "nacionalizar la escuela", se publicaron decretos para asegurar la enseñanza del castellano y de la religión católica. En 1926, se insistió en que los maestros que no enseñaran en castellano serían sancionados. Si reincidían, podrían ser trasladados a otra provincia. Las escuelas que no cumplieran podrían ser cerradas. Además, en 1927 se hizo obligatoria la asistencia a misa para maestros y alumnos.
En la enseñanza secundaria, el gobierno siguió dejando la educación en manos de colegios religiosos. No se construyeron nuevos institutos públicos. En agosto de 1926, el ministro de Instrucción Pública, Eduardo Callejo de la Cuesta, reformó el Bachillerato. Se dio más importancia a la educación técnico-científica, a la Historia de España y a la enseñanza obligatoria de la Religión. El número de alumnos aumentó debido a la mejora económica de las familias de clase media.
El número de estudiantes universitarios creció mucho, duplicándose entre 1923 y 1930. En mayo de 1928, se reformaron los Estudios Universitarios. Esta reforma incluía un artículo que reconocía los títulos de dos centros de estudios superiores privados de la Iglesia. Esto provocó muchas protestas de los estudiantes universitarios. Aunque Primo de Rivera eliminó el artículo, las protestas continuaron hasta el fin de su gobierno en enero de 1930.
La política religiosa
El gobierno de Primo de Rivera apoyó la influencia de la Iglesia católica en la sociedad. A mediados de 1927, se crearon Juntas Ciudadanas. Entre sus funciones, debían realizar campañas para promover el descanso dominical. Estas medidas crearon un ambiente donde se defendía una versión conservadora del catolicismo.
El único conflicto que tuvo Primo de Rivera con la Iglesia católica fue la oposición de los obispos catalanes. Ellos se negaron a ordenar a los párrocos que predicaran en castellano. La decisión de Primo de Rivera de prohibir el uso del catalán, incluso en la iglesia, hizo que el clero catalán se convirtiera en defensor de las libertades regionales y la autonomía cultural.
La política exterior

El éxito en la pacificación de Marruecos impulsó una política exterior más activa. Primo de Rivera exigió que España tuviera un puesto permanente en el Consejo de la Sociedad de Naciones. También quería que Tánger, una ciudad marroquí con muchos españoles, se integrara en el Protectorado español de Marruecos. En esta segunda iniciativa, contó con el apoyo inicial de Italia, lo que generó desconfianza en Francia y Gran Bretaña. Esto también favoreció un acercamiento entre España e Italia, que firmaron un tratado de amistad en agosto de 1926.
España ya era miembro del Consejo de la Sociedad de Naciones, pero quería un puesto permanente por prestigio. Primo de Rivera amenazó con abandonar la Sociedad de Naciones si no se le concedía. Sin embargo, no cumplió su amenaza y España regresó a sus actividades en marzo de 1928. Lo único que consiguió Primo de Rivera fue que el Consejo de la Sociedad de Naciones se reuniera en Madrid en junio de 1929. España también participó en la administración de Tánger, pero su estatus internacional se mantuvo.
Estos resultados llevaron a Primo de Rivera a cambiar su política exterior. Se enfocó en Portugal y en Hispanoamérica. En este contexto, se realizó el viaje del Plus Ultra, un hidroavión pilotado por el comandante Ramón Franco. Salió de Palos de la Frontera en enero de 1926 y llegó a Buenos Aires dos días después. Un objetivo similar tuvo la Exposición Iberoamericana de Sevilla, inaugurada en mayo de 1929. Otros ejemplos de esta política fueron la inauguración del Monumento a Cervantes en la Plaza de España de Madrid y la restauración del mausoleo de los Reyes Católicos en la Capilla Real de Granada.
Primo de Rivera ya había expresado su intención de mejorar las relaciones con las repúblicas americanas. Quería "aumentar y consolidar las corrientes de amor entre España y América". En la práctica, se centró en un enfoque conservador que mantenía el catolicismo como base de las relaciones. Se dio prioridad a las relaciones culturales sobre las económicas y políticas.
Según el historiador Eduardo González Calleja, el acercamiento a América sirvió para consolar a la opinión pública de los problemas en Marruecos. También desvió la atención de la prensa, que estaba controlada.
La economía
El gobierno de Primo de Rivera destacó sus logros económicos. Sin embargo, el crecimiento económico de esos años también se debió a una buena situación internacional. La política económica se basó en una mayor intervención del Estado y en proteger la "producción nacional". Dos logros importantes fueron la creación de CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos) en 1927 y de la Compañía Telefónica Nacional de España.
La intervención económica del gobierno se notó más en las obras públicas. Se realizaron obras hidráulicas, se construyeron carreteras (unos 7.000 kilómetros) y se mejoraron los ferrocarriles. También se llevó la electricidad a las zonas rurales. En realidad, el nacionalismo económico, la intervención del Estado y el miedo a la competencia eran ideas tradicionales en la política económica española. Primo de Rivera solo las desarrolló al máximo.
Para financiar el aumento del gasto público, el gobierno no hizo ninguna reforma fiscal para aumentar los ingresos. Por ello, tuvo que recurrir a la emisión de Deuda, lo que generó un fuerte endeudamiento.
Uno de los puntos clave de la propaganda del gobierno era que había logrado restablecer el valor de la peseta. Cuando Primo de Rivera llegó al poder, el dólar valía 7.50 pesetas. En los años siguientes, la peseta se revalorizó. En 1927, el dólar valía 5.18 pesetas. Sin embargo, esta revalorización era artificial. Se debía principalmente a movimientos de capital extranjero atraídos por los altos intereses. Esto preocupó a los exportadores, que protestaron porque el aumento de la peseta dificultaba las ventas al exterior.
En 1928, la peseta comenzó a perder valor. Esto se debió a las dudas sobre la continuidad del gobierno y al alto déficit del Estado. El ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo, intentó frenar la devaluación. Creó el Comité de Intervención de los Cambios con un fondo de 500 millones de pesetas para mantener el valor de la peseta. Pero la medida no fue suficiente. En diciembre de 1928, se subieron los tipos de interés, pero tampoco dio resultado.
En octubre de 1929, se suspendió la política de intervención de cambios. Los 500 millones de pesetas se habían gastado y la peseta seguía cayendo. Al mes siguiente, se decidió abordar el problema del alto déficit fiscal. Calvo Sotelo se negó a devaluar la peseta, considerándolo una decisión "antipatriótica". Su alternativa fue emitir un nuevo préstamo de 350 millones de pesetas, que debía ser suscrito por la banca española. Pero el préstamo fracasó. Ante el fracaso de su política económica, Calvo Sotelo renunció el 21 de enero de 1930, pocos días antes de la dimisión de Primo de Rivera.
El historiador Eduardo González Calleja señala que el gobierno de Primo de Rivera fue una etapa importante para la economía española. Hubo un fuerte crecimiento de la producción industrial, pero algunos creen que podría haber sido mayor sin tanta intervención del Estado.
La política social
En 1924, Primo de Rivera nombró a Eduardo Aunós subsecretario de Trabajo. Su misión era organizar un nuevo sistema de relaciones laborales y desarrollar medidas sociales. Aunque algunas medidas ya se habían tomado antes, la mayoría se adoptaron durante el Directorio Civil.
En julio de 1926, se establecieron ayudas para las familias numerosas de trabajadores y funcionarios. También se reguló el trabajo a domicilio. En diciembre de ese año, se aprobó la Ley de descanso dominical. Al año siguiente, se aprobaron medidas contra el trabajo nocturno de las mujeres. En 1928, se eximió del impuesto a los salarios bajos. En marzo de 1929, se incluyó a las mujeres embarazadas en el seguro de previsión. El número de beneficiarios de la jubilación de trabajadores se triplicó, gracias al aumento de fondos del Instituto Nacional de Previsión.
El fin del gobierno

Los grupos sociales y políticos que al principio apoyaron a Primo de Rivera, poco a poco le retiraron su apoyo. Los nacionalismos regionales se sintieron defraudados. Las empresas estaban descontentas con la intervención de la UGT. Los intelectuales y universitarios se desilusionaron. Varios grupos liberales vieron que el gobierno quería quedarse en el poder, incumpliendo su promesa de ser temporal. La pérdida de apoyos hizo que el rey empezara a pensar que su propia posición podría estar en riesgo si seguía ligado a Primo de Rivera.
Hubo dos intentos de cambio de gobierno para que Primo de Rivera dejara el poder y se regresara al sistema constitucional. El primero fue la Sanjuanada, planeada para junio de 1926. El segundo ocurrió en enero de 1929 en Valencia. Entre estos dos intentos, también hubo el complot de Prats de Molló, un intento de invadir España desde la frontera francesa.
A medida que el gobierno perdía apoyos, los grupos de oposición crecieron. Políticos conservadores como José Sánchez Guerra se opusieron. Otros, como Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura Gamazo, se unieron al movimiento republicano. Los republicanos se fortalecieron con el nuevo Grupo de Acción Republicana de Manuel Azaña y formaron la "Alianza Republicana" en febrero de 1926.
Ante la pérdida de apoyos y el aumento de la oposición, y con su salud empeorando, Primo de Rivera intentó reforzar su posición ante el rey y buscó el apoyo directo del Ejército. Pero la respuesta de los generales fue muy débil. Por ello, presentó su renuncia al rey el 28 de enero de 1930, que fue aceptada de inmediato. El rey Alfonso XIII nombró al general Dámaso Berenguer presidente del gobierno, con el objetivo de volver a la normalidad constitucional.
Composición del Gobierno
![]() ← Composición del Gobierno → (3 de diciembre de 1925-30 de enero de 1930) |
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Cargo | Titular | Inicio | Fin | Partido Político | |||
Presidente | Miguel Primo de Rivera | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | ||
Estado (desde 1928 Asuntos Exteriores) |
20 de febrero de 1927 | 30 de enero de 1930 | |||||
Vicepresidente | Severiano Martínez Anido | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | ||
Gobernación | |||||||
Estado | José María Yanguas y Messía | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 20 de febrero de 1927 | Unión Patriótica | ||
Gracia y Justicia (desde 1928 Justicia y Culto) |
Galo Ponte y Escartín | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 30 de enero de 1925 | Unión Patriótica | ||
Guerra (desde 1928 Ejército) |
Juan O’Donnell y Vargas | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 26 de marzo de 1928 | Unión Patriótica | ||
Severiano Martínez Anido (interino) | ![]() |
26 de marzo de 1928 | 3 de noviembre de 1928 | Unión Patriótica | |||
Julio Ardanaz y Crespo | ![]() |
3 de noviembre de 1928 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | |||
Hacienda | José Calvo Sotelo | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 21 de enero de 1930 | Unión Patriótica | ||
Francisco Moreno Zuleta | ![]() |
21 de enero de 1930 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | |||
Marina | Honorio Cornejo Carvajal | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 3 de noviembre de 1928 | Unión Patriótica | ||
Mateo García de los Reyes | ![]() |
3 de noviembre de 1928 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | |||
Fomento | Rafael Benjumea y Burín | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 30 de enero de 1928 | Unión Patriótica | ||
Instrucción Pública y Bellas Artes | Eduardo Callejo de la Cuesta | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | ||
Trabajo, Comercio e Industria (desde 1928 Trabajo y Previsión) |
Eduardo Aunós Pérez | ![]() |
3 de diciembre de 1925 | 30 de enero de 1930 | Unión Patriótica | ||
Economía Nacional | Francisco Moreno Zuleta | ![]() |
3 de noviembre de 1928 | 21 de enero de 1930 | Unión Patriótica | ||
Sebastián Castedo Palero | ![]() |
21 de diciembre de 1923 | 7 de febrero de 1924 | Unión Patriótica |
Predecesor: Directorio militar |
![]() 3 de diciembre de 1925-30 de enero de 1930 |
Sucesor: Gobierno de Dámaso Berenguer |
Galería de imágenes
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Los miembros del directorio civil de Primo de Rivera en diciembre de 1925. En primera fila, de izquierda a derecha, Eduardo Callejo (Instrucción Pública), José Yanguas (Estado), José Calvo Sotelo (Hacienda), Severiano Martínez Anido (Gobernación), Miguel Primo de Rivera (presidente), conde de Guadalhorce (Fomento), Honorio Cornejo (Marina) y Eduardo Aunós (Trabajo).
Véase también
En inglés: Civil Directory of Primo de Rivera Facts for Kids