Golpe de Estado en España de 1926 para niños
El golpe de Estado en España de 1926, también conocido como Sanjuanada, fue un intento fallido de cambiar el gobierno por la fuerza. Estaba planeado para la noche del 24 de junio, la noche de San Juan. Este intento buscaba poner fin a la dictadura de Primo de Rivera, que había comenzado en España en septiembre de 1923 con otro cambio de gobierno similar. Fue el primer intento de derrocar a esta dictadura.
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¿Por qué hubo un intento de cambio de gobierno?
La forma en que la dictadura manejaba al ejército causó muchos problemas. El historiador Eduardo González Calleja ha dicho que la política militar de la dictadura era "caótica y contradictoria". Esto se vio en la Guerra del Rif y en cómo se decidían los ascensos de los militares.
La cuestión de los ascensos militares
Los ascensos siempre fueron un tema complicado, especialmente en la Infantería. Algunos militares, llamados junteros, creían que los ascensos debían ser solo por antigüedad (quién llevaba más tiempo). Otros, los africanistas, pensaban que debían ser por méritos de guerra (por lo que hacían en combate).
La dictadura fue tomando el control de la Junta de Clasificación, que decidía los ascensos. Así, Miguel Primo de Rivera era quien finalmente decidía quién ascendía, premiando a los militares que lo apoyaban y castigando a los que lo criticaban. Un decreto de 1926 incluso decía que no era necesario explicar por qué algunos militares no eran ascendidos.
Esta forma arbitraria de decidir los ascensos hizo que muchos militares se sintieran molestos. Empezaron a planear en secreto contra la dictadura, contactando con políticos que habían sido apartados del poder.
¿Quiénes participaron en la conspiración?
El primer plan serio contra la dictadura fue organizado en 1925 por el coronel de caballería Segundo García García. Contó con el apoyo del general Eduardo López Ochoa. También participaron políticos importantes de la época, como el conde de Romanones y Melquíades Álvarez.
Los objetivos de los conspiradores
Los que planeaban el cambio querían restaurar la Constitución de 1876 y volver a convocar a las Cortes (el parlamento) que habían sido cerradas en 1923. Su lema era "ni reacción, ni revolución; Monarquía y régimen parlamentario". Sin embargo, algunos, como López Ochoa, querían ir más allá y convocar unas Cortes Constituyentes para decidir el futuro del país.
El coronel García siguió planeando desde su lugar de reclusión. Se unió a la Alianza Republicana, un grupo de partidos republicanos. También se sumaron políticos de la Restauración, como Melquíades Álvarez y el conde de Romanones.
La conspiración se hizo más fuerte cuando se unieron dos de los generales más antiguos del ejército: Valeriano Weyler y Francisco Aguilera y Egea. El general Aguilera terminó liderando el plan, ya que Weyler era muy mayor. Aguilera había sido destituido de sus cargos por Primo de Rivera, lo que lo motivó a unirse. Algunas reuniones secretas se hicieron en la casa de Weyler en Madrid.
El papel de los artilleros
La mayoría de los oficiales involucrados en el plan eran del Cuerpo de Artillería. Ellos estaban en contra de un decreto de 1926 que unificaba los sistemas de ascensos en todo el ejército. Esto eliminaba su sistema de "escala cerrada", donde los ascensos eran solo por antigüedad.
El general Aguilera quería, una vez que Primo de Rivera fuera derrocado, formar un gobierno provisional. Sin embargo, los generales más jóvenes, como López Ochoa, Riquelme o Queipo de Llano, querían convocar Cortes Constituyentes para decidir la forma de gobierno. Los oficiales aún más jóvenes, como el comandante Ramón Franco o el capitán Fermín Galán, incluso querían proclamar la República.
¿Cómo se planeó el intento de cambio?
El plan era que el general Aguilera fuera a Valencia y allí iniciara la sublevación. Contaba con el apoyo de un comité revolucionario. Valencia fue elegida por su ubicación central. Después, los militares en Madrid se levantarían, y el general Riquelme tomaría el mando de la capitanía general.

Luego, Melquíades Álvarez y el conde de Romanones visitarían al rey para pedirle que destituyera a Primo de Rivera y nombrara a Aguilera como nuevo jefe de gobierno. La fecha elegida para el levantamiento fue la noche del 24 de junio, la noche de San Juan.
Melquíades Álvarez fue el encargado de escribir un documento llamado "Manifiesto a la Nación y al Ejército de mar y tierra". En él se decía que el ejército no podía permitir que se usara su nombre para mantener un gobierno que quitaba derechos al pueblo. Se pedía el restablecimiento de la ley y la constitución.
El fracaso del plan
El general Aguilera llegó a Valencia el 23 de junio. Pero cuando se reunió con los responsables locales, se dio cuenta de que las fuerzas que los apoyarían eran muy pocas. Algunos conspiradores ya habían sido detenidos. A pesar de esto, Aguilera decidió seguir adelante. Sin embargo, el teniente coronel Bermúdez de Castro fue arrestado, lo que impidió el asalto planeado a la capitanía general.
Entonces, Aguilera decidió ir a Tarragona, esperando el apoyo del general Domingo Batet. Pero la Guardia Civil los detuvo a ambos en el hotel de Tarragona. En el equipaje de Aguilera encontraron más de doscientos ejemplares del "Manifiesto".
Mientras tanto, en Madrid, el "Manifiesto" fue leído en el Ateneo de Madrid la noche de San Juan. Pero las fuerzas de seguridad controlaban la capital y detuvieron a un grupo de estudiantes que iban a tomar el Palacio de Comunicaciones para controlar los telégrafos.
Una de las razones principales del fracaso fue que el rey Alfonso XIII se enteró del plan. Algunos de los conspiradores habían contactado con personas cercanas al monarca. El rey decidió seguir apoyando a Primo de Rivera, porque le parecía más seguro y pensaba que si la dictadura caía, sería muy difícil establecer un gobierno estable.
¿Qué pasó después del intento fallido?
Además de los generales Aguilera y Batet, y el teniente coronel Bermúdez de Castro, también fueron detenidos el capitán Fermín Galán y varios políticos y sindicalistas, como Ángel Pestaña. Más tarde, el general Weyler fue arrestado cuando regresó a Madrid.
El 26 de junio, el gobierno publicó una nota oficial en los periódicos. En ella, minimizaba lo sucedido, diciendo que solo un pequeño grupo de personas, cegadas por la ambición, habían intentado organizar un complot. Afirmaba que la mayoría de los españoles apoyaban al gobierno actual.
Primo de Rivera impuso grandes multas a los implicados, según sus fortunas. Por ejemplo, el conde de Romanones fue multado con 500.000 pesetas, y el general Aguilera con 200.000. El general Aguilera se negó a pagar, y el gobierno embargó sus bienes.
El juicio se celebró el 18 de abril de 1927. Los generales Weyler y Batet, junto con otras 17 personas, fueron declarados inocentes. A pesar de esto, Primo de Rivera ordenó que el nombre de Weyler fuera retirado de las calles o plazas que lo llevaran. El general Aguilera solo fue condenado a seis meses y un día. Sin embargo, el coronel Segundo García y el teniente coronel Bermúdez de Castro fueron expulsados del ejército y condenados a varios años de prisión.
Aunque Primo de Rivera intentó restar importancia al intento de cambio, el político republicano Alejandro Lerroux señaló que no fue algo insignificante, ya que importantes figuras militares estuvieron involucradas. A pesar del fracaso, Melquiades Álvarez, quien redactó el "Manifiesto", vio algo positivo en la Sanjuanada: pensó que era un paso hacia el triunfo y que la República estaba cerca.