Cortes de Madrid (1329) para niños
Las Cortes de Madrid de 1329 fueron reuniones importantes del reino de Castilla que se llevaron a cabo en la ciudad de Madrid en el año 1329. Estas Cortes tuvieron lugar durante el reinado de Alfonso XI de Castilla. Su objetivo principal era organizar mejor el gobierno del rey, poner orden en los asuntos del reino y conseguir dinero para luchar contra los musulmanes del reino nazarí de Granada.
Según algunos historiadores, la situación del reino no había mejorado mucho desde las Cortes de Valladolid de 1325. Muchos de los problemas que afectaban a Castilla desde la muerte de Fernando IV de Castilla, padre de Alfonso XI, seguían presentes. Sin embargo, la reorganización de la justicia que Alfonso XI inició en estas Cortes empezó a dar buenos resultados.
El documento de las Cortes de Madrid de 1329 es uno de los más largos del reinado de Alfonso XI. Contiene noventa peticiones y sus respuestas. Solo es superado por el de las Cortes de Valladolid de 1322 (con 105 peticiones) y el famoso Ordenamiento de Alcalá de 1348 (con 131 peticiones).
Contenido
¿Qué fueron las Cortes de Madrid de 1329?
Algunos expertos creen que estas fueron las primeras Cortes generales que se celebraron en Madrid. También fueron las primeras del reinado de Alfonso XI. Otros autores discuten si las Cortes de Madrid de 1309 fueron las primeras. Sin embargo, la Crónica de Fernando IV menciona que a las Cortes de 1309 asistieron muchos nobles, líderes religiosos y representantes de ciudades.
El 5 de febrero de 1329, antes de que las Cortes se reunieran, Alfonso XI asistió a la boda de su hermana, la infanta Leonor de Castilla, con Alfonso IV de Aragón. La boda fue en la iglesia de San Francisco de Tarazona. Allí, Alfonso XI firmó un acuerdo con Alfonso IV de Aragón y los embajadores del rey Alfonso IV de Portugal. Se comprometieron a no hacer treguas solos con el reino de Granada y a no ayudar a sus enemigos.
Después, Alfonso XI fue a Soria. Allí ordenó juzgar y condenar a muerte a los asesinos de su amigo, Garcilaso I de la Vega. Desde Soria, se dirigió a Madrid. En abril de 1329, las Cortes se reunieron por orden del rey.
La enfermedad del rey y sus decisiones
Durante las sesiones de las Cortes, o quizás antes, Alfonso XI, que tenía 18 años, enfermó gravemente. Se temió por su vida, según la Gran Crónica de Alfonso XI. El rey, que pudo haber contraído la peste, tuvo que recuperarse en el Alcázar de Madrid.
Dos años antes, el 20 de abril de 1327, Alfonso XI había dado un privilegio a Madrid. Este privilegio permitía a los alcaldes de la villa juzgar todos los pleitos de la ciudad. Los alcaldes del rey solo intervendrían en apelaciones. La enfermedad del rey preocupó mucho a sus súbditos, ya que no tenía hijos. Su pariente más cercana era su hermana, la infanta Leonor. Sin embargo, alrededor del 9 de julio de 1329, el rey ya había superado lo peor. Aunque no estaba del todo recuperado, envió una carta a sus oficiales para que mantuvieran la paz.
Alfonso XI llegó a Madrid a finales de marzo de 1329 y se quedó hasta finales de agosto. Por eso, algunos historiadores creen que las Cortes estuvieron reunidas unos cuatro meses y medio. A pesar de su enfermedad, el objetivo principal del rey era la guerra contra los musulmanes. El 14 de abril de 1329, el rey nombró a Pedro López de Ayala como adelantado mayor de Murcia. Le quitó el cargo a Don Juan Manuel, nieto del rey Fernando III de Castilla, para que este último no abriera otro frente de guerra en Murcia. El 1 de junio, Alfonso XI envió una carta a Alfonso IV de Aragón para recordarle su compromiso de luchar contra los musulmanes.

Algunos autores creen que hubo una reunión de Cortes en Medina del Campo en 1328, pero otros lo niegan. Sin embargo, en un documento que Alfonso XI firmó en Medina del Campo el 26 de octubre de 1328, se reguló el funcionamiento de la cancillería real. También se intentó mantener la paz en la Casa del Rey. Este documento de Medina del Campo fue confirmado en las Cortes de Madrid de 1329. Ambos textos buscaban continuar las reformas iniciadas por Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1312.
¿Quiénes asistieron a las Cortes de 1329?
El rey convocó a los líderes religiosos (prelados), los nobles más importantes (ricoshombres), los caballeros del reino y los representantes de las villas y ciudades. Vinieron de los reinos de Castilla, León, Galicia, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia, del reino del Algarve, y de los señoríos de Molina y Vizcaya.
Según la Gran Crónica de Alfonso XI, el rey dijo a las Cortes que quería seguir la guerra contra los musulmanes. También quería mantener la justicia y la paz en el reino. Se quejó de los problemas causados por su antiguo amigo, Álvar Núñez Osorio, a quien ordenó ejecutar por traición. El rey lamentó que la justicia y la tranquilidad aún no reinaban en Castilla. Sin embargo, señaló que para la guerra necesitaría mucho dinero para la flota y para pagar a los soldados.
En esa época, gracias a Alfonso XI, hubo un gran cambio en la lucha contra los delincuentes en Castilla. El capítulo LXXXIII de la Crónica de Alfonso XI dice que durante estas Cortes:
Et por cierto tanta era la justicia en aquel tiempo en los logares dó el Rey estaba, que en aquellas Cortes, en que eran ayuntados muy grandes gentes, yacian de noche por las plazas todos los que traían las viandas á vender, et muchas viandas sin guardador, si non solamiente el temor de la justicia quel Rey mandaba facer en los malfechores.
No se sabe cuántos líderes religiosos asistieron. Se sabe que estuvo Juan del Campo, obispo de Oviedo. Es probable que también asistiera Juan Pérez de Ascarón, obispo de Osma. El papa Juan XXII concedió al rey Alfonso XI una parte de los ingresos de las iglesias (tercias) y de los clérigos (décimas). A cambio, el rey confirmó los privilegios del clero en las Cortes. Sin embargo, no todos los religiosos tuvieron que contribuir a la guerra. El 12 de diciembre de 1329, el rey ordenó que todos sus súbditos pagaran un impuesto (moneda forera), excepto el arzobispo de Santiago de Compostela, los líderes religiosos gallegos y quienes tuvieran un privilegio especial.

Los representantes de las ciudades aceptaron las peticiones del rey y le dieron el dinero que pedía. El documento de las Cortes de Madrid de 1329 tiene noventa peticiones, todas respondidas por el rey. Se conservan varias copias, como las de Plasencia y Niebla, que están completas. También hay fragmentos de las copias de Madrid y Cuenca. La copia de Niebla solo tiene veintiocho peticiones y algunas diferencias. Se cree que fue hecha en una reunión aparte para adaptar las decisiones al contexto de Niebla.
La Real Academia de la Historia publicó el documento de estas Cortes en 1861. Se basó en las copias de Plasencia, Niebla y el fragmento de Madrid. Todas las copias se entregaron el 9 de agosto de 1329, excepto la de Cuenca, que es del 5 de agosto. También hay una copia de Calahorra del siglo XIV, pero no es mencionada por muchos autores.
Las peticiones de los representantes mostraron que los poderosos seguían cometiendo abusos en las villas y ciudades bajo el rey. Pidieron de nuevo que se prohibiera a los nobles y a las órdenes militares comprar tierras en las zonas del rey. Antes de que terminaran las Cortes, Alfonso XI supo que el papa Juan XXII había aprobado su matrimonio con su prima María de Portugal. Esto causó mucha alegría en la Corte.
Los representantes se quejaron de la mala gestión de Yuçaf de Écija, a quien el rey había nombrado encargado de las finanzas (almojarife). Al terminar las Cortes, el rey fue a Valladolid. Allí destituyó a Yuçaf de Écija y lo expulsó del Consejo Real por sus irregularidades. El rey también decidió que en el futuro, los ingresos reales serían recaudados por cristianos, no por judíos, y se les llamaría tesoreros.
Durante las reuniones, los representantes de Logroño informaron al rey de los problemas que sufrían por parte de la gente de los alrededores. También le dijeron que habían comprado la torre de Alberite. El rey les concedió que la tuvieran libre y con los mismos derechos que sus otras aldeas. Poco después, confirmó todos los privilegios que los reyes anteriores habían dado a Logroño.
Decisiones importantes de las Cortes
- Alfonso XI confirmó todos los derechos, privilegios y costumbres de las villas y ciudades del reino. Estos derechos venían desde la época de Alfonso VII de León y reyes anteriores. También confirmó los documentos de Cortes de reinados pasados y del suyo propio.
- El rey se comprometió a que sus notarios juraran respetar el contenido de estas Cortes. Si no lo hacían, serían castigados y sus documentos no serían válidos.
- Los representantes pidieron que los documentos de estas Cortes para las villas no tuvieran que pagar gastos de escribanos ni de cancillería. El rey aceptó no cobrar los gastos de cancillería, pero ordenó que los documentos fueran entregados por Juan Alfonso.
- El rey prometió revisar todos los privilegios que se habían dado en su nombre desde que fue mayor de edad. Dijo que su antiguo amigo, Álvar Núñez Osorio, había dado muchos privilegios sin su conocimiento.
- Alfonso XI confirmó los privilegios especiales de los habitantes de las villas. Para ello, debían mostrárselos y el rey confirmaría "aquellos de que siempre usaron".
- Se decidió de nuevo suprimir todas las hermandades de ciudades, como la Hermandad General de Andalucía. Esta medida ya se había aprobado en las Cortes de Valladolid de 1325. Sin embargo, el rey siguió apoyando algunas hermandades, como las de Toledo, Talavera de la Reina y Ciudad Real, y la Hermandad de las Marismas, porque estas se enfocaban en intereses económicos.
- Los representantes pidieron al rey que confirmara los derechos de las villas que habían vuelto a estar bajo el control real. Estas villas habían pertenecido antes a otros señores o a reinas como Constanza de Portugal y María de Molina, madre y abuela de Alfonso XI. El rey aprobó esta petición.
- Los representantes se quejaron de que los privilegios de las villas se rompían a menudo. El rey dijo que le mostraran los documentos y confirmaría los que creyera necesarios.
- También se quejaron de que muchas villas no se atrevían a llevar sus documentos originales a la Corte por miedo a los ladrones. Llevaban copias. El rey dijo que debían mostrarle los originales, pero si había peligro, le informaran para que él decidiera cómo confirmar.
- Los representantes se quejaron de los daños causados por algunos consejeros y oficiales del rey. Pidieron que fueran hombres leales y que cuidaran el reino. El rey aprobó la petición.
- Los representantes pidieron al rey que perdonara todos los delitos cometidos antes de que él fuera mayor de edad (1325), excepto traición. El rey perdonó todos los delitos, excepto traición o herejía, cometidos antes del 15 de agosto de 1325, cuando cumplió catorce años.
- También pidieron que se respetaran las cartas de perdón dadas por el rey o sus antecesores. El rey aprobó, excepto para casos de traición.
- El rey decidió que recibiría personalmente a quienes vinieran de las villas para llevarle mensajes o resolver asuntos. Así, podrían comunicarse sin problemas.
- Alfonso XI se comprometió a reducir el número de personas que lo acompañaban. Así se evitarían gastos innecesarios y los lugares que visitaba no quedarían en mal estado. También prometió resolver rápidamente los pleitos.
- El rey decretó que sus amigos cercanos, consejeros y los encargados de los castillos debían ser del reino, no extranjeros. Esto garantizaría la seguridad.
- Alfonso XI decidió que si alguien tenía dos cargos en la Corte, se le quitaría uno. Así, cada cargo sería mejor atendido y más personas podrían servir al rey.
- Los representantes pidieron al rey que no entregara ciudades, villas o castillos del realengo a nadie. También pidieron que las posesiones que ya había entregado volvieran al control real. El rey prometió cumplirlo, pero hizo excepciones para algunos castillos y para los bienes de su esposa, María de Portugal.
- Los representantes se quejaron de los crímenes y robos desde los castillos del rey. Pidieron que estas fortalezas fueran confiadas a personas de confianza de las villas. El rey dijo que él elegía a quién confiar las fortalezas, pero que entregaría algunas a personas de confianza.
- También pidieron que las aldeas o tierras que las villas habían adquirido no les fueran quitadas sin un juicio justo. El rey aceptó que se respetaran los derechos de cada lugar.
- Los representantes pidieron que las órdenes militares y los nobles no pudieran comprar tierras o tener vasallos en las villas donde sus leyes lo prohibían. El rey dijo que respetaría las leyes como en tiempos de Alfonso X y Sancho IV.
- El rey devolvió a las ciudades las tierras y montes que había entregado a otras personas. Decidió que estos bienes debían ser usados por la comunidad y no vendidos.
- Alfonso XI decretó que los castillos viejos, peñas y cuevas construidas sin su permiso debían ser derribadas. Causaban muchos problemas en el territorio.
Mejoras en la cancillería real

Muchos historiadores creen que después de estas Cortes, la cancillería real (el lugar donde se hacían los documentos del rey) mejoró. Los representantes no volvieron a quejarse de su mal funcionamiento. Sin embargo, sí se quejaron de las "cartas desaforadas", que eran documentos que iban en contra de las leyes y derechos de las ciudades. Las normas para la cancillería fueron:
- Los representantes se quejaron de las "cartas desaforadas" que causaban muchos problemas. Pidieron que quienes las emitieran pagaran el doble del daño causado. También pidieron que los oficiales no las cumplieran. El rey dijo que las "cartas desaforadas" que ordenaran matar o apresar a alguien no debían cumplirse sin que él las viera.
- El rey decretó que las "cartas de cámara desaforadas" (órdenes directas del rey) que mandaran matar o apresar a alguien solo debían usarse para detener a la persona en casos graves. Luego, debían mostrarle la carta para que él decidiera el castigo.
- Las "cartas desaforadas" que fueran contra las leyes de las villas no debían cumplirse hasta que el rey fuera informado.
- Alfonso XI decidió que los notarios mayores de Castilla, León, Toledo y Andalucía debían ser personas honestas y capaces. No debían alquilar sus cargos. Debían trabajar como en tiempos de Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV.
- Los representantes se quejaron de que había muchas llaves en la cancillería. El rey decidió que solo habría dos llaves y que los notarios mayores de León y Castilla las guardarían.
- El rey dispuso que el encargado de los sellos del rey debía ser una persona honesta y leal.
- Los representantes se quejaron de los problemas causados por los escribanos de la cámara real. El rey dijo que debían ser leales y no causar daño.
- Alfonso XI prohibió que los notarios cobraran de forma irregular o alquilaran sus cargos.

- Los representantes se quejaron de que en la cancillería no se respetaba el ordenamiento de Sancho IV y que se cobraba más de lo debido. El rey aprobó que se respetara el ordenamiento de Sancho IV.
- Los representantes pidieron que ciertas cartas solo tuvieran la firma del escribano. El rey aprobó algunas de estas peticiones.
- También se quejaron de que los oficiales de la cancillería vendían cargos. El rey aprobó castigar a los culpables y expulsarlos de la Corte.
- Alfonso XI decidió que la cancillería real no debía emitir documentos en blanco. Si alguien mostraba uno, los oficiales debían remitirlo al rey antes de cumplirlo. Si no lo hacían, pagarían el doble del daño.
- Los representantes se quejaron de que se cobraban tres maravedís por registrar cartas. El rey dispuso que solo se pagaran dos maravedís por pergaminos de mercedes y quince dineros por otras cartas.
Finanzas del reino

- El rey prometió no imponer impuestos especiales sin convocar antes a los representantes de las villas.
- Los representantes pidieron al rey que distribuyera los salarios y tierras de forma justa entre los nobles. También pidieron que el rey supiera el estado de sus ingresos. El rey aprobó revisar sus ingresos con la ayuda de hidalgos y un caballero de cada reino.
- El rey decidió que los ingresos de los derechos reales se harían públicos y se entregarían al mejor postor. No podrían ser alquilados a personas privadas ni a oficiales del rey.
- Los representantes pidieron piedad para los prisioneros capturados por los musulmanes. Se quejaron de que los encargados de las finanzas (almojarifes) cobraban impuestos sobre el dinero para su rescate. El rey aprobó que no se cobraran impuestos sobre los bienes para rescatar prisioneros.

- También se quejaron de que muchas villas estaban empobrecidas por los nobles poderosos, que exigían pagos (yantares) y saqueaban si no se les daban. El rey ordenó que los nobles no exigieran "yantares" y que si lo hacían, pagaran los daños.
- Los representantes pidieron al rey que perdonara a quienes habían sacado "cosas prohibidas" del reino (como caballos o metales preciosos) desde las Cortes de Valladolid de 1325. El rey perdonó a todos los que lo habían hecho.
- También pidieron que se respetaran los privilegios de algunos lugares de no pagar la "fonsadera" (impuesto para el ejército). El rey dijo que respetaría los privilegios de Alfonso X, Sancho IV o Fernando IV.
- Los representantes pidieron que se respetaran los privilegios de algunas villas y puertos de mar de no entregar galeras o naves al rey. El rey dijo que respetaría los privilegios de Alfonso X, Sancho IV o Fernando IV, pero no los concedidos durante su minoría de edad.
- Se quejaron de que se cobraba de nuevo el "portazgo" (impuesto por pasar por un lugar) en muchos sitios. El rey aprobó que se revocaran todos los portazgos creados desde la muerte de su padre.
- También se quejaron de que los oficiales reales cobraban el tributo de la "castellería" y otros pagos. Alfonso XI accedió a que no los cobraran.
- Los representantes pidieron que se devolvieran a las ciudades las cantidades de dinero que se habían usado para reparar puentes o torres. El rey dijo que le mostraran los documentos y él decidiría.
- También pidieron que no se cobraran los diezmos de los puertos, ya que el plazo de tres años que se había concedido ya había terminado. El rey dijo que discutiría el asunto.
Administración de justicia
- La reorganización de la justicia fue un gran logro. Alfonso XI se comprometió a sentarse dos días a la semana en público para resolver pleitos. Los lunes atendería peticiones y los viernes oiría retos y a los presos. Así, amplió lo que su padre había dispuesto en las Cortes de Valladolid de 1312.
- Alfonso XI se comprometió a recorrer el reino para ver cómo estaba la justicia y castigar los delitos. Dijo que su séquito sería pequeño para no causar molestias.
- Los representantes pidieron que se castigaran los crímenes en la Corte y que se confirmara el ordenamiento de Medina del Campo de 1328. El rey confirmó que quienes robaran o asesinaran en la Corte serían condenados a muerte, fueran nobles o no.
- Los representantes pidieron que los alcaldes o jueces fueran de las villas donde ejercerían sus cargos. El rey dijo que se cumpliría lo que había ordenado en las Cortes de Valladolid de 1325.
- Los representantes pidieron que se prohibieran las "pesquisas generales" (investigaciones amplias) en las villas. El rey aprobó, pero dijo que podrían hacerse si la ciudad lo pedía.
- Alfonso XI decidió que quienes administraran justicia impedirían los crímenes desde los castillos.
- Los representantes pidieron que se castigara a los nobles que participaban en asonadas o saqueos. El rey aprobó y dijo que lo haría cumplir.
- Se creó la figura de los "alcaldes de los hidalgos" (nobles de menor rango). El rey decidió que recibirían sus salarios a tiempo para que administraran justicia sin codicia. Si no lo hacían bien, perderían sus cargos.
- Los representantes pidieron que los abogados juraran actuar con justicia y no participar en pleitos falsos. El rey aprobó que si un abogado participaba en un pleito "torcido", sería expulsado de la Corte.
- Alfonso XI decidió que todos los abogados del reino debían seguir las normas establecidas en estas Cortes.
- Los representantes se quejaron de los muchos "prendas" (embargos o tomas de bienes) que se hacían en el reino. El rey decidió que no debían hacerse "prendas" y que quienes las hicieran serían castigados.
El alguacil del rey
- Se reguló el cargo del alguacil del rey (oficial de justicia). Debía ser una persona capaz y temerosa de Dios. Las personas detenidas debían ser llevadas ante los alcaldes de la Corte antes de ser encarceladas. El alguacil no debía confiscar nada a los detenidos. Los detenidos no debían ser maltratados ni torturados. Los presos inocentes serían liberados. Si el alguacil no cumplía, sería multado y podría perder su cargo.
- El rey decidió que su alguacil debía vigilar día y noche para que los habitantes no sufrieran daños. También debía impedir peleas y castigar a los delincuentes. Si no cumplía, sería multado.
- Alfonso XI ordenó que su alguacil desempeñara su oficio como en tiempos de Alfonso X y Sancho IV. No debía descuidar los emplazamientos judiciales ni los homicidios. También debía quitar los tableros de juego de las casas de apuestas.
- Los representantes pidieron que el alguacil recibiera su salario a tiempo. El rey dijo que su alguacil mayor recibiría el salario establecido y que revisaría el sueldo del alguacil menor.
- También pidieron que el alguacil no permitiera robos en el séquito del rey. Si ocurría un robo, el alguacil debía repararlo o pagar el doble. El rey aprobó, pero el alguacil solo sería castigado si los alcaldes lo declaraban culpable.
Adelantados y merinos
- Los representantes pidieron que se nombraran alcaldes o adelantados para las regiones donde solía haberlos. El rey aprobó.
- El adelantado mayor de la frontera de Andalucía debía ser un hombre capaz y leal. Debía ir acompañado por dos alcaldes de la Corte. No podía matar, apresar, torturar o liberar a nadie sin que los alcaldes lo juzgaran.
- El rey decretó que si el adelantado o los merinos no cumplían su oficio, perderían sus cargos y pagarían el doble de los daños. Si cometían un delito grave, serían castigados por el rey.
- Los merinos mayores no podían matar, apresar, torturar o liberar a nadie sin que los alcaldes de la Corte los juzgaran.
- Los merinos mayores de Castilla, León y Galicia debían ser capaces y leales. No debían alquilar sus cargos y debían desempeñarlos ellos mismos.
- El rey decidió que dos alcaldes de la Corte debían acompañar a los merinos mayores. Debían ser de las villas del realengo y jurar que cumplirían su cargo.
- El rey dispuso que los merinos mayores no debían impartir justicia en las villas donde Alfonso VII u otros reyes habían establecido lo contrario.
- Los representantes pidieron que los merinos mayores no cobraran más de 150 maravedís al año por "yantar" (comida). El rey dijo que el "yantar" se pagaría como en tiempos de Sancho IV.
- El rey decretó que los merinos mayores no debían entregar las fortalezas a delincuentes. Debían confiarlas a personas de confianza.
- Alfonso XI dispuso que los merinos nombrados por los merinos mayores debían ser de las regiones donde trabajarían y ser hombres experimentados.
- Los representantes se quejaron de que los merinos nombraban a otros merinos en su lugar, causando problemas. Pidieron que los merinos no recibieran más de un maravedí al empezar su cargo.
Notarios y escribanos de las villas
- Alfonso XI dispuso que las ciudades que por ley o costumbre nombraban a sus notarios y escribanos podían seguir haciéndolo.
- Los representantes pidieron que los notarios y escribanos nombrados por el rey fueran de las villas donde trabajarían. El rey dijo que nombraría a los que considerara más aptos.
- También pidieron que las escribanías que Alfonso XI había quitado volvieran a sus dueños anteriores. El rey aprobó.
- Los representantes pidieron que los escribanos y notarios desempeñaran sus cargos ellos mismos. El rey aprobó, excepto para algunos individuos de la Corte.
Decisiones sobre el clero
- Alfonso XI decretó que pediría al papa Juan XXII que los cargos religiosos en sus territorios fueran ocupados por personas del reino. Esto era porque a veces el papa nombraba a extranjeros, lo que causaba problemas al rey y a sus súbditos.
- Los representantes pidieron que se anularan las multas por excomunión. El rey suprimió una multa, pero impuso otras para que sus súbditos temieran la excomunión.
- Alfonso XI dispuso que ningún clérigo podía ser alcalde o abogado en su Corte, excepto en casos obligatorios por ley.
- Los representantes pidieron que los laicos que citaran a otros laicos ante jueces de la Iglesia por asuntos del rey fueran multados. El rey respondió que nadie debía hacer documentos avalados por la Iglesia.
- También pidieron que los clérigos que eran escribanos públicos no pudieran dar fe pública judicial. El rey aprobó que los clérigos que fueran escribanos públicos no pudieran dar fe pública a documentos de laicos.
- Los representantes se quejaron de que muchos clérigos y laicos se hacían llamar escribanos públicos "por autoridad imperial". El rey dispuso que a esos notarios se les confiscarían sus bienes y serían expulsados del reino si seguían ejerciendo.
Judíos y musulmanes
La actitud hacia los judíos se volvió más hostil en las Cortes de Madrid de 1329. Los representantes protestaron contra los intereses y las riquezas de los judíos. Pidieron al rey que perdonara la mitad de las deudas antiguas y futuras. El rey defendió parcialmente a los prestamistas judíos y solo perdonó la cuarta parte de las deudas. Además, Alfonso XI tomó las siguientes medidas:

- Alfonso XI dispuso que los judíos no podían tener propiedades en las tierras del rey, excepto sus casas.
- Los judíos y musulmanes tenían privilegios que decían que el testimonio de un cristiano no les causaría daño, solo el de un judío o musulmán. Los representantes pidieron que esto solo fuera válido en contratos de deudas, no en pleitos civiles o criminales. El rey dijo que se cumplirían las disposiciones de reyes anteriores.
- También pidieron que el pago de deudas entre cristianos y prestamistas judíos o musulmanes se hiciera según las leyes de cada lugar. El rey lo permitió donde ya estaba establecido por ley.
- En el documento para Niebla, el rey dijo que haría lo que "entendiera según derecho" sobre la usura (cobrar intereses muy altos).
- Los representantes pidieron al rey que no permitiera la presencia de judíos o musulmanes en la Casa del Rey o de la reina. También pidieron que no tuvieran cargos en el reino. El rey aprobó que no fueran recaudadores, excepto donde se solicitara, y dijo que examinaría las demás peticiones.

- También pidieron que cuando hubiera asesinatos o lesiones entre cristianos y judíos o musulmanes, el pleito fuera juzgado según las leyes de la villa. El rey dispuso que morirían quienes mataran a alguien donde la ley lo establecía.
- Se decretó que los préstamos debían hacerse ante un escribano público. Esto era para evitar engaños, donde los judíos hacían firmar a los cristianos documentos con intereses más bajos de los reales. Los representantes pidieron que se perdonara la mitad de las deudas de los cristianos con los judíos. El rey solo perdonó la cuarta parte de las deudas.
- Alfonso XI decidió que las ganancias que los judíos hubieran podido obtener durante un plazo especial para pagar deudas no debían incluirse en el cálculo del préstamo.
- En relación con los acuerdos sobre el pago de deudas, el rey dispuso que quienes quisieran acogerse a ellos podían hacerlo. A quienes no, se les perdonaría la cuarta parte de sus deudas.
- El rey decretó que si un deudor cristiano demostraba haber pagado parte o toda la deuda, se le tendría en cuenta.
- Alfonso XI dispuso que las cartas de deuda entre cristianos y judíos debían ser redactadas por escribanos públicos. Los escribanos debían verificar que el prestamista entregara la suma indicada y que los préstamos se hicieran con intereses justos.
- Los representantes pidieron que se anularan las cartas o privilegios que el rey había concedido a los judíos y que iban contra las leyes anteriores. También pidieron que después de seis años, las cartas de deuda entre cristianos y judíos no tuvieran validez. El rey dijo que anularía las cartas que fueran contra los ordenamientos anteriores, pero confirmó las que él había otorgado y no los contradecían.
- Alfonso XI se comprometió a respetar el privilegio de los "seis años" sobre las deudas, que las cancelaba después de ese plazo. También confirmó el privilegio de los "treinta años" que tenían los judíos de Toledo sobre este asunto.