Cerámica ibérica para niños
La cerámica ibérica es el nombre que se le da a las piezas de cerámica que hicieron los iberos en la península ibérica. Estas piezas se fabricaban con un torno rápido y se cocían a altas temperaturas en hornos especiales. Se hicieron entre los años 600 y 100 antes de Cristo.
Aunque el término "cerámica ibérica" es muy amplio, a menudo se refiere a la cerámica ibérica pintada. Esta vajilla fina estaba decorada con dibujos de formas geométricas, flores o figuras humanas, usando un color rojo oscuro. También existían otros tipos, como la cerámica ibérica lisa (sin decoración) y la bruñida con incisiones o impresiones, muy común en la Meseta.
Además, había cerámica para cocinar, hecha con materiales especiales que resistían el calor. También existían las cerámicas grises, que se cocían de una manera diferente y eran comunes en el noreste de la península.
Al principio, los estudios sobre la cerámica ibérica se centraron en colecciones de lugares específicos, como el Valle del Ebro o Alta Andalucía. Sin embargo, ahora se busca entenderla de forma más general.
Las primeras cerámicas ibéricas pintadas se inspiraron en las piezas fenicias del siglo VII a.C. Al principio, las imitaban en forma y decoración. Con el tiempo, desarrollaron sus propios estilos, incorporando también formas antiguas del Hierro antiguo y algunas ideas de la cerámica griega.
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¿Cómo surgió la cerámica ibérica?
Se cree que las formas de la cerámica ibérica se inspiraron en las piezas fenicias. Durante el siglo VII a.C., los fenicios trajeron a la península sus ánforas (vasijas grandes), tinajas y otras cerámicas. Los pueblos indígenas empezaron a imitarlas.
Al principio, estas imitaciones eran sencillas. Pero gracias al uso del torno de alfarero y los hornos avanzados, pronto lograron una gran calidad. Algunas de las formas más populares al inicio fueron el ánfora tipo R1 y la tinaja pithoide.
Este proceso de aprendizaje y adaptación se vio por primera vez en Los Saladares (Orihuela). Se extendió por el sur y sureste de la península. En lugares como el Cerro de Los Infantes (Granada), se encontraron talleres que hacían ánforas de estilo fenicio a principios del siglo VI a.C.
En l'Alt de Benimaquia (Denia), se encontraron pruebas de que los iberos empezaron a producir vino. Como no tenían envases para el vino, tuvieron que aprender a hacer ánforas. Esto impulsó el uso del torno y los hornos, dando origen a la cerámica ibérica. Este cambio fue más fuerte en el sur, ya que en el este y noreste de la península, los pueblos adoptaron la cerámica ibérica ya desarrollada, que venía del sur.
En resumen, a finales del siglo VII a.C. y durante gran parte del siglo VI a.C., las primeras cerámicas ibéricas pintadas y lisas del sur y sureste de la península tenían un claro estilo fenicio. Poco a poco, fueron añadiendo formas creadas por los propios iberos.
La urna de orejetas perforadas: un símbolo ibero
La urna de orejetas perforadas es una de las piezas más representativas de la cerámica ibérica pintada del Ibérico Antiguo. Su diseño no fue inventado por los iberos, sino que viene de una forma oriental que se hizo muy popular en la península.
Esta urna era perfecta para guardar las cenizas de los difuntos, ya que su tapa cerraba muy bien. Se ha encontrado en la mayoría de los cementerios ibéricos de los siglos VI y V a.C., desde Molar en el Bajo Segura (Alicante) hasta Saint Julien (Francia).
La urna se hacía de una sola pieza, incluyendo las "orejetas" (unas asas). Luego, la tapa se cortaba sobre el torno mientras la arcilla aún estaba blanda. Las orejetas tenían agujeros para atar la tapa y asegurarla.
Esta urna es importante por tres razones:
- Se hizo muy popular durante la Cultura Ibérica, marcando el fin de la influencia fenicia y el inicio de lo puramente ibérico.
- Su presencia ayuda a fechar el Ibérico Antiguo, ya que aparece a mediados del siglo VI a.C. y deja de usarse a principios del siglo IV a.C.
- Su distribución, desde el río Segura hasta el Hérault, muestra que los pueblos de esta zona compartían intereses, quizás comerciales y culturales. Esto indica que ya en el siglo VI a.C. formaban una comunidad unida por la Cultura Ibérica.
Cerámicas ibéricas del período pleno
Miquel Tarradell y Enric Sanmartí (1980) notaron que las cerámicas del período antiguo eran muy parecidas en toda la península. Sin embargo, a partir del siglo IV a.C., los estilos y decoraciones empezaron a ser más variados. Por eso, los estudios de la cerámica ibérica se dividieron por regiones.
Había grandes diferencias entre el noreste de la península, donde la cerámica pintada fue reemplazada por piezas grises, y el sureste, donde las formas se hicieron más complejas y las decoraciones más creativas.
La cerámica ibérica de cocina
La tradición de la cerámica ibérica también llegó a la cocina desde el período antiguo. En gran parte de la península, las piezas hechas a mano fueron desapareciendo entre los siglos VI y V a.C. En la provincia de Castellón, el río Mijares marcaba el límite entre la cerámica hecha a torno y la hecha a mano. Al norte de este río, en Cataluña y Languedoc, la tradición de la cerámica de cocina hecha a mano duró hasta la época romana.
Las cerámicas ibéricas de cocina tenían pocas formas. Destaca una olla redonda, con forma de barriga, borde saliente y base cóncava. También había una tapa semiesférica con un pomo (mango) en forma de anillo. Este "juego" de olla y tapa existía en muchos tamaños.
La técnica para hacer esta cerámica era más compleja. Se le añadía un material especial llamado desengrasante a la arcilla. Esto le daba propiedades refractarias, es decir, que resistía el calor. Sin el desengrasante, las ollas se romperían al ponerlas al fuego. En la zona de los edetanos, el desengrasante incluía cuarzo molido. Otras inclusiones, como la calcita, se disolvían y dejaban poros en la superficie.
La cocción de esta cerámica se hacía de una forma que producía colores grises, amarillentos, marrones y negros. Era evidente que se usaban para cocinar, ya que muchas tenían marcas de haber estado en el fuego. Sin embargo, también se usaron como urnas para entierros o para guardar cosas.
Cerámicas bruñidas con decoración impresa
Durante el Ibérico Pleno, se hicieron más comunes algunas cerámicas que habían empezado a producirse en el siglo anterior. Estas eran las cerámicas con decoración impresa, que permitían identificar las zonas donde se fabricaban.
Se han encontrado cerámicas con decoración impresa en Cataluña, la Meseta oriental, Murcia, Andalucía oriental y Valencia. En la zona de la ciudad de Kelin (Caudete de Las Fuentes, Valencia), se desarrolló una producción propia con dibujos de óvalos, espigas y flores. En Murcia, había cerámicas con impresiones de estilo ibero y otras que imitaban sellos clásicos.
Cerámicas ibéricas de barniz rojo
Las cerámicas con engobe o barniz rojo se encuentran en zonas más específicas, lo que facilita su identificación. Emeterio Cuadrado fue el primero en describir las producciones de Murcia y Albacete, a menudo llamándolas cerámicas Ibero-Turdetanas. Más tarde, se diferenciaron las producciones de los ilergetes, las de los oretanos (con y sin decoración impresa) y las de la zona de Kelin.
Las imitaciones
Una característica de la cerámica ibérica es que, con el tiempo, sus artesanos copiaron y adaptaron formas populares de otras culturas. Imitaron piezas fenicias, púnicas, griegas y, finalmente, romanas.
Las imitaciones eran más comunes en las cerámicas de lujo, especialmente las cerámicas áticas de figuras rojas y de barniz negro, así como las helenísticas y romanas. Esto muestra el valor que los iberos daban a estas piezas.
Cerámicas grises monocromas del noreste peninsular
Durante el Ibérico Pleno, las cerámicas ibéricas pintadas, que eran la mayoría, dejaron de usarse en el noreste de la península. En su lugar, se hicieron populares las cerámicas grises. Se cree que esta tradición venía de las colonias griegas cercanas de Emporion, Rhode y Agathe.
Las producciones más conocidas de este período son la "gris monocroma" o "gris de la costa catalana". Eran principalmente vajillas de mesa, como jarritas, copas, platos y jarros. La jarrita bicónica con un asa vertical fue muy popular en la península y en el Mediterráneo occidental.
En la zona de los indigetes, se producía una cerámica muy especial decorada con pintura blanca. Se cree que el taller estaba cerca de Puig de Sant Andreu de Ullastret. Incluso hacían dibujos de guerreros y jinetes, imitando estilos de otras zonas. Esta cerámica se hizo entre la segunda mitad del siglo IV y todo el siglo III a.C., pero se extendió por un área muy pequeña.
Del período Ibérico Pleno al Ibérico Tardío
A partir del último cuarto del siglo III a.C. y durante el siglo II a.C., las decoraciones de las cerámicas ibéricas pintadas del este de la península mejoraron mucho. Se añadieron más motivos, como plantas, flores, escrituras, animales y figuras humanas. Aunque la mayoría de las piezas seguían teniendo solo decoraciones geométricas.
Miquel Tarradell describió en detalle las diferencias regionales en los estilos y temas. Desde el punto de vista de la antropología, estas nuevas decoraciones sugieren que había artesanos muy hábiles y especializados. Algunas piezas incluso tenían escrituras. Esto indica que se producían objetos de lujo para las clases más altas de las ciudades.
Aunque había diferentes estilos y épocas, todas estas cerámicas reflejaban los valores de las aristocracias. Además, el parecido entre las diferentes producciones muestra que había muchos contactos entre los distintos pueblos, a pesar de la distancia. Una cerámica típica del mundo ibérico tardío es el kálathos, que tiene forma de sombrero de copa.
El estilo de Liria-Oliva
El estilo de Liria-Oliva es un tipo de decoración de la cerámica ibérica pintada que incluye escrituras, flores y figuras humanas. Representa a hombres y mujeres haciendo actividades como luchar, cazar o participar en ceremonias espirituales. A veces, estas escenas van acompañadas de textos en alfabeto levantino. El estilo de Liria-Oliva es muy narrativo, es decir, cuenta historias.
Las excavaciones en Llíria han encontrado la colección más famosa y grande de este estilo. Destacan el Vaso de los Guerreros con Coraza, el Vaso de los Guerreros (que muestra una escena de guerra con jinetes y soldados), el Vaso de la Batalla Naval y el Kalathos de la Danza.
El nombre Liria-Oliva se debe a que, en el momento de su estudio, el poblado de Castellar de Oliva era el lugar más al sur donde se encontraban estas piezas. Las clases altas del Ibérico Pleno impulsaron esta producción de objetos de lujo, que se distribuían principalmente en las ciudades. Aunque al principio pudo haber un solo centro de producción, la competencia hizo que rápidamente surgieran otros. Este estilo se extendió desde Burriana hasta la Albufereta de Alicante, y desde Sagunto hasta Caudete de las Fuentes. Cronológicamente, el estilo de Liria-Oliva se sitúa entre mediados del siglo III y el siglo I a.C.
El estilo de Elche-Archena
El estilo de Elche-Archena se definió a partir de los hallazgos en La Alcudia (Elche) y el Cabezo del Tío Pio (Archena, Murcia). Al igual que Liria-Oliva, Elche-Archena es un estilo pictórico que cuenta historias, donde los dibujos geométricos se mezclan con representaciones de flores, animales y humanos.
La gran diferencia con el estilo anterior es que Elche-Archena se centra en temas religiosos, destacando la mitología y, posiblemente, el mundo de ultratumba. Aparecen dioses alados, animales salvajes con la boca abierta en actitud amenazante, a veces luchando contra un personaje humano que se representa como un héroe mitológico.
Las investigaciones más recientes sitúan el inicio del estilo de Elche-Archena a mediados del siglo II a.C. y su final en el siglo I d.C. Aunque es puramente ibérico en su expresión, este estilo es una manifestación artística del período ibero-romano. Su estudio complementa el de Liria-Oliva, ya que sus temas nos dan información sobre las creencias y la religión de los iberos.
El estilo de Azaila-Alloza
El estilo Azaila-Alloza recibe su nombre de las colecciones arqueológicas de dos importantes poblados de Aragón: el Cabezo de Alcalá (Azaila) y el Castelillo (Alloza). Actualmente, se cree que este estilo es casi contemporáneo al de Elche-Archena, es decir, del período ibero-romano. Sus primeras apariciones datan de la segunda mitad del siglo II a.C. y duran hasta el siglo I a.C., en un área que incluye las actuales provincias de Teruel y Zaragoza.
Al igual que en Llíria o Elche, el estilo de Azaila-Alloza destaca por añadir más temas a la decoración pintada de la cerámica ibérica, incluyendo motivos vegetales, animales y humanos. Sin embargo, a diferencia de los estilos anteriores, el contenido narrativo de las escenas pierde su significado simbólico. Excepto por algunas escenas naturalistas de animales, las composiciones más representativas suelen ser solo frisos decorativos sin un mensaje profundo.
El estilo de Fontscaldes y la difusión del "Sombrero de Copa"
Desde los estudios de Antonio García y Bellido en 1952, los investigadores se han interesado por cómo se extendió la cerámica ibérica pintada por el Mediterráneo occidental. Los trabajos de Nino Lamboglia sobre la cerámica ibérica de Albintimilium (Italia) llevaron a una serie de descubrimientos que han ido actualizando el mapa de su distribución.
Desde el principio, llamó la atención que los hallazgos se limitaban casi solo a la forma del "Sombrero de Copa" o "kalathos". Esto se explica porque esta forma era un envase comercial. En otras palabras, la cerámica ibérica era un medio para transportar mercancías, quizás miel o cera, que se vendían desde la península después de la conquista romana, entre los siglos II y I a.C.
Los primeros estudios también identificaron el origen de esta difusión en el noreste de la península. El taller ibérico de Fontscaldes (Valls, Tarragona), conocido desde 1920, había producido "Sombreros de Copa" similares a los que se encontraron en gran parte de las costas de Italia y el Sur de Francia.
Los restos del taller de Fontscaldes han revelado cinco tipos de "sombrero de copa", de diferentes tamaños, y también un plato hondo llamado lekane. Todos tenían decoraciones geométricas o de plantas. Las producciones con motivos vegetales, que dan nombre al "estilo de Fontscaldes", muestran dos patrones decorativos. El tema principal es la "hoja de hiedra", un motivo vegetal con sus roleos y brácteas, dibujado en un tallo serpenteante alrededor de la vasija o en paneles alternando con formas geométricas.
Curiosamente, el lekane es el prototipo que, en menor medida, acompaña al sombrero de copa en su distribución fuera de la península. Se han encontrado piezas importantes en Ruscino (Perpiñán), Ensérune (Beziers) y Espeyran (Saint Gilles). Esto sugiere que este taller, cerca de Tarragona, se dedicaba al comercio exterior por mar. Un segundo centro productor de "Sombreros de Copa", con una decoración geométrica más "decadente" y que incluía vasos grises con decoración roja, podría estar en el interior de Ampurias.
Finalmente, parece que muchos hallazgos de Italia (Albintimilium) y del sur de Francia (Ensérune) no se parecen a las producciones de Fontscaldes ni de Ampurias, sino a las de los llergetas del Bajo Segre.
La importancia de la difusión mediterránea de la cerámica ibérica es triple:
- La alfarería pasó de ser una producción artesanal a una industrial. El estilo de Fontscaldes se caracteriza por sus diseños repetitivos, pocas formas y decoraciones sencillas.
- Los mapas de distribución muestran que se comercializaba por mar.
- Se cree que la presencia romana en Hispania, especialmente en el noreste, impulsó la expansión de esta cerámica por el Mediterráneo.
Un desafío pendiente en esta investigación es completar el mapa de difusión con hallazgos en la propia península, ya que es difícil distinguir entre producciones locales e importaciones.
Véase también
- Cerámica cardial (Cardium edule)
- Cerámica técnica
- Vaso de los letreros
- Enócoe
- Castellet de Bernabé