Antonio Van Halen para niños
Antonio Van Halen y Sarti (nacido en la Isla de León, actual San Fernando, Cádiz, en 1792 y fallecido en Madrid en 1858) fue un importante marino y militar español. Conocido como conde de Peracamps, participó en varias guerras importantes de su época.
Fue parte de la Guerra de la Independencia Española contra las tropas de Napoleón, así como en las guerras de independencia en América. También tuvo un papel destacado en la primera guerra carlista. Durante la Regencia de Espartero, fue Capitán general de Cataluña. En este puesto, dirigió acciones militares en Barcelona en 1842 y en Sevilla en 1843. En 1843, acompañó a Espartero en su exilio. Regresó a España en 1847 y, en 1851, se unió al Tribunal Supremo de Guerra y Marina como ministro. Ese mismo año, fue nombrado senador vitalicio.
¿Quién fue Antonio Van Halen?
Antonio Van Halen y Sarti nació en 1792. Su padre, Antonio Van Halen, era teniente de navío, y su madre, Francisca Sarti. Era el hermano menor de Juan Van Halen, otro militar conocido. En 1804, Antonio comenzó su carrera en la Armada Española como guardia marina.
Sus primeros años en la Armada
Durante la Guerra de la Independencia, Antonio Van Halen luchó contra las fuerzas francesas. En 1810, con el rango de alférez de fragata, fue enviado a Cádiz. Allí, participó en la defensa de la ciudad al mando de un cañonero. En 1811, estuvo en el ataque al Trocadero y ayudó a proteger barcos mercantes entre los puertos de Huelva y Tarifa. Al mando del falucho Hurón, capturó una embarcación de la marina francesa. Un año después, viajó a Mallorca en la goleta Patriota y luego a Cataluña en el San Pablo, recorriendo sus costas.
Experiencias en América y regreso a España
Después de la guerra, en febrero de 1815, Van Halen fue enviado a una expedición en Montevideo. Allí, fue ascendido a alférez de navío. Sin embargo, tuvo un problema personal con un capitán y, aunque fue absuelto en un consejo de guerra, su ascenso se retrasó. Por ello, dejó la armada y se unió al ejército de tierra.
Como ayudante del general Pascual Enrile, participó en la recuperación de la isla Margarita y en el asedio de Cartagena de Indias hasta que la ciudad se rindió. Antes de volver a España en diciembre de 1816, ayudó en la conquista de Santa Fe y fue nombrado gobernador militar y político de la provincia de Girón, donde fue ascendido a capitán. A su regreso a España, trajo consigo la Flora de Celestino Mutis que estaba en Santa Fe de Bogotá.
En Madrid, fue asignado al Regimiento de Infantería de Numancia. En 1820, como comandante, volvió a cruzar el Atlántico en una expedición a Tierra Firme. En Bogotá, se reunió con Simón Bolívar y regresó a España escoltando a los enviados de Bolívar para negociar la paz.
Participación en conflictos internos
En 1823, bajo las órdenes de Juan Martín el Empecinado, luchó contra una facción absolutista en La Alcarria. También se enfrentó a la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis en Asturias y Galicia. Tras la rendición de La Coruña, fue hecho prisionero y llevado a Francia, donde estuvo retenido poco tiempo. Permaneció sin empleo hasta enero de 1833, poco antes de la muerte de Fernando VII, cuando se reincorporó al ejército como teniente coronel al mando del regimiento de infantería Zamora n.º 8.
Al inicio de la Guerra Carlista, fue enviado a Cataluña como comandante general de las fuerzas del ejército en Figueras y Gerona. En este puesto, y luego al frente del regimiento de Zamora, combatió a las fuerzas carlistas en Cataluña. Por enfermedad, se le permitió recuperarse en Barcelona. Sin embargo, tras un incidente que llevó a la muerte del general Bassa, decidió no quedarse en la ciudad.
En marzo de 1836, tomó el mando del regimiento de Aragón y en mayo pasó al ejército del Norte. En operaciones de defensa cerca de San Sebastián, resultó herido, lo que le valió el ascenso a brigadier. En febrero de 1837, como comandante general de la cuarta división del ejército del Norte, se enfrentó a la Expedición Real en Huesca. Por su actuación en la batalla, Van Halen fue ascendido a mariscal de campo.
Después de otra derrota del ejército en Barbastro, Van Halen persiguió al ejército de don Carlos hasta Pozuelo de Aravaca, cerca de Madrid. Allí, parte de sus oficiales se rebelaron pidiendo un cambio de gobierno. Él continuó con la tropa y los pocos oficiales leales hacia Segovia. Fue nombrado jefe de Estado Mayor del ejército del Norte y participó en todas las operaciones militares en la región vasco-navarra bajo Espartero.
En abril de 1838, fue nombrado segundo cabo de Castilla la Vieja, pero lo rechazó, creyendo que era una forma de separarlo de Espartero. Su dimisión fue aceptada en junio, y pasó a cuartel en Madrid.
Comandante en el Centro y el Convenio de Segura
En septiembre, fue nombrado general en jefe del ejército del centro y capitán general de Aragón, Valencia y Murcia. Tomó posesión el 4 de octubre, aunque no estaba contento con el estado de las fuerzas que iba a dirigir. Inmediatamente, declaró el estado de guerra en Aragón, Valencia y Murcia. Esto llevó a un periodo de duras acciones militares.
La noticia de que 96 sargentos prisioneros fueron ejecutados por las fuerzas de Cabrera provocó disturbios en varios lugares, especialmente en Valencia, donde algunos prisioneros carlistas y el general Froilán Méndez Vigo perdieron la vida. Van Halen ordenó la ejecución de 66 prisioneros carlistas cerca de Murviedro. Esta acción fue criticada por el general Borso di Carminati, quien renunció. El gobierno, sin embargo, apoyó a Van Halen, ascendiéndolo a teniente general el 28 de diciembre.
En febrero de 1839, Van Halen ofreció un intercambio general de prisioneros. Finalmente, con la ayuda del coronel inglés Lacy, se firmó un acuerdo el 3 de abril para hacer la guerra más humana. Este acuerdo fue conocido como convenio de Segura por los carlistas y tratado de Lécera por los isabelinos.
Sin embargo, el acuerdo no fue bien recibido en Madrid. Se criticó a Van Halen por reconocer el título de conde de Morella a Cabrera y por algunos artículos del convenio. Un intento fallido de tomar el castillo de Segura dañó aún más su prestigio. Por ello, presentó su dimisión y fue llamado a Madrid, donde pidió una investigación para defender su actuación.
Victoria en Peracamps y el título de conde
Fue absuelto de los cargos, y el 20 de febrero de 1840, fue nombrado capitán general de Cataluña y general en jefe de su ejército. En Peracamps, obtuvo una importante victoria sobre las tropas carlistas, con pocas bajas. Esta victoria aseguró el abastecimiento de Solsona y permitió destruir las defensas carlistas en los alrededores. Durante estas operaciones, él mismo resultó herido de bala en una mano.
Cuando entró en Barcelona, fue recibido con alegría por la población y homenajeado por el ayuntamiento. El gobierno le otorgó el título de conde de Peracamps el 5 de julio.
Los sucesos de Barcelona en 1842
A principios de octubre de 1841, con la regencia de Espartero ya establecida, Van Halen fue a Pamplona para enfrentar una insurrección de generales. En algunas ciudades, se formaron juntas para apoyar al gobierno. En Barcelona, una de estas juntas se negó a disolverse y comenzó a derribar la Ciudadela, una antigua demanda de la ciudad. A mediados de noviembre, Van Halen entró en Barcelona y controló la situación, aunque no desarmó a las milicias nacionales para evitar problemas mayores.
Los eventos del año siguiente fueron más serios. El debate sobre el comercio libre y el proteccionismo dividió a los políticos, y la tensión creció en Cataluña por el temor a que se redujeran los impuestos a los tejidos ingleses, lo que afectaría a la industria textil local.
El 13 de noviembre, una pelea entre soldados y civiles en Barcelona desató un conflicto. La milicia, con muchos fusiles y cañones, se reunió en la plaza de San Jaime pidiendo la liberación de detenidos. Se negaron a disolverse, y se formó una junta revolucionaria. El 15, Van Halen ordenó a sus tropas destruir las barricadas, encontrando fuerte resistencia.
Después de sufrir pérdidas, Van Halen tuvo que retirar a sus hombres a los fuertes de Montjuic y Atarazanas, abandonando la Ciudadela. La situación se complicó cuando algunos militares se rindieron a la junta. Incluso el intento de Van Halen de poner a salvo a sus cinco hijas fue frustrado.
Sin embargo, cuando la junta revolucionaria intentó conseguir el apoyo de los grandes propietarios, estos, que no querían colaborar con los republicanos, detuvieron al líder de la junta y comenzaron a negociar con Van Halen. Los elementos más radicales tomaron el control de la junta, interrumpiendo las negociaciones.
El 20 de noviembre, Van Halen comenzó el bloqueo de la ciudad. En la mañana del 3 de diciembre, tras una nueva negativa de la junta a desarmar a la milicia, comenzó el ataque a la ciudad desde el castillo de Montjuic, que duró doce horas y causó daños a más de 400 edificios. Por la noche, representantes de la ciudad ofrecieron la rendición a Van Halen, quien entró el día 4, desarmó a la milicia e impuso una multa a la población. Algunos individuos de las milicias fueron ejecutados. Los partidos y la prensa criticaron duramente el ataque. Van Halen fue relevado de su cargo y llamado a Madrid.
Últimos años y exilio
En la primavera de 1843, Espartero forzó la dimisión del gobierno. A finales de mayo, estalló una insurrección en Málaga, seguida por la formación de juntas locales en muchas poblaciones. En estas juntas participaban ciudadanos importantes y militares descontentos, en contacto con militares exiliados como Narváez y Concha.
En estas circunstancias, Espartero ofreció a Van Halen el mando de las tropas de Andalucía el 15 de junio. Cuando tomó el mando, Granada ya se había sublevado, y pronto se unieron Sevilla, Córdoba y Écija. En Jaén, vio cómo más de mil hombres de un batallón se unían al bando opuesto.
El 29 de junio, marchó sobre Sevilla, entrando primero en Córdoba y Écija. El 9 de julio, desde Alcalá de Guadaira, pidió al ayuntamiento de Sevilla que restableciera el orden, pero no intentó entrar en la ciudad por falta de tropas y artillería. Cuando la artillería llegó el día 20 desde Cádiz, le faltaban municiones y oficiales. Ese mismo día, comenzó el ataque a la ciudad.
El 23, Espartero llegó con más tropas. Al mismo tiempo, Narváez, Prim y Serrano entraban en Madrid. Cuando la noticia llegó a Sevilla el 27, Espartero y Van Halen levantaron el sitio y se dirigieron a Jerez de la Frontera. En el camino, hubo muchas deserciones, y a Espartero y Van Halen no les quedó otra opción que embarcarse en el Puerto de Santa María en un vapor. En Cádiz, que también estaba sublevada, pasaron a un barco inglés que los llevó al exilio.
Van Halen residió en Londres, Bruselas y París hasta abril de 1847, cuando fue rehabilitado y pudo regresar a Madrid. En 1851, fue nombrado ministro del Supremo Tribunal de Guerra y Marina, y en 1854, presidente. Como senador vitalicio, su último cargo fue vocal de la Junta Consultiva de Guerra, puesto que ocupó pocos meses antes de su fallecimiento en Madrid, el 27 de octubre de 1858.
Galería de imágenes
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Antonio Van Halen. Dibujo y litografía de Bernardo Blanco para Estado Mayor General del Ejército Español de Pedro Chamorro y Baquerizo, Madrid, 1851-1854. Biblioteca Nacional de España.