Segunda entrada en Madrid del archiduque Carlos para niños
Datos para niños Segunda entrada en Madrid del Archiduque Carlos |
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Parte de guerra de sucesión española | ||
![]() El Archiduque Carlos hacia 1707
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La segunda entrada del Archiduque Carlos en Madrid ocurrió el 28 de septiembre de 1710. Fue un evento importante durante la guerra de sucesión española (1701-1714). Esta entrada fue el resultado de un avance militar de los ejércitos de la Gran Alianza. Esta Alianza apoyaba al Archiduque Carlos en su deseo de ser rey de España. Él se oponía a Felipe V de Borbón, quien había sido nombrado sucesor por el rey Carlos II de España antes de morir en 1700.
El Archiduque Carlos, a quien sus seguidores llamaban Carlos III de España, había establecido su corte en Barcelona. Desde allí, sus tropas iniciaron su avance en la primavera de 1710. Sin embargo, al igual que en su primera visita a Madrid cuatro años antes, su estancia en la capital fue muy breve, durando solo un mes. Esto se debió a la falta de apoyo de la gente y a la hostilidad que encontró. Al retirarse, los ejércitos del Archiduque sufrieron dos grandes derrotas en la batalla de Brihuega y la batalla de Villaviciosa. Estas batallas, lideradas por el ejército de Felipe V bajo el mando del duque de Vendôme, cambiaron el rumbo de la guerra en España a favor de Felipe V.
Contenido
La Ofensiva del Archiduque Carlos hacia Madrid
En 1710, el rey Luis XIV de Francia ordenó que su ejército se retirara de España. Este ejército había estado apoyando a su nieto, Felipe V. El Archiduque Carlos (conocido como Carlos III por sus seguidores) vio esto como una oportunidad. Decidió lanzar una ofensiva desde Cataluña para intentar ocupar Madrid por segunda vez. La primera vez había sido en 1706.
El 27 de julio, el ejército del Archiduque, dirigido por Guido von Starhemberg y James Stanhope, venció a las tropas de Felipe V en la batalla de Almenar. Casi un mes después, el 20 de agosto, lograron otra victoria en la batalla de Zaragoza. Esta victoria causó que las tropas de Felipe V se dispersaran y muchos soldados fueran capturados.
Después de esta victoria, la región de Aragón pasó a manos del Archiduque. Carlos III cumplió su promesa y restauró las leyes y costumbres propias de Aragón, que habían sido eliminadas en 1707. Finalmente, el Archiduque Carlos entró en Madrid por segunda vez el 28 de septiembre.
Casi al mismo tiempo, ocho barcos ingleses salieron de Barcelona para intentar recuperar la región de Valencia. Sin embargo, esta misión no tuvo éxito.
¿Por qué el Archiduque Carlos quería ir a Madrid?
Después de recuperar Zaragoza, los líderes del Archiduque, especialmente el general inglés James Stanhope, insistieron en avanzar hacia Madrid. Aunque el propio Archiduque Carlos no quería repetir la mala experiencia de su primera entrada en Madrid, los británicos, que pagaban gran parte de los gastos de la guerra, querían terminarla pronto.
El 25 de septiembre, pocos días antes de entrar en la capital, el Archiduque se quejó en una carta a su esposa. Dijo que sus generales lo obligaban a seguir sus planes, aunque él hubiera preferido recuperar la región de Valencia.
A medida que las tropas del Archiduque avanzaban por Castilla, notaron que la gente no los apoyaba, e incluso mostraba hostilidad. El Archiduque Carlos respondió a esto con un anuncio el 21 de agosto. En él, advertía que quienes no le juraran lealtad no recibirían su ayuda.
Ante la cercanía de las tropas del Archiduque, Felipe V y su corte abandonaron Madrid y se fueron a Valladolid. Así, el Archiduque Carlos hizo su segunda entrada en la capital el 28 de septiembre de 1710. Su estancia, como la primera vez, duró solo un mes.
La Estancia del Archiduque Carlos en Madrid
La llegada del Archiduque y su ejército a Madrid fue recibida con mucha frialdad. Esto se agravó porque la mayoría de las tropas eran inglesas y holandesas, lo que generaba desconfianza entre la población católica. Un relato de la época menciona que hubo pocas celebraciones y que la gente estaba asustada. El Archiduque Carlos decidió alojarse fuera de Madrid, en una casa de campo en Canillejas.
Pronto se sintió decepcionado por la poca y tibia bienvenida que recibió. A principios de octubre, cuando cumplió 25 años, solo unas pocas personas, y no muy conocidas, fueron a saludarlo.
El Archiduque Carlos solo recibió el apoyo de algunos nobles importantes. Él se quejó de que solo encontraba personas que le pedían cosas, pero no quienes le sirvieran de verdad.
Medidas y Problemas durante la Ocupación
Inmediatamente se tomaron medidas muy estrictas contra los partidarios de Felipe V. Los franceses fueron obligados a salir de Madrid en 24 horas. Se decretó que quienes hablaran del gobierno de los aliados serían encarcelados por diez años, y quienes gritaran "¡Viva Felipe V!" serían condenados a muerte. También muchos religiosos fueron expulsados.
El problema más grande surgió cuando se pidió a los conventos que declararan los bienes de personas que tenían guardados. Muchos sospechosos de apoyar a Felipe V habían escondido su dinero y objetos de valor allí para evitar que fueran confiscados. Esto llevó a que las tropas realizaran saqueos en conventos, iglesias y casas de personas ausentes o francesas.
Estos abusos, junto con insultos a los vecinos, fueron denunciados por los partidarios de Felipe V. Usaron estos hechos como una forma efectiva de propaganda para su causa. Se decía que las tropas vendían objetos de valor de las iglesias y que muchos templos habían sido dañados.
Los relatos de la época describían cómo las tropas dañaban los templos y objetos religiosos. Muchos sacerdotes llegaron a Madrid llorando por lo que había pasado en sus iglesias y con sus feligreses. La situación en Madrid era de confusión, y el ejército era visto como un grupo de personas sin control.
El historiador Joaquim Albareda ha señalado que en Castilla, la propaganda a favor de Felipe V fue muy exitosa. Se asoció a los aliados con la falta de respeto a las creencias religiosas debido a la presencia de soldados de diferentes religiones en sus filas.
El Archiduque Carlos, que era un católico devoto, condenó los excesos de sus tropas e intentó detenerlos, pero sin mucho éxito. Él sabía que estos actos le dificultaban ser aceptado en Castilla. Incluso algunos partidarios de Felipe V lo disculparon, diciendo que le ocultaban lo que pasaba. En una carta a su esposa, el Archiduque se lamentaba de los abusos:
Los desórdenes son mayores que nunca... [las casas de algunos nobles] las cuales nuestros propios bien disciplinados soldados han robado en parte, y lo demás, sólo por hacer mal y daño, lo han quebrado y destruido, y también han saqueado iglesias y todo lo demás. No hay forma de remediarlo, porque no quieren los generales, y son los oficiales los primeros y los peores. Así no se hace cosa buena; a vista de todo esto es menester tener paciencia y más paciencia
Como ya había ocurrido en 1706, el ejército tuvo problemas para conseguir alimentos. Además, el ejército de Felipe V detuvo el avance de las tropas portuguesas que venían a reforzar a los aliados en Madrid. Por estas razones, se decidió abandonar la capital a finales de octubre. Se pensó en pasar el invierno en La Mancha, pero se descartó porque sus habitantes temían las represalias de los partidarios de Felipe V.
Así, se decidió que la prioridad era defender Aragón y Cataluña, especialmente cuando llegó la noticia de que un ejército francés de 15.000 hombres, al mando del duque de Noailles, había llegado a Perpiñán y se preparaba para cruzar la frontera. Carlos III se adelantó a su ejército para llegar cuanto antes a Barcelona. Se dice que cuando llegó a tierras aragonesas exclamó: "¡Ya estoy en mi reino!".
El 3 de diciembre, Felipe V entró de nuevo en Madrid. Sus tropas, bajo el mando del duque de Vendôme, persiguieron a los ejércitos aliados que se retiraban hacia Aragón. El ejército de Stanhope fue rodeado en Brihuega (Guadalajara) el 6 de diciembre. Tres días después, fue derrotado en la batalla de Brihuega, donde 3.000 soldados aliados, incluido Stanhope, fueron hechos prisioneros. Al día siguiente, Vendôme derrotó al ejército de Starhemberg en la batalla de Villaviciosa.
Estas dos victorias de Felipe V cambiaron el rumbo de la guerra en España de manera decisiva. El general francés fue aclamado en Madrid con el grito de "¡Viva Vendôme nuestro libertador!". Un mes después, Felipe V volvió a ocupar la región de Aragón. Solo Cataluña y las islas Baleares seguían en manos del Archiduque.
¿Qué Consecuencias Tuvo la Segunda Entrada en Madrid?
La segunda entrada del Archiduque en Madrid fue un nuevo fracaso. Según Joaquim Albareda, "falló el abastecimiento de las tropas, la coordinación de los generales brilló por su ausencia, y fracasaron las previsiones sobre las que se habían fundado el supuesto apoyo social que había de permitir a Carlos III adueñarse de Castilla".
Las victorias de Felipe V en Brihuega y Villaviciosa, junto con la lealtad que los castellanos mostraron a Felipe V, tuvieron un gran impacto internacional. Un grupo de 28 nobles castellanos envió una carta a Luis XIV, el rey de Francia, reafirmando su apoyo a la Casa de Borbón y pidiendo refuerzos. Esto fue clave para que Luis XIV volviera a apoyar militarmente a Felipe V. También ayudó a que el nuevo gobierno británico, que había ganado las elecciones en otoño de 1710, quisiera terminar la guerra lo más rápido posible.
Luis XIV describió la nueva situación así:
Mi alegría ha sido inmensa... [Las victorias de Felipe V suponen] el giro decisivo de toda la guerra de Sucesión: el trono de mi nieto al fin asegurado, el archiduque desanimado... el partido moderado de Londres confirmado en su deseo de paz
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