Levantamiento campesino en El Salvador de 1932 para niños
Datos para niños Levantamiento indígena de 1932 |
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Fecha | 22 de enero de 1932 | |||
Lugar | El Salvador (Sonsonate, Ahuachapán, Santa Ana y La Libertad) | |||
Coordenadas | 13°39′58″N 89°09′58″O / 13.666, -89.166 | |||
Casus belli | La Gran Depresión de 1929, desempleo masivo, nefastos salarios, malas condiciones laborales, caída de precios del café y anulación de las Elecciones Legislativas y Municipales de 1932. | |||
Resultado | Victoria Militar del Gobierno![]() |
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Consecuencias |
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El levantamiento indígena de 1932 en El Salvador, también conocido como La Matanza de 1932, fue una mezcla de protesta y rebelión que ocurrió en enero de 1932. Tuvo lugar en las zonas occidental y central de El Salvador. Este evento resultó en una gran pérdida de la población indígena náhuatl en el país.
Contenido
- ¿Qué causó el levantamiento indígena de 1932 en El Salvador?
- Factores que contribuyeron al conflicto
- El ejército salvadoreño en 1932
- La persecución de líderes
- El levantamiento campesino
- Consecuencias del levantamiento campesino
- Reconocimiento del lugar de la Masacre de 1932
- Conmemoraciones del levantamiento
- El levantamiento campesino de 1932 en la literatura
- Filmografía
- Véase también
- Narrativa literaria
¿Qué causó el levantamiento indígena de 1932 en El Salvador?
Después de la llegada de los españoles a lo que hoy es El Salvador, la vida de los pueblos nativos se volvió muy difícil. Sus condiciones económicas y sociales empeoraron con el tiempo. Tras la independencia de El Salvador, los gobiernos crearon un sistema desigual. Este sistema dejaba a las poblaciones nativas lejos del progreso.
La crisis económica y el café
El Salvador sufrió una fuerte crisis económica debido a la caída de los precios del café y la crisis de 1929. Esto llevó a muchas protestas. Antes, El Salvador dependía del añil para exportar. Pero cuando otros países empezaron a producirlo, el café se volvió el producto principal.
Durante el gobierno del Dr. Rafael Zaldívar (1876-1885), se aprobaron leyes que afectaron las tierras comunales de los indígenas. Estas leyes permitieron que abogados se aprovecharan del analfabetismo de muchos campesinos. Así, les quitaron sus tierras para dárselas a grandes terratenientes.
El poder de las familias cafetaleras
En la década de 1880, algunas familias cafetaleras se hicieron muy ricas. Esto fue gracias a la gran exportación de café y al bajo pago a los campesinos. Estas familias empezaron a controlar la política de El Salvador. Se les conocía como "Las 14 Familias", aunque los historiadores dicen que era una expresión popular. La llegada de personas de otros países, como asiáticos y palestinos, también ayudó a fortalecer a estas familias poderosas.
Los gobiernos de Francisco Menéndez y Carlos Ezeta siguieron apoyando la exportación de café. Durante el gobierno de Ezeta, el salario era muy bajo. La Dinastía Meléndez Quiñonez también contribuyó a que la crisis empeorara por la corrupción.
Los campesinos e indígenas se rebelaron contra el gobierno. Atacaron instalaciones militares en el occidente del país. El gobierno de Maximiliano Hernández Martínez respondió con fuerza. Ordenó que se castigara severamente a cualquiera que se levantara contra el gobierno. Se calcula que alrededor de 25,000 personas perdieron la vida. Este evento es muy importante en la historia de El Salvador por sus consecuencias políticas, económicas y culturales.
Desigualdad y condiciones de vida
El descontento social en El Salvador creció en la década de 1920. Esto se debía a los problemas causados por la clase política y la gran desigualdad. Los terratenientes tenían mucho poder y los campesinos vivían en condiciones difíciles. La caída de los precios del café empeoró la situación. Esto llevó a despidos masivos y al cierre de haciendas.
Los trabajadores del café recibían muy poco pago. A finales de 1930, su comida diaria era muy escasa. Además, el dinero que les pagaban solo servía en las tiendas de los mismos dueños de las haciendas. Esto creaba monopolios locales que hacían la comida más cara. Los dueños de las haciendas ganaban mucho dinero, mientras los trabajadores vivían con muy poco.
Un representante de Estados Unidos en San Salvador, W. J. McCafferty, escribió en 1932 que un animal de trabajo valía más que un trabajador. Esto era porque la demanda de animales era alta y daban más ganancias.
La crisis económica mundial de 1929 también afectó a El Salvador. Las políticas de los presidentes Pío Romero Bosque y Arturo Araujo quitaron casi todas las tierras a los campesinos. Esto generó mucho malestar, especialmente en el occidente del país, donde vivían muchos indígenas pipil.
Los indígenas, que no tenían acceso al progreso económico, buscaron ayuda de sus líderes tradicionales, los caciques. Aunque las leyes no los reconocían, los indígenas respetaban a sus caciques. Los políticos a veces se acercaban a ellos para conseguir apoyo en las elecciones.
Para enfrentar la crisis, los indígenas formaron grupos de ayuda mutua. Los caciques dirigían estas asociaciones. Feliciano Ama era uno de los caciques más respetados. Él buscó ayuda económica para su gente. La situación se complicaba por los conflictos entre indígenas y no indígenas. Cuando había problemas, el ejército arrestaba a los líderes indígenas y los castigaba severamente.
El gobierno de Arturo Araujo y el golpe de Estado
La inestabilidad política también contribuyó a la rebelión. En las elecciones de 1931, Arturo Araujo fue elegido presidente. Él redujo los salarios en más del 54%. Después de varias rebeliones militares, Araujo fue derrocado. Un grupo militar tomó el poder en diciembre de 1931, liderado por el General Maximiliano Hernández Martínez. Esto marcó el inicio de un periodo conocido como "dictadura militar".
La seguridad durante el gobierno de Martínez
El gobierno de Hernández Martínez se caracterizó por leyes muy estrictas. Por ejemplo, el castigo por robar era muy duro. Martínez fortaleció los cuerpos de seguridad y fue muy estricto con las rebeliones. Decretó que cualquiera que se levantara contra el gobierno sería castigado con la pena máxima. Era muy popular entre algunas personas, quienes aún recuerdan sus medidas de seguridad.
Factores que contribuyeron al conflicto
Antes del levantamiento principal, varios eventos y situaciones se acumularon. El ejército salvadoreño estaba preparado para cualquier rebelión. Los campesinos, tanto indígenas como no indígenas, comenzaron a rebelarse de forma desorganizada. Además, el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) también estaba activo.
El ejército salvadoreño en 1932
El ejército estaba organizado en diferentes unidades. Usaban principalmente fusiles Máuser de fabricación alemana. La fuerza aérea no tuvo un papel importante. El ejército estaba bajo las órdenes del presidente y su objetivo era defender el Estado. Los cuerpos de seguridad incluían la Policía Nacional, la Guardia Nacional y la Policía de Hacienda, con apoyo de las Guardias Cívicas.
Algunos de los militares que dirigieron al ejército en el conflicto fueron:
Grado militar | Nombre | Tarea desempeñada |
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General | José Tomás Calderón | Comandante de la fuerza encargada de desalojar a los rebeldes. |
Coronel | Osmín Aguirre y Salinas | Encargado de capturar a Agustín Farabundo Martí. |
Coronel | Salvador Ochoa | Responsable de evitar la toma de Santa Tecla. |
Mayor | Saturnino Cortez | Comandante de la GN encargado de recuperar Tacuba. |
Rebeliones campesinas anteriores
Debido a la pobreza y la desigualdad, algunos campesinos que habían perdido sus tierras o recibían salarios muy bajos comenzaron a rebelarse. Al principio, lo hacían de forma individual, lo que facilitaba que las autoridades los detuvieran. Los grandes terratenientes tenían fuertes lazos con los militares, por lo que sus propiedades eran defendidas por fuerzas de seguridad.
Después de varios arrestos, los campesinos empezaron a organizarse de forma discreta. Sus esfuerzos eran aislados y el gobierno los controlaba fácilmente. Muchos líderes campesinos y funcionarios que los apoyaban fueron castigados severamente. No se sabe cuántas personas perdieron la vida en las semanas previas al levantamiento general.
El Partido Comunista Salvadoreño (PCS)
Al mismo tiempo que los conflictos entre indígenas y autoridades, el PCS distribuía folletos y reclutaba nuevos miembros. Sus actividades se alimentaban de la frustración por las promesas incumplidas de los gobiernos. Los líderes comunistas, como Agustín Farabundo Martí, lograron la simpatía de parte de la población al hablar de las necesidades de los más vulnerables. Después del golpe de Estado de 1931, la prensa tuvo más libertad, y el PCS aumentó su difusión.
Los líderes del PCS decidieron participar en las elecciones municipales y legislativas de enero de 1932. En esa época, para votar, había que declarar la intención de voto a las autoridades. Esto generaba miedo y favorecía a los candidatos del gobierno.
Después de las elecciones, hubo muchas acusaciones de fraude. A pesar de esto, el PCS siguió la política de buscar cambios por la vía democrática.
La persecución de líderes
La Policía Nacional arrestó a Agustín Farabundo Martí, líder del PCS, y a los estudiantes universitarios Alfonso Luna y Mario Zapata. Les confiscaron documentos que supuestamente probaban planes de rebelión.
El PCS sufrió un duro golpe. A finales de enero de 1932, la situación se volvió caótica. Los cuerpos de seguridad perseguían a cualquier grupo o persona involucrada en actos de rebelión. Al mismo tiempo que el PCS era perseguido, los indígenas del occidente se levantaron por sus malas condiciones de vida. No hay pruebas claras de que el levantamiento campesino fuera organizado por el PCS. Sin embargo, debido a que ambos eventos ocurrieron al mismo tiempo, las fuerzas armadas respondieron de la misma manera a ambos. Después de los eventos de finales de enero, Martí, Luna y Zapata fueron juzgados y condenados a la pena máxima. La sentencia se llevó a cabo el 1 de febrero de 1932.
Socorro Rojo en El Salvador
La liga Pro-Luchadores Perseguidos fue una organización que buscaba ayudar a quienes eran perseguidos. Entre sus miembros estaban Víctor M. Angulo, Tomás Coto González, Juan A. Guardado y Rafael Bondanza. Este último fue muy cercano a Farabundo Martí y tuvo una participación importante en el levantamiento de 1932. Fue capturado y perdió la vida.
El levantamiento campesino
En las últimas horas del 22 de enero de 1932, miles de campesinos en el occidente del país se rebelaron. Armados principalmente con machetes, atacaron haciendas y cuarteles. Lograron controlar algunas poblaciones como Juayúa, Nahuizalco, Izalco y Tacuba. Sin embargo, cuarteles como los de Ahuachapán, Santa Tecla y Sonsonate resistieron y se mantuvieron leales al gobierno. Los rebeldes causaron la pérdida de vida de veinte civiles y treinta militares.
Según un testigo, Alberto Shul, en Nahuizalco "habían saqueado todo el pueblo". El líder rebelde Francisco "Chico" Sánchez ordenó que le entregaran todos los títulos de propiedad de la ciudad.
La primera ciudad en ser tomada fue Juayúa. Allí, el terrateniente Emilio Radaelli perdió la vida. También fue castigado severamente el coronel Mateo Vaquero, comandante local.
En Izalco, el levantamiento resultó en la pérdida de vida del alcalde, Miguel Call, y del alcalde electo, Rafael Castro. En Colón, Efraín Alvarenga, Damasio Cruz y el coronel Domingo Carlos Campos también perdieron la vida.
Existen diferentes versiones de lo sucedido, pero es difícil saber cuál es la correcta, ya que pocos sobrevivieron. Se dice que los indígenas atacaron propiedades privadas y cometieron actos de vandalismo. Es posible que algunas personas se unieran al levantamiento para cometer actos delictivos. Lo que sí es seguro es que el motivo principal fue la rebelión contra el gobierno.
También hay debate sobre la relación entre los campesinos y el PCS. La coincidencia de las fechas y las causas similares hacen pensar que estaban conectados. Algunas teorías dicen que el PCS usó la pobreza de los campesinos para convencerlos de unirse. Sin embargo, expertos como Eric Ching creen que el PCS no pudo haber coordinado una rebelión a tanta distancia. También se sugiere que pudo haber una tercera fuerza, como sindicatos descontentos.
De cualquier manera, el gobierno no hizo distinción entre los movimientos y actuó de la misma forma en ambos casos.
La respuesta del gobierno

El gobierno respondió rápidamente, recuperando el control del territorio en pocos días. Desplegó una gran fuerza militar para someter a todos los rebeldes.
El general José Tomás Calderón tenía muchas armas y soldados.
El uso de armamento superior fue clave en el enfrentamiento. Los relatos hablan de "oleadas de indígenas, barridos por las ametralladoras" (aunque no hay datos que confirmen estas opiniones). Luego vino una represión muy severa, llevada a cabo por el ejército, la policía, la Guardia Nacional y voluntarios organizados en "guardias cívicas".Historia de El Salvador, Tomo II, p. 133, Convenio Cultural México-El Salvador, Ministerio de Educación, 1994
Las guardias civiles eran voluntarios que ayudaban a los cuerpos de seguridad en patrullajes y, si era necesario, combatían junto a los militares.
Los cadáveres en las calles eran una imagen común en esos días. Aunque se ha intentado calcular el número de personas que perdieron la vida en las 72 horas posteriores al levantamiento, no hay una cifra exacta. Sin embargo, varios historiadores coinciden en que fueron alrededor de veinticinco mil personas. Los sobrevivientes que fueron capturados fueron juzgados y condenados a la pena máxima.
Después de la rebelión, el líder campesino Francisco Sánchez perdió la vida. Su compañero, Feliciano Ama, fue capturado y perdió la vida.
La esposa de Feliciano Ama le contó a su hija, Julia Ama, lo siguiente:
A la cuadra mataron a tu papá, no lo pude reclamar. Hasta había una carreta que acarreaba a todos los muertos que mataban en el día y los traían a estos lugaresEsposa de Feliciano Ama
En los alrededores de Izalco, a quienes se les encontraba con machete, o que tenían rasgos indígenas o vestían trajes indígenas, se les acusaba de rebeldes y se les consideraba culpables. Para facilitar el trabajo de los cuerpos de seguridad, se invitó a quienes no habían participado a presentarse para obtener documentos de inocencia. Pero a quienes tenían características indígenas, se les arrestaba. Perdieron la vida en grupos de cincuenta en el muro de la Iglesia de la Asunción. En la plaza, muchos fueron obligados a cavar una tumba común, donde fueron arrojados después de ser atacados con armas de fuego. Las casas de los culpables fueron quemadas y sus habitantes sobrevivientes también perdieron la vida.
Según el comandante de la operación, 4800 miembros del PCS perdieron la vida, aunque este dato es difícil de verificar.
Diez días después del levantamiento, llegaron al Puerto de Acajutla barcos de guerra británicos y estadounidenses. Habían sido enviados para proteger los intereses de sus ciudadanos en El Salvador. El jefe de operaciones de El Salvador les respondió que la paz estaba restablecida y que la ofensiva había sido totalmente controlada.
Después del conflicto, los sobrevivientes intentaron huir a Guatemala. Sin embargo, el presidente Jorge Ubico ordenó cerrar la frontera y entregar al ejército salvadoreño a cualquiera que intentara cruzar.
Para resolver el conflicto, el parlamento salvadoreño emitió un decreto el 11 de julio de 1932. Este decreto concedía una amnistía (perdón) a todos los funcionarios, autoridades y cualquier persona que hubiera cometido infracciones al restablecer el orden y perseguir a los rebeldes.
Miguel Mármol le contó a Roque Dalton:
El camión viajaba a gran velocidad hacia mi casa inmediata, como descubrí cuando un grupo de soldados en Casamata se detuvo y revisó el vehículo. 17 policías nacionales armados con rifles Mauser nos custodiaron durante el viaje. El líder del grupo, un capitán llamado Alvarenga, llevaba una pistola automática de fabricación alemana llamada "Solotur" y viajaba en la cabina. Moriría de fiebre entérica unos meses después. Quizás todos los crímenes como el que estaba a punto de cometer dejaron huella en él.
- El rifle Mauser se refiere al Rifle 98, fabricado por Deutsche Waffen- und Munitionsfabriken AG desde 1917.
- “Solotur” se refiere al Astra 900, fabricado bajo licencia por Astra Unceta Y Compañía S.A..
Consecuencias del levantamiento campesino
Después de controlar la rebelión, el gobierno de Hernández Martínez comenzó a perseguir a quienes se oponían. Usaron los registros electorales para identificar y castigar a los oponentes.
Para la población indígena, los eventos significaron una gran pérdida de personas que hablaban el náhuat. Esto ha llevado a que esta lengua casi desaparezca en El Salvador. Los pueblos indígenas dejaron muchas de sus tradiciones y costumbres por miedo a ser capturados. Muchos indígenas que no participaron en el levantamiento no entendían por qué eran perseguidos. La vestimenta y muchas costumbres indígenas fueron cambiando para evitar problemas.
Después de los acontecimientos, Alfredo Schlesinger, quien apoyaba al gobierno de Hernández Martínez, escribió un libro llamado La verdad sobre el comunismo. Más tarde, escribió otro libro, Revolución comunista, en 1946. Ambos libros han sido criticados por ocultar o exagerar algunos hechos. Se acusa que las cifras de personas que perdieron la vida son menores a las reales y que se describen actos de vandalismo que no sucedieron.
Con el paso de los años, los pueblos indígenas fueron disminuyendo. En el siglo XXI, están en una situación de casi desaparición. En la década siguiente al levantamiento, la presencia militar en la zona fue constante para mantener el control y evitar que los eventos se repitieran. Después de la dictadura de Hernández Martínez, la forma de controlar el descontento campesino cambió. Se pasó de la represión a reformas sociales que los beneficiaran temporalmente.
En 1960, los gobiernos militares hicieron públicos documentos que revelaron muchos detalles sobre los arrestos, juicios y levantamientos.
En 2010, el presidente Mauricio Funes pidió perdón a las comunidades indígenas salvadoreñas. Lo hizo por la persecución y la gran pérdida de vidas que sufrieron por parte de gobiernos anteriores. Esta declaración se hizo durante el Primer Congreso de los pueblos indígenas, el 12 de octubre de 2010. El presidente dijo: "Este gobierno que presido, quiere ser el primer gobierno que en nombre del Estado salvadoreño, en nombre del pueblo salvadoreño, en nombre de las familias salvadoreñas, haga un acto de contrición y pida perdón a las comunidades indígenas por la persecución y por el exterminio de que fueron víctimas durante tantos y tantos años".
Reconocimiento del lugar de la Masacre de 1932
En 2012, la Secretaría de Cultura de El Salvador declaró como bien cultural el lugar conocido como «El Llanito». Este lugar está en Izalco, Sonsonate. La resolución se publicó el 7 de marzo de 2012.
Conmemoraciones del levantamiento
En el pueblo de Izalco, cada 22 de enero se recuerdan los eventos de 1932. Hijillo Marciano Ama, hermano de Feliciano Ama, es uno de los protagonistas de estas conmemoraciones. Desde la firma de los acuerdos de paz, se realizan actos públicos con la participación de ancianos que vivieron los hechos. Los medios de comunicación cubren estos eventos, y las autoridades municipales colaboran para rendir homenaje a quienes perdieron la vida. En estas conmemoraciones, se escuchan testimonios de quienes vivieron los hechos, relatando cómo muchas personas inocentes perdieron la vida. El objetivo es que lo sucedido nunca se olvide para que no se repita.
En el acto de 2006, Julia Ama declaró:
Ya estoy cansada de que nos digan comunistas, nos duele en lo profundo, a mí me duele en el fondo de mi corazón que me digan que soy comunista. En sí la palabra no me enfoca nada malo, pero la hemos asociado con otro significado que quiérase o no, por momentos le molesta a unoJulia Ama, hija del líder indígena, Feliciano Ama
En la conmemoración de 2007, se formó una comisión para investigar los hechos de enero de 1932. Esta comisión está formada por David Masin, Concepción Saucedo, Juliana Ama, Salvador Menéndez Leal, Alonso García, Benjamín Cuéllar y Robin Delugan. Los resultados de esta investigación no tendrán implicaciones legales ni serán supervisados por ningún organismo oficial.
El partido político Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), fundado por Roberto d'Aubuisson, a veces inicia sus campañas electorales en Izalco. Este lugar es un símbolo de los eventos de 1932. El himno del partido dice "El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán". Iniciar la campaña en este lugar genera críticas de la oposición política.
Para algunos, el levantamiento campesino fue el primer alzamiento de este tipo en América Latina. Se le considera un "hito" y se usa como ejemplo en actividades académicas de organizaciones de izquierda.
El levantamiento campesino de 1932 en la literatura
La novela Cenizas de Izalco, de Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll, cuenta una historia de amor en la época del levantamiento campesino de 1932. Aunque el tema social y político queda en segundo plano, al final de la obra un viajero extranjero se convierte en testigo de los acontecimientos.
En la novela Catleya Luna, de Salarrué, se describe el levantamiento campesino de 1932. Un hombre que participó en la rebelión indígena se esconde de la represión y le cuenta sus experiencias a su antiguo patrón.
«Yo no tengo patria, yo no sé lo que es patria. ¿A qué llamáis patria vosotros los hombres entendidos por prácticos? Sé que entendéis por patria un conjunto de leyes, una maquinaria de administración, un parche en un mapa de colores chillones...no tengo patria pero tengo un terruño...No tengo El Salvador...tengo Cuscatlán, una región del mundo y no una nación». Salarrué (circa 1932)
El libro Miguel Mármol de Roque Dalton, es una obra que narra las experiencias de Miguel Mármol. Él fue un activista que participó activamente en la organización del levantamiento campesino de 1932. Miguel cuenta cómo la crisis económica de los años 30 y otros problemas llevaron a la rebelión. Aunque fue parte de la organización, fue capturado y estuvo a punto de perder la vida. Logró escapar y vivió escondido. El testimonio de Mármol ha sido clave para conocer las injusticias y desigualdades del General Maximiliano Hernández Martínez hacia los campesinos. Esta obra no solo es un relato, sino una reflexión sobre los eventos que marcaron la historia salvadoreña.
Filmografía
- El cineasta Daniel Flores y Ascencio dirigió el documental Ama, la memoria del tiempo. Se estrenó en Izalco el 22 de enero de 2002. El documental se basa en la narración de Juan Ama, sobrino de Feliciano.
- La Prensa Gráfica, un periódico local, presentó el documental Los rostros del poder. Este documental narra parte del gobierno de Hernández Martínez, sus aportes en leyes e infraestructura.
- El cineasta Carlos Henríquez Consalvi dirigió en 2005 el documental 1932, Cicatriz de la memoria. Lo describe como:
Este es un memorial para el encuentro, para nunca olvidarlos, para honrar su memoria, devolverles su dignidad, no permitir que el horror se repita y sentar las bases para una cultura de paz y reconciliaciónCarlos Henríquez Consalvi
Véase también
En inglés: La Matanza Facts for Kids
- Historia de El Salvador
- Feliciano Ama
- Maximiliano Hernández Martínez
- Agustín Farabundo Martí
- Pío Romero Bosque
- Arturo Araujo
- Partido Comunista Salvadoreño
- Museo de la Palabra y la Imagen
- Náhuas
- Lenguas de El Salvador
Narrativa literaria
- Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll, Cenizas de Izalco, Biblioteca Básica de Literatura Salvadoreña, Cuarta Edición, Dirección de Publicaciones e Impresos, Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), San Salvador, El Salvador, 1997.
- Salvador Salazar Arrué (Salarrué), «Catleya Luna, Capítulo 8: Balsamera II (La repunta)», en Narrativa Completa de Salarrué III, Compilada por Ricardo Roque Baldovinos, Edición conmemorativa del centenario de su natalicio, Colección Orígenes, Primera Edición, Dirección de Publicaciones e Impresos, Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), San Salvador, El Salvador, 1999.