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Salvador Salazar Arrué para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Salvador Salazar Arrué
Salarrue joven.jpg
Información personal
Nombre de nacimiento Luis Salvador Efraín Salazar Arrué
Nacimiento 22 de octubre de 1899
Sonzacate, El Salvador
Fallecimiento 27 de noviembre de 1975
Bandera de El Salvador Los Planes de Renderos, El Salvador
Causa de muerte Cáncer de páncreas
Sepultura Cementerio de Los Ilustres
Nacionalidad Salvadoreña
Educación
Educación Corcoran School of Arts
Educado en Corcoran College of Art and Design
Información profesional
Ocupación Pintor, Narrador, Poeta, Columnista, Diplomático.
Área Cuento
Novela
Pintura
Escultura
Años activo Siglo XX
Seudónimo Salarrué
Obras notables Cuentos de barro
Cuentos de cipotes
Firma
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Luis Salvador Efraín Salazar Arrué, más conocido como Salarrué, fue un importante artista de El Salvador. Nació en Sonzacate el 22 de octubre de 1899 y falleció en Los Planes de Renderos el 27 de noviembre de 1975. Se destacó en la literatura y las artes plásticas. Su trabajo narrativo es el más famoso, especialmente sus libros Cuentos de barro y Cuentos de cipotes.

Desde joven, Salarrué mostró un gran talento artístico. Estudió pintura en los Estados Unidos. Allí descubrió el libro El libro del trópico de Arturo Ambrogi, que lo inspiró a regresar a su país para dedicarse por completo al arte. A partir de los años 1930, aunque prefería no involucrarse en política, colaboró con los gobiernos de la época para impulsar la cultura. Desde 1946, trabajó como agregado cultural de El Salvador en los Estados Unidos.

Regresó a El Salvador en 1958 y, poco después, dejó de escribir nuevos libros. Sin embargo, sus obras anteriores continuaron siendo publicadas. En sus últimos años, recibió muchos premios por su trabajo, aunque vivía de forma sencilla en su casa. Falleció de cáncer.

Salarrué creía en la Teosofía, una filosofía que influyó mucho en su arte. Es considerado uno de los pioneros de la nueva narrativa latinoamericana y el escritor más importante en la historia de El Salvador.

Biografía de Salarrué

Infancia y juventud

Archivo:Estado actual de la partida de nacimiento de Salarrué, en el registro civil de la Alcaldía Municipal de Sonsonate
Estado actual de la partida de nacimiento de Salarrué, en el registro civil de la Alcaldía Municipal de Sonsonate.

En el siglo XIX, un educador llamado Alejandro de Arrué y Jiménez se casó en Guatemala con Lucía Gómez, de Sensuntepeque, El Salvador. Tuvieron varios hijos, entre ellos Luz y María Teresa. Ambas tenían talento para escribir. Luz, que escribía bajo el nombre de Miranda, logró que sus poemas fueran incluidos en una antología llamada Guirnalda salvadoreña.

María Teresa se casó con Joaquín Salazar Angulo, un músico. Sin embargo, su matrimonio no duró, y ella tuvo que criar sola a sus hijos Joaquín y Luis Salvador Efraín. Luis Salvador Efraín nació en una finca familiar en el cantón El Mojón, que hoy es parte de Sonzacate, en el Departamento de Sonsonate. En los años siguientes, la familia Salazar Arrué tuvo dificultades económicas, pero recibieron ayuda de parientes cercanos.

La infancia de Luis Salvador transcurrió rodeada de la naturaleza tropical de Sonsonate. Era un niño tímido y no le gustaban los juegos bruscos, pero era muy bueno inventando historias. Cuando tenía ocho años, su madre tuvo que mudarse por problemas de dinero. Así, el joven vivió entre San Salvador y Santa Tecla, en casa de sus primos Núñez Arrué. Entre ellos estaba Toño Salazar, quien más tarde sería un famoso caricaturista. Su madre trabajaba como costurera y llegó a tener una academia de costura. Toño describió a su primo de esos años:

«Efraín era largo, alto, con un cabello ondulante color de naranja y miel...A Salazar Arrué le miraba algo de arcángel, un aura rara lo ponía en soledad...Tenía algo del aire de la palma de Sonsonate y algo de infancia retenida».

Luis Salvador estudió la primaria en el Liceo Salvadoreño. La secundaria la cursó en el Instituto Nacional de Varones y luego en la Academia de Comercio, donde no terminó, pero obtuvo buenas calificaciones.

Su talento artístico se manifestó a los once años, cuando una de sus composiciones se publicó en el Diario del Salvador. Esto no fue casualidad, ya que en la casa de los Núñez Arrué se relacionaba con importantes intelectuales de la época.

Archivo:Salvador Salazar Arrué (1899-1975) and his mother
Salarrué y su madre.

Primeros pasos como artista

Luis Salvador se interesó en la pintura. Junto a su primo Toño, se inscribió en la escuela de Spiro Rossolimo en San Salvador. Aunque no pudo seguir pagando sus estudios, gracias a la influencia de su familiar César Virgilio Miranda, el presidente Carlos Meléndez le dio una beca para estudiar en los Estados Unidos. Partió en 1916.

En Estados Unidos, estudió en la escuela jesuita Rocsak Hill College, cerca de Baltimore, pero no le gustó el ambiente religioso. Después, con ayuda del embajador salvadoreño en Washington D. C., ingresó a una escuela en Danville, Virginia, donde mejoró su inglés. En 1917, se matriculó en la Corcoran School of Arts en Washington, donde recibió una educación formal en arte. En ese tiempo, su obra fue influenciada por Ignacio Zuloaga y expuso sus cuadros en la galería de un comerciante japonés.

Sin embargo, fue en Nueva York donde ocurrió algo muy importante para su vida artística. En la librería Brentano, encontró el libro El libro del trópico de Arturo Ambrogi. Esta obra le llenó de nostalgia por su tierra. Años después, dijo que se había memorizado el índice del libro como si fuera un poema.

Por eso, decidió regresar a El Salvador en 1919. Allí, el joven quiso vivir de la pintura, pero se dio cuenta de que no había un mercado artístico. Terminó regalando algunos de sus cuadros. A pesar de todo, en el país había un auge del periodismo en los años 1920, así que empezó a colaborar con ilustraciones y artículos en varios periódicos para ganarse la vida. Firmaba sus artículos con el seudónimo «Salarrué».

En 1923, se casó con Zélie Lardé, quien también era pintora. Tuvieron tres hijas: Olga Teresa, María Teresa y Aída Estela. En esos años, Salvador trabajaba como oficial de la Cruz Roja en San Marcos, una población que había sido afectada por inundaciones en 1922. Allí decidió instalar su estudio de pintura y vivía en un lugar prestado por la Cruz Roja. También empezó a relacionarse con otros artistas e intelectuales de la época, como Serafín Quiteño, Claudia Lars y Alberto Guerra Trigueros, quien se convirtió en su mejor amigo.

A pesar de las dificultades económicas, pero ya reconocido en el ambiente cultural salvadoreño, publicó su primer libro en 1926: El Cristo negro, que recibió buenas críticas. También hizo una exposición de sus pinturas. Al año siguiente, ganó un premio de narrativa con la obra El señor de la burbuja.

Su actividad artística también incluyó el teatro. El 5 de octubre de 1928, actuó en la obra Quo Vadis? y estrenó su drama La cadena. Días después, el periódico Patria lo elogió, diciendo que era la personalidad más destacada de la joven generación en artes y letras. Desde 1929, fue profesor de mitología y arte decorativo indígena en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Con su prestigio como escritor, siguió escribiendo en periódicos nacionales y centroamericanos, como Patria, dirigido por Alberto Masferrer.

Alrededor de los treinta años, Salarrué comenzó a tener experiencias especiales, como sentir que su espíritu se separaba de su cuerpo. Para entender esto, estudió la Teosofía con la ayuda de su amigo Guerra Trigueros. En 1929, se publicaron sus relatos fantásticos O-Yarkandal, y en 1932, Remontando el Uluán, con características similares.

Los años 1930 y el gobierno de Martínez

Archivo:1932 En la revista Repertorio Americano (San José, Costa Rica) aparece publicada MI RESPUESTA A LOS PATRIOTAS, texto del intelectual salvadoreño Salarrué ante el levantamiento etnocampesino de enero y su represión militar
1932 En la revista Repertorio Americano (San José, Costa Rica) aparece publicada MI RESPUESTA A LOS PATRIOTAS, texto del intelectual salvadoreño Salarrué ante el levantamiento etnocampesino de enero y su represión militar.
Archivo:General Maximiliano Hernández Martínez (1882-1966)
Gen. Martínez; Los intelectuales también estaban obligados a cooperar con el régimen, lo que resultó en décadas de cooperación con el gobierno y recibir beneficios por ese servicio. A cambio de callar y sin criticar al régimen militar. A lo contrario el exilio fue aplicado a los más importantes pensadores y artistas de la época que no comulgaban con su gobierno.

En la década de 1930, durante la Gran Depresión mundial, El Salvador vivió un período de cambios sociales. En 1931, se realizaron elecciones presidenciales. Salarrué fue invitado a participar en el movimiento político, pero prefirió mantenerse alejado. En una carta, explicó:

«Soy un hombre que no le gusta estar en grupos, mi naturaleza de artista me hace apartarme de todo lo que es grupo, casta, secta, partido...quiero ir libremente, sin compromisos de partido, reservándome el derecho de estar al margen de todo lo que sea reglamentación, norma o condición; mi calidad de artista me da tal derecho».

Las elecciones las ganó Arturo Araujo, pero fue derrocado por un golpe de Estado. El general Maximiliano Hernández Martínez, quien también era teósofo como Salarrué, tomó el poder. Martínez fue protagonista de los difíciles eventos de 1932. Este momento de la historia salvadoreña aparecería en algunas de las obras de Salarrué. Sin embargo, Salarrué siguió manteniéndose al margen de la política del país. Él tenía una forma muy particular de entender el mundo, como lo mostró en un escrito llamado Mi respuesta a los patriotas:

«Yo no tengo patria, yo no sé lo que es patria. ¿A qué llamáis patria vosotros los hombres entendidos por prácticos? Sé que entendéis por patria un conjunto de leyes, una maquinaria de administración, un parche en un mapa de colores chillones...no tengo patria pero tengo un terruño...No tengo El Salvador...tengo Cuscatlán, una región del mundo y no una nación».

En esta declaración, Salarrué también mostró su desacuerdo con los objetivos del Partido Comunista Salvadoreño, que estuvo involucrado en el movimiento campesino. Sin embargo, guardaba un buen recuerdo de su líder Agustín Farabundo Martí, a quien llamó su amigo y un "hombre ideal" en un artículo.

Archivo:Salarrué y Gabriela Mistral
Salarrué y Gabriela Mistral a principios de la década de 1930.

En cuanto a su trabajo literario, una de las obras más conocidas de Salarrué empezó a difundirse en otros países. En 1931, la escritora chilena Gabriela Mistral visitó El Salvador. Al conocer la obra de Salarrué, entregó parte de los Cuentos de barro para que fueran publicados en la revista Repertorio Americano. Salarrué había empezado a publicar estos relatos desde 1928. En 1934, la obra Cuentos de barro se publicó como edición definitiva con ilustraciones de José Mejía Vides.

El 4 de septiembre de 1932, falleció Alberto Masferrer, director del periódico Patria. Guerra Trigueros asumió la dirección y Salarrué fue jefe de redacción. Él mismo dirigió el periódico cuando Guerra Trigueros era perseguido por el gobierno. También tuvo diferencias con Arturo Ambrogi, el autor que lo había inspirado, quien era Censor de Prensa en el gobierno de Hernández Martínez.

La administración del general Hernández Martínez se caracterizó por controlar los medios de comunicación y los espectáculos. El Estado se encargaba de las políticas culturales, promoviendo el amor por la nación y las tradiciones indígenas. Salarrué, junto con otros intelectuales, desarrolló su trabajo artístico en este ambiente, usando temas como el lenguaje popular, la vida campesina y el paisaje nativo.

En los años siguientes, Salarrué trabajó cerca de los gobiernos militares. En 1935, aceptó ser representante oficial en la primera Exposición Centroamericana de Artes Plásticas en Costa Rica. En 1937, fue parte de la Comisión de Cooperación Intelectual de El Salvador. Gracias a estos cargos, pudo mostrar sus cuadros en varias exposiciones internacionales en Guatemala, Estados Unidos y Canadá.

En 1938, trabajó en una comisión para seleccionar libros que serían publicados con fondos del Estado. Dos años después, fue director de la revista Amatl. Sin embargo, su entusiasmo por participar en estos programas del gobierno disminuyó. En 1941, fue invitado a un congreso de educación en Ann Arbor, Míchigan, Estados Unidos, donde habló sobre sus Cuentos de Cipotes.

En 1942, en la etapa final del gobierno de Martínez, renunció a un cargo en el Comité de Investigaciones del Folklore Nacional. A pesar de todo, en agosto de ese año, terminó una pintura mural, considerada la primera en la historia del país, en una escuela.

En este período, Salarrué ganó un concurso nacional de pintura en 1938. En 1940, obtuvo un premio literario con el cuento Matapalo del periódico La Nación de Argentina. Además, una de sus pinturas al óleo fue seleccionada para representar a El Salvador en una exposición en Estados Unidos.

Viaje al exterior y retorno a El Salvador

En 1946, durante el gobierno de Salvador Castaneda Castro, Salarrué fue nombrado agregado cultural de la Embajada de El Salvador en Estados Unidos. Logró establecer su residencia en Nueva York con su familia, lo cual le benefició por el ambiente cultural de la ciudad. Su situación económica también mejoró con su salario.

En Nueva York, Salarrué retomó su pasión por la pintura. En 1947, expuso en Knoedler Galleries y recibió buenas críticas del New York Times. En literatura, recibió una mención honorífica en Cuba por su relato Tocata y fuga. Al año siguiente, mostró sus cuadros en San Francisco, y en 1949, organizó una exposición individual de sus obras en Nueva York.

Durante su estancia en Estados Unidos, se reencontró con Gabriela Mistral y fortalecieron su amistad. También tuvo una relación especial con Leonora Nichols, una mujer de la élite cultural de Nueva York, con quien intercambió cartas y poemas.

Mientras tanto, en 1950, el teniente coronel Óscar Osorio asumió la presidencia de El Salvador. Él creó instituciones que impulsaron las artes en el país. En esos años, algunas obras de Salarrué fueron reimpresas por la editorial del Estado, como El Cristo negro, El señor de la burbuja y Eso y más. También se publicó Trasmallo en 1954, que incluye el cuento El espantajo, ambientado en los eventos de 1932. Salarrué regresó a El Salvador en 1958, y se organizó una exposición de sus pinturas.

En 1960, los Cuentos de Barro formaron parte de una colección de libros centroamericanos. Además, el cuento Matraca fue elegido para publicarse en una revista internacional de Nueva York.

En 1961, la Editorial Universitaria publicó la edición definitiva de Cuentos de cipotes con ilustraciones de Zélie Lardé. Las ediciones posteriores fueron ilustradas por su hija María Teresa, quien firmaba como Maya. Al año siguiente, se montó una nueva exposición de sus cuadros en la Galería Forma de Julia Díaz. En 1963, Salarrué fue director general de Bellas Artes del Ministerio de Educación, pero renunció por la falta de apoyo.

Últimos años

Archivo:Funeral de Salvador Salazar Arrué Salarrue
Funeral de Salvador Salazar Arrué Salarrue

...que no le falte el dinero ni el amor necesario
que coma sus tres tiempos
y le sobren amigos la pura mar y sus conchas
como si hubiera obtenido la piedra azul
que vomita la culebra zumbadora
cuando es derrotada por un hombre de bien
que me le caiga también la bendición del Cipitillo...

Fragmento del poema Larga vida o buena muerte para Salarrué de Roque Dalton, incluido en el libro Las historias prohibidas del pulgarcito (1974).

Después de dejar su cargo en el gobierno, Salarrué vivió de forma permanente en la Villa Monserrat en Los Planes de Renderos, al sur de San Salvador. Había comprado esta casa con sus ahorros. El ambiente tranquilo y el clima agradable de la zona eran ideales para que el escritor se aislara. Como lo describe Sergio Ramírez:

«Su forma de vida...se basaba en una ética que tuvo mucho que ver con su modo de vida, casi de ermitaño, en sus últimos años, como un sacerdote de sus misterios, vegetariano estricto, que cuando salía al mundo desde su refugio en Los Planes de Renderos, lo hacía con asombro y temor...»

Sin embargo, comenzaron a llegarle homenajes y reconocimientos, que él recibía con cierta incomodidad. Quienes lo visitaban en su casa lo encontraban como una persona sencilla, bondadosa, amable y modesta.

En 1967, Salarrué volvió a dedicarse a la pintura. Fundó y dirigió la Galería Nacional de Arte en el Parque Cuscatlán, que desde 2008 se conoce como Sala Nacional de Exposiciones Salarrué. En octubre de ese mismo año, realizó una exposición de sus obras en el Centro Cultural El Salvador-Estados Unidos. Además, desde 1973, trabajó como asesor cultural del director general de cultura.

En cuanto a su obra literaria, se publicaron varios libros en esos años: las Obras escogidas, que incluían la novela corta Íngrimo, los relatos La sombra y otros motivos literarios, así como Vilanos y El libro desnudo. Después se publicaron La sed de Slig Bader, Catleya Luna y la colección de poemas Mundo nomasito. También en Cuba se hizo una selección de sus cuentos en 1968, editada por Roque Dalton.

En 1974, fallecieron su esposa Zélie y su amiga Claudia Lars, ambas de cáncer. Según el pintor Ricardo Aguilar, amigo de Salarrué, para pagar el tratamiento de Zélie, tuvieron que pagarle al médico con cuadros. El propio escritor también sufría de cáncer de páncreas, y a principios de 1975 fue operado. Sin embargo, no quiso luchar contra la enfermedad. Según Aguilar, aceptaba con serenidad esos últimos meses de vida con estas palabras: «Si a mí la vida me ha puesto esto es porque lo merezco y lo tengo que vivir y lo quiero vivir». El 27 de noviembre murió en su casa. Se negó a recibir una pensión del gobierno. A pesar de todo, esta situación no le incomodaba, y dejó su opinión al respecto:

«Vivimos una época en que la nobleza está diluida entre las clases y en la cual una persona sin mucho juicio tiene permiso de enriquecerse y hacerse una grandeza comprada. Creo firmemente que el aceptar con alegría la pobreza es signo de fuerza y que es débil aquel que la teme y la evita cobardemente. La pobreza guarda en ella riquezas enormes. La libertad es más posible en la pobreza que en la abundancia. El amor que a ella se acerca es siempre verdadero y uno lo sabe».

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Reconocimientos a Salarrué

En sus últimos años, Salarrué recibió varios premios y honores. En 1962, recibió la Orden José Matías Delgado en grado de Comendador. En 1973, obtuvo la Gran Cruz de Plata, junto a su primo Toño Salazar y el poeta Raúl Contreras. En noviembre de 1967, su obra artística fue reconocida por la Asamblea Legislativa, junto a Claudia Lars y Vicente Rosales y Rosales. Pocos días después, el gobierno mexicano le otorgó el Premio Nacional Benito Juárez. Dos años más tarde, recibió distinciones de la Academia Salvadoreña de la Lengua, junto a Claudia Lars. Se dice que rechazó un doctorado honoris causa de la Universidad de El Salvador.

Obras literarias de Salarrué

Archivo:EDdke9wXkAA9hsZ 1954 La escritora salvadoreña Dora Guerra participa en la II Bienal Internacional de Poesía, en Bélgica
La escritora salvadoreña Dora Guerra y Salvador Salazar Arrué (Salarrué) participan en la II Bienal Internacional de Poesía, en Bélgica. (circa 1954).

Expertos como Hugo Lindo y Sergio Ramírez dividen la obra de Salarrué en dos tipos: la costumbrista y la esotérica. La primera es la más conocida, gracias a libros como Trasmallo, Cuentos de cipotes y, especialmente, Cuentos de barro. Estas obras tratan sobre el folclore o las difíciles condiciones de vida de los campesinos. La otra temática, la esotérica, explora un "mundo teosófico", presente en textos como El señor de la burbuja, Eso y Más y O-Yarkandal. En estas obras, se habla de la relación entre el bien y el mal, de cómo el mal puede servir para que otros no cometan errores, y de la existencia de experiencias astrales y mundos míticos.

El editor Ricardo Roque Baldovinos hace dos importantes observaciones sobre la obra de Salarrué. Una es la diferencia entre el costumbrismo "clásico" y el de Salarrué. El costumbrismo clásico separa el lenguaje literario del popular. Salarrué, en cambio, mezcla ambos estilos, usando tanto lo culto como lo popular. Esto "dignifica a la gente humilde", mostrándolos con sensibilidad y capacidad artística.

La otra observación de Baldovinos es que las partes costumbristas y esotéricas de Salarrué se complementan. Ambas rechazan la modernización de la sociedad salvadoreña y cualquier idea política que se centre en el dinero. Para Salarrué, estas ideas desintegraban la comunidad tradicional campesina.

Por eso, Salarrué se interesó en la Teosofía y otras filosofías orientales. Buscaba una forma de vida diferente a la materialista que dominaba la política salvadoreña. Se dice que para él, el arte tenía un profundo sentido espiritual, que le ayudaba a reconectar con el mundo.

Salarrué trabajó en varios campos de la literatura, como la poesía, la prosa y el ensayo. Se destacó especialmente en la narrativa, escribiendo relatos fantásticos, de aventuras y novelas. Parece que dejó de escribir a principios de los años 1960. Sin embargo, existen muchos textos suyos que no han sido publicados, especialmente poemas y ensayos dispersos en periódicos y revistas. Sus obras narrativas más importantes incluyen: El Cristo negro (1926), El señor de la Burbuja (1927), O-Yarkandal (1929), Remontando el Uluán (1932), Cuentos de barro (1934), Eso y más (1940), Trasmallo (1954), Cuentos de cipotes (1945/61), La espada y otras narraciones (1962), Íngrimo (1970), La sombra y otros motivos literarios (1970), La sed de Sling Bader (1971) y Catleya luna (1974). Otras publicaciones son: Conjeturas en la penumbra (ensayo, 1934); Algunos poemas de Salarrué (poesía, 1971); y Mundo nomasito: una isla en el cielo (poesía, 1975).

En El Salvador, es considerado el narrador más importante del país y uno de los precursores de la nueva narrativa latinoamericana. Su trabajo fue reconocido en América Latina, y se sabe que intercambió cartas y dedicatorias de libros con escritores como Juan Rulfo, Claribel Alegría, Miguel Ángel Asturias y Mario Monteforte Toledo.

«No me preocupa que mi obra sea reconocida universalmente. Me interesa que la conozcan mis paisanos».
Salarrué.

Obra pictórica de Salarrué

Archivo:32-0031 Sala Nacional de Exposiciones Salarrué
Sala Nacional De Exposiciones Salarrué, Situada En El Parque Cuscatlán. San Salvador. Donde Se Encuentran Muchas De sus Obras Artísticas.

Se dice que Salarrué se consideraba más un artista plástico que un escritor. De hecho, su regreso de Estados Unidos coincidió con una pausa en su trabajo literario, porque había un mejor ambiente para exhibir y vender sus pinturas en El Salvador.

Para los expertos, las pinturas de Salarrué, aunque tratan temas locales, se centran en la fantasía. Son un reflejo del mundo mítico que creó en O-Yarkandal y Remontando el Uluán. Así, hay puntos en común entre su prosa poética y sus pinturas. Para la crítica de arte Astrid de Bahamon, Salarrué podría ser "el primer artista latinoamericano cuya abstracción no está influenciada por las corrientes europeas". Para Camilo Minero, Salarrué era el "más revolucionario del color".

Para Ricardo Lindo, quien fue curador de una exposición de la obra de Salarrué en 2006, sus creaciones superan cualquier influencia. Corresponden más a su propio "mundo de sueños", que de hecho tenía una estructura, paisajes, costumbres y lenguas propias.

«Creo que no hay pintor que no tenga una percepción consciente del mundo astral, porque el ojo se va haciendo a medida que uno trabaja en la pintura; se va tornando capaz de percibir el color como lo ve uno directamente en el mundo astral».
Salarrué.

Legado de Salarrué

Archivo:Busto De Salazar Arrué(Salarrue) Situado En El Teatro Presidente En San Salvador
Busto De Salazar Arrué(Salarrué) Situado En El Teatro Presidente En San Salvador.

El Museo de la Palabra y la Imagen de El Salvador ha guardado el archivo personal y artístico de Salarrué desde 2005. Este archivo incluye 108 pinturas, bocetos, dibujos y esculturas; 300 piezas de su esposa Zelié Lardé y sus hijas; fotografías; y una biblioteca personal con 2.000 libros. Todo este legado fue entregado al Registro Memoria del Mundo de El Salvador, apoyado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Esto ocurrió el 6 de junio de 2013 en el Palacio Nacional, y fue oficialmente incorporado el 25 de noviembre de 2016.

Salarrué se convirtió en la figura literaria más popular de El Salvador a mediados del siglo XX. Después de estudiar en San Salvador y en la Academia de Arte Corcoran en Washington D. C. (1917-1919), Salarrué creó cuentos, novelas, poemas y pinturas que reflejaban la vida de la gente común salvadoreña. Ayudó a preservar la cultura popular de El Salvador y a crear una conciencia social en el país. A finales de la década de 1920, fue un colaborador importante del periódico Patria de Alberto Masferrer. Continuó siendo un escritor influyente y una fuerza intelectual en El Salvador hasta su fallecimiento en 1975. Los temas rurales salvadoreños dominan sus principales obras, como El señor burbuja, El Cristo Negro y Cuentos De Barro.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Salarrué Facts for Kids

  • Literatura de El Salvador
  • Cementerio de Los Ilustres
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Salvador Salazar Arrué para Niños. Enciclopedia Kiddle.