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Guerra de sucesión española en el Reino de Valencia para niños

Enciclopedia para niños

La Guerra de Sucesión Española en el Reino de Valencia fue un conflicto importante que ocurrió en el Reino de Valencia durante la Guerra de Sucesión Española. En 1705, una parte de la población se levantó para apoyar al Archiduque Carlos, quien fue proclamado rey con el nombre de «Carlos III de España», al igual que en otros territorios de la Corona de Aragón.

Sin embargo, el control de los partidarios del Archiduque en Valencia duró poco, solo unos dos años. Esto se debió a la derrota de las fuerzas aliadas en la batalla de Almansa el 25 de abril de 1707. Como castigo por haberse rebelado, el rey Felipe V emitió dos meses después el Decreto de Nueva Planta. Este decreto eliminó las leyes y las instituciones propias del Reino de Valencia, lo que significó un cambio muy grande para la región, que pasó a ser una provincia más del Reino de España con leyes y una administración diferentes a las que tenía antes.

La Guerra de Sucesión Española: ¿Por qué ocurrió?

Archivo:Hyacinthe Rigaud - Philippe V, roi d'Espagne (1683-1746) - Google Art Project
Felipe de Borbón, duque de Anjou, en 1701.

El 1 de noviembre de 1700, el rey Carlos II de España falleció sin tener hijos. En su testamento, nombró como su sucesor a Felipe de Borbón, duque de Anjou. Felipe era nieto de Luis XIV de Francia, el rey de Francia. Con esta decisión, Carlos II descartó al otro candidato al trono, el Archiduque Carlos, que era el segundo hijo del emperador Leopoldo I de Habsburgo.

Felipe V, que tenía diecisiete años, llegó a Madrid el 18 de febrero de 1701. Fue proclamado rey de Castilla y poco después juró las leyes de Aragón en Zaragoza, siendo proclamado rey de Aragón. Luego, en Barcelona, fue proclamado nuevo conde de Barcelona tras jurar las leyes catalanas.

Sin embargo, en el mismo mes de febrero, se confirmó en París que Felipe también tenía derechos al trono francés. Esto iba en contra del testamento de Carlos II, que prohibía que las dos coronas (España y Francia) se unieran en una misma persona. Esta situación, junto con la creciente influencia de Francia en los asuntos de la Monarquía Hispánica y su imperio, llevó a la formación de una gran alianza.

La Gran Alianza y el inicio del conflicto

En septiembre de 1701, se formó la «Gran Alianza» en La Haya. Estaba compuesta por el Imperio, el Reino de Inglaterra y las Provincias Unidas. Más tarde se unieron el Reino de Portugal, el Ducado de Saboya y el Reino de Prusia. El objetivo de esta alianza era evitar que Luis XIV, con el apoyo de su nieto Felipe V, rompiera el equilibrio de poder en Europa.

Así comenzó la guerra por la sucesión de la corona de Carlos II, que en realidad era una lucha por el poder en Europa. Las primeras batallas se libraron en Italia y en los Países Bajos, mientras que la península ibérica se mantuvo en paz al principio. En septiembre de 1703, el emperador Leopoldo I hizo coronar a su hijo, el Archiduque Carlos de Austria, como rey de España en Viena, con el nombre de Carlos III.

Estrategia de los aliados y la toma de Gibraltar

En 1704, los aliados adoptaron una doble estrategia. Primero, usar Portugal como base para intentar conquistar Madrid. Por eso, Carlos III se trasladó a Lisboa. Segundo, animar a los partidarios del Archiduque (conocidos como «austracistas») en los territorios de la Corona de Aragón a rebelarse. Para ello, enviaron una poderosa flota anglo-holandesa al Mediterráneo. Esta flota tomó Gibraltar el 2 de agosto de 1704, un punto estratégico clave para controlar la navegación entre el Mediterráneo y el Atlántico.

En 1705, un ejército aliado desembarcó primero en el Reino de Valencia y luego en el Principado de Cataluña. A finales de ese año, el Archiduque Carlos fue reconocido como rey en ambos territorios, y Carlos III estableció su corte en Barcelona. Poco después, el Reino de Aragón y el Reino de Mallorca también lo reconocieron. Casi al mismo tiempo, en 1706, un ejército aliado llegó a Madrid desde Portugal, y Carlos III entró en la ciudad por primera vez. Sin embargo, la mayoría de Castilla se mantuvo fiel a Felipe V, y Carlos III tuvo que abandonar la capital.

La rebelión en el Reino de Valencia

Cuando comenzó la Guerra de Sucesión, el Reino de Valencia se mantuvo fiel a Felipe V. La ciudad de Valencia y la Generalidad Valenciana incluso financiaron un grupo de 600 hombres para ayudar al rey. Sin embargo, Felipe V los envió a Cádiz para defenderla, dejando el reino desprotegido. Esto facilitó la rebelión a favor del Archiduque Carlos en 1705.

Archivo:Joan baptista basset
Juan Bautista Basset y Ramos, líder de los maulets.

En 1703, la flota anglo-holandesa apareció por primera vez en las costas valencianas, siendo bien recibida en Altea. Al año siguiente, la flota regresó, llevando agentes para contactar y organizar a los partidarios del Archiduque. Un militar valenciano, Joan Baptista Basset, fue clave en esta tarea. Basset aprovechó el descontento de los campesinos de las comarcas centrales valencianas, prometiendo el fin del pago de los derechos señoriales si apoyaban al Archiduque. También prometió que algunas poblaciones dejarían de ser de señorío para pasar a ser directamente del rey.

Basset lideró el grupo más radical de los austracistas, conocidos como maulets. La mayoría eran campesinos que priorizaban la lucha contra los señores sobre la causa dinástica. Esto hizo que la mayoría de la nobleza valenciana se alineara con Felipe V, siendo llamados botiflers.

La llegada de los aliados y la toma de Valencia

En agosto de 1705, la flota anglo-holandesa llegó por tercera vez a las costas valencianas. Tropas aliadas desembarcaron en Altea el día 10. Dos días después, los campesinos liderados por Joan Baptista Basset tomaron Denia y proclamaron al Archiduque Carlos como rey, con el título de «Carlos III».

El virrey de Valencia pidió tropas a Felipe V, pero este priorizó la defensa de Cataluña y solo envió un pequeño regimiento. Un golpe importante para los partidarios de Felipe V fue la toma de Tortosa por la flota aliada a finales de septiembre. Esto permitió que surgiera otro foco de rebelión en el norte del reino, en Vinaroz. El regimiento enviado por Felipe V se unió a las fuerzas de Basset.

Así, fueron ocupando sucesivamente Oliva, Gandía, Játiva y Alcira, abriendo el camino hacia Valencia. La ciudad de Valencia se rindió el 16 de diciembre de 1705, casi sin resistencia. Las autoridades reales y los partidarios de Felipe V más importantes huyeron. La historiadora Carme Pérez Aparicio describe la alegría de los habitantes de Valencia ante la llegada del ejército de Basset y Nebot como «indescriptible».

La ciudad de Alicante cayó en manos austracistas el 7 de septiembre de 1706. A finales de ese año, casi todo el Reino de Valencia estaba bajo el control de los partidarios del Archiduque, excepto Peñíscola y la Hoya de Castalla.

¿Por qué triunfó la rebelión en Valencia?

¿Por qué el Reino de Valencia, que al principio aceptó a Felipe V, se unió al Archiduque Carlos? Se han dado varias razones. Una es el temor a que Felipe V, siguiendo el modelo francés, quisiera eliminar las leyes e instituciones propias de Valencia. En cambio, se creía que el Archiduque Carlos, siguiendo la tradición de los Habsburgo, las respetaría.

Otros historiadores señalan dos factores adicionales:

  • Un sentimiento antifrancés que venía de tiempo atrás, debido a guerras y ventajas concedidas por Felipe V a comerciantes franceses. Esto perjudicaba el comercio valenciano, especialmente la exportación de productos como almendras, pasas, vino y lana.
  • El conflicto de los campesinos contra los señores en 1693, conocido como la Segunda Germanía. Basset aprovechó hábilmente este descontento, ofreciendo la abolición de los derechos señoriales si los campesinos apoyaban al Archiduque.

Sin embargo, el historiador Enrique Giménez López cree que estos factores no explican del todo la rebelión. Él afirma que la causa principal fue la demostración de fuerza de las potencias aliadas en la costa valenciana entre 1703 y 1705. El historiador Antoni Furió coincide, destacando que la falta de tropas para defender el reino facilitó el avance del ejército aliado y el éxito inicial de la causa austracista. También influyeron las rivalidades políticas locales y el miedo a las tropas de uno u otro bando.

La división entre los partidarios del Archiduque

La primera etapa de la guerra en Valencia estuvo marcada por las ideas radicales de Basset y sus seguidores, los maulets. Basset liberó a los campesinos del pago de los derechos señoriales, concedió exenciones de impuestos y persiguió a la nobleza que apoyaba a Felipe V y a los comerciantes franceses, confiscando sus bienes. Estas medidas también fueron impulsadas por la presión popular.

Archivo:Portrait of Charles III of Habsburg
Carlos III de Habsburgo en 1707.

La política de Basset de conceder exenciones fiscales causó problemas económicos a la ciudad de Valencia. Además, Basset no tuvo éxito en la defensa de la ciudad frente al ejército de Felipe V. Estos fracasos, sumados a que su política perjudicaba a la nobleza que sí apoyaba al Archiduque, llevaron a que esta nobleza presionara al rey Carlos III para que destituyera a Basset.

Así, el 23 de enero de 1706, Carlos III nombró como nuevo virrey de Valencia a una persona más moderada, el conde de Cardona. Dos semanas después, el 4 de febrero, el conde de Cardona entró en Valencia con un ejército. Inmediatamente, los presos partidarios de Felipe V fueron liberados, las medidas de Basset a favor de las clases populares fueron suspendidas, y se dio más poder a la nobleza austracista en el gobierno. Los colaboradores de Basset fueron detenidos, y finalmente el propio Basset fue arrestado a finales de junio de 1706. Cuando se supo de su detención, hubo manifestaciones populares con gritos de «¡Viva Basset, antes que Carlos III!».

Archivo:Charles Mordaunt
Conde de Petersborough.

La nueva política «moderada» del virrey Cardona fue confirmada por el propio Archiduque Carlos cuando llegó a Valencia el 30 de septiembre de 1706. El 10 de octubre, Carlos juró solemnemente en la catedral de Valencia los Furs de València (las leyes de Valencia), siendo proclamado rey con el nombre de Carlos III.

Durante los cinco meses que residió en Valencia, el rey abordó el tema del pago de los derechos señoriales por los campesinos. El 29 de noviembre de 1706, se acordó que los campesinos debían pagar estos derechos, ya que las exenciones de Basset habían sido hechas sin permiso del rey y contravenían las leyes del reino. Sin embargo, no se tomaron represalias contra los campesinos que no habían pagado.

La Batalla de Almansa y el fin de la rebelión

Archivo:James FitzStuart, Duke of Berwick
James Fitz-James, I duque de Berwick.

Ante el avance de las tropas de Felipe V, lideradas por el duque de Berwick, que ya habían ocupado varias ciudades, el rey Carlos III y su corte abandonaron Valencia el 7 de marzo de 1707 y se dirigieron a Barcelona. La decisión se tomó porque Valencia no estaba bien fortificada y los enemigos estaban muy cerca. También influyó el descontento social en Valencia por la revocación de las medidas de Basset y su detención. Esta falta de motivación entre los maulets y los campesinos también explica el rápido éxito de la ofensiva de Felipe V después de la batalla de Almansa.

El 25 de abril de 1707, tuvo lugar la decisiva batalla de Almansa, en la entrada natural a Valencia desde Castilla. El ejército hispano-francés del duque de Berwick venció al ejército aliado. La clave de la victoria fue la superioridad de la caballería de Felipe V.

La noticia de la derrota en Almansa causó gran preocupación en Valencia. Las tropas aliadas en retirada no se detuvieron en la ciudad para defenderla, sino que continuaron hacia Cataluña. El gobierno de la ciudad pidió a los generales aliados que sus tropas se quedaran, pero no lo lograron. La noticia de la toma de Requena por las tropas de Felipe V el 4 de mayo desató el pánico en la ciudad, y muchos partidarios del Archiduque huyeron a Barcelona o a las Islas Baleares.

El 6 de mayo, las tropas de Felipe V exigieron la rendición de Valencia. Al día siguiente, el gobierno de la ciudad aprobó la entrega, ya que estaba «sin defensa, sin jefes y sin virrey». Cuando se conoció la decisión, hubo un motín en la ciudad, pero la situación se calmó al conocerse los términos de la rendición, que garantizaban una amnistía general y mantenían los privilegios de la ciudad.

El 8 de mayo, parte de las tropas de Felipe V entraron en Valencia. El 11 de mayo, el duque de Berwick entró en la ciudad y advirtió lo que podían esperar:

Este Reyno ha sido rebelde a Su Magestad [Felipe V] y ha sido conquistado, haviendo cometido contra Su Magestad una grande alevosía, y assí no tiene más privilegios ni fueros que aquellos que su Magestad quisiere conceder en adelante

El 12 de junio, Játiva fue saqueada, incendiada y destruida por orden de D'Asfeld como castigo por su resistencia. Incluso el nombre de la ciudad fue cambiado a San Felipe, en honor al rey. A pesar de esta acción brutal, la resistencia de los partidarios del Archiduque en el reino continuó algunos meses más. En enero de 1708 cayó Alcoy, en noviembre Denia y en diciembre Alicante. Aunque un grupo de soldados británicos resistió en el castillo de Santa Bárbara hasta el 19 de abril de 1709. Esto puso fin a la guerra en el Reino de Valencia, aunque pequeños grupos de resistencia continuaron activos hasta la caída de Barcelona.

La represión y el Decreto de Nueva Planta: el fin del Reino de Valencia

Archivo:Philip-V-Making-1st-Duke-of-Berwick
Felipe V de España nombrando a James Fitz-James, duque de Liria y Jérica, después de la batalla de Almansa.

Después de la rendición de Valencia, Felipe V se negó a nombrar un nuevo virrey. En su lugar, designó al duque de Berwick como comandante general del Reino de Valencia. Esto le permitió al duque ejercer la máxima autoridad sin tener que seguir las leyes valencianas. Berwick delegó sus funciones en el francés Claude d'Asfeld, conocido por su actuación en Játiva, y nombró a otros militares y funcionarios castellanos para controlar la ciudad y las finanzas, sin respetar los procedimientos establecidos por las leyes valencianas. De esta forma, Berwick dejó sin efecto las leyes valencianas en la práctica.

El desmantelamiento de las instituciones y leyes de Valencia se completó el 3 de junio con una orden real que suprimió la Junta de Contrafurs, un órgano que representaba a los diferentes grupos sociales. Dos días después, Felipe V nombró a los nuevos miembros del gobierno de la ciudad, saltándose el procedimiento tradicional. Estos nuevos miembros, aunque partidarios de Felipe V, quedaron bajo autoridad militar y con poderes muy limitados.

Archivo:Retrat de Felip Vé exposat cap per avall al Museu de l'Almodí de Xàtiva per haver incendiat la ciutat el 1707
Retrato de Felipe V, cabeza abajo, en el Museu de l'Almodí de Játiva, como protesta por el incendio de la ciudad en 1707.

Los valencianos, incluidos los que apoyaban a Felipe V, se dieron cuenta del peligro y enviaron cartas al rey pidiendo perdón para la ciudad y el nombramiento de un virrey. El 8 de junio, el rey concedió un «perdón general» que indultaba de la vida y otras penas corporales. Sin embargo, esta respuesta dejaba abierta la puerta a la abolición de las leyes, la confiscación de bienes y el exilio. Además, Felipe V no cumplió su promesa de indulto de la vida, ya que se aplicó la pena de muerte a muchos partidarios del Archiduque.

Las nuevas autoridades de Felipe V también tomaron medidas para acabar con la resistencia. Se ordenó la entrega de armas bajo pena de muerte, pero la medida no fue muy efectiva. Incluso se prohibió que los niños jugaran a «maulets i botiflers».

Al mismo tiempo, se llevó a cabo una dura represión contra los partidarios del Archiduque. Muchos fueron detenidos y encarcelados, y se confiscaron sus bienes. Los partidarios del Archiduque denunciaron en varias ocasiones la represión en Valencia y Aragón. En un escrito de 1710, se decía que hubo «Robos, saqueos, incendios, estragos, atrocidades, tiranías y sacilegios» y que «no cesó la horca semana alguna en que no se viesen diez y doce en ella que excedieron el número de tres mil hombres».

Las medidas tomadas por los ministros de Felipe V en los meses siguientes a la entrada en Valencia buscaban impedir el funcionamiento de los órganos de gobierno tradicionales, someter el territorio a la autoridad militar, incorporar Valencia al sistema de impuestos de Castilla (duplicando las cargas) y perseguir a los que no estaban de acuerdo. El siguiente paso, y el más importante, sería la abolición de las leyes valencianas, los Furs.

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