Decreto de Nueva Planta del Reino de Valencia para niños
El Decreto de Nueva Planta del Reino de Valencia fue una ley muy importante que el rey Felipe V de España firmó el 29 de junio de 1707. Esto ocurrió durante la Guerra de Sucesión Española, un conflicto en el que varios países luchaban por quién debía ser el próximo rey de España. Con este decreto, se eliminaron las leyes y las formas de gobierno propias del Reino de Valencia (que existía desde 1238) y también las del Reino de Aragón. A partir de ese momento, estos territorios pasaron a regirse por las leyes de Castilla.
Dos meses antes de este decreto, el ejército de Felipe V había ganado una batalla muy importante, la batalla de Almansa. Esta victoria fue clave porque el Reino de Valencia y el Reino de Aragón habían apoyado al otro candidato al trono, el Archiduque Carlos. Después de la batalla, el ejército de Felipe V conquistó estos reinos. El Decreto de Nueva Planta significó un gran cambio para el Reino de Valencia, que dejó de ser un reino con sus propias leyes para convertirse en una provincia más de la Monarquía.
Contenido
¿Por qué se creó este Decreto?
La situación después de la batalla de Almansa

Después de la batalla de Almansa en abril de 1707, la ciudad de Valencia se rindió. El rey Felipe V decidió no nombrar un nuevo virrey (que era como un representante del rey) para Valencia. En su lugar, nombró al duque de Berwick como comandante general. Esto le permitió gobernar sin tener que seguir las leyes tradicionales del Reino de Valencia, conocidas como los Fueros.
El duque de Berwick extendió su autoridad al Reino de Aragón y a una parte de Cataluña. Para Valencia, delegó sus funciones en el francés Claude D'Asfeld, conocido por su dureza. También nombró a militares castellanos para controlar la ciudad y las finanzas, imponiendo nuevos impuestos para mantener al ejército. Así, los Fueros de Valencia fueron perdiendo su efecto en la práctica.
El 3 de junio, se eliminó la Junta de Contrafueros, un organismo que representaba a los diferentes grupos de las Cortes y defendía las leyes valencianas. Dos días después, Felipe V nombró a nuevos gobernantes para la ciudad, sin seguir el método tradicional de elección. Estos nuevos gobernantes tenían menos poder y seguían bajo la autoridad militar.
Los valencianos, incluso los que apoyaban a Felipe V, se dieron cuenta del peligro. Durante mayo, enviaron muchas cartas al rey pidiendo perdón y que se nombrara un virrey. El 8 de junio, el rey concedió un "perdón general", pero esto no evitó la abolición de los Fueros ni las confiscaciones de bienes.
Las nuevas autoridades también intentaron acabar con la resistencia de quienes apoyaban al Archiduque Carlos. Se ordenó la entrega de armas, y se persiguió a los opositores, incluso con la ayuda de la Inquisición. Muchos fueron encarcelados y sus bienes confiscados.
La idea de un nuevo gobierno

El hecho de que los territorios de la Corona de Aragón (como el Reino de Valencia) apoyaran al Archiduque Carlos hizo que los consejeros de Felipe V pensaran en cambiar la forma de gobierno. El embajador francés Jean-Michael Amelot sugirió eliminar los fueros de los territorios "rebeldes" para que el rey tuviera más poder.
Ya en 1705, algunos consejeros de Felipe V, como Tobías de Bourk y el arzobispo de Zaragoza, Antonio Ibáñez de la Riva, opinaban que el rey debía aprovechar la situación para tener un poder absoluto y eliminar los "privilegios" de estos territorios.
La victoria en la batalla de Almansa en abril de 1707 y la conquista de Valencia y Aragón aceleraron las decisiones. Cuando el duque de Berwick entró en Valencia el 11 de mayo, advirtió que el Reino había sido "rebelde" y que solo tendría los privilegios que el rey quisiera conceder.
En la corte de Madrid, Melchor de Macanaz preparó un informe el 22 de mayo, sugiriendo que Felipe V debía aprovechar la oportunidad para ser un "rey de España" con poder total, sin estar limitado por los fueros. El 16 de mayo, el rey Luis XIV de Francia, abuelo de Felipe V, apoyó la idea de eliminar los privilegios para fortalecer el poder absoluto de su nieto.
Finalmente, el 29 de junio, Felipe V firmó el Decreto de Nueva Planta, aboliendo los fueros de Aragón y Valencia. Tres semanas después, Luis XIV lo felicitó por haber establecido las leyes de Castilla en esos territorios.
El Decreto de Nueva Planta
El decreto del 29 de junio de 1707 decía que los reinos de Aragón y Valencia habían perdido sus fueros y privilegios por haberse "rebelado" y faltado a su juramento de fidelidad al rey. Felipe V afirmó que tenía el "dominio absoluto" sobre estos reinos, y que el derecho de conquista le permitía imponer sus leyes. También expresó su deseo de que todos sus reinos en España tuvieran las mismas leyes, costumbres y tribunales, gobernándose por las leyes de Castilla.
Esto significaba que los castellanos podrían ocupar cargos en Aragón y Valencia, y los aragoneses y valencianos podrían hacerlo en Castilla, sin diferencias. El decreto justificaba la abolición de los fueros con tres argumentos principales:
- La "rebelión" y la falta de fidelidad al rey.
- El poder absoluto del rey para cambiar las leyes.
- El derecho de conquista, que le permitía imponer su ley en los territorios vencidos.
Para muchos historiadores, el Decreto de Nueva Planta fue un golpe muy duro para el Reino de Valencia.
La reacción al decreto
Cuando la noticia del decreto llegó a Valencia a principios de julio de 1707, la reacción fue de sorpresa y descontento. Tanto los que apoyaban al Archiduque Carlos como los que apoyaban a Felipe V lo vieron como una gran injusticia. Un cronista de la época, José Manuel Miñana, escribió que la antigua libertad valenciana fue "pisoteada" y que los valencianos empezaron a sentir el "peso del yugo".
Muchos valencianos, incluidos los que habían sido leales a Felipe V, enviaron cartas al rey y a otras personas influyentes para pedir que se restituyeran los fueros. Argumentaban que no era justo castigar a todos por igual, ya que muchos habían permanecido fieles.
Por ejemplo, el 25 de julio de 1707, los gobernantes de la ciudad de Valencia (recién nombrados por Felipe V) enviaron una carta al rey protestando por la abolición de los fueros. Esta carta fue uno de los últimos documentos oficiales escritos en la lengua propia de Valencia.
Felipe V no dio marcha atrás. Incluso mandó detener a algunos de los que más protestaban. Sin embargo, sí satisfizo las peticiones de muchos nobles valencianos y aragoneses para que se les quitara el apelativo de "rebeldes" y se reconocieran sus méritos. El 29 de julio, declaró que gran parte de la nobleza y muchos pueblos habían mantenido su fidelidad, y les aseguró que mantendrían sus privilegios personales. Pero en el mismo decreto, dejó claro que quería que toda España se gobernara por las mismas leyes.
Mientras tanto, llegaron a Valencia funcionarios castellanos para establecer las nuevas instituciones. Se creó una nueva Chancillería (que luego sería la Real Audiencia) y se impuso el uso del castellano en toda la documentación oficial. Los antiguos gobernantes municipales fueron reemplazados por nuevos cargos nombrados por el rey.
Algunos valencianos se quejaron de que todos los nuevos cargos importantes estaban siendo ocupados por castellanos, y que los valencianos no estaban recibiendo las oportunidades prometidas en Castilla.
Las nuevas instituciones de gobierno
Los estudios actuales muestran que la Nueva Planta no fue solo aplicar las leyes de Castilla, sino que creó un modelo de gobierno militarizado. El Capitán General estaba en la cima, y los corregidores (generalmente militares castellanos) estaban en la base. Su objetivo principal era asegurar el poder absoluto del rey.
Este modelo militarizado se mantuvo en Valencia durante mucho tiempo, porque para el gobierno de Felipe V, era prioritario controlar los territorios que habían tenido leyes propias.
Capitán General

El Capitán General era la autoridad más alta en Valencia. Tenía poder civil, militar y judicial, representando al rey. Sus poderes eran mucho mayores que los del antiguo virrey, ya que contaba con un ejército permanente. Teóricamente, debía gobernar junto con la Audiencia de Valencia, formando el Real Acuerdo. Los reyes Borbones siempre nombraron a militares de alto rango para este puesto. Uno de los más conocidos fue el Conde de Aranda.
Audiencia y Real Acuerdo
La nueva Audiencia de Valencia fue creada en 1716. Sustituyó a la antigua Audiencia y era el tribunal más importante. Estaba presidida por el Capitán General. Cuando el Capitán General y la Audiencia trataban juntos asuntos de gobierno, formaban el Real Acuerdo.
La Audiencia estaba formada por un regente (el juez principal), ocho jueces civiles, cuatro jueces criminales y dos fiscales. La monarquía borbónica se aseguró de que la mayoría de los jueces fueran castellanos, y el regente siempre era castellano. Esto significó que muchos juristas valencianos importantes, como Gregorio Mayans, quedaron fuera. Además, en Valencia se abolió el derecho civil valenciano, siendo reemplazado por el castellano.
Intendente
El intendente era un cargo de origen francés. Al principio, se encargaba de abastecer al ejército, pero pronto se hizo responsable de recaudar impuestos para el rey y administrar los bienes reales. También se ocupaba de fomentar la economía y de asuntos militares como el reclutamiento.
El intendente, junto con el Capitán General y la Audiencia, formaba la base del poder borbónico. Su función principal era cobrar un impuesto llamado "Equivalente", que se estableció en 1715. Esto hizo que el Reino de Valencia, al igual que el resto de la Corona de Aragón, contribuyera al mismo nivel que la Corona de Castilla.
En 1718, el rey decidió unir los cargos de intendente y corregidor de la ciudad de Valencia en una sola persona, lo que duró la mayor parte del siglo XVIII.
Corregimiento
El territorio valenciano se dividió en 11 corregimientos, que eran divisiones territoriales propias de Castilla. Las capitales de estos corregimientos eran ciudades como Morella, Valencia, Játiva (que fue rebautizada como "San Felipe"), Alicante, entre otras.
El corregidor era la autoridad principal en cada corregimiento, con poderes de gobierno, judiciales y militares, bajo la autoridad del Capitán General. Su trabajo era hacer cumplir las órdenes del rey y controlar los gobiernos municipales.
La mayoría de los corregidores eran militares de alto rango, lo que significaba que su mandato era de por vida y tenían mucha autonomía. A menudo, su falta de experiencia con civiles y su forma de mando militar causaban problemas con las autoridades locales.
Cortes de Castilla
Las Cortes del Reino de Valencia fueron eliminadas. Solo algunos representantes de la ciudad de Valencia se unieron a las Cortes de Castilla. Estas Cortes se reunieron muy pocas veces (solo cinco en total) y casi siempre para jurar al heredero al trono.
El gobierno municipal
El Decreto de Nueva Planta cambió por completo la forma en que se gobernaban los municipios en el Reino de Valencia. Desaparecieron los antiguos cargos como los jurados y los justicias. En su lugar, se impuso el sistema castellano, con nuevas figuras como el corregidor, el alcalde mayor y los regidores. Además, el castellano se hizo obligatorio en los documentos oficiales y en los juicios.
Todos estos nuevos cargos eran nombrados por el rey, directa o indirectamente, lo que eliminó el sistema de elección anterior.
- El corregidor era la máxima autoridad local en las ciudades principales de cada corregimiento.
- Los alcaldes mayores eran la autoridad principal en los municipios que no eran capital de corregimiento. Eran profesionales del derecho y asesoraban a los corregidores.
- Los regidores eran los miembros del gobierno municipal. Su número variaba, y la mayoría eran nobles. Eran nombrados por el rey de por vida y, a menudo, el cargo pasaba de padres a hijos.
La Nueva Planta eliminó la autonomía de los municipios valencianos. Sus decisiones eran controladas por los corregidores, y en asuntos económicos, perdieron muchas de sus competencias. Esto llevó a que los ayuntamientos fueran controlados por un pequeño grupo de personas, principalmente nobles.
Consecuencias: de Reino a Provincia
La consecuencia más importante del Decreto de Nueva Planta fue que el Reino de Valencia, al igual que otros territorios de la Corona de Aragón, dejó de ser un reino con sus propias leyes y se convirtió en una "provincia" gobernada por las leyes de Castilla. Esto puso fin a la forma de gobierno anterior, donde cada reino tenía sus propias leyes, y dio paso a un Estado centralizado y uniforme bajo los Borbones. Solo el Reino de Navarra y las provincias vascas (Vizcaya, Guipúzcoa y Álava) mantuvieron sus fueros, porque habían sido leales a Felipe V.
Otra consecuencia importante fue el establecimiento del absolutismo. El poder del rey se hizo total, sin los límites que antes ponían las instituciones valencianas. Se impuso una administración militarizada, con figuras como el Capitán General, la Audiencia y los corregidores, para controlar el territorio.

También se aceleró el proceso de castellanización de los habitantes, especialmente de los grupos dirigentes. La lengua propia de Valencia dejó de ser oficial en las instituciones. Como dijo un escritor en 1759, para tener un solo rey, también se necesitaba una sola moneda, una sola ley, una sola medida, una sola lengua y una sola religión.
A partir de la Nueva Planta, para tener una carrera en la administración o en la Iglesia, era necesario conocer y dominar el castellano. Hablar castellano dejó de ser una moda y se convirtió en una necesidad, sobre todo en las grandes ciudades. La lengua valenciana fue perdiendo su uso formal y escrito, y los grandes pensadores de la época, como Gregorio Mayans o Antonio José de Cavanilles, escribieron sus obras en latín y castellano.
La nobleza fue el grupo social que mejor aceptó estos cambios, ya que la Nueva Planta les ofrecía ventajas sociales y políticas. Por ejemplo, el derecho castellano les permitía asegurar sus bienes de forma más favorable. Además, el nuevo sistema municipal les daba más poder que antes. La administración militarizada también les ofrecía más oportunidades de ocupar cargos en el Estado. Esto explica por qué el Reino de Valencia fue el único de los territorios de la Corona de Aragón donde también se abolió el derecho civil propio.
La castellanización también afectó a la gente común, aunque en menor medida. El servicio militar obligatorio y el uso creciente del castellano en la Iglesia y en la enseñanza, incluida la Universidad, contribuyeron a este cambio.
El deán de Alicante, Manuel Martí, lamentó en 1707 la pérdida de su "patria", expresando su tristeza por la destrucción de su tierra y el fin de sus leyes.
Galería de imágenes
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Melchor Rafael de Macanaz, a quien se atribuye la redacción del Decreto de Nueva Planta de Aragón y de Valencia.
Véase también
- Instituciones del Reino de Valencia
- Guerra de Sucesión Española en el Reino de Valencia
- Decretos de Nueva Planta
- Decreto de Nueva Planta de Cataluña
- Decreto de Nueva Planta del Reino de Aragón