Darwinismo social para niños
El darwinismo social es un término que se refiere a varias teorías que surgieron en Europa Occidental y Norteamérica en la década de 1870 y aplicaron los conceptos biológicos de la selección natural y la supervivencia del más apto a la sociología, la economía y la política. El darwinismo social postula que los fuertes ven aumentar su riqueza y poder, mientras que los débiles van disminuir su riqueza y poder.
El darwinismo social perdió popularidad como concepto supuestamente científico tras la Primera Guerra Mundial, y fue desacreditado en gran parte al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en parte por su asociación con el nazismo y en parte por el creciente consenso científico de que carecía de fundamento.
A pesar de que el origen del proyecto se plantea formalmente en la obra de Herbert Spencer, el término fue utilizado por primera vez por Joseph Fisher en 1877.
Temática del darwinismo social
La tentativa de aplicar las leyes de la biología a la explicación de fenómenos sociales se da en el contexto del gran debate cultura versus naturaleza en las ciencias sociales (ver Innato o adquirido ). Específicamente, en el contexto de la reacción de fines del siglo XIX al mecanicismo determinista derivado del positivismo.
De acuerdo a Stuart Hughes “con el darwinismo en su forma aplicada o social llegamos al centro del conflicto intelectual. Algunos de los primeros seguidores de Darwin habían sido seguidores de Auguste Comte, y el segundo de los grandes predicadores del positivismo, Herbert Spencer, se había primero aproximado al darwinismo presintiendo sus posibilidades como sostén a su propia posición. Con la alianza con el darwinismo, el positivismo experimentó una curiosa transformación. Originalmente, en su aspecto del siglo XIX o utilitario, constituía una filosofía intelectualista, basando en la idea que los problemas sociales de los hombres eran fácilmente capaces de una solución racional. Bajo la influencia del darwinismo social, sin embargo, el positivismo comenzó a abandonar sus aspectos racionalistas: “herencia” y “medio ambiente” reemplazaron decisiones conscientes y lógicas como los determinantes principales de la acción humana. Un estado de naturaleza hobbesiano (llamado “lucha por la existencia”) substituyó el orden social decoroso como el objeto principal de la relación entre los hombres. El resultado fue una especie de fatalismo científico - la antítesis del glorioso optimismo que caracterizó a los filósofos de los 1700 o los utilitarios ingleses del primer cuarto del siglo siguiente. La ironía final del positivismo fue que aquello que había empezado como una doctrina intelectualista llegó efectivamente a ser una de un antiintelectualismo radical”.
La utilización de leyes naturales como justificación de opciones morales o sociales constituye el centro ético del proyecto, en el sentido de que -se puede sugerir- su busca de basar proyectos socio políticos “en leyes científicas” busca evitar responsabilidad personal por tales decisiones (Arendt, op. cit). En las palabras de Milan Kundera: "La era moderna es el puente entre el reino de la fe irracional y el reino de lo irracional en un mundo sin fe. La figura que aparece al final de ese puente es...el asesino gozoso, libre de culpa". Así, por ejemplo, de la misma forma que la sugerencia de Thomas Malthus, que el crecimiento de la población por encima de los recursos fue dispuesta por Dios para que los hombres trabajaran de forma productiva y se refrenaran a la hora de formar familias, fue utilizada en la década de 1830 para justificar una economía basada en el laissez-faire., algunos autores buscaron las posibles implicaciones sociales de la teoría de la evolución a fin de justificar políticas sociales específicas.
Contra ese telón de fondo, y más allá de las posibles consideraciones académicas o teóricas al respecto, el hecho es que desde la última parte del siglo XIX existió una notoria avidez en el campo político por asimilar las advertencias maltusianas a los conceptos básicos enunciados por Darwin. Como se ha avanzado, la teoría de la evolución darwiniana en sí misma no implica una posición política, sin embargo, tanto Spencer como Galton si le dieron un contenido político concreto: "Siempre se le ha dado a Darwin el crédito por la frase de la supervivencia del más apto... pero en el trabajo de Spencer tomo también un significado político. Spencer tenía muchas visiones políticas extremas y llegó a despreciar programas gubernamentales cuyo objeto era ayudar a los pobres. En el fin, fueron estas duras visiones políticas que retrasaron la adopción de sus ideas. Escritos tales como los Principios de Sociología y otros fueron ignorados por décadas. Spencer era como Darwin en algunas cosas, pero en lo relevante a la teoría de la evolución, Spencer fue más lejos que Darwin al decir que implica mucho más que simple biología. y "La mayoría de las tentativas de explicar la fascinación de Galton por la herencia han argumentado que él fue llevado por una dedicación a políticas ideológicas conservadoras a buscar medios de naturalizar la desigualdad humana"
Se puede argüir, consecuentemente, que, pesar que Darwin no compartía los prejuicios, comunes en su época, tales como el racismo y el clasismo, su propuesta se convirtió en una forma de justificación de las diferencias sociales y raciales, sus ideas llegando incluso a ser re-interpretadas como apoyando el poligenismo racista de Ernst Haeckel - Haeckel, uno de los principales divulgadores de las ideas de Darwin (a través de su propia interpretación) en el mundo de habla alemana,, argumentaba que los seres humanos no formaban una sola especie, sino un género, dividido en nueve especies separadas que habrían evolucionado separadamente desde la aparición del habla. Y aun cuando Darwin había dicho que era "absurdo hablar de que un animal fuera superior a otro", y concebía la evolución como carente de finalidad, poco después de la publicación del Origen en 1859 su mensaje central se entendía como una descripción y justificación maltusiana del capitalismo industrial inglés de la época, para así llegar a una propuesta política clara: la competencia entre las especies de Darwin se transforma en una competencia intraespecífica, en la cual la "lucha por la vida" queda inscripta en el campo social, la competencia entre especies -predatores y víctimas- pasaba a ser desde entonces una competencia entre miembros de la misma especia, específicamente, una competencia intraespecifica de las víctimas.
En otras palabras, el concepto de selección natural de Darwin llegó a transformarse -en el ámbito político- en el de supervivencia del más apto de Spencer, en el contexto del libre mercado, justificando políticas y posiciones sociales "duras". Así por ejemplo, se puede citar el empresario John D. Rockefeller, quien -usando el ejemplo de la rosa «American Beauty» (Belleza Americana)- dijo:
El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto... La rosa American Beauty sólo puede alcanzar el máximo de su hermosura y el perfume que nos encantan, si sacrificamos otros capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia malsana del mundo de los negocios. Sino solamente la expresión de una ley de la naturaleza y una ley de Dios.
Se pueden agregar propuestas tales como las de José Manuel Pando, quien sostenía que "Los indios son seres inferiores y su eliminación no es un delito sino una selección natural".
Sería quizás conducente a error no mencionar que el darwinismo social no solo fue utilizado para justificar políticas de discriminación social y racial, sino también en relación con la discriminación sexual. (ver Feminismo).
Así por ejemplo, un comentarista afirma que ninguna mujer “puede seguir un curso de educación superior sin algún riesgo de llegar a ser estéril” e incluso el Dr Henry Maudsley -conocido innovador, en cuyo honor fue nombrado uno de los grandes hospitales psiquiátricos ingleses- sugiere:
- “No es que las niñas carezcan de ambición, o que fallen en recorrer el camino intelectual que las enfrenta, pero se afirma que lo hacen al costo de sus fuerzas y salud, que implica sufrimiento de por vida e incluso la incapacidad para desarrollar adecuadamente las labores naturales de su sexo... Porque sería un mal resultado, si llegara a ser el caso, que consiguiéramos las ventajas de la cantidad del trabajo intelectual de las mujeres al precio de una raza disminuida, debilitada y enfermiza”.
Los buenos doctores tenían a su disposición pruebas irrefutables -por lo menos, a los ojos de su época: los cerebros femeninos son, en promedio, casi 150 gramos menos pesados que los de los hombres. Y las mujeres menstrúan, lo que significa una pérdida regular de sangre y energía. La concepción de la época era que el tamaño del cerebro equivale a capacidad mental, y que solo hay una cierta cantidad de energía disponible en el cuerpo. Las implicaciones son obvias: ambos “hechos” implican que el derroche de esa “energía” -menor para empezar- en "estudios" significa que “funciones naturales” femeninas serán afectadas negativamente. La situación era grave: en 1870, un doctor de Boston reporto -con toda seriedad- que los úteros de mujeres que se habían graduado de universidades habían sufrido atrofia “a fin de conservar energía”.
Todas esas sugerencia reflejan claramente el papel que el proyecto adquirió en construir una ideología que permitió avalar la acción explotadora de las clases altas, otorgándoles una supuesta justificación y virtud.
Véase también
En inglés: Social darwinism Facts for Kids
- Antropología
- Ecología social
- Evolución cultural
- Lamarquismo
- Lista de prejuicios cognitivos
- Piotr Kropotkin
- Thomas Henry Huxley