Balleneros vascos para niños
Los balleneros vascos fueron muy activos en los siglos XIV y XV. Al principio, cazaban ballenas en las costas del mar Cantábrico. La especie que buscaban era la ballena franca.
Debido a la intensa caza en las costas, los vascos mejoraron sus técnicas. Esto les permitió llegar primero al mar del Norte y luego a Islandia. Más tarde, sus viajes los llevaron a las costas de Labrador y Terranova en Canadá.
Además de ballenas, también comerciaban con pieles y, sobre todo, pescaban bacalao. Esta relación con los habitantes locales dio origen a nuevas lenguas mezcladas: el vasco-islandés en Islandia y el algonquino-vasco en Terranova y Labrador. Cuando flotas de otros países, como Países Bajos, Gran Bretaña y Alemania, empezaron a cazar ballenas, la ballena franca empezó a escasear en el golfo de Vizcaya.
Contenido
La caza de la ballena: Técnicas y viajes
La ballena franca era la preferida para la caza porque, una vez muerta, no se hundía. Esto permitía usar dos técnicas principales para atraparlas.
Caza en el Cantábrico: Vigilancia y competencia
En las costas del Cantábrico, la caza se hacía desde torres de vigilancia llamadas atalayas. Un vigía observaba el paso de las ballenas. Cuando era el momento, avisaba al puerto. Los arrantzales (pescadores) subían a sus txalupas (botes) y comenzaba una carrera para ser el primero en arponear a la ballena. El primero en hacerlo obtenía ventajas al vender el animal, lo que a veces causaba discusiones entre los pueblos costeros.
La temporada de caza era en otoño, entre octubre y mayo, después de que las ballenas regresaban de sus zonas de alimentación en el mar del Norte. Los meses de mayor actividad eran de noviembre a marzo. Por ejemplo, en el siglo XVII, se pagaban impuestos por las ballenas capturadas al monasterio de Santa María de Caión. Las ballenas entraban al golfo de Vizcaya en octubre y noviembre. Luego, entre diciembre y enero, se movían hacia alta mar y al oeste, llegando a Galicia en abril y mayo.
Al principio, los balleneros esperaban a que las ballenas aparecieran cerca de sus puertos. Pero, al haber menos ballenas, empezaron a perseguirlas por toda la costa cantábrica, navegando cerca de la orilla. Así, mejoraron sus técnicas de caza. Años después, usaron lo aprendido para viajar a Islandia y Terranova en busca de bacalao y las ballenas que antes eran abundantes.
¿Por qué las ballenas estaban en el Cantábrico?
La presencia de ballenas francas en el Cantábrico coincidía con la época de partos. Los ballenatos más pequeños se capturaban a principios de año. Esto sugiere que las ballenas daban a luz en estas aguas, en lugar de solo pasar por allí.
Se cree que los partos podrían haber ocurrido en las rías gallegas, que son bahías protegidas. El padre Martín Sarmiento mencionó en el siglo XVIII que las ballenas entraban en la ría de Pontevedra. Sin embargo, otros documentos de 1550 indican que había muchas ballenas en puertos como Caión y Malpica, donde el mar es más agitado. Esto sugiere que las ballenas no necesitaban aguas muy tranquilas para parir, y que toda la costa del Cantábrico era adecuada para ello, especialmente las zonas cercanas a la orilla.
Cantidad de ballenas capturadas
La caza tradicional de ballenas fue disminuyendo a medida que las ballenas desaparecían en el siglo XVIII. Es difícil saber cuándo terminó la actividad en los puertos vascos, ya que se siguió cazando en Terranova. En Vizcaya y Guipúzcoa, se arponearon ballenas ocasionalmente en el siglo XIX.
Algunos registros de ballenas capturadas son:
- Entre 1517 y 1662, los pescadores de Lequeitio cazaron 45 ballenas, incluyendo 7 crías.
- Entre 1637 y 1801, los pescadores de Orio cazaron 55 ballenas.
- Entre 1728 y 1789, los pescadores de Guetaria cazaron 12 ballenas, y en años anteriores, un promedio de 4 a 10 por año.
- La última ballena franca cazada en Orio fue el 14 de mayo de 1901. Se usó dinamita porque ya no se recordaba la técnica tradicional. En honor a este evento, se compuso una canción.
Caza en Canadá: Expediciones en alta mar
La segunda técnica de caza se usaba en alta mar, tanto en el Cantábrico como en las expediciones a Terranova. Esta técnica se hizo necesaria porque las ballenas escaseaban en las costas vascas, obligando a los balleneros a adentrarse más en el mar. Para estas expediciones, se formaban grupos financiados por asociaciones de pescadores, ayuntamientos o personas ricas. Todos tenían el objetivo común de vender los productos que se obtenían de la ballena.
Aprovechamiento de la ballena: Un recurso valioso
Cazar una ballena generaba mucha competencia entre los puertos pesqueros, porque los productos que se obtenían de ella daban grandes ganancias.
La principal fuente de ingresos era la grasa del animal, que se convertía en aceite llamado saín. Este aceite se usaba para la iluminación, ya que ardía sin humo ni olor. Las barbas de la ballena eran uno de los pocos materiales flexibles de la época. La carne casi no se comía en España, pero se salaba y se vendía a los franceses. Los huesos se usaban para construir, decorar y hacer muebles. La carne y otros productos perecederos se usaban poco en España porque era difícil transportarlos al interior del país. Hasta 1750 no había caminos adecuados, y el transporte se hacía con mulas o carros, lo que era muy complicado.
Todo este comercio y la elaboración de productos impulsaron mucho la economía vasca, especialmente en los pueblos que estaban en las rutas comerciales de estos materiales.
Al otro lado del Atlántico: La huella vasca en América
La presencia de los balleneros vascos en América fue muy importante en Red Bay, Labrador. Desde allí, al menos 15 barcos salían cada temporada para cazar ballenas que migraban entre las costas de Labrador y Terranova.
Al principio, se pensaba que los pescadores vascos solo pescaban bacalao en esas costas. Sin embargo, las investigaciones de Selma Huxley revelaron que ya en el siglo XVI existía una gran industria ballenera vasca en Canadá. Sus estudios, primero con documentos y luego con arqueología junto a James Tuck y Robert Grenier, permitieron encontrar muchos restos de balleneros vascos en Terranova. El hallazgo más importante fue el del barco San Juan (1565), que ahora está siendo reconstruido en el proyecto Albaola en Pasajes. Este descubrimiento permitió un trabajo arqueológico único, recuperando y registrando pieza por pieza la estructura del barco, su carga y los objetos de los marineros, además de una chalupa ballenera que se hundió con la nave.
Esta presencia vasca tuvo una gran influencia en la región, que se mantiene hasta hoy. Muchos nombres de ciudades, calles y personas son en euskera. Otro ejemplo de esta influencia es la inclusión de la ikurriña (bandera vasca) en el escudo de San Pedro y Miquelón.
Además, en Red Bay se encuentra el Museo de los balleneros vascos, donde se exhibe una chalupa casi completa que estuvo atrapada en un barco vasco hundido en las costas de Labrador.
Historias y leyendas sobre los balleneros
Hay muchas historias sobre los balleneros vascos. Una de las más conocidas dice que pudieron haber llegado a América en el año 1375 (a Terranova), mucho antes que Cristóbal Colón en 1492. Algunos investigadores también creen que al menos veinte hombres partieron del golfo de Vizcaya y Bayona en 1412 y llegaron a Terranova. Esto no se ha podido probar con restos arqueológicos.
Estas ideas se basan en que los vikingos habrían enseñado a los vascos una técnica de construcción naval diferente a la usada en el Cantábrico. Como se cree que los vikingos fueron los primeros europeos en llegar a América, esto alimenta la leyenda de que los vascos ya habían explorado el continente antes que Colón.
Otra leyenda, que tampoco se ha podido demostrar, sugiere que la desaparición de las últimas colonias vikingas en Groenlandia en el siglo XV pudo deberse a posibles ataques de balleneros-piratas vascos.
Por otro lado, existen otras historias que sí están documentadas. Por ejemplo, se cuenta que en el siglo XV, unos exploradores franceses en Terranova se encontraron con indígenas que los saludaban con la frase «apaizak hobeto!». Tiempo después, un marinero vasco descubrió que era euskera y explicó que era una costumbre entre los marineros vascos responder a la pregunta «zer moduz?» («¿qué tal?») con la frase «apaizak hobeto!» («¡los curas mejor!»).
Los balleneros vascos en la actualidad
La desaparición de la ballena "de los vascos" de las costas cantábricas llevó a que los balleneros vascos dejaran de existir como tal en los siglos XVI y XVII. En 2006, la asociación Albaola Elkartea realizó la expedición «Apaizac Obeto, Canadá 2006». En ella, recrearon una chalupa ballenera y recorrieron las antiguas rutas de los balleneros vascos, usando la ropa y la comida de aquella época.
Otros datos interesantes
De estas aventuras nos han quedado los esqueletos completos de tres ballenas francas:
- Museo de la Sociedad Oceanográfica de Guipúzcoa (cazada entre Zarauz y Guetaria).
- Museo Zoológico de Copenhague (cazada en Zarauz).
- Museo Zoológico de Nápoles (cazada en Guetaria).
Algunos pueblos que tienen ballenas en sus escudos, como resultado de la caza en el Cantábrico, son:
- En Labort (costa vascofrancesa): Guéthary, Biriatou, Hendaya, Bidart y Biarritz.
- En Guipúzcoa: Fuenterrabía, Motrico, Guetaria, San Sebastián y Zarauz.
- En Vizcaya: Bermeo, Lequeitio, Plencia y Ondárroa.
- En Cantabria: Castro-Urdiales.
La sidra vasca y los marineros
La sidra vasca tuvo una relación especial con los pescadores y marineros. Los pescadores vascos que viajaban a Groenlandia y Terranova para pescar bacalao y cazar ballena, llevaban muchas barricas de sidra en sus barcos. Esto explica por qué los marineros vasco-cantábricos no sufrían de escorbuto (una enfermedad causada por falta de vitamina C), a diferencia de los marineros nórdicos, que bebían cerveza. Esta costumbre fue desapareciendo poco a poco junto con la caza de la ballena.
Durante los siglos XVI y XVII, las estaciones balleneras vascas en las costas de Terranova, Labrador y el golfo de San Lorenzo llegaron a reunir hasta nueve mil personas en algunas temporadas. Constituyeron la primera industria importante en la historia de América del Norte. Incluso formaron una relación amistosa con los nativos micmac y beothuk, quienes trabajaban para los vascos a cambio de pan y sidra.
Está documentado que los vascos llevaron la sidra a toda la península ibérica, incluyendo Andalucía, así como a Flandes, Groenlandia y Terranova. Cuando se fundó la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, también la llevaron a Venezuela, entre otros lugares.
Véase también
En inglés: History of Basque whaling Facts for Kids