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Rodolfo Barón Castro para niños

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Datos para niños
Rodolfo Barón Castro
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Información personal
Nacimiento 31 de enero de 1909
San Salvador (El Salvador)
Fallecimiento 17 de noviembre de 1986
Mazagón (España)
Nacionalidad Salvadoreña
Información profesional
Ocupación Diplomático, historiador y político
Distinciones
  • Orden de las Palmas Magisteriales
  • Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (1974)
  • Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1979)

Rodolfo Barón Castro (nacido en San Salvador, El Salvador, el 31 de enero de 1909 y fallecido en Mazagón, España, el 17 de noviembre de 1986) fue un importante diplomático e historiador de El Salvador.

Nació en una familia muy conocida en El Salvador. Algunos de sus antepasados participaron en la independencia y formación de su país. Estudió Derecho en la Universidad de Madrid. Desde 1928, trabajó en el Servicio Exterior de El Salvador en España. Al mismo tiempo, realizó otras tareas diplomáticas, culturales y académicas. Fue un pionero en el estudio de la demografía histórica, que es el estudio de cómo las poblaciones cambian a lo largo del tiempo.

La formación de Rodolfo Barón Castro en Madrid

A finales de los años veinte, la ciudad de Madrid era un lugar donde se reunían muchos pensadores y artistas de países de habla hispana. Era una época de gran creatividad en el arte, la literatura y la ciencia. Allí, el joven Rodolfo Barón Castro conoció a personas que eran o llegarían a ser muy importantes en la cultura hispana.

Estos encuentros fueron clave para su desarrollo. Él siempre se sintió orgulloso de decir que era "amigo de poetas y filósofos". Esto lo decía por encima de todos los títulos y cargos importantes que tuvo en su larga carrera.

Amistades y aprendizaje en Madrid

Rodolfo Barón Castro tuvo una amistad especial con el poeta León Felipe. Compartieron un apartamento en Madrid y juntos visitaron lugares como el Ateneo. Allí, se encontraban con otros grandes pensadores y artistas. Entre ellos estaban Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pablo Neruda y Valle Inclán.

Gracias a estas reuniones, Rodolfo Barón Castro mejoró mucho su dominio del idioma español. Aprendió a usar las palabras de forma precisa, ingeniosa y elegante, lo que se ve en todos sus escritos. También se formó como humanista e historiador.

En estas reuniones, conoció a Américo Castro. Él había fundado la Sección Hispanoamericana del Centro de Estudios Históricos. Este centro era dirigido por el famoso Ramón Menéndez Pidal. Américo Castro estaba preparando una revista llamada Tierra Firme.

Un pionero en el estudio de la población

Rodolfo Barón Castro ya había demostrado su talento. Un año antes, en 1934, había ayudado a fundar la Sociedad de Estudios Internacionales y Coloniales. Por eso, Américo Castro lo invitó a unirse a su equipo de la revista Tierra Firme.

Trabajó de cerca con Ángel Rosenblat. Ambos compartían un gran interés por la demografía histórica. Esta ciencia estudia cómo las poblaciones cambian a lo largo del tiempo. En ese momento, era un campo nuevo, especialmente para el Nuevo Mundo (América). Sus conversaciones e intercambio de ideas fueron muy útiles para ambos.

Pero fue Carlos Pereyra, un profesor experto en ciencias sociales, quien más apoyó a Rodolfo Barón como historiador e investigador. Pereyra escribió el prólogo de la obra más importante de Barón, La población de El Salvador. Al principio, Rodolfo Barón pensó que su libro estaba terminado, pero años después diría que solo era un borrador.

El camino hacia la publicación de su obra

El 14 de agosto de 1934, un periódico de San Salvador publicó una noticia sobre el libro que Barón Castro estaba preparando en Madrid. La noticia llamó la atención de algunos salvadoreños. Querían que la obra se publicara.

El general José María Peralta Lagos se interesó mucho. Él escribió en un periódico de San Salvador que Rodolfo Barón Castro, con mucho amor por su país, había investigado en los archivos españoles y había escrito un libro sobre El Salvador con documentos nunca antes vistos.

El general insistió hasta que el gobierno salvadoreño aceptó comprar 500 ejemplares del libro una vez que se publicara. Pero esto no ayudaba a pagar la publicación. Así que el general siguió insistiendo hasta que logró que el país se comprometiera a pagar el costo de la publicación de inmediato.

Los años difíciles de la guerra

Cuando parecía que todo estaba listo para publicar el libro, estalló la Guerra Civil Española en España. Rodolfo Barón, como diplomático, tuvo que dedicarse a otras tareas. Su misión era ayudar a aliviar los terribles efectos de la guerra, que duró casi tres años, hasta el 1 de abril de 1939.

Durante este tiempo, tuvo que dejar sus estudios e investigaciones. A veces, visitaba la biblioteca de la Unión Iberoamericana para consolarse. La gente en Madrid, bajo los bombardeos diarios, solo se preocupaba por conseguir comida, que empezó a escasear. Además, las misiones diplomáticas acogían a muchos refugiados.

Esta situación continuó incluso después de que la guerra terminara en España. Poco después, Europa y luego el mundo entero se vieron envueltos en la Segunda Guerra Mundial.

Colaboración con el Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo

A pesar de la difícil situación, Rodolfo Barón tuvo la suerte de reencontrarse con Antonio Ballesteros Beretta. Él había sido su profesor y en ese momento era director del Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo. Este instituto formaba parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (C.S.I.C.).

Ballesteros Beretta le sugirió que pidiera al instituto que publicara La población de El Salvador. Así lo hizo, y el instituto se comprometió a pagar la impresión y publicar la obra bajo su prestigioso sello.

En el Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, Rodolfo Barón también pudo trabajar con Carlos Pereyra, el historiador mexicano que había escrito el prólogo de su libro en 1934. Con su apoyo y los recursos del instituto, Rodolfo Barón se dedicó a completar su estudio. Añadió mucha más información y documentos. Trabajó incansablemente, a menudo hasta el amanecer, para terminar su obra.

Buscó mapas, ilustraciones y grabados para enriquecer su estudio. A veces, tuvo que encargar que se dibujaran especialmente para el libro. Para los mapas, contó con la ayuda de Roberto Ferrer Maqueda, cartógrafo del Museo Naval de Madrid. Rodolfo Barón se aseguró personalmente de que todos los elementos del libro fueran de la mejor calidad. El libro se terminó simbólicamente el Día de la Hispanidad de 1942.

La población de El Salvador: Una obra clave

El libro La población de El Salvador se dividió en cuatro partes. La primera parte, "El territorio y sus peculiaridades", describe la geografía y cómo influye en la población. La segunda, "La población salvadoreña durante la época prehispánica", calcula cuántos habitantes había antes de la llegada de los europeos. También cuenta sobre sus orígenes, culturas, economías y formas de organización.

La tercera parte, "La población salvadoreña durante la época colonial", fue la más importante. En ella, Rodolfo Barón presentó conclusiones valientes sobre la disminución de la población en América después de la conquista. Este tema era muy debatido y se relacionaba con la "leyenda negra" sobre España.

Rodolfo Barón, sin prejuicios, se basó solo en datos, censos e informes de población. Con estas cifras, tuvo el valor de contradecir a otros historiadores que solían juzgar y condenar fácilmente la labor de España en América.

El cuarto y último libro, "La población salvadoreña durante la época nacional", analiza los últimos dos siglos de cambios en la población de El Salvador. La obra incluye un apéndice con documentos interesantes y 122 ilustraciones. Estas ilustraciones muestran mapas precisos, creados especialmente para este libro.

El trabajo de Rodolfo Barón fue aún más impresionante porque casi no había estudios previos sobre el tema. Además, El Salvador había perdido sus archivos en un desastre, y la ciencia de la demografía era muy nueva. Él tuvo que crear sus propios métodos. Por eso, Carlos Pereyra dijo que esta obra era como una casa donde el constructor tuvo que hacer las piedras él mismo.

Después de la guerra, La población de El Salvador fue muy bien recibida en el mundo de las ciencias sociales. Primero en España, donde Manuel Ballesteros Gaibrois publicó la primera reseña en 1942. Luego, recibió muchos elogios de importantes intelectuales y fue citada en obras clásicas de la historia hispana.

El Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, orgulloso de la obra, propuso que Rodolfo Barón Castro recibiera la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Pero quizás la recompensa más valiosa fue su nombramiento como Consejero de Honor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 1946. Fue el primer hispanoamericano en recibir esta distinción.

En El Salvador, el libro también fue muy bien recibido. La primera reseña la escribió el doctor Manuel Castro Ramírez, exministro de Relaciones Exteriores, en 1943. Durante las décadas siguientes, La población de El Salvador fue mencionada en casi todas las obras históricas o demográficas de su país. Muchos de sus mapas e ilustraciones fueron reproducidos.

En el resto de Hispanoamérica, la obra también fue elogiada. En Guatemala, el historiador español Fr. Lázaro Lamadrid escribió un artículo elogioso. En Argentina, recibió un amplio comentario y fue calificada como un "valiosísimo libro" por Ángel Rosenblat.

Incluso en el mundo científico fuera de Hispanoamérica, donde se esperaba una valoración puramente objetiva, la obra fue muy apreciada. Kuczynski, un experto en demografía histórica de la London School of Economies and Political Science, la elogió. Años más tarde, el sueco Magnus Mórner la llamó "la obra pionera en el campo de la historia demográfica y social hispanoamericana". En los Estados Unidos, fue alabada por Alfred Louis Kroeber y William Vogt, un importante demógrafo e hispanista estadounidense.

Su trabajo como diplomático y académico

Rodolfo Barón Castro participó en veinte conferencias internacionales entre 1931 y 1964. Una de ellas fue la Primera Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Londres en 1946. En 1949, fue observador en un plebiscito en Chandergador (India).

Además de sus tareas diplomáticas, tuvo varios cargos culturales y académicos. Dio cursos y conferencias en universidades y academias de América, Europa y Asia. Desde 1943 hasta 1975, enseñó en la Universidad Hispanoamericana de Santa María de La Rábida (España). También fue profesor invitado en la Universidad de Notre Dame, Indiana, Estados Unidos (1962), y consultor de la Enciclopedia Británica (1963).

Recibió muchas distinciones académicas y de organizaciones científicas, literarias o educativas de España, América y Filipinas. Fue miembro de la Academia Salvadoreña de la Historia y de la Academia Salvadoreña de la Lengua. También fue socio fundador de la Sociedad de Estudios Internacionales en Madrid.

Su compromiso con la educación universal

Rodolfo Barón Castro hizo un trabajo muy importante en la Unesco. Fue Embajador Delegado Permanente de El Salvador (1977-1978) y Representante de su país en las Conferencias Generales y el Consejo Ejecutivo. Fue vicepresidente (1960-1962) y presidente (1964) de este último.

Fue un gran impulsor de proyectos para mejorar la educación en América Latina. Fue miembro del jurado de varias ediciones del Premio "Mamad Reza Pahlavi" de alfabetización (1967-1982). También fue presidente del Comité Consultivo Internacional de enlace para la alfabetización (1972).

Desde la Oficina de Educación Iberoamericana (OEI), que es independiente de la Unesco, también promovió la educación en el mundo. Fue Representante de El Salvador en su Consejo Directivo (1955-1964) y, desde 1981, con el rango de Embajador. Fue Secretario General de la OEI de 1964 a 1979. Su incansable trabajo fue clave para que la OEI se fortaleciera. Por ello, fue nombrado Secretario General de Honor y recibió la Medalla de Oro de esta organización.

Como representante de su país y Secretario de la OEI, viajó mucho y conoció más de sesenta países en los cinco continentes.

En la Organización de Estados Americanos (OEA), realizó un estudio importante llamado Centros regionales latinoamericanos. Este estudio fue encargado por la Comisión Especial para la educación, la ciencia y la cultura en América Latina. Para ello, viajó por México, Venezuela, Chile, Argentina y Brasil en 1962.

Reconocimientos y condecoraciones

Recibió muchas condecoraciones importantes, entre ellas:

Principales publicaciones

Entre las obras más importantes que publicó se encuentran:

  • La población de El Salvador. Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 1942. Ha tenido varias ediciones posteriores.
  • Pedro de Alvarado. Madrid, Ediciones Atlas, 1943.
  • Selección de prosistas modernos hispanoamericanos. Colección “Cisneros". Madrid, Ediciones Atlas, 1944.
  • Españolismo y antiespañolismo en la América Hispana. La población hispanoamericana a partir de la Independencia. Madrid, Ediciones Atlas, 1945.
  • Reseña histórica de la villa de San Salvador, desde su fundación en 1525 hasta que recibe el título de ciudad en 1546. Madrid, Ediciones Culturales Hispánicas, 1950.
  • José Matías Delgado y el movimiento de 1811. San Salvador, Dirección General de Publicaciones del Ministerio de Educación, 1962.
  • “Estudio Preliminar”, en Hispanismos en el Tagalo, obra de la OEI, 1972.
  • “El Salvador”, en América Latina: hacia la integración. Obra redactada por varios autores, Caracas, 1980.

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