Resbaladero de Lunada para niños
Datos para niños Resbaladero de Lunada |
||
---|---|---|
Bien de interés cultural | ||
![]() El final del resbaladero de Lunada
|
||
Ubicación | ||
País | ![]() |
|
Coordenadas | 43°10′24″N 3°40′09″O / 43.1733, -3.6690861111111 | |
Características | ||
Material | Roca caliza | |
Largo | 1700 m | |
Ancho | 3,5 a 4,5 m | |
Historia | ||
Construcción | 8 de agosto de 1791-? | |
Mapa de localización | ||
El resbaladero de Lunada fue una estructura muy ingeniosa diseñada por el ingeniero austriaco Wolfgang Mücha. Era como un gran tobogán de madera, construido sobre una base de piedra que medía 1700 metros de largo. Hoy en día, solo quedan algunos restos de esa base.
Este resbaladero, construido en 1791, se encuentra en el municipio de Soba, en Cantabria, España. Está cerca del río Miera, a unos 10 kilómetros de San Roque de Riomiera, subiendo hacia el portillo de Lunada.
Este lugar histórico del siglo XVIII es considerado un "Bien de Interés Cultural" desde 2003. Fue una obra muy grande que se usaba para transportar madera por las montañas de Lunada. La madera iba a parar a la Real Fábrica de Cañones de La Cavada y Liérganes. Por eso, hoy en día hay pocos árboles en las partes altas del valle del Miera y en el norte de la provincia de Burgos.
Contenido
Historia del Resbaladero de Lunada
¿Por qué se construyó el resbaladero?

El resbaladero se construyó en una época importante para la Fábrica de Cañones. En 1763, el rey Carlos III la convirtió en una "Real Fábrica". Al principio, hubo problemas para fabricar los cañones.
Luego, Antonio Valdés y Fernández Bazán del Ministerio de Marina se hizo cargo. Él volvió a usar un método antiguo de fundición con carbón vegetal y la fábrica recuperó su prestigio. Esto hizo que se necesitara mucha más madera para hacer carbón.
La búsqueda de madera se extendió hasta el norte de Burgos y La Rioja. Pero transportar la madera era un gran problema. Fue entonces cuando el ingeniero Fernando Casado Torres conoció en Viena a Wolfgang Mücha, un ingeniero austriaco.
Mücha aceptó trabajar para el Reino de España y propuso una solución para transportar la madera desde el otro lado de la cordillera Cantábrica: ¡el resbaladero!
¿Quién fue Wolfgang Mücha?
Wolfgang Mücha nació en 1758 en Carniola (actual Eslovenia). Desde joven, fue muy bueno en matemáticas y química relacionada con los metales. Esto le valió la protección de un príncipe.
Trabajó como oficial de artillería y se hizo famoso por mejorar las minas de hierro y las fábricas de cañones. En 1787, le ofrecieron ser profesor, pero no le gustaba. Cuando Fernando Casado de Torres e Irola, director de la Real Fábrica de Artillería de La Cavada, le ofreció trabajar en España, Mücha aceptó con la condición de un buen sueldo y un alto rango militar.
Llegó a La Cavada el 30 de octubre de 1790. Su trabajo principal era mejorar la fábrica y probar nuevas formas de fundición. Mücha también conocía bien los bosques y el río Miera, de donde sacarían la madera.
Para solucionar el transporte, Mücha ideó un sistema que ya se usaba en Bohemia. Consistía en hacer flotar la madera por el río usando compuertas, y construir un resbaladero para la madera que venía de la otra parte de la cordillera Cantábrica.
Este proyecto costaría mucho dinero, pero fue aprobado muy rápido el 4 de julio de 1791. Mücha demostró su ambición y sus conocimientos en trabajos forestales. Sin embargo, tuvo muchos problemas con la gente del lugar, el terreno y la falta de dinero. Esto hizo que perdiera el apoyo de sus amigos y su puesto.
¿Cómo era el Resbaladero de Lunada?
El resbaladero de Lunada era una construcción con una base fuerte de piedra. Sobre ella, se colocaba una estructura de madera de haya con forma de "U". Por ahí se deslizaban los troncos por las empinadas laderas del puerto de Lunada. Tenía un recorrido de 1,7 kilómetros y superaba muchos obstáculos naturales.
La primera versión, que era provisional, se apoyaba directamente en el suelo con maderas. Medía 2112 metros. Se empezó a construir el 8 de agosto de 1791 y las pruebas comenzaron el 26 de ese mismo mes. Era un poco inestable, y a veces los troncos se salían y golpeaban a los trabajadores. Aun así, se deslizaron 1200 carros de leña. Pero, como era de madera, no quedan restos de esta primera versión.
Mücha planeó construir otro resbaladero definitivo para corregir los fallos. Este tendría muros sólidos para evitar que los troncos se salieran y para adaptarse al terreno y al clima. Este resbaladero mejorado mediría unos 1696 metros. Tendría una pendiente casi constante de 20 grados. Esta inclinación era clave para que los troncos no fueran demasiado rápido, pero tampoco se quedaran atascados.
La anchura del resbaladero variaba entre 3 y 4,5 metros. Se dividía en varias partes:
- La parte más alta, de 500 metros, tenía un tramo casi recto y empedrado con poca pendiente. Terminaba en un muro que marcaba un cambio brusco de inclinación.
- La segunda parte de este tramo alto tenía una pendiente de unos 30 grados y un trazado en zigzag. Esto ayudaba a reducir la gran inclinación del terreno. La base de piedra caliza medía 4,4 metros en las partes más anchas y estaba un poco inclinada hacia adentro para que los troncos pasaran bien por las curvas.
Los otros dos tramos eran rectos, separados por una curva. En esta curva, tenían problemas para cruzar un pequeño arroyo. Para solucionarlo, construyeron tajeas, que eran desagües para el agua. Esta curva también sufría por la acumulación de nieve y desprendimientos de rocas. Mücha inventó un "desnevadero" para evitar que la nieve se acumulara y dañara la estructura.
Al final del último tramo, había una zona donde la pendiente cambiaba. Junto con una rampa final que aún existe, servía para que los troncos bajaran más despacio hasta llegar a la llana de la Pila.
Sobre esta base de piedra caliza, había un canal por donde circulaban los troncos. Este canal estaba hecho de fuertes troncos de haya unidos entre sí. Para que los troncos bajaran mejor, se les daba una forma más gruesa en la cabeza y se mojaba el resbaladero con agua. Esto reducía la fricción y permitía que los troncos bajaran en cualquier época del año, incluso en invierno cuando el agua se congelaba.
Para conseguir el agua, construyeron un depósito llamado "calero" (43°10′15.63″N 3°39′20.45″O / 43.1710083, -3.6556806) con forma cuadrada y un canal hasta el resbaladero. También había torres de vigilancia (43°10′15.91″N 3°39′32.94″O / 43.1710861, -3.6591500, 43°10′12.41″N 3°39′35.63″O / 43.1701139, -3.6598972, 43°10′13.2″N 3°40′41.02″O / 43.170333, -3.6780611) desde donde se daban señales para controlar el descenso de la madera.
Gracias a todas estas estructuras, los troncos podían bajar un desnivel de 400 metros en solo 2 minutos. Hoy en día, se pueden ver pequeños restos del resbaladero, como las tajeas para cruzar los arroyos y un fragmento bien conservado del final, que muestra la inclinación para frenar los troncos.
El Proceso de Transporte de la Madera
Cortar, arrastrar y llevar la madera
Las zonas de donde se sacaba la madera eran muy grandes. Sin embargo, solo unos pocos bosques eran importantes por su cercanía al portillo de Lunada. Aunque Mücha quería usar cualquier tipo de madera, la mayoría de los textos indican que se cortaban principalmente hayas.
Este trabajo se hacía de junio a finales de noviembre. Se cortaban los árboles desde la base, dejando solo las hayas más delgadas para aprovechar al máximo el bosque. Una vez cortados, los árboles se pelaban, se partían y se cortaban en trozos. Luego, se apilaban en el mismo lugar donde se cortaban. Los troncos debían medir unos 2,1 metros de largo y 0,30 metros de diámetro.
Los habitantes de las zonas cercanas realizaban estos trabajos, a veces por voluntad propia o por obligación. También había cuadrillas pagadas, pero el salario no les parecía suficiente y rara vez trabajaban. Por eso, a menudo se obligaba a la gente a hacerlo.
Los troncos se transportaban en carros tirados por dos bueyes debido a su gran peso. A veces, si no había bueyes suficientes, se usaban vacas, lo que afectaba la producción de leche y la cría de animales. Había una red de caminos señalizados que llegaban al Portillo de Lunada. A lo largo del camino, existían lugares donde se apilaba la madera para facilitar el tráfico.
El resbaladero y la Casa de la Pila
Desde los apiladeros, se tomaban los troncos y se les daba la forma adecuada para que se deslizaran por el resbaladero. Debían medir unos 2,1 metros de largo y 0,30 metros de ancho, y tener un extremo más grueso para que no se atascaran. Se usaba agua para que bajaran mejor, la cual se obtenía de un depósito y se soltaba a medida que los troncos entraban al tobogán.
Al final, los troncos llegaban a la finca de la Pila. Allí se recogían, se registraban y se agrupaban en pilas. Después, se llevaban a un estanque para su transporte por el río. El descenso por el resbaladero era vigilado desde atalayas debido a la alta velocidad que alcanzaban los troncos. El agua usada en el descenso se canalizaba a un arroyo cercano para que no inundara la finca y para ayudar a que la madera bajara por el río.
El viaje a la Real Fábrica
La madera se lanzaba a un estanque. Al principio, era de madera y provisional, porque en verano el río se secaba. Este problema no lo había previsto Mücha, así que después se construyó un estanque más sólido de piedra. Como el agua seguía siendo insuficiente en algunas épocas, se construyeron más presas río arriba. También se modificó el cauce del río, haciéndolo más ancho o más estrecho.
Cuando había suficientes troncos en el estanque, se abrían las compuertas y el agua los arrastraba. Pasaban por varias obras hasta llegar a la Concha, donde Mücha había construido un puente que también servía para retener la madera.
Durante todo el trayecto, el río tuvo que ser canalizado y sus orillas modificadas para guiar los troncos hasta la Real Fábrica. En algunos puntos, tuvieron que romper rocas y reforzar las orillas, ya que la roca caliza se disuelve fácilmente. El río tenía una gran pendiente, lo que hacía que las crecidas duraran poco. Por eso, las obras de canalización eran muy importantes para asegurar un flujo constante de agua.
El retén de La Cavada
La llegada a La Cavada marcaba el final del viaje de la madera. Allí se encontraba el retén de leñas (43°20′56.32″N 3°42′37.66″O / 43.3489778, -3.7104611). Era un puente que también servía para retener la madera. Se construyó con la experiencia de países del norte como Bohemia y Austria. Tenía dos soportes fuertes y pilares que formaban una especie de reja de madera.
Este retén se empezó en junio de 1791 y se terminó muy rápido. Poco después, se compraron terrenos cercanos para almacenar y convertir los troncos en carbón. Mücha se dio cuenta de que necesitaba mejoras para asegurar los cimientos y resistir la fuerza de los troncos que bajaban con las crecidas del río. Por eso, en el mismo año, ordenó construir un muro en la orilla derecha del río para proteger la zona de carbón y evitar robos (43°20′56.35″N 3°42′30.84″O / 43.3489861, -3.7085667).
Esta estructura se destruyó al menos tres veces. Solo se reparó la primera vez, ya que a partir de 1800 se decidió no restaurar el retén, aunque sí el puente para comunicar las dos orillas del río. En 1834, una gran crecida del río Miera lo destruyó por completo. Un año después, la fábrica cerró.
¿Qué problemas hubo?
Aunque fue una obra muy importante, la "Empresa del Miera" no tuvo el éxito esperado. En el primer año, se esperaban 100.000 carros de leña, pero no se consiguieron ni 50.000. En los años siguientes, el número de troncos que bajaban siguió disminuyendo.
Estos problemas se debieron a varios factores:
- El río Miera era impredecible y requería muchas obras adicionales (presas, canalizaciones).
- El resbaladero necesitaba reparaciones frecuentes.
- El carácter de Mücha causaba problemas con la gente local. Los trabajadores, que a menudo eran obligados, recibían bajos salarios y tenían que cumplir con exigencias en el transporte y el corte de madera. Además, había restricciones en el uso de la madera por parte de los habitantes.
Esta obra, que costó alrededor de 3 millones de reales, cambió mucho el paisaje del alto valle del Miera. Hoy en día, se ve con pocos árboles debido a las grandes talas que se hicieron y a la forma de pastoreo de los pasiegos.
Relación con los Reales Astilleros de Guarnizo
El Astillero de Guarnizo, creado en el siglo XVI, estaba en el fondo de la bahía de Santander. Esta ubicación lo protegía de ataques enemigos. Por eso, otros astilleros cerraron en favor de este. Entre 1720 y 1729, construyó 29 navíos, siendo el segundo astillero más importante del Imperio español después de La Habana.
La madera era clave para la construcción de barcos. Aunque no competía directamente con la Real Fábrica de Cañones de La Cavada, ambas tenían una gran necesidad de madera. Sin embargo, la Fábrica de La Cavada recibió un permiso especial que le daba derecho a cortar madera gruesa en un área de cinco leguas alrededor de las fábricas. Más tarde, este permiso se extendió a los valles del norte de Burgos, lo que hizo aún más necesaria la creación del resbaladero.
Durante mucho tiempo, la Real Fábrica de Artillería en La Cavada y el Real Astillero de Guarnizo estuvieron muy relacionados. Una construía los barcos y la otra fabricaba los metales necesarios, como clavos, herrajes y cañones.
Véase también
- Anexo:Patrimonio Industrial de España