Ejército de Arauco para niños
El Ejército de Arauco, cuyo nombre oficial era Tercios de Arauco, fue una fuerza militar muy importante en la Capitanía General de Chile a partir del año 1604. Su misión principal era combatir contra los Mapuches en la Guerra de Arauco.
Estos soldados eran profesionales, lo que significa que estaban bien entrenados, equipados y recibían un sueldo. Eran financiados por el Virrey del Perú y estaban formados por soldados españoles o criollos (personas nacidas en América de ascendencia española), a quienes se unían grupos de yanaconas o indígenas auxiliares.
La tarea principal de este ejército era proteger la frontera entre el territorio español y el territorio mapuche. Esta frontera se ubicaba a lo largo del río Biobío y estaba defendida por una serie de fortalezas. El líder máximo de estas fuerzas era el gobernador de Chile, y su centro de operaciones estaba en la ciudad de Concepción.
Contenido
¿Cómo era el ejército antes de ser profesional?
Mucho antes de que se creara el Ejército de Arauco, en tiempos de líderes como Pedro de Valdivia y García Hurtado de Mendoza, los ejércitos españoles en Chile ya contaban con alrededor de mil soldados de España. Además, tenían miles de ayudantes indígenas.
En 1583, llegó un militar muy experimentado llamado Alonso de Sotomayor. Él revisó la situación y propuso un plan para lograr la paz definitiva con los mapuches. Para esto, pidió al rey de España unos 5.000 soldados, pero solo le enviaron 200. Algunos historiadores creen que si le hubieran enviado más soldados, la situación podría haber cambiado, pero la corte española de ese tiempo no siempre enviaba el apoyo necesario.
Después de un evento conocido como el Desastre de Curalaba en 1598, la rebelión mapuche causó la destrucción de siete ciudades españolas ubicadas entre el río Bío Bío y el canal de Chacao. Esto dejó la región en una situación económica muy difícil. Para solucionar esto, se envió a Alonso de Ribera como gobernador (1601-1605). Él comenzó varias campañas militares para detener a los indígenas. En 1602, le escribió al rey pidiendo la creación de un ejército permanente y profesional en la Araucanía. El rey dio su permiso en enero de 1603, y la orden llegó a Chile en 1604.
Ribera se dio cuenta de que los soldados no tenían mucha disciplina. Los cuarteles eran desordenados, y los soldados dormían donde querían, lo que hacía difícil que se movilizaran rápidamente. Los fuertes no estaban bien construidos, solo eran edificios rodeados de empalizadas altas. Las tropas solían ir acompañadas por mujeres indígenas o mestizas, y pocos soldados tenían verdadera disciplina.
¿Cómo se organizaban los mapuches?
Los mapuches no tenían un solo gobierno, sino que eran grupos independientes que compartían la misma cultura y lengua. Solo empezaron a organizarse en grupos más grandes cuando llegaron los españoles.
Cuando los jóvenes mapuches cumplían 14 años (los hombres) y 12 años (las mujeres), comenzaban su formación en el Admapu, que eran las normas y tradiciones que guiaban su vida. Aprendían la historia de sus antepasados, reglas sociales y religiosas, y ritos especiales. Los hombres también hacían ejercicios para fortalecerse y aprendían a usar armas. Los ancianos les enseñaban a hablar bien y a recordar mensajes largos. Después de tres años de entrenamiento, debían pasar pruebas de valor, fuerza y habilidad para convertirse en guerreros. A estos guerreros se les llamaba conas, y juraban lealtad a su toqui (líder).
Cuando había una guerra, los jefes de varias tribus se reunían. Si las señales eran buenas, elegían un toqui, quien a su vez elegía a sus ayudantes basándose en su experiencia en batallas anteriores.
Los mapuches preferían los ataques sorpresa, conocidos como malones, y emboscar al enemigo en los bosques, aunque también luchaban en campo abierto. A veces hacían ataques frontales con muchos guerreros. Usaban hachas de piedra, mazas y lanzas para el combate cercano. Se protegían con cascos y armaduras de cuero duro de lobo marino o guanaco, y con escudos de cuero y madera. También usaban boleadoras, arcos y lanzas para lanzar.
Los mapuches marchaban en columnas divididas por tribus. Los lanceros iban al frente, seguidos por la infantería ligera, y los arqueros a los lados. En campo abierto, se colocaban según sus armas: arqueros al frente y al centro, infantería ligera (con garrotes y hachas) al centro, y lanceros en los flancos. Atacaban de frente y en masa con cierta disciplina, pero una vez que comenzaba el combate, perdían el orden, lo que les impedía hacer movimientos estratégicos complicados. Cada grupo de tribus era independiente.
Frente al enemigo, los mapuches gritaban, se tiraban al suelo y se levantaban, mientras los guerreros más destacados gritaban sus nombres. Se pintaban la cara de rojo o blanco. Llevaban sobre sus cabezas pieles de animales como pumas, zorros, gatos y serpientes con la boca abierta, además de plumas de ñandú, loros y águilas en la frente, hombros y nuca. Los capitanes usaban capas de colores vivos.
Construían pucarás (fortificaciones) en lugares difíciles de alcanzar y cerca de caminos importantes.
Con la llegada de los españoles, los mapuches demostraron ser muy adaptables e ingeniosos. Dejaron de luchar en campo abierto y los ataques en masa desordenados fueron reemplazados por ataques con escuadrones que se turnaban para cansar al enemigo. Cuando el enemigo estaba agotado, atacaban con todas sus fuerzas. Dejaban que el enemigo avanzara por la selva y solo atacaban cuando sentían que tenían ventaja. Bloqueaban las salidas con trampas y empalizadas. Para evitar las armas de fuego, se cubrían con muros de troncos desde donde atacaban, y preferían atacar en días de lluvia, cuando la pólvora fallaba. Poco después de tener contacto con los españoles, empezaron a usar y fabricar armas de acero, como hachas (su arma favorita junto con la lanza), espadas, cotas de malla, y puntas de lanzas y flechas. También usaban lanzas, mazos cortos llamados macanas para derribar caballos, y lazos para derribar a los jinetes (preferían terrenos lodosos y boscosos donde la caballería española no era efectiva). Incluso llegaron a usar pólvora y armas de fuego. Tenían un sistema de espionaje muy avanzado. Eran excelentes jinetes, especialmente en las pampas, donde criaban ganado. A caballo, sus armas preferidas eran la lanza y la boleadora. Los mapuches también preferían los malones o ataques sorpresa a los campamentos, pueblos y fuertes españoles para robar ganado.
Cuando los españoles lograban vencer o hacer un acuerdo con un grupo de tribus mapuches, otra tribu a menudo se rebelaba al sentir que la influencia española crecía. Esto a veces confundía a los españoles, quienes podían terminar atacando a las tribus que ya se habían sometido, lo que las llevaba a rebelarse de nuevo, creando un ciclo constante de guerras y alianzas.
En 1601, los españoles tenían entre 1.151 y 1.397 soldados.
Un ejército profesional y organizado
Alonso de Ribera impuso disciplina y organizó el ejército. Hizo un "censo militar" para contar a todos los hombres españoles en edad de luchar, estableciendo un servicio militar obligatorio. Con la autorización del rey en 1604, se creó el ejército y se estableció el Real Situado como forma de financiar a las tropas. Este dinero permitía mantener a 1.500 soldados, con un presupuesto de 120.000 ducados (una moneda de la época).
Se buscó que los hombres se unieran al ejército voluntariamente, ofreciéndoles la oportunidad de obtener riquezas con el botín de guerra. En 1606, el presupuesto aumentó a 212.000 ducados y el ejército a 2.000 soldados. También se organizó el apoyo logístico, contratando artesanos para fabricar lo que los soldados necesitaran. Se creó la Estancia del Rey, que eran tierras destinadas a abastecer a las tropas, incluyendo la isla Santa María y otras propiedades.
Además, se construyeron fuertes al norte del Biobío para contener el avance indígena. Aunque siempre hubo ataques, el río se estableció como frontera y luego como zona de intercambio comercial.
Después de servir en el ejército, los soldados podían convertirse en colonos para poblar el país y ayudar en la economía, recibiendo tierras. A partir de 1664, después de que terminara la rebelión mapuche de 1655, los combates fueron menos frecuentes y surgió una relación más comercial entre españoles y mapuches.
Muchos de los soldados y oficiales españoles que llegaban a Chile, tanto de España como del Perú, habían luchado en guerras europeas. Decidían venir a Chile por la fama que habían ganado los mapuches, quienes eran conocidos internacionalmente como grandes guerreros. La profesionalización del ejército español en Chile significó que los hombres enviados eran seleccionados por su buena conducta, valor militar y aptitud física. Esto desmiente la idea de que a Chile solo se enviaban delincuentes. Gracias a todo esto, se formó una fuerza eficiente, disciplinada y con mucho prestigio.
A continuación, se muestra una tabla con las tropas españolas en la frontera del Biobío en 1695:
Lugar | Tipo de instalación | Número de tropas | Posición respecto al río |
---|---|---|---|
Chillán | presidio | 84 | norte |
Concepción | presidio | 482 | norte |
Yumbel | tercio | 467 | norte |
Talcamávida | fuerte | 31 | norte |
Buena Esperanza | fuerte | 10 | norte |
San Cristóbal | fuerte | 21 | norte |
San Pedro | fuerte | 24 | sur |
Colcura | fuerte | 14 | sur |
Santa Juana | fuerte | 13 | sur |
Arauco | tercio | 436 | sur |
Tucapel | fuerte | 61 | sur |
Purén | fuerte | 224 | sur |
Nacimiento | fuerte | 18 | sur |
El "Tercio de arriba"
De manera similar a las fuerzas militares que protegían la frontera del Biobío, a partir del año 1602 se formó un ejército en la provincia de Chiloé. Este ejército tenía como objetivo defender el archipiélago de Chiloé de las amenazas indígenas. Estas tropas se ubicaron cerca de los fuertes de Carelmapu y Calbuco, y se les llamó "Tercio de arriba" porque estaban más al sur.
La Junta de Guerra de Indias
El organismo más importante que dirigía las fuerzas militares españolas en las colonias de América era la Junta de Guerra de Indias. Fue creada por el rey Felipe III el 27 de agosto de 1600 y tenía su sede en la corte española. Este organismo aconsejaba al rey en asuntos de guerra y se encargaba de dar recompensas a los militares destacados en las colonias. Sin embargo, la gran distancia entre España y sus colonias dificultaba una administración militar eficiente. Esto se solucionó el 19 de julio de 1614, cuando el rey reconoció a los virreyes como los máximos líderes militares en sus territorios, dándoles el título de capitanes generales y permitiéndoles ejercer ese cargo por mar y tierra. Además, los virreyes podían nombrar y remover a sus propios ayudantes y capitanes.
El segundo al mando era el maestre de campo, quien era el ayudante principal del general y la máxima autoridad de justicia en todo el ejército. Después venía el sargento mayor, que era el auxiliar y reemplazante del maestre de campo en algunas ocasiones. Luego estaban los capitanes de menor rango, que tenían mando sobre alféreces, sargentos menores, cabos de escuadra y soldados, que eran los rangos más bajos. El virrey se encargaba de los casos judiciales de los militares en primera y segunda instancia, con el consejo de un abogado. Con el tiempo, los asesores o auditores comenzaron a llevar los casos en primera instancia, y el virrey solo se encargaba de las apelaciones.
La guardia del reino o del virrey fue la única fuerza militar que existió en el virreinato del Perú hasta el siglo XVII. Fue creada por el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete (1556-1561). Esta guardia tenía tres grupos: la Compañía de Lanceros, la de Arcabuceros y la de Alabarderos. Las dos primeras estaban formadas por nobles y la última por jóvenes soldados. La falta de un ejército organizado se compensó con la aparición de grupos de milicias. Estos grupos se formaban cuando era necesario, de forma voluntaria, y estaban compuestos por los encomenderos (personas a cargo de grupos de indígenas) y los habitantes de las ciudades. Cuando terminaba la guerra, se disolvían y los soldados volvían a sus trabajos. Los milicianos solo recibían paga cuando estaban en campaña, en cuarteles o prestando un servicio importante. Además, ellos mismos pagaban sus armas. Hacia 1685, en la capital del virreinato había 53 compañías de infantería y 12 de caballería, que se reunían ocasionalmente. Las tropas permanentes en esa época eran un batallón fijo de 189 compañías de infantería y 9 de caballería, además de algunos grupos formados por mulatos, personas de ascendencia africana e indígenas. Soldados de todos los orígenes formaban el ejército del virreinato.
El siglo XVIII vio el surgimiento de un verdadero ejército en el virreinato. En 1760, se creó en España la Inspección General de los Reales Ejércitos, y en 1770, el mariscal de campo Alejandro O'Reilly fue nombrado inspector general del ejército en América. Antes, el virrey José Antonio Manso de Velasco, Conde de Superunda (1745-1761), había creado un nuevo reglamento para la base militar del Callao, estableciendo en Perú la Comisaría de Guerra y Marina. Esta se encargaría de supervisar a las tropas del Real Presidio y Fortaleza del Callao y a la tripulación de los barcos, con la autoridad de investigar el manejo de los equipos de guerra. Para esto, eliminó los cargos de veedor, pagador general, proveedor de la armada y teniente general de artillería. Este reglamento también se aplicó a las fortalezas de Chile, que dependía militarmente del Perú. En 1769, Carlos III ordenó aplicar en América las famosas Ordenanzas Militares que se habían promulgado para España el año anterior. Estas ordenanzas aumentaron los privilegios militares para todos los soldados que servían en las tropas y recibían un sueldo de las tesorerías del Ejército.
Ejércitos en las colonias
Los ejércitos que la Corona española formó en sus colonias son la base de todas las fuerzas armadas de Hispanoamérica, incluyendo las fuerzas que lucharon por la independencia. Los españoles crearon varias fuerzas en sus provincias. Además, estas fuerzas contaban con miles de indígenas auxiliares que los apoyaban. A finales del siglo XVIII, el ejército y las milicias sumaban unos 16.000 miembros.
Sin embargo, los éxitos mapuches obligaron a las autoridades españolas a dejar de usar el sistema de milicias de indígenas que vivían cerca de Santiago. En su lugar, adoptaron un ejército de soldados pagados, reclutados en parte en España y en parte en el Perú, cuyo número variaba entre 1.500 y 2.500 hombres. La llegada constante de estos soldados a Chile tuvo una influencia importante en la mezcla de culturas.
Durante la época colonial, solo los españoles nacidos en España o los criollos (nacidos en América de familias "honorables") podían ser oficiales en el Ejército. Los españoles mestizos, es decir, aquellos con mezcla reciente de ascendencia española e indígena, solo podían ser suboficiales o soldados rasos, ya que se desconfiaba de su lealtad. Eventos como los del "Mestizo Alejo" contribuyeron a esta desconfianza. Sin embargo, si un mestizo demostraba valentía, arrojo, lealtad y otros valores militares, podía llegar a ser oficial. Según los escritos del soldado español Alonso González de Nájera, quien luchó en los primeros años de la guerra, era común que se enviaran refuerzos a Chile desde el Perú. Él mencionaba que entre los soldados también iban "algunos mestizos", de quienes decía que eran propensos a la traición, y que también se enlistaba a la fuerza a personas condenadas por delitos para servir en Arauco.
Galería de imágenes
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Alonso de Ribera.jpg
Alonso de Ribera, gobernador de Chile.
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Carlos III de España.jpg
Carlos III, rey de España que ordenó aplicar las Ordenanzas Militares en América.
Véase también
En inglés: Army of Arauco Facts for Kids