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Batalla de Curalaba para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Batalla de Curalaba
Guerra de Arauco
Anganamón vs. Martín García de Loyola.JPG
Anganamón contra Martín García de Loyola. (Dibujo de Ocaña, 1608).
Fecha 23 de diciembre de 1598
Coordenadas 37°55′00″S 72°53′00″O / -37.916666666667, -72.883333333333
Resultado Victoria mapuche decisiva, que da paso a la mayor ofensiva militar contra los hispanos, y posteriormente a la guerra defensiva.
Beligerantes
Flag of New Spain.svg Monarquía Católica Ancient mapuche flag.svg Tribus mapuche rebeldes
Comandantes
Martín García Óñez de Loyola  Pelantaro
Anganamón
Huaiquimilla
Paillamapu
Fuerzas en combate
50 españoles
300 indios auxiliares
300-600 guerreros
Bajas
349 muertos y 1 sobrevivientes desconocidas

La Batalla de Curalaba (también conocida como Desastre de Curalaba o Victoria de Curalaba) fue un enfrentamiento muy importante entre las fuerzas españolas y los mapuches. Ocurrió en la madrugada del 23 de diciembre de 1598. Es considerada una de las acciones más destacadas de la Guerra de Arauco.

En esta batalla, un grupo de soldados españoles, liderado por el gobernador real de Chile, Martín Óñez de Loyola, fue completamente derrotado. Los guerreros mapuches estaban bajo el mando de los toquis (líderes militares) Paillamachu, Pelantaro, Huaiquimilla y Anganamón. La derrota y la muerte del gobernador provocaron el abandono de varias ciudades y fuertes españoles entre el río Biobío y el canal de Chacao.

Este combate marcó el inicio de la rebelión mapuche de 1598. También cambió la forma en que los españoles intentaban conquistar la región de Arauco. Después de Curalaba, se adoptó una estrategia de guerra defensiva y se buscaron acuerdos de paz mediante reuniones llamadas parlamentos. La Batalla de Curalaba fue muy importante por el impacto que tuvo en el ánimo de los españoles, más que por el número de soldados que participaron.

¿Qué causó la Batalla de Curalaba?

El descontento mapuche y sus líderes

Los mapuches estaban muy molestos por la construcción de nuevas ciudades y fuertes por parte del gobernador Martín García Óñez de Loyola. Veían estas nuevas poblaciones como una señal de que los españoles querían más tierras de las que ya habían conquistado.

Pero la razón principal de su enojo era el trato que recibían los indígenas. Eran obligados a realizar trabajos muy duros en lavaderos de oro y otras labores, en condiciones de poca libertad.

Debido a esta situación, varios grupos mapuches eligieron a Paillamapu, que vivía en Ranquilco, como el líder general (toqui) para la próxima guerra. También lo acompañaron otros toquis importantes como Pelantaro, Anganamón y Huaiquimilla. Fue Anganamón quien acabó con la vida del Gobernador Loyola. Después de la victoria en Curalaba, el toqui Paillamapu envió flechas con sangre a todas las zonas de Arauco. Esto fue una señal para la reunión de guerra más grande de los mapuches, que se llevó a cabo en Ranquilco.

Acciones previas del gobernador español

En 1597, el gobernador García Óñez de Loyola ordenó construir un fuerte en Lumaco. Durante el invierno de ese año, Loyola dejó al capitán Andrés Valiente y a un pequeño grupo de soldados para defender el fuerte hasta la primavera. Sin embargo, en el invierno de 1598, los mapuches, bajo el mando del toqui Paillamapu, destruyeron Lumaco. Así, lograron obtener cañones, arcabuces (un tipo de arma de fuego) y otras armas.

A mediados de diciembre de 1598, el gobernador García Óñez de Loyola estaba en la ciudad de La Imperial. Había estado visitando las ciudades más al sur, como Valdivia, Osorno y Villarrica. Su objetivo era inspeccionar y conseguir más soldados para una campaña que planeaba contra los mapuches que no se habían sometido.

En ese momento, el capitán Hernando Vallejo, jefe de la ciudad de Angol, le envió un mensaje urgente. Creía que su ciudad sería atacada pronto, ya que los grupos mapuches de Purén se habían levantado. Dos españoles que se habían alejado del fuerte de Longotoro habían sido asesinados, y había señales de que muchos guerreros se estaban reuniendo.

Sin perder tiempo, el 21 de diciembre, el gobernador partió con un grupo de ayuda.

¿Cómo se desarrolló la Batalla de Curalaba?

El avance de Óñez de Loyola

Archivo:Retrato Oñez de Loyola
El gobernador Martín García Óñez de Loyola, quien murió en la batalla; óleo de 1874 atribuido a Pedro León Carmona.

El gobernador Martín García Óñez de Loyola inició su viaje desde La Imperial hacia Angol. Lo acompañaban 150 soldados españoles y 300 indios auxiliares (indígenas que apoyaban a los españoles). Esta zona era un lugar de constantes conflictos durante la Guerra de Arauco. El camino los obligaba a pasar por los pantanos de Lumaco y Tucapel, que eran refugios de los mapuches en guerra. Pero Óñez, confiado en la fuerza de su grupo, avanzó sin preocuparse por el peligro.

La noche del 21 de diciembre, el grupo acampó en un lugar llamado Paillachaca, cerca de La Imperial. Al día siguiente, avanzaron unos 48,6 kilómetros sin problemas. Después de esta segunda jornada, acamparon en un sitio llamado Curalaba, junto al río Lumaco. Este lugar estaba rodeado de cerros y al lado del camino principal. Frente a ellos estaban las ruinas del fuerte Lumaco, que Loyola había construido en 1597 y que había sido destruido por los indígenas en el invierno de 1598. Por eso, Curalaba parecía el lugar más seguro para pasar la noche.

El ataque sorpresa

La tropa española y sus líderes no tomaron precauciones. Soltaron sus caballos para que comieran y acamparon sin enviar exploradores para revisar los alrededores. Solo establecieron turnos de vigilancia, pero es posible que no se cumplieran bien debido a la falta de disciplina.

Los españoles pensaron después que el mismo mensajero indígena que llevó el aviso de Angol a La Imperial pudo haber informado a los mapuches sobre el camino que tomaría el grupo de Óñez de Loyola. Lo cierto es que el futa toki Paillamapu y su toki Pelantaro habían reunido sus fuerzas cerca. Juntaron una avanzada de unos 300 mapuches y la dividieron en tres grupos. Paillamapu dirigió uno y entregó los otros dos a los líderes Ankanamün y Huaquimilla de Lumaco.

El ataque, después de un avance silencioso durante la noche, comenzó al amanecer del 23 de diciembre. El ataque de los indígenas tomó por sorpresa a los españoles, que estaban muy descuidados y desorganizados. Muchos soldados españoles intentaron escapar lanzándose por un barranco cercano. Solo un arcabucero (soldado con arcabuz) logró disparar una vez antes de ser golpeado y morir. El gobernador no tuvo tiempo de ponerse su armadura. Aunque logró tomar su escudo y espada y luchar por un momento, Ankanamün lo atacó con una lanza, dándole muerte.

Casi todos los españoles murieron. El gobernador falleció, al igual que el corregidor (autoridad local) de Angol, capitán Juan Guirao; el capitán Antonio de Galleguillos y Villegas, y algunos frailes franciscanos que los acompañaban, Juan de Tovar y Miguel Rosillo. Juan de Tovar fue considerado un mártir en Chile por un tiempo. También murieron muchos indios auxiliares. Según la historia, solo sobrevivieron dos españoles: el sacerdote Bartolomé Pérez y el soldado Bernardo de Pereda. El sacerdote fue intercambiado por los indígenas dos años después. El soldado quedó en el campo de batalla con 23 heridas y fue dado por muerto, pero logró sobrevivir.

Pelantaro, que ya tenía los restos de Pedro de Valdivia, añadió a su botín los de Óñez de Loyola.

¿Hubo señales o presagios?

Algunos escritores españoles de la época, como el capitán Fernando Álvarez de Toledo, autor del poema épico Purén indómito, y el cronista Diego de Rosales, contaron que vieron señales extrañas en el cielo de Chile. Supuestamente, esto ocurrió el 21 de diciembre, cuando Óñez de Loyola salía de La Imperial hacia su derrota.

Estos relatos, que se hicieron muy conocidos, decían que las nubes se abrieron de forma extraña, mostrando figuras de combatientes, aves misteriosas y otras formas.

Es un ejemplo interesante de cómo este tipo de historias folclóricas se mantuvieron en la Guerra de Arauco. Desde la Antigüedad Clásica, el vuelo de las aves se consideraba un presagio antes de una batalla.

Por otro lado, la mitología mapuche también daba un significado especial a la forma y el movimiento de las nubes, asociándolos con la guerra. Por eso, es posible que estos relatos sean una mezcla de las creencias de ambas culturas.

¿Qué consecuencias tuvo la Batalla de Curalaba?

La Batalla de Curalaba marcó el inicio de la rebelión mapuche de 1598. Esta rebelión llevó al abandono de todas las ciudades españolas al sur del río Biobío, excepto Castro, que sobrevivió por estar en la isla de Chiloé. A partir de entonces, los gobernantes españoles dejaron de intentar conquistar la región de Arauco de la misma manera que lo habían hecho en el siglo XVI. El territorio del reino de Chile quedó dividido:

  • El territorio del norte, gobernado por la Capitanía General de Chile, tuvo su frontera sur en el río Biobío (la región de Arauco).
  • El territorio del sur, formado por Chiloé, tuvo como frontera norte la costa continental del canal de Chacao (el territorio huilliche). La ciudad de Valdivia fue refundada en 1645, pero el resto del territorio entre Valdivia y Chiloé no se unió hasta finales del siglo XVIII, con la refundación de Osorno y la creación del camino real.

La Corona española entendió que tendría que gastar dinero para mantener sus posiciones en Chile. Por eso, en 1600, creó un importante apoyo económico llamado Real Situado, que se enviaba desde el Perú a Chile.

Después de estos eventos, se considera que terminó el período de la Conquista de Chile y comenzó el período del Chile Hispánico.

Presencia española en la zona de Arauco

La derrota militar hizo que el rey Felipe III decidiera, en 1599, enviar a un oficial experimentado de las guerras europeas para dirigir la Guerra de Arauco: Alonso de Ribera. Este gobernador estableció las bases de una nueva estrategia militar en la frontera mapuche. Se basó en tener un ejército profesional y permanente, y en fortalecer una frontera que pudiera defenderse.

Presencia española en la zona huilliche continental

En cuanto al territorio del sur que se perdió (entre Valdivia y Chiloé), que antes había sido parte de la jurisdicción de Osorno, pasó a pertenecer a los gobiernos de Valdivia (que sería reconstruida) y de Chiloé, con el río Bueno como límite. Sin embargo, al igual que en la zona de Arauco, los españoles no tenían una presencia real allí, salvo por algunos fuertes en la tierra firme de Chiloé (como San Antonio de la Ribera de Carelmapu, San Miguel de Calbuco y, desde mediados del siglo XVII, San Francisco Javier de Maullín), en el extremo sur de esa frontera.

Aunque desde Valdivia era más fácil llegar a esta zona, fueron los habitantes españoles de Chiloé quienes en el siglo XVII tuvieron más contacto con este territorio. Realizaban incursiones para tomar prisioneros, manteniendo una frontera de conflicto constante. Los vecinos de Chiloé siempre vieron su extensa frontera continental del norte como una tierra por "pacificar" y recuperar, ya que estaba dentro de su jurisdicción. Era una guerra de incursiones y ataques sorpresa, saliendo desde Chacao, Carelmapu y Calbuco. Contaban con el apoyo de los indios reyunos (que también eran huilliches descendientes de los de Osorno, pero que habían huido a Calbuco con sus encomenderos). Estas incursiones españolas dejaron de hacerse solo porque la Capitanía General lo ordenó. Así, se puso fin a las campañas de Chiloé que buscaban recuperar el honor por la pérdida de la ciudad de Osorno.

Recreación histórica de Curalaba

Desde 2018, la comunidad de Lumaco, junto con el municipio local, organiza una obra de teatro. En ella, recrean los eventos de esta importante batalla. Con cerca de 200 actores y actrices en escena, la recreación de Kuralaba ha tenido varias versiones exitosas.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Battle of Curalaba Facts for Kids

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Batalla de Curalaba para Niños. Enciclopedia Kiddle.