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Manifiesto del Partido Comunista para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Manifiesto del partido comunista
de Karl Marx y Friedrich Engels
Communist-manifesto.png
Portada de la primera edición alemana (1848).
Género Ensayo, manifiesto
Subgénero Ciencia política
Tema(s) Filosofía, historia, política y sociología
Edición original en alemán
Título original Manifest der Kommunistischen Partei
País Reino Unido
Fecha de publicación 21 de febrero de 1848
Páginas 23
Edición traducida al español
Traducido por José Mesa y Leompart
Publicado en La Emancipación
Tipo de publicación Revista
País España
Fecha de publicación 2 de noviembre de 1872
Contenido
Texto completo en Wikisource

El Manifiesto del Partido Comunista (cuyo título original en alemán es Manifest der Kommunistischen Partei), a menudo llamado simplemente el Manifiesto, es un texto importante escrito por Karl Marx y Friedrich Engels. Fue redactado entre 1847 y 1848, justo cuando empezaban las revoluciones de 1848 en Europa.

Este documento fue un encargo de la Liga de los Comunistas y se publicó por primera vez en Londres el 21 de febrero de 1848. Era un folleto de 23 páginas que buscaba explicar las ideas, objetivos y tendencias de los comunistas como una fuerza política en Europa.

En el Manifiesto se encuentran las ideas principales del marxismo, como la forma en que se ve la historia (llamada concepción materialista de la historia), los conflictos entre diferentes grupos sociales y los problemas del modo de producción capitalista. Sin embargo, fue escrito antes de que se desarrollara completamente la economía marxista.

Los propios Marx y Engels reconocieron en prefacios posteriores que algunos aspectos del Manifiesto se volvieron menos actuales con el tiempo. En la edición alemana de 1883, Engels explicó que la idea central del Manifiesto es que en cada época, la forma principal de producir bienes y organizar la sociedad es la base que explica la historia política e intelectual de ese tiempo.

Según esta idea, la historia de la humanidad ha sido una historia de conflictos entre grupos sociales. Estos conflictos son entre quienes tienen más poder y quienes tienen menos, o entre grupos dominantes y grupos oprimidos. La historia de estos conflictos ha evolucionado, y en la época en que se escribió el Manifiesto, la clase trabajadora (el proletariado) no podía mejorar su situación sin liberar a toda la sociedad de la opresión y las divisiones.

El Manifiesto tuvo muchas ediciones y traducciones. Con el tiempo, se convirtió en uno de los documentos políticos más influyentes del mundo. En 2013, la UNESCO incluyó el primer tomo de El capital junto con el Manifiesto en su Programa Memoria del Mundo, que reconoce documentos de gran valor histórico.

Estructura del Manifiesto

El Manifiesto del Partido Comunista tiene una introducción y cuatro capítulos principales. Las ediciones más recientes suelen incluir varios prefacios que Marx y Engels escribieron entre 1872 y 1893. En estos prefacios, los autores analizan los eventos de su época. Decidieron mantener el texto original como un documento histórico, aunque algunos de sus principios pudieran parecer anticuados, ya que su aplicación dependía de las circunstancias de cada momento. Sin embargo, consideraban que las ideas generales seguían siendo válidas.

Capítulo I: Grupos Sociales y sus Conflictos

El Manifiesto comienza con una frase muy conocida: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo". Esta frase busca mostrar que los comunistas eran vistos como una fuerza que se oponía a las ideas tradicionales. El Manifiesto se escribió para explicar sus conceptos y objetivos.

El texto principal de este capítulo desarrolla la idea de que la historia de la sociedad humana es una historia de conflictos entre grupos sociales. Señala que dentro de cada grupo hay diferentes niveles y divisiones. La sociedad de entonces tendía a dividirse en dos grandes grupos opuestos: la clase con más recursos (la burguesía) y la clase trabajadora (el proletariado).

A diferencia de otros grupos sociales anteriores, la clase con más recursos "no puede existir si no es cambiando constantemente las formas de producción". Marx y Engels predijeron que este desarrollo constante de la producción llegaría a un límite debido a las propias formas de producción de esta clase.

Los autores describen cómo era la vida de los trabajadores en el mundo industrial. Explican que las clases medias empobrecidas se unían cada vez más a los trabajadores. También cuentan la historia de los conflictos de los trabajadores contra el sistema de producción de la clase con más recursos. Estos conflictos pasaron de ser enfrentamientos aislados a ser una confrontación entre los dos grandes grupos.

La industrialización y la división del trabajo hacían que el trabajador se sintiera desconectado de su labor. Se veía obligado a "venderse a trozos" como si fuera una mercancía, convirtiéndose en una parte más de la máquina. El rápido desarrollo de la industria igualaba las condiciones de los trabajadores, los unía y hacía que su unión como grupo fuera necesaria para luchar por sus intereses.

Cuando los conflictos entre grupos sociales se volvían muy intensos, una pequeña parte de la clase trabajadora se unía a la causa de la transformación social. Sin embargo, los objetivos de esta transformación no eran los mismos que los de cambios sociales anteriores. Los trabajadores no tenían nada propio que proteger, sino que buscaban cambiar todo el sistema de propiedad. El movimiento de los trabajadores era un movimiento de una gran mayoría en interés de esa gran mayoría.

Los autores concluyen este capítulo diciendo que la desaparición de la clase con más recursos y la victoria de los trabajadores eran "igualmente inevitables". Esto se debía a que la clase con más recursos no podía mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, que, por el contrario, empeoraban constantemente debido al desarrollo de la gran industria.

Capítulo II: Trabajadores y Comunistas

Archivo:Pyramid of Capitalist System
Caricatura estadounidense de 1911 "Pyramid of Capitalist System" que representa los conflictos entre grupos sociales.

Marx y Engels aclaran que los comunistas son parte del movimiento de los trabajadores y no están por encima de él. Lo que los diferencia es que siempre resaltan los intereses comunes de los trabajadores de todas las naciones.

Todas las formas de propiedad han cambiado a lo largo de la historia, como la abolición de la propiedad feudal después de la Revolución francesa. Los autores resumen la teoría del comunismo en la idea de "abolición de la propiedad privada". Pero aclaran que no se refieren a toda la propiedad, sino a la propiedad privada de la clase con más recursos, que, según ellos, surge de la explotación.

Luego, los autores responden a las críticas que se hacían al comunismo, como la abolición de la propiedad, el trabajo, la familia o la nacionalidad. A cada objeción, responden que lo que se busca abolir es la forma en que estas instituciones se presentan bajo el sistema de la clase con más recursos. Por ejemplo, rechazan la idea de que los trabajadores se volverían vagos si se aboliera la propiedad privada, porque en el sistema capitalista, quienes trabajan mucho no siempre obtienen grandes beneficios. También afirman que "los trabajadores no tienen patria", refiriéndose a que sus intereses son globales.

Los autores demuestran que estas acusaciones contra el comunismo eran a menudo una forma de defender los intereses de la clase con más recursos, haciéndolos pasar por intereses de toda la sociedad.

Más adelante, señalan que las ideas de cada época se basan en "las condiciones de vida, las relaciones sociales, la existencia social del ser humano". Niegan la existencia de "verdades eternas" y concluyen que "Las ideas dominantes en una época siempre han sido las ideas de la clase dominante".

Para finalizar este capítulo, Marx y Engels vuelven a la idea de que los trabajadores deben tomar el poder político como primer paso de la transformación social. Señalan que la tarea de la clase trabajadora, una vez en el poder, sería centralizar los medios de producción "en manos del Estado, es decir, de los trabajadores organizados como clase gobernante".

A continuación, los autores presentan un programa general de 10 propuestas para cambiar la economía, las leyes y la educación. Estas propuestas incluyen:

  • Expropiar la propiedad de la tierra y usar sus ingresos para el Estado.
  • Establecer impuestos altos y progresivos (quien más tiene, más paga).
  • Suprimir el derecho a heredar grandes fortunas.
  • Confiscar la propiedad de quienes emigran o se oponen al gobierno.
  • Centralizar el crédito en un Banco nacional controlado por el Estado.
  • Centralizar el transporte en manos del Estado.
  • Aumentar las fábricas nacionales y mejorar los terrenos según un plan.
  • Declarar el deber general de trabajar y crear "ejércitos industriales".
  • Unir la agricultura y la industria, buscando reducir las diferencias entre el campo y la ciudad.
  • Ofrecer educación pública y gratuita para todos los niños. Eliminar el trabajo infantil en fábricas y unir la educación con la producción.

Es importante recordar que estos principios se pensaron para Alemania e Inglaterra en ese momento. En el prólogo de la edición alemana de 1872, Marx y Engels explicaron que la aplicación de estos 10 principios dependería de las circunstancias históricas. Incluso admitieron que "Si tuviésemos que formularlo hoy, este pasaje presentaría un tenor distinto en muchos respectos".

Finalmente, aclaran que, aunque los trabajadores deben luchar por el poder político, una vez que "hayan desaparecido las diferencias de grupo y toda la producción esté en manos de la sociedad", el control político de la clase trabajadora ya no será necesario. "Y a la vieja sociedad, con sus grupos y sus conflictos, la sustituirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos".

Capítulo III: Ideas Sociales de la Época

Entre las muchas ideas sociales de la época, los autores del Manifiesto distinguen varias tendencias, que clasifican en tres tipos: el socialismo que mira al pasado, el socialismo que busca conservar el orden actual y el socialismo que propone cambios ideales.

Socialismo que mira al pasado

Marx y Engels se referían a las ideas socialistas que, aunque decían representar a los trabajadores, en realidad defendían los intereses de grupos sociales anteriores al capitalismo.

  • El socialismo feudal: Representaba a la aristocracia y el clero que habían perdido poder frente a la clase con más recursos.
  • El socialismo de pequeños propietarios: Venía de las clases medias que estaban empobreciéndose y uniéndose a los trabajadores. Criticaban el sistema de la clase con más recursos desde la perspectiva de los pequeños comerciantes y campesinos. Su principal representante fue Sismondi. Aunque criticaban bien los problemas del sistema de producción, sus propuestas no iban más allá de volver a las antiguas formas de producción y vida.
  • El socialismo alemán o "verdadero socialismo": Surgió en Alemania al importar ideas socialistas francesas. Pero como las condiciones sociales en Alemania eran más feudales, estas ideas se adaptaron a una forma de pensar filosófica que miraba al pasado.

Socialismo que busca conservar el orden actual

Esta forma de pensar surge cuando parte de la clase con más recursos se da cuenta del sufrimiento de los trabajadores e intenta aliviar estas injusticias para mantener el orden social existente.

En este grupo se encontraban economistas, personas que ayudaban a los demás, humanitarios, y quienes buscaban mejorar la situación de los trabajadores. También incluía a organizadores de obras de caridad y promotores de campañas sociales.

Socialismo que propone cambios ideales

En este grupo se encuentran las ideas de los primeros momentos en que los trabajadores empezaron a organizarse contra el sistema de la clase con más recursos. Ejemplos son Saint-Simon, Fourier y Owen. Estas ideas criticaban el mundo de la clase con más recursos y proponían "un estilo de vida austero y una igualdad vaga". Diseñaban modelos de sociedades futuras que eran ideales y se dejaban llevar por los primeros impulsos de transformar la sociedad de forma radical.

Capítulo IV: Cómo Actúan los Comunistas ante Otros Grupos

Archivo:The hand that will rule the world
Viñeta "The hand that will rule the world" del periódico Solidarity (1917).

Este último capítulo es corto. En el prólogo de 1872, los autores ya señalaron que estaba desactualizado porque muchos de los "grupos de oposición" mencionados habían desaparecido y las condiciones económicas y políticas habían cambiado. En él, Marx y Engels explican la estrategia que los comunistas debían seguir en diferentes países de Europa. Donde no fuera posible lograr sus objetivos directamente, debían apoyar a los grupos más progresistas y oponerse a los más conservadores, sin perder su propia independencia.

En resumen, los comunistas apoyan todos los movimientos que buscan un cambio importante contra el sistema social y político existente.

El capítulo, y el Manifiesto, termina con una frase motivadora: "Los comunistas no tienen por qué ocultar sus ideas e intenciones. Declaran abiertamente que sus objetivos solo pueden alcanzarse cambiando radicalmente todo el orden social existente. Que los grupos gobernantes tiemblen ante la idea de una transformación social. Los trabajadores no tienen nada que perder, excepto sus limitaciones. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.

¡Trabajadores de todos los países, uníos!"

Marx y Engels explicaron en el prólogo de 1882 que el Manifiesto no consideraba a Rusia y los Estados Unidos porque en ese momento eran "pilares del orden social europeo". Sin embargo, en los años siguientes, ambos países se industrializaron rápidamente, lo que permitió el surgimiento de un movimiento de trabajadores. Consideraron que Estados Unidos "acabaría con el control industrial que hoy disfruta Europa occidental" y que Rusia "es la vanguardia del movimiento de cambio en Europa".

Historia del Manifiesto

Creación (hasta 1847)

Archivo:Belgique - Bruxelles - Grand-Place - Maison du Cygne - 01b
La Maison du Cygne (la taberna de los cisnes), Bruselas, donde se escribió el Manifiesto.
Archivo:Iishmarx
Borrador rescatado del Manifiesto escrito por Karl Marx.

En 1842, a los 24 años, Marx dirigía un periódico llamado “Gaceta Renana” en Colonia. Friedrich Engels, hijo de una familia industrial rica, tenía 22 años y enviaba artículos a este periódico. En septiembre de 1842, Engels visitó Colonia, pero Marx apenas lo atendió, sospechando que sus artículos eran una estrategia de la policía. Engels continuó su viaje a Mánchester, Inglaterra, un centro industrial importante, y siguió enviando colaboraciones hasta que el gobierno prohibió la publicación de la Gaceta Renana.

En 1843, Marx se mudó a París, donde estudió a fondo la Revolución francesa y a pensadores franceses. Allí comenzó a colaborar con Friedrich Engels y sentó las bases de su forma de ver la historia. En 1844, Marx fue expulsado de Francia y se trasladó a Bruselas. En ese tiempo, Marx y Engels ya estaban en contacto con una organización secreta de trabajadores llamada la Liga de los justos.

A principios de 1847, un representante de la Liga, Joseph Moll, se reunió con Marx y Engels en Bruselas para que se unieran a la organización. Marx y Engels aceptaron y presentaron sus ideas en un congreso de la Liga en Londres. El congreso decidió cambiar el nombre de la organización a «Liga de los Comunistas» y declaró su apoyo a la "transformación de la sociedad, el gobierno de los trabajadores, el fin de la vieja sociedad basada en los conflictos de grupo y el establecimiento de una nueva sociedad sin grupos ni propiedad privada". La Liga encargó a Marx y Engels que escribieran un manifiesto para guiar esta nueva forma de pensar. Dos obras de Engels, Catecismo de los comunistas y Principios del comunismo, sirvieron como borradores para el Manifiesto, presentando ideas clave como la forma materialista de ver la historia, los conflictos entre grupos sociales y la transformación social de los trabajadores.

Publicación y Primeras Reacciones (1848-1872)

El resultado del encargo de la Liga de los Comunistas fue un folleto de 23 páginas llamado «Manifiesto del Partido Comunista». Se publicó por primera vez en febrero de 1848 en Londres. Aunque el Manifiesto anunciaba que se publicaría en varios idiomas, al principio solo se distribuyó en alemán. Se reimprimió varias veces y se publicó por partes en un periódico para alemanes que vivían fuera de su país. La traducción al ruso de Mijaíl Bakunin apareció poco después de 1860.

El Manifiesto no fue muy conocido durante las dos décadas siguientes. A finales de la década de 1840 se publicó una traducción al sueco y en 1850 una al inglés, de las que no quedan rastros. A mediados de la década de 1860, los escritos de Marx estaban casi fuera de circulación.

Crecimiento de su Influencia (1872–1917)

Archivo:Stamp Soviet Union 1948 CPA 1246
Sello soviético conmemorando el centenario del "Manifiesto".

El interés por la obra de Marx resurgió gracias a su participación en la Asociación Internacional de Trabajadores entre 1864 y 1872, y por el surgimiento de dos partidos de la clase trabajadora en Alemania fundados por miembros de la Liga de los Comunistas. La defensa de la Comuna de París por parte de Marx hizo que los gobiernos lo vieran como un líder peligroso.

En marzo de 1872, durante el juicio por traición de los socialdemócratas Wilhelm Liebknecht, August Bebel y Adolf Hepner, la acusación leyó el Manifiesto en el tribunal. Gracias a esto, los socialdemócratas alemanes pudieron publicar legalmente una gran cantidad de copias del texto, como parte de las actas del juicio. Engels escribió un nuevo prefacio para actualizar el texto después de las revoluciones de 1848, aunque no pudo distribuirse legalmente. En este periodo se publicaron al menos nueve ediciones en seis idiomas.

Sesenta años después de la publicación del Manifiesto, Karl Kautsky escribió en 1901 que "los principios que desarrolla, el método al que nos guía, la descripción que hace del modo de producción capitalista, son hoy más válidos que nunca".

Vladimir Lenin dijo sobre el Manifiesto en 1914: "En esta obra se presenta, con claridad y brillantez geniales, una nueva forma de ver el mundo: el materialismo consecuente, aplicado también a la vida social; la dialéctica como la doctrina más completa y profunda del desarrollo; la teoría de los conflictos entre grupos sociales y la misión histórica de los trabajadores como creadores de una nueva sociedad".

Según Iósif Stalin, el Manifiesto es "el Cantar de los Cantares del marxismo". Durante la década de 1880, la influencia de las ideas de Marx creció entre los partidos de trabajadores y la circulación del Manifiesto se extendió por todo el mundo. Entre 1871 y 1917 se publicaron cientos de ediciones en unos treinta idiomas.

Presencia Global (1917-actualidad)

A pesar de la influencia de las ideas de Marx en los partidos socialistas, el nombre «Partido Comunista» no fue adoptado por ninguno hasta 1918. Después de la Revolución de Octubre, los bolcheviques cambiaron el nombre del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia a Partido Comunista de Rusia (bolchevique).

La revolución marcó una nueva etapa para el Manifiesto. Los partidos de la Tercera Internacional buscaban unir la teoría y la práctica. Se esperaba que todos los miembros del partido entendieran las ideas de Marx, por lo que la difusión de los textos de Marx y Engels se volvió muy importante. Estos partidos publicaron los textos en grandes cantidades y en muchos idiomas, a menudo con el apoyo de la Unión Soviética.

Después de la Segunda Guerra Mundial y el ascenso de la Unión Soviética como una gran potencia, el Manifiesto pasó de ser un texto importante del marxismo a un clásico de la política. Se incluyó en programas universitarios y editoriales generales, especialmente en las décadas de 1960 y 1970. Su difusión ha continuado a nivel mundial, incluso después de la disolución de la Unión Soviética.

Traducciones del Manifiesto

Archivo:Murales Rivera - Treppenhaus 7 Marx
Mural de Diego Rivera en Ciudad de México que representa a Karl Marx mostrando el Manifiesto a unos trabajadores.

Casi inmediatamente después de su primera edición en 1847, el Manifiesto fue traducido a varios idiomas europeos. Los diferentes prólogos escritos por Marx y Engels, y luego solo por Engels, registran las noticias que les llegaban sobre las traducciones de su manuscrito. Ya en 1848 se publicaron traducciones al francés, polaco, italiano, danés, flamenco y sueco, aunque en estas ediciones no se mencionaba el nombre de los autores.

La primera traducción al idioma inglés, realizada por Helen Macfarlane, se publicó en Londres en 1850. Al francés fue traducido en París poco antes de la insurrección de junio de 1848. También en Londres, poco después de la primera edición en alemán, se publicó una edición en polaco. En 1872, ya había ediciones en danés y en ruso, esta última a cargo de Bakunin y publicada en Ginebra en la década de 1860. La primera traducción al castellano, hecha por José Mesa y Leompart, se publicó en Madrid en el periódico La Emancipación en 1872.

Legado e Influencia

Muchos escritores de los siglos XIX y XX han comentado sobre el Manifiesto. En un número especial de la revista Socialist Register que conmemoraba el 150 aniversario del Manifiesto, Peter Osborne dijo que era "el texto más influyente escrito en el siglo XIX". John Raines señaló en 2002: "Hoy en día, esta transformación capitalista ha llegado a los rincones más lejanos de la tierra. Si se lee el Manifiesto de hace más de ciento cincuenta años, se descubrirá que Marx lo previó todo".

En 2003, el pensador Chris Harman afirmó: "Todavía tiene una cualidad que te atrapa en su prosa, ya que ofrece una visión tras otra de la sociedad en la que vivimos, de dónde viene y hacia dónde va. Todavía puede explicar, como no pueden los economistas y sociólogos tradicionales, el mundo actual de conflictos recurrentes y crisis económicas repetidas, el hambre de cientos de millones por un lado y la sobreproducción por el otro". Alex Callinicos, editor de International Socialism, declaró en 2010: "Este es, de hecho, un manifiesto para el siglo XXI".

Por otro lado, críticos como Eduard Bernstein distinguieron entre las ideas tempranas de Marx, como las del Manifiesto, que él consideraba "inmaduras" por sus tendencias a la acción rápida, y las ideas "maduras" de Marx, que él apoyaba. Esta última forma se refiere a Marx en su vida posterior, reconociendo que los cambios sociales podrían lograrse de forma pacífica a través de leyes en sociedades democráticas. Bernstein señaló que la clase trabajadora no era un grupo homogéneo y que la clase media estaba creciendo bajo el capitalismo, no desapareciendo como Marx había afirmado. El propio Marx, más tarde en su vida, reconoció que la clase media no estaba desapareciendo en su obra Teorías sobre la plusvalía (1863).

El Manifiesto también ha influido en la literatura. En la obra Espectros de Marx, Jacques Derrida usa la tragedia Hamlet de William Shakespeare para hablar sobre la historia de la Internacional, mostrando la influencia que la obra de Shakespeare tuvo en los escritos de Marx y Engels. Christopher N. Warren argumenta que el poeta inglés John Milton también influyó en el trabajo de Marx y Engels. A su vez, el cantante John Lennon se inspiró en el Manifiesto para su canción Imagine, donde dice: "Imagina que no hay más religión, no más país, no más política".

En 2013, el Manifiesto fue incluido en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO junto con el primer tomo de El Capital. En 2015, el Manifiesto fue la obra más vendida por la editorial Penguin Books en sus ediciones de bolsillo.

Actualmente existen versiones adaptadas de la obra en formato de cómic, novela gráfica y manga.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: The Communist Manifesto Facts for Kids

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Manifiesto del Partido Comunista para Niños. Enciclopedia Kiddle.